Partida Rol por web

El trasgo herido por la "experta en seguridad" da un respingo al perder su primer sangre, y en ese mismo acto su maza va a parar a sus pies... La cara de terror en la criatura es evidente...

Las cosas estaban empezando a tomar otro cariz despues de la sensación de pesar en cuanto el orco cayó muerto. La pericia de Durbara y Hugash fueron demasiado para él.
Por otro lado sólo quedaban 3 trasgos en condiciones de luchar con los que trataban Magnus, Nathan y Lorethel. El clérigo aprovechó el flanqueo de la elfa y golpeó al trasgo que llevaba martirizandole durante tanto tiempo.
Gracias a que la elfa le había hecho girarse, Magnus pudo cortarle al cabeza limpiamente. Despues dio un paso para salirse del area de amenaza de los dos trasgos, quedandose sólo con uno al que le dedicaba toda su atención.

El pequeño trasgo se debate un instante entre salir corriendo o atacar a Magnus... Y el salir corriendo implica pasar por el filo tanto del clérigo como del paladín, por lo que ataca al siervo del caballero rojo (infructuosamente) al grito de SÑST;SSSS!!! Su maza impacta el escudo del blindado Shale, y sus esperanzas, con el sonido de dicho golpe...

La situación había cambiado por completo. El hecho de que Durbara y Hugash eliminaran al bombardero semiorco ha supuesto un punto de inflexión y los trasgos iban cayendo irremediablemente.

Lorethel atacó a un trasgo, provocando que a éste se le cayera el arma, y Magnus aprovechó para decapitarle y centrarse en el único que queda en condiciones... el cual iba a ser mi nuevo objetivo. Avanzo entre los cadáveres y ataco con todas mis fuerzas al pequeño ser, pero con el movimiento desesperado que hizo ese ser intentando golpear a Magnus se agachó lo justo para evitar mi tajo.

- ¡Maldito bichejo! - exclamo al ver cómo evita mi golpe

Tras el grito del trasgo, pueden observar quienes más cerca están, como la enorme piedra rojiza comienza a despazarse a su posición inicial, muuuy lentamente...

Un solo trasgo en pié... Y tres aún dormidos a causa del uso de las artes arcanas por parte de la moribunda muchacha...

habían acabado con la gran amenaza que representaba el que parecía el líder, pero aún quedaba alguno en pie, y Hugash no descansaría hasta que todos murieran de una manera horrible, echó un vistazo en las posiciones y dislumbró a uno, en lo que tenía carrera libre para lanzar un poderoso y mortal ataque... Se impulsó a por el con gran energía y un grito de rabia, para así intimidar a la criatura y conseguir que no pudiera defenderse... Los ojos de la criatura se abrieron como platos cuando vio que el gran bárbaro cargaba contra el con su gran arma presta a acabar con su vida... Levantaba las manos en un intento de detener la gran masa que se echaba encima, pero apenas pudo articular ningún gruñido o comentario en común si es que conocía la lengua, por que el bárbaro ejecutó un movimiento circular que atravesó a la criatura por la mitad, la sangre brotó del costado de la criatura manchando todo a su alrededor...

Después de acabar con la vida del semiorco, Durbara suspiró de alivio. Aunque le dolía a horrores la herida que le habían infligido se sentía temporalmente fuera de peligro... hasta que vio la puerta cerrarse.

--¡Evitad que la puerta se cierre o todo habrá sido en vano!

Sin perder más tiempo, dio muerte de un hachazo al trasgo que dormía a sus pies, aún bajo el influjo del conjuro de Arshade.

 Al ver que la batalla contra los trasgos esta casi ganada, y que nuestro objetivo principal que era entrar en la guarida corre peligro, me lanzo sin pensarlo dos veces por la abertura que dejo la roca. Algo de luz entra por el lugar por lo que no hay una completa oscuridad y esperaba que aquello me ayudase para reconocer rapidamente si habia algun enemigo en el area, o por el otro lado donde estaba el mecanismo que abria o cerraba la puerta.

La especialista en segurada parece compartir la idea de Durbara dado que la ven perderse dentro de la cueva para apañarse la tarea de frenar de algún modo el cerrado del acceso...

...Una pequeñísima fracción de tiempo transcurre entre que la ven desaparecer y ven la rojiza roca moverse un par de centímetros a su posición original!

Al adentrarte espada en mano en la cueva descubres que la empinada escalera de madera desciende para el ala en que se extiende la caverna. A tu derecha una puerta de madera maciza separa una escalera natural de otra recamara... Detrás de la escalera, contra el rincón suroeste de la cueva, cinco trasgos (cuyas armas ves apiladas en el suelo) se las apañan con un primitivo sistema de palancas de poco más de cuatro metros y monedas de largo para, combinando la fuerza conjunta de cinco varas incrustadas en orificios visibles desde tu posición en la roca, moverla a su posición original...

Un trasgo solitario (al tiempo que bien pertrechado para el combate) te mira con asombro y ¿odio? desde el extremo noreste de la cueva...

Luego de que has observado los alrededores por un pestañeo de tiempo, el pequeño trasgo carga, escudo en alto y maza en mano, buscando apagar tu vida... Su ataque es limpio aunque desenfrenado... Y aunque tu espada busca parar el golpe lateral, la maza va a dar de lleno en tu abdomen... La armadura y las ropas de llevan la peor parte, por lo que, sabes a ciencia cierta que solo dejará un moretón...

Como contrapartida, si bien sus compañeros siguen apañados en su labor ardua y desesperada, el rasgo queda con la guardia baja...

Al caer el ultimo trasgo Magnus se permite dar un suspiro de alivio. Realmente creía que sería un combate más facil, con la única excepción del semiorco, pero la batalla resultó ser dura.
Pero enseguida dejó de lamentarse y corrió hasta Arshade para comprobar si está viva. Mientras corría hacía la maga se fijó en que Lorethel había entrado sola a la cueva.

Nathan, entra con Lorethel en la cueva, si hay jaleo allí necesitará tu ayuda. Procurad evitad que la roca se cierre.

En cuanto llegó hasta Arsh y confirmó que todavía se aferraba a este mundo lanzó un conjuro menor para acabar de cerrar las heridas más urgentes que se le veían.

Hugash, ¿Cómo andas? Me pareció ver que te habían golpeado algunas veces, y a tí también Durbara. Acercaos aquí que os eche un vistazo.

El resplandor que surge de Magnus logra que Arshade abra los ojos, y si bien aún dolorida, vuelve a estar plenamente en el mundo de los vivos...

- Eso tenía pensado hacer - respondí a Magnus antes de ir detrás de Lorethel, zigzageando evitando los cadáveres de trasgos que encontraba por el camino.

Mi idea desde el principio era adentrarme raudo en la guarida y tratar de evitar que se cerrara... y ya que la pícara estaba allí, ayudarla si algo se pone feo.

Antes de adentrarme en la roca, echo una mirada hacia Arshade. Me preocupaba su estado ya que ese bombardero con patas le lanzó una flecha letal a mi juicio

Nathan desaparece en la entrada a la guarida, cual lo hiciera instantes atrás la semielfa...

Una vez llegas hasta la entrada, una escalera de madera baja a mas de cuatro metros de profundidad...

Observas al descender como un trasgo carga desenfrenado contra Lorethel, logrando evitar la parada que la semielfa intenta con su arma, y recibiendo un mazaso en el abdomen! Sin embargo, ves como la especialista en seguridad se prepara para devolver la atención!

Mas no sólo el ataque del trasgo observas al bajar, sino un paneo general de la situación...

A tu derecha una puerta de madera maciza separa una escalera natural de otra recamara... Detrás de la escalera, contra el rincón suroeste de la cueva, cinco trasgos (cuyas armas ves apiladas en el suelo) se las apañan con un primitivo sistema de palancas de poco más de cuatro metros y monedas de largo para, combinando la fuerza conjunta de cinco varas incrustadas en orificios visibles desde tu posición en la roca, moverla a su posición original...

Me interno en la guarida y veo cómo Lorethel es atacada por un trasgo, quien logra golpear a la pícara.

- ¡Aguanta compañera, ahora te ayudo! ¡Tyr, dame fuerzas para atravesar las gargantas de estos seres malignos con mi espada!