Partida Rol por web

Todo lo que dice Faliar es cierto, pero quizá se le escapa algo. Si las cuentas no te fallan, vuestra interacción allí puede cambiar lo plasmado. Además, no tiene que ser siempre lo mismo, pueden existir ligeras variaciones, motivos distintos por los que ese lugar esté siendo asaltado.

Elbrus está condenado a revivir el asalto, pero no tiene por qué siempre ser igual.

Quizá tenga alguna vez un final, para bien, o para mal.

Nahia se quedó mirando a la niña. La verdad es que era una ricura. Con sus ropas secó a la pequeña que todavía tenía en su cuerpo marcas del parto y miró a sus ojos. Una curiosa heterocromía...

Empezó a bajar las escaleras con todos, mientras le decía a su padre:

-¿Como vas a llamarla?

Según bajaban las escaleras, los sonidos de batalla se extinguían y tan sólo quedaban los gritos y súplicas de los heridos. Una vez las puertas de la torre se abrieron el panorama que se encontraron fue desolador.

Decenas de hombres, a los que reconocían por su estancia en Koven estaban armados con estacas, hoces y demás aperos, ninguno diseñado para la guerra. Heridas recorrían a todos los que estaban allí, incluídos los que permanecían de pie. En el suelo, legiones de lo que parecían seres alados salidos de las peores pesadillas de un loco se fundían con la tierra evaporándose con un sonido silbante. 

Y al frente de todos ellos, aún brillando envuelto en una luz blanca, un hombre.

Un hombre, acompañado de un niño.

La voz volvió a sonar en la cabeza de Quint segundos después de que el monstruo cayera. Tywyll parecía estar hablador hoy.

-¡Vaya! Al final incluso reaccionaste. Ya tenía mis dudas... Aunque para el caso, casi prefería que no te movieras en absoluto. Permíteme darte un consejo: la próxima vez que ataques a algo, al menos intenta darle.

El rubio hizo caso omniso al sarcasmo siguió actuando con normalidad. REcogió sus armas y se dirigió a la ventana. Faliar ya tenía a su mujer, ahora solo quedaba Julius. Y ese ruido de batalla iba acomplicar las cosas. Eso, suponiendo que el cuerpo de su amigo hubiera viajado con ellos...

Antes de llegar a contemplar la escena, le llamó la atención que Nahia estuviera paralizada. Inconscientemente se acercó a intentar espabilarla, y el oscuro volvió a tener algo que decir.

-Sí, a eso mismo me refería. Mírala, igual de útil que tú. Al menos ella no ha tenido que ir a recoger sus armas después por haberlas lanzado contra las paredes de piedra. Ya que tanto te preocupa, ¿por qué no la tomas de la mano, la llevas a tu cuarto y tratas de tranquilizarla con palabras suabes y melosas? Total, no hay ninguna prisa. No tienes ningún ser querido en peligro de muerte o ya muerto del que tengas que ocuparte...

+Cállate. Soy consciente de ello. -Siseó el cazabrujas para sí mismo en la vieja lengua.

-Cierto. Además, lo más tranquilizador que serías capaz de decirle sería algo del palo de -La voz de Tywyll tomó un tono de falsete, para imitar la de Quint.- "¡Eh, bruja! ¡Comportate o tú y tu familia seréis asesinados!". Seguro que así siempre te las llevas de calle.

+Te he dicho que...

Quint no terminó la frase. Lo que vió por la ventana significaba solo uan cosa. Problemas.

Si le han tocado un solo pelo a Julius lo que les esté atacando desde fuera no será nada comparado con lo que les atacará desde dentro...

La ira recorrió su cuerpo, y tuvo que contenerse para no hacerse inmaterial y saltar a través del muro hacia la iglesia. Incluso Tywyll se calló repentinamente. Pero la voz de Faliar les hizo cambiar el foco de su atención a los dos egos.

(-+) ¡¿Qué acaba de decir?! -Exclamaron ambos sorprendidos al unísono.

Le dieron un minuto para contar su historia. Historia que no gustó a ninguno de los dos. Historia que puso a los dos al borde de un ataque emocional. Historia que forzó a los dos a echar a andar hacia abajo a toda prisa. Historia que inició una nueva disputa nada más cruzar la puerta de la habitación, donde el rubio esperaba que los demás no llegaran a oir su conversación.

+Tenemos que darnos prisa. Julius puede estar allí abajo.

-Estás de broma, ¿verdad? ¿Acaso aun no has aprendido a tener cautela en la Vigilia? ¡Estamso en un instante del pasado! ¿Qué te hace pensar que puedes cambiar algo? ¿Has pensado que podría pasar si eso llegar a ocurrir?

+Que como mucho Faliar no mancharía sus manos de tanta sangre inocente. Y con suerte, no conocería al hombre-cuervo.

-Ya, esa es otra. Si todo comenzó aquí... ¿Qué pasa si ese tipo vuelve a aparecer? ¿Tú solo vas a enfrentarle?

+Sí.

-Ya, bueno, por un moneto olvidé con quién hablaba.

+Juré matarle.

-Has jurado matar a tanta gente que ya he perdido la cuenta. Oye, escucha un momento, ¿vale?

+¿No te cansas de bromas?

-Esto es serio. Intenta tomar la delantera al grupo. Que los soldados no tevena llegar a la iglesia. No sabremos qué pasará si interferimos. ¿Lo entiendes?

Quint pensó un instante en silencio, sin dejar de bajar als escaleras.

+Tienes razón.

-Siempre la tengo.

+Deja las bromas. No es el momento.

-No es una broma. Y nunca es el momento, según tú. Sabes que intento ayudarte... Ayudarnos.

+... A veces no veo cómo quieres hacerlo.

-He estado muerto por siglos. Entiéndeme. Ha sido agónico. El contaco con otro ser, aunque sea contigo... Lo necesito. NEcesito volver a sentirme vivo.

+La escalera se acaba. Dejemos los sentimentalismos para luego.

-Me parece justo. Una última cosa.

+¿Qué?

-Coge el artefacto

+¡¿Qué?!

-Si está aquí, será una copia, o lo robarás del pasado, o algo. Si el hombre-cuervo lo quería, tiene que ser importante. Tú solo hazte con él.

+...

- Rebecca me gusta, pero ya tendremos tiempo de decidirlo, cuando salgamos de aquí

Cuando llegó abajo, Faliar miró a la turba no sin cierta sorpresa

- Hmmm... Vaya, esto no es lo que yo recordaba. Pobres insensatos... No saben donde se han metido...

-... ¿Son... "reales", como nosotros, o forman parte del sueño?

De ser reales, pensó el cartógrafo, tenía que haber una forma de entrar más fácil que la que habían usado ellos.

-Tal vez... ¿Pudieron ser arrastrados a la Vigilia tras nosotros?

Quint soltó sus pensamientos en voz alta, pero no se detuvo. Quería llegar a la iglesia. Se subió la capucha, ocultando cara y pelo, y caminó cerca de las paredes y en la sombra intentando pasar desapercibido. Aunque si sus compañeros le seguían, iban a necesitar un milagro para que no se fijaran en el variopinto grupo.

Aaron tragó saliva al escuchar la historia de Faliar. No le recordaba, pero la idea de que alguien pudiera hacer algo así...

-¿Alguna idea para salir de aquí?

¿Dónde vas, Quint?

Alice se había movido unos pasos tras el rubio, pero le miraba con desconfianza

- Supongo que querrá asegurarse de que el cuerpo de Julius no ha pasado también la barrera

Era obvio a donde iba Quint, y que el rubio no iba a responder a Xerine; mejor dejarlo a su aire. La pregunta de Aaron era más interesante.

- Salir de la fortaleza no me parece una opción, ya que seguiríamos dentro de la Vigilia y perdernos en los bosques de la Vigilia de Moth no me parece nada inteligente. Si hay alguna forma de revertir el hechizo y abandonar este sitio, tiene que estar por aquí.

Faliar caminó hacia el lado contrario por el que se encontraba de la turba; sería mejor evitar el contacto con ellos si aún estaban a tiempo

Quint se alejaba, y Alice no podía hacer más que suspirar, exasperada

Si no sabéis como empezar, vamos con él. Separarse no es buena idea

Faliar no estaba muy seguro; entendía que Quint no estaba precisamente en su mejor momento, pero por otra parte aquella no era la mejor situación para ponerse sentimentales y dejarle ir solo. Podría ocurrir cualquier cosa en cualquier momento.

- El caso es que la capilla es un buen lugar por donde empezar a buscar, y es cierto que no conviene separarnos. Vamos.

El grupo, tratando de pasar desapercibidos entre la multitud comenzó a caminar entre la iglesia. Pero ninguno de ellos era santo y el milagro no se produjo. Algunas de las personas que había en el patio de armas les vieron caminando en dirección contraria y, obviamente, les reconocieron como los alborotadores de hace un par de días.

Los murmullos comenzaban a reinar entre la gente, aunque la mayoría de las personas estaba como ida. Es como si ellos mismos no estuvieran allí...

De pronto, su camino se iluminó como una bengala. La comitiva, que trataba de moverse por la oscuridad, fue revelada por haces de luz que venían de las manos del mismo hombre que estaba ahora mirándoles.

Joshue, el sacerdote de la aldea.

Sólo que ahora que lo volvían a ver, tenía algo en la cabeza. Una especie de corona de espinas que daba vueltas en ella.

Su voz resonó en el patio de armas, rompiendo el extraño silencio que había quedado tras la marcha de los atacantes.

-¡¡¿Que hacéis vosotros aquí!!?

Quint siguió caminando sin detenerse, aunque al pasar al lado del sacerdote le respondió con su misma pregunta.

-Terminar lo que empezamos en Koven. ¿Qué haces tú aquí?

-Esta es MI ciudad. Este es MI reino. Vosotros no tenéis que estar aquí. Vosotros no tenéis ningún permiso para estar en este lugar.

Los ojos del sacerdote empezaban a llenarse de ira, miraba de hito en hito a cada uno, casi sin creerse su presencia allí. Era como una maldita broma del destino.

Alice bajó ligeramente las dagas, en actitud conciliadora

No hemos venido a causar daño. Nuestras intenciones son pacíficas

Otra vez aquel sacerdote. El tipo ya le había causado una extraña sensación mixta entre curiosidad y desconfianza  la primera vez que lo vieron, pero cuando el alcalde les contó que lo de Stefanía había sido un montaje y que había llegado desde Ark justo después de la desaparición del maestro de Quint, ya tenía claro que aquel hombre no era trigo limpio. Temía que la cosa acabase en un enfrentamiento, ya que con Catherine inconsciente en brazos, y Nahia cargando con el bebé, no tenía apenas libertad para combatir, pero por la expresión y las palabras del sacerdote, sabía que ocurriría de todos modos.

- Así es; llevamos a una mujer inconsciente y a una niña recién nacida con nosotros. No queremos problemas.

El niño permanecía callado, aquel chaval que siempre iba a lado del sacerdote estaba allí, aunque no así la chica. Mas su cara tenía un matiz extraño, como si estuviera realmente enfadado... pero estuviera pensando en algo.