Partida Rol por web

Sir Breunís, como romano, sintió la herida casi como suya. Era inconcebible algo similar en un torneo que no tenía más motivo que la diversión y las relacciones cordiales entre caballeros.
No, era demasiada casualidad y Breunís no creía que un arma embotada y roma pudiera haber causado por casualidad esa herida. Pronto el caballero dejó la cerveza y se dirigió al romano herido, proporcionándole consuelo y apoyo.

-Decidme Sir, ¿quién, en nombre de cristo habría sido capaz de aventar de tal forma a un caballero como vos con un arma concebida para el deporte?.-

Te das cuenta que los tomas y dacas propios del combate te estan llevando a una zona apartada del combate, lejos de la protección de la gente de tu bando. Como consecuencia de todo esto, hay otro caballero, de Cornualles, que se unirá a la lucha en tu contra, el próximo turno.

Tocó el romano al frances, pero sin consecuencias. La cosa sigue entre ambos.

Agradezcus la vuestra galanteria et caballeroridad, al intersarus por un camarada heridus, aunque romano,  et con gustus vaciaré con vos aquesta noche una jarra de cerveza , por el interes  mostrado.

No obstante, credo que el mi rival dejose llevar por el entusiasmo más que por la mala fe. Pecatus de Iuventus.

Si quereis el su nombre, os diré que es celta, et es Sir Cadwallon de Catterick*.

Cadwallon se dio cuenta de que estaba a punto de tener que enfrentarse a dos enemigos y decidió que, antes de verse en desventaja, tenía que intentar librarse del caballero que le atacaba actualmente... así que se lanzó hacia adelante con un grito de guerra, tratando de vencerle de un golpe, como había hecho con su primer enemigo.

Sir Breunís asintió. -Conózcole de anoche en el banquete. Mal hombre no parece y mal caballero tampoco pues parece verdad lo q decís, más no era mi intención dudar de vos puesto que, en este torneo creo que se juega más que la gloria et la fama el duque y señor de aquestas tierras con los córnicos.-

Dos golpes recibidos y ninguno impactado por mi parte. Creo que la suerte de aún no ser derribado iba a terminar pronto. 

Chocaron ambas lanzas, y a fe que chocaron, puesto que ambas se hicieron añicos.

Sir Podems recrimina algo al de Catterick, que le ignora aun jadeante. Tras la queja, marcha a la zona común donde se abastecen las lanzas embotadas, su paso es decidido ,sin mirar atras.

Tropezó el romano con su propia lanza, debido a su impericia. como resultado, cayó al suelo.Quedó eliminado.

Mientras el galeno hurgaba en las heridas del romano con intención de atenuarlas, sir Marcellus hablaba.

-Non capisco si fablais con verdad et sapienciando lo que fablais o fabulais sin saber nada cierto. ¿Hay algo de los cornicos que quiera vuestra merced compartir con me?

La conversación empieza a llamar a atención de algunos ociosos caballeros eliminados alli reunidos y que sacian la sed con avaricia. De las vuestras palabras  estan pendientes  otros.

Sir Breunís diose cuenta de ello. Sus palabras ahora serían escuchadas más que nunca, e también llegarían a oido córnicos, sin duda.
-Tan solo, y creo hablar por más caballeros que piensan igual pero no se dignan a fablar, que no compiten con honor y caballerosidad, que creo, es el motivo de reunirnos en este gran torneo todos y facer amistad.- 

Por supuesto no iba a acusarles de nada, tampoco habían cometido ningún acto criminal, pero su orgullo lo pagarían caro.

Non son palabras pequeñas esas que fablais et algo de verdad tienen. Los de Cornualles son muy suyos y no son partidarios de relacionarse con los no nacidos alli. No es trama que  afecteme, mientras haya buenos irlandeses y otros celtas con los que compartir cerveza. jeeje.

Y dicho lo cual y tras recibir palabras de asentamiento y vitores, alcanzó un cubo de cerveza con el firme proposito de reducir su contenido a la máxima brevedad.

Vi caer estrepitosamente a mi rival, quedando eliminado. Era normal este tipo de situaciones, todos luchando contra todos, donde el espacio vital se reducía, los movimientos debían de ser precisos y un mínimo de torpeza, llevaba a caer al suelo por tus propios fallos. Era evidente que yo no era diestro en la lanza y que la mayoría de los combatientes usaban lanzas, de ahí que fuese aún más difícil acertar. Y eso me dio esperanza. No era bueno con el arma, pero soy alto y fuerte, eso me permitiría aguantar más golpes de lo normal, y con paciencia es posible que pudiera derrotar a mis enemigos, como estaba sucediendo por ahora. Además, el cansancio se estaba notando en los combatientes, luchar con armaduras tan pesas y las lanzas, era complicado. Me desplacé lateralmente sin molestar a un miembro de mi equipo que luchaba con golpes fuertes pero lentos con un rival poderos, y me fui directo a uno que acaba de terminar su combate, de igual manera que yo. Recé mientras me dirigí hacia él para intentar acertarle un golpe.

Intenté gritar por el camino, pero no me salían las palabras de mi boca debido al cansancio. 

Tremendo golpe propiciado por sir Reijard. Ni siquiera hizole tambalear al frances, lo tumbó a plomo. Y dañole, haciendole sangrar con una pequeña btrecha de 2 puntos de daño.

Sir Loren yace tirado en el suelo aun un poco mareado.

Sir loren apoyado en su lanza se retira hacia la zona de descanso. No tardan en hacer llamar al galeno.

Hace bien su trabajo y recuperas lo perdido. 2.

En la zona donde te atiende el galeno, hay unos cuantos caballeros doloridos y ociosos. Son los que han salido o  les han sacado de la contienda. Aqui reposan y beben, charlan y comentan.

Aqui ves a tu conocido caballero Sir Breunis, que hace rato terminó . 

Maldiciendo por haber quebrado su lanza, el de Catterick regresó a la zona común. Lo cierto es que de este modo se había librado de luchar contra dos adversarios a la vez; la fortuna sonríe al osado.

Después de conseguir una nueva lanza, Cadwallon estudió el terreno y decidió que no estaba de más ayudar a alguno de los de su bando que estuviera luchando en inferioridad numérica, como había estado a punto de pasarle a él.

Enderezó Sir Cadwallon de Catterick hacia una zona de la contienda donde andaban los irlandeses pasando más apuros de los cristianamente necesarios, y hacia alli fue.

Sir Russ Clanaboy pasaba gran de fatiga defendiendose con mucho apuro ante un Cornico insistente. El  acompañante de este, vira hacia ti lanza en ristre.

Cadwallon se arrojó contra el enemigo que acechaba a uno de sus compañeros de contienda. El acompañante se volvió, lanza en ristre y avanzó dando un poderoso golpe sobre el escudo del caballero de Catterick, con tan mala suerte para este que el golpe, muy fuerte, le hizo resbalar y dar con sus huesos en el suelo. 

Sir Cadwallon tardó poco en volver a ponerse de pie, echando mano de su escudo, que había caído a poca distancia de él. Pero cuando estaba presto a volver a luchar, uno de los jueces se acercó a él, con aspavientos que el de Catterick tardó un poco en interpretar.

¡Negrasombra! Las reglas del torneo estipulaban que si te derribaban quedabas eliminado. Con un resoplido de disgusto, Cadwallon se dio la vuelta y, escoltado un tramo por el juez, abandonó el campo de batalla. 

-Buena brecha llevási caballero.- Dijo Breunís a modo de saludo. -De seguro no querría medirme con quien os hizo eso.-

Sonrío por el buen hacer de la batalla. El golpe ha sido duro, y me duele todo el cuerpo, pero me sentía orgulloso de mi participación y como he representado a mi Tierra y mi Señor. Miré a Sir Breunís. 

- La verdad es que lo vi de lejos, y cuando me fui para él, apenas me dio tiempo a verlo bien. El golpe que me propinó fue tan fuerte que casi pierdo la inconsciencia. Cuando quise mirar, ya se me había perdido entre todos los combatientes. Pero estoy orgulloso de mi actuación. 

Miro hacia los lados en busca de algo de vino.

- ¿Y a vos como le ha ido? No le he visto en el campo de batalla.