Partida Rol por web

Onírica parecía concentrada en su canción, mientras Nohr reaccionaba a los deseos de su invocadora, mas la einar arrugó el ceño y su voz resonó a través de Nohr - Shiro se sacrificó para salvarnos y no hacías sino llamar traidor a Walker. ¿Y ahora te rindes tan fácilmente? ¿Qué pensará Shiro de esto? Heleth solo te usará como está usando a Animae y a Calíope. Sus promesas no son más que humo. Cuando cumpla su objetivo, solo los aniquilará y los esclavizará para siempre - y aunque su voz resonaba en el aire con solemnidad, podía escucharse cierta molestia en su voz.

A continuación, Nohr rugió y se dispuso a atacar con su cornamenta. Inclinó la cabeza y dirigió su ataque a uno de los sirvientes de Mariko. Dio un salto para clavar sus cuernos en este y completada su acción, volvería a proteger a su ama.

La reacción de Dawn solo hizo que Heleth sonriera y luego las palabras de Onírica solo afilaron más su sonrisa - Promesas vacías son lo que han recibido de sus líderes. Yo propongo que creemos un mundo junto con quienes amamos. ¿Acaso eso es malo? - y miró a la dragona que parecía sellar un pacto con ella.

A pesar de esto, la batalla no se detenía. Los múltiples intentos de Walker por romper las cadenas de Mariko parecían infructuosos y la guardiana suprema solo se revolvía en dolorosos espasmos mientras abandonaba cada vez más su forma humanoide y se transformaba de a poco en una bestia. Su cabello creció, sus colmillos también y sus ojos inyectados en ira brillaban mientras sus gruñidos se hacían cada vez más guturales. Ante el llamado del dragón, Heracles se giró hacia Walker y, aprovechando su velocidad, corrió hacia este, llegando antes de que cualquiera pudiera detenerlo. Mientras tanto, Walker seguía forcejeando con las cadenas, quienes parecían empezar a cobrar vida. El herculeo einar miró las cadenas y como si se tratara de magia, tomó aire marcando su hermosa figura para luego tomar las cadenas y tras un rugido y algunas gotas de sudor cayendo sobre estas, logró romperlas. Mariko soltó un último gruñido que sacudió la estancia y dos círculos mágicos más aparecieron en el suelo. De este se materializaron dos zorros mucho más grandes que los otros, casi tal vez del tamaño de un caballo, que se pararon frente a sus enemigos y fieros, se colocaron en posición de ataque. Poco después de esto, Mariko, viéndose libres de las cadenas que la sostenían, cayó al suelo inconsciente, aunque los grilletes aún cubrían sus muñecas, tobillos y cuello.

Heracles, satisfecho por su hazaña, miró a Walker mientras presumía sus músculos - En verdad ha sido una tarea fácil para alguien como yo -, pero el einar no logró ver a tiempo, la flecha que venía hacia este. Sin poder evitarlo, se vio envuelto por esta -. No de nuevo - y cayó al suelo rodando unos cuantos metros hasta que logró estabilizarse. Cosa que no pasó con Mirari, quien vio la flecha venir y logró esquivarla a tiempo. Las segundas flechas volaron hacia ellos, pero ninguna llegó a su destino, cayendo cerca de los dos einar.

Allan está intentando liberarse de por lo menos una de las redes, pero no lo consigue, aunque en su segundo intento logra romper una. Solo una más y el andeliviano sería libre. Preocupada, Lightning lo protege con una barrera, pero para su fortuna no hubo daño dirigido a este. Lo que esta no planeaba era que su ex-compañera se enfocara en atacarla esta vez. Hécate miró a la rubia con enojo - Es el nombre que he elegido para mi nueva vida - y sin contemplación alguna, golpeó a Lightning con un puñetazo que esta no pudo evitar. ¿Acaso era más veloz o siempre había sido así de letal? El puñetazo impactó de lleno en el vientre de la andeliviana, quien escupió sangre por el impacto. Allan gritó preocupado, pero ese no sería el último golpe que recibiría de parte de Hécate. La guerrera caída le dio una patada que clavó el rostro de Lightning en el suelo y cuando parecía que le daría el golpe de gracia, la guerrera que dominaba la electricidad empezó a cubrirse de pequeños rayos que destellaban en su aura. Poco a poco, estos empezaron a expandirse y se dirigieron a Hécate. Hécate intentó cubrirse, pero estos la rodearon. Su aura era cálida y gentil, pero a pesar de lo que podría creer, no surtió ningún efecto. Hécate la miró con esos fieros ojos ambarinos sonriente - Tú no lo entiendes. Esto es lo que soy ahora y lo elegimos por voluntad propia. Fue nuestro deseo renacer para servir a Heleth-sama - y aunque no había logrado purificarla para que volviera a ser Calíope, sí que detuvo su ataque. Lightning aprovecha el respiro que su poder le ha dado y ataca a uno de los sirvientes, haciendo que este se esfumara en llamas.

Nohr dirigió su cornamenta hacia uno de los sirvientes primeros, pero los zorros lo vieron venir con facilidad y se reacomodaron. Se agruparon en lo que parecía una especie de formación y se abalanzaron contra Walker, quien pudo verlos con facilidad, esquivándolos solo con un impulso de alas. Ni siquiera fue necesario que Shishi se interpusiera para evitar ese golpe. Mirari se acerca a Ilify, quien a pesar de sus intentos, no logra romper las redes. Saca su espada y las ataca. Atacó con toda su fuerza, pero las redes no cedían - ¡Maldición! - gritó y miró a Anyx -. ¿Esto era lo que querías? ¿Tan fácil despreciaste nuestra amistad y la de Kuroryuu? - ella sabía bien lo que la sacerdotisa significaba para ella más allá de su rol. Atacó una vez más, pero las redes no cedieron. Al parecer, ella cubriría al dragón.

De la nada, una raíz sale del suelo mientras Heleth gruñe enfurecida por la pérdida aparente de Mariko como peón y luego toca a Umhti. La sangre que Lightning ha derramado es absorbida por las hambrientas raíces y después de esto, una de ellas se va a toda velocidad hacia Dawn, quien permanece inmóvil allí. La raíz atraviesa su corazón y con un gemido ahogado, sus pupilas se dilatan por completo. De repente, el fuego y el hielo de la dragona se alteran por partes iguales mientras esta parece estar pasando por la peor de las agonías y la marca de obediencia se dibuja en su brazo. Poco después, un grupo de raíces forman un hermético capullo que la recubre y da paso a su transformación.

La estancia tembló de nuevo y los capullos que contenían a Masaru, Ruka y Scarlet Bat comenzaron a brillar mientras la sangre de Lightning parecía alimentar al árbol.

La voz de Heleth resonaba en lo más profundo de tu ser - Ahora me perteneces. Tu vida y tu voluntad son mías. A cambio, te devolveré lo que más amas - apenas esas palabras resonaron en tu cabeza, la raíz atravesó tu corazón, pero no era muerte lo que sentías, sino el enorme poder de Heleth en ti. Su energía reemplazaba la tuya en un proceso agónico que hacía que tu cuerpo ardiera desde dentro. Era como si estuvieras siendo quemado en una hoguera y a pesar de tu dominio del fuego, era un dolor insoportable. Sin embargo, no había dolor más profundo que haber perdido a Ruka, así que era un precio pequeño a pagar por recuperarla.

Pudiste sentir la marca del dragón brillar con más intensidad como si luchara por sobreponerse a esa nueva energía, pero el poder de la marca se extendía por tu torrente sanguíneo quemando cada centímetro de piel hasta que reemplazó toda tu energía vital por la suya propia. ¿Era eso lo que había pasado Katherine al transformarse en Anyx? Tal vez perdiste la consciencia debido al dolor que te ocasionaba, pero poco después te sentiste lleno de energía y diferente. Muy diferente. Ya no sentías temor de morir porque ahora tu razón para vivir era mucho más fuerte. Como si de un instinto primario se tratara, ver la figura de Heleth era sobrecogedor. Tu corazón latía por ella, tu vida estaba en sus manos y ese nivel de devoción te llevaría a dar tu vida por ella. Ella era quien te devolvería a Ruka, así que harías todo lo que estuviera en tus manos para que ella cumpliera sus propósitos.

La voz de Heleth consiguió que en mi mente el mundo se detuviera.

Me acerqué a ella con el agitar de las alas, ignorando la libertad de Mariko, y dediqué unos segundos a observar el rojo sangre de sus ojos. Suspiré, perdido en mis recuerdos y con la mirada melancólica.

Para crear un mundo con los seres que amamos, no podemos usar un mundo lleno de odio como este -me incluía en esas palabras, me acerqué más-, su corrupción nos alcanzará. Ahora lo veo, comprendo el brillo carmesí de tus ojos.

Hice que las mariposas nos envolvieran, sin llegar a atacarnos.

Creo que tú y yo odiamos lo mismo. Olvidémonos de esto y vayámonos a un rincón lejano del universo. Apaguemos todas las estrellas para que nuestra oscuridad crezca como nuestros sentimientos. Y sólo entonces tu verdadera belleza será la única luz que necesitemos.

Aunque la verdad era que ni yo me creía esas palabras.

Sacudí mi cabeza para volver al mundo real. Tenía bastante claro lo que hacer. Estaba salvándome, pero necesitaba ensuciarme las manos.

Heracles -dije, ignorando que había sido atrapado-, cuando te liberes tienes que romper los grilletes de Mariko. Te la encargo ¿Sí?

Alcé mis ojos hacia Heleth, pero desvié mi mirada un momento hacia la arquera y ésta se cargó de pena.

Parece que no habrá más cafés. Lo siento mucho, debí haber notado tu dolor. Es mi culpa que ahora estés sumida en la oscuridad. Yo fui... soy un mal amigo. Estabas gritando por ayuda y te ignoré, centrándome en mí mismo. Pero aún puedo intentar paliar tu dolor.

Volé directamente hacia Heleth, habían capullos rompiéndose. Quizá, sólo quizá, si tenía suerte podría tumbarla y ganar unos segundos. Ni siquiera recordaba o me preocupaba que pudiese resucitar. Mi mano derecha se recubrió de mariposas negras.

La muerte es hermosa, la fuerza es frágil. Volad, mis pequeñas ¡Mensajeras del Fin!

Ordené, y se abalanzaron sobre ella. Entonces desde la izquierda también empecé a cargar otro ataque.

Si sólo dejas de pensar en lo que has perdido, quizá puedas empezar a ver lo que aún te espera... Mostrádselo,  volad, mis pequeñas ¡Mensajeras del Fin!

Seguía volando, sacando la espada, tenía que alcanzarla y no me detendría, pasara lo que pasara.

Las palabras de todos eran vacías. Nadie lo comprendía. Nadie podía sentir el dolor de Mamoru. ¿Shiro se había sacrificado para salvarlos? ¿Para qué? ¿Las promesas de Heleth vacías? ¿Humo? No. Heleth solo le brindaría amor. El amor más puro e incondicional del mundo. Era algo que Shiro no podía brindarle. Shiro simplemente lo había engañado y manipulado. Solo quería que Mamoru luchase por ella cumpliendo un rol impuesto en contra de su voluntad por el resto de la eternidad. ¿Cuándo había muerto Dawn? ¿Cuándo había nacido Mamoru? ¿Por qué este debía seguir cumpliendo su rol, uno impuesto? ¿Por qué seguir luchando? ¡Él no era Dawn! ¡No quería seguir los pasos de Dawn! ¡Quería ser él! ¡No quería morir! La quería solo a ella. Quería que solo ella saciase su dolor. Esos cabellos rosas, esa amable calidez. Estaba obsesionado, perdido en un sentimiento destructivo. Pero es lo que quería. Es lo que siempre había querido, ¿no?

Heleth-sama...

El corazón del chico comenzaba a latir con una alegría irracional al sentir el calor de su amada encima de él, o más bien, de su ilusión, mientras veía con mirada ausente a la figura de quien sería su nueva ama. La persona que le brindaría lo que nadie pudo. Ella lo amaba. Ella lo amaba a pesar de todo. Ahora era su turno de amarla a ella, ¿verdad?

Tosió. Su vista se nublo más. Sus pupilas se dilataron y las venas de sus manos se marcaron. Gimió. Gimió por el increíble dolor que sentía mientras veía cómo aquella raíz le atravesaba el pecho. ¿Pero era dolor eso en verdad? Tal vez. Lo era, ¿no? Dolía. Dolía mucho. Mamoru gritaba con todas sus fuerzas, hasta el punto de desgarrarse la garganta. Su cuerpo se encorvó; todas las venas de su cuerpo se marcaron de forma dolorosa contra su piel. ¿Lloraba? ¿Estaba llorando? ¿Tristeza? ¿Felicidad? Mientras las las raíces la envolvían en aquel capullo, por última vez vieron el último haz de la que alguna vez fue una de las dragonas más fuertes. Sus ojos, esos fieros ojos, definitivamente eran los de Dawn. En medio de su profundo dolor, recordó quién era. Por un momento la ilusión parecía romperse, pero no fue así. Detrás de la cortina de lágrimas, Dawn pedía perdón a sus compañeros y a sí misma. Pero era demasiado tarde. Tan rápido como el capullo la cubrió por completo, ni siquiera sus gritos pudieron escucharse más.

Con furia y una sorprendente fiereza, mucha más de la que caracterizaba a Dawn, un gran torbellino de fuego estalló alrededor del capullo casi al mismo tiempo.

Los que estuvieron más cerca del torbellino pudieron sentir el abrasador calor de este. 

Por entre las violentas llamas, pequeños cristales de hielo aparecían y se derretían al instante, haciendo parecer que pequeños cristales de vidrio danzaban alrededor del fuego, amplificando su brillo. Era un espectáculo hermoso pero triste... y muy breve.

Un par de segundos después de eso, el torbellino se desarmó. Las estelas de fuego danzaron en el aire un poco más antes de desaparecer. Una vez el torbellino desapareció por completo, se pudo ver quién estaba en la base de este. No era Dawn, no era Mamoru: era alguien completamente nuevo.

Su armadura negra reflectaba las pequeñas llamas que se habían quedado bailando alrededor de él. El hombre estiró su cuello, haciendo que tronase. Eso mismo hizo con sus hombros. Seguidamente, la primera persona que vio fue a Heleth. Heleth. Su ama. La persona a la que le debía su propio ser. 

—Ama... 

Su voz era profunda; totalmente contraria a la de Mamoru, así como su estatura y su mirada. Rosaba los dos metros, y sus ojos no reflejaban nada más que pura indiferencia y crueldad. Pero eso era solo para los demás, no para su ama. A ella la miraba con ojos llenos de amor. Tampoco miraba con indiferencia a Anyx, cosa que hizo después de mirar a Heleth. ¡Qué bien se sentía! ¡Qué nueva fuerza! Alzó sus brazos, mirando sus manos ocultas por la armadura. Apretó con fuerza los puños. Tomó una gran bocanada de aire y miró por un momento hacia el cielo mientras sus alas se desplegaban. Alas desgarradas, toscas, negras como la nada misma. 

Dusk comenzaba al ver el mundo a través de sus nuevos ojos en medio de aquel caos de batalla. Pero ahora sus reflejos eran rápidos, mucho más que antes. Su instinto lo impulsaba a proteger a Heleth. Ser su escudo. Debo ser su escudo.

Al ver a Walker lanzarse hacia su ama, por mucho que esta ni siquiera necesitase que él interviniese, no pudo evitarlo. Enfurecido pero sin que su semblante serio e indiferente cambiase, apretó el puño con fuerza, haciendo chillar su armadura. Entonces, haciendo silbar al viento, se lanzó hacia Walker con un profundo odio por lo que intentaba hacer a su ama.

—¡No te atrevas a tocarla! —todo su brazo izquierdo comenzaba a imbuirse en fuego, al mismo tiempo que sus garras relucían. En su otra mano, y manteniéndola por detrás de su espalda, una gran estaca de hielo comenzaba a materializarse— Sal del camino y muere, hermano de armas.

La sonrisa "cálida" que brindaba Anyx a Dawn iba tornando otro matiz conforme veía a la draconiana aceptar su destino hacia Heleth, incluso parecía notarse más siniestra y oscura ignorando por unos momentos lo que ocurría alrededor suyo. Mientras Walker le gritaba a su compañera que habían prometido algo juntos, la antigua andeliviana ladeaba su cabeza plácida mientras su ama hablaba de las promesas vacías que sus líderes habían ofrecido para darles un nuevo futuro junto a sus seres amados, imaginándose junto a su hermano y Hécate en un mundo donde ella ya no sufriría abandono, traiciones ni su corazón herido porque ella había nacido únicamente para servirle a Heleth. Mientras Ilify luchaba para liberarse de las redes que ella había lanzado, Heracles había sido atrapado mientras liberaban a Mariko... cosa que la hizo voltear hacia aquél escenario por unos segundos para toparse con el gesto de molestia de su ama. Aquellos dos continuaban siendo muy peligrosos, pero eso no quitó la sonrisa de sus suaves labios.

Notó el gesto de angustia de Lightning al reconocerla, pero la ojirojiza le dedicó una mirada de puro odio a quien fuese una amiga cercana en el pasado junto al grito recriminatorio de Mirari, a lo cual también volteó por la mención del nombre de Kuroryuu... sí, ella, a quien consideró una persona querida, amada... pero al final, la sacerdotisa sólo la había usado para sus propios propósitos. Anyx era consciente que nunca fue querida por la peliblanca, quien solo velaba por los suyos porque si de verdad hubiese confiado en ella, le habría contado de su salud delicada y le habría ayudado cuando ella necesitaba ayuda mientras sufría en silencio; pero todo ese dolor había valido la pena porque al final encontró su verdadero propósito de renacer: no era pelear por la humanidad, era pelea por Heleth. Aún así, al ver cómo Mirari defendía a Ilify... enervó su sangre a niveles tóxicos y poderosos que la hicieron temblar de sus manos, obviando cómo una raíz atravesaba el corazón de Dawn a pesar de estar al lado de ella.

La voz de la invocación de Onírica le pasó por alto, al igual que las nuevas invocaciones de Mariko y que ésta fue liberada; pero cuando Walker le habló, los ojos rojos de la arquera voltearon a verle con una mirada que rebosaba de furia mientras el cabello negro de ésta comenzaba a alterarse acumulando una gran cantidad de poder que comenzó a concentrarse alrededor suyo. Aún así, con su mirada oscura... le sonrió al dragón. Ya no había rastro alguno de Katherine en esa faz.

-No importa, gracias a que me causaron tanto daño comprendí que solo reviví en la Tierra para conocer a Heleth-sama-y la sonrisa se esfumó, irradiando odio desde lo más profundo de su alma-. Pero eso no quiere decir que merezcan el perdón, solo Dawn hasta ahora lo ha buscado.

Parecía que iba a llorar, los ojos de Anyx se nublaron debido a esos sentimientos manchados que ella misma creía verdad. Su mente recreaba las promesas falsas, las veces que ella sufría en silencio creyendo que debía acallar para "proteger" a los demás y, sobre todo, cuando se sintió completamente sola y la única persona que de verdad la había apoyado fue asesinado frente al hipócrita que le había jurado que lo protegería. Por ello, la guerrera miró a Ilify y sacó con agresividad una flecha que lo apuntaba directamente a él ignorando que Mirari estaba frente a él.

-Aunque principalmente gracias a ti comprendí mi razón de vivir, por tu culpa lo perdí todo-le bramó a Ilify para después dispararle. Acto seguido, con un Dawn renacido que volaba a atacar a Walker, se volteó para ver cómo éste último se dirigía hacia su ama y... Anyx apuntó al cielo con un único objetivo-. ¡No te atrevas a dañarla!-gritó aún más enfurecida para después soltar su ataque.

A una increíble velocidad, Anyx, dejándose llevar por una sed insana de venganza, realizó dos ataques uno tras otro apuntando a Heracles y a Lightning. El corazón de la joven se manchaba de sombras, pensando con devoción que ella hacía lo correcto, pues había vivido siempre engañada y por fin vio la verdad cuando se entregó a la oscuridad.

... casi mejor era el silencio a que dijera todo lo que maldecía en ese momento seguir enredado, pelear no era problema, mientras se lo permitieran, aquella desagradable tela comenzaba a desquiciarle.

Tosí de manera entrecortada intentando recuperarme del fuerte golpe. Decepcionada, vi como mis intentos por tratar de recuperar a Caliope no habían servido de nada. 

- Supongo que es el momento de tomar esto - dije escupiendo sangre mientras sacaba la poción que había recuperado y me lo tomaba.

Después, me levanté y conjuré una barrera sobre mi y miré desafiante a mi contrincante.

- Entonces, me has decepcionado profundamente, Caliope - cerré los ojos y solté una ligera risa sin alegría - no - volví a abrirlos para mirarla directamente a los ojos - Hécate.

Por el rabillo del ojos observé a Katherine, o lo que quedaba de ella. ¿También ella había decidido unirse a Heleth?

- No puedo creer que hayáis abandonado a nuestra reina para uniros a esa mujer. No sólo habéis traicionado a vuestras compañeras, sino también a nuestra reina - mis palabras sonaban desapasionadas, pero no así mis ojos que reflejaban dolor y decepción.

Asqueada, vi como el siniestro árbol recolectaba mi sangre para sus oscuros propósitos. Sin previo aviso, concentré mi poder eléctrico dentro de mi y lo liberé sobre Hécate. Ya no había nada más que hablar, la única manera de recuperarla sería dejarla fuera de combate y vencer a Heleth.

Onírica miró con tristeza lo que sucedía con Dawn. Era otro aliado que ahora los abandonaba y, ¿para qué? ¿Para unirse a aquella que había traicionado a todos los que ella quería? Si ellos creían en sus promesas, no había mucho que ella pudiera hacer, pero no por eso dejaría de hacer lo poco que podía.

A través de Nohr, la voz de Onírica resonó - Ella pudo haberte prometido devolverte a quien amas, pero no lo hará, Cursed Dawn. La conozco de más tiempo que tú. Solo te usará para sus fines. Debes creerme. ¿Acaso no revivieron también en la guerra anterior? ¿Y quién logró que revivieran? - para luego dirigir la atención de su guardián hacia la arquera. Las fauces de la enorme bestia se abrieron y de esta salieron unas llamas de color azul dirigidas hacia Anyx. Era un potente ataque si la arquera no lograba evitarlo.

Heracles mira a Walker cuando este le pide que proteja a Mariko. Recién había dejado de rodar y pudo empezar a forcejear con la red, pero al parecer había gastado toda su fuerza bruta rompiendo las cadenas porque, por más que lo intentó, no pudo romperla - Yo puedo intentar protegerla, pero digamos que estoy en una difícil situación - mientras tanto, el hermoso einar se arrastró como si de un gusano se tratara hacia Mariko, claro que esto no pasó desapercibido para los dos poderosos zorros que ella había invocado antes de caer en la inconsciencia, quienes se lanzaron hacia el rubio. Uno, veloz y furioso, se lanzó a morder el cuello del einar y aunque este intentó rodar o arrastrarse más rápido, no funcionó, por lo cual el mordisco hizo que lanzara una mueca de dolor y su brazo empezara a sangrar. El segundo zorro hizo lo mismo, pero el herculeo guerrero sacudió al que no soltaba su brazo para hacerle chocar con su compañero - ¡Allá voy, Mariko! - seguía el valiente einar su travesía reptando. Tan concentrado estaba que no notó la flecha que Anyx había lanzado hacia él, la cual aterrizó en su hombro. Se estremeció, pero no se detuvo. Estaba junto a Mariko, aunque ¿realmente podría ser de ayuda?

Heleth se giró un segundo con desinterés para mirar a Walker, mientras las mariposas de este salían a toda velocidad, dispuestas a explotar en la enemiga principal al contacto con su piel, mas dos de aquellos zorros compuestos por llamas negras y rojizas se materializaron para interponerse y morir defendiendo a su ama. A su vez, una de las flechas de Anyx se pierde en el enorme techo verde. Segundos más tarde, se escucha la caída de una tormenta de flechas dirigidas hacia Walker, quien no logra evitarlas y recibe el ataque sin piedad. Shishi, arrepentida por no haber protegido a su amo de semejante ataque, se prepara para hacerlo en otra ocasión. Entonces, los brazos Dusk se imbullen en fuego y hielo, elementos afines al antes dragón de Hardak que ataca con toda su fuerza. Afortunadamente, el dragón logra detectar el primer golpe, cubriéndose y evitando el impacto, a su vez que Dusk siente cómo parte de su energía le es arrebatada por el dragón. Orgulloso por su pequeña victoria, Walker no nota las garras filosas de hielo que el dragón tiene en sus manos y que está por golpear con ellas, aunque Shishi sí. Con decisión, la pequeña hada de cabello blanco grita - ¡Walker-sama! - y se interpone entre las garras y su amo, desapareciendo en pequeños orbes de luz poco después. Murió cumpliendo con su deber.

Ilify y Mirari siguen teniendo problemas para liberar al dragón y este de liberarse. Un intento con su espada infructuoso cuando ve el ataque de Anyx dirigido hacia este. Chasquea la lengua fastidiada y se posa al frente. Anyx se toma su tiempo y dispara. Apenas lo hace, la flecha se cubre de unas hermosas llamas azules, pero que dejan un rastro de escarcha a su paso. Poco a poco, aquellas llamas van tomando una forma particular, la forma de un feroz tigre blanco que va a toda velocidad hacia Ilify, aunque Mirari está en medio. Si bien Ilify estaba alerta, la einar le cubrió para que no recibiera este el golpe. El tigre rugió y sus enormes fauces se abrieron para luego generar un estallido que cubrió a Mirari. La einar pudo evitar parte del daño, pero podía verse el rastro de hielo en sus manos. Agitada y soportando el dolor como mejor pudo, se giró hacia Ilify - Tal vez seas el único con esperanzas de traerla de vuelta. Para el próximo ataque, unamos nuestra fuerza - y se giró hacia Ilify, atacando la red con un rugido. Por fin, logró romperla y liberar al dragón. Tras hacer esto, le sonrió -. No lo olvides - y fijando su mirada en Anyx, de un impulso desapareció en un estallido oscuro.

Anyx, quien ya había lanzado sus flechas hacia Lightning y Heracles también, no pudo seguir la trayectoria de la que antes era su amiga, por lo que aquello que le pasaría no podría evitarlo. De la nada, Mirari cubierta por sombras apareció a su lado y agitó su oscura espada en su amiga, cortando su piel mientras llamas negras la quemaban - ¡Triple corte oscuro! - para luego retirarse.

Anyx soltó un grito de dolor por lo que había ocurrido, mas aquello no acababa allí, ya que Nohr tenía aún abiertas sus fauces y de estas se formaron unas llamas muy similares a las que había utilizado la arquera para disparar a su amiga. Poco después, un rayo potente la golpeó, sintiendo cómo el frío de estas llamas quemaban su piel y hacían que se viera tan cerca de perecer. Ese no podía ser el fin. No así.

La batalla entre las dos andelivianas continuaba, aunque no parecía tener fin. El cuerpo de Hécate se rodeó de una potente luz. Si no se hubiera unido al enemigo, podría haber sido considerada como una energía celestial. Esta dibujaba con sus manos un círculo mientras lo que parecía un portal se materializaba y apenas sus puertas se abrían... - ¡Fueron ellas quienes nos traicionaron! ¡Puerta del juicio! - un poderoso rayo de luz salió disparado hacia la otra rubia. Lightning, conociendo la letalidad del ataque de su amiga, se concentró en desplegar aquella barrera una vez más, neutralizando el ataque de su amiga y haciendo que esta mirara desconcertada y gruñera. Se lanzó sobre ella con un gruñido colérico, pero no sería ella la única que atacaría, pues una concentración de electricidad que se transformó en un halcón salió disparado hacia Hécate. La guerrera caída trató de cubrirse, pero no pudo evitar todo el daño del golpe. Sus manos humeaban al haber recibido la mayor parte del daño y esta jadeaba visiblemente agotada. A pesar de lo mucho que la afectó, salió disparada hacia su amiga otra vez para darle un puñetazo que hizo que Lightning se elevara unos cuantos metros sobre el suelo para luego ser empujada hacia atrás por la flecha de Anyx, que había atravesado su hombro.

- ¡Lightning! - gritó Allan aún forcejeando con la última red mientras luchaba por arrastrarse hacia su novia. Justo antes de ser abatida, pudo notar que Lightning sostenía en su mano la poción y su contenido había sido vaciado. Lightning tosió un par de veces, tras escupir sangre. La poción la había salvado, pero no por mucho.

La sangre de unos y otros, de amigos y enemigos era absorbida por Umhti y los tres capullos empezaban a palpitar y a brillar. Heleth sonrió por fin con malicia, cosa que no había hecho cuando Walker le habló. Miraba los tres capullos con complacencia - ¡Un poco más y será su fin! - reía enloquecida -. Usaré la prisión más fuerte y a la titánide más poderosa... ¡Seremos imparables! -. 

Si la situación no fuese de vida o muerte, la actuación de Heracles hubiese arrancado una sonrisa incluso en mi yo traidor. Sin embargo nos jugábamos la vida de demasiada gente y yo confiaba en el einar, aunque pareciera que estaba en una mala situación.

¡Riko!

Grité, llamando a mi pequeña compañera, tras la pérdida de Shishi. Sabía que sólo eran una invocación, una manifestación de mi energía, pero aún así dolía un poco verlas perecer.

Por un segundo me planteé si debía tratar de destruir el maldito árbol, pero estaba claro que aquello quedaba muy lejos de mi poder. Seguir atacando a Heleth significaría que seguirían pegándome y, además, seguirían sacrificándose por ella. Era bastante cansado malgastar las energías. Había que ir erradicando factores molestos.

El primero era Anyx, me arrojé contra ella mientras cientos de mariposas negras y pequeñas aparecían en mi mano, proyectándose como un rayo letal contra ella, dispuestas a borrarla del mapa. Kath me caía bien, sólo podía esperar que comprendiese mi decisión y en su próxima reencarnación que las cosas entre nosotros fuesen distintas. Quizá fue ese momento de duda, pero mi ataque falló por poco. Y es que, claro, olvidé darles el comando correctamente.

Dudé por un segundo si seguir tratando de matar o proteger. Pero fue sólo un segundo. El antiguo yo se hubiese dedicado a reducir enemigos, pero el actual tenía otras prioridades. Volé raudo hacia Lightning y extendí la mano con una de las pociones: la mía.

Bebe.

Le ordené. Tenía que continuar peleando. Varios de mis compañeros estaban encargándose de Anyx, así que me decidí por ayudarla y concentré de nuevo mis fuerzas.

Volad, mis pequeñas ¡Mensajeras del Fin!

Sonreí, se veía más preciso. A veces los nervios me jugaban una mala pasada pero quizá esto podía ser la diferencia entre la vida o la muerte de una de mis compañeras. Además, me preparé para ganar el tiempo necesario, estaba atento y mis compañeras fieles también. Tenía que sobrevivir si quería cumplir mis promesas. Y... todo aquello olía bastante mal. Era como estar encerrados en una trampa, pero sin el como.

Desde el momento en el que Dusk había aparecido, cualquier palabra había dejado de importar. Como Anyx decía, él era el único además de ella que había buscado el perdón hasta ese momento.

—Palabras vacías —fue lo que el dragón respondió a lo dicho por Onírica. Sintió que su pecho ardía por eso.

Nadie los comprendía. Nadie podía hacerlo. Pero había alguien que sí: Heleth.

No podía estar más feliz de ello. Su corazón saltaba de alegría al ver a Heleth. Y por lo mismo, ver que Walker la había intentado atacar hizo que Dusk respondiese al instante, sintiendo una profunda ira por aquel que hacía muy poco tiempo había empezado a ver como un compañero.

El primer ataque fue retenido por Walker. Bastante molesto, aunque sin dejar que eso se viese en su expresión, Dusk sonrió de lado.

—No me esperaba menos de ti —pero dejó de sonreír abruptamente—. ¡Pero no soy el mismo!

Con una ira irracional, las garras de hielo que Dusk tenía ocultas en su espalda volaron de forma inminente hacia Walker, terminando por caer sobre Shishi. Ver quién había muerto gracias a su ataque lo enfureció más. Lejos de ser por haber matado a alguien inocente, fue porque su ataque no dio en Walker. 

—¿Se siente bien que alguien inocente muera por ti? 

Cerrando su otro puño con fuerza, y apretando los dientes, Dusk dirigió su mano desnuda hacia Walker, decidido a golpearlo con todas sus fuerzas. Sin embargo, algo lo distrajo. Estaban masacrando a Anyx. No sintió pena o preocupación a per se. Por un momento miró a Heleth. Debía pensar en su beneficio. Solo en el de ella. Ni Anyx ni él podían morir sin antes acabar con todos los rebeldes. Para eso, ella tenía que vivir.

Dusk chasqueó la lengua después de atacar a Walker. Indiferentemente de si este otro logró golpearlo o no, o de si su ataque fue efectivo, sus intenciones fueron retroceder lo más rápido posible, aleteando con fuerza y una amarga furia en dirección a Anyx. Claro, no sin antes mirar fijamente por un momento más a Walker, con gran recelo.

La pelea continuaba desenvolviéndose y los ojos rojos de Anyx destellaban de una ira oscura, sombría; tanto porque se atrevieron a atacar a Heleth como el ver a sus antiguos "amigos" mirándole con decepción... ¿tal vez pena? Y además, deseando con todo su corazón y sinceridad corrupta que sus ataques dañaran a sus objetivos. ¿Dónde estaba la Animae que se habría preocupado o buscaría el bien común? Ya no había rastro de ella, ninguno: Katherine Tempus o Commutatus Animae había muerto, y Anyx Tenebris era la prueba de ello.

Sin embargo, en medio de sus deseos se vio atacada por Mirari sin siquiera poder evitarlo y después aquellas llamas azules que le quemaban sin piedad. El grito de dolor de la arquera resonó por el escenario aunque fuese opacado por las demás batallas y, cuando pudo, se calló apretando sus dientes con mucha fuerza mientras las comisuras de sus labios derramaban líquido carmesí y... ¿Lloraba? Anyx gemía con fuerza, lastimando su garganta en el proceso a la vez que temblaba y veía al suelo. Su cabello largo cubría su rostro aunque se podía ver que caían lágrimas, pero no pasaron un par de segundos cuando la andeliviana caída se incorporó en su agonía y... comenzó a reír con leve fuerza.

-¡Tanto que decían preocuparse por mí! ¿Acaso... acaso era todo mentira?-en su extraño desahogo observó a la antigua titánide y le sonrió- Mirari, ¿eres tan cruel como para dejar a mi madre sufriendo por la muerte de sus dos hijos?-continuó riendo un poco más mirando por el rabillo de su ojo cómo Dusk volaba hacia ella-. Heleth-sama ha sido la única que me ha apoyado y moriré por ella si es necesario, feliz que las raíces usen mi sangre porque sé con esto mi hermano estará de vuelta.

Cuando el dragón llegó a ella, su centro fue a Mirari y soltó 3 flechas hacia ella. Para esos momentos ya había dejado de reír y su faz magullada irradiaba odio puro. Se sentía traicionada y su ser se estaba centrando en matarla.

Lejano quedó el recuerdo de cuando Irisu, Mamoru y Katherine comían juntos en la azotea de la escuela.

Miraril le había liberado y pedido ayuda con el ente que le atacaba... Y aunque en un principio iba a ignorar esa petición e ir directamente a por Heleth... Un exagerado calambre cruzó su sien ante las palabras de aquella arquera con la que Mirari le pidió ayuda... "Madre sufriendo la muerte de sus dos hijos", "mi hermano de vuelta", el dragón sintió que moría.

- No te permitiré... - dijo disparándose en dirección a Enyx - que manches la belleza de Katherine - su mano se volvió rojiza - ella piensa y busca soluciones - caían lágrimas de hielo - sabe que Heleth MATARÁ nuestro planeta, a millones de inocentes... Y SUS PADRES INCLUIDOS - la voz se le rompía con cada frase - NUNCA MATARIA A MILLONES POR EL EGOÍSMO DE UNA...

Abalanzó sus garras, pretendido segar aquella farsa de vida y asegurándose de que la sangre de su amada le sanará a él y no a aquella desagradable existencia llamada Heleth, aunque en el proceso, su pelo parecía volverse blanco o quizás cubrirse de escarcha... En su drástico ataque se mantuvo a su lado, abrazándola a través de las desgrradoras heridas recién aplicadas...

- pronto iré contigo - le susurró besando su sien - intentaré salvar el mundo y asegurar que tus padres puedan llorar vuestras muertes... Y aunque nadie llore por mí, te seguiré al infierno en el que sea que nos condenen. No necesitas perdonarme, ódiame al menos la mitad de lo que me odio yo... Por no haber sabido evitar que llegaras a esto...

Si la situación no fuese de vida o muerte, la actuación de Heracles hubiese arrancado una sonrisa incluso en mi yo traidor. Sin embargo nos jugábamos la vida de demasiada gente y yo confiaba en el einar, aunque pareciera que estaba en una mala situación.

¡Riko!

Grité, llamando a mi pequeña compañera, tras la pérdida de Shishi. Sabía que sólo eran una invocación, una manifestación de mi energía, pero aún así dolía un poco verlas perecer.

Por un segundo me planteé si debía tratar de destruir el maldito árbol, pero estaba claro que aquello quedaba muy lejos de mi poder. Seguir atacando a Heleth significaría que seguirían pegándome y, además, seguirían sacrificándose por ella. Era bastante cansado malgastar las energías. Había que ir erradicando factores molestos.

El primero era Anyx, me arrojé contra ella mientras cientos de mariposas negras y pequeñas aparecían en mi mano, proyectándose como un rayo letal contra ella, dispuestas a borrarla del mapa. Kath me caía bien, sólo podía esperar que comprendiese mi decisión y en su próxima reencarnación que las cosas entre nosotros fuesen distintas. Quizá fue ese momento de duda, pero mi ataque falló por poco. Y es que, claro, olvidé darles el comando correctamente.

Dudé por un segundo si seguir tratando de matar o proteger. Pero fue sólo un segundo. El antiguo yo se hubiese dedicado a reducir enemigos, pero el actual tenía otras prioridades. Volé raudo hacia Lightning y extendí la mano con una de las pociones: la mía.

Bebe.

Le ordené. Tenía que continuar peleando. Varios de mis compañeros estaban encargándose de Anyx, así que me decidí por ayudarla y concentré de nuevo mis fuerzas.

Volad, mis pequeñas ¡Mensajeras del Fin!

Sonreí, se veía más preciso. A veces los nervios me jugaban una mala pasada pero quizá esto podía ser la diferencia entre la vida o la muerte de una de mis compañeras. Además, me preparé para ganar el tiempo necesario, estaba atento y mis compañeras fieles también. Tenía que sobrevivir si quería cumplir mis promesas. Y... todo aquello olía bastante mal. Era como estar encerrados en una trampa, pero sin el como. Aunque en el proceso escuché a Ilify, ni siquiera me había percatado de cuándo había llegado allí, pero de todo lo que dijo hubo algo que me hizo querer matizar.

Bondad y abnegación.

No quise dar más detalles, pero quizá alguien lo entendiera. Como fuese, estaba más preocupado de no morir en el proceso. Al fin y al cabo, estábamos presas de Heleth.

Estaba completamente concentrada en Hécate, no podía despistarme ni un sólo instante si no quería terminar muerta o algo peor. Y no estaba dispuesta a que aquello volviera a ocurrir. Ya había caído en la batalla contra la Reina Oscura, no volvería a pasar. no otra vez. No volvería a fallar a mi reina o mis compañeras.

- Nunca te han traicionado, ni nuestra reina ni tus compañeras, eso es lo que Heleth quiere que pienses. Creía que eras más lista que eso, Caliope - gruñí frustrada ante la situación.

Abrí mucho lo ojos al ver el portal que había conjurado. ¿Tanto así tenía ganas de librarse de mi? Tosí ligeramente. Mis heridas me estaban pasando factura a pesar de no rendirme. Me había confiado demasiado y estaba pagando las consecuencias. Debía acabar cuanto antes, no aguantaría mucho más. El último golpe combinado había estado muy cerca de acabar conmigo.

- Gracias - dije cuando Walker me dio la poción. Tomé la poción con manos temblorosas, pero antes de beberlo lo miré algo dubitativa. Finalmente, me lo bebí, no quería dejarle sin su último recurso pero no tenía más remedio si quería sobrevivir.

Me levanté poco a poco, apoyándome en la hoz y me enderecé. Lancé una breve mirada a Allan y le sonreí para tranquilizarlo. Después, me concentré en Hécate. No dice nada más. Hablar con ella no servía de nada y no podía seguir perdiendo el tiempo si aquello significaba que podíamos perder. Tenía una misión por cumplir.

Onírica notó que Walker llamó a Riko para que regresara con él, así que le entregó la poción para llevársela a Walker. No podía permitir que su amigo cayera después de lo cerca que había estado la última vez. Por eso, la canción de Onírica le dio a Nohr sus órdenes y el enorme guardián abrió sus enormes fauces, pero esta vez dirigiendo el mismo ataque que la vez anterior hacia Dusk.

El hercúleo seguía arrastrándose hacia Mariko como mejor podía, pero apenas vio que uno de los zorros se dirigía hacia él, respiró profundamente, rugió como si de un león se tratara y abrió sus manos victorioso tras lograr romper la red que lo aprisionaba. Este zorro saltó con su hocico abierto, dispuesto a colgarse del brazo sangrante del Einar, pero esta con una maniobra de habilidad, lo apartó con un juego de manos para luego terminar en una heroica pose. Alzó las cejas y sonrió para luego ir con Mariko. La peliazul apenas y movía los párpados. La cargó con cuidado sin levantarla del suelo y se mantuvo alerta en caso de que necesitara protegerla.

Y aunque antes podía considerarse que había diferentes frentes a los cuales dirigirse, esta vez todas las batallas parecían converger. Mirari observó con rostro triste lo que Anyx decía e incluso esa sonrisa demencial que tenía. De hecho, se veía bastante contrariada. Apretó la empuñadura de su espada y dos lágrimas bajaron por sus mejillas al escuchar que hablaba así. Era curioso que compartiera de manera similar los sentimientos de Ilify. Sin dudarlo más, se abalanzó sobre ella otra vez en ese estallido de sobra para luego buscar golpearla con su espada - ¡Triple golpe oscuro! – mas segundos antes de que el golpe impactara, una barrera de fuego se materializó alrededor de Anyx, impidiendo el avance de Mirari. Esta buscó el origen de esto y vio que Dusk tenía las manos extendidas hacia ella. Se había salvado. Walker permaneció esperando atento a que la barrera se desplegaba, pero la duda se vio clara en su rostro, por lo cual detuvo su ataque a la mitad y las mariposas se deshicieron en el aire. Aprovechando que su amigo no le había atacado, la arquera disparó una flecha hacia Mirari, quien logró evadir la red con una voltereta en el aire hacia atrás y cayendo lista para volver a atacar – No será tan fácil -.

Hécate concentró su energía en su pecho y de este emanó una brillante luz que poco a poco formó unas hermosas alas en su espalda – Alas de ángel – dijo con voz serena mientras una luz la envolvía junto a Anyx mientras las heridas de ambas cedían ligeramente.

El zorro que quedaba se lanzó contra Walker, pero este logró desplegar sus mariposas a gran velocidad, protegiéndose y siendo capaz de absorber parte del poder de este. El zorro se retiró algo mareado.

Ilify se lanza contra la que una vez fue su amada con sus garras sedientas de sangre y aunque quería abrazarla para terminar el trabajo, Anyx logró evitarlo y se echó para atrás. El golpe no había sido tan fuerte como el dragón quería, pero una parte de la sangre de Anyx fue absorbida por este y se vio revitalizado. Dusk, furioso con su excompañero dragón, lo atacó con sus manos limpias, pero el dragón previó el ataque y repitió el escudo de mariposas que se lanzaron con velocidad hacia su rival, absorbiendo parte de su vitalidad nuevamente. Nohr pareció ver el momento perfecto por lo que desplegó nuevamente aquel enorme ataque de llamaradas heladas, pero esta vez dirigidas a Dusk. El dragón caído logró cubrirse con la enorme armadura que ahora portaba, pero no por eso pudo evitar parte del impacto. Sus manos ardían por el potente frío y humeaban a la vez de las quemaduras que este había provocado en su piel. A pesar de eso, seguía en pie. El último zorro débil que quedaba se lanzó contra Walker igualmente, pero el dragón percibió a su rival y con un movimiento de sus alas lo hizo retroceder.

Allan sigue forcejeando para llegar con su amada mientras lucha contra las redes, pero no logra nada. Mientras tanto y con velocidad, Lightning bebe la poción que le tiende Walker, logrando recuperarse ligeramente y alistándose para seguir el combate. Mientras Lightning se defiende con una barrera, Walker aprovecha la posición para atacar a Hécate, dejando salir sus mariposas a toda velocidad hacia ella. La ex-andeliviana intenta convocar un escudo de luz, pero este no es lo suficientemente fuerte y recibe el golpe de lleno. Una a una, las mariposas estallan sobre su piel, calcinándola y agotando poco a poco el cuerpo de la guerrera. Grita de dolor mientras cae al suelo hacia atrás derrotada.

Hécate se gira hacia el árbol y con ojos tristes, mira por última vez el capullo que contenía a Ephorus. Lágrimas ruedan por sus mejillas y aunque intenta balbucear algo, las energías que le quedaban no fueron suficientes y sus ojos perdieron toda la vida. Quedó inerte en el suelo mientras una que otra lágrima caían en las enormes raíces.

Mirari no se detuvo en su intento, por lo que sabiendo que Dusk había sido frenado por Nohr, repitió su ataque. Desapareció de nuevo en ese estallido oscuro a la par que Ilify se dirigía a Anyx una vez más. Sus garras no alcanzaron a atravesar el cuerpo de su amada antes que llegara la espada de Mirari - ¡Triple golpe oscuro! – gritó la Einar para quedarse allí junto a su amiga, que ahora caía antes que Ilify pudiera atraparla. Un corte en su cuello, otro en su torso y un último en su corazón… El fuego negro estallaba en la piel de la que una vez fue Animae. Mirari la vio caer -. Nos veremos en el infierno – con la mirada gacha y triste. A continuación, y con la misma fiereza, se lanzó contra Dusk, repitiendo la misma hazaña y cortando el cuerpor de su otro amigo en el torso mientras aquel fuego negro estallaba como rastro de sus heridas.

El hermoso Einar notó que Mariko empezaba a reaccionar y sus ojos se abrían poco a poco. Débil y maltratada, la guardiana suprema parecía recuperar el sentido. ¿Podría luchar?

El latido de los capullos aumentaba mientras que la sonrisa maniaca de Heleth se acrecentaba. Raíces del enorme árbol amenazaban con cubrir los cuerpos de Hécate y Anyx, aunque parecía costarles un poco más de lo habitual. Los tres capullos brillaron con intensidad, pero uno por encima del resto: el capullo que contenía a Masaru. Heleth reía demente mientras la luz de este pasaba poco a poco al capullo en que estaba el cuerpo de Scarlet Bat - ¡Sí! ¡Sí! ¡Ahora Kyloh volverá a la vida! - reía y reía, con ojos de total éxtasis y una mirada que rayaba en la locura.

Cualquiera había podido percibir que la fuerza vital desapareció del cuerpo de Masaru y era trasladada a Scarlet Bat. Sus ojos brillaron de color verde un momento para luego apreciar un destello del mismo color salir de su boca. Temblaba - ¡Con este cuerpo perfecto seremos imparables! - se escuchaba la voz de Heleth por encima de lo demás. El capullo estalló, encegueciéndolos a todos a la vez. Fue necesario cubrirse los ojos en el momento en que esto pasaba. Cuando la luz se hubo despejado, vieron que ahora unos cabellos de color lila estaban en el suelo, luchando por poder respirar, como si se le dificultara muchísimo. Tosía y tosía hasta que logró estabilizarse. Se levantó despacio y miró sus manos, pero ya no era la figura de Scarlet infantil de siempre, sino que era una figura más madura, más adulta. Sus ojos tampoco brillaban con el intenso carmesí que les caracterizaba, sino de un tono esmeralda que brillaba.

- Kyloh - dijo Heleth mientras se acercaba a quien llamaba como su hermano sin poder creerlo. Se acercaba a paso lento, casi como si se acercara a un animal asustado. A la mención de ese nombre, Scarlet se giró hacia la voz y sonrió poniéndose de pie - Heleth - dijo Kyloh reconociendo a su hermana de la apariencia que había elegido. Heleth abrazó a Scarlet y esta la abrazó igual. Podían percibir la esencia de un poderoso einar dentro del cuerpo ahora maduro de la titánide, mientras que los capullos donde estaban el cuerpo de Masaru y el alma de Ruka habían dejado de brillar. Kyloh/Scarlet tomó el mentón de Heleth y la besó con lascivia, con lujuria. La contraria correspondió con la misma intensidad, pero un sonido líquido rompió la armónica escena.

Heleth gimió. La titánide retiró su mano con violencia y pudieron ver sus manos manchadas de sangre, de la sangre de Heleth. La traidora einar cayó al suelo y pudieron ver que había atravesado su pecho. La pelilavanda lamió sus dedos uno a uno para luego reír con la misma demencia que siempre la había caracterizado. En su mano sostenía lo que era claramente el corazón de Heleth y lo devoró de dos mordiscos. Sus labios se tiñeron de rojo y esta se saboreaba mientras por fin se giraba hacia todos los demás.

- Verás, Heleth, te equivocaste en algo. No solo era necesario el cuerpo para mantenerme cautiva, sino el alma de esa humana - rió y miró a Dusk -. Ven conmigo - y aunque su tono de voz era neutro, se podía sentir cómo su poder crecía descontroladamente. Era como si ahora hubiera pasado ella a poseer el lugar.

De la nada, círculos mágicos empezaron a aparecer uno tras otro. ¿Había terminado la batalla? Al parecer apenas comenzaba. Un enorme campo de fuerza se alzó entre ustedes y Dusk, quien fue arrastrado por una fuerza invisible hacia Scarlet. ¿Qué haría la titánide? ¿Acaso ahora era ella quien comandaba al árbol?