Partida Rol por web

Pues sí llego hasta él antes de su recarga, con el enfado que llevo encima, dejo caer con toda mi fuerza el espadón sobre él, con un movimiento bastante efectivo...

Bajé la cabeza con las lágrimas aún en mis mejillas

- Yo supe de ella hace poco... Intenté preguntar, intenté que hubiera más seguridad y que alguien dijera o investigara algo... Pero... Soy una mujer y, además, la pequeña de la casa Mormont... Son pocas las personas que me tienen en cuenta o tienen en cuenta cualquier cosa que pregunte o haga... Lo lamento mucho, mi señor... 

Dije bajo mi cabeza apenada

Lo lamento mi señor pero no había pistas que seguir, yo mismo llevé la investigación.

El combate era inevitable. Pèire, apoyado sobre el Conde herido, intentaba sanarlo mientras los soldados guardaban un perímetro. Cuando empezaron a llegar los soldados enemigos, la formación defensiva tuvo que abrirse y se descargaron golpes de espada y de hacha, y murieron hombres por ambos bandos. 

Pero entonces ocurrió algo curioso. La desorganización de los asaltantes contrastaba con sus actuaciones anteriores. Tras abatir a unos cuatro o cinco, de repente os quedasteis casi solos en aquel infierno de golpes. Los mercenarios se retiraban a la seguridad del bosque y de las montañas.

Dionís bajó corriendo hacia el camino, donde Vicenç, Pèire, el Conde (que apenas se podía poner en pie del dolor de la herida en el hombro) y los guardias miraban anonadados el campo de batalla que de repente se había vaciado de enemigos. Los hombres de Alós persiguieron a los mercenarios todo lo que pudieron, pero adentrarse en las montañas y el bosque era un suicidio: quién sabía si aquellos hombres pronto se darían la vuelta y continuarían la lucha.

Las carretas no habían sido atacadas, de momento. Había que salir de aquel collado cuanto antes.

Rápido debemos llevarle al castillo lo antes posible, he taponado la herida para que deje de sangrar, pero no sé cuándo aguantara en ese estado.

¡Hombres de Alós protejan los carruajes y al conde con su vida!

Hay que llegar al castillo cuanto antes.

Señalo a seis hombres.

Tu, tu, tu, tu, tu, y tu, abran y aseguren el camino para la marcha ¡Vamos!.

Más tarde aquel mismo día, la comitiva real llegó al castillo de Alós. Allí, en lugar de la pompa y júbilo que eran de esperar en la bienvenida del rey, se encontraron con un ambiente triste y comedido, lúgubre. En las reverencias de todo el mundo se reflejaban la tensión y el miedo.

Regresé algo apenada tras el viaje, aunque mi rostro seguía mostrando una dulce sonrisa tal y como debía ser.

Al llegar al castillo vi la pesadumbre del lugar, las caras triste y esas nubes grises... Me temía lo peor, sabía qué es lo que podría ser... Aún así busqué con la mirada al primer sirviente o a la primera criada que hubiera.

- Lo primero de todo... ¿Están listas las dependencias de su majestad? Que no le falte de nada y haya siempre gente pendiente de lo que necesite... Segundo... ¿Qué ha ocurrido? 

Su templanza recordaba bastante a su madre, aunque su voz era dulce y calmada. 

La tía Joana, la dulce tía Joana (casi una madre para ti, todo ternura) te cogió de las manos y te dijo:

-- Vicenç y el Conde han sido emboscados en el collado del Norte. Dionís ha partido con los mejores hombres de la casa para salvarlos...

- ¿Cómo? ¿Qué les han emboscado? 

Miré a tío Manel con miedo y desesperación en los ojos. No quería que su majestad me viera así, así que sólo lo miré a él, a mi tío. 

Quería lanzarme y abrazar a tía Joana pero debía mantener las apariencias y el protocolo ante su majestad, debía mantenerme firme, tal y como haría una señora en su propia casa.

- ¿El resto de invitados y comitivas llegaron bien, tía? Confiemos en nuestros mejores hombres... 

Mi señor, si me disculpa... Miro al rey haciendo una leve reverencia.

He de ir a su encuentro, mi sobrino Vincenç y el Conde de Rosellón han sido emboscados de la que venían a castillo, aunque ya sea tarde, tengo que asegurar que están bien y traerles de vuelta.

Juro por mi vida y honor que en cuanto vuelva lo primero que haré será ir a hablar con usted. 

Cuando salieron al patio, vieron que llegaban al galope algunos hombres, entre ellos Vicenç, el Conde, Dionís y Pèire, que anunciaron que el resto de soldados estaban escoltando las carretas de la mercancía y las damas. Dijeron que necesitarían cuantos hombres capaces fueran posibles para ayudarles.

El patio de armas se llenó de confusión al ver que el Conde de Rosellón había sido herido, aunque no de gravedad. Él estaba inconsciente y no pudo verlo, pero a nadie se le pasó por alto la sonrisa divertida del monarca, que parecía considerar eso algún tipo de venganza celestial ante alguna ofrenda pasada.

https://ca.wikipedia.org/wiki/Segona_revolta_nobiliària_contra_Jaume_I_d%27Aragó 

Llegué con el corazón agitado por lo que pudiera estar pasando, impotente por no poder ser realmente de ayuda. Ojalá pudiera tomar yo misma una espada. Recibí brevemente a mi hija, aliviada de que tanto ella como la comitiva real se encontrasen en buen estado. De igual modo, la llegada del resto de mi familia, todos sanos y salvos, alivió aún más aquella carga. Dispuse con el Conde de Empúries, mi señor, la partida de aquellos cuatro hombres que eran reclamados. Después, tomando a mi hijo Vicenç y mirando a Pèire, comencé a inquirir:

-¿Qué sucedió en el camino? Explicádmelo todo.

Respiré aliviada al ver que habían regresado a salvo. 

No me pasó indiferente la mirada de su majestad... La entendía y, en parte, me resultó divertida, aunque se podía aprender tanto de aquellas miradas... Así es como funcionaban las cortes, debía aprender de ellas si quería moverme en esos ambientes... 

Deseaba acercarme a mi hermano, saber cómo estaba pero sabía que mi cometido era asegurarme de que su majestad estuviera cómodo. Me dirigí de nuevo a él

- Su majestad, si lo desea puedo acompañarlo a sus aposentos y ordenar a nuestro servicio que se encargue de vos... Madre estará pendiente de mi hermano y padre se encuentra indispuesto... Lo lamento mucho... 

Hice una ligera reverencia

- En cuanto lo desee, le acompañaré... 

Creo que no está casado todavía, jejejeje