Partida Rol por web

Si que hay trastos por medio, ¿te has planteado alguna vez ordenar la casa? le digo sin esperar respuesta, pues es evidente que no, mientras vuelvo a sentarme en el sofá, escuchando su versión de Mcmord, no me sorprende, ese tipo de gente, ambiciosa, suele tener dos salidas, una bala en la cabeza en un sucio callejón, o una rápida ascensión siendo él el que dispara.

Acaricio el lomo del perro, y luego su cuello, pero cuando se acerca a la cara lo aparto con delicadeza, No tío, no soy de besar en la primera cita sonrío, nunca me disgustaron los animales, pero tampoco nunca tuve tiempo para uno. ¿Esta chica no sabe sentarse de manera normal?, dudo mucho que haga algo de manera normal.

Si, me refiero al mejicano de la otra noche, y bueno, yo no diría que me cae cojonudamente, es un tío peligroso, créeme sus movimientos, su soltura, tenía que averiguar un poco más sobre él antes y vaya si acojona muevo la cabeza de arriba abajo, para reafirmar lo que realmente inspiraba ese tipo.

En ese momento, suena el pitido del microondas, me levantó estirando la mano hacia Zoe para que se quede quieta, Ya me encargo yo y en un ejercicio de habilidad, logro llegar a la cocina. Y tras abrir un par de puertas, pillo un par de platos y un par de tenedores. Abro el horno y saco la bolsa con cuidado de no quemarme, distribuyendo entonces el contenido, una especie de aros redondos de pasta rellenos de no sé qué compuesto vitamínico, por lo menos eso pone en la caja. Busco también un par de servilletas y una bandeja, pero esto último es demasiado pedir ya, así que con un plato en cada mano, regreso a la sala de estar.

Señorita digo a Zoe sonriendo mientras le tiendo el plato, volviéndome a sentar, frunciendo el ceño mientras mastico el primer bocado, y señalándola con el tenedor No se trata de mi y Whisman, ella es la directiva del equipo, pero yo decido quien forma parte de él y nada mejor que unos jugadores con fuertes motivaciones.

Y a mí no se me da bien burlar sistemas de seguridad, digamos que… dejo el plato en la mesa, y escojo dos cacharros que hay sobre la mesa no encuentro ninguna diferencia entre uno y otro

Separo a Trapos de Winter tirando de la cadena de metal cuando empieza a agobiarse el buenorro, con voz cariñosa -Ven aquí, petardo- le hago un par de caricias en la cabeza y la levanto cuando se acerca a mi, frenético, llevándome de premio unos cuantos lametones en el cuello, empiezo a reírme -Venga a dormir ya, joder…- me lo achucho dándole un abrazo y lo dejo ir, tan contento, dirección la habitación de la cama grande… No sabe na el artista…

Abro la boca para decir que ni de coña se levante a preparar lo que falta, que lo hago yo, pero bueno, me acabo recostando de nuevo, mirando hacia arriba mientras lo veo trajinar en “la cocina”, no es tan mal tío cuando quiere. Pero la atención vuelve a la tele al escuchar unos nuevos acordes, abriendo los ojos de par en par y llevándome la mano a la frente. -Hijos de puta… ¡A esos los conozco!

Que cabrones, ¡Lo han conseguido! Sonrío de imaginarme a Keith ahí, encender la tele y verlo con la melenita al viento y rodeado de chavalas. Guah!! Me moriría de gusto.

Levanto la mirada sorprendida cuando el nene de la cara de ensueño vuelve, poniendo cara confusa cuando se dirige a mí… ¿Señorita? … -eh, umm… gracias tío…- Centro la atención en el plato que me tiende ¿El colega es del pleistoceno o qué? ¿Y a ti por qué coño te ha gustado eso?

Me levanto como un rayo hacia el cuarto de baño, sonriente, y regreso con un rollo de papel higiénico. Es momento de ponerme seria, la rubia esa me corta siempre el buen rollito, ella no va a tener ni puta idea de que soy yo, sonrío imaginándome su mosqueo, que se aguante. Órdenes del buenorro. Cojo el tenedor y me pongo a comer, dejo la cerveza en la mesa y me siento como estaba, ocupando su sitio anterior ahora con el plato. Mirándolo interesada con lo de los sistemas de seguridad, desde luego no sería la primera vez que bloquease uno, de algún sitio teníamos que sacar la comida, supermercados de las gasolineras, cajeros de carretera…

Y me río, que desastre. Suelto el plato en la mesa -Joder, macho, desde luego… A ver, esto- Cojo uno de los aparatos -es un motor de un termo Chiba 70-W y lo otro- toqueteo un poco el de al lado para enseñarle los botones -Es el panel de programas de un robot de limpieza Pazd Hum, ese nuevo que anuncian en todos lados… les ha salido un poco malo.- Lo miro divertida -¿De verdad no los diferencias?

Pues si pones el uno en el otro te cargas la instalación eléctrica del edificio. Y te puedes despedir de que el robot te limpie los calzoncillos en una buena temporada.- Sonrío ampliamente y los suelto finalmente. Trago a la cerveza, intentando poner orden en mi cabeza, en lo importante, básicamente. Que parezco una niñata. Lo miro fijamente y seria de nuevo, es una mierda, cada vez me cuesta más.

Vamos a ver, Winter, que te cuesta la vida explicarte… estoy harta de hacerte preguntitas, coño.- Quiere confianza, pues toma, lo que estoy diciendo me está saliendo del alma esa que dicen que tenemos todos, aunque yo, de algunos, lo dudo mucho. -¡¿Dón-de se-rí-a y Pa-ra qué?!

Estoy atento la explicación de Zoe sobre los cacharros, no, miento, estoy atento a Zoe, a su sonrisa, al entusiasmo que pone cuando gesticula, es mucho más interesante que el modelo ultra mega dos mil del jodido robot, agradezco tu esfuerzo, pero para que te hagas una idea, en casa me tienen prohibido tocar los aparatos de más de dos botones sonrío, pero me encuentro con esa cara seria que pone cuando quiere preguntar algo.

Tomo aire y echo mi espalda hacia atrás, irguiéndome, sujetando el plato con la mano izquierda y el tenedor en la derecha, Está bien, te hablaré del equipo contrario, no te alteres, aunque, reconozco que cuando te pones en plan batallador tienes tu aquel ¿eh? le hago una mueca más simpática que burlona, arrugando un poco la nariz. Hay un tipo que tenemos que llevar a Whisman, Berthod Valiant, un tecnomante cuyo cuartel general está en la parte sur de la zona de combate, por lo visto ese hombre tiene el cuaderno rojo de las jugadas de Mcmord y conocer la estrategia del rival, te permite anticiparte a ella.

Pero no será fácil, según la rubia, está bastante bien protegido, y vamos a necesitar un buen plan y unos buenos cojones para arrastrarlo fuera de su cubil pincho un trozo, pero aún no me lo llevo a la boca, tu deberás ocuparte de puertas, posibles cámaras y cualquier otro tipo de seguridad electrónica que allí nos encontremos ahora si como, y, miro extrañado a la pantalla, los tipos esos no paraba de taladrarme los oídos, joder, me fijo con más atención, vaya par de tirados.

¿Tú conoces a esos tipos? bueno, la verdad es que no se dé que me sorprendo, pero aparte de que cantan fatal, no se les entiende un carajo estoy flipando, cualquiera puede salir en la tele ya. Niego con la cabeza, medio sonriendo mientras termino de masticar, alternando mi mirada entre ellos y la chica.

Escucho seriamente, por fin llega, la información importante del meollo, calmadita ahora, es un poli al fin y al cabo, les enseñan a hablar sin que los que no son del gremio entiendan una mierda, por lo menos eso parece. Siempre . La vacilada pasa sin pena ni gloria, demasiado quemada del jodido día para contestarla, demasiado importante el asunto. La concentración, para los que la usamos, es lo que tiene…

No voy a poder ayudar con nada que no sea eléctrico, las cerraduras y yo no nos gustamos, eso se le da bien a Keith, que además entiende con las armas.- Bebo de la birra, el último sorbo, amargo y agradable, aunque ya algo calentón. Lo tuyo no es que sean las delicadezas, amiga, pero bueno, no creo que a éste le apasionen mucho tampoco. Las indirectas, cuanto más directas, mejor.

Le tengo que dar un par de vueltas al tema, no por miedo a joder a McMord, sino porque afecta a Trapos y a Keith si sale mal. A ver a él que le parece.- Tenemos que hablarlo, si se digna a aparecer algún día, claro. ¿En que andará el capullo? No me preocupo más porque sé perfectamente lo bien que sabe mantenerse con vida.

Seria otra vez procedo a comer en silencio, cuatro o cinco bocados, entre los cuales se escapa un largo bostezo, joder, si es que no he dormido nada en la última puta noche. Levanto la vista cuando cambia de tercio a otro más ameno, haciendo lo propio con mi tono, bastante más distendido ahora.

Los conocí hará cuatro años, en unos conciertos... pero que no eran ellos los que cantaban, los colegas estaban así, tiraos en el suelo tocando para el que quisiera escucharlos entre grupo y grupo.- Una pequeña risa, sin dejar de sonreír al mirar a la tele …Una mano del barbitas en cada cadera, una invitación susurrante en el oído: ir a dar una vuelta para ver las estrellas en un sitio menos concurrido… El bello de punta.

Tocan en otro idioma a propósito, es francés o español, creo. Decian que sus letras no eran políticamente correctas…- Amplio la sonrisa, mirando al poli esta vez… Tu nombre será el título de mi primer disco, nena... me pregunto cuántas veces habrá dicho esa gilipollez y cuántas otras le habrá funcionado. ¿Cuáles será las que dirá el buenorro para engatusar?... alguna de la que ya ha soltado, seguramente. La más reciente tiene papeletas de ser una. Me encojo de hombros, es mi deber defenderlos un poco, en persona ganan -A mi me hacen gracia.

Suelto el plato y el tenedor cuando termino de cenar, frotándome un ojo lentamente y recostándome un poco en el sillón, vale que está para tirarlo, pero es cómodo de cojones. Coloco las manos detrás de la cabeza, a modo de improvisada almohada, estirándome otro poco.

Tú me avisas cuando el equipo esté completo, ¿no? con la información del sitio, modelo de cada aparato y toda esa mierda que hará que no nos trinquen. Como buen “jefe”.- Lo miro, sonriendo pero sin demasiada alegría en los ojos. Una pregunta me está quemando la garganta, y sería una de las pocas veces que me callase si no fuese porque voy a soltarla -¿Por qué yo, Winter?

Keith, a ese no lo había invitado a la fiesta, aunque también podría ser de utilidad, parece que vale para algo más que para ligarse a Whisman, y parece que a ella le importa bastante, eso es bueno, preocuparse por los suyos, eso ayudará. Parece que él también quiere jodernos a nosotros, aunque no sé cómo ni de qué manera, por eso creo que es bueno adelantarnos.

Termino mi comida mientras ella cuenta la historia de los cantantes, sonriendo, vaya personajes, aunque lo mismo tienen gracia y todo si los entendiera, me levanto con el plato en la mano cuando ella termina también dame, los llevaré a la cocina, le sonrío, se te ve cansada, pensaba que te iba más la fiesta otra vez al slalom para llegar al fregadero, donde suelto los platos, buscando algo para fregarlos, me pone algo nervioso este desorden.

Yo reclutaré al resto, por eso no te preocupes no tardo mucho, apenas son un par de platos, y vuelvo para encontrarme una vez más con su mirada, y con su pregunta. Me quedo unos momentos pensativo, más serio, y me acerco a ella, saco la pistola y la dejo sobra la mesa, justo al lado, y sentándome en el sofá, pero más cerca esta vez, haciéndole un gesto con el dedo para que se acercara, y mirando a mí alrededor, como confirmando que estuviéramos solos, con libertad para hablar.

Verás, hace algún tiempo empiezo a hablar más bajo tuve un caso un poco peculiar, iba detrás de una banda de rastafaris, jamaicanos, traficaban con dos case i, aquella droga tan popular hace un par de años, ¿la recuerdas? cuando asiente, sigo hablándole, aún en tono de confidencia bueno, pues un compañero, un gilipollas llamado Skiles, se empeñó en acusar a una pobre mujer que nada tenía que ver con aquellos camellos, su única culpa era ser la tía de uno, y que este viviera en su casa, pero ella no tenía ni idea de lo que hacia el inútil de su sobrino bajo un poco la cabeza, algo avergonzado.

Bueno, esto es un poco raro, pero ella, era una fiel seguidora de las tradiciones antiguas de su país, vudú y todo eso, era como una especie de adivina me encojo de hombros, no es fácil contar esto sin echarse a reír bueno, yo tampoco creía mucho en eso, pero era una buena mujer, y se quedó algo sola, así que nos hicimos algo así como amigos, y ella, pues, me aclaro la voz y vuelvo a revisar con la mirada el salón se ofreció a leerme el futuro, rollo adivinatorio, obviamente, no me creía nada, pero la mujer insistió, y bueno, creo que se lo hubiera rechazado la habría ofendido, y…

Levanto la mirada, buscando ahora sus ojos y tomando su mano me dijo, que, sucedería una gran desgracia, decía que veía fuego y destrucción, pero, que en medio de aquel caos, conocería a una persona con ojos tan verdes como esmeraldas de Zambia, alguien especial que me ayudaría en un momento complicado mi voz es apenas ya un hilillo, y vuelvo a bajar la cabeza, sin creerme lo que le acabo de contar, suspiro por eso tú Zoe

Levanto la cabeza de nueva cuando se empeña en fregar, joder macho, ya lo haré mañana… o pasado. Me recuesto un poco más, encogiéndome de hombros mentalmente, tú mismo rubito. Si estás hiperactivo, así dormirás mejor. Un amago de sonrisa cuando se cachondea sobre si soy fiestera o no, centrándome de nuevo en la tele, seguro que te tumbo.

Cuando vuelve, casi me he quedado dormida de lo a gusto que estaba, me incorporo, y me concentro de nuevo en las cosas que está diciendo. Abro los ojos un poco confundida y me acerco a él, con creciente curiosidad al secretismo del momento, nada cohibida, soy fuerte o ya me estoy inmunizando. Escucho con atención cada palabra que dice mientras coge mi mano, en tensión, con ceño fruncido, pues no tengo ni puta idea de que pinta la vieja, el Spikes y el drogata conmigo, no conozco a ninguno… que yo sepa.

Acaba de hablar, a la misma vez la expresión cambia a seriedad y mala leche. Un par de segundos mirándolo a los ojos mientras todo cuadra en mi cabeza… Hijo de puta… -Te crees la hostia de gracioso. ¿Verdad?

Retiro la mano inmediatamente y me aparto de él, sin que la cara se relaje -Pues no lo eres, sólo eres un poli gilipollas que se lo tiene creído.- Esto es para mear y no echar gota… Levanto un dedo y lo señalo, entre ceja y ceja, maldito capullo…

El único motivo por el que no mando a tomar por culo el asunto es lo que acabas de decir sobre que McMord va detrás de Keith y de mí.- Sonrío con mala leche, apartando las manos de él, hacia mí -Tú tranquilo que no me voy a tomar la molestia de preguntarte, me las averiguaré por otro lado.- Miro al border line que tengo frente a mí, cabreada con la idiota que tiene frente a él. Esto te pasa por lista. Por creer que, a lo mejor, alguno se salva.

Te lo voy a decir una vez: La próxima vez que te rías de mí en mi cara, te va a doler.- Vocalizo despacio y mortalmente seria la última frase, frunciendo el ceño, con un evidente y silencioso “¿Te has enterado?” en los ojos -Tómate el aviso como una muestra de “confianza”, aunque no tengas ni puta idea del significado de esa palabra. Pero ni puta idea.- Niego con la cabeza, cogiendo aire. Ya se ha jodido todo, lo que no sé es de que coño me sorprendo.

Me levanto y dejo las manos apoyadas en la mesa, brazos extendidos, todavía seria. -Y ahora - Señalo la puerta con la cabeza, brusca. Volviendo enseguida al guapo vomitivo.

Lárgate.

Me levanto a la vez que ella, poniéndome serio, aunque no tanto, no me sorprende para nada su reacción después de la gilipollez que le he contado, bien, un punto más, es bueno saber cómo van a comportarse los miembros de tu equipo.

¿Y tú te crees la hostia de dura verdad? sin moverme un ápice, sereno y sin alzar la voz Te he dicho que te quiero en mi equipo porque haces tu trabajo de puta madre, ¿te gusta que te lo repita? la miro aún con calma pues te lo repito, eres cojonuda con toda esta mierda abro los brazos abarcando los trastos.

Pero también necesito saber que vas a mantener la calma cuando te provoquen, que no te vas a dejar llevar por un maldito impulso tengo que admitir, que me pone más nervioso de lo que quisiera, así que apoyo ahora las manos en la misma posición que ella, justo enfrente, la pistola ahora en medio.

¿Qué me va a doler si me vuelvo a reír de ti?, ¿qué vas a hacerme, pegarme un buen guantazo? le digo con sorna, no me jodas Zoe, lo que sí que me dolería de verdad es que te volaran la cabeza porque no seas capaz de contenerte la miro a los ojos, verdes y llenos de mala leche, orgullosos y preciosos. No puedo repetirte las cosas tantas veces, no cuando nos estemos jugando el culo, eres buena, mucho, pero tienes que estar convencida, ¿confianza?, voy a poner mi vida en tus manos cuando vayamos a por ese tipo no me fastidies.

Y si para que las cosas salgan bien tengo que reírme de ti otra vez, lo haré, prefiero que me creas un gilipollas creído a que te maten le devuelvo la mirada de ¿te has enterado?

Cuando empieza a hablar mi careto se mosquea más, si es que era posible. ¿Dura encima, Subnormal De Mierda? Al final se va a llevar la leche que lleva pidiendo un rato. La imagen es clara en mi cabeza, calambrazos, tiros, puñetazos… Frunzo el ceño y respiro profundamente cuando empieza lo de después… desinflándome conforme continua con, me cago en todo lo que se menea, lo que parece una merecida y coherente charlita.

Aguanto su retahíla, paciente ahora, flipando en colores por lo que dice. La madre que parió al buenorro (vuelve a serlo), ¿Preocupándose por mí?... lo mismo no va a ser un jefe tan jodidamente malo. Que asco de todo, de verdad.

La tensión se diluye, un poco nada más, la seriedad no. Yo también tengo un par de aportes a su elocuente discurso. Entorno los ojos, hablando un poco más tranquila…. Mierda de tíos.

Te he preguntado por saber si antes de ir al taller ya lo sabías o no. El motivo por el que fuiste a buscarme allí. Me suda la polla que pienses que lo hago bien o no. Sé perfectamente que soy buena. Llevo toda la puta vida arreglando cosas.- Lo miro mosqueada, aunque ya no tengo tantas ganas de estrangularlo como antes, supongo que eso es bueno…

Ya deberías saber que aguanto bien la presión, ¿O acaso no lo hice en el edificio ese de mierda? No me jodas tú a mí tampoco: ha sido gratuito lo de tocarme los cojones de esa manera. Un movimiento con la cabeza, fijos los ojos en los suyos, Zoe, cállate la boca y no continúes…

Vale… digamos que, a veces, salto pronto…- Las palabras éstas se me están atragantando. Idiota eres… pero no, lleva ¡Sólo algo! de razón, no es la primera vez que oigo eso, Keith, Muchk, mis padres…. Hasta el puñetero McMord me lo soltó alguna que otra - Pero no cuando me juego la vida, no he llegado hasta aquí por casualidad. Así que no me... no me…

¿Cómo coño se dice? Puff, que mierda es intentar hablar fina -valores de menos. Y no juegues conmigo más porque vas a cobrar, te parezca bien o no.- Levanto las cejas y ladeo la cabeza, sonriendo autosuficiente “Es lo que hay, clavalito” -Esa no es forma de unir a la peña que no se conoce de nada. Idiota.- Me cruzo de brazos, o eso o le tiro una cerveza vacía, la lengua paseándose, enfadada todavía, por los molares. Y yo extrañamente satisfecha. La madre que me trajo al mundo, que a gusto se quedó.

Tenía razón, se había comportado decentemente allá abajo, pero allí no había gente dispuesta a matarte sin preguntar, todos eramos victimas, aquí seremos los cabrones que intentan joderlos, pero a pesar de su enfado, no puedo evitar una sonrisa al oírla hablar, breve, pero sonrisa al fin y al cabo. Siempre es bueno que confíe en sí misma.

El verde centelleante me atrae a pesar de todo, chispazo de pasión defendiéndose, a veces salto pronto dice, ja, que morro tiene, siempre salta pronto, no la conozco de hace mucho, pero vamos, hay cosas tan evidentes. Alzo las manos negando con la cabeza. ¿Qué ha sido gratuito?, piensa lo que te dé la gana, es mi manera de hacer las cosas es difícil cabrearme, pero realmente lo está consiguiendo.

¿Qué te infravaloro? vamos, lo que me faltaba por escucharle, ¿Cuántas veces le he dicho que es jodidamente buena y que la necesito? me separo de la mesa, regresando al sillón para coger mi chaqueta, tengo que largarme antes de que la cosa se desmadre, pero encima, vuelve a amenazarme, abro los ojos asombrado, para encontrarme con esa sonrisa, ¿Cómo? dejo la chaqueta sobre la mesa, afilando la mirada sobre ella, y señalándola con el dedo, ¿Tú vas a pegarme?, ¿Me amenazas? sonrío yo también ahora, manda huevos con la chica.

Dime Ojos Verdes remarcando su mote, ¿Acaso insultar es tu genial plan para unirnos? muerdo mi labio inferior, mientras no pierdo detalle de sus gestos, hablas demasiado sin escuchar sonriéndole retador, alzando ligeramente el mentón, no me obligues a hacerte callar

Infravaloro…eso, coño, eso era Demasiado flipada con el rubito como para darme un golpe en la frente al caer en la cuenta. Mamón como me está calentando.

Sí que lo haces, no sabes nada de mi vida y te pones a medirme y no sé cuánto, a reírte de mí y luego rollo protector de tercera… pues entérate de que no soy gilipollas. Y que no me hace falta tu ayuda para sobrevivir a esta noche.- Me encojo de hombros negando con la cabeza a machote man… la conversación más larga que tengo con un tío que no es Keith en un montón de tiempo… y ya estoy hasta los cojones.

Bueno, tú no vaciles tanto de tu método, que eres “todo guay” hasta que se te toca la vena sensible y decides salir escupío importándote todo una mierda, ¿O no? Eso si es profesional y motivo pa confiarte mi vida, ¿Verdad? Se ve que cada uno tenemos el nuestro. El mío es sinceridad y respeto. Cuando me dejan… claro.- Suspiro mirándolo a los ojos, algo menos contenta, es bastante probable que haya sido un golpe bajo, pero los suyos no es que hayan estado a al altura de la cabeza precisamente.

Por última vez, no te he amenazado, te he avisado para que no te acabe “picando” el cuerpo.- Trago saliva, y no se lo explico porque no me sale de la polla. Una pena.

El que dice que es un unificador andante me está provocando de nuevo, todo conciliador el buenorro. Debería dar un paso hacia él y decirle que… pero por algún extraño motivo, su mirada o sus palabras o lo que quiera que narices sea, veo más seguro quedarme donde estoy. Yo siempre hago caso de mis instintos, me mantienen con vida, algunas chulerías me han salido caras. Hablo levantando los pies del suelo… pero dirección el fregadero.

La llevas clara si te crees que me voy a callar cada vez que te salga de tus santos cojones. Pero clara, chaval.- Cojo un vaso y le echo agua un poco amarilla para mi gusto, pero es lo que hay, luego me giro y me recuesto en la encimera, algo más tranquila -Te propongo un trato a largo plazo, tú no me vacilas y yo a cambio no te hago pupa. Los dos ganamos, Winter - Sonrío mordiéndome los labios. Una sonrisa nada inocente.

Gilipollas no, pero un poco hija de perra sí que es, vale, yo he empezado esto, pero no me gusta una mierda el cariz que está tomando el asunto, que no me joda con mis motivaciones, aprieto el puño izquierdo, jodido, ese golpe ha llegado con claridad.

Lo acusa mi mirada, que se desvía de la suya, mirando uno de esos cacharros, mándala a la mierda, mándalos a la mierda a todos, siempre metido en putos líos sin necesidad, levanto los ojos para seguirla cuando se mueve, plantado en mitad de aquel bosque de artefactos, aprieto los dientes y voy detrás de ella, aunque no termino de cruzar el salón.

¿Ves como no escuchas una puta mierda? Te dije que mis motivos eran solo míos más dolorido que enfadado ahora, joder, yo no voy a fallarles, nunca lo he hecho hasta ahora, la lealtad y el compañerismo, si es casi lo único útil que he aprendido en la puta comisaría. ¿Por qué coño te has comportado así?, ¿a qué coño juegas Winter?. Me siento en uno de los trastos más grandes, sin tener demasiado en cuenta lo que es. La mirada apuntando al suelo, cansado.

Lo siento Zoe buscando sus ojos, si vas a pedir disculpas, hazlo bien, joder, por lo menos mírala ¿por qué coño te has puesto así?, me incorporo, sopesando su propuesta, en serio, me he pasado, jugueteo con mis dedos, pero con respecto a tu ofrecimiento, no puedo aceptarlo, me pones demasiado nervioso como para no vacilarte sonrío, aquellos gestos, esa aire de suficiencia, sus brazos y manos eternamente manchados, y esos ojos que me llamaron la atención desde el primer momento.

Creo que será mejor que me largue

En el periodo de tiempo en el que seguimos midiéndonos mientras nos miramos a los ojos, los acordes de una nueva canción comienzan a ocupar el espacio entre ambos.

Ya le iba a gritar, con lo que se pasa no es para menos, un alto y claro -¡No te los estaba preguntando, subnormal profundo!- pero me cierra la boca con lo que continua, completamente fuera de juego, y parece tan abatido que me da hasta pena llevar la razón. Me muerdo el labio inferior con sufrimiento en la expresión cuando lo veo sentarse en lo alto de la torre del ordenador del cuarto… madre mía, hasta que no rompa algo no va a parar. ¿Quiere que me entrampe o qué? Pero también esto pierde importancia en seguida, algo parecido a remordimientos empieza a revolotear por mi cabeza… lo que yo decía, una estúpida integral que no aprende ni harta de vino… ni aunque esté sin probar alcohol.

Vale… no te preocupes. Yo también la he cagado bastante.- Me giro despacio y vuelvo a llenar el vaso de agua, tendiéndoselo con suavidad cuando está lleno de nuevo. A mí me ha servido para calmarme. A él a lo mejor lo ayuda a activarse, se ha quedado como flojo, y sé en que momento ha sido. Y yo, algo triste. Que raro es todo. Y que poco divertido. De lo que ha dicho a que le caigo mal hay bastante poco.

Bueno, supongo que puedo intentar pensarme dos veces las cosas que te digo, y no ponerte tan nervioso.- Le dedico una amplia y cordial sonrisa de la paz y me encojo de hombros, es todo lo que tengo, puede que demasiado -Vaya dos ¿eh? La hemos montado bien en un momento.- Levanto la mirada hacia la puerta por la que salió mi perro -Me extraña bastante que Trapos no haya salido a defenderme… se ve que le has caído bien.- En el tono no hay ganas de regalar el oído, sino retazos de clara sinceridad y algo de confusión.

Cuando dice de irse, asiento comprensiva, si es lo que quiere hacer, pues que lo haga, ya se lo he dicho, respetar lo que a cada uno le apetece en cada momento, si toda la gente hiciese eso, el mundo iría bastante mejor. Me incorporo y me acerco al salón, sentándome esta vez en el sofá, miro su pistola en lo alto de la mesa, sonrío y finalmente se la señalo, ha tenido buen detalle ahí, eso se lo tengo que reconocer al poli este que está un poco pirado -No te olvides la pipa, colega, que seguro que te hace falta antes de llegar al bajo… las ratas de aquí son tamaño gato.

Levanto la mirada sonriente todavía, y está se amplia al caer en la cuenta de algo mientras lo miro, cojo el rollo de papel higiénico y tras envolver la mano derecha un par de veces, se lo acerco, cordial y divertida -También… je, deberías limpiarte la frente.- Medio riéndo se la señalo con el dedo índice de la mano izquierda, que poco ha faltado para que lo use para otra cosa. Una mucho menos agradable. Un trozo pequeño de dicho papel lo utilizo para apuntar mi teléfono. Me cago en todo que tengo la sensación de que ya me he metido en esta movida. Puto careto el del poli, encima.

Extiendo ambos brazos por el respaldo del sofá y relajo las piernas. -Ya en serio, ya sabes, me avisas con lo que sea.- Me vuelvo a encoger de hombros, ahora, buenorro, como los niños buenos, a casita a soñar con los angelitos.

Cojo el vaso de agua que me tiene, tal vez hubiera sido mejor algo de vodka, un buen par de tragos y a dormir sin mayores complicaciones, no sería la primera vez, ni la segunda, pero sólo es agua lo que llevo a mis labios, que se curvan ligeramente hacia arriba para agradecer las palabras de la chica, que por otra parte, me agradan por no estar seguro de que encontraría su comprensión después de lo que ha pasado.

La veo pasar delante mía, y cuando nombra al perro hecho un vistazo a la habitación, mientras dejo el vaso en la encimera, a medio vaciar, no tenía que defenderte de nada sería lo último, por eso no ha salido, es listo una cosa es que me haya ido un poco de los nervios, y otra que pensara siquiera en hacerle algo a Zoe, joder, más de un abismo media entre ambos casos.

Devuelvo el asentimiento cuando no pone ninguna pega para que me marche, aunque, joder, decepcionado porque no lo haga, ¿qué coño te pasa con esta tía?, quieres protegerla, luego la odias, luego no quieres largarte, puf, vaya desastre, como ella dice Si, conozco a ese tipo de ratas vuelvo a sonreírle, aún algo forzado, mientras me acerco a la mesa rodeando el sofá donde está sentada. Agarro la pistola, pero antes de guardarla, saco mi camiseta por fuera, que me está agobiando ya, y luego meto la pistola en la parte trasera del pantalón mientras me giro hacia ella, volviéndola a rodear en dirección a la puerta, esquivando trastos una vez más.

¿Qué? la miro extrañado cuando dice lo de la frente y me tiende el papel, ah por fin caigo, lo cojo, recordando cuando lo manché, y mirándola mientras lo paso distraídamente por mi cara, más pendiente una vez más de sus gestos, y pillando su teléfono, en cualquier otra circunstancia le habría vacilado, claro está, pero sigue por alguna razón, no me sale, deben ser esos malditos nervios. O esos Ojos Verdes. Debería irme.

Tranquila, te avisaré en cuanto hable con Machete y voy para la puerta, deduciendo que no me va a acompañar, pero enseguida me detengo, Joder, la chaqueta y me doy media vuelta para agarrarla, estirando el brazo para no tener que pasar otra vez delante de ella, pero claro, tanto caminar por esta casa, es tentar la suerte, y tarde o temprano, tenía que suceder, mi bota pisa donde no debe, se oye un crujido nada reconfortante de plásticos que se parten, y pierdo pie. Mi mano busca agarrarse a la mesa, para no estrellarme, pero lo único que consigue es tirar otro de esos trastos al intentar sujetarme a él, mi cabeza rebota dolorosamente contra el borde redondeado de la mesa, haciéndome caer hacia atrás.

Y claro, obviamente, justo encima de Zoe, para rematar la noche. Si su forma de sentarse hubiera sido más adecuada, probablemente me hubiera hecho más daño, así que la agradezco, pues su barriga a amortiguado el segundo golpe de mi cabeza, aunque su rodilla se clava dolorosamente en mi espalda, abro los ojos, cerrados por instinto, y sonrío, aunque dolorido y llevándome una mano a la sien, donde un buen moratón se está empezando a formar, pero claro, también me doy cuenta de que me encuentro de rodillas entre sus piernas.

Levanto la cabeza, la mano libre apoyada en una de sus rodillas, y con la cara a la altura de su estómago, ahora sí que no puedo evitar una sonrisa amplia y franca, Te prometo, que desde mis tiempos del instituto, no me hacía falta usar este truco para que una chica me cogiera entre sus brazos río un instante, o entre sus piernas digo alzando un poco las cejas de manera inocente, sin perder la sonrisa en ningún momento.

Todo iba bien, el buenorro ha decidido que nos toca descansar, así que me relajo un poco más en el sofá, centrándome en lo que dice, es mucho mejor que emparanoyarme con idioteces. Le sonrío cordial cuando hace la broma y espero a que termine de acicalarse para verlo partir. Pero eso no llega a ocurrir. Lo que pasa es que pareciese que el cuarto estuviese bailando sobre sus pies, y que los muebles le siguiesen el rollo, mis ojos intentan seguir todos los matices, pero es imposible, mi cara de alucine no tiene nada que envidiar a la que puso la rubia cuando recibió el Killer Guantazo de Machete. Me pierdo en sus ojos y en su perfecta sonrisa cuando por fin aterriza, manda huevos el sitio.

Hostia puta… que viaje- Intento reprimir una sonrisa gigantesca debida al conjunto de la escena, sin ningún éxito, más bien todo lo contrario, conatos de risa intercalan las frases que intento formar, las mejillas ligeramente enrojecidas por la situación tan… violenta, eso, violenta.

¿Te… te has… hecho daño…, pubertoso?- Me muerdo el labio, en otro vano intento de conseguir la escurridiza seriedad mientras me armo de valor y meto mis brazos por sus axilas y procedo a levantarlo apoyándolo en mí… Que bien que huele tan cerca el cacho de trozo de pedazo de tío bueno. Y la imagen de hace un momento cuando se ponía la pipa no ayuda. Que mierda de todo…. Lo giro para que quede sentado en el sofá, lenta y suavemente, esperemos que éste sí sea un lugar seguro para él. -Quédate aquí quietecito un momento…. anda.- Carcajada final. Imposible dejarla guardadita.

Le niego con la cabeza y me voy sonriendo… iba a mirar al suelo, pero creo que no quiero saber lo que ha roto... todavía no. Llego hasta la cocina y abro el congelador del frigorífico, escapándose ahora sí, una sonora y larga carcajada escondida tras la puerta, me muerdo el labio inferior y saco unos cuantos hielos que coloco en un trapo no especialmente reluciente.

Vuelvo hasta donde esta el torpe oficial y me siento de rodillas en el sofá, en el lado que se ha llevado el golpe contra la mesa. Me concentro en la herida y coloco suavemente la tela, presionando apenas nada, dejando que descanse su cabeza sobre el otro lado, sonriéndole -¿Algo mejor, Winter? Tú… - Pausa dramática de las que me gusta hacerle -¿Te acuerdas de tu nombre, no?...

Lo miro con cara fingidamente preocupada por ese dato y arrugando teatralmente el entrecejo, levanto el trapo y vuelvo a colocárselo, igual de pícara ahora, pero menos fingida -Creía que los polis hacíais pruebas de obstáculos y todo eso… tú perdías ¿no?- Me muerdo el labio inferior, riéndome un poquillo -Perdona… de verdad que lo estoy intentando...- Me llevo una mano a la cara, a frotarla, si creyese en dios le diría algo como… “Dame fuerzas para dejar de reírme” Pero como sé que no existe, pues me jodo.

Me dejo hacer, claro, es lo mejor en estos casos, la muy …. No para de descojonarse, la verdad has que ha debido de ser divertido, ¿pero luego se ha puesto colorada?, ¿y esas prisas por sacarme de allí? No, no, estoy bien colaboro un poco, aunque algo mareado, para llegar a esta el sofá antes de que todo empiece a darme vueltas.

Recuesto la cabeza mientras ella se aleja, vaya, me gustaba que estuviera pegadita, No te rías… más, podía haberle pasado a cualquiera yal y como tienes todo lleno de cacharros le digo sin ningún tono de reproche, incluso riéndome yo de lo absurdo de la situación. Echo un vistazo de reojo, para confirmar que no me este mirando, y me llevo la mano al lugar del golpe, la hostia, como duele, joder, malditos trastos, podía haberme abierto la cabeza. Pero atento a su regreso, para volver a sonreír.

En serio… no tienes que molestarte, no es nada ¿por qué no se sienta como las personas normales? Pero tampoco es que ponga mucha resistencia, sonriendo ante sus palabras, ya estaba otra vez riéndose de mí, aunque ha sacado su vena delicada, eso sí que es una sorpresa, muy agradable por otra parte. Y otra vez con sus bromas, y no puedo evitar volver a reírme, pero es que al hacerlo me duele más, no puede ser.

Aprovechando su precaria situación en el asiento, agarro de su brazo, el que no tiene el hielo, y doy un tirón la chica, lo suficientemente fuerte como para tumbarla de espaldas sobre mis piernas, aunque sin llegar a hacerle daño, y colocar mi brazo bajo su cabeza, sosteniéndola, la otra mano cogiendo la suya, con el trapo helado entre ambas. Te he dicho la miro ahora fijamente, sin perder la sonrisa en ningún momento, cautivado por sus verdes ojos, irresistiblemente atraído por algo que no soy capaz de definir.

Acerco un poco más mi rostro al suyo, inclinando un poco la cabeza hacia abajo, señorita enfermera digo suavemente, percibiendo claramente su olor, el calor de su cuerpo, pero aún confundido con las sensaciones que me llegan que no te rías más de mí, me estas obligando a callarte esa preciosa boca tuya de otra forma casi rozando su rostro.

Como si su mareo fuese contagioso, empieza de repente a dar todo vueltas a mi alrededor, la mirada pasa a perpleja de la hostia pues no entiendo nada, hasta que quedo quieta en, joder con el poli de los huevos, en sus piernas, acunada por su musculoso brazo.

Y eso no es lo peor.

Sus palabras me paralizan instantáneamente, ver sus perfectos labios de ensueño hablando de algo tan anodino y común como mi propia boca sería un pecado si (volvemos a lo mismo) existiese de verdad un dios. Levanto la mirada y recorro su cara con exasperante pero irremediable lentitud, como si de un aterciopelado dedo invisible se tratase… me detengo en sus preciosos, claros y condenadamente profundos ojos azules, quiebro a su graciosa nariz y vuelta, tras pasar por sus atractivos rasgos que no tienen nada que envidiar a los de los modelos famosos, a esa maldita y atrayente sonrisa que le cuesta tanto borrar de su rostro… todo esto sin que el corazón siga latiendo ni yo respirando con normalidad.

El tiempo ha pasado durante el rato que ha durado mi examen, o eso supongo, porque yo sigo concentrada en el limitado espacio que compartimos sin que nada alrededor importe lo suficiente para despistarme. Trago saliva, definitivamente la sonrisa que tiene me está sentando realmente mal, me ha secuestrado, la observo detenidamente, agradables promesas prendidas en ella y un incipiente calor que promete ser abrasador. Me atrae sin que pueda evitarlo, me llama, proposiciones tan intensas, mi corazón se encoge por lo que viene, por ese reconocible segundo en el que todo puede cambiar entre dos personas, no saber si es una buena idea y tirarte a la piscina, ese dulce y vertiginoso miedo a lo desconocido.

….Lo desconocido….

La última vez resultó ser una gran mierda del tamaño de un autobús.

Parpadeo y cierro los labios que, traidores, se habían comenzado a entreabrir, la cara torna a enfado, conmigo misma por haber sido tan estúpida de estar a punto de caer rendida a una cara bonita de nuevo, sacudida por los asquerosos recuerdos de aquella felicidad ficticia. La mano de los hielos va derecha a su frente, a colocarla en su lado herido, no muy fuerte, pero lo justo para que le duela y me deje salir, dejo ahí su mano y ruedo disparada fuera del sofá. -¡Y tú a mí a hacerte daño!- Soy una retrasada mental, me duele más que a él lo que he hecho. Estoy segura. Me pongo de pie y me giro a mirarlo.

Ya vale por hoy de juegos, Winter.- Resoplo y me llevo las manos a los pantalones, sacudiéndolos, la respiración es acelerada y las mejillas siguen coloradas, claro, todo es culpa de haber estado tanto rato concentrada en ese puto instante de mierda, una respuesta puramente física. -Es tarde y estoy reventada.- Y muy jodida ahora mismo -Llévate los hielos.

Aparto la mirada y suspiro mientras me concentro en el suelo… en el suelo que, la puta de oros, la cara se me descompone, tiene hecho trizas el modem de última generacion del tío que sospecho es un hacker, suspiro agobiada por mil quinientas cuarenta y siete millones de cosas y me agacho a coger los cuatro o cinco trozos y entonces… genial, aparece de debajo el mechero láser que prometía una buena propina cuando lo reparase, triturado. Literalmente. Bien, las pelas, al igual que el buen humor que he tenido toda la tarde y la adrenalina por el acercamiento con el buenorro, se acaban de evaporar.

Vuelta a la vida real. A las facturas, a las deudas, a una vida en la que sólo aspiro a sobrevivir con una mínima calidad de vida. Pero un poco más triste. Recojo lo que se puede aprovechar y lo suelto con desidia en lo alto de la mesa. Como para no estar más calmadita, el dineral que he perdido ha sido un antídoto de la leche. Lo miro a los ojos y en silencio, pues creo que no hace falta que diga nada más, mientras me levanto.

Para ser el primer día ya va bien la cosa. De sobra.

El brillo en sus ojos verdes, que por un momento no retan, sólo me miran, el roce de su pelo contra mi brazo, al aliento que escapa de sus labios entreabiertos, la saliva que los humedece, terriblemente apetecibles, anticipo el momento de probarlos en mi cabeza, casi tan delicioso como la realidad… o eso supongo, porque la única sensación que consigo es un golpe en mi magullada sien, Ay dejo escapar, joder, ha sonado como una nenaza, llevo la mano a la frente, sujetando los hielos, mientras observo impotente como escapa, porque es eso lo que hace, escapar, vaya si necesito el frío, y no sólo en el sitio del golpe.

No recuerdo haber sido rechazado estando tan cerca, antes si, tachado de capullo arrogante y demás lindezas, pero una vez conseguida una cercanía, las cosas cambian bastante. Debería estar enfadado y frustrado, pero en cambio, por alguna extraña razón, lo único que puedo hacer es mirarla con incredulidad. Sin atinar aún a levantarme, escuchando sus palabras ¿un juego? Su rostro encendido dice que no le estaba desagradando, maldita sea, me ha mandado a la mierda, debería estar pensando en hacer lo mismo, y lo único que quiero es levantarme y volver a acercarme a ella.

¿Está roto lo que he pisado? pregunto a pesar de la obvia respuesta te pagaré lo que he destrozado mi propia voz me suena lejana, hablando sobre este tema cuando le quiero preguntar porque demonios se ha largado así, pero su mirada seria, casi severa, hacen que deje el tema, incorporándome por fin, y agarrando la chaqueta en el proceso, demasiado calor para ponérmela ahora mismo.

Me acerco a la chica, con una media sonrisa, no estoy enfadado con ella, aunque ella lo esté, o prefiero pensar que aparenta estarlo, conmigo No estaba jugando Zoe hacía mucho tiempo que no me reía de verdad, Me gustas, me gusta estar contigo bueno, empiezo a hacer una idea de porque me pasa esto, si, apenas la conozco y todo eso, pero las cosas pasan demasiado deprisa, si dudas, se escapan.

Me gusta cómo eres Ojos Verdes encogiéndome de hombros me doy media vuelta, y mucho cuidado de no pisar nada, abro la puerta y salgo del apartamento.

No te preocupes, tiene arreglo.- Suspiro cansada, o ni de coña, pero bueno, llegada a este punto, se tira para adelante y se apechuga. Encima ha tenido que ofrecerse a pagarlo… que manía le voy a pillar…

Lo veo de refilón al vestirse, vale, demasiada imaginación Zoe, sólo ha cogido la chaqueta, que gilipollas estás hoy… me refriego el dorso de la mano por frente y mejilla, el pelo se queda pegado a ella, debido al sudor del cual no quiero recordar el motivo.

Y levanto la mirada justo para escuchar lo que dice después, no sé si jugando, pero liándola, liándome, bastante. No es tan dulce, ni tan tierno, capulla, sólo es un guaperas que colecciona tías. Lo que me quedaba por ver, que le creas.

Lo cierto es que parece que de verdad lo dice en serio. Suspiro mientras sigue hablando, mira que es sexy (siempre) el gachón. Lo miro a los ojos, con un nudo en la garganta debido a sentimientos demasiados contradictorios, una opresión que no me deja articular palabra, decirle simplemente que se quede, que siento haberle hecho daño… que le creo y que yo, a lo mejor,…

La puerta se cierra y se zanja el asunto. Y yo me cago en todo lo que se menea. No porque se haya ido, no porque no se haya quedado, sino porque no tengo ni zorra idea ya de nada.

La mano sobre el lugar golpeado, los pensamientos en aquella última mirada, dejando que se recreen esperanzados, pues cuando suba al coche, me obligaré a borrarlos para volver a mi vida. Me he reído, me he peleado, y me he vuelto a reír, y luego te han mandado a la mierda Winter, no lo olvides, han pasado de ti, sí, eso era cierto, pero aquella última mirada… tenía que dejarme de gilipolleces, lo has intentado, y no ha podido ser, ahora tienes que ser un profesional, y ya está, una compañera para el jodido trabajo. Subo al coche y pulso el botón, arranca a la primera, sonrío mientras me obligo a pensar en Ae, en Clay, pasaré a visitarla antes de ir a casa, eso es lo que haré.

Tras regresar del hospital, para en una tienda, para comprar un buen pastel para la señora Swan, habrá que tenerla contenta, porque la voy a necesitar estos días. Recojo a la pequeña tras darle las gracias, es una buena mujer, no ha puesto trabas, y hoy en día es muy de agradecer.

La pobre Ae está tan cansada y desconcertada que ni siquiera aguanta a que le cuente un cuento, así que allí sentado en el suelo, a la cabecera de su cama, con mi cabeza apoyada en la almohada, mirándola, el sueño me vence, un día más.

La mano de Ae me despierta, joder, ¿toda la noche he dormido así?, pero desde luego, el despertar compensa el dolor de espalda que me va a acompañar durante todo el día, la abrazo, buscando fuerzas para seguir un día más. Le sonrío, le doy de desayunar, y vuelvo a abandonarla, que remedio.

A la comisaria, a trabajar un rato, y a ver la información sobre mi siguiente objetivo, Aguirre, creo que en nada se va a parecer nuestro encuentro al del día anterior. Los chicos han hecho bien su trabajo, joder con el amigo, un personaje realmente interesante, para tenerlo de tu lado claro, jodida Whisman.

Un par de llamadas y unas visitas, recalando información sobre Aguirre y el puto netrunner, y finalmente el momento de la verdad, pues nada, habrá que apechugar y no perderlo de vista, aunque claro, un tio que ha sido once veces galardonado con la mejor ejecución, no parece fácil de controlar.

Marco el número de teléfono.

Un par de días después de la explosión y la posterior excursión por las entrañas de algún edificio de Mcmord, el teléfono de Machete suena a media tarde, un número desconocido para él, pero por lo menos un número, nada de oculto ni jodiendas de esas,

Cuando descuelga, una voz vagamente recordada empieza a parlotear al otro lado de la línea ¿Aguirre?, Grasp Winter, estoy seguro de que te acuerdas de mí y mi escopeta espera la confirmación antes de seguir hablando, pero en cuanto la recibe vuelve a la carga, no me cuelgues, no te llamo como poli, tengo que hacerte una propuesta de trabajo, pero para ello necesito verte, sólo te diré tres cosas por teléfono, Whisman, Mcmord y pasta calla un momento, para que las palabras vayan entrando en la cabeza del mejicano.

Si te interesa, podemos vernos a eso de la medianoche en “The Cage” un lugar interesante ese, Machete lo conocía, cualquiera que tuviera algo de conocimiento de las calles de Night City lo conocía, peleas clandestinas, grupos de moda, ambiente de lo más variado, desde bandas de macarras hasta altos ejecutivos buscando un poco de emoción para sus monótonas vidas. Situado en la zona de combate, y fuertemente custodiado por mercenarios que su dueño, Tom Kypes, se encargaba de mantener muy contentos.

Kypes era un tipo que empezó desde abajo, un arreglador de poca monta que fue subiendo en el escalafón, un tipo peligroso con muchos contactos. El sitio era un conocido lugar “neutral”.