Partida Rol por web

¿Arañas gigantes? ¿Aquí? Pero ¿qué comen aquí dentro? ¿Y qué le ha pasado al doctor?

Sin pararme mucho a pensar en todo esto, hago lo que Kal dice: me pongo detrás de él, con cuidado de no quedar al alcance de las arañas para tirar de Sebastian. Durante un segundo dudo, al ver las cadenas etéreas que le sujetan, pero enseguida dejo la maza a un lado y tiro de su ropa para atraerlo hacia mí y sacarlo del combate.

-Aguanta Kal, enseguida estoy contigo.

Justo cuando estaba buscando con la mirada al fantasma del Padre Charlatán, asustada por su posible aparición este hizo de las suyas. ¡Como odiaba acertar con aquellas cosas! Y sin embargo, el fantasma no aparecía para poder enfrentarse a él. ¿Cómo iban a vencerlo si no le veían? ¿Estaría acaso "dentro" de Sebastian?

Aturdido por la situación, Sebastián miro a su alrededor y sobre todo al agradable Sacerdote...Lo último que recordaba, era que estaba rodeado por unas cuantas arañas, que le atacaban torpemente sin llegar a alcanzarle y cuando se disponía a darse un festín, todo se quedó negro, hasta ahora.

- ¿Meses dices? pregunto algo confuso El joven doctor ¿Ahora dónde estoy?... Se miró las manos y luego agitó los brazos, como auto evaluándose. Se encontraba en unas condiciones inmejorables, ágil, fuerte... Realmente la Magia hacía milagros. ¿Con quien tengo el placer de hablar?

Sebastian se encontraba claramente confuso. Podían ser los efectos secundarios de la resurrección, al fin y al cabo él no había muerto nunca... antes de eso. 

El sacerdote, delante de él, sonrió.

- En Ravengro, claro. - respondió - ¿Dónde si no? - Miró hacia arriba susurrando una plegaria, pidiendo por la pronta recuperación del alquimista. - Soy el padre Florenus. ¿Recuerdas,... recuerdas algo? ¿Recuerdas tu nombre?

Kal falló su ataque, pero su posición le dejaba en una buena situación para enfrentarse a los enemigos. Snivat permanecía fuera de la habitación mirando con cierto temor, o asco, a su interior y sin aparente intención de entrar o de combatir. Thanos lanzó un conjuro que afectó a varias arañas, y aunque una de ellas saltó a un lado para esquivarlo, la otra pereció bajo las llamas. Silas, mientras, arrastraba a Sebas hacia atrás, para poder verle de cerca. 

Daba miedo tocarle. Sus dientes estaban afilados, tenía mucho más vello en el cuerpo. Su musculatura había aumentado y ya no parecía el hombre enclenque de las pociones. Su cuerpo estaba rodeado de cadenas, pero no eran cadenas metálicas, tenían un color azulado y cierta transparencia. Algo parecido a como era Vesorianna. 

Sebastian enarcó una ceja. Algo allí no cuadraba, y sin embargo, todo parecía muy real. El sacerdote puso un gesto enfadado durante un segundo. 

- Eh - dijo con voz alta - Te estoy hablando. ¿Recuerdas a tus amigos? ¿Por qué crees que se irían sin ti?

Las arañas atacaron a Kal. Pero las débiles mandíbulas de las arañas no eran capaces de traspasar la fuerte y dura armadura del guerrero. 

Por mucho que dijese Kal, Snivat no estaba para nada convencida de que Sebastian no fuese un vampiro. Al fin y al cabo, había puesto esa voz tan rara antes de que el fantasma le afectase. La expresión de angustia de la chiquilla y los pasos que se mantenía alejada de Sebastian dejaba bastante claro sus sentimientos al respecto.

Finalmente se agachó junto a Silas para observar al vampiro. Puede que fuese un vampiro y que pretendiese atacarles mientras descansaban, pero hasta el momento había luchado con ellos así que tragó saliva e incluso intentó inútilmente quitarle las cadenas con las manos.

—Me quedo con él— dijo a Silas, rogando mentalmente a Desna que la protegiese del vampiro mientras el resto daban cuenta de las arañas. Después de pensarlo un instante, repitió más convencida—Si el sifón ese o el agua no le hace nada al fantasma, me quedo con él

He tranquilo, no hay que ponerse así... ¿Amigos dices, te refieres a los que me acompañaban? Que yo recuerde no me abandonaron, más bien fui yo jjajjaa... Sebastián intentaba ganar algo de tiempo ya que tenía la mosca en la nariz. Miro a conciencia el Clérigo y a su alrededor, a ver si conseguía saber que estaba pasando.

Thanos podía ver el final de aquel camino. La luz al final del túnel. Era cierto que justo tenían un escollo delante, un escollo que había tomado la forma de las arañas y de las cadenas que ataban a Sebastian. 

Pero sin duda alguna aquellas cadenas pertenecían al Padre Charlatán. El prisionero quizás se había materializado en forma de aparición o estuviera escondido hechizando al alquimista, pero si estaba actuando quería decir que no estaba lejos. Y eso indicaba el final de su camino.

-Snivat, necesito toda mi concentración para ayudar a Kal con las arañas. Coge el pergamino que hay en la mochila y úsalo cuando te diga Silas.- No había mucho tiempo para explicarle el funcionamiento de aquellos objetos, por lo que tenía que confiar en las capacidades de la chiquilla. Hizo un rápido movimiento de manos liberando las correa de su mochila de sus hombros, la cual dio un suave golpe seco cuando se encontró con el suelo. 

Thanos estaba cansado, y había consumido importantes reservas mágicas, pero aún le quedaba carrete de sobra. Kal y él se enfrentarían a las arañas, Sebastian quedaba al cuidado de las expertas manos del clérigo. Se tocó su anillo y comenzó a entonar un salmo lentamente. Frente a Kal, detrás de una de las arañas, una luz rojiza surgió. -Nev.- ordenó, y tras un destello, una pequeña llama se materializó en el aire.  

En cosa de una fracción de segundo, la llama creció tomando forma antropomórfica y se preparó para atacar a las arañas. 

No te preocupes por mi, mago - dijo Kal que no había visto aún la llamita distraído como estaba por las fauces y patas de sus arañas aunque parecían incapaces de encontrar un sitio donde morder.

Cuánto más feroz era el ataque más agujeros dejaba uno en su defensa y el guerrero aprovechó eso para dar un codazo a la araña chamuscada por las llamas que se abalanzaba a él, sus movimientos carecían de la agilidad de las otras y después buscó acabar con ella ensartándola con la espada -¡por los dioses que luchar con algo que tiene carne y hueso es un placer!- exclamó el guerrero antes de añadir -¡por Cayden beberé un trago por cada enemigo que abata!

Estaba preocupado por Sebastian, pero su preocupación era secundaria a lo que tenía delante, además no le tenía el mismo aprecio que a Thanos, Silas o Snivat, con los que había enlazado de una forma que el extraño doctor no parecía lograr debido a su "peculiaridad".

Finalmente retrocedió un paso para dejar un espacio entre él y las arañas, no podía retroceder más pero siempre era mejor tener una puerta que cerrar entre tu y unos enemigos pequeños pero despiadados.

Intento tirar de las cadenas que sujetan a Sebastian, pero mis manos pasan a su través con si estuvieran hechas de humo. Sin embargo constriñen su cuerpo como si fueran del mejor acero.

Rebusco rápidamente en mi memoria, intentando recordar si durante la instrucción estudiamos alguna situación parecida.

¿Podría ser una aparición? Desde luego que sí, las cadenas apestan al Charlatán pero, ¿funcionará el método tradicional o había que buscar otra línea de actuación?

Kal lanzó un poderoso espadazo que acabó con una de las arañas, que ya había sido quemada por Thanos. Silas estaba tendido con Sebastian, que lanzó un poderoso gruñido. Si estaba muerto, ¿Podría estar resucitando? ¿O es que no estaba muerto aún? Las cadenas parecían haberse apretado a su alrededor. 

Silas intentó establecer una conexión con algún muerto, pero no se dio cuenta realmente de lo que era aquello. Las cadenas se parecían a las de la habitación anterior, pero tampoco podía decir que esto fuera un haunt. ¿O sí? Desde luego tenían pinta fantasmal, pero entonces... eso ya no era una aparición, sino un fantasma. 

Optó por hacer lo que sería usual, canalizó la energía de Pharasma para acabar con los malditos no muertos. Fuera una aparición o un fantasma, parecía lo más adecuado. Y sin embargo no pasó nada. ¿Le había hecho daño? Sebastian no parecía haberse quejado, por lo que una cosa estaba clara: Snivat se había equivocado. No era un vampiro. A los vampiros les daña la magia de los dioses ¿verdad?

A pesar de que iban cayendo poco a poco, las arañas parecían poseídas por un frenesí extraño. Y continuaban persiguiendo a Kal para poder atacarle. Pero las mandíbulas se cerraban en el aire, o alrededor de las partes metálicas de la armadura, y el guerrero no sentía más que cosquillas. 

El hombre sonrió. Aunque un segundo después hizo una mueca extraña y miró hacia arriba como si algo le hubiera molestado. 

- No me malinterpretes - dijo ahora más calmado - No te llamaba la atención porque me molestara. Los efectos de la resurrección pueden hacer que los que regresan pierdan la memoria, o incluso que se queden inmóviles o sin habla. Y me daban miedo los posibles efectos secundarios. - se tocó el símbolo sagrado - Yo creo que Sarenrae no hubiera permitido que un fiel devoto abandonara a un amigo caído en combate, dejar su cuerpo allí esperando que se lo coman los bichos y marcharse sin mirar atrás. Aunque tú digas que caíste en combate y que les abandonaste, ello no deja de hacer peor el acto de dejar tu cuerpo allí tirado. Espero que la ira de los dioses caiga con toda su fuerza sobre esas almas malvadas. 

La ventaja de luchar contra bichos era que por rápidos y peligrosos que fuesen, su inteligencia dejaba que desear. Algo que aprovechó el guerrero parapetado en la puerta para tener una única araña a su alcance. Contra estos bichos la esgrima tradicional era menos útil, pero la pura ferocidad tendía a servir por lo que una patada fue lo que necesitó para desestabilizarla y ensartarla como un pinchito haciendo saltar chispas en el suelo cuando la afiladísima espada atravesó como mantequilla a la desdichada araña.

¡Ja! ¡Date prisa mago o no habrá ayuda que prestar por aquí!- dijo sin mirar hacia atrás, concentrado en evitar los siguientes ataques de la única araña restante.

Sebastián siguió la mirada del sacerdote hacia arriba, cuando este hizo una extraña mueca, ¿Qué mirara? pensó...

Luego escucho atentamente y reflexiono sobre sus palabras.

Las palabras sobre el efecto de la resurrección tenían mucha lógica, por lo que el joven Dr fue asintiendo aceptando la explicación.

Por otro lado él no era devoto de ningún dios en particular, vamos que al menos recordara, por lo que le extraño que lo mencionara...-  ¿Yo devoto de Sarenrae? ¿Qué te hace pensar eso?

Abandonarme para que me comieran las alimañas, dejarme tirado, maldecirlos por tener almas malvadas...Sebastián volvió a fruncir el ceño, - Pero bueno, seguramente yo hubiera hecho lo mismo, teníamos una misión muy importante y un cuerpo muerto solo retrasaría nuestro objetivo. Además quien dice que me abandonaron, quizás murieron o tuvieron que huir, eso no lo podemos saber sin pruebas, por lo que antes de maldecir sus almas, por un supuesto crimen de abandono de cuerpo, quizás habría que indagar un poco más ¿No?