Partida Rol por web

Shio resopló y, con la ayuda de su deslizador, pensó en llegar al chico y, si era posible, arrojarlo a una pared y arrinconarlo. Simplemente, no podía dejarlo ir tan fácilmente.

- Dije que no te haría daño, pero no por cuánto tiempo - si el chico pretendía escapar otra vez, lo golpearía de ser necesario con el deslizador.

Kayah observó con curiosidad la cantidad de gente que había en las calles. Era la primera vez que veía el desfile. Iba a compañada de Mirah y Eydan, que se habían empeñado en arrastrarla, y la chica miraba todo con curiosidad. 

—¿Y decís que es así todos los años? —preguntó mientras se apartaba en el último momento antes de chocarse contra un señor enorme que parecía no importarle que hubiera más gente por la calle. 

De momento, no veía lo divertido de la situación. Además, ¿qué punto tenía celebrar aquello y la homenajeada no iba a estar presente siquiera? ¿No podían hacer algo más corto y sin tanto bombo y platillo? 

Se dejó guiar por sus dos amigos hasta un rincón que parecía adecuado para tomar el almuerzo y después ver los eventos.

Tambaleante, como poseído por el fuego, sigo en silencio y con distancia a la chica fumadora.

Mi cuerpo y mi mente están ligados hacia este lugar ahora. ¿Pero por qué?

Sin darme cuenta me acerco más y más a la chica y le choco sin querer.

Alterado y asombrado le veo y digo en susurro:

Perdón..., ¿cómo te llamas?

Nou se agachó a tomar aquella bolsa, y sonrió en dirección al hombre que había perdido su dinero - disculpe señor - se apresuró en decir en voz un poco alta, buscando destacar entre los susurros y comentarios de su alrededor. Esquivando gente como algas del gran pantano se fue acercando al tipo con la suavidad de una onda en el agua expandiéndose como un radar buscando el mejor hueco en todo momento - disculpe señor - repitió un poco más alto y algo más cerca - buen hombre se le ha caido su bolsa. Seguía su aproximación, posiblemente aquel hombre se ocupaba de la seguridad, y aunque un poco tosco, merecía recibir la misma bondad que el gran árbol extendía por sus raíces.

El festival era interesante. Lo único desagradable era la cantidad de gente, la cual se aglomeraba como una colmena de abejas alrededor de cada evento.

Súbitamente un sujeto me atropelló.

-¿Perdón? -le respondí, indignada con su pregunta- Si miraras por donde vas no irías atropellando gente.

Envuelto entre dos situaciones incómodas veo a ambos lados confundido y hablo primero hacia la chica.

Disculpa, sólo quería saber tu nombre y quién eres..., ¿eres una Maestra Fuego?, tengo la sensación de que algo pasará en base a unos Maestros Fuego.-digo en voz baja y sin ver a los ojos a la mujer, más bien veía hacia su boca.

Sólo espero tomar la decisión correcta-dudaba al terminar de hablar.

Entonces me volteo y me extraño con el chico que me habla de una bolsa.

Yo no soy el dueño de esa bolsa. Has de haberte equivocado.-respondo discreto y sin haber visto a la bolsa.

El ambiente me sofocaba, no estaba acostumbrado.

En ese momento se rascó la nuca con gestos lentos bajo su capucha.

- hubiera asegurado que se te había caido a ti, lo siento si te he incomodado...

Sin venir a cuento aun rascando su nuca dijo algunas palabras más - dime amigo - decía acercando la bolsa a su capucha - ¿si lo hueles puedes guiarme hasta su propietario? Bastará con que te muevas a la izquierda o a la derecha para señalarle el camino.

Daba la impresión de hablar con su capucha, pese a su rostro tranquilo y pensativo, eso no aparentaba cosa de alguien sensato.

- Alma, Viper, me gustaría devolverla a quien debo, una ayudita olfativa no iría mal.

Si no obtenía respuesta ¿donde se supone que debería entregarlo? Según las leyes del pantano, quien lo encontraba primero se lo quedaba, pero en esta ocasión era consciente de que alguien podría pasarlo mal sin ese dinero.

— Yo... yo no tengo otra opción si, ellos me dijeron que si no les llevaba lo que me pidieron les arian daño— el chico estaba muy nervioso. el sudor corria por su frente, pero quera claro de que no era violento. pues en esa situacion cualquier ladron comun ya hubiera puesto resistencia

¿Maestra Fuego? ¿Y este bobalicón de donde había salido?

-¿Lo dices por esto? -pregunté, levantando el cigarrillo- Si cada fumador fuera maestro la Nación del Fuego hubiese ganado la guerra, ¿no te parece?

Inhalé la última pitada y arrojé el pucho al suelo, para luego pisarlo. Observé entonces la situación que se daba con un encapuchado.

-Si tú no la quieres yo no tendría problema en quedármela -comenté, dando un paso hacia el encapuchado-. Mi nombre es Kigo, y sin dudas que no tengo ninguna bolsa encima -le dije al desconocido con una sonrisita fingida.

Nou miró a quien se presentaba como Kigo - no se trata de hallarle nuevo propietario, si no de devolvérsela a quien pertenece - sonrió saludándolo con una leve palmada en el hombro - mi nombre es Nou, encantado.

Esbozé una sonrisita fingida como respuesta a la presentación de este Nou. A continuación, miré alrededor.

-No creo que encuentres a su dueño, ya debe estar bastante lejos y entre la multitud será imposible -dije. Me llevé las manos a la nuca y suspiré mientras estiraba la espalda-. Aquí por algún lado debe haber un sitio para sentarse, ¿no?

Contemplé una banqueta de cara a la bahía y me dirigí hacia allí.

¿Pero quiénes eran ellos y porque sentía pulsaciones en el pecho que me incitaban a preocuparme por una futura catástrofe?

¿Estoy siendo paranoico?

Me cuestiono nuevamente y desatiendo todo, aunque, como motivado subliminalmente me doy cuenta de que realmente no tengo mi bolsa de monedas.

Me dirijo hacia el chico nuevamente:

Disculpa, Nou. Creo que sí es mía. No me he fijado antes de responderte y ese ha sido mi fallo.

Ahora miro hacia la chica que fuma:

Perdone, he tenido la sensación de...-interrumpo mi plática para tragar saliva-que podrías estar involucrada en un incidente próximo.

Ahora estaba seguro, todo mi cuerpo lo afirmaba. Tenía que lograr redención evitando esta clase de incidentes.

- ¿incidente próximo? - preguntó estirando el brazo para entregarle su bolsa - ¿alguno sabe donde se hace cola para ver al avatar? Tantas carreras de la gente... Solo espero que no me hagan meditar más de una semana sin comer para verle... Me gustaría preguntarle algo y aunque estoy dispuesto a pasar esa prueba, tras una semana sin comer tiendo a desesperarse...

Me encaminaba hacia la banqueta cuando estos sujetos continuaron insistiendo en hablarme.

-¿Eres una especie de oráculo o algo así? -le pregunté al muchacho que me auguraba un presagio no muy bueno, encogida de hombros y con un gesto bastante despreocupado e incrédulo- ¿Qué clase de incidente?

- ¿incidente próximo? - preguntó estirando el brazo para entregarle su bolsa - ¿alguno sabe donde se hace cola para ver al avatar? Tantas carreras de la gente... Solo espero que no me hagan meditar más de una semana sin comer para verle... Me gustaría preguntarle algo y aunque estoy dispuesto a pasar esa prueba, tras una semana sin comer tiendo a desesperarse...

-Emm, no, no tengo idea -solté, con desdén.

Ahora, con los ojos exorbitados miro hacia la nada mientras rememoro mis fatídicos sueños y mis emociones se apoderan de mí.

¡Debo evitarlo!-pienso mientras aprieto los dientes y los puños.

He de irme, señorita.-digo señalando a la chica.

Necesito, por favor, mi bolsa, muchacho. Gracias por devolvermela.

En ese momento mientras extiendo la mano comienzo a temblar y a salivar como bestia desesperada. Una vez más mis sentimientos vencieron mi racionalidad y un deseo pasional se había apoderado de mi cuerpo.

Al ver el espectáculo bizarro del salivante muchacho me volteé y continué hacia la banqueta. Una vez allí, en vez de sentarme en ella, me senté en el suelo de cara a la bahía.

A mis espaldas, la multitud aguardaba por el ajetreo del festival, frente a mis ojos, las aguas azules de la bahía ondulaban silenciosamente a los pies de la gran estatua del Avatar Aang. Moví los dedos suabemente sobre unas piedras que se elevaron en una danza circular bajo mi palma. Cinco piedras de distintos tamaños flotaban alrededor, mientras yo me perdía en ellas. Las piedras, muchas veces, eran más divertidas que las personas, y definitivamente eran más confiables.

Adiós-digo seco y de espaldas a los muchachos mientras me adentro hacia donde iban los Maestros Fuego aquellos.

Con el corazón en la mano avanzo mientras trato de pensar en qué hacer si esta vez mis sudores son anuncian una verdadera tragedia.

- esos sudores y esas prisas... Creo que necesitaba ir al baño... Y encima no ha dicho que tipo de presentimiento raro tiene.

No hablaba a nadie en especial, quizás volvía a hablar sólo. Y encima aun no sabía nada del avatar, la presentación de esos maestros fuego comenzaba a ser pesada, el no había viajado tanto para ver un espectáculo de circo, y si bien era entretenido, descubrir el mundo no era lo que el esperaba.