Partida Rol por web

El Doctor Extraño escuchó atentamente las palabras de todos vosotros. Se mantenía en el aire, con los brazos abiertos, que parecían mantenerle elevado. Tenía una mirada penetrante y que le concedía una expresión severa.

- No hay porqué luchar, yo me ocuparé de ellos. Crearé un portal para que entréis en la mansión y podáis buscarla.

Stephen movió manos y dedos, formando lo que pareciera un lenguaje de signos. Acabó por formar un agujero en el espacio. Un agujero completamente negro que se mantenía frente a él.

- Yo los entretengo mientras. Pasad todos, no os necesito a ninguno.

Tras decir eso se adelantó, dirigiéndose a la mansión, mientras gesticulaba y arrojaba lo que parecía una esfera de energía blanca que surcó el aire, estrellándose contra el suelo y llenándolo de un hielo que atrapó las piernas de algunos de ellos.

Clea gritó.

- ¡Stephen, espera! - Se quedó en silencio, pero no tenía claro qué hacer.

Entretanto, Dawn se había acercado al portal y lo iluminaba con su luz.

- Está muy oscuro ahí dentro, la luz no consigue mostrar nada. 

El supuesto Doctor parecía tenerlo todo planeado, incluso comenzó a preparar todo sin nuestro beneplácito, instándonos a que entrásemos todos nosotros en aquella especie de vórtice oscuro.

Busqué a Dominic con la mirada, tratando de ver qué era lo que pensaba, cosa que hice después con el resto de compañeros; pero sin detenerme demasiado en ello, había que decidir rápido qué hacer.

-Lo siento, pero no si puede ser de otro modo… - dije mirando hacia el Doctor, dirigiendo la vista después a Sónica, esperando que comprendiera mi decisión.

Ya me ha engañado antes, no puedo saber si es Dokter otra vez… Y la actitud de Clea no me da ninguna seguridad.

Di unos cuantos pasos hasta acercarme a Dom.

-¿Shazael puede llevarme dentro? ¿A quienes prefiramos entrar con su ayuda? – pregunté a Dominic preocupada. – Prefiero ir sobre seguro, y ahora mismo confío más en Shazael… - susurré esta última parte.

¿Un portal? ¿En serio? ¿Sabiendo que estoy aquí? Ya se que no me vas a hacer ni caso, Dom, pero... ¿eso no es, como mínimo...?

...Sospechoso, sí.

Esta vez, me veo obligado a darle la razón a Shazael. Puede que el demonio no se fíe de nadie, y siempre encuentre los motivos más absurdos para apoyarse, pero ahora mismo, lo que ha dicho Extraño...

Claro, será más rápido... -Respondo en voz alta, inventando una excusa sobre la marcha. Lo cierto es que ese portal no tiene ningún sentido cuando hay un teletransportador en el grupo. Y Extraño lo sabe, me... nos conoce. De modo que, ¿qué sentido tiene todo esto? Empiezas a pensar, humano, veo que vas aprendiendo...- Hay algo que no me cuadra en el doctor... -Le susurro a Sora.

Me relajé un poco con la respuesta afirmativa de Dominic, pero sólo lo justo, y es que ahora mismo debíamos estar más atentos que nunca. El ver que era de mi misma opinión también ayudaba.

-Ni a mí, será mejor hacer la guerra por nuestra cuenta… - respondí así a su comentario con otro susurro, y le agarré de la mano. – Cuando quieras, yo estoy lista. – le dediqué media sonrisa, tratando de que él también estuviera tranquilo.

La actitud de Extraño es mas bien... Extraña (risa interior), nunca ha sido el alma de la fiesta pero "¿no os necesito a ninguno?", esa frase es digna de un capullo arrogante y Doc no es eso al menos. No se como Clea, que ha compartido con él una relación más íntima que todos nosotros puede dar crédito a sus palabras, yo desde luego y haciendo eco de las opiniones del personal, no pienso darle ni un poco. Prefiero teleportarme con el Capi, antes que entrar en ese agujero negro, el cual me da en la nariz que te conduce a un lugar poco agradable.

- Bueno gente, la verdad tenemos prisa, propongo que si Sónica nos dice que a la casa, el Capi - miro a Dominic - nos lleve allí, si queremos evitar a esos (reales o no) enemigos. Lo principal es encontrar a tu hermana, Sónica, luego ya tendremos tiempo para ellos. No os acerquéis a ese agujero negro, no me da ninguna buena vibración. La única pega es que no se si una forma astral se teleporta - miro de reojo a Clea.

Miro la imagen de Extraño que se enzarza con los de la puerta de mansión. Un problema menos, si piensa que nos vamos a meter en ese portal-trampa va listo. Mientras me dirijo a todos - Vámos, todos alrededor de Dominic. ¿Estás listo Capi? se que me oyes allá donde estés, espero que seas tan bueno como dices... -

Algo en todo lo que ocurría empezaba a olerme realmente mal. Se suponía que conocían al tipo que acababa de entrar en escena pero no querían viajar con él, como si el camino que nos ofreciera fuera peligroso. La verdad es que no me importaba lo más mínimo la discusión interna que tuvieran siempre que me ayudaran a llegar a mi hermana y acabáramos todos a salvo.  Decían que el capitán rojo podía encargarse de ello  y estaban más contentos con esa opción, así que yo me sumé a la mayoría.

-Vale, vayamos con el capitán- dije acercándome a él para tocarle un hombro a Dominic.  Lo importante es encontrar a Martha, como dices- respondí a Psiónica. ¿Y si realmente estábamos metidos en una ilusión? En ese caso todos los caminos nos llevarían a lo que el dueño de la ilusión quisiese, pero era mejor acudir en equipo.  Cuando puedas, Capitán- yo estaba impaciente, pero quizá llevarnos a todos costara más tiempo y no podía estresarlo en un momento como este.

Solo aguanta un poco más, Martha. Estoy a tu lado, vamos a despertarte ahora.  Pero por favor lucha contra lo que te esté utilizando. Tú puedes. 

La calma con la que Sora me ofrece su confianza me transmite bastante tranquilidad. A pesar de todo, de la incertidumbre, del peligro, del constante dolor de cabeza que supone Shazael y el miedo que me provoca pensar en nuestro incierto futuro, su mirada, su sonrisa comedida y la forma en que sostiene mi mano me ayudan a respirar de forma sosegada, convencido de que es posible salir bien de todo esto.

¿Me vas a liberar al fin? ¿O sólo vas a quedarte ahí embobado, disfrutando de su agradable y suave tacto...?

También a ti te resulta agradable, ¿eh...?

Ouch, golpe bajo... Vas aprendiendo...

Psiónica se acerca a nosotros, mostrando su apoyo a la idea de entrar por nuestra cuenta sin reparo alguno a exponer su desconfianza. Bien, nosotros aquí disimulando como podemos, para que ella alce una pancarta que pone "no me fío de ti" a Extraño con letras mayúsculas. Su duda acerca de Clea no me preocupa demasiado. Estoy seguro de que ella es más que capaz de llevar su forma astral hasta donde nosotros vayamos, por sus propios medios.

Por su parte, Sónica apoya una mano en mi hombro de forma directa, con la prisa acuciante que siempre la acompaña. No me extraña, teniendo un ser querido en peligro. Pero también prefiere venir con nosotros, y empiezo a preguntarme si es por desconfianza hacia ese oscuro portal y el que lo ha creado, como nos pasa a Sora y a mí, o por confianza en nuestro criterio.

Bien, pues por aclamación popular... -Digo mostrando una sonrisa divertida a Sora, guiñándole un ojo, y es que hacía mucho que no me sentía de humor para bromear- ...liberemos al kraken.

¡¡Necios, débiles y patéticos, he venido a por vuestras almas!! -Exclamo en cuanto el humo de azufre comienza a disiparse a mi alrededor, alzando la cabeza hacia el cielo con un gesto grandilocuente. Pero, ¿eso no es el final de Mortal Combat?- Jajaja, el gusto de Dominic para eso que llamáis "cine" es horrible, pero me aporta frases para ocasiones como esta... ¡¡Chicas!! Encantado de volver a veros, y hay mucho que ver...

Mis ojos pasan de la india a la negra, a la rubia, a la negra, a la india, a la rubia, a la india, a la negra... Y alguna de esas veces podrías mirar a la cara... Sí, sí, sí, eso ya lo veo cuando manejas tú los ojos, ¿sabes? Sostengo la mano de Sora y siento la caricia de la negrita en mi hombro, -está apoyada, no acariciando- pero me falta la rubia, a la que rodeo la cintura con mi cola en un rápido movimiento.

Bueno, mis damas, tres bellezas alrededor de un humilde servidor, uno se siente muy honrado de tantas atenciones, de modo que no rompamos la magia del momento, ¿de acuerdo? -Sonrío ampliamente, fingiendo una expresión de bondad que no termina de encajar en mi rostro, mirando a los otros dos maromos- Marineros, os encargáis de todo esto, ¿verdad? Las chicas y yo vamos a dar un paseo...

Espera, si ellos también...

Tarde.

Un pestañeo, y nos teletransporto al interior de la mansión.

En medio del discursito del demonio, la palabras "Marineros, os encargáis de todo esto, ¿verdad?", hacen saltar mis alarmas mentales, y tratando de anticipar la jugada del maldito demonio, intento mediante un empujón TK unir a Tornado y a Dawn a nuestro salto teleportador, haciendo que se desplacen mediante un empujón hacia nosotros, para asirles o entren en contacto con cualqueira, de ser necesario.
 

Una explosión de humo marcó el fin de vuestra presencia allí fuera. Apenas había avanzado el tiempo cuando os materializásteis en el interior del edificio, a oscuras.

- ¡Pero qué ha pasado! ¡Algo me ha empujado!

Exclamó Aiden al instante, pillado por sorpresa por el teleporte. Malik, que también estaba con vosotros, observó molesto al Capitán Rojo.

- Pensabas marcharte sin nosotros ¡otra vez! Estamos juntos en esto, así que déjate de jueguecitos. ¿Y si no hubieses podido volver a por nosotros esta vez? 

Tornado se acercó y sujetó de la ropa del cuello al demonio, tratando de que no pudiera separarse de él.

Dawn no tardó en elevar su puño y emitir una intensa luz, hecho que agradeció Psiónica, a quien la sensación de oscuridad comenzaba a ahogarla. Aquella habitación parecía la sala de invocaciones donde Clea, que era la única que no estaba presente, había formado el portal hacia la dimensión acuosa. 

De hecho, había presente un portal allí, pero era oscuro, e idéntico al que había formado el Doctor Extraño en el exterior. Como si fuera agua, la superficie de ese agujero comenzó a hervir, emitiendo un humo oscuro y maloliente.

Una figura oscura cruzó el portal y os sonrió. Su forma se materializó formando la de una adolescente negra.

- Es demasiado tarde, querida hermana, ya me he unido a la tormenta, ¡ya soy parte de ella!

La oscuridad trató de expandirse a vuestro alrededor, pero la luz de Dawn la contuvo. Se podían observar rostros vacíos y alas oscuras, buscando un hueco entre la luz por la cual abordaros. Un viento huracanado entró entonces en escena, arrojandoos hacia las paredes. Pero Tornado, que acabó al lado del Capitán Rojo, concentró su poder, tratando de reducir el viento hasta que éste dejó de manteneros apresados e hicísteis pie de nuevo.

- ¡Todo se acabó!

Exclamó ella, que parecía no ser afectada en absoluto, y de su boca saltó un relámpago que cubrió la sala. Era un ave de electricidad pura, que rebotaba a gran velocidad, impactando sobre vosotros una y otra vez. Una voz resonaba en la sala, proferida por el peligroso ser.

- ¡Venganza! ¡Todos seréis expulsados de estas tierras, incluso la traidora! - Dijo mientras se abalanzaba sobre Sora y la hacía gritar.

Entre la confusión, Martha volvió a gritaros.

- ¡La Tormenta está libre!, ¡libre!

Un nuevo rayo saltó, recorriendo la sala y embistiendo vuestros cuerpos, haciéndoos encogeros por el dolor.

Una presencia se manifestó entonces tras ella, una figura embutida en un traje verde, de piel macilenta como la de un muerto y el cabello negro, despeinado. Escuchásteis su risa mezclándose con el caos reinante.

- ¡Extraño no pudo parar la Tormenta, fallaréis igual que él!

Dawn y Tornado parecían sumidos en una gran tensión, incapaces de hacer gran cosa salvo mantener sus poderes.

- ¡Mátalos Martha! ¡Vienen a quemarte y a violarte! ¡Mátalos!

Martha gritó, fuera de sí. - ¡NOOOO! - Tratando de que la oscuridad se hiciera fuerte, el viento os empujase y los rayos siguieran con su castigo.

Las chicas también se unieron a la propuesta, y devolví la sonrisa a Dominic antes de que nos abandonara, dejándonos con la presencia de Shazael. Este hizo una rimbombante aparición, haciendo también gala de su habitual descaro, paseando sus ojos de una a otra sin cortarse un pelo, y continuando con zalamerías.

Me resulta muy difícil de creer lo que dice Dom que siente…

Como una excepción, hice caso omiso a sus bravuconadas, dejando que nos llevara a interior, de acuerdo con que los chicos ayudaran a contener lo que fuera sucedía. Sin embargo, no todo salió como esperábamos.

Nos transportamos al interior, que se encontraba completamente a oscuras, y esto, junto a los repentinos gritos de Dawn, hizo que me sobresaltara. Me aferré con más fuerza a la mano del demonio, acercándome a él de forma inconsciente, hasta que Tornado también paró de gritar y Dawn iluminó el lugar. Parecíamos estar en la habitación donde Clea había creado anteriormente aquella dimensión acuosa, con la diferencia de que aquí había un portal oscuro como el creado por extraño.

Me separé del demonio y de los demás, acercándome a aquel vórtice para observarlo, pero de pronto este comenzó a emitir un humo oscuro y maloliente, dando el aspecto de hervir, y me eché hacia atrás de un salto con rapidez.

Una figura oscura apareció sonriendo, tomando la forma de una chica negra de aspecto adolescente. Por sus palabras parecía ser la hermana de Sónica, o al menos haber adoptado su forma. La oscuridad trató de atacarnos, tras lo que una vendaval trató también de hacer lo mismo, pero entre Dawn y Tornado se ocuparon de esto. Fuimos llevados hacia las paredes, cuando Martha volvió a gritar, para después expulsar de su boca un relámpago, que convertido en un ave recorría la sala rebotando y atacándonos.

Otra vez gritos, esta vez acusadores, que terminaron con aquella ave abalanzándose sobre mí y haciéndome gritar. No entendía de qué iba todo eso, de qué estaba hablando, pero teníamos que hacer algo ya.

Los rayos, convertidos en aves, continuaban atacándonos, cuando un hombre apareció tras Martha y le instaba a atacarnos. La chica le obedeció, haciendo que la oscuridad, el viento y los rayos se cernieran aún más sobre nosotros.

Los dos primeros eran combatidos por Dawn y Tornado, así que me concentré en los rayos, en aquellas extrañas aves. No comprendía del todo cual era su naturaleza, pero quizás pudiera averiguar algo sobre ello.

- ¿Qué sois? – pregunté a las criaturas eléctricas, esperando que mis habilidades sobrenaturales me fueran de ayuda. - ¿De dónde venís? – continué, mientras trataba de esquivar las descargas.

Habíamos logrado aparecer en ese nuevo lugar y por suerte estábamos todos para combatir el nuevo peligro y, sobre todo, para rescatar a mi hermana. Eso era lo más importante en ese momento para mí.  El verla aparecer provocó que mi corazón comenzara a latir con fuerza… ¡había dado con ella! Solo que su aparición había sido, cuanto menos, extraña.  Es ella, es Martha. Por fin puedo ponerla a salvo.

Lógicamente aquello no iba a ser sencillo, ni mucho menos. Al parecer Martha había sufrido algún tipo de lavado de cerebro o algo así y la habían convencido de algo que, desde luego, era muy peligroso para todos nosotros, incluyéndola a ella. Por suerte Dawn estaba ahí para protegernos –de momento- de la oscuridad que amenazaba con reinar en ese lugar.

-¡Martha, detente!- le grité, asustada. No sabía qué habían hecho con mi hermana pero yo la quería de vuelta, conmigo.  Tenía que lograr protegerla como no había logrado hacerlo antes.  Aquel extraño fenómeno que nos atacaba con dureza no le afectaba en absoluto, y no tenía muy claro si eso era bueno o malo.

Martha seguía fuera de sí y yo no sabía cómo detenerla. Acercarme a ella era una locura absoluta, pero difícilmente iba a poder hacer algo por ella desde esa distancia.  Fui a decirle algo cuando los rayos empezaron a golpearnos y surgió la nueva figura.  Ese es el cabrón que le está haciendo todo esto… él la ha convencido.  Está jugando con ella.  Tengo que hacer algo.

Cuando el ser amenazó a Martha con que nosotros íbamos a violarla y quemarla la sangre me hirvió.  Intenté dar un paso adelante y comencé a hablarle a gritos, para que me hiciera caso. ¡Martha! ¡Estoy aquí, soy Laetitia! ¡Soy tu hermana!- mis fuerzas flaqueaban ante la intensidad del viento, pero no podía rendirme en mi intento de acercarme a ella.  ¡Tienes que detener esto! Sabes que yo jamás te haría daño. Por favor, Martha, ven conmigo y vayamos a casa. ¡Si sigues así vamos a acabar todos muertos!  ¡No lo escuches a él, solo quiere destruir y hacer daño!- mi intención, pese a que sabía que era una locura, era llegar hasta mi hermana y abrazarla.  Estaba realmente muerta de miedo, pero la mayor de mis preocupaciones era fallarle a ella. No podía dejar que eso pasara. 

Aparecemos en plena oscuridad, y ya estoy preparado para enfrentar el peligro. No en vano, vengo muy bien acompañado, y hay que lucirse...

¿Pero en qué cojones estabas pensando...?

Calla, Dom, algo va mal...

Efectivamente, oigo la voz de cráneo rojo a nuestro lado, y el negro aparece en la negrura del lugar -ja, que redundante- para sujetarme del cuello en plan amenazante. Como si no me hubieran amenazado otros mucho más grandes y malos que él.

Espera... -Le miro con una amplia sonrisa socarrona, ladeando la cabeza, curioso- Tú no deberías estar aquí... ¿Qué diablillos está pasando...?

La luz se hace en el lugar, brotando del puño del casco escarlata -desde luego, muchísimo mejor nombre que ese que se ha puesto, sin duda-, pero pronto todo se vuelve caos. Ahí está ese portal de tinieblas, y de él surge la hermanita de Sónica. Hmmm... si viene de un portal idéntico al que Extraño pretendía que cruzáramos... En fin, a mí ya me olía a trampa. Pero la chica no es una rehén que quiera ser liberada, nada más lejos. Me veo arrojado contra la pared por un viento infernal -y es curioso que yo mismo lo catalogue así-, que Tornado se esfuerza en contener. Entorno los ojos tratando de abrirme paso a través de la negrura tras la chica, llena de figuras que luchan por salir a la luz con que se las contiene. Rostros y alas, eso me recuerda a cierto engendro en cierto edificio sanitario...

¿Otra vez jugando a imitar demonios? -Pregunto con sorna. Extraigo mis espadas de sus vainas, empuñándolas con soltura- Yo os enseñaré cómo es un demonio de verdad...

La chica comienza a proferir amenazas, a las cuales no presto atención. Sólo quiero un objetivo, y de momento ella parece el único viable.

No, espera, ella es inocente.

Está con el enemigo, Dom.

Hemos venido a liberarla.

Oh, y lo haremos, cuando deje de resistirse.

¡Tiene que haber otra forma!

¡Pues ve buscándola, humano, mientras tanto yo haré mi trabajo!

Pero entonces la chica abre la boca y de ella surge un rayo que adopta la forma de un ave de pura energía eléctrica, que se abalanza sobre...

¡¡SORA!!

¡¡SORA!! -Exclamo, al ver cómo el rayo se descarga sobre ella, haciéndola gritar de dolor. De algún modo, mi primer impulso es saltar hacia ella. Maldición, esa idea tan estúpida tiene que provenir del humano. Alguien como yo no se plantearía... ¡Joder! No puedo estar... No... Miro en dirección a la negra. Sí, ella ha liberado al pájaro, ella debe controlarlo. La mataré, no permitiré que siga haciendo daño a...- ¡¡AAAAARGH!! -Un nuevo rayo me sacude, arrojándome de nuevo contra la pared, encogido de dolor. Cuando logro sobreponerme, alzo la mirada con la respiración agitada, apretando los dientes- Acabaré contigo, hija de... -Pero mis ojos van más allá de ella, que de repente ha dejado de ser mi objetivo. Tras ella veo una figura vestida de verde, despeinado y de piel demacrada, que nos amenaza y manipula a Martha contra nosotros. En otras circunstancias, casi sentiría cierta admiración hacia él, de un modo profesional, por supuesto. Pero no ahora. Ahora solamente sonrío- Bien, Dominic, vas a salirte con la tuya... -¿Con la mía?- Tal vez podamos liberar a la chica sin dañarla...

Oh, ya veo... ¡A por él, Shaz!

Sí, ahí vamos. No importa el viento, la negrura ni los demonios, no necesito hacer pie ni guardar el equilibrio. Sólo necesito un objetivo, y lo tengo delante de mí.

¡¡Bailemos!!

La jovencita pudo escuchar las palabras desesperadas de su hermana, instándole a detenerse, más ella alzó la voz en respuesta.

- ¡Traidora, te aliaste con los extraños! ¡Vas a entregarme para que me quemen!

La niña dirigió la mirada hacia Sónica y un haz de electricidad saltó en su dirección, impactándola con tal violencia que fue empujada hacia atrás y golpeó contra la pared, destrozándola y acabando en el otro lado. Por un momento no supísteis nada de ella.

Algo similar exclamó también el ave eléctrica que insistía en embestir a Sora.

- ¡Traidora, te aliaste con los extraños! ¡Te uniste a ellos, en lugar de buscar venganza! ¡No reconoces a los tuyos, traidora!

Sora recibió una nueva descarga, pero no era diferente a los demás, que también eran contínuamente eran asaltados. Dawn y Tornado se contorsionaban por el dolor, pero hacían esfuerzos por mantener sus poderes activos y daros margen gracias a ello.

Psiónica pareció estremecerse al contemplar la violencia que os rodeaba.

- ¡No hay ninguna persona aquí! ¡No detecto mentes, salvo las nuestras! ¡Esa no es tu hermana! ¿me oyes, Sónica?

El Capitán Rojo se abalanzaba hacia la figura pálida, pero ésta se apartó a tiempo, aunque en el último momento.

- Pequeño demonio, cómo osas enfrentarte a tu superior.

Dijo con una sonrisa sádica en el rostro, mirando con fijeza a vuestro acompañante, mientras la figura de éste se distorsionaba y volvía a transformarse en Dominic.

- Así me gustas más. - Pesadilla se carcajeó. - Jajajaja - Su risa era un chillido insoportable.

- ¡Extraño!

Gritó una de las aves eléctricas, saltando sobre Dominic, llenando su cuerpo de punzadas de dolor. 

En ese momento, una figura atravesó la pared. Una mujer de cabello blanco que reconocísteis como Clea. Ella permaneció un momento mirando la escena, observando cómo el esfuerzo y el sufrimiento se dibujaba en vuestros rostros.

- Escuchadme, Stephen está ahí.

Dijo señalando el portal oscuro.

- No podéis ganar a Pesadilla. Hemos de ir a por Stephen. ¡Vamos!

Mis intentos por lidiar con aquellas aves eléctricas resultaron inútiles, continuaban acusándome y atacándome con sus descargas. Los intentos de Sónica también resultaron fallidos, cosa que quedó explicaba cuando Psiónica nos dijo a gritos que aquella chica no era Martha.

Mis ojos se posaron entonces en Shazael, que trataba de atacar al ser tras la supuesta Martha, pero sin gran esfuerzo este le detuvo, haciendo que fuera Dominic quien volviera a aparecer en su lugar.

El tipo de traje verde no dejaba de carcajearse de aquella forma tan sumamente desagradable, mientras otra ave gritaba a Dom y le atacaba.

No me dio tiempo a llegar hasta él, teniendo que ver como sufría una de aquellas dolorosas descargas.

Extraño… ¿Por qué le ha llamado así? ¿Se refieren a Dominic y Shazael cuando dicen que nos hemos aliado con los extraños?

Di un salto hasta Dom, situándome frente a él para protegerle de cualquier posible nueva descarga.

- ¿Estás bien? ¿Puedes moverte? – le pregunté con notable preocupación en mi voz, aunque dándole la espalda, y es que tenía que estar atenta a los que sucedía a nuestro alrededor.

En ese momento apareció la figura de Clea, sentenciando que no podíamos vencer a Pesadilla, y que lo que teníamos que hacer era ir al encuentro del Doctor a través de aquel portal.

No parecía haber otro camino que el de hacer lo que Clea decía, así que me giré para mirar a Dominic.

- Voy a entrar. – dije con firmeza - Y no voy a dejarte aquí… - le agarré del antebrazo y comencé a tirar de él, rumbo al oscuro portal.

Martha no parecía reaccionar a mis palabras, cosa que me asustaba.  Por mucho que intentara razonar con ella lo único para lo que había servido era para provocar aún más su furia.  Fui a intentar volver a decirle que se equivocaba cuando un rayo me impactó, tirándome contra la pared y atravesando esta.   Solté un alarido que inundó el lugar por unos instantes hasta que finalmente choqué contra el suelo.

Sentí que cada músculo de cuerpo sentía una dolorosa descarga, pero la parte que se había llevado lo peor fue la espalda.  Abrí los ojos, sorprendida por haber sobrevivido a un golpe como ese.   Me incorporé lentamente, poniéndome en primer lugar sobre rodillas. Pude oír desde donde estaba la conversación y cuando Psiónica mencionó que mi hermana no estaba ahí sentí una frustración increíble.  Alguien estaba jugando con nosotros y cada vez veía más difícil que sobreviviéramos a lo que se nos venía encima.

-¡Sí, sí! Me hago a la idea- gruñí desde mi lugar.  Terminé de incorporarme y me toqué la cabeza para comprobar que no estaba sangrando.  Tengo que salir de aquí. No puedo morir sin salvar a Martha.  Intenté caminar a paso rápido para volver a la dura escena ante la que nos encontrábamos.   Debo cruzar el portal, si así puedo ayudar a Martha lo haré.  

Al volver a la otra sala pude ver que Tótem guiaba a Dominic -¿cuándo había vuelto a ser él?- hacia el oscuro portal y yo miré a Psiónica. Será mejor que nos vayamos, ¡rápido!-  y continué avanzando, decidida a entrar por ese oscuro portal. 

Espera, ¿qué...?

Espera, ¿qué...?

Estábamos en plena batalla, es decir, le había cedido el control a Shazael, nos lanzábamos a combatir al verdadero enemigo, el hombre de verde que controla a esa Martha. La espada pasó cerca, pero no le hemos dado...

¿Por qué ahora estoy yo...?

¡¡Dominic, humano estúpido!! ¿¿Pero qué haces??

N-no, no soy yo, no he recluido al demonio, no quiero salir... Yo... Pierdo el control...

¡¡AAAAAAAAAAAARGH!! -Gito de dolor, mientras una de esas aves eléctricas lacera mi cuerpo entre mil puñaladas que me retuercen el cuerpo. ¡Aguanta, Dom, no puedes dejarte vencer! ¡No puedes dejar que acaben con nosotros! Caigo al suelo, encogido, agarrándome los brazos, en posición fetal- ¡¡NOOOOOOOOO!!

Hay voces a mi alrededor, pero no logro hacerlas caso, no puedo centrar mi atención. La descarga eléctrica me recorre el cuerpo entero, y no estoy habituado al dolor, no a tanto. Creo que voy a...

La descarga cesa, pero no así sus efectos. Quedo tendido en el suelo, sin poder moverme más allá del temblor que se apodera de mi cuerpo, del ascenso y descenso de mi pecho con cada respiración desesperada, con los dientes traqueteando dentro de mi boca. La sombra de alguien se sitúa delante de mí, apenas puedo ver gran cosa, pues mis ojos están llorosos por el dolor. Oigo la voz de Sora, preguntando por mi estado.

N-n-no l-lo se...

¡¡Sí lo sabes!! ¡¡Ponte en pie, Dominic, puedes hacerlo, eres mucho más fuerte de lo que tú mismo te crees!! ¡¡Eres el custodio de un verdadero demonio, eres la llave del infierno, mi cancerbero, puedes con esto y con más!!

N-no p-puedo liberar al demonio... ¡¡N-no tengo p-poderes!!

¡¡Maldito seas, Dom, muévete!! ¡¡No puedo hacer nada si no te mueves!! ¡¡Van a matarla por tu culpa!!

Algo tira de mí con fuerza. No llego a reaccionar, pero es Sira, a mi lado, agarrándome del brazo. ¿Entrar? ¿Donde? De pronto entiendo las palabras de Shazael. No va a dejarme aquí. Si quiero alejarla del peligro, debo correr con ella. Punzadas de dolor sacuden mis piernas, que ceden brevemente, pero logro mantenerme en pie mientras Sora me sujeta.

¡V-vamos! ¡¡Vamos!!

Dominic trataba de moverse a pesar del dolor. Volvía a ser humano, en una circunstancia en la que era un auténtico problema. La nativa lo había agarrado y tiraba de él, mientras la criatura eléctrica le increpaba, sin responder directamente a sus preguntas.

Carrie, Aiden y Malik echaron hacia delante también, tras ellos. Sin embargo, en cuanto los tres primeros se acercaron al portal, tratando de entrar y lo tocaron, una fuerza los empujó hacia atrás, causando que dieran contra el suelo. Al mirar en aquella dirección, una figura vestida de azul con capa roja estaba frente al agujero. Había aparecido el Doctor Extraño de nuevo. Este doctor extraño se apoyó en una pared, con síntomas de cansancio, mientras observaba la escena.

- Mala idea, amigos.

Os dijo, mientras Clea, por su parte, se colocaba cerca vuestro.

- No debe de ser él. Otro engaño más de Pesadilla. Estad atentos.

Pero el hombre hacía caso omiso. Martha, que se mantenía levitando, con la figura de Pesadilla a su espalda, miró con odio al hechicero, mientras que Pesadilla estaba sorprendido y paralizado momentáneamente por la duda. En ese momento, el Doctor Extraño se incorporó y acercó las manos a su pecho, girándolas en círculo alrededor de el Ojo de Agamotto, el cual respondió abriéndose y uniendo su luz a la de Aiden.

- Que el ojo nos muestre la verdad. - Dijo con convencimiento.

La luz lo inundaba todo. Martha gritó de dolor y su figura se vaporizó. Para vuestra sorpresa, Clea sufrió un efecto parecido y con una mueca de desprecio se esfumó en el aire.

- ¡Maldito seas! - Gritó pesadilla a su eterno enemigo, arrojándose hacia él mientras haces de luz verde emanaban de sus manos, preparándose para el enfrentamiento. Stephen, sin dudarlo, avanzó hacia él, decidido a dar batalla.

- ¡Escuchadme! - Os gritó el doctor. - ¡Podéis vencer a la tormenta, fuísteis elegidos para ello! ¡Id sin temor y sin odio!

El hombre parecía dispuesto a seguir hablando, pero en ese momento todo a vuestro alrededor comenzó a desvanecerse.

- ¡Totem, el odio...

No pudo terminar la frase, pues en ese momento todo desapareció y os vísteis de nuevo en la montaña. Dominic volvía a sentir que tenía el control, mientras los demás mirábais aturdidos, pues las escenas se sucedían caóticamente. Ahora mismo teníais la sensación de haber despertado de un pequeño sueño que se estaba torciendo. Aiden tomó entonces la palabra.

- Dice que podemos sobrevivir a la tormenta. Yo lo único que puedo hacer es iluminar, vosotros vais a tener que hacer el resto.

Por la tonalidad de su voz parecía algo abatido. Carrie señaló en una dirección, detrás vuestro. En la montaña más alta, se concentraban las nubes más oscuras y una figura eléctrica enorme, cual ave gigante, se mezclaba entre ellas. Sónica podía notar de nuevo su hechizo de localización apuntar hacia allí, pero, ¿sería de fiar?

Faltaba la presencia de Clea, la cual no podíais ver. Malik se acercó a Sónica y acarició amistosamente su hombro.

- Esto es muy complicado. Pero debemos estar cada vez más cerca.