Partida Rol por web

Movéis el barco hacia uno de los islotes cercanos, buscando un buen lugar donde tirar el ancla y amarrar vuestro navío.

A lo lejos, la embarcación española cambia su rumbo y empieza a acercarse lentamente en su divagar por las nubes.

Si, digo que han visto. Se aserrcan. - Anuncio en voz alta sin dejar de mirar por el catalejo y sin darme cuenta que estoy sonriendo. - Apuesto no vienen a desir "Hola amigos. Passar, pasar, tenemos comida y mujerres".

A parte de eso, como ha dicho Rodrigo, me mantengo con mi escudo y mi puño cerca. Pero esperaré a sus ordenes para cuando lleguemos a tierra firme.

Elisa pilotó el barco para acercarse a un islote donde tirar el ancla. Una vez estabilizado el barco se dedicó a contemplar la embarcación que se acercaba.

- Si la embarcación es española lo más fácil es pensar que pueden ser aliados, ¿qué opinas, Rodrigo? - algo en su voz indicaba que ella misma no estaba del todo segura de sus palabras y sus gestos, revisando su fusil, lo corroboraban.

Podría ser, Elisa, podría ser… – Mientras hablaba, el viejo no despegaba los ojos de aquella embarcación. Don Rodrigo no las tenía todas – El problema es que no creo que ellos sepan que nosotros estamos aquí por cuenta de la Corona Española…

El encuentro parecía irremediable y el español empezó a dar órdenes en previsión de lo que pudiera ocurrir. Otra vez, antiguos recuerdos volvieron a su mente y se esforzó en apartarlos para que no le distrajeran del momento:

Bien Elisa, acércate a tierra. Vamos a recibirles aquí en la cubierta. Quédate en el castillo hasta el último momento.

Boltar, no dejes de mirar por ese catalejo y dime si ves algo raro en esa tripulación. Recuerda lo que encontramos en el fondo de ese templo…

Assisi, ata y suelta una cuerda al vacio por si tenemos que hacer una retirada ordenada. Si las cosas se ponen feas, la jungla nos cubrirá las espaldas.

Shoak, colócate en la proa. A ver si puedes olisquear su rastro y descubres algo.

Rodrigo bajó rápidamente por las escaleras y se colocó en el centro del barco, a la espera de poder establecer contacto con alguien del otro navío.

Bueno, chicos, atención. A ver qué nos encontramos…

A medida que se acercan eres capaz de apreciar mejor a los tripulantes, españoles sin duda, que deberian tomar mejor dieta. ¿Quizá van escasos en pescado y patatas a bordo?

Con suerte os vienen a pedir un poco de sal para la comida.

No puedes evitar mirar con cierto recelo a Rodrigo y sus ordenes para preparar una retirada.

¿ Ansiano ? ... - pregunto sin dejar de mirar por el catalejo - ¿ Ansiano ? - vuelvo a preguntar sin ser consciente de que ya me escucha. - Crreo que no vienen son de pas. Son iguales que españoles de foso. ¿ Que pasa con gente ?¿ Que no hay nada comible por estos larres ?

Prregunto como aguantan bigotes y barba si no tienen piel, solo huesos.

Calculo que en total puede haber ... casi una mano de manos(*).

De momento no muestro interés en retirarme. Muy negra tengo que ver la cosa para rechazar una pelea. Si el grupo decide salir por patas, os sigo. Sino, o me quedo los 10 de la derecha y pos podéis repartir el resto ^_^.

La forma animal de Shoak mueve una de las orejas al escuchar su nombre, pero ignoró la orden aparentando no haberlo escuchado y siguió cazando mas roedores para terminar de llenar su estómago.

Todos los humanos olían igual de mal, mezcla de sudor y al algodón empapado de la ropa.

La idea de Rodrigo le pareció a si que sin rechistar se introduce en el barco en busca de algún cabo con el que hacer lo que pedía, en vez de uno tomo dos, y los ato fuerte mente y comprobó su resistencia.

Luego observo el barco que venia hacia ellos.

Ahora era cuando Elisa se lamentaba de no haber dedicado algo de tiempo a las armas del barco. No creía que pudiesen ser terriblemente eficaces pero al menos de algo podrían haber servido.

- ¡A la orden! - dijo con un amago de saludo militar. Sus manos se aferraron con fuerza al timón y a su fusil. No aguantaba la espera...

Otra vez esos malditos…

Los presentimientos de Don Rodrigo se confirmaban y aquella embarcación llegaba repleta de abominaciones como las que se habían encontrado con anterioridad. ¿Cómo podía existir aquello bajo el manto de Dios Nuestro Señor? Sin duda, aquel mundo debía tener una puerta abierta al infierno.

Cinco veces cinco son muchos… pero no demasiados.

¡Preparad vuestras armas, hijos de Dios! - Gritó a pleno pulmón al resto de sus compañeros - ¡Recibamos como se merecen a esas criaturas del Demonio!

El barco español se va acercando a su ritmo, sin muchas intenciones de frenar cuando llegue a vuestro lado. En la cubierta hay un buen puñado de marineros aguardando con garfios y espadas, listos para un abordaje.

Todos parecen fiambres, esqueletos con la piel reseca como si hiciera siglos que vagan sin alma por estos cielos ... si bien la ropa que llevan, por no decir la bandera, corresponden a la de vuestra época.

Uno de los muertos os observa con su catalejo y una espesa barba. Parece el capitán y da la orden de atacar con los cañones a lo que su voz es replicada por la cubierta y el barco realiza un pequeño viraje para disparar.

Vuestro barco recibe el impacto de los cañones enemigos y enormes pedazos de madera empiezan a estallar por los aires, por "suerte" los disparos van dirigidos al armazón, no al globo. Después de eso, vuelve a virar y a encararse a vosotros ...

Me cubro tras el escudo cuando las explosiones hacen mella en el casco de nuestro maltrecho barco. Cascotes y esquirlas golpean el metal y mi cuerpo parcialmente descubierto.

Vuelvo a mirar por encima del escudo. Me sacudo algunas astillas que aun tengo encima, ignorando la sangre que empieza a brotar de mis primeras heridas. - ¿ Que pasa ?. ¿¡ Al morrirr perdisteis huevos !? ... ¡ Cobardes !. ¡¡ Baja aquí y te voy a meter bigote en huesudo trasero !! - Con el puño metálico golpeo tres veces al escudo. Los golpes resuenan hasta muchos pies de distancia.

Assisi desenvaina las espadas y se coloca junto Boltar Juntos amigo...

Shoak había seguido en sus cosas, ignorando a los humanos, pero aunque quisiera estaba metido en mitad del una batalla que no podría ignorar. Una explosión tienen lugar, desconcertando al aborigen. En décimas de segundo, antes de comprender lo ocurrido, es lacerado por una astilla que había volado y clavado en el costado de su cuerpo. Para poder extraer el pedazo de madera el cambiaformas adopta su aspecto normal para arrancarse el pedazo de madera con la mano, gritando un insulto en su idioma a causa del dolor y la furia reprimidas.

Cuando el capitán del otro barco dio la orden y los cañones retumbaron, Don Rodrigo se maldijo por el error que había cometido. El español había supuesto que aquella tripulación de cadáveres se habría quedado sin capacidad de raciocinio en el momento en que perdieron la vida y que atacarían sin más, llevados por la sed de sangre de alguna magia oscura. Aquello había sido un error, pues en ese mundo se debía desconfiar de todo.

¡Poneros a cubierto! – gritó Rodrigo a pesar de ser una obviedad - ¡Elisa! ¡¿Crees que te puedes acercar con nuestro barco para que les abordemos?!