Partida Rol por web

Entre las personas que entran al local de hamburguesas hay unos chicos en monopatín, que pasan directamente a una mesa al fondo sin comprar nada. Son unos cinco chicos en total. Te ha llamado la atención que parecen hablar entre ellos muy bajito y mirando a todos lados, como si temieran que alguien pudiera escucharlos.

Sabes que es común que en esos tipos de suburbios los adolescentes del vecindario usen las piscinas de casas vacías como parques de patinaje. Casas vacías como aquella en la que han encontrado a la Gata...

-¿A que te refieres con "andar llevando cargas"? ¿Y quien lo dice? ¿Ha habido testigos del asesinato?-le preguntó Nathalie mientras no dejaba de tomar notas en su cuaderno intentando que el entorno y los crios no la distrajeran.

Atento a toda la conversación que ocurría a su lado mientras probaba su comida, el imponente ruido de los críos gritando a su alrededor comenzaron a molestarle no solo por la distracción sino por lo que podría quedar superpuesto en su grabación de sonido; si era que esta no de detenía eventualmente por limitaciones de la tecnología.

Ian se levantó de su lugar, bajó un poco sus gafas para permitir que Nathalie viera sus flamantes y afilados ojos color ámbar,y dijo lo que tenía que decir

-Temo que he de hacer una pequeña parada eb el inodoro. Sufro de colon irritado. Continúen su conversación, vuelvo enseguida.- Aquellos mordaces ojos indicaban que sus palabras no coincidían con cuales serían sus acciones, predispuesto de tal manera que su ya conocida compañera entendiera el mensaje. Que seguramente iría a resolver un problema en el área.

Se acomodó las gafas nuevamente para ocultar su mirada, esfozó una confiada y retrasada sonrisa, y partió fuera de la mesa, no antes de pedir permiso. -Si me permite, señor Cabrón.- Se abrió camino y marchó en dirección al pasillo del baño.

Ya una vez fuera de vista de sus compañeros, Ian procedió a moverse a hurtadillas, a agacharse o incluso arrastrarse por el suelo con tal que el Cabrón no se diera cuenta de lo que estaba haciendo, no sin llamar atención de todas las demás personas en su entorno. Todo con el fin de llegar indetectado hasta aquella mesa de niños que tanto le llamaban la atención. Era como si su instinto de fotógrafo profesional se hubiese activado. No perdió la oportunidad, claramente, de tomar una fotografía sin flash a distancia con su cámara de bolsillo con tal de "utilizarla de ser necesario".

Continuó su camino hasta llegar a un punto cercano donde pudiese oírles.

Te mueves con seguridad en dirección hacia los baños, cambiando de dirección justo al último momento y tomando asiento en una mesa cercana al grupo de chicos con monopatín. Te fijas que sus edades son más bien de adolescentes, no más de 15 o 16 años. No parecen haberte notado. Sin embargo, el sitio que has escogido no es el mejor para escuchar, pues justo a lado se encuentra una familia de al menos tres chiquillos además del bebé en brazos de la madre que hacen un berrinche tal que te campanean los oídos.

Tomar la foto te resulta mas bien sencillo, logras colocar la cámara de tal manera que tomas la imagen del grupo y algunas individuales sin que estos noten tu presencia.

No es fácil que te mientan a la cara. Claramente, Ian no pensaba ir a mear, y sabiendo eso, lo viste desviarse a último momento para sentarse en una mesa cercana a un grupo de chicos. Cuando te fijas en ellos notas que tienen monopatines y que parecen mirar nerviosamente a sus alrededores y hablar entre ellos en susurro, aún cuando en aquel lugar resultaba ridículo tomar tal medida. Ves que Ian les realiza unas fotos con su cámara. También pudiste ver cuando se alejaba que guardaba su teléfono en el bolsillo, y estás absolutamente seguro que lo tenía encendido en modo de grabado, posiblemente desde mucho antes de levantarse.

Si mal no recuerdas, la piscina vacía donde encontraron a la Gata tenía marcas de ruedas de monopatín y graffiti.

Conoces a Ian desde hace un tiempo y reconoces sus intentos de pasar desapercibido cuando está sobre la pista de algo que pueda ser una buena foto. Así que no te sorprende verlo desviar el camino antes de llegar a los baños, y tomar asiento cerca de donde está el grupo de chicos que viste entrar hacía unos minutos.

-Oh mierda-murmuró Nathalie viendo a su compañero acercarse a aquellos crios. ¿Que iba a sacar? ¿Una foto de unos chavales? Solo esperaba que no se distrajese demasiado.

-Bueno, Mike  ¿y bien?-le volvió a insistir para que respondiera a sus preguntas.

Alzó una ceja notando que la chica también lo había visto. Le sonrió sarcástico, dando una pitada y arrojándole el humo a la cara. Todo eso estaba tomando un cariz muy desagradable y empezaba a mosquearse de no ser parte de la broma. Esta gente tenía más información de la que aparentaba, y quizás lo que querían de él no fuera información solamente. 

-Sabes? La gente en las calles no aprecia esta clase de cosas, chiquilla - remarcó con una tranquilidad inquietante para cualquiera que le conociera o que supiera leer gente al menos. La gente que no sabía respetar alianzas, no duraba mucho en esa rama de trabajo...  Mike iba a buscar distanciarse de esa montaña de mierda, lo antes posible, no le sorprendería encontrar el cuerpo de la periodista tirado en algún callejón dentro de los próximos días. Sin embargo, no faltaba a su palabra, aún cuando estuviera hablando con completos idiotas.

-Llevar cargas es llevar cargas, cariño, pasaron el fiambre de un sitio a otro, la ley lo dice, puedes ir y preguntarles - Obviamente, no iban a contestarle, todo este asunto era clasificado, e iban a querer mantenerlo fuera de cartelera el mayor tiempo posible... "Quizás deba hacer una llamada" Después de todo la exclusividad no era parte del contrato.

Nathalie se frotó el puente de la nariz con dos dedos y se volvió a colocar las gafas. Aquel tipo la sacaba de quicio pero le volvio a sonreir.

-¿Y que hay de los testigos? Alguien vio algo?-le preguntó.

Sonrío de lado, apretando el pucho entre los dientes y reclinandose en la silla hasta empezar a hamacarse. "Me quedaría más tiempo solo por esto" Sabía que no debía hacerle caso a ese pequeño demonio que le hablaba al oido, cada vez que lo había hecho se había metido en más problemas de los saludables. Se encogió de hombros antes de cruzar los brazos bajo su cabeza.

-Ninguno del que yo haya oido, chiquilla - Expulso el humo en anillos hacia el techo, el ruido del lugar le estaba dando jaqueca, pero algo dentro de el se retorcía placenteramente. "Es lo que hace la vida interesante" Iba a meterse en un lindo kilombo, lo sabía, pero tampoco estaba seguro de que le importara. -Tu has oido de alguien? -terminó la palabra con un retintin, sin dejar de seguir los aros con la vista hasta que se desvanecían, pero sonriendo como el gato de Cheshire, había pocas cosas más divertidas que joder con alguien a quien le gustaría joderte.

Nath decidió no seguirle el juego, empezaba a estar arta de sus juegos de palabras. Estaba claro que si quería sacar alguna información tendria que hacer ella de detective. Y para ello solo se le ocurrían dos sitios por los que empezar.

- Esta bien, será mejor que nos pongamos en marcha. Lo primero será ver el piso donde encontraron a la Gata- se giró y le hizo un gesto a su compañero para que volviera a la mesa.

Si bien se encontraba muy concentrado en su propia "aventura" la atención de Ian fue rápidamente intercedida por un gesto de su compañera. Sabía que se había tardado mucho en regresar.

Al cabo de unos segundos, Ian reaparecía junto a la mesa de conversación, acomodando su ligeramente desarreglada chaqueta. -Siento la demora. Es que los vestidores estaban muy... Llamativos.- Entonces Ian le lanza una guiñada para nada sutil a una de las chicas del mostrador. -¿En qué estamos?

Una distinta, y más amable dependienta del local coloca los restos de la comida de Ian en una bolsa para llevar, y se los entrega con una servilleta donde parece estar su número de teléfono. Aunque también lanza una mirada coqueta a Mike antes de alejarse moviendo las caderas rítmicamente.

Al atravesar las puertas de cristal, Winona se acerca alegremente hasta su amo, lanzando leves gruñidos a la periodista y el fotógrafo. La calle al fondo parece más desierta y ya no se ven las luces de los coches policiales. Frente a ellos pasa una ambulancia con las luces apagadas, parece que el cuerpo de la Gata ya ha sido retirado de la escena del crimen.