Partida Rol por web

- Vamos a relajarnos todos un poco ¿de acuerdo? Todos estamos de acuerdo en que la niña necesita instrucción, eso está claro, pero no creo que debamos tomar esa decisión sin contar con su opinión, al menos eso se lo ha ganado. Que su madurez es impropia de su edad creo que también es un pensamiento común para todos.

"Papá Silas" ataca de nuevo. Al final acabarás metiéndote en problemas. Ahí va el cachete.

- En cualquier caso Kal, no te ofendas pero Snivat no es un recluta rebelde al que haya que domar a base de férrea disciplina como en el ejército. Si lo que quieres es que te respete intenta inculcárselo sin amenazas de azotainas, no creo que pudieras acercarte a ella para darle una sin acabar antes con la barba chamuscada.

- Todos estamos cansados. Vayámonos a dormir y mañana atendamos a nuestras obligaciones para con el pueblo. Ya decidiremos lo que haya que decidir después.

-Si, si intentas aplicar la máxima de que la letra con sangre entra con un hechicero en ciernes, quizás el que salga mal parado eres tú.- contestó apoyando al clérigo. -La chiquilla necesita apoyo y mentorización, tiene que aprender que puede hacer y cuál es su lugar en el mundo.- Rebajó el tono para intentar calmar la situación. Tras el exabrupto de Kendra y ahora los modales de Kal la cena se estaba animando, y no en el buen sentido. Aún así, estaba teniendo poco cuidado en hablar bajo para mantener la conversación en secreto, pero tampoco es que eso importara: pese a haber subido las escaleras Snivat estaría escuchandolos perfectamente.

-Si la forzamos a que escoja un camino, solo le crearemos mal... y no seremos mejores que los que la encerraron en la prisión para que muriera de hambre y sed.- Thanos se llevó las manos a las sienes. Era tarde y estaba cansado, no era el momento para estas discusiones.

“En este caso su prisión será la vida que dedicamos mejor para ella y no una edificio.”

-Para bien o para mal, el destino nos ha traído a Snivat a nuestras manos. Y ahora es nuestra responsabilidad cuidar de ella y ayudarla en lo que ella decida hacer con su vida.- Miró a Kal en silencio durante unos segundos. -Y eso no contempla ni por asomo “tener un plan concreto de qué hacer con ella”. No es una muñeca sin criterio ni opinión que puedas encasquetar donde más te guste.-

Snivat estaba asombrada con el tamaño de aquella habitación. La única vez que había dormido sola era en Harrowstone... sin contar a los espíritus que podían haber estado pululando sin que se diese cuenta, claro. Era una situación nueva pero sospechaba que iba a gustarle. No tenía nada en contra de sus hermanos ni de dormir con ellos, pero aunque uno se acostumbraba e incluso añoraba los ruidos y los olores, no creía que fuese a pasar. Y encima aquella cama era grandísima. Entraba incluso durmiendo a lo ancho en vez de a lo largo. Además, tenía pinta de no ir a hacerse mil pedazos si saltaba sobre ella... aunque solo había una forma de comprobarlo.

Después de un par de saltos en la cama, abandonados porque aunque resistía sin problema no quería hacer ruido, y de rodar por ella haciendo la croqueta hasta quedar con la cabeza colgando, se puso a practicar pequeños hechizos, moviendo sin tocar cosas de una punta a otra de la habitación y controlando pequeñas luminarias. Aunque en un primer momento había dejado la puerta entreabierta para escuchar la conversación de abajo, pronto perdió el interés y la cerró cuidadosamente para poder estar a su aire. Sabía que no se irían a dormir, sino que hablarían de ella un rato pero poco la importaba. No había tenido claro lo que quería hasta que Thanos le había hecho aquel ofrecimiento y sabía que si se lo había hecho, era porque de verdad quería tomarla como aprendiz y no creía que Kal pudiese convencerlo de lo contrario. Y aunque pudiese y no la llevasen con ella, no permitiría que decidiesen donde se quedaba ¡Buenos estaban si creían que no sabía escaparse de sitios! Finalmente, cuando se aburrió de todo aquello se metió en la cama con aquel camisón tan bonito que le había dejado Kendra. No tardó ni cinco minutos en quedarse completamente dormida bajo las mantas.

No - niega Kal de nuevo - me cuesta creer que vosotros aceptéis que una niña de su edad pueda decidir algo como jugarse el pellejo e incluso el alma por si sola. Es más, si tiene que recurrir a su magia para evitar la autoridad el problema sería mucho mayor que ese.

Miró a Sebastian brevemente antes de decir -la mayoría de los que vamos a la aventura tenemos problemas, pero somos responsables y nos jugamos el cuello sabiendo que a cada esquina podemos morir. ¿Podéis decir que por ser capaz de freírme el cerebro por recibir un castigo si se porta mal una niña puede decidir hacer lo mismo?

Kal también estaba cansado y se le notaba, pero el fervor con el que hablaba indicaba que estaba dispuesto a ignorarlo el tiempo que hiciese fal ta hasta que esta situación estuviese resuelta.

Y no sólo eso, suponiendo que ella viene con nosotros al final... ¿habéis pensado los problemas que supone tener a una niña en un grupo de aventureros? Creía que los que dedican su vida al estudio y la oración como vosotros serían los primeros que querrían discutir y decidir que hacer en una situación así, pero vuestra respuesta es... ¿dejar que la niña decida por si misma?

Hacia el final el propio Kal se iba enfadando y dijo con veneno -seguro que Pharasma se alegra de como descargas tu responsabilidad en otros clérigo.

Sin embargo en todas estas palabras no había maldecido ni una sola vez, mala señal para los que conocían al guerrero.

seguro que Pharasma se alegra de como descargas tu responsabilidad en otros clérigo.

- Mis responsabilidades se quedan conmigo, gracias. Nunca las he rehuido y nunca las rehuiré. - el cansancio y la discursión, que empieza a subir de tono, está empezando a provocarme una migraña. Respiro hondo antes de contestar con tono calmado. - Vamos a ver Kal, no quiero discutir pero quiero matizar un par de cosas. Primero: no he dicho nada acerca de dejar que Snivat decida, sino de pedirle su opinión - remarco las últimas palabras - para que esa opinión tenga peso en lo que al final se decida. Segundo: el comentario acerca de que la niña te queme la barba, aparte de desafortunado por lo que veo, solo tiene que ver con la forma hacer que te respete. Si quieres que ese respeto sea genuino tienes que ganártelo, no imponérselo, y eso reza tanto para el respeto de un soldado como para el de una cría de nueve años.

- Tengo una ligera idea de lo que supone la vida al aire libre, y NO he dicho que quiero que Snivat venga con nosotros sí o sí. Sé de sobra lo duro que es a veces dormir al raso o en una cueva y no comer tan a menudo como se debería, y también sé lo que es jugarse la vida cuando te enfrentas a algo o alguien, no vas a darme lecciones a ese respecto. Obviamente si a nosotros, gente adulta, se nos hace duro, no quiero imaginarme lo cuesta arriba que se le hará a una niña y sí, quisiera evitarle en la medida de lo posible que tenga que pasar por ello. Pero también es cierto que al rescatarla de la prisión hemos contraído una responsabilidad para con ella, y parte de esa responsabilidad, para mí al menos, implica no dejarla al cuidado de otros si yo puedo encargarme. Insisto en que no estoy diciendo que esto quiera decir que deba venir con nosotros, pero tampoco quiere decir que deba quedarse aquí ... ni que debamos decidirlo ahora.

- Yo tampoco creo que debais decidirlo ahora - dado lo aireado de la discusión, Kendra decidió hacerse a un lado por el momento. Ella tenía un especial interés en la niña, los sueños premonitorios estaban claramente relacionados con la adivinación, que era el campo de estudio al que se había dedicado ella. Pero más allá aún, el ataque de la aberración, que Kendra sabía perfectamente a qué se refería Snivat, era algo que podía traerle muchos problemas a Snivat. Un guerrero no era capaz de hacerse cargo de algo así. Quizás sí el clérigo, o el mago, pero la más indicada era ella. Kendra lo sabía, sabía que era lo correcto. Es lo que su padre hubiera hecho. 

- Estáis nerviosos y tensos. La experiencia en Harrowstone y el cansancio, seguro que os impide pensar todas las opciones correctamente. ¿Por qué no esperáis un par de días para darle vueltas? Aún tenéis una semana antes de salir hacia Lepidstadt.

El debate estaba subiendo de tono, y si bien era un tema que a Sebastián no le interesaba y ya había dado su punto de vista, al ser rebatido por Kal, no pudo más que responder sus palabras de forma  pausada.

- Por tu palabras, más que querer protegerla, parece que le tienes miedo a que te fríe el celebro. Por mi parte ya he dado mi opinión, si a sido capaz de sobrevivir con en un aterradora prisión llena de fantasmas, está más que cualificada para acompañar a un grupo de aventureros. Y sobre cuidarla, no creo que sea más difícil que cuidar un seguidor de Cayden Cailean.

Cambiando de tema y dirigiéndose a Kendra - Disculpe mi indiscreción, ¿pero sería posible revisar los estudios de su difunto padre? Me gustaría conocer más profundamente su trabajo.

11 Pharast 4711 AR, Pírico

Finalmente, el cansancio hizo mella. El grupo no había aclarado algunas cosas, pero tenían tiempo de sobra para discutirlas. Habían apalabrado que partirían a Lepidstadt el día 20, así que aún tenían una semana y un par de días extras antes de tener que partir. 

En ese tiempo podrían hacer muchas cosas, conocerse mejor, investigar si quedara algo más, tomar decisiones sobre su futuro o el del grupo, incluso investigar sobre su viaje. Kal encabezó la marcha, no estaba muy malhumorado, pero no acababa de entender por qué sus compañeros no entendían que Snivat no dejaba de ser una niña, y cargar con una niña, por mucho que fuera apta para defenderse, implicaba viajar más lentos, tener que vigilar no sólo a posibles enemigos sino que también hiciera una trastada y les pusiera en peligro, o simplemente las quejas por hambre o sueño que podían ser constantes por muy madura que fuera Snivat. 

Thanos, por su parte, se había ofrecido a tutelar a Snivat. Pero su cabeza era mucho más compleja. El Camino Susurrante era un peligro claro, como habían visto hasta ahora, pero había varios frentes abiertos que no habían obtenido respuesta, y quizás Lepidstadt no fuera el siguiente lugar en el que debían investigar. Por otro lado, había prometido a la hija de Lorrimor que cumpliría con su testamento...

Silas y Sebastián eran los veteranos del grupo y sus preocupaciones estaban más enfocadas a cumplir con los deseos de su amigo fallecido. La conexión entre la vida y la muerta era un pensamiento recurrente en ambos, aunque con distintos enfoques. El impacto de los hechos ocurridos en Harrowstone eran suficientes como para reflexionar sobre ello, pero el hecho de que el espíritu de Lyvar hubiera desaparecido también era una incógnita. ¿Habrían puesto a descansar al alguacil para evitar las barreras? ¿Lo habrían levantado con artes nigrománticas? No parecía probable, dado que el cuerpo del difunto permanecía en la prisión. ¿Qué era lo que había pasado con el alma del pobre hombre?

Sumidos cada uno en sus pensamientos avanzaban por la madera, que se quejaba bajo sus pies, en busca de un lecho donde pasar la noche. Kendra había sido muy amable y preparó las habitaciones mientras los aventureros se cambiaban en otras estancias. Era una anfitriona maravillosa, y a veces hacía dudar sobre si realmente había sido una aventurera, o se había dedicado toda su vida a cuidar casas y huéspedes. 

Lo más importante de todo, era que por fin podían dormir en una cama. Recuperar fuerzas. Y despreocuparse. 

12 Pharast 4711 AR, Estelar

El día amaneció prácticamente a la hora de comer. Si bien eran personas madrugadoras, el único que se levantó con el alba fue el clérigo de Pharasma. Acostumbrado a no dormir y a realizar sus rituales litúrgicos con la renovación del día, el clérigo era el que más pudo sobreponerse al cansancio acumulado de los últimos días. El resto del grupo se levantó cuando el sol estaba en lo más alto del firmamento y prácticamente con el almuerzo sobre la mesa. 

Dedicaron el día a acicalarse, darse baños y preparar los cuerpos para la despedida en el camposanto de sus compañeros fallecidos. Un poco antes de que salieran hacia los Restlands, Pevrin, el hijo de Zokar llamó a la puerta. Pevrin se encargaba de cambiar el cartel del poste con las noticias del día, y el de hoy era bastante relevante. 

Se había citado a todos los habitantes de Ravengro en la plaza del pueblo al día siguiente. El día Solar era el día de descanso en casi todo Golarion, e iban a aprovechar ese momento para tratar los turbios asuntos de Harrowstone. El escrito, en la parte correspondiente a este asunto, decía lo siguiente: 

"Se convoca a todos los habitantes de Ravengro a una reunión pública en la plaza del Pueblo mañana día Solar, a medio día. Debido a los recientes altercados y al incendio en el Ayuntamiento se ha optado por hacerlo de esta manera, al aire libre. Se informará sobre los hechos recientes y sobre la incursión exitosa de los aventureros en las ruinas encantadas de la prisión de Harrowstone. Se pide, por favor, la asistencia de todos."

No decía nada más.

Y en parte eso era molesto. Sabíais que el Concejo se llevaría su parte de mérito, como hacían casi todos los gobernantes, solo podíais esperar que fueran, al menos, agradecidos con vosotros. Al fin y al cabo, os contrataron para ello, y mientras cubrieran con el pago, daba igual que se llevaran su pellizco de gloria. 

--

El oficio por las muertes de Gríam y de Johansson fue relativamente corto. Kendra y el Padre Grimburrow, además de algunos acólitos de Pharasma (recordad que Johansson era un Paladín de Pharasma), eran los únicos presentes. Al poco de iniciarse, también asistió el Concejal Hearthmount. 

No erais íntimos y tampoco quisisteis decir nada, salvo Silas, que ayudó a oficiar al Padre Grimburrow la ceremonia. Nadie mencionó los peligros de Harrowstone, solo se dijo que habían muerto con el mayor de los honores, defendiendo a los habitantes del pueblo. 

Finalizado el culto, el Concejal fue dando la mano uno a uno a todos, y presentándose a los nuevos integrantes. Snivat, que estaba allí, recibió una palmadita en la cabeza, pero rápidamente fue ignorada. Ni siquiera preguntó por ella. El concejal daba por hecho que debía ser hija de Sebastian o de Kal y no le dio mayor importancia. Thanos quiso preguntarle acerca de Ravengro, pero el Concejal admitió que tenía algo de prisa y que lo hablarían todo al día siguiente en la reunión. 

Era cierto que tenía prisa, el Concejo debía reunirse para terminar los preparativos del día siguiente. Así lo aseguró Kendra que siempre obtenía mucha más información que los miembros del grupo. 

--

De nuevo en casa de Kendra, el grupo pudo, esta vez sí, tomar una cena decente y beber relajadamente alguna bebida alcohólica. La noche sería algo más larga esta vez, pero los problemas parecían hacerse a un lado con el estómago lleno y la bendición de Cayden Cailean. 

13 Pharast 4711 AR, Solar

Esta vez sí, amanecieron todos temprano. Alguno con algo de dolor de cabeza, pero bien era sabido que los bebedores solían despertar así. 

Tenían que acudir a la cita en la plaza del pueblo, pero antes debían decidir qué iban a hacer con Snivat, o si tendrían algo en cuenta a la hora de hablar o qué cosas comentar. 

Kendra os dejó un poco de espacio, pero os aseguró que, en caso de dejar a Snivat con ella, no iban a perderse detalle alguno de cualquier conversación que tuvieran antes de la presentación pública. Pues si bien era cierto que era solo una intuición, no fue largo el tiempo que pasó antes de que Pevrin apareciera de nuevo en la puerta citándoles antes de la reunión en el ayuntamiento, para reunirse con el Concejo. 

Al final el propio Kal se lavó las manos con respecto a la decisión sobre Snivat, de todos modos discutir con estudiosos nunca era buena idea, no podías llevar las cosas a las manos para ventilar un poco el estrés, no era una pelea justa.

12 Pharast 4711 AR, Estelar

Aún molesto con la situación el hombre presenció los funerales en silencio y les dedicó una canción algo tétrica que reflejaba bien los pensamientos actuales del guerrero:

Judías secas y heno podrido tu sustento serán,
y con coces de caballos tus cumpleaños celebrarás.
Sudor y sangre darás hasta que te hagas viejo,
y tu única paga será la que recibas en sueños,
si es que quieres ser soldado.
Si es que quieres ser soldado.

La novia que dejas con otro hombre se casará.
Una tumba será la única tierra que poseerás.
Ser pasto de gusanos y nadie que te llore.
De haber nacido renegarás con maldiciones,
si vas a ser un soldado.
Si vas a ser un soldado.

Después se fue sin despedirse de los demás y se dedicó a vagabundear por Ravengro buscando las tabernas y bodegas con toda la intención de gastarse algo de oro en un buen caldo que levantase su espíritu, no sólo para ahora sino para el viaje también. Si dependía de él llevaría encima varios barriletes, aunque seguramente viajarían en carromato lo que ayudaría con la carga.

Además ahora que había sobrevivido y con la discusión imperante el joven guerrero decidió rebuscar en su memoria otras cuestiones que había dejado apartadas de su mente con aquello de la muerte del profesor.

¿Qué pensaban de él sus hermanas? ¿Se preocuparían por él? Probablemente no, pensó Kal. Aunque eso no impidió que acabase tomando tintero y pluma para escribir una carta con el trazo indeciso de quien rara vez escribe. No era más que una breve carta expresando sus recuerdos por ellas, algo con lo que contentar su conciencia.

Por fin tras haber encontrado a un portador se dedicó a algo que le gustaba, beber y beber en la cena. Dadas las circunstancias no creía abusar de la hospitalidad de Kendra después de todo lo que habían hecho, así que no tuvo reparo alguno en atacar a las existencias de todas las bebidas espirituales que tuviese.

13 Pharast 4711 AR, Solar

Como el día anterior Kal se levantó y apenas soltó un gruñido de aquiescencia a Kendra antes de sumirse en su desayuno sin ninguna intención de hablar, ya se ocuparían los demás de decidir lo que había que hacer. Devoraba las gachas como si las acuchillase con el cubierto y sólo dijo -termino pronto y me voy a visitar un sitio antes de ir a la plaza.

Si bien había caído rápido en un profundo sueño, Snivat había tenido algo de miedo a dormir y que algo ocurriese. Por muy cansada que estuviese, Harrowstone había proporcionado mucho material para adornar las más variopintas pesadillas de cualquiera, incluso de gente que no tuviese aquel tipo de poderes. Sin embargo, si aquella noche había tenido sueños no los recordó y, de hecho, a pesar de la tristeza por estar lejos de casa y de la incertidumbre de que intentarían hacer con ella, había dormido como nunca. De hecho, por primera vez en meses, se había levantado sin ojeras y con cara de haber descansado. Pero si bien había recuperado el sueño, no había pasado lo mismo con el apetito. 

A pesar de que Kendra había hecho una copiosa comida con una pinta espectacular, Snivat no comió demasiado. Estaba acostumbrada a comer poco y ver tanta cantidad le apabullaba. Además, no tenía demasiada hambre pues se acercaba el funeral y eso significaba acercarse a la gente del pueblo. Afortunadamente, había conseguido pasar desapercibida, quedándose al lado de Kendra. Lo que pensasen le traía sin cuidado, pues no pretendía dejarse ver mucho por allí. Las advertencias sobre que en aquel pueblo eran muy supersticiosos habían sido suficientes como para que prefiriese estar en un segundo plano. Al menos por el momento.

—Thanos...— Tras llegar a la casa de nuevo y ofrecerse a ayudar a Kendra, Snivat se acercó al mago mientras la comida se preparaba. Parecía algo tímida, como si fuese a pedirle algo, y así era. Sin embargo, no era un compromiso de que la llevasen ni nada por el estilo. El mago había prometido guiarla y, consciente de que quizás no la dejasen ir con ellos, quería al menos aprender algo de él —Creo que puedo arreglar la ballesta que encontramos... con magia, quiero decir... En casa lo hacía alguna vez y normalmente funcionaba, aunque nunca lo he hecho con algo tan difícil como eso. ¿Puedo intentarlo y me dices si lo hago bien?

Aunque no apreciasen sus sueños, lo cierto era que algunos pequeños y útiles hechizos no disgustaban del todo a sus padres y si bien no la dejaban hacerlo delante de ellos, no protestaban cuando alguna herramienta o plato roto aparecía misteriosamente reparado. Arreglar aquello sería además un entretenimiento... aunque siempre podía ponerse a leer. Lo que tenía claro era que no iba a quedarse allí mirando como los adultos bebían. Era muy aburrido y sabía muy bien que con alcohol había riesgo de directas e indirectas.

***

La noche siguiente fue también agradable para Snivat. Había descansado perfectamente y se había levantado pronto. Al fin y al cabo, una vez se iba el sueño, no tenía ningún sentido quedarse tirado aburrido en la cama. Era un día importante, y quería estar preparada, puesto que Kendra había insinuado que haría algo de magia o conseguiría de algún modo ver en secreto la reunión. Sin embargo, no todos parecían contentos. 

Snivat ni siquiera movió la cabeza cuando Kal se levantó para dar un paseo. No sabía muy bien lo que había ocurrido pero intuía que la decisión que habían tomado había molestado al guerrero. ¿Significaba eso que podía ir con el grupo? No lo tenía claro, ya que podía acabar convenciendo al resto. Si bien al principio la niña había confiado en Kal, ahora no era capaz de hacerlo. No después de lo que había dicho de ella y de lo que había dicho.

Seguro que va a ver si encuentra donde venderme por ahí o alguien con quien encasquetarme

—Kendra...—la niña tenía ganas de salir a explorar la ciudad, pero no tenía pensado hacerlo con Kal y algo le decía que cuanto menos la viesen por el pueblo, mejor— ¿Tienes algún libro que pueda leer? El mío lo habré leído cinco veces al menos... ¿Y como vamos a ver la reunión?

Kendra se giró hacia la niña, alargando el brazo. En su mano había un libro, se llamaba "¿Suenan ruidos en el altillo?". Era la historia de un niño travieso que se encontraba con un hada, seguía sus consejos, desobedeciendo a sus padres, y acababa muerto bajo las fauces de un animal salvaje. El niño, arrepentido de haber fallecido por no haber sabido elegir seguir los consejos adecuados, volvía a la casa, y lloraba en el ático donde se había instalado esperando un perdón que nunca llegaría. El libro empezaba con unas rimas.

 ¿Está susurrando el ático?
¿Estamos a salvo aquí abajo?
¿Crees que está escuchando?
¿Es esa su sombra?

¿Le escuchas andar,
arriba de las escaleras?
¿Le escuchas lloriquear?
¿Está realmente allí?

¿Puedes decir "Estoy hablando"?
¿Estás diciendo algo?
¿Eres tú el que solloza?
¿Es a ti a quién atrapó?
 

Después simplemente se encogió de hombros.

- No vamos a verla - sonrió misteriosamente. 

Snivat decidió finalmente acompañar a Kendra, más por la curiosidad que le generaba la mujer que por el hecho de no presentarse delante del Concejo. Nada más partir, la hija de Lorrimor comenzó a hacer aspavientos con el cuerno de una cabra en la mano que en seguida se suspendió en el aire y comenzó a escupir palabras. 

En ellas se escuchaba al Concejo y cómo los chicos estaban entrando y presentándose. Sólo conocían a Silas y a Thanos de cuando estos salvaron a los habitantes de Ravengro en el Ayuntamiento con el fuego generado por las calaveras flotantes. Pero estrecharon igualmente las manos de Sebastian y de Kal. 

Os preguntaron todos los detalles de lo acontecido en Harrowstone, aunque realmente no escuchaban cuando os alargabais demasiado con algún tema. Les interesó saber que Gibs había sido poseído y que las letras y los monstruos que aparecían por Ravengro eran fruto de la magia de Salpicaduras, y se congratularon cuando les contasteis la historia del fantasma de Vesorianna y la muerte de los cinco. Era una historia demasiado increíble para estar siendo inventada. Y lo cierto era que las últimas dos noches eran las únicas noches en las que no habían tenido ningún suceso fuera de la más absoluta y aburrida normalidad. 

Si bien seguían siendo un poco reticentes a pesar de todo lo que habíais demostrado, os hablaban con mucha amabilidad e incluso hicieron alguna broma y tuvieron algún gesto cariñoso. Finalmente, el Concejal Heartmount alargó hacia vosotros una bolsa que contenía 2000 monedas de oro. Era vuestro pago por haber salvado a la ciudad de Ravengro tal y como teníais apalabrado de antes. Preferían daros el dinero ahora y no delante de todo el mundo, pero igualmente os iban a subir al escenario para recibir una ovación por parte de los habitantes de Ravengro. 

Y así fue. Acudisteis a la plaza donde había montada una pequeña plataforma de madera que bien podiais imaginar que en condiciones normales se usaba para procesamientos públicos y ejecuciones. El suelo seguía teniendo las negras manchas secas de la sangre. Pero poco importaba ahora. 

Delante de vosotros una multitud comenzó a aplaudir antes de que se dijera nada. El rumor ya se había extendido y casi todos los habitantes, que sabíais que gustaban del chismorreo, sabían una gran cantidad de detalles de lo que había pasado en Harrowstone. Entre el público, Kendra y Snivat aplaudían contentas. La pequeña hechicera sabía, en el fondo, que aquella ovación también estaba dirigida a ella. Silas, entonces, comenzó a aplaudir, a lo que poco a poco se fueron sumando los concejales. El gesto era hacia la niña, pero solo los miembros del grupo de aventureros sabían realmente su significado. Al final, todos se unieron a la ovación. Era un momento de disfrute. De los pocos que iban a tener en su viaje y era momento de aprovecharlo. 

El aplauso de la multitud es cálido y sincero, el del Concejo no tanto (al fin y al cabo no saben por qué están aplaudiendo, han empezado porque nosotros lo hemos hecho). Veo entre la multitud a mis padres y hermanos, que han dejado la granja para venir a vernos. Me prometo mentalmente volver a visitarles cuando el acto termine. Las obligaciones de Pharasma son grandes, pero eso no impedirá que busque un hueco.

Cuando el aplauso muere los concejales se nos quedan mirando, obviamente esperan que digamos algo. Al ser posiblemente el más acostumbrado a hablar en público (salvo quizás el doctor en su universidad) me adelanto unos pasos. Al fin y al cabo esto no difiere mucho de un sermón en la iglesia.

- Muchas gracias a todos, pueblo de Ravengro, vuestro aplauso sincero reconforta el espíritu. No han sido pocas las dificultades superadas para llegar a este punto. Os ahorraré los detalles, pero debéis saber que los sucesos extraños que estaban ocurriendo han llegado a su fin. También debéis saber que no todo el mérito es de los que estamos aquí arriba, hemos tenido más ayuda, parte de la cual se ha quedado por el camino. Hay dos personas que dieron la vida para que el resto estuviera aquí: Griam Maturim y Johansson Kroften, cuyos cuerpos se encuentran ya descansando en vuestro cementerio. Pharasma nos enseña que la muerte es el fin natural de la vida, así que no os pediré que lloréis por ellos, pero si que, si os sentís agradecidos por su sacrificio, les presentéis vuestros respetos. Sus almas os lo agradecerán, al igual que nosotros.

Tampoco quiero robar excesivo protagonismo al Concejo, así que vuelvo a mi sitio.

Sebastián no le gustaba el protagonismo, por lo que dejo hacer y se mantuvo un poco atrás. Todo cambió cuando las gentes del pueblo les tendieron las manos y les preguntaron sobre la prisión. En ese momento, el buen Doctor, comenzó a explicar las influencias espirituales que habían tenido que enfrentarse. El paradigma de aquellas mentes torturadas, era consecuencia...Pronto se quedó solo, aburriendo a los tertulianos con sus palabras técnicas, que solo él y unos pocos utilizaban.

Una vez se anunció que el final de los sucesos y se festejó, Sebastián no tenía muy claro cual sería su siguiente destino, pero de momento, compró materiales alquímicos y otros utensilios con la parte proporcional que le tocaba de botín, que seguramente le serían de mucha utilidad para sus futuras investigaciones.

El guerrero no era un hombre de gente de los que se ponía a hablar en público. Por lo menos no sin unas cuántas jarras de cerveza en el buche. Se había planteado si decir algo o no, pero Silas ya había soltado el tostón pharasmita que era capaz de convertir en un funeral hasta una boda.

Pero por lo menos era un discurso, algo que el doctor Sebastian no comprendía o le importaba un comino. Ya que se suponía que los doctores eran inteligentes a Kal le asombraba aún todas las muestras de estupidez que demostraba y empezó a soltar algún tosido y fuertes carraspeos cada vez que el "buen doctor" se refería a espíritus, mentes, tortura o cualquier cosa mínimamente fuera de la norma para un ustalavino, que venía a ser todo.

Al final estaba claro que de una fiesta que se había convertido en un funeral podrían pasar a la siguiente quema de doctores y aventureros y decidió pisar al doctor con un rugido -como el buen doctor y Silas dicen... ¡es una fiesta y el Consejo ofrece bebida gratis ésta noche a todos! ¡Que Cayden Cailean presencie como los de Ravengro pueden festejar y bendiga las bebidas!

No sabía si colaría o no, pero cogió con una presa de acero al doctor mientras sonreía con todos sus dientes bien en muestra como si fuese a arrancarle la cabeza de un mordisco antes de arrastrarlo fuera de la plataforma. Antes de cualquier otra interacción futura con terceros tendría unas palabras muy ásperas con el doctor.

El Concejal Heartmount se apresuró a interrumpir a Kal. 

- No tenemos tanto dinero - dijo rápidamente en un susurro para después levantar el tono de voz - Habitantes de Ravengro, si bien es cierto que queremos que disfrutéis de la fiesta, y de habernos librado de la maldición gracias a estos héroes - os señaló con un gesto de la mano, rotando el cuerpo para barrer el ángulo que os ocupaba - Me temo que sólo podremos invitaros a la primera ronda. A pesar del discurso cansino del doctor, que más que tranquilizar había aumentado el miedo entre los presentes, las palabras de Silas fueron muy aplaudidas y las de Kal y el Concejal, curiosamente, fueron aún más aplaudidas. Poco tiempo después, se dió la reunión por concluida y las gentes de Ravengro volvieron a sus quehaceres diarios.

13 Pharast 4711 AR, Solar

La noche fue más tranquila de lo esperado, la gente celebraba y festejaba, pero se notaba que los ánimos aún estaban diezmados y que las gentes de Ustalav, o al menos las de Ravengro, no eran excesivamente joviales. A mitad de la noche se hizo el silencio. Una figura entró en la taberna, iba tapada con una capucha y no dejaba ver nada de su rostro. Sus pasos resonaron en la estancia, mientras avanzaba hacia la barra. Pidió una cerveza, era una voz femenina. 

Cuando empezó a beber, la gente volvió poco a poco a ignorarla y a disfrutar de la fiesta, aunque no cesaban las miradas desconfiadas hacia la nueva figura. Se sentó en una esquina, su objetivo era encontrar a los "héroes" de Ravengro, algo que no fue labor difícil. 

Sin embargo, se quedó observando, sin acercarse o hacer ningún ademán de hablar con ellos. Así que la fiesta continuó hasta tarde. 

----

14-18 Pharast 4711 AR, Solar

Los siguientes días vinieron marcados por dos hechos principales. 

Por un lado, la figura misteriosa acabó por acercarse a ellos. Era una elfa, de nombre Noarelle. Conocía al profesor Lorrimor y habían trabajado juntos investigando al Camino Susurrante. Al conocer de la muerte del profesor, Noarelle consideró que era mejor esconderse, por si su investigación pudiera tener algo que ver. Pero al tiempo se dio cuenta de que había sido un encuentro casual fruto de la investigación y no la propia investigación, la que habría culminado, finalmente, en el asesinato del Profesor. 

Noarelle había seguido los pasos del Camino, y sabía que estaban buscando algo en Ravengro. Pero no le sorprendió que su búsqueda, no obstante, estuviera ligada a Harrowstone y que no fuera una persecución personalizada al profesor. Sabía, que los pasos del Camino les llevarían hacia el Norte, aunque no tenía muy claro a dónde. Sin embargo, al saber que el grupo de Lorrimor, para cumplir con su testamento, debía dirigirse en aquella dirección (Lepidstadt está al norte), le pareció que lo más acertado era unirse -aunque fuera de manera temporal- a ellos, con el fin de averiguar más cosas del Camino. 

Dado que un buen compañero de armas es siempre bien recibido, consideraron que era una situación ideal y nadie puso pegas. Otra cosa sería el hecho de que llevar los libros suponía una recompensa y si tendrían o no que repartirla con ella. Algo que ya discutirían más adelante. 

El segundo punto de importancia es que Thanos decidió separarse del grupo. Lo había meditado mucho, y tras la información que les había dado Noarelle, veía con aún más importancia el hecho de partir en otra dirección. Thanos tenía muchos contactos en el mundo de los estudiantes de lo arcano, y el Camino Susurrante ampliaba sus garras e influencia a muchos de estos círculos. Si quería averiguar algo útil para poder acabar con el Camino, tenía que ir a Absalom y contactar con ellos. Estaba claro que eran un peligro inminente y que debía atenderlo como era debido. 

Para su protección, y como recompensa por su implicación, el grupo decidió darle algo del material que habían recopilado en la prisión de Harrowstone, para que pudiera hacer uso de ello y para tener recursos en su búsqueda de información. Algo le decía al grupo que pronto le verían de nuevo. 

13 Pharast 4711 AR, Solar

Que Kal fue el alma de la fiesta era quedarse corto. El guerrero aprovechó el estar al fin en un sitio seguro y con gente bien dispuesta hacia el para contar todas sus historias antiguas y nuevas, reales o inventadas sobre sus gestas. Enseñó todos los cánticos de taberna y soldados para beber que conocía, que eran muchos y la mayoría muy subidos de tono.

Es día de fiesta, la gente está contenta
y todos saborean la fiesta que empieza.

Se bebe cerveza de la nueva temporada
que ha de ser paladeada con juicio y afición.

Ya la banda empieza a tocar, y las parejas salen a bailar,
y van con gran animación de tropezón en tropezón.

En las mesas tratan de apurar todas las jarras que les puedan dar,
y cantan una vez y mil la vieja polca del barril.

Buena cerveza la que tomamos aquí,
buena cerveza, saquen un nuevo barril,
buena cerveza, ¿qué más se puede pedir?,
que nos traigan otra ronda para beber y consumir.

Y por supuesto se dejaba invitar tanto como era posible aunque también regó de cobre, plata e incluso oro siendo él quien animaba las cosas si veía que decaía.

14-18 Pharast 4711 AR, Solar

Estos días los pasó ajetreado entre algunas pausas para beber y festejar, pero también ocupado en la compra y venta de equipo nuevo. Además la llegada de la nueva no hizo demasiada mella para bien ni para mal, ni tan siquiera la partida de Thanos. El guerrero después de la discusión evitaba cualquier tema personal y parecía haber decidido que lo mejor que podía hacer era evitar involucrarse emocionalmente en exceso con su grupo. Si hubo una reacción a la marcha de Thanos es que su forma de festejar esa noche era un poco más salvaje y menos comedida y la resaca del día mayor mucho más intensa.