Partida Rol por web

El Capitán escupe al suelo, enfadado.

-No se como puede Villagro seguir teniéndote aquí!

ESTÁN ATACANDO EL PUETO! Me llevo a tus hombres! y tu tendrías que venir también.

Hernandez recoge su libro de la mesa. Saca una daga de su cinto y la clava en la mesa sin ningún esfuerzo, seguramente, en una hendedura ya existente, Como si la envainase en la mesa.

-Haz lo que te de la gana. Yo no pienso salir de aquí, y mas vale que controles tu tono conmigo...

Hernandez camina a la puerta y sale de la sala.

Mientras el despreocupado Hernandez prácticamente ignora al Capitán, este apreta los puños con fuerza.

-Maldito seas Hernandez, MALDITO SEAS!!

Vosotros!

dirigiéndose a algunos de los soldados que quedaban.

Ahora estais vajo mi mando y hacéis lo que yo os diga!

Ninguno de los soldado responden nada, o nada audible desde esta distancia.

Y vosotros cuatro, quedaos aquí y aseguraos de que nadie entre aquí, ni que nada salga. Entendido?!

Pues arreando! Tenemos muchos piratas que matar esta noche!

Ramirez sale de la habitación y quedan los cuatro individuos a los que a designado en ella.

Están frente a una de las jaulas cubiertas, pero no parece que hablen etre ellos.

Uno de ellos es muy gordo como para ser un soldado, y tiene una cadena muy gruesa en las manos con una bola que cuelga del extremo de esta que va arrastrando

Vuestro turno, que hacéis?

Guardias quedan solo los cuatro que ha dejado El Capitán ramirez, los otros se han ido con él, y hernandez ha salido solo, con su libro. entre ellos están a unos 5pies de distancia y a unos 70pies el mas cercano, y Hernandez SI se ha ido.

Vizarro se ha encendido como un fuego en un pajar de rabia e ira. Aun así, se ha callado para poder escuchar lo que dicen...

-QUE? Quien coño está atacando el puerto? Nosotros no somos no? Dice mirando a Domingo

Da igual, esta es la distracción que esperábamos, Ramirez será un hueso duro y Hernandez, la verdad, no se que poder pueden tener sus Demonios blasfemos.

Pero mejor no encontrarnos a ninguno que a los dos juntos...

Solo son cuatro, podemos con ellos...

Acerquémonos un poco y saltamos sobre ellos!

Valenso está impaciente, no puede mirar por la puerta sin abrirla demasiado...

-Como que han atacado el puerto? Mi puerto?

-Eh pero decidme que veis, me teneis en ascuas!

No parece que ninguno se acerque mas a vosotros.

Qué hacéis?

Nada, responde Vizarro al ver que ninguno responde a Valenso, Solo quedan cuatro, Hernandez se ha ido, parece el momento de avanzar.

Intentemos sorprenderlos...

Vizarro se pone la espada entre los dientes, abre cuidadosamente la puerta, solo lo justo para poder pasar y avanza gateando.

Con el cuerpo bajo y a cuatro patas, avanza como un felino al acecho hasta cubrirse con una de las jaulas vacías con el pulso acelerado, los nervios tensos como cables de acero y sigiloso como

Valenso se maldijo mentalmente. Sin embargo no siguió a Vizarro. No era un experto en moverse en sigilo, y casi seguro que si lo intentaba sería descubierto. Así que esperó a que Vizarro y quien le siguiera recorriera la distancia, esperando para actuar cargando contra ellos el momento en que su falta de sigilo ya no sería preocupante

Domingo hace lo propio y sigue a Vizarro al interior de la sala.

"Quizá hubiera sido mejor que Temüjin los hubiera atraído con sus flechas y luego bloquearlos en la puerta..."

Wulf se coloca en una posicion para que pueda salir rapidamente de la puerta hacia la sala en cuanto empieze la accion. Moverse en silencio no es que sea una de sus mejores bazas en combate.

Uno de los guardias, el mas gordo y grueso de todos, sin mediar palabra con los otros dos, se gira i empieza a andar arrastrando por el suelo la pesada cadena con una tremenda bola espinada en su extremo.

El resto de guardias le siguen, sin hacer ningún gesto, o decir nada.

Parece que han visto a Vizarro y Domingo, o almenos, han percivido algo.

Caminan pausadamente y sin miedo, atentos a lo que pueda pasar.

Domingo y Vizarro se refujian detrás de la jaula vacía que tienen cerca, tumbados en el suelo, para no ser vistos, pero los guardias siguen avanzando y dentro de poco serán descuviertos.

En pocos segundos (un turno) llegarán a vosotros.

Que haceis?

Por lo que parece los guardias no me han visto. Así que esperaré a que estén a poca distancia, y distraidos en mis compañeros, si es que los han visto, para atacarles desde el flanco, probablemente con ventaja

yo simplemente me preparo (mas aun si cabe) para el combnate.

Los guardias están ya cerca, y descubren como los dos Filibusteros se escondían como ratas en el suelo tras unos barrotes.

Los soldados sin decir palabra, sacan sus armas y cargan contra los dos lobos de mar, mientras que la figura obesa parece tomárselo con mas calma, avanzando paso a paso, con la cadena armada arrastrando.

Que hacéis?

- Bueno, ya me he cansado de esconderme como una rata. Vamos a por ellos

Sin decir más, abre la puerta y se lanza a por los soldados haciendo lo posible por evitar su típico grito de batalla. Es consciente de que puede dar la voz de alarma.

El hyrcanio apuntó al enemigo que estuviera mas cerca de su compañero norteño. Con certeza la flecha voló sobre la sala directa a su objetivo.

Cuando llega mi turno salgo de mi escondite para golpear con mi espada ancha al gordo, usando toda mi fuerza en un poderoso golpe, con el deseo de evitar que llegue hasta Domingo y Halgar, ya asediados por tres enemigos.

Domingo, escondido tras los barrotes, desenvaina sus armas despacio, esperando que se acerquen los guardias.

-Parece que la acción no quiere esperar más, eh amigo? Vamos a ello.

Oye a los guardias cargar hacia él, pero él ya estaba preparado y empuña sus armas contra sus enemigos.

Su afilada y elegante espada surca el aire en dirección al cuello del primero (y más lejano a la puerta) el cual corta de un golpe, desparramando un buen chorro de sangre, saliendo del guardia Zíngaro.

Con un giro de muñeca recupera su posición de combate, algo elegante y amenazadora al mismo tiempo, y se prepara para recibir los ataques.