Partida Rol por web

Todo se sucedía demasiado rápido, una vez más la Einar había desconfiado de un amigo... ¿Acaso...? Se mordió el labio para contener su angustia dentro de ella. Nohr se mantuvo próximo a su invocadora mientras esta observaba perpleja lo que se iba sucediendo ante sus ojos. Apenas había visto aparecer a las dos réplicas de Scarlet cuando estas desaparecieron bajo un poder aplastante, fue entonces cuando reconoció ese poder, esa esencia... "Podría ser..." No podía, lo era. Pero el desenlace fue peor de lo que ella esperaba, al ver cómo el poder disminuía y quien quedaba allí era el cuerpo de Walker sin apenas energía, Onírica rastrabilló a la par que daba unos pasos hacia él.-  N-no...N...¡¡N-notha....!! ¡¡No, por favor...!! -Apunto de caer al suelo, Nohr se anticipó para sostenerla a la par que le intentaba hacer reaccionar. El guardián pareció resentirse durante unos segundos cuando la Einar apenas podía entonar la canción entre su llanto.

Sólo cuando la pixie alzó el vuelo y le entregó el colgante de Walker esta dejó de llorar durante unos segundos. Intentó atrapar a la pequeña hada, pero esta se esfumó en pequeñas luces. Walker había muerto.... Había muerto. No lo vería más ¿Por qué? Aferrando con fuerza el colgante se limpió las lágrimas y se obligó a seguir cantando "No puedo... No puedo fallar... No ahora..." Con la ayuda del guardián se levantó de dónde estaba, el aura de la mujer se había vuelto belicoso, oscuro, triste e incluso angustiante....

Sin dudarlo alzó la mano hacia dónde estaba Mariko.- Acaba con ella...-Nohr que procedía de la propia energía de Onírica se veía infundido en la misma aura que su invocadora.

Ilify se lanzó a coger el cuerpo de Walker madliciendo su debilidad, que hubiera obligado a la sacerdotisa a llegar a ese extremo, vio sus ojos orgullosos por una vez... Le depositó en el suelo con calma y miró a sus enemigos. Al parecer Onírica iba a atacar a Mariko y pensó que debía aprovechar ese empuje para atacarle también.

Sus garras se tiñieron de rojo y se lanzó a absorber su vida, debía prepararse y mantener su vida saludable, próximamente necesitaría más que vida, prometió no morir sin más a su sacerdotisa, aunque tampoco tenía mucha intención de vivir.

Como un felino se lanzó con sus garras por delante. Ni siquiera necesitaba rasgar, pues su intención era clavarlas con crudeza.

Cerré los ojos un segundo, pero no cayó ninguna lágrima. Ya era suficiente de llorar. Lo que había visto en Mariko no era lo que quería ver, pero tampoco me había tomado por sorpresa. No había otra salida. Intentar recuperarla podía hacer que perdiéramos aquella pelea y no era algo que que la Guardiana Suprema hubiera querido. Si perdíamos, incontables vidas sufrirían las consecuencias. Miré con rabia a Scarlet, ¿cuantas más cosas me tenían que quitar? 

Fue el sacrificio de Walker lo que más me sorprendió y arrancó una una leve sonrisa de mis labios. Mis compañeros no se rendían, por lo que yo tampoco lo haría. Debíamos salir victoriosos costara lo que costara.

Estaba herida, pero podía proteger a mis compañeros. Lo primero era proteger a Onirica, era la más vulnerable de todos. Después, me concentré en Mirari, quien estaba bastante herida, y en Allan, quien se había lanzado valientemente a luchar.

Las raíces reclamaron el cuerpo de Walker apenas Ilify lo dejó en el suelo y, como había sucedido en ocasiones anteriores, un nuevo capullo se formó. El lugar se estremeció y un mal presentimiento llegó a sus corazones. El poder de Umhti aumentaba con cada caído, pues este absorbía su poder. Scarlet se acercó a Dusk y asomándose por detrás de este como una serpiente que repta por un árbol, lamió la mejilla del dragón caído - No desperdicies tu odio en él. Servirá a nuestro propósito de todos modos - sonrió Scarlet con malicia mientras sentían el poder de Umhti crecer.

Heracles miró a Mirari un momento. La vio malherida y tras hacer una pose bastante estrafalaria, sus guanteletes de hierro empezaron a llenarse de púas - ¡Mirari! ¡Únete a mí! - la einar, sabiendo lo que este quería, corrió tan rápido como pudo. No sabía cuánto tiempo le quedaba y sabía que, si querían tener una oportunidad, Mariko debía ser sacada de la ecuación. Justo como en el pasado... No tenía suficiente poder, pero no podía darse el lujo de dudar, así que dio todo el poder que tenía a su espada para poder unirse a Heracles. El hermoso einar golpeó el suelo con toda su fuerza y este se empezó a mover como si de agua se tratara, formando estalagmitas a gran velocidad. Mirari, a su vez, clavó la espada en el suelo con toda su fuerza, y esa energía oscura se entremezcló con los picos que dibujaba el herculeo guerrero, marcando un camino hacia su objetivo: la guerrera suprema.

- ¡GOLPE DE TIERRA OSCURA! - gritaron ambos einar a la vez.

Esta, viendo lo que se venía, invocó sus cadenas para que la rodearan, aunque no fueron lo suficientemente fuertes para frenar el impacto. La fuerza de ambos ataques era arrasadora, por lo que la kitsune se vio atravesada por los picos de tierra y lacerada por los rayos de oscuridad. A pesar de esto y gracias a sus cadenas, logró mantenerse en pie para lanzarse a gran velocidad hacia la einar, quien equiparando la agilidad de esta, bloqueó la tormenta de cadenas con su espada. La sirvienta de Scarlet que resta frente a Mirari aprovecha esa oportunidad y se lanza contra ella para morder su cuello y aunque Mirari hace un amague para atacarla, esta se retira justo a tiempo. Heracles, quien ahora se veía mucho más serio que antes, logró evitar a los dos sirvientes con facilidad, haciendo que las dos chocaran entre sí. Mirari se prepara para atacar a la sirviente una vez más, pero una de las cadenas de Mariko surge del suelo por detrás de Mirari y atraviesa justo donde está su corazón. Otra aparece y atraviesa su pierna, una más su vientre y la última un brazo. Mirari gime sin fuerza contemplando su final mientras se mantiene suspendida un momento en el aire sostenida solo por ellas. Las cadenas regresan al suelo y la einar golpea el suelo. Heracles grita por su compañera caída, pero no hay mucho que pueda hacer. La historia parecía estarse repitiendo una vez más. La única persona que vio aquel ataque venir fue Lightning, quien vio cómo la barrera que ella había invocado para que protegiera a Mirari fue atravesada por las cadenas de Mariko con tanta facilidad que podría considerarse un insulto a su eficacia. Mientras tanto, un charco de sangre se formaba alrededor de la einar, pero fue siendo absorbido poco a poco por las raíces en el suelo.

A pesar de una agonizante Mirari, la batalla seguía librándose en diferentes frentes. Allan está luchando contra su sirviente de manera asidua. Primero hace un ágil movimiento con su lanza que fue bloqueado por la sirviente, para luego esquivar el ataque conjunto de las dos sirvientes. Apenas salió de ello, y sin darles tiempo de hacer algo al respecto, golpeó el suelo con fuerza y gritó - ¡Lanza de tierra! - para a continuación salir disparada desde el suelo una estaca de tierra que atravesó a una de las sirvientes, haciendo que cayera al suelo y se desvaneciera en pequeños orbes de luz. Lightning se mantuvo alerta para proteger a su enamorado, pero este parecía estar apañándoselas bien por su cuenta. A pesar de que la andeliviana no estaba luchando, estaba velando por la superviviencia de sus compañeros. Al verse atacada por las sirvientes, hizo gala de su enorme velocidad y esquivó el golpe con destreza. Solo le quedaba uno de sus objetivos por proteger y ya que Nohr protegía a Onírica, ella protegería a Nohr. Scarlet continúa atacando sin cesar al guardián, lanzando otra de esas lanzas de luz violeta hacia él, pero Nohr logra reducir la velocidad agitando sus alas, aunque no logra evitar que la lanza atraviese una de sus alas una vez más antes de desvanecerse. Alimentándose de las emociones de su invocadora, el enorme guardián ruge con todas sus fuerzas obligándolos a cubrir sus oídos y, tras esto, concentra un enorme poder en su boca. Clavó sus garras delanteras y traseras en el suelo para darse más apoyo mientras preparaba el devastador ataque hacia la kitsune. Esta intentó repetir lo que había hecho antes y cubrirse con sus cadenas, pero no lo conseguiría esta vez. Era un ataque demasiado poderoso. Las llamaradas heladas dejaron un rastro en su camino apenas salieron disparadas hacia esta. La quemaron de pies a cabeza y dolor de Mariko se reflejaba en el desgarrador gritó que soltó. Cuando la confusión se disipó, pudieron ver la piel de la guardiana suprema completamente quemada y cómo esta jadeaba intentando desesperadamente ponerse de pie otra vez. El tipo de ataque hizo que varios retrocedieran... todos excepto uno. Un dragón cuyo elemento era el hielo y que nunca podría dejarse afectar por algo así. Ilify se lanzó a Mariko con la determinación de un guardián cuyo amo ha dado una orden y, con sus garras bañadas en una energía carmesí, atacó a Mariko en dos ocasiones, cortando su garganta con el segundo golpe. La yuudai cayó mientras sus cadenas se agitaban reincorporándose y rodeando a su ama. La recibieron para que no quedara sobre las raíces, sino que aterrizara despacio. Scarlet rugió enojada. Una buena baza había caído. Afortunadamente, sus sirvientes seguían en pie.

Mirari se giró con lágrimas en los ojos, la mirada nubosa y riendo débilmente - A-al parecer... este es... nuestro destino... Amiga - y con ello, perdió sus últimas fuerzas.

Scarlet parecía bastante enojada. Se paró junto a Dusk mientras robaba un beso de sus labios - Es momento de que luches. Ya no más juegos. Se nos acaba el tiempo - y con estas palabras, se rodea de una energía color carmesí. Sea lo que fuera que estaba invocando, parecía algo enorme.

Al sentir la lengua de Scarlet en su mejilla, Dusk se estremeció. No dejó de mirar en ningún momento cómo el árbol absorbía a Walker, pero bien fue cierto que su mirada se suavizó por las palabras de quien ahora era su ama.

—Tienes razón, Scarlet —la palabra de Scarlet era ley. Ella tenía la razón. No debía desperdiciar su energía en cosas que ella no le pidiese hacer.

Desde la posición en donde estaba, protegiendo a Scarlet, observó de manera bastante fría la lucha entre los demás por acabar con Mariko. No sentía nada por verlos sufrir o sangrar. De hecho, se veía bastante relajado al respecto. Únicamente se mantenía en guardia ante la posibilidad de que su ama fuese atacada. Nada más le interesaba. Ni siquiera ver a Mirari morir. Nada. No le producía absolutamente nada... y eso no parecía disgustarle.

Lo que sí le disgustó fue ver la muerte de Mariko. No por la muerte de la guardiana en sí, sino por ver a Scarlet enfadada. No paraban de ser sucios obstáculos para fines mucho mayores. No podían siquiera comprenderlo. La frialdad de Dusk se convertía en ira irracional una vez más.

—Como desees. Moriré por ti de ser necesario.

No necesitaba más instrucciones. Después de que Scarlet se lo ordenase, las alas de Dusk se tensaron y lo impulsaron a toda velocidad hacia un objetivo claro: Heracles. Nohr era peligroso. Demasiado. En general, todos lo eran. No obstante, si acababa con Heracles tendrían, una molestia menos. Solo debía conseguir tiempo, aunque le costase la vida.

Restablecida su vida, requeriría restablecer ahora su energía... Esta vez sus garras se imbuyeron de un gélido azul, lanzándose directamente contra Scarlet, aunque la idea era robar energía, no le importaba de quien fuera.

Miré con tristeza como Mirari caía bajo el ataque de Mariko y, después, la misma Mariko caía ante el fuerte ataque de Norh e Ilify. Respiré hondo, mi barrera no había servido para nada y, aunque nuestra relación no era muy cercana ni cordial, había sido una valiosa aliada. En cuanto a Mariko... mi corazón gritaba de pena y dolor. Apenas quedaba nada de la amable guardiana que había conocido y ella nunca hubiera querido ser la marioneta de Scarlet, pero aún así, aparté la mirada para no verla en aquel estado. Su grito final me perseguiría en mis peores pesadillas.

Dirigí mi mirada con frialdad a Dusk y Scarlet. Debíamos acabar con ellas, pero vi más urgente librarnos de los sirvientes. Después, observé a Onírica y a Norh, seguido de Allan y el resto de nuestros compañeros. Mi amor parecía estar apañándoselas bien. Heracles e Ilify también parecían llevarlo bien. Por lo tanto, centré mis barreras sobre mi misma y sobre Norh.

Tras conjurar las barreras, me lancé a ayudar a Allan a librarse de los sirvientes.

Otra amiga caía frente a sus ojos, y esta vez era alguien que se había unido a sus filas. ¿Podría volver? Los einar no volvían a la vida como había escuchado que ocurría en los otros planetas, así que no estaba segura, pero igualmente sentía la pérdida. Aquello hizo que se determinara a luchar. Miró a Heracles y decidió que le ayudaría, no podía perder a otro compañero, así que a través de su canción, Nohr se dispuso a atacar a Dusk con todo lo que tenía.

El suelo se movió mientras las raíces absorbían los cuerpos de Mirari y Mariko, y poco después sus cuerpos flotaban en dos nuevos capullos de luz. Umhti latía, sus raíces se movían inquietas como si estuviera consumiendo su poder. Scarlet sonreía - Tarde o temprano todos estarán allí. Después la Tierra y luego Kal'Ahd. Mi reina estará de vuelta muy pronto - y es que a pesar de poder quedarse con todo ese poder para ella, en su mente siempre había sido fiel a su ama.

Dusk se lanza contra Heracles, quien lo ve venir y decide atacarle de frente mientras sus guanteletes brillan con elegancia. Los puños de Dusk cubiertos de llamas buscaron golpearle, pero solo colisionaron uno con otro. A pesar de lo que podría haber sido una breve victoria, el dragón caído logra golpear el rostro del einar con su otro puño, haciendo que las llamas quemen su piel. El crujido de esta siendo lastimada fue bastante sonoro mientras el einar miraba a su contrincante con un rostro de todo menos amable. Era el momento de tomárselo más en serio.

Allan decide repetir su movimiento para invocar las lanzas de tierra, pero esta vez falla. Mientras tanto, Lightning concentra sus esfuerzos en proteger a sus amigos. Nohr, por su parte, concentra un ataque más hacia Dusk por indicación de su ama y aquella llamarada helada sale disparada hacia el dragón oscuro. Este, aún concentrado en su combate contra Heracles, no puede evitar el ataque, por lo cual es quemado con violencia por el guardián. Scarlet mira al guardián con enojo mientras le da una orden a sus sirvientes - Mátenlos -. Tal vez resonando con el enojo de su ama, las sirvientes se ríen con fuerza, extendiendo su sonrisa de manera escalofriante mientras sus garras crecían. Como bestias en frenesí se lanzaron hacia todos, pero fue Nohr quien se llevó la peor parte, pues aquellos sirvientes cuyo blanco había muerto, se dirigieron a él a la vez, enterrando las enormes garras en su cuerpo y luego retirándolas para lamer lo que podría considerarse sangre con codicia. El guardían aulló mientras se deshacía en una llamarada de color verde.

Scarlet rió y miró a Onírica - Ya no te puedes esconder, lindura. Muero de ganas por matarte - reía demente mientras miraba cómo Ilify se acercaba con sus garras a atacarla directamente. Lo evitó de manera sencilla para decirle -. ¿De verdad creíste que sería tan fácil? - y aunque estaba invocando su lanza de sangre para atacarle, el segundo ataque del dragón la distrajo. Logró evitarlo una vez más mientras reía -. ¿Qué pasa? ¿Perder a Animae te ha vuelto débil? Aún recuerdo cómo la mirabas cuando te traicionó. Incluso cuando te recogió agonizando en Hardak - su risa era tan aguda que era incómoda -. Pobre Ilify. Sus dos amores mueren frente a sus ojos y no puede hacer nada. Lo peor de todo es que tu primer amor regresó y la ignoraste. Pero no solo a ella, sino a Animae. Irónico. Realmente tienes un alma de hielo - y con su lanza, atacó a Ilify con toda la fuerza que tenía mientras reía desquiciada. Uno, dos, tres golpes que el dragón tuvo la fortuna de evitar. Scarlet se lamió los labios saboreando la victoria que vaticinaba mientras se enfocaba en su oponente.

Todos con las garras de los sirvientes lastimando sus cuerpos mientras que algunos lograban contraatacar. Las barreras que Lightning convocó sobre Nohr y sobre sí misma no fueron suficientes para frenar el estallido de poder de las oscuras sirvientes, pero no por ello eran poco importantes. Allan se volcó a atacar con su lanza a uno de los sirvientes que tenía en frente. Si no lo hacía, no podrían igualar los números. Con destreza y fiereza, mueve su lanza a una velocidad inhumana y corta a la mitad el sirviente que recién lo había herido. Sangraba por el hombro que le había atravesado, pero ahora el rubio quedaba libre de amenazas, por lo cual se dirigió a proteger a Onírica. Lightning decidió atacar con su hoz a uno de los sirvientes que la cercaban a ella y, con una agilidad similar a la de su novio, cortó el torso con su hoz mientras la sirviente temblaba presa del dolor. Aún estaban ambas vivas, pero con ello la andeliviana demostraba su supremacía en combate.

Haciendo que el aire fuese cortado por sus alas, Dusk se lanzó hacia Heracles con unas oscuras llamas tras su mirada, quizá más violentas que las que cubrían sus puños y afiladas garras.

El impacto de los choques de puños resonó, haciendo que el aire vibrase, y las llamas en el puño del dragón se extinguieron de forma violenta. Pero no se quedaría allí. Haciendo que las llamas de su otro puño creciesen, Dusk giró el puño que tenía encontrado con el einar y se alzó en el aire, lanzando su otro puño imbuido en llamas sobre el rostro de este, con un ronco grito. Su puño impactó, y el sonido fue majestuoso para el dragón. Estaba claro que había una especie de ensañamiento allí.

—Perdón por herir tu bello rostro —dijo con ironía, aunque con un tono bastante indiferente, sacudiendo su puño.

Sin percatarse de lo que vendría, y preparándose para encender de nuevo sus puños, fue muy tarde cuando Dusk notó la llamarada helada que venía hacia él, haciendo que las ganas de burlarse de Heracles cesasen para intentar esquivar inútilmente el ataque del dragón. Lo máximo que pudo hacer fue intentar protegerse el rostro poniendo los brazos en forma de X, pero eso no evitó que las llamas lo abrazasen mientras este se impulsaba hacia atrás.

Cuando el ataque cesó, el humo helado se alzaba entre el cuerpo de Dusk, mientras este jadeaba. Las quemaduras por el ataque eran evidentes, así como el profundo odio que este sentía por Nohr. Era una molestia. Pero eso no era tan importante. Pese a haber recibido daño, Scarlet había mandado a sus sirvientes a atacar al molesto dragón y a su ama. Una fantasmal sádica sonrisa apareció al escuchar su aullido. Podía enfocarse en su tarea plenamente.

—Te espera el mismo destino —la mirada de Dusk se dirigió de nuevo al einar, mientras uno de sus puños se imbuía en llamas. Sus alas volvieron a tensarse y se preparó para recortar la pequeña distancia que le separaba de Heracles—. ¿Debería destrozar aún más tu rostro? —y se lanzó.

Su otra mano la mantuvo abierta durante su embestida. Aunque aparentemente no fuese a utilizarla, la verdad es que se proponía a crear una filosa estaca de hielo justo después de lanzar el primer ataque. Quería ver cómo Heracles lloraba.

La caída de Nohr dejaba a Onírica expuesta a ataques. Sin embargo, no debía dejar de luchar. Por su rey, su planeta, sus amigos caídos... Lucharía valientemente.

Todos sus amigos estaban lastimados, así que empezó a cantar y miró a Lightning mientras una energía del color de su cabello la rodeaba y llenaba de luz a la guerrera del rayo. Solo esperaba que esa curación fuera suficiente.

La batalla continuaba y aunque habían eliminado a la gran amenaza que era Mariko, Scarlet había comenzado a atacar y Onírica había perdido a Nohr. Ella sabía que la einar no era una guerrera, así que decidió protegerla, pero también estaban los sirvientes que seguían estando en su camino. Debía deshacerse de ellos, por lo cual los atacó con su hoz. Confiaba en que su barrera sí serviría para defender a su compañera y que aquellos sirvientes perecerían.

Allan se acercó a ella, por lo cual le sonrió, pero no era el momento idóneo para distraerse.

Al dragón no le quedaba mucho más remedio que seguir atacando con la esperanza de asestar algún buen golpe, pero,... Porque hacerlo a tan irrisoria rival? Estaba claro que buscaba provocarle y ser su blanco. El dragón aprovechando la cercanía, pensó que aquellos antinaturales capullos que encerraban a los caído podían ser más importantes. Por lo que dando un aleteo, se concentró en su hielo...

Heracles se veía agotado, pero eso no quería decir que se sintiera amedrentado por las palabras. De hecho, parecía todo lo opuesto. Con una sonrisa confiada y seductora, miró al dragón y le dijo - Para alguien tan hermoso, no habrá llamas que destrocen la verdadera belleza. Mi belleza solo es un reflejo de mi belleza interior, así que contempla el verdadero significado de la belleza - como si se tratara de un reflector solo para él, sus movimientos se hicieron tan gráciles y llamativos que todo el lugar se iluminó ante su hermosura.

Tan cautivadora fue la vista que la mismísima Scarlet se quedó inmóvil y boquiabierta ante la visión, muchas de sus sirvientas sollozaban ante semejante hermosura y no podían quitar sus ojos de este... Incluso el mismo Dusk se encontró a sí mismo atrapado por la visión y las llamas de su puño se extinguieron. Este podría ser el momento ideal para atacar.

Allan ataca raudo a una de las sirvientes que amenazaba a su novia, aunque esta había logrado resistir el show de Heracles y pudo defenderse de ese ataque. A continuación, se lanzaron hacia Lightning a la vez como en muchas ocasiones se habían coordinado, pero esta vez Lightning logró verlas a tiempo y evitó el ataque. A su vez, las sirvientas que antes estaban con Walker atacaron con todo lo que tenían a la einar que, ahora sin su guardián, estaba desprotegida. Onírica solo pudo cubrirse con sus manos, pero con lo que no contaba era que Lightning había conjurado una barrera para cubrir a su amiga. Esto hizo que el ataque de las dos sirvientas fuera repelido y Onírica se mantuviera a salvo. Allan repite su acción y ataca a la misma sirviente mientras esta retrocedía de haber atacado a Onírica y le cortó el torso a la mitad. Rápidamente, la sirviente se hizo polvo y sus cenizas cayeron al suelo. Lightning, al ver que solo una sirvienta quedaba frente a ella, se lanzó con su hoz hacia ella. La sirviente, rápida como su ama, logró evitar el primer ataque, pero la andeliviana rubia, veloz como el elemento que manejaba, apareció detrás de ella y cortó su espalda con su hoz, haciéndola gruñir del dolor. Onírica, ya a salvo y viendo que sus compañeros parecían gozar de algo de paz, comenzó su danza y su canción mientras la energía de ese color celeste volaba hacia Lightning. Esta última pudo sentir cómo parte de sus heridas se cerraban y se sentía más viva.

Dusk logró recuperarse antes de perder su ataque de hielo también y con un impulso suficiente, lanzó la estaca de hielo hacia el rubio einar, el cual se vio obligado a detener su actuación para esquivar el ataque. Lo miró serio, pero con una sonrisa - Deberías ver tu rostro. Incluso tienes las mejillas sonrosadas - le dijo en tono de burla. Ilify, con la determinación natural que lo caracterizaba, se lanzó contra los capullos, esperando con eso cortar el suministro de energía para el árbol, pero para su sorpresa, los carámbanos fueron absorbidos por los capullos y todo el lugar tembló, como si el mismo Umhti agradeciera el poder que este le enviaba. Gracias a Dusk, Scarlet había podido despegar la mirada del einar, quien la había cautivado incluso a ella, y como si fuera alertada por el mismo árbol, miró a Ilify mientras materializaba su lanza -. Parece que no has aprendido nada. Sigues siendo el mismo tonto que creyó en las mentiras de Aberrant - rió. Extendió sus alas con majestuosidad y elegancia para lanzarse contra Ilify con su lanza de sangre. Reía descontrolada como siempre mientras atacaba a Ilify. Uno, dos, tres golpes... Eso fue suficiente para acabar con la vida del dragón: uno en una de sus alas, el otro en el torso y el último en el corazón. El dragón que se había siempre mostrado fiel a sus principios ahora caía al suelo mientras su sangre era absorbida por la lanza de Scarlet. Esta se saboreaba mientras lo observaba sangrar. Seguía absorbiendo su esencia de vida sin quitarle la mirada de encima -. Al menos así te reunirás con Animae en el otro mundo - y cuando no quedaban rastros de sangre, retiró su lanza. Miró a los sobrevivientes.

- Última oportunidad. Únanse a mí, júrenme lealtad y perdonaré sus vidas -.

Quedaban cada vez menos y había cada vez más enemigos. ¿Era posible ganar? Con el falso Umhti dándole poder a Scarlet, tal vez no.

Sin embargo, hubo algo, algo que sentiste. Un latido... Distante... Pero con la suficiente fuerza para hacer que te marearas por un momento. Tu cuerpo entero dolió, pero fue solo un segundo. Poco después, te estabilizaste y podías escuchar aún ese latido, pero al buscarlo, lo que escuchaste parecía ser el llanto de un niño.

Detente... Por favor detente... Ya basta... No quiero... No quiero...

Sus palabras eran interrumpidas por sus desconsolados sollozos.

El llanto se alejaba, pero viste algo frente a ti. Nadie más parecía verlo, solo tú. Una pequeña luz de color verde que luchaba por seguir con vida. Te era familiar, como el encuentro con un viejo amigo.

No sabías explicar por qué, pero sentiste que todo tu cuerpo dolía. Incluso te mareaste un segundo, haciendo que cayeras de rodillas en el suelo. Por algún motivo, tenías la certeza de que había algo mal con Umhti, aunque era más algo que te decía lo más profundo de tu espíritu.

Miraste a Scarlet y esta parecía estar igual. ¿Qué estaba sucediendo? Por más que intentaras, ponerte de pie, tu cuerpo no respondía a ese deseo y casi se podía decir que tu parte dragón era la que te mantenía consciente.

Las raíces que normalmente se habrían lanzado a toda velocidad hacia Ilify para absorber su cuerpo, esta vez no se movieron. De hecho, todo el lugar tembló y las enormes raíces que conformaban el suelo, se movieron con violencia. No sabían del todo el porqué, pero Umhti parecía inquieto, alterado.

De repente, las sirvientes de Scarlet se llevaron la mano al corazón y su cuerpo empezó a temblar. Parecían estar siendo torturadas o algo así porque cayeron al suelo inevitablemente retorciéndose para aguantar la agonía que sentían. Dusk cayó de rodillas en el suelo y se llevó la mano al corazón, al igual que Scarlet, quien luchaba por mantenerse consciente e incluso trató de conjurar su lanza para ponerse de pie, pero no logró materializarla.

- ¿Qué... qué me sucede? - dijo con voz débil y temblorosa. Sea lo que fuera que estaba sintiendo, necesitaba de toda su fuerza de voluntad para no ceder. Se giró hacia el árbol y un enorme latido se hizo presente. El árbol resonaba con algo, pero ¿acaso ese algo estaba afectando a Scarlet y sus sirvientes?

Los dos capullos centrales, aquellos que contenían a Masaru y a Ruka, empezaron a brillar con aún más fuerza que antes y temblaban. Poco después, una voz satírica resonó encima de Umhti.

- Contaste con todas las variables posibles... A excepción de una, Scarlet. Eres mucho mejor que Heleth porque ella es una tonta, pero obviaste la más importante de todas: este sigue siendo Umhti - una figura masculina estaba sentada sobre el capullo que contenía a Masaru y se equilibraba allí con aparente facilidad. No bajó, se mantuvo arriba, pero no tardó en dar un paso al frente para hacerse visible. Un einar traidor que había entregado a Ezra y que se hizo pasar por el humano Ren Aragami.

Se llevó las manos al pecho y cerró los ojos durante los segundos que duró aquel dolor que la golpeó como una oña que golpea las rocas. Tomó aire lentamente y abrió de nuevo sus ojos, se sentía extraña tras aquello, pero el aturdimiento y dolor parecían desaparecer lentamente sin dejar rastro alguno ¿Qué había pasado? ¿Acaso sentía lo que Umthil sentía? Miró a su alrededor un poco confundida ¿Nadie más, sólo  ella?

Fue entonces que lo escuchó. Su mirada voló rápida en su búsqueda, un pequeño lloraba...¿Acaso se trataba del 'alma' del árbol? Quizás por eso lo sentía tan cerca, tan dentro de ella, como.si estuviera conectada. Había prometido librar de aquel dolor y cadenas a Umthil. Podía ser falso... Pero era una extensión del Umthil de su tierra, no merecía pasar aquello.

-¿Me oyes...?  ¿Qué ocurre.... ? Quiero ayudarte... Pero necesito que me digas que puedo hacer...

Dio unos pasos, pero se paró al ver la llama. La observó para después acercarse a ella. Con ambas manos la intentó rodear, como queriendo protegerla.

-  Aguanta... Debes aguantar un poco más... Estoy aquí,  contigo.

El llanto no parecía cesar y solo se intensificaba. A medida que te acercabas, tu pecho dolía.

Detente... Detente...

Seguía sollozando pero cuando la rodeaste con sus manos, el llanto cesó. No era como que en verdad pudieras tomarla entre tus manos, pero sí que podías sentir su calidez.

¿Conmigo? ¿Quién...? ¿Dónde?

Se quedó en silencio, pero la llamita se agitó.

Debo... Debo despertar...

La einar hizo el mayor de sus esfuerzos para no alejarse al sentir el dolor de nuevo. Ella no era una guerrera con voluntad férrea, pero si tenía la suficiente para mantenerse junto a aquella llama y darle tranquilidad...

- Estoy aquí,  tranquilo...Tan sólo  escucha mi voz si no puedes verme. No me alejaré, te protegeré y acompañaré.

Miró fijamente la llama mientras la "cuidaba" entre sus manos, haciendo con ellas lo que parecía una cuna.  Suavemente lo arrulló.

- ¿Despertar? ¿Por qué... Quién eres...? ¿Cómo puedo ayudarte?... Necesito que me lo digas, que me ayudes y qué yo pueda hacer lo mismo..