Partida Rol por web

E-emma.- Se presentó antes de sorberse la nariz, mirando a todos lados nerviosa sin saber muy bien dónde estaba, sobre todo un tanto asustada por la presencia de Felony. No sabía si había parado en un buen o mal lugar, ni siquiera si debía llamarle señor o señorita.- Escuché a mi papá y a su grupo, quieren hacerle algo malo al hijo de los Dutoit.- Negó ante la posibilidad que cruzaba en su cabeza, cancelando ese nefasto pensamiento.- Mi ma-madrastra estaba hablando con su guardaespaldas, yo estaba en el baño escondida. Vi que le entraba una pistola y algo que brillaba, le decía que lo enterrara.- Alzó la mirada buscando dónde estaría su habitación, completamente desubicada.- En el baño había un pasadizo pequeño, lo descubrí hace tiempo. No me dejan salir del cuarto y lo usaba como escondite, pero caí en un conducto y acabé ahí.- Señaló hacia el conducto de ventilación de donde había salido.- Theresa debe estar buscándome. No pueden encontrarme por favor, ayúdenme.- Asustada, volvió a alzar la mirada al escuchar del piso superior el sonido de varias pisadas sin saber qué estaba pasando.

No-no sé qué ha pasado, sólo estaba haciendo la ronda para avisar, la puerta estaba entreabierta y… y… ¡joder! – La muchacha intentaba responder, aunque era evidente el estado de shock en la que se encontraba. Dejó que Luca la levantara sin dejar de poder mirar la escena tan grotesca, aunque agradeciendo perder contacto visual para respirar aunque el nauseabundo olor todavía estuviera ahí, impregnando con su presencia invisible.

Los chicos decidieron dejar que la muchacha descansara en la habitación de Andrea, mínimo que se recuperara, y así aprovechar para recoger las cosas que Luca había dejado allí, como el botiquín, para buscar al gerente.

Ambos se dirigieron a las escaleras para bajar al piso inferior pudiendo comprobar que algunos de los residentes del motel habían escuchado el jaleo exterior, tanto el disparo como el grito, saliendo de sus habitaciones para saber qué había pasado.

Por un lado, al lado contrario de la planta de arriba, una mujer de rostro descompuesto y apurada salía de su habitación y oteaba el ambiente, como si estuviera buscando algo. Un par de pasos más allá, había una mujer de tez morena apoyada en una de las paredes mientras miraba en dirección al disparo, proveniente más allá de la zona del parking.

Sin embargo al querer bajar por las escaleras se encontraron a otra cara conocida, la pequeña Jenna, hija del gerente, quien había guiado a ambos a sus respectivas habitaciones al no poder hacerse cargo su padre queriendo subir rápidamente las escaleras al reconocer el grito de su amiga. Justamente detrás suya, siguiéndole los pasos, una mujer de más edad confusa queriendo saber qué estaba pasando.

Más caras desconocidas se asomaban por los cristales y las puertas, recordando el camino hacia la recepción y teniendo cuidado de no caerse con la nieve para no ocasionar más bajas de las necesarias. Por suerte para ellos llegaron sin problema hacia el punto donde vieron por última vez a Calvin, la recepción, lugar donde ahora había un hombre de avanzada edad colgando el teléfono tras el mostrador.

La música inundaba tus oídos y, cuando quisiste darte cuenta, el disco había terminado hace demasiado tiempo como para creer escuchar esa canción por tercera vez en lo que llevaba de baño. El calor del agua hacía rato que se había marchado y tu cuerpo arrugado daba a entender que podrías llevar perfectamente horas dentro, confirmándolo la escasa luz del exterior al haber caído la noche.

Al echar un vistazo a la habitación estaba igual que como la recordabas. Igual de impoluta, igual de bonita con su decoración egipcia, con las sábanas perfectamente colocadas y… el olor había cambiado. El ligero aroma de sales del jacuzzi con un toque de canela se había vuelto nauseabundo, como si acabara de pasar por un desagüe. Realmente desagradable.

Al quitarse los cascos lo primero que escuchó fue un grito proveniente de fuera, del pasillo, seguido por pasos y murmullos que no logró identificar por el sonido del viento golpeando las ventanas. Sin embargo podía distinguir perfectamente después que los pasos aumentaron por completo, creyendo que tras su puerta debía de haber algún tipo de maratón.

Jenna casi se resbaló al subir por las escaleras por culpa de la congelación que tenían los peldaños, pudiendo alcanzarla Melissa sin problema cuando iban por la mitad de la subida. Al hacerlo vio que dos chicos bastante jóvenes, al menos en apariencia, metían en una de las habitaciones a la trabajadora al estar en un evidente estado de shock, queriendo que no viera la escena… y no era para menos.

Fue suficiente acercarse un poco para ver lo que todos habían contemplado de primera mano. Lo que debía ser una suite de ambientación romana con columnas rodeando la cama y un pequeño jacuzzi en un lateral simulando ser una terma antigua, ahora era un escenario completamente diferente: Las paredes estaban cubiertas de cruces de todos los tamaños sin dejar ningún espacio vacío, pudiendo contar en una sola pared más de cincuenta. En una esquina, donde debía estar un busto, había una imagen religiosa que ambos conocían, la misma estampita que habían visto en el botiquín de primeros auxilios idolatrada con una docena de cirios blancos encendidos, dejando que su pequeña llama moviera con el rugir del viento. Pero lo que más destacaba sin duda era una gran cruz justo en el centro de la habitación, sobre la cama, donde un hombre desnudo yacía crucificado por manos y pies simulando ser cristo en la cruz.

Su piel estaba cubierta de cortes y heridas sangrantes, dejando un recorrido por su cuerpo de sangre que caía en el suelo en pequeñas gotas. Algunas partes de sus extremidades estaban cortadas, faltándole piezas de carne como en los costados y antebrazos, dejando a la vista trozos de músculo y blanco hueso. En su estómago había un amplio corte que dejaba caer parte de los intestinos, luchando el resto de órganos por no precipitarse a las sábanas ensangrentadas. Por último, tenía sobre su cabeza una corona de espinas de hierro clavadas directamente en su cráneo.

Los chicos salieron de la habitación de al lado bastante apurados y salieron corriendo, pasando al lado de Melissa sin detenerse, para bajar lo más rápido posible las escaleras y dirigirse a la recepción.

Aparte, varias puertas de las habitaciones colindantes se abrieron debido al diverso ruido que se escuchaba. Por un lado, al lado contrario de la planta de arriba, una mujer de rostro descompuesto y apurada salía de su habitación y oteaba el ambiente, como si estuviera buscando algo. Un par de pasos más allá, había una mujer de tez morena apoyada en una de las paredes mientras miraba en dirección al disparo, proveniente más allá de la zona del parking.

Por desgracia parecía que el inclemente tiempo había hecho de las suyas y las líneas ya no funcionaban, al menos las que daban al exterior, cortándose al primer pitido al no obtener señal. Vera y el resto de huéspedes estaba a merced del motel y lo que fuera que ocurriera en esas puertas, escuchando numerosos pasos y puertas de varias personas que salían para comprobar qué es lo que pasaba.

Y no era para menos, puesto que poco después pudo escuchar un grito femenino más cercano que el disparo, como si estuviera dentro del propio motel. Casi de seguido, pudo escuchar dos golpes en su puerta apresurados, notando la voz del chico trabajador del motel que antes pidió respuestas.

¡Agente, por favor! La chica que ha gritado es Annette, estoy seguro, ¡debe ayudarla! – Maldijo al otro lado de la puerta, visiblemente preocupado por su amiga sin saber qué hacer, asustado igual que el resto por todo lo que pasaba.

Al salir de la habitación pudo ver un caos generalizado.

El disparo había hecho salir a varios de los huéspedes de las habitaciones, siendo los más valientes los que directamente abrían la puerta o algunos con menos coraje los que se asomaban a través de la ventana que conducía al pasillo, intentando vislumbrar algo de claridad entre la oscura noche aunque, al escuchar el mínimo ruido, volviera a esconderse en el refugio de su habitación.

A su lado había una mujer de servicio, la misma que estaba avisando a las habitaciones sobre la tormenta, más pendiente de la dirección del disparo que del resto, mirando por donde estaría situado el parking al creer que venía de ahí. Sin embargo viró rápidamente la dirección al escuchar un grito femenino justamente de la habitación de enfrente, situado al otro lado del cuadrado que era el pasillo de habitaciones.

Theresa tuvo que enfocar la mirada para ver unos cabellos ruidos sentada en el suelo, apoyada en la barandilla y mirando fijamente una habitación suite frente a ella, aunque no lograba ver el interior.

De la habitación de al lado salieron dos chicos jóvenes, quienes parecieron traumatizarse con el interior antes de apartarse, intentando ayudar a la joven y llevarla a la habitación por la que habían salido, prácticamente arrastrándola.

De seguido la hija del gerente del motel, Jenna, subía las escaleras al escuchar ruido y, tras ella, una mujer de más edad con el rostro cansado por la carrera, parándose justamente frente a la habitación mientras los otros dos chicos pasaban por su lado sin prestarle atención, corriendo escaleras abajo en dirección a la recepción.

Lo que estaba claro es que había mucho movimiento y ni rastro de Emma.

Un poco más tranquilo al vislumbrar al Matt y deducir por su tono de voz que estaba bien y soltando un silencioso suspiro señalo a Calvin  ─ Hubiera ido más rapido si nuestro amigo ─ digo con sorna ─ se hubiera dado más prisa en hacerme caso ─ Le digo dándole una palmadita en el hombro al tipo del hotel. ─ ¿Pero donde está el hombre que se desangraba? y a parte, ¿¡Que coño hacéis aqui dentro encerrados?! ¡Nos habéis dado un susto de muerte, joder!.

Estaba pasando del miedo al cabreo, en parte por la adrenalina acumulada y la tensión del momento, y sin pensarlo demasiado mientras hablaba me iba acercando a la puerta a abrir del todo a Matt y dispuesto a atender al herido como buenamente pudiera.

Con el corazón en un puño, Marco intentaba ver algo en la oscuridad de ese pasillo, esperando ver aparecer a un loco con un cuchillo o machete cubierto de sangre y buscando una nueva víctima. Por eso, cuando la puerta se abrió de repente, casi le da un infarto. Pero gracias a la poca luz de su linterna, logró ver que era Matt.

-¡Viejo! Ven aquí. Rápido- el que estuviera ahí encerrado, significaba que el loco asesino estaba fuera… se giró para escudriñar los alrededores-. ¡Claro que es sangre! Por eso nos largamos de aquí- le hizo señas a Matt para que se apresurara, aunque el que hubiera un herido debería ser más preocupante, Marco pensaba que con tanta sangre en el suelo, probablemente pasó a mejor vida. Pero al ver que Lars se apresuraba a acudir al lado de Matt para ayudar en lo que pudiera, no pudo menos que maldecirle en silencio. Eligio ese momento para ser buena persona. Maldito Lars-. Esto es mucha sangre, pareciera que le hubieran desangrado entero.

Obviamente nadie atendería al sentido común, esas cosas nunca cuadraban con la banda, la cual era mucho más pasional que otra cosa. A veces venía bien, como en los shows y con las letras, pero ahora mismo era el peor defecto.

 Había demasiada gente en los pasillos del motel. Era agobiante, realmente. Theresa simplemente quería pasar entre ellos para poder seguir. Se había pedido precaución y que no se saliese de las habitaciones, pero al escuchar un disparo en lo último que se piensa es en quedarse quieto. Por lo menos ese era el caso de la mujer.

- Permiso, por favor... déjenme pasar...

 Theresa siguió caminando, con la mirada fija hacia el frente.

No entendía como ninguno reaccionaba, como practicamente me estaban dejando irme, hasta que me di cuenta de que ya era demasiado tarde. Allí había un gorila enorme que de seguro por huesos tenía musculos.

Ante la orden de uno de los de la mesa me vi en lo peor, y vi que no solo me lo veía de venir sino que iba a hacerlo - ME QUEDARE - traté de gritar para que me hicieran el menor daño posible - L-lo siento. He sido una estupida por faltarles al respeto - pero por supuesto, no iba a dejar que me vencieran tan facilmente, no iba a ceder a ellos, por lo cual tan solo pude pensar con rápidez en la única forma de librarme de ser la proxima victima de este grupo que más bien parecía una secta:

Si no puedes vencerlos... Haz que crean que estas de su parte - Pero por favor no me hagan daño - colabore siendo que en lugar de dejar que tiraran de mí, fuí a favor para sentarme en aquella mesa y aunque me resultó dificil, mirar a todos intentando hallar algo en común, o algo que pudiera usar a mi favor para luego. Usar la fuerza bruta contra esta gente no iba a ser muy buena idea, en lugar de eso tenía que ingeniarmelas para buscar una manera creativa de salir de ahí mientras les seguía el juego.

-¿Bendecir? - me pilló de sorpresa aquella pregunta ante lo cual miré un poco mejor lo que había en la mesa... Era desagradable pensar lo que podrían hacerle a un bebe como ese, pero imaginaba que sería parte de un sacrificio de la misma secta que estaba alrededor... Hasta el momento lo único raro además de esto que había vivido en este dichoso motel era lo de Juana de Arco... ¿Pero serían ellos? - S-siento negarme, p-pero creo que las bendiciones que aprendí en mi pasado no son adecuadas para esta mesa. Quizás un consejo sobre como guiar la bendición me ayudaría a complacerles.

No sabía que más decir por aquel lado... Solo quedaba buscar y buscar antes de que fuera demasiado tarde.

Lys abrió los ojos, estirando las piernas sobre aquel jacuzzi con expresión aturullada. El colocón había sido precioso, pensó, frotando los pies desnudos sobre el agua ya tibia. Y el baño relajante casi perfecto, excepto por el hecho de que el agua ya no estaba precisamente caliente... Y como todas las cosas buenas, aquel baño se estaba yendo a la puta. 

Pero le había sido util, pensó. Había vuelto a capturar a ese monstruo que la perseguía dentro, y por fin podía sonreír.

Si no fuera por aquel olor nauseabundo. 

- Buag, huele a potada, puta peste - rumió negando y saliendo del agua. 

Mientras agitaba su mano izquierda y pinzaba con los dedos de la derecha su nariz, comenzó a vestirse con la misma ropa que había venido, sucia y sudada. En el momento que oyó ruidos fuera, Lys enarcó una ceja, sonriendo y echando un bostezo. Seguro que había alguna fiestuqui fuera, o cualquier cosa parecida. Pues si había fiesta ella no iba a ser menos. Se preparó con la agilidad de una pantera una fila de coca, y con la nariz todavía empolvada, abrió una de las cortinas de la habitación para observar lo que ocurría fuera. 

Matt se alegró de ver a sus amigos allí afuera. No solo estaban  Lars y Calvin como había esperado en un primer momento, si no que también les acompañaban Marco y un tipo que no había visto hasta entonces. Cómo era comprensible, estaban asustados al ver tanta sangre desparramada en el suelo, y al parecer el disparo había sido ocasionado por Calvin, probablemente por resbalar y apretar el gatillo. Eso tranquilizó medianamente a Matt, el cual había pasado unos momentos muy estresantes mientras le salvaban la vida por los pelos a Dorian.

- Bajad la voz, que el herido está descansando y recuperándose aquí dentro después de que le hayamos extraído la bala. - les explicó Matt, colocando su dedo índice en posición vertical sobre sus labios para indicarles que guardasen silencio. Lars y yo encontramos a un hombre herido ahí afuera, en la nieve, y mientras Lars fue a solicitar ayuda, yo trate de evitar que se desangrase. Me señaló este lugar a cubierto y no sin dificultad logré moverle hasta aquí, donde solicité ayuda y esta mujer, nos prestó ayuda. Hemos logrado extraer la bala, y confío en que su vida esté fuera de peligro, pero se le ve muy débil y probablemente necesite antibióticos y analgésicos para el dolor...

Matt no había querido dar nombres adrede, pero tenía claro que no iba a ocultar la verdad de lo sucedido. Dejaría que fuese Akiko la que llevase la voz cantante a partir de entonces, y se hiciese cargo de dar cualquier explicación si le requerían más explicaciones. Eso sí, bajando mucho la voz, de forma que solo le pudiese escuchar Para quien estaba a su lado, le susurró.

- Estate atento, y si intentan atacar a los de dentro, ayúdame a noquear a Calvin y este tipo que os acompaña... No preguntes...

¿¡De que estaba hablando!? Marco miro al único baterista decente que conocía, preguntándose si se golpeó la cabeza o que. Le miró arrugando el ceño, como si algo no cuadrara… ¿Sacarle la bala? Ni siquiera escucharon un disparo. Y cuando dijo eso último, en voz muy baja. Marco quedó con la boca abierta mirándole. Sin poder decir nada, miró a Lars, como si el rubio con pelo normal y mediocre pudiera tener una explicación a todo ese sinsentido. Y ni siquiera habían visto a la otra mujer, la que dijo Matt que encontró por ahí fuera para practicar operaciones de emergencia en medio de una casa abandonada o bajo una tormenta de nieve… Todo eso era surrealista.

Felony puso los ojos en blanco, pensando en que sin duda tenía que ser el prostituto con más mala suerte de todo el país. ¿Bebés que lloraban? ¿Jóvenes drogadictos? ¿Hippies melenudos? ¿Un encargado que salía a la calle con una escopeta a mano a las primeras de cambio? ¿Gente que hacía bromas telefónicas? ¿Niñas que se colaban por los conductos de ventilación? Era de locos, sin duda. Desde luego, no volvería a ir con un cliente a ese motel, eso lo tenía seguro.

Notó el miedo de la niña. Estaba muy asustada y nerviosa y, aunque Felony también debería estarlo, al entender que la pequeña estaba en peligro y aparentemente huyendo de su familia, supo que tenía que hacer algo. Normalmente, en dichas circunstancias, alguien en su sano juicio intentaría mantener a salvo a la niña por puro altruismo. Felony era bien distinto. En su mente solo podía pensar que salvar a Emma era la oportunidad perfecta para ser mundialmente conocida. Ya podía imaginarse los titulares de todos los periódicos: "Atractiva prostituta salva a niña de su madrastra en un motel". Harían películas sobre ella, estaba segura. Incluso podía imaginarse los carteles de la película, con la propia Felony sosteniendo a Emma en brazos mientras apuntaba a alguien con su pistola en plan badass.

Era el momento de volver al estrellato. Y de sacar a la heroína que llevaba dentro.

-Tranquila, pequeña. ¡Has llegado a la persona adecuada! -exclamó Felony, esbopzando una sonrisa que intentó resultar reconfortante para la niñita-. Voy a hacer todo lo posible por salvarte. Soy... -Pensó en revelarle su nombre artístico, pero algo le dijo que si le revelaba a Emma que se llamaba "Felonía", la muchacha no confiaría ni lo más mínimo en ella-. Me llamo Ellen. Ahora vas a ser una niña muy buena y vas a hacer todo lo que yo diga, ¿de acuerdo? -Puede que esa frase funcionara en las películas, pero generalmente solía ser pronunciada por mujeres con aspecto maternal u hombretones musculosos pero con expresión bonachona. En boca de Felony podía resultar un tanto inquietante-. Necesito que, pase lo que pase, no grites, ni llores, ni hagas ruido. -Intentó sonar suave y agradable para que Emma no se asustara-. Has dicho que tu papá quiere hacerle algo al hijo de los Dutoit, al bebé... ¿Quién es tu papá? ¿Por qué querría hacerle algo malo a un niño?

Felony escuchó entonces al padre Benedetto y, dado que ella estaba intentando ganarse a la niña, delegó al sacerdote lo que tenía que hacer.

-¡Sí, eso! ¡Cierra las ventanas! -le espetó al padre Benedetto, exaltada, temiendo que alguien pudiese entrar entonces en su habitación-. ¡Y hay que cubrir esa puerta con algo pesado! ¡Que no la puedan abrir! ¡Usa el minibar y ese sofá! ¡Y apaga las luces, así no sabrán que hay alguien aquí! ¡Esto es de locos!

Por mucho que preguntaba, nadie era capaz de dar una explicación sobre lo ocurrido. Aquel ruido... sin duda se trataba de un disparo.

Observaba como la gente se atropellaba a la búsqueda del origen del ruido. Todo eran incoherencias.

Por el rabillo del ojo creí ver que, finalmente, Luca había optado por seguirme.

Maldije una y mil veces mi mala suerte. Mira que podía haber estado en cualquier otro sitio o ir a parar un hotel como Dios manda. Acudieron a mi mente mi última estancia en uno en el que la noche fue... apoteosica.

Cuando alcancé la recepción, un tipo, que no recordaba, nada infrecuente en mí, permanecía colgado del teléfono instalado en la garita del gilipollas ese... el tal Calvin.

No me dio tiempo a abrir la boca: recibí un codazo de una tipa que se había propuesto abrirse paso sí o sí.

Y ésta, quién coño es esta? 

- Alguien sabe qué ha sucedido?

No creí que el momento fuera el idóneo para contarles que teníamos un tipo crucificado en la habitación del al lado. debíamos de ir por partes. Lograr un poco de calma y luego... luego, soltar el bombazo.

Al parecer Andrea había decidido ir con el dejando a la chica sola, eso le molestó un poco pero solo porque no acostumbraba a la compañía más que de su hermana. Su paso era rápido pero frenó en seco cuando se encontró con Jena a quien le puso una mano sobre el hombro pasando olímpicamente de aquella mujer que pedía a codazos seguir hacia adelante, no le daba la gana entrar en una discusión con alguien que tenía pinta de tozudez extrema la verdad, ya escucharían su grito si es que la mujer se paraba a observar lo ocurrido. -Jenna, no vayas a ver lo que ocurre... Se agachó hasta estar a su altura y, obligándose a pensar en la niña como si fuera su hermana le puso la mano en la cabeza de forma cálida. -¿Puedes llevarnos hasta tu papá? Necesitamos que venga inmediatamente a poner órden, ha pasado algo muy malo que no quiero que veas. ¿Vale?

*¹Si la niña no hacía caso y no iba con ellos, Luca solo suspiraría y la dejará estar. Siguieron su camino yendo hasta la recepción de nuevo, donde vieron por última vez al dueño del motel encontrando allí a un hombre mayor el cual no parecía trabajar ahí. 

-Disculpe... ¿ha visto al dueño? Parecía preocupado y entonces recordó a Mamma en la cocina, parecía ser una mujer con bastantes dedos de frente y eso le hizo girarse a Andrea en caso de que la respuesta del mayor fuera negativa, si era afirmativa no diría más y esperaría a que el hombre comentara todo. 

*²-¿Puedes ir al restaurante? Ahí está Mamma, dile que vas porque te lo he pedido. Cuéntale lo ocurrido y que no encontramos al dueño. Se frotó la sien, hablar tanto no le gustaba y eso que estaba siendo escueto. - Me voy a buscar a mi hermana, no pienso dejarla sola, podría cometer cualquier locura... Respiró profundamente y si Andrea le dejaba, el iría a por su estimada familiar.
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**¹ En caso de que la niña obedeciera a Luca, su cara se relajaría y bajarían junto con ella a recepción en donde encontrarían a ese hombre adulto colgando el teléfono. - Disculpe... ¿Ha visto al dueño? Apoyaba la mano sobre el hombro de Jena esperando la respuesta del hombre.

**²Si esta era una negativa, miraría a Andrea recordando a Mamma, esta parecía llevarse bien con la pequeña o al menos esa fue la impresión que le dio. - Andrea, ¿Puedes ir al restaurante? Ahí está Mamma y Jenna podría ayudar desde ahí. No quería decir la palabra " quedarse " porque viendo lo independiente que era esa niña posiblemente eso le diera la alerta de que pretendían que no se moviera del sitio, del modo en que lo planteaba, con suerte aceptaría si es que había clientes que necesitaban un lugar en calma y donde entrar en calor. -También, esa mujer podría saber donde está el dueño... Yo necesito ir a por mi hermana, iré hacia el restaurante en cuanto la encuentre. Esa era la idea, solo esperaba que no sucediera nada malo por el camino. -Con todo lo que está pasando no quisiera que cometiera ninguna locura... Murmuró por lo bajo.

Vera se encontraba junto a su móvil maldiciendo por el corte de señal, cuando el chico de antes golpeó su puerta pidiendo su colaboración.

Había dicho que era policía, pero no llevaba armas para defenderse, y ahora tampoco podría contar con refuerzos. Se quedó mirando la puerta durante unos segundos, sin moverse ni reaccionar. Solo pensaba en las posibilidades de todo aquello. Un loco suelto con una pistola disparando a discreción, líneas telefónicas cortadas, temporal y frío imposibles, y los trabajadores del motel ya sabían que ella era policía y le estaban pidiendo ayuda. La cosa no pintaba nada bien. 

¿Sería mejor quedarse en su habitación? ¿Eso le aseguraría la supervivencia acaso? Quizás el asesino se había arrepentido en el momento. Muchos lo hacían. No sabía muy bien qué hacer, pero no podía dejar a esa gente cuando le habían pedido ayuda ¿Cómo iba a dejarlos tirados? Tragó saliva y se acercó a la puerta rápidamente. Sin pensárselo mucho más, no fuera a correr el riesgo de arrepentirse. La abrió. 

-¿Dónde está? ¿Han sido allí los disparos? ¿Ha visto salir a alguien? Vaya a decir en recepción que no dejen de llamar a la policía cada puto segundo por si las líneas de teléfono vuelven. Y dígame dónde hay un botiquín, o tráigalo. Creo que lo vamos a necesitar. -Puso la mano en el antebrazo del joven. -¡Ah, y que no salga nadie de sus habitaciones! Vamos a intentar que esto no se descontrole. 

Melissa quedó petrificada ante el horror que se encontraba en aquella habitación. Si hasta ese momento sólo pensaba en dar un trago ahora lo único que deseaba era beberse toda una destilería hasta olvidar lo que veía. Si se trataba de una broma no había duda que era una broma de muy mal gusto, sobre todo cuando había tanta gente alojada por culpa del maldito temporal. Pero aquello que veía era demasiado real, parecía demasiado real y, si hubiera tenido algo en el estómago, en esos momentos ya estaría subiendo por su garganta para escapar de su interior.

Apartó la mirada con asco viendo por primera vez a la gente que salía de las habitaciones y que se movían con prisa a saber hacia dónde. Necesitaba ese trago, lo necesitaba cada vez con más urgencia a pesar de sentir el estómago revuelto. Tenía que alejarse de aquella visión, del olor de la sangre y del dantesco espectáculo que se estaba dando allí mismo.

Se encaminó en dirección al bar, siguiendo las indicaciones que le había dado la jovencita esperando que lo del disparo no fuera otra locura como la que intentaba dejar atrás y, sobre todo, esperaba que la policía estuviera ya en camino.