Partida Rol por web

-¿Eh?- me quedo de piedra al ver que el monstruo se deshacia en luz. No me esperaba que con solo dos ataque cayera derrotado -Heh- me rio -Y yo que pensaba que eran mas duros...- digo mirando al otro monstruo que quedaba. -Bueno entonces...¿que te parece si continuamos?- digo con una sonrisa siniestra al monstruo que ahora se que es debil.

La bestia te habría gruñido de tener boca, pero su posición daba a entender que estaba lista para atacar.

Te lanzaste hacia ella con tu cuchillo, listo para clavarlo en su lomo, pero la bestia parecía estar tan alerta que saltó en el momento justo para esquivar. Abrió su boca y lograste ver segundos antes que una luz salía de su boca, por lo cual te quitaste del camino a tiempo, antes que un rayo de hielo saliera disparado en tu dirección. Saltaste haciendo un giro hacia atrás y aterrizando de pie. Estuvo tan cerca que sentiste el frío de su aliento acariciar tu piel.

El intercambio es rapido pero mortifero. Los dos saltamos de una lado a otro intercambiando golpes y esquivando. Esta vez, aprovechando el impulso de mi ultima esquiva lanzo dos cuchillos mas mientras ruedo hacia atras. 

Vamos, vamos, que ahora estas solo ¿seguro que quieres seguir?- parloteo, aunque mas para mi mismo que a la criatura.

Siguió el rastro. Hasta que final llegó, frenó sus pasos y tomó aire, dejando que sus pulmones se llenaran de nuevo. Sus ojos se clavaron en las dos siluetas, primero en la que yacía en el suelo sin sentido, pero después voló hasta la que parecía jadear. Con paso tranquilo se acercó hasta ellas, descubriendo que una de ellas era Mariko, al principio se mostró sorprendida pero casi al instante dejó eso atrás para acercarse a su compañera.- Creo que ambas tenemos cosas que decir.... ¿No? -Dijo con voz suave y tranquila, sin pedir permiso le tomó el rostro para ver la herida, aunque no le dedicó demasiado pues la que le preocupaba era la del brazo.

- ¿La niebla y el sonido de la flauta.... Es cosa vuestra? -Quería ayudarla, quería usar sus poderes para curarla. Pero no podía así de primeras, miró por encima del hombro el cuerpo que yacía en el suelo.- Necesito que me seas sincera... Quiero ayudaros, puedo ayudaros.-Se levantó de dónde estaba para acercarse al otro cuerpo, acercando dos de sus dedos hasta el cuello para asegurarse de que tenía pulso y para ver si tenía alguna herida.

La bestia había esquivado el anterior golpe, pero su ataque no había sido efectivo. Viste cómo su boca se abría nuevamente, indicando que estaba listo para lanzar otro rayo, pero justo en ese momento, tus cuchillos ya volaban hacia él y, con gran precisión, golpearon su pata delantera desestabilizándolo y otro impactó en su tomo.

El chillido del animal hizo que el rayo se desvaneciera y sus piernas temblaran. Cayó un momento, pero se recompuso rápidamente. Al parecer, seguía listo para continuar la lucha hasta el fin, sea ese el tuyo o el suyo propio.

Mariko no dejaba de mirarte sin poder encontrar algo que decir, parecía más que solo desconcertada, tal vez ¿asustada? ¿Confundida? Era difícil llegar a un consenso sobre el significado de su expresión.

Pudiste ver un extraño brillo en sus ojos mientras tomabas su rostro - ¿Tú... de dónde vienes? - su tono era certero. No amenazante, pero sí imperioso.

Mariko aún no decía nada para responder a tu pregunta mientras te acercabas al cuerpo de Shiro. Pusiste tus dedos para sentir su pulso y pudiste encontrarlo normal.

- Ella solo está en trance. Recuperará el sentido pronto. O eso espero... - dijo cayendo sentada en el suelo. Se le veía un tanto agotada.

Te seguía mirando - No nuestra, de ella. Yo solo la protejo para que pueda cumplir su labor - y entonces, muchas pisadas se acercaban a donde estaban. Al sentir esto, la peliazul se puso de pie y, de repente, una cadena se materializó en sus manos.

- Si de verdad puedes ayudar, ayúdame a pelear. Luego debes responder a mi pregunta - su tono volvía al mismo autoritario de antes. De su cuerpo pudist sentir una energía muy fuerte emanar de ella, la cual se concentraba en esa cadena. Aún sangraba su brazo, pero parecía que eso no importaba demasiado ahora que tenía la cadena en sus brazos. Por un momento, la figura de un animal se formó en tu mente, algo parecido a un zorro negro.

Entonces, un grupo de seis de esos extraños seres les alcanzaron, rodeándolas a las tres. Mariko se paró frente a Shiro para cubrirla y dispuesta a luchar.

La batalla no es muy larga, unos cortes aca, saltar por aqui, esquivar por alla. Jugueteo con el monstruo un rato mientras esquivo sus ataques y corto sin hacerle daños serios. Es la primera vez que combato desde que llegue a esta lugar y lo estoy disfrutando. 

Sin embargo, me detengo en seco en un momento. Me olvide de Heleth por completo. -Mmm sera mejor que me apresure a ver que pasa- digo pensativo mientras hago rebotar uno de mis cuchillos. Dicho esto me dirijo hacia donde creo que esta el mar y donde vi a Heleth la primera vez. -Fue divertido, pero ya tengo que irme- digo mientras lanzo para atrás un cuchillo dirigido a la boca del monstruo de hielo.

-Primero que nada deberia buscar a Onirica- pienso mientras camino -Y si por si acaso...- vuelvo a castear una ilusion sobre mi para cambiar mi apariencia a la que tuve cuando controle a esos tipos

Con ese último tiro, la bestia chilló y se deshizo en pequeños trozos de hielo que fueron rápidamente absorbidos por la arena. Pusiste aquella ilusión sobre ti y miraste a tu alrededor. La niebla no te permitía más que ver a un radio de un metro de ti, así que sería difícil andar por ahí. Algo que tenías claro era que había más bestias por ahí, ya que aún podías escuchar sus gruñidos alrededor tuyo y era muy posible que te encontraras con otras de ellas al caminar.

No escuchabas la voz de Onírica como para poder seguirla, así que había que idear una estrategia para seguirle.

-Mmmm aunque quiera ir a ver...- me cruzo de brazos y apoyo el menton en un puño -No tengo ni idea de donde estoy- la niebla si que era molesta. No podia ver mas que unos metros, mucho menos ver a alguien. No me daban miedo los monstruos debiles esos, pero tambien seria una molestia ir derrotando cada tanto.

-Bien hagamos eso- decidido, cierro los ojos y dejo que mi mente se abra al exterior. Me concentro en mis sentidos y alrededor. Extiendo mi percepcio lo mas que puedo para encontrar a Onirica entre toda esta niebla.

Te encontraste fuera del hotel, pero ahora conservabas tu forma de guerrera mágica y podías ver a un radio de un metro de ti. Tenías tu dije contigo, lo que indicaba que tu arco debía estar allí. Habías vuelto a la playa y aunque cada vez se escuchaban menos los chillidos de los animales o los gritos de las personas, aún había muchos sonidos de pasos.

Lo malo era que la niebla seguía allí, así que dificultaba mucho avanzar.

Te encontraste en el luau, pero ahora conservabas tu forma de guerrera mágica y podías ver a un radio de un metro de ti. Tenías tu tridente contigo, así que estabas lista para luchar. Habías vuelto a la playa y aunque cada vez se escuchaban menos los chillidos de los animales o los gritos de las personas, aún había muchos sonidos de pasos.

Lo malo era que la niebla seguía allí, así que dificultaba mucho avanzar.

El trato que le dio la Reina se sintió bastante nostálgico, pero ahora aquello quedaba atrás y debía hacer lo que quería hacer originalmente. ¿Les habría pasado algo similar a Aimi y Hikari? ¿Qué pasaría con Chidori y Jaycee? Hasta verlos no podría saberlo, pero ahora tocaba tomar línea de acción. 

Animae se llevó una mano a su dije... aún no debía invocar su arma. Esperaría un poco porque no quería llegar a asustar a los demás que no tenían memorias o que fuesen civiles ordinarios. Cerró sus ojos un momento y sintiendo su poder emerger en ella, intentó percibir a alguien para acercarse. Sin embargo, no se limitó a ello y comenzó a caminar con la mayor concentración posible. Aunque quisiese ir a ayudar a su hermano y a su novio, debía confiar en que ellos podrían estar bien; tenía miedo por ellos y su bienestar, pero no podía ir caminando dejándose llevar por sus temores.

Así, la guerrera comenzó su misión a ciegas. No se dejaría caer tan fácilmente. 

La niebla no me permitía ver bien, pero sabía que había vuelto a la playa.

-Ya sé quien eres -dije con la esperanza de que aquella misteriosa guerrera me escuchara- Muéstrate. Hablemos. Te daré la oportunidad de decirme qué quieres. Si está dentro de mis posibilidades, prometo ayudarte. Te doy mi palabra. Sólo te pido que perdones a estas personas inocentes.

Te concentraste en ver más allá de la niebla y entre tanto caos, rugidos y demás, pudiste percibir el rastro característico de Onírica, pero no estaba sola. Pudiste sentir la presencia de otras dos personas cerca a ella.

Sin embargo, eso no era todo. Rodeándola, había varias de esas bestias de hielo. No lograbas determinar el número exacto, pero lo que era seguro es que no tenían buenas intenciones.

No hubo respuesta alguna, pero sí que sentiste algo acercarte. Te pusiste en alerta y pudiste sentir cómo la temperatura disminuía paulatinamente a tu alrededor.

Después, sentiste unos golpes secos en la arena y, momentos después, tres de esas bestias de hielo aparecieron frente a ti, dispuestas a atacarte. ¿Tal vez esa era su respuesta?

Te concentraste en el viento a tu alrededor y cómo danzaba con despacio a tu alrededor. Al principio, era muy difícil distinguir algo en aquel viento conjurado, pero luego, pudiste escuchar una voz femenina y bastante familiar. Era la voz de la guerrera del agua, la hija de Poseidón. Ella estaba cerca de allí, pero no parecía estar sola.

-Alli estas- digo con una sonrisa. Al parecer no estaba sola, me pregunto si ya se habrá descubierto. Espero que no, en serio espero que no. Mientras menos sepan que estamos aquí, menos interferiran esos santurrones pleitistas. 

Me acerco sigilosamente hacia donde esta Onirica, quiero acercarme a ver que pasa antes de dejarme ver yo. Por otra parte, vuelvo a extender mi mente para ver si puedo sentir a esa traidora. Mientras mas sepa de la situacion, mejor 

Ver aparecer aquel arma no la sorprendió, al menos no demasiado. Miró una vez más a Shiro y acariciando su mejilla se puso en pie con lentitud.- Todo cuanto veas... No lo dirás a nadie.-Ya había fallado una vez a su compañera, no lo haría una segunda vez. No si podía evitarlo y podía protegerla. "Shado... Espero que estés bien tú también" La joven de cabellos cortos sacó del interior de su vestido el colgante que con tanto recelo escondía siempre, lo acercó a sus labios y susurró unas palabras "Sé que no debo, pero no permitiré que hagan más daño..." Tras eso lo soltó, dejándolo que descansase colgado de su cuello.

Juntó sus manos y con un último suspiro dejó que su poder se desbloqueara, haciéndola cambiar por completo. Sus ropas empezaron a cambiar lentamente, al rededor del cuerpo de la Einar se deslizaban pequeñas gotas de agua cristalina, sus cabellos cambiaron por completo, dejando a la vista una larga melena azul cielo adornada con cuentas doradas. Cuando todo había terminado, separó un poco su mano diestra y en ella apareció una larga lanza, la cuál sujetó con decisión

- Esto debe terminar cuanto antes...-Dijo finalmente.

¿Nereida? ¿Con quién hablaba? No podía detectar si hubo alerta o peligro en su voz, por lo que Animae continuó caminando hacia donde creía que podría estar su compañera. Eso significaba que Hikari se había transformado como ella y seguramente Aimi igual. Tocó el medallón estando segura que debía tenerlo de antemano y se conjuró ante sí, con brisas y luces, un arco que se percató era diferente al que usaba antes, pues el otro era un regalo otorgado por los padres de su otro yo y éste debía ser una nueva manifestación como lo era su apariencia. 

Debía ser la unión de su esencia actual con su otra vida, cosa que la guerrera agradeció en silencio. Sin embargo, no había tiempo de remembranzas, así que sacó una flecha de su carcaj que ya estaba acomodado en su espalda y retomó su andar en búsqueda de Nereida.