Partida Rol por web

Tal vez era gracias a tu origen, pero conservabas parte de la vista de aquel lugar. No era un radio muy amplio, pero aún podías ver a tus compañeros más cercanos. Irisu y Eiren pusieron las manos en su cabeza, sujetándola. Parecían estar sobrellevando un dolor muy fuerte; mas este parecía más fuerte que ellas, haciendo que ambas perdieran el conocimiento segundos más tarde.

Las bestias que les habían rodeado parecían estar confundidas al no poder ver sus alrededores, pero seguramente no tardarían mucho en reincorporarse y atacar una vez más.

Tal vez era gracias a tu origen, pero conservabas parte de la vista de aquel lugar. No era un radio muy amplio, pero aún podías ver parte de la playa y a las bestias que estaban por atacarte.

Esas criaturas parecían estar confundidas al no poder ver sus alrededores, pero seguramente no tardarían mucho en reincorporarse y atacar una vez más. Miraste en dirección al luau, pero la niebla lo cubría todo, así que no pudiste saber qué más pasaba alrededor.

- ¡Espera....-No pudo terminar la frase, pues ella se alejaba del lugar sin mirar siquiera atrás.  Cómo podía decir aquello.... Ninguna criatura por si sola reaccionaba de manera agresiva. Dio un paso atrás, alejándose de las criaturas que empezaban a aparecer delante de ellas.- Vamos... No sois vosotras las que estáis atacando... No dejéis que os dominen.-Musitó mientras retrocedía con lentitud, cuidando los movimientos para que estos no resultaran bruscos y hicieran atacar a esas criaturas de hielo. Los gritos, los lamentos... Todo hacía que la piel de Isabella se erizase, ella no podía permitir aquel dolor, ni siquiera si los que sufrían eran humanos.

Miró de manera rápida a su alrededor, pero antes de poder decidir nada algo extraño empezó a pasar a su alrededor. Bajó la mirada, bajo ella una fuente de niebla empezaba a brotar hasta que todo quedó oculto por la misma y sobre sus cabezas empezó a sonar una flauta. Cerró los ojos unos segundos y al abrirlos buscó a su alrededor de manera rápida, buscando al que tocaba aquel instrumento. Había algo que ella podía hacer... Y la niebla jugaría a su favor. Miró una vez más a las bestias y sin hacer el más mínimo ruido se empezó a alejar, siguiendo el sonido de la música y agudizando la vista para poder encontrar aquello que buscaba, aprovecharía esa ventaja de poder ver a través de la niebla.

Antes de que la niebla tomará el control del lugar, te con entraste en analizar esas criaturas, pero por más que pensaste, no lo grabas identificarlas. Al menos no había nada parecido en Sonoe. 

Te fijaste en tus compañeros a continuación buscando señales, pero todos parecían simples humanos queriendo ser de utilidad. Sin embargo, dos de ellas no pasaron por alto: Shiro Kuroryuu y Mariko parecían discutir y ese pequeño altercado no pareció pasar desapercibido para nadie, pero tú viste un poco más allá y viste que la peliblanco tenía un pequeño objeto en sus manos. Por la forma y los orificios, notaste que era una flauta. Y al fijarte en Mariko, pudiste ver un tenue brillo rojo en sus ojos momentos antes que se alzará la niebla. 

-Eeeeh- una sonrisa maliciosa se forma en mi rostro -Bingo- pienso al descubrir a Mariko y Shiro Kuroryuu discutir. Al parecer tenia habia descubierto a dos guerreras o dragones. Ya es un comienzo.

Por su parte Irisu esta rara y lo que dice es igual de extraño -Pues si que hay algo mal contigo, al menos en tu cabeza- digo en mi mente, pero no lo expreso. 

Estoy por sacarla de todas formas de ahi, cuando de repente, Eiren como Irisu gritan de dolor. Las dos se toman la cabeza como si el dolor fuera hacerlas estallar. Ni si quiera tengo tiempo de preguntarles algo, pues a los pocos segundos pierden el conocimiento -¿Que fue todo eso?- me pregunto -¿Algun ataque mental?

-Yare yare- digo al verlas en el piso, esto complicaba las cosas. Ahora que me habían visto no podía dejarlas ahí tiradas -Aaah que molestia- pienso mientras las echo una al lado de la otra. Felizmente las criaturas parecían también desorientadas, sin embargo no creo que por mucho, tenia que sacarlas de aqui antes de poder ir a ver que es lo que pasaba.

-Heleth- pienso con ira. La causa de que haya tenido que venir a este lugar. El mensaje de Onirica lo confirma. Ella estaba aqui. -Mrd- maldigo. No había preparado nada, estaba completamente fuera de guardia. Felizmente tenia a unos cuantos guerreros y dragones que distraerian a Heleth por mientras, tal vez pueda escabullirme y atacarla por detrás. Pero antes..

-Aaah- exhalo al ver las dos chicas tumbadas en el suelo. Tenia que sacarlas primero de aqui. Tomandolas por la parte trasera del cuello de sus ropas las arrastro mientras intento alejarme lo mas que pueda de los monstruos esos. Puede que no se veaesteticamente bien pero es lo mas practico -Perdon pero no soy ningun Hercules- me disculpo con las dos en mi mente

Tal vez habías visionado en tu cabeza una manera de salvarles y llevarles a un refugio rápidamente, pero tus fuerzas te habían abandonado. Tal vez había sido la falta de sueño, tal vez la sorpresa, tal vez la visibilidad tan limitada del entorno, pero no habías logrado desplazarte con las dos chicas más que unos cuantos metros, suficientes para dejarlas detrás de una de las mesas, escondidas de las bestias.

No sabías cuánto tiempo había pasado, pero las criaturas que antes parecían confundidas, estaban sacudiendo su cabeza, librándose del estupor ocasionado por la canción y recuperando su voluntad de lucha. Como el objeto en movimiento más cercano, te observaron directamente.

-Fiiu como pesan la verdad- digo para mi mientras las arrastro con todas mis fuerzas. Con esfuerzo, logro poner a las dos bellas durmientes bajo unas mesas para sacarlas de vista -Yyyy..listo- termino de esconderlas y volcar otras mesas cercanas para hacerlas menos visibles.

Al levantar la vista para ver mi obra terminada me doy cuenta de algo -...oooh sht- un par de monstruos me habian visto. La niebla parecia estar perdiendo efecto -Holaaa criaturitas del señor ¿que tal?- las saludo sonriendo mientras doy unos pasos lejos del improvisado escondite -Bueno...parece que estan muy ocupadas matando gente, asi que no las molestare mas- sigo alejandome -Asi que...nos vemos- sin hacer movimientos bruscos pero totalmente alerta me alejo rapidamente del lugar, rezando para que no me atacaran

Trataste de correr lo más rápido que pudiste, pero parecía que las bestias eran más rápidas que tú. Solo lograste sobrepasar a una de ellas que parece haberse tropezado con algún obstáculo, pero justo cuando te ibas a reír de esta por su torpeza, tú mismo tropezaste con una pila de escombros que el destrozo había dejado en tu camino. Caíste y sentiste cómo dos de las bestias te habían alcanzado. Estabas en el suelo y ellas estaban listas para atacar.

El sonido de la flauta era lejano, así que era mucho el camino por recorrer, pero tu determinación te instaba a seguir. Sin embargo, el sonido de la flauta desaparecía. Si querías localizarle, debías utilizar otros métodos.

-Ooooh vamos- me quejo mientras estoy en el aire al tropezar. Caigo de pecho y me arrastro por un par de metros -Ouch joder- me levanto rapidamente. -Esas dos me lo van a tener que agradecer- pienso para mi cuando me doy cuenta que las dos bestias me han alcanzado.

-Vamos, ¿seguros que no quieren hablar de esto? Podemos solucionarlo, soy un pacifista ¿saben?- trato de calmar las cosas mientras las encaro. Sin embargo, puedo ver que solo estoy hablando solo -Bueno...- de mis dos mangas salen un par de cuchillos -Supongo que no tengo opcion...- digo dando vueltas a las dagas -Vamos alla-

Rapidamente lanzo una lluvia de dagas hacia los monstruos mientras salto para atras.

Al parecer ya era inevitable la confrontación, así que tomaste tus cuchillos con firmeza y te dispusiste a atacar con todo lo que tenías. Afortunadamente y a pesar de tu posición, fuiste más veloz que ellas y cuando ambas se lanzaron hacia ti, tu cuchillo ya volaba al cuerpo de una clavándose certeramente. Al las dos atacarte, pudiste rodar hacia atrás poniéndote de pie con un impulso de tus manos y evitando una posible mordedura. Si te congelaba, estabas frito. 

A pesar de ser dos contra uno, habías salido bien librado del primer asalto, pero esas bestias estaban listas para el siguiente. 

Siguió caminando durante unos segundos, pero al ver que el sonido se alejaba de dónde ella estaba, apuró el paso. Primero un caminar, después trote, hasta que finalmente echó a correr. Intentando aprovechar esa pequeña ventaja al ver entre la niebla. 

Debía dar con él, la música había calmado los hostiles corazones de aquellas bestias, no podía irse... No sin terminar de apaciguarlas y hacerlas volver a su hogar. Al menos eso era lo que le pedía el corazón

Chasqueo la lengua al ver que no caen fácilmente. Seguro que no son perros- digo mientras esquivo una mordedura de uno de los monstruos. El otro no tarda en venir, ya puedo sentirlo en mi cuello, cuando, antes de que pueda clavarme sus colmillos pongo otro cuchillo entre mi cuello y su hocico -Te pasaste con las mentas- digo al sentir el aliento helado.

Con esfuerzo me lo quito de encima lanzandolo a un lado. Por un momento las bestias y yo nos quedamos mirandonos. -Ok, esto no es justo, son dos contra uno. ¿No les da verguenza?- dicho esto, lanzo otro cuchillo y echo a correr hacia atras. No se si logro darle pero mi objetivo esta vez es una palmera cercana. Si puedo subirme, tal vez pueda escapar de ellos y atacr desde al distancia. 

Salto hacia ella, pero llevo demasiado impulso y mi agarre se suelta haciendo que pase de largo -Oh vamos- vuelvo a quejarme

Lanzaste el cuchillo con determinación, pero las dos bestias parecían hacer acciones cruzadas ahora y se cruzaron, haciendo más difícil atinar un golpe.

La primera de ellas se lanzó hacia ti y trató de morderte, pero fuiste más veloz y aprovechaste el impulso que llevabas hacia la palmera para escalarla, pero sin mucho éxito. Lo que no te esperabas era que la otra bestia te estaría esperando en tu caída para propinarte un fuerte garrazo en el pecho. Había rasgado tu camisa y había logrado hacerte sangrar. Y aunque esta última aún tenía la marca de tu cuchillo en su cuello, parecía seguir dispuesta a luchar hasta el final.

-Heey- exclamo al ver que la garra del monstruo impacta sobre mi. Siendo el dolor en el pecho, es agudo y caliente, supongo que por la sangre que se derrama. 

Agarro mi camiseta que ahora esta hecha jirones por la parte del pecho -Esta era una de mis preferidas- me quejo con el monstruo que me habia atacado mientras contraataco con unos cuantos tajos hacia el monstruo -Mas...vale...que...esas...dos...me compren una nueva- digo cada palabra con un ataque y saltando una vez mas hacia la palmera. Una vez mas mi mano resbala y no puedo subir, sin embargo aprovecho el impulso para lanzar otro cuchillo al mismo monstruo

¡…!

Entre la duda y la expectación, Irisu logro deshacerse de sus miedos para enfocarse en ese extraño sentimiento que inculcaba en su ser aquel sitio.

-Esa música…

Nunca había escuchado algo que torturase y fuese tan hermoso.

Y era algo dentro de su mente, algo que no debería existir lo que la mantenía tan apacible, igual que con el monstruo, como si eso oculto pudiera tener experiencia enfrentando sucesos tan extraños.

E inmediatamente busco su Movil, estaba grabando la batalla y tal vez algo dentro de la grabación tuviese alguna pista de lo que había pasado.

¿Cómo puedo estar tan calmada en estos momentos?

Corriste en dirección a donde sentías la energía de aquel que había hecho sonar la flauta y aunque se hacía tan difícil transitar con una vista de tan corto alcance, lograste abrirte paso hasta donde considerabas que era el lugar adecuado. Frenaste en seco al llegar porque viste a dos figuras allí: una era de cabello azul y largo, la cual jadeaba fuertemente y la otra tenía el cabello blanco, pero yacía lo que parecía inconsciente en el suelo.

Te acercaste ahora con más despacio y pudiste ver que había tres de esas criaturas en el suelo, pero que parecían deshacerse en pequeños rayos de luz hasta desaparecer. Diste un paso más y viste que Mariko era quien jadeaba y se encontraba malherida. Sostenía su hombro sangrante y tenía una cortada en una de sus mejillas. Se encontraba de rodillas en el suelo. Alzó la mirada y te vio sorprendida - ¿Cómo... cómo llegaste hasta aquí? -.

Te lanzaste a gran velocidad para buscar colgarte satisfactoriamente de la palmera, pero algo sucedía que fallabas por segunda vez. Aprovechando el salto y el impacto de la caída, clavaste tu cuchillo en la bestia que chilla malherida mientras se deshace en destellos de luz.

A pesar de haber acabado con una, todavía quedaba otra que quería atacarte, y esta no tenía un rasguño.