Partida Rol por web

Al olvido los espectros, a Estigia las almas

Capítulo 3: Negociación

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04/05/2021, 04:25
General Hertz

El general ha pasado casi media hora en su explicación. Ha sido paciente y ha escuchado vuestras dudas una tras otra, buscando la mejor manera de induciros en este nuevo mundo. Cuando ve que la mayoría de las inquietudes han sido resueltas, y tras hablar de las sombras, toma aire, probablemente por reflejo, y os habla con sinceridad.

—Es mejor que os pongáis en marcha. Cada minuto cuenta— dice el general. —Sin embargo, si ahora o más tarde os llegase a inquietar el estado de vuestras sombras, permitidme que os haga una recomendación. En el 161 de Borough High Street está establecido un... doctor que puede ayudaros a diagnosticar y controlar vuestras sombras. A los Wraiths que se dedican a esto les llamamos Perdonadores, y reconoceréis su consultorio porque hay una lámpara de hierro colgada sobre el dintel de su puerta. Su nombre es Elijah y suele ejercer de forma oficial para la Legión Siniestra. Dadle mis saludos si llegáis a visitarle.— aconseja con honestidad.

—Os deseo éxito. No expongáis vuestra existencia de más en esta misión y espero que podáis traer la pieza faltante del misterio del Marqués— dice, acompañándoos hasta la puerta de hierro del antejardín de la fundación. —Cuando se cumplan las 24 horas, volved aquí. Os estaré esperando— añade el general, con lo que parece una nota de confianza en su voz.

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04/05/2021, 12:49
Doug Gibson

Por fin había conseguido las respuestas que tanto ansiaba, y Doug se sentía apabullado.

Había sido un idiota, toda su vida. Durante décadas había cargado con cada vez más y más losas, creyendo que no le enlentecían ni afectaban, que su conciencia estaría limpia siempre que él se encargara de mantenerla así… pero ahora se daba cuenta de que solo había estado retrasando lo inevitable. Con cada puñalada que le habían dado una pizquita de la mugre que con tanto esmero había barrido a las esquinas de su conciencia había echado a volar, y ahora las costras se abrían y supuraban la culpa que Doug se había esmerado tanto en esconder.

Había jodido a mucha gente, más de la que podía recordar, y matado también a unos cuantos. Siempre había compartido esa responsabilidad con el sistema (cuando no había culpado a este directamente de la totalidad del crimen), y ahora que el sistema se había quedado atrás, ¿a quién podía culpar de sus nuevas fechorías, si no a sí mismo? El sistema era inmortal, y nunca tendría que responder por sus crímenes. Él había muerto en la cárcel, pero saltaba a la vista que ni así había cumplido su condena.

¿Habría sido distinto, de haber acabado en el Olvido, y no en Estigia? No, de algún modo sabía que no. Había pasado su larga estancia en prisión consolándose con la paz que le ofrecía la muerte, anhelándola incluso, y ahora que tenía el Olvido tan cerca no podía sino temerlo. De manera instintiva algo en su interior se revolvía cada vez que oía esa palabra, como si el desprecio y el miedo de los que la pronunciaban se pudiera contagiar. No sabía si lo que se movía dentro de él era su Sombra o qué, pero le ponía nervioso. A él, al puto Bull, al carnicero de Bexley.

Pero, ¿realmente seguía siendo Bull? Nunca había tenido más ambición que la de hacer pagar a todo el que le jodiera y, extrañamente, esa filosofía de vida le había llevado más lejos de lo que había llevado a nadie nunca. De hecho, era un puto milagro que hubiera vivido tanto, y ni siquiera él mismo habría apostado a su favor, de haber tenido la oportunidad. Pero tenía que reconocerlo: todo lo que había hecho lo había hecho porque quería. El sistema no le había obligado y las voces en su cabeza no le habían convencido. El responsable era él y solo él. Por suerte, la muerte también había cambiado eso. No, él ya no era Bull; Bull era su Sombra. Y como gemelos separados al morir, Bull se erigía ahora en el rival a batir. Siempre había tenido al enemigo en casa, pero nunca lo había visto tan claro como en ese momento.

Entonces gruñó, preguntándose si el muy cabrón podría escuchar todo lo que pensaba.

Notas de juego

Post recapitulando lo de la escena anterior; luego posteo en para todos, que ahora mismo no me da tiempo. 

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04/05/2021, 23:43
Doug Gibson

Mientras el general se despedía, sin motivo aparente, Doug profirió un corto gruñido. A juzgar por la expresión que siguió, no había sido algo pretendido ni tampoco había ido dirigido hacia Hertz, a quien se lo indicó con un gesto de las manos que le quitaba algo de hierro. Después, se limitó a escuchar lo que decía. «Este va a ser tu jefe», pensó, mientras le escuchaba hablar. «Vaya pintas... no sé si preferiría estar con Marty». Por supuesto, el comentario era absolutamente irónico: si su antiguo socio acababa con ellos en el mundo de los muertos, este se le iba a quedar pequeño tan pronto como Doug se enterara. Las ganas que tenía de devolverle la jugarreta de Bedlam solo rivalizaban con las que tenía de... 

«Pero es ilegal», se contestó, obligándose a no seguir por esos derroteros, y sorprendiéndose a sí mismo por reconocer no solo la autoridad de los anacreontes, sino un límite. En el Londres de los vivos nunca había tenido tantos reparos. «Bueno, lo primero es lo primero; después, ya se verá». 

—No sé qué cojones esperan que consigamos —confesó llanamente—, pero cuanto antes salgamos de aquí, mejor. Este sitio no me gusta un pelo. 

La verdad, no tenía ni idea de por donde empezar, y de momento no parecía que fuera a necesitar ninguna visita al doctor, por lo que la recomendación del general, al menos en su caso, tendría que esperar. Bull había estado bastante calladito. Mientras atravesaba la verja de hierro sopesó cuales eran sus opciones. Supuso que el que más experiencia tendría en el grupo en esos asuntos era Eric, pero prefería volver a diñarla que pedirle nada, por lo que decidió tomar la iniciativa una vez más con la que se le antojaba como su única posibilidad. 

—Deberíamos volver al camino, ¿no? Donde la palmó el caraquemada. 

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05/05/2021, 09:20
Leah Veilchenduft

Desde que el general había respondido a sus preguntas, me he quedado pensando en ellas, dándole vueltas a unas y a otras. La idea del cielo o el infierno es demasiado cristiana, pero sí creía en que la vida venidera sería totalmente distinta. Ni siquiera tienen conciencia de la existencia de un Dios, pero viendo este mundo y lo que cuentan, no parece que el dios de mis padres vaya a tener más de real que cualquier otro cuento. «¡Qué absurdo! ¡Qué perdida de tiempo!». Y sí, eso es lo que me parece una parte de mi vida, una mentira como muchas otras, pero una que viendo lo que me rodea, me hubiera gustado mucho que fuera cierta. Sin embargo, estoy en una tierra en la que si no eres útil te destinan a un tormento que sé que dura más de lo que cualquier persona querría llegar a aguantar. Estoy en una extraña pesadilla, una que es real, como la vida y como la muerte.

Y luego está el Olvido, no solo tengo la certeza de su existencia, de la fuerza destructora y devoradora del todo, sino que es un concepto que ya conocía y eso me trae más preguntas de las que responde. «Olvido, olvido, olvido, olvido… ¿Por qué sé dónde estás?». Luego está todo lo que han contado sobre las sombras… Este mundo, la Tierra de las Sombras, es demasiado hostil. Sé más de lo que me gustaría, supongo, al menos no soy una completa ignorante. Espero que eso me haga mejor. 

Mis ojos se mueven hacia el general cuando nos habla de un doctor que puede ayudarnos a lidiar con esa voz de nuestras cabezas, esa a la que ellos llaman sombra y que yo llamo de otra forma más personal. Me quedo con el nombre y la calle por si acaso la necesitan o la necesito. Abro los ojos cuando menciona que no nos arriesguemos, sabiendo el final en caso de error, me parece una recomendación estúpida. «¡Qué le jodan!», le digo para mis adentros, pero sabiendo lo que saben, me preocupa que puedan ir a por Dalila; no es perfecta ni mucho menos, pero sigue siendo mi hermana. 

Claro, gracias —respondo a sus buenos deseos—. Encontraremos lo que buscáis.

Demasiado optimista. No tengo ni la más remota certeza de lo qué pasará, pero espero no tener que ser puesta a prueba en lo que me imagino ocurrida sin no aparece esa pieza que falta, y mi pregunta es: «¿Contentaremos al general o al anacreonte?»

Poco después mi atención se pone en el convicto y, aunque aún me resulte desconocida esta nueva ciudad, intento orientarme y buscar el camino del que huimos de aquel ser.

—le apoyo con un toque de temblor en la voz, no solo él me da un poco de miedo, sino que también la idea de volver ahí me pone los pelos de punta—. Quizás hubo algún testigo. —Me detengo para mirar a mi alrededor—. Yo vi de donde salió. Antes se habló de que nos irá bien ser desconocidos, quizás deberíamos mostrar desconocimiento, más incluso del que tenemos y no mencionar al Marqués cuando hablemos con gente como nosotros. Te sigo —añado, pues no pienso ser yo la que vaya primera.

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05/05/2021, 18:37
Peter White

- Estoy de acuerdo con el grandullón- dijo Peter - no creo que sea una buena idea ir preguntando por ahí a quien nos encontremos lo que saben del Marqués... así que me parece una buena idea empezar por donde ocurrió todo. A no ser que se os ocurra otra cosa - continuó, dirigiéndose a Eric - ¿Alguna idea señor agente?

 

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06/05/2021, 03:03
Hael

Ahora eres libre para ir donde quieras, no deberías depender de estos violentos. No los necesitas—interviene Hael con calidez tras escuchar tu voz. Yo te ayudaré a hacerte valer.

Deberías ir a ver si tu hermana está bien. Tus padres te olvidarán antes o después, sabes que no eres tan especial para ellos... pero tu hermana nunca te olvidaría. ¿Y si le ha pasado algo también y por eso está en el hospital? 

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06/05/2021, 03:09
Sombra de Peter

—Y mientras sigues perdiendo el tiempo con estos capullos y sus mierdas, a saber qué está haciendo James con tu club. Lo va a echar a perder, lo sabes. Sin ti, no lo sacará adelante.

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06/05/2021, 08:51
Eric Kutner

Kutner había salido de la reunión con el Anacreonte con mal cuerpo. Le habían amenazado, y lo peor era que no se sentía capaz de hacer nada para impedir que se materializaran las amenazas.

No obstante, escuchar al General Hertz le devolvió al presente más inmediato: tenían que ponerse en marcha, y toda la información que tuvieran les ayudaría ya no a averiguar la verdad sobre el Marqués, sino a mantenerse a salvo en aquel nuevo mundo tan horrible, por lo que atendió a las explicaciones con atención.

Con un gesto de cabeza agradeció a Hertz por sus palabras, pero aún le faltaba algo... quizá la confirmación siniestra de sus sospechas, pero necesitaba saberlo.

—Hay algo que no nos ha contado,mi General. ¿Qué ha sido de los demás?
Se refería a Amelia, Caroline y Víctor.

—No han superado el registro,¿me equivoco?

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06/05/2021, 15:04
General Hertz

El general se detuvo ante la pregunta de Eric. —Es demasiado tarde para ellos. Lo lamento. De haber sabido, habría intentado llegar antes— dice con un tono lúgubre y luego mira a Leah. No parece que fuese a decir más, y existe en su tono también el toque de aflicción de un soldado quién, por una razón u otra, no pudo cumplir con una misión a su cargo. Su mirada luego se dirige hacia vuestra compañera.

—Leah puede responder esa pregunta también— dice y luego añade un —Buena suerte.— añade con sinceridady continúa su camino hacia el grupo de legionarios.

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06/05/2021, 16:46
Narración

La Tempestad aúlla en el cielo, aunque sus tonos en este momento parecen más los de una voz susurrando maldiciones y relámpagos, que los violentos rugidos de hace unas horas. Es difícil distinguir día y noche aquí, pues el cielo mantiene el negro de las nubes de tinta y odio que destila la tormenta eterna. 

El paisaje de las calles, como lo había vaticinado el general, una extraña mezcla de edificios antiguos obstrusivos en medio de construcciones relativamente modernas. Las calles parecen oscilar y alargarse por momentos, como si las dimensiones en la Tierra de las Sombras se plegaran y se tocaran en varios momentos con las Tierras de la Piel, y en otro sólo se curvaran dejando el paisaje fantasmal que refleja lejanamente el Londres que era y que vosotros no habíais conocido en vida.

De vez en cuando algún Wraith aparece caminando, mirándoos de reojo sin decir mucho más. Y cuando os aproximáis a la estación, podéis notar los edificios sobresalientes del Puente de Londres, cuya existencia tiene solidez sólo para las almas, y no es más que un recuerdo poderoso para los vivos. El sitio, según recordáis, tiene bastante actividad de Wraiths, y a medida que os aproximáis, el número de sin-descanso caminando desde o hacia aquel punto aumenta levemente en frecuencia, así como los mortales, con su aspecto vital y luminoso, deambulando como reflejos de la vida, completamente ignorantes de vuestra presencia.

Notas de juego

Os dejo el camino de ida, por si queréis hablar de cosas extra y si no, el Lunes actualizo.

Dejad declarado qué aproximación usaréis para investigar o en qué os concentráis. (Podéis todos ir a lo mismo, podéis cada uno elegir una avenida diferente de acción, etc).

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08/05/2021, 17:02
Doug Gibson

Doug caminaba el primero, siguiendo el camino que creía recordar era el correcto, con una decisión y un ímpetu que en sí mismos decían “si os quedáis atrás, problema vuestro”. Solo aminoró la marcha cuando vio el reflejo de los vivos caminar a su lado, y entonces recordó lo que Hertz había dicho, eso de que estaba prohibido tratar con ellos. Enseguida se preguntó qué era lo que les había ocurrido a los demás, a los que habían entrado antes que ellos, y miró a Leah.

—Bueno, ¿qué? —le preguntó, más que por pena, por curiosidad. Dijera lo que dijera la ley en aquel sitio, una parte de él siempre querría cobrársela a Marty y si el viejo y los demás se habían enfrentado ya a la “pena capital” de la Tierra de los Muertos… el necesitaba saber a qué se enfrentaba.  

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08/05/2021, 23:06
Eric Kutner

Kutner asintió apesadumbrado ante la revelación del General, viendo confirmados sus peores temores. Durante el trayecto apenas se fijó en los detalles más extraños del urbanismo de su nueva realidad, absorto en sus propios pensamientos. La pregunta de Doug le trajo de vuelta.

A Eric no le interesaba demasiado la pregunta del presidiario: tenía claro que las almas de Amelia, de Caroline y de Víctor habían sido forjadas. "Almas demasiado débiles que pueden alimentar las legiones del Olvido", en palabras de Hertz. Los fuertes sacrificando a los débiles para no perecer. El sistema parecía lo bastante sólido como para haber garantizado la continuidad del Imperio durante siglos: siempre habría alguien más débil al que arrojar por la borda mientras el barco seguía a flote. Transformar almas en objetos... en aquel momento, Eric Kutner supo que odiaba el Imperio.

—¿Por qué tú puedes respondernos a esa pregunta, Leah? — interrogó — ¿Qué mierda sabes tú que los demás no sepamos? Llevas el mismo tiempo aquí que nosotros.

Intentó que su tono no fuera excesivamente desagradable: incluso si sabía algo que ellos ignoraban, seguramente no fuera por culpa suya.

En el Puente, los Wraiths iban de un lado a otro como hormigas, y Eric tuvo una idea.

—Deberíamos empezar por hacer algunas preguntas. Si ese hijo de puta les tendió una emboscada a los legionarios, no creo que reconocer el terreno nos vaya a servir de mucho: atacaría donde creía que podía hacer más daño y luego escapar.

"Escapar como un fantasma", iba a decir Eric, y cayó en la cuenta de que hubiera sido una tontería.

—Pero si es una especie de insurgente, tendrá algunos apoyos entre la población. Preguntando con cuidado, quizá demos con alguno. Por otra parte, ¿soy el único al que Frank le huele a mierda?  Era como si ese cabrón supiera de dónde iban a venir los problemas...  Puede que tengamos que empezar por buscarle a él.

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08/05/2021, 23:16
Eric Kutner
Sólo para el director

—Mierda... idiota — se dijo Kutner — Caroline confiaba en ti, y no fuiste capaz de ayudarla. Y Amelia... ¿Y si sabía algo sobre Lucy? ¿Y si ella tenía la última pista? Joder, Eric...

 

No sólo se sentía triste: se sentía culpable. Al menos tenía la oportunidad de proteger a Judie. Y de joder a Frank, ya de paso. Aunque en el fondo se preguntó si el Marqués no estaría en el bando de los buenos; no quería servir a un Imperio como aquel.

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09/05/2021, 01:28
Leah Veilchenduft

La voz que suena con vida propia en mi mente atrae mi atención. No tengo muy claro que ahora sea totalmente libre, a mí no me lo ha parecido. Espero un rato antes de dirigirme a ella, pero mis pensamientos siguen fluyendo tan nítidos como siempre. No dejo de pensar en mi hermana, en que ahora es un grillete y a saber qué le pueden hacer; ya he visto lo que hacen a la gente sin ni siquiera saber nada de lo que es este mundo. Eran gente inocente. 

«No venía conmigo, ¿por qué iba a venir?», le pregunto como si aquello fuera evidente. «Debe estar a mi lado porque ella es absolutamente perfecta, no puede dejar de serlo nunca». Suspiro. «Quiero verla, pero creo que necesito descubrir eso antes, para que ese hombre asqueroso no le haga nada».

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09/05/2021, 01:30
Leah Veilchenduft

Suspiro. Sigo caminando. Mis ojos van del suelo a la aullante tempestad. No creo que pueda acostumbrarme a estas tierras sombrías, por mucho que se suavice la tormenta, nunca me sentiré como en casa, nunca tendré un hogar; morir es vivir la noche eterna. Antes me gustaba, era mejor que el día. 

Sigo andando, contemplando todo y fijándome sobre todo en aquellos que aún viven. «¿Siento envidia?», me pregunto. Solo sé que, por su bien, es mejor que sigan vivos. No quieren ver lo que les espera, que sigan disfrutando de las Tierras de la Piel, aunque luego nadie las aproveche plenamente.

El grandullón decide romper el silencio, y si no fuera porque me está mirando, creería que estaría hablando con otra persona. No lo miro directamente, me sigue dando miedo. Entonces es el policía quien me pregunta, de una forma aún menos amable. Si pudiera sentir como se me seca la garganta, estoy segura que lo notaría. Jugueteo nerviosa con los dedos y mi ropa; una que en vida me encantaba y ahora, no creo que tenga mayor relevancia.

Porque he mirado por la ventana —respondo. «Es evidente». Levanto la vista hacia él—. Los torturaban, a todos ellos. Suyos eran los gritos y eso es lo que nos espera si no resultamos útiles. Por lo demás, sé lo mismo que vosotros. —Miro hacia la Tempestad—. Quizás menos, no sé qué me pasó, aunque supongo que ya no tiene importancia.

Vuelvo a mirar a Erik cuando dice que debemos hacer preguntas.

Sabía que los soldados recogerían a los nuevos, creo que no le interesaba que dejáramos de existir. Solo quería hacer daño al Imperio Sonriente, o como se llame. —Me quedo en silencio, el tío ese parecía simpático cuando nos hablaba, pero ya no lo creo—. Si nadie lo vio morir, habrá huido, como hicieron otros. Si era un traidor, a él le convenía que no hicieran cosas con nosotros. —Decir eso me resulta asqueroso, el Imperio Estigio es una mierda enorme—. Por eso nos invitó a huir. Eso creo yo.

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09/05/2021, 17:08
Doug Gibson

Frank no era santo de la devoción de Doug, pero la fijación que Eric tenía con él cada vez más le parecía el modus operandi clásico de los polis: disfrazar las propias intenciones —y deseos— tras la guisa del cumplimiento de la ley. Era cierto que había sido jodidamente sospechosa la forma en que el muy cabrón los había animado a asomarse al sitio en el que se escondía el Marqués, pero con la cara de gilipollas que tenía, al menos a él le costaba mucho pensar que fuera su socio. O tal vez fueran sus propios prejuicios, y el madero estaba en lo cierto. No lo sabía. Había conocido un Frankie en Londres, un estafador y un tremendo mamarracho… así que a lo mejor era eso.

Cuando Leah reveló qué era lo que les había ocurrido a los otros, Doug asintió con los labios prietos en un gesto de suficiencia, como si estuviera aceptando tácticamente las consecuencias de sus, cada vez más, previsibles actos futuros. Si estaba prohibido interactuar con los vivos, eso solo podía significar que había una forma de hacerlo, por lo que era cuestión de tiempo que diera con ella. Sin quererlo ni beberlo se encontró a sí mismo fantaseando con lo que le iba a hacer a Marty, preguntándose acerca de las posibilidades y lo lejos que podría llegar dadas las circunstancias, en unos términos que habrían asustado incluso a su propia Sombra. Y entonces recordó lo que Samantha había dicho. «Pesadumbre». Consciente e inconscientemente, por paradójico que sonara, había intentado no pensar mucho en eso, pero ya era tarde. Esa palabra que no había oído en su puta vida, y que en los labios de Samantha había sonado tan inquietante, había vencido su resistencia aprovechando un descuido, aunque a Doug no le costó reagruparse. David era un hombre libre. Había protagonizado un final mucho mejor que el suyo, y no quería saber más. Las segundas partes nunca eran buenas.

—¿Y dónde cojones vamos a encontrar a Frankie? —preguntó, buscando salir del atolladero mental en el que él solito se había metido— ¿No hay bares en este sitio?

De ser así, la eternidad se le iba a hacer muy larga.

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09/05/2021, 21:59
Peter White
Sólo para el director

-En eso tienes toda la razón, no te lo voy a negar... Pero dudo que la joda en 24 horas. - se dijo a sí mismo - Y ahora mismo lo que más nos urge es hacer las mierdas que quieren esos capullos, o corremos el riesgo de que nos conviertan en una tetera.  ¿Tú no querrás eso, verdad? 

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10/05/2021, 22:02
Sombra de Peter

Tsk. Para convertirte en tetera tienen que atraparte antes. Al menos deberías ir a echar un vistazo al club y ver que está todo bien. ¿Hacen falta cuatro para recoger rumores, todos en pandillita? 

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10/05/2021, 22:14
Hael

—Ella no te dejaría nunca... tú lo has dicho. Pero tú ni siquiera te vas a acercar a ver si está bien —susurra la voz, con una nota de decepción por tu respuesta—. ¿Qué crees que es lo correcto, corazón? ¿Quedarte con estos violentos que no saben ni dónde van? ¿No te gustaría ser mejor?