Partida Rol por web

-¿Esa es tu respuesta? -dije al ver que sólo aquellas criaturas parecían hacerme companía- ¿Te limitarás a enviarme a tus mascotas? Pues bien. Veamos qué haces una vez que tus chicos estén fuera de combate.

Entonces me abalancé sobre una de las bestias

-¡Toma esto!

La niebla que Shiro había creado seguía por doquier y habías perdido el rastro de Katherine, aunque en tu situación parecía ser algo bueno, ya que deseabas que pensara que no te habías involucrado.

Gracias a haber recuperado tu poder, tenías la capacidad de ver a un radio de un metro, que no era una visión total, pero sí una visible mejora. Estabas solo, aunque aún se escuchaban los pesados pasos de esas criaturas.

Poco a poco escuchaste esos pasos acercarse a ti y entonces lo viste. Tres de esas criaturas te habían rodeado con gran rapicez y estaban listas para atacarte.

Esperó a que aquellas criaturas fueran a atacarle, no creía que supieran sobre su capacidad para volar, se agachó levemente tomando impulso, por lo que solo cuando vio indicios de que iban a atacar salió disparado hacia arriba, con toda la intención de que se golpearan entre ellas, esas criaturas e incluso Zmiy u otras guerreras, ninguno de entre todos habían visto volar al dragón, ni siquiera parecía el mismo...

Esperaba tomar por sorpresa a sus atacantes, a la vez que intentaba sentir la ubicación de Zmiy.

Te concentraste con toda tu fuerza en las energías que circundaban el lugar, pero Zmiy no parecía estar cerca. Sin embargo, la mayor parte de concentración de su energía estaba en la playa.

No estabas cerca de allí y sabías que sería difícil encontrarla, pero al menos podías intentarlo.

Te acercaste de manera sigilosa a donde sentías a Onírica y pudiste notar que ella estaba junto a Mariko, quien tenía una cadena entre sus manos, además Shiro Kuroryuu parecía estar inconsciente en el suelo. Onírica no llevaba su camuflaje humano y estaban siendo rodeadas por seis de esas extrañas criaturas.

A continuación, te enfocaste en buscar la energía de Heleth, pero, al parecer, esta había desaparecido por completo. Su último avistamiento había sido en la playa y hacia allá se originaba la energía, pero nada más. Por otra parte, sabías que estabas demasiado cerca de las bestias y te notarían tarde o temprano si no te movías de allí.

Te dispusiste a pelear con ellos, ya que parecía que las esperanzas de hablar con la dragona eran prácticamente nulas cuando las bestias comenzaron a moverse. Una de ellas fue mucho más rápida que tú y saltó hacia ti, pero lograste bloquear su ataque con el tridente. Te dispusiste a golpear a ese mismo y de una patada lo lanzaste lejos.

La bestia chilló y las otras dos se abalanzaron hacia ti. Sin poder evitar el golpe, recibiste dos fuertes mordiscos de su parte, haciendo que tu sangre comenzara a gotear en el suelo. Después de sacudirte, lograste que se soltaran y, con eso, quedaste libre.

De repente, sentiste la cercanía de una compañera y podías ver que Animae parecía haberte encontrado. Aún estaba inmersa en las sombras, pero eras consciente de su ubicación.

En pie, en el abrazo del viento, miró ligeramente a los monstruos a sus pies y sabía que si los dejaba sin más podrían provocar un gran desastre, incluso si se había golpeado entre ellos, seguramente les quedara energía de sobras. Por ello creyó que lo más inteligente sería entretenerlos allí para que no causaran estragos.

Cerró los ojos y sonrió...

El hada blanca acudió al momento, aunque su aspecto distaba bastante de ser el pequeño tamaño de antaño. - puedo variar mi aspecto un poco según convenga - decía casi como si leyera mis pensamientos.

Sin preocuparse más y sabiendo que haría su mejor esfuerzo, le dejó para que frenara en ese punto a esos monstruos, a la vez que el se impulsaba en un suelo inexistente para salir volando hacia la playa, sin dejar de intentar localizar a Zmiy.

Escuchar la voz de su compañera tomó a Animae unos momentos para determinar la posición de la guerrera del agua mientras determinaba qué estaba pasando. Así supo que había iniciado un combate y apresuró su paso para ir a ayudarle. Asimismo, tensó a flecha que ya estaba colocada en su arco y cuando llegó al sitio observó rápidamente lo que había pasado, notando a la peliazul herida.

-¡Nereida!-al grito de su nombre, Animae tomó otra flecha y disparó a las dos bestias que tenían en su hocico la sangre de Nereida.

No quería hablar más para cuidar su identidad, por lo que guardó silencio a la espera de cualquier movimiento y prestar atención a lo que ocurría. 

-¡Animae!¡Qué bueno que llegaste! -le dije a mi camarada mientras trataba de recuperarme de aquellas mordidas- Me superaban en número, pero ahora que estás aquí, las venceremos fácilmente.

Empuñé mi tridente, tomé carrera, di un salto y lo clavé en la cabeza de una de las bestias.

-¡les enseñaré a no andar por ahí mordiendo a la gente!¡Toma esto!

-Aaaah ¡maldicion!- digo por lo bajo enfadado al ver a Onirica sin disfraz humano. Se suponia que estabamos en una misión "secreta" con énfasis en esa última palabra y lo primero que hace al haber un incidente es sacarse el disfraz. -Joder- maldigo -¿Debería matarla?- me pregunto refiriendome a Mariko mientras me acerco por detrás de las dos. Alzo un cuchillo a punto de atacar pero... -Causaría demasiados problemas- seria fácil si muriera a manos de esos monstruos pero si alguno de esos dragones o guerreros santurrones descubre otro rastro de seguro arman jaleo. 

En vez de atacar a Mariko lanzo el cuchillo a uno de los monstruos que se ven mas débiles. Querria ir a donde se origina la energía a ver que pasa, sin embargo si es Heleth no quiero luchar yo solo, al menos un escudo de carne me vendria bien. Por lo que tengo que llevar a gente conmigo.

-Heeey chicas, parece que necesitan algo de ayuda- digo con una sonrisa picara al lanzar el cuchillo -¿Les importa si me les uno?

La niebla que Shiro había creado seguía por doquier y habías perdido el rastro de Lety, aunque en tu situación parecía ser algo bueno, ya que deseabas que no recuperara su memoria todavía.

Gracias a haber recuperado tu poder, tenías la capacidad de ver a un radio de un metro, que no era una visión total, pero sí una visible mejora. Estabas sola, aunque aún se escuchaban los pesados pasos de esas criaturas.

Poco a poco escuchaste esos pasos acercarse a ti y entonces lo viste. Tres de esas criaturas te habían rodeado con gran rapidez y estaban listas para atacarte.

La pelea había comenzado. Mariko se aferró fuertemente a su cadena y sus ojos se tornaron de color rojo por un momento, sus rasgos se afilaron aún más y empezó a desplegar una energía de color azul en esa cadena, quien respondiendo a los deseos de su ama, voló hacia una de las bestias, atravesándola por completo y envolviéndola hasta hacerla trizas.

Con ello, solo quedaban cinco bestias más. Onírica dio una elegante vuelta mientras esto pasaba, mostrando su verdadera forma y comenzó a cantar. Una cálida energía de color blanco la rodeó mientras ella juntaba sus manos y brilló con intensidad para luego pasar a Mariko. Algunas de las heridas de la peliazul se cerraron y ella miró sorprendida a la chica.

- Gracias - dijo sencillamente. Su cara de estupefacción era tal que parte de sí aún no podía creer lo que pasaba.

Dos bestias se dirigieron directamente hacia la peliazul, pero en ese mismo instante, Mariko se cubrió con sus cadenas, evitando el ataque y haciendo que esas dos criaturas tuvieran que retroceder. Cuando otra bestia se dirigía a atacar a Onírica, unos extraños cuchillos le atravesaron, cortando su ataque. Se giraron a ver de quién se trataba y pudieron notar a un chico apuesto con cabellos oscuros y ojos ambarinos, quien se acercaba con tranquilidad.

-Heeey chicas, parece que necesitan algo de ayuda- digo con una sonrisa picara al lanzar el cuchillo -¿Les importa si me les uno?- no parecía estar en pánico con nada de lo que pasaba.

Dos bestias más, después de la aparición del ente extraño, comenzaron a correr hacia Onírica, dispuestas a atacarle juntas, pero Mariko pudo notar eso a tiempo.

- Oh, no. No lo harán - y entonces, agitó su cadena una vez más, la cual atravesó a las bestias otra vez y las envolvió hasta volverlas polvo. La chica se veía menos herida, pero igualmente estaba agotada y jadeaba constantemente.

- Así ha sido durante todo este tiempo. Un grupo tras otro - cerró un ojo y entonces, escucharon un leve quejido detrás de ustedes. Se voltearon un segundo y pudieron ver que era Shiro Kuroryuu quien abría los ojos levantándose con despacio.

- ¿Mariko? ¿Estás bien? - y luego se giró hacia los otros dos. Su mirada se afiló por un momento y se levantó, dispuesta a unirse a la batalla, aunque se mareó y tuvo que apoyarse contra una pared.

- Así que son ustedes... - Mariko la miró con inquietud, pero no dijo nada más. Habían todavía bestias para luchar.

El hada blanca salió volando mientras esas criaturas se te acercaban. No parecía que se le dificultara mucho salir, pero la niebla se extendía mucho y cuando menos pensaste, la perdiste de vista.

Las tres criaturas te rodearon desde diferentes ángulos, impidiéndote escapar.

Con la llegada de Animae, la lucha se tornaba más pareja. La guerrera de viento se movía con gran velocidad, cosa que le ayudaba a ser más veloz y permitiéndole atacar con dos flechas a la vez e impactando a las dos bestias que aún tenían sus bocas ensangrentadas. Las bestias soltaron un quejido de dolor, pero no parecían desintegrarse. Entonces, aquella que no había sido impactada por las flechas se abalanzó hacia Nereida. La guerrera no pudo evitar el golpe, llevándose otro mordisco en uno de sus hombros, pero esto no impidió que la guerrera de agua impactara su tridente en contra de una de las malheridas criaturas hasta hacer que esta se desintegrara.

Solo quedaba la otra bestia que, aunque se lanzó contra Animae, la guerrera pudo evadirla con facilidad y un leve impulso de viento.

Una para cada una, un oponente al frente únicamente. En eso se resumía la pelea.

- malditos estorbos... - siempre era molesto que no te dejaran avanzar, su idea de dejar al hada blanca entreteniendo a esos monstruos mientras él se iba no sirvió de nada...- pequeña cúbreme - Por lo menos no lucharía solo.

Mirando en dirección a la playa, su acción iba a ser tan drástica como pudiera, hacerse un camino a través de sus rivales.

- estás en medio - decía con una voz molesta condensando la humedad cercana.

Quizás demasiada como para un sólo ataque, sus carámbanos espinosos se concentraban de forma masiva, hasta el punto de acumular suficientes para arrasar a quien tenía delante, no una, si no dos veces. Sin escrúpulos parecía ir a desenvainar el material pesado...

Animae había asentido a su compañera con una sonrisa aguerrida para hacerle ver que estaba ahí para ayudarla. El combate inició rápido y no tardó en atacar y esquivar el mordisco de uno de ellos, pero Nereida sí salió lastimada y los ojos azules de la joven observaron con inquietud tal daño.

Molesta y deseando que nadie más saliese herido, la pelinegra tomó de nuevo dos flechas en su arco para lanzarlas a las bestias que quedaban para poder acabar con ellas de una buena vez, alejándose solo unos pasos para tener mejor panorama y apuntar donde fuese más efectivo para que la batalla culminase, pues aún debía encontrar a los demás para verificar si estaban bien o no... y averiguar si alguien más había despertado.

Chidori había vuelto, estaba de nuevo en la playa del hotel, pero en esta ocasión no era Chidori, una chica indefensa, sino que era Platinium, la dragona que podría ayudar a los allí atrapados, no veía a nadie más, sin embargo, sí que sabía que pasaba algo, aquellas criaturas estaban allí y le habían rodeado. Se dio cuenta entonces de algo, en sus manos había dos espadas, sentía que una de ellas emanaba poder de oscuridad mientras que la otra era el poder de la luz

Bien… parece que como esperaba mi corazón está entre la luz y la oscuridad… no permitiré que dañéis a nadie más

Colocándose con las dos armas preparadas no lo duda y se lanza a por una de las bestias, la que tiene delante para lanzarle una estocada dispuesta a acabar con su vida lo antes posible.