Partida Rol por web

Reaccionas de a poco y nuevamente en la playa, aquel lugar que habías abandonado momentos antes. Una parte de tu cuerpo parecía rechazar los recuerdos, mientras que otra luchaba por hacerlos parte de sí, por ello, era difícil moverse en esas circunstancias. Miraste alrededor, pero era difícil ver tus propias manos, así que tratar de ver algo más allá de eso era una tarea casi imposible.

El agotamiento era muy fuerte mientras esa lucha interna tomaba lugar.

La batalla continuó así por más tiempo y aunque Mariko se veía notablemente agotada, no se detuvo. Agitó su cadena una vez más, pulverizando los monstruos restantes y gracias a los cuchillos voladores del bronceado joven y al canto de la mujer de cabello azul, la batalla había durado menos. Esta dinámica se repitió unas dos veces más cuando por fin, parecía que se había terminado.

Shiro Kuroryuu se apoyaba sobre la columna jadeando y sudando frío, tal vez por el esfuerzo que hacía para mantenerse en pie o... Tal vez era algo más.

- Debo quitarla ahora... Váyanse - miró tanto a Onírica como al chico bronceado -, pero tengan por seguro que queremos respuestas - miró a Mariko, la cual cayó al suelo boca arriba exhausta.

Entonces, poco a poco, pudieron notar que la niebla comenzaba a dispersarse. Aquella pantalla se desharía en cuestión de instantes. La peliblanca cayó de rodillas mientras la niebla desaparecía. Ambos se separaron de allí, yendo en una dirección diferente, esperando poderse camuflar entre los otros huéspedes con facilidad.

- Eso parece - decía tras golpear el aire y algo del liquido que caía de la criatura que encaran.

- hace tiempo que no te veía, y ya sea que hayasa evolucionado o que te he hecho materializarte así, se sienta bien el cambio... No creo que me ocurra nada más, ya que te he invocado, pasea un poco si quieres antes de irte, gracias por tu ayuda - decía descendiendo con calma hasta el suelo.

- maldición Zmiy apareces para atacar a la gente y te retiras sin hablar conmigo... ¿Que pretendes?

Nereida se sobresaltó al escuchar al chico pronunciar su nombre, pero luego lo pensó mejor: Que supiera su nombre como guerrera no significaba, necesariamente que supiera su verdadera identidad. Aún así, no dejaba de ser algo extraño.

-¿Cómo... cómo sabes nuestros nombres? -atinó a decir, aún sin poder salir de su asombro.

Lo que sucedió no se lo esperaba, aquello parecía que estaba terminando, sin embargo, no podía estar segura, aquella niebla iba desapareciendo al igual que hicieron las tres criaturas con las que luchaba, sin embargo, tenía que asegurarse, así pues con fuerza despliega las alas y notando como ahora podía volar con ellas alza el vuelo para asegurarse y observar que era lo que sucedía en el lugar, especialmente ahora que la niebla se iba disipando.

Cuando el chico retrocedió por haberles visto, Animae decidió levantarse y mantener distancia. Lo comprendía, debía ser impactante ver a unas chicas  con esos trajes extravagantes y armas en medio de la niebla, incluso se podría malinterpretar que eran enemigas y estaba en peligro. Le sonrió tratando de animarle, pero...

-¿Qué?-se le escapó decir abriendo los ojos cuando pronunció los nombres de ambas. No recordó haber revelado su nombre a civiles y Animae en su momento tampoco lo había hecho, incluso Haruka había llegado al salón después de esos eventos. Nereida acertó con el cuestionamiento y se mantuvo a la expectativa de que respondiese el chico. Eso sí, si llegaba a perder el equilibrio de nuevo no dudaría en ir a ayudarle. 

Sin embargo, se mantenía al pendiente de que no llegasen a atacarles de sorpresa. Era una oportunidad ideal para dañarles. 

Mientras la niebla se disipaba poco a poco, pudiste notar que todas las bestias de hielo parecían haber desaparecido y solo quedaban charcos de agua de lo que antes pudo haber sido su forma física. Miraste hacia el mar y notaste que el oleaje estaba en calma, así que no parecía haber nada más extraño.

El estar transformada podía comenzar a tornarse peligroso, ya que si la niebla se disipaba, la playa estaría despejada otra vez y tu forma draconiana se vería expuesta.

El hada hizo una reverencia formal hacia ti y te dijo con tranquilidad - Yo creo que es mejor que me retire. La niebla se disipa y no quisiera meter en problemas a la Sacerdotisa - y dicho esto, desapareció convirtiéndose en escarcha.

La niebla parecía ir desapareciendo y la energía de la Sacerdotisa se debilitaba, además de ser tremendamente irregular y fluctuante. En cualquier momento, se dispersaría por completo y te podrías ver expuesto.

El joven no daba crédito a lo que veía y las miraba de arriba a abajo, casi tan confundido como las dos guerreras. Retiró una mano de su cabeza y la apoyó a un lado suyo para poder ponerse de pie, pero su mano temblaba mucho.

Al escuchar la pregunta de Nereida, solo atinó a decir - No... No lo sé... - gruñó de dolor y cerró los ojos. Trató de levantarse, pero poniéndose aún más pálido, volvió a caer en el suelo con pesadez. Sudaba, sudaba mucho. Era parecido a cuando el cuerpo lucha contra una fuerte enfermedad, tratando de expulsarla por cualquier medio necesario.

- ¿Qué me está pasando? - miraba al cielo confundido y casi sin poder moverse.

Entonces, notaron que la niebla comenzaba a dispersarse. Poco a poco, la playa se despejaba nuevamente y permanecer con sus transformaciones podía ser peligroso.

Asintió a su compañera invocada con una sonrisa, si quisiera seguramente podría pasear sin ser vista, pero era un honor que pensara en la sacerdotisa, antes que en disponer de un minuto de ocio. Voló al techo del hotel, en esas circunstancias sería más fácil bajar hasta su piso que subirn siendo visto por todos. Miró desde lo alto queriendo aprovechar aun su afilada mirada de dragón, esperando harcerse una idea de como había ido todo, en cualquier momento se de transformaría, nai siquiera iba a esperar que el palpitante poder irregular de la sacerdotisa no se viera afectado.

Posó su pie derecho en el borde mirando con calma y... Ffssshhhhhhh un viento helado después el aspecto draconiano se esfumaba y Jaycee caminaba al ascensor, había una mullida cama reclamandole, un colchón que le permitiría respirar un rato, y pensar en calma.

-No importa -dije al ver que el chico parecía enfermo- Luego podrás explicarnos todo. Ahora debemos concentrarnos en conseguirte ayuda. Te llevaremos cerca de la enfermería del hotel y luego nos marcharemos. No es seguro que nos vean por aquí.

Desde las altura Platinium pudo ver como todo había terminado o al menos aparentemente, así que no lo dudo, descendió con velocidad a la tierra en una zona que no hubiera nada y volvió a su forma normal de Chidori, desde allí empezó a buscar entre la niebla a Lety pues era con la última persona con la que había estado y estaba muy preocupada:

¿Lety? ¿Dónde estás? ¿Estás bien, hay alguien?

En cuanto Haruka perdió el equilibro, Animae se abalanzó para ayudarle y observar si lograba desentrañar ese misterio. Sin embargo, al percatarse que la niebla comenzaba a desmoronarse se dio cuenta que la sugerencia de Nereida podría traer graves repercusiones porque no podían caminar hasta el Hotel y que lo atendiesen. Antes de que llegasen ellas serían descubiertas y sería armar más revuelo del que podrían solucionar; por lo mismo, la guerrera negó con seriedad a la peliazul y acomodó al rubio en una posición cómoda para que entendiese que todo debería estar bien.

La guerrera intentó transmitirle esa sensación, pero tal vez por las prisas de irse aquello no salió como esperaba y miró a Nereida con un semblante preocupado.

-Debemos irnos-esperaba que su compañera entendiese por qué le decía eso, pues aunque Haruka conociese sus nombres no garantizaba que sí a sus identidades humanas. 

Y así, miró al chico una vez más y buscó una ruta para irse y volver a ser Katherine antes de que descubriesen su secreto.

Irisu se incorporo en la arena, arrodillada con una mano en su cabeza tratando de calmar toda la confusión de la cual parecia ser parte, se dirigio a su compañera, con el mayor sigilo posible trato de ayudarla.

Primero debia saber si alguna de las dos estaba herida y era de ellas la sangre que podia ver. 

-¿Shiro? -Susurro entre aquella penumbra. ¿Estas bien, estas herida? 

En sus recuerdos intento buscar una explicación de lo ocurrido o de como podían salir de ese sitio, 

Todo iba a cámara lenta, incluso sus movimientos lo veía de ese modo. Los cuchillos acabando con la bestia que iba a atacarla, los ataques de Mariko... Y ella no dejaba de entonar aquella canción para reforzar a sus compañeros. Sólo cuando ellos terminaron, ella dejó de cantar para acercárse a sus compañeras. Ambas se veían agotadas por el esfuerzo... Se mordió el labio con fuerza y se agachó junto a sus compañeras durante unos segundos.- Os esperaré aquí cuando el sol se ponga... -Se levantó con suavidad y con una suave inclinación de cabeza se despidió de ambas chicas. 

Aunque antes de irse se giró hacia el extraño chico y con una sonrisa.- Gracias por protegerme.... Nos vemos.-Y cómo si se tratase de una elegante y delicada bailarina, salió de allí corriendo. Aunque su arma desapareció de sus manos, y sus largos cabellos desaparecieron tras la niebla. Corrió, corrió todo lo que sus pies le dejaban. Y cuando estuvo lejos de todos los que estaban con ella, se quitó la transformación. 

Sentía su corazón acelerado y se dejó caer sobre la arena de rodillas, posando las manos en la arena, la cuál agarró con rabia. Cómo había desprotegido tanto a sus compañeros, y Shado... ¿Estaría bien? Quería romper a llorar, pero sólo agachó la mirada mientras se forzaba por recuperar la respiración.

Me sentía algo pesada y aturdida cuando me desperté. Me moví lentamente y abrí los ojos para ver qué había a mi alrededor. Entonces, vi que Irisu se encontraba frente a mi y que se estaba despertando, al igual que yo. Mientras la presidenta del consejo estudiantil se incorporaba miré alrededor tratando de averiguar qué había ocurrido, pero apenas pude divisar nada.

- Sí... me encuentro bien - contesté incorporándome también - ¿Y tu qué tal estás, Irisu-san? - pregunté mirando la sangre.

Extendí la mano hacia ella, pero dudé un momento y me detuve en mitad del movimiento. Por unos segundos me quedé mirando a Irisu. Después, un gesto de determinación cruzó mi rostro, tomé su mano y volví a mirar alrededor.

- Tenemos que salir de aquí y descubrir qué está pasando.

-De acuerdo -le dije a mi compañera al ver su preocupación por nuestras identidades secretas. Luego miré al chico- Escucha. Se que te sientes mal, pero no te preocupes. La niebla se está disipando. Pronto este lugar se llenará de gente. Te van a ayudar. Pero nosotras no podemos quedarnos aquí.

Y luego de estas palabras seguí a Animae. Sólo tendríamos que alejarnos un poco, transformarnos y regresar. Era sencillo, o eso parecía.

Mi mente era un caos, los recuerdos de Ezra y los míos se mezclaban sin orden alguno, aun me costaba asimilar lo que había ocurrido, quizás fuera solo un sueño como el de la otra noche, pero todo parecía ir mas allá de la realidad; aun la niebla cubría el lugar y ver algo mas allá de tu nariz resultaba imposible, así que antes de moverme primero puse atención a los sonidos de mi entorno y en recordar que mobiliario o que había cerca de cuando todo esta situación comenzó.