Partida Rol por web

Al salir de la cripta, me extrañaba que Ginevra se quedara tan callada sin decir nada, así que decidí romper el silencio, pero con cierta cordialidad por si nos encontrábamos con alguien más.

- Señora, dígame...- digo dudosa.- ¿Qué era lo que necesitaba tratar?

Hubo un tiempo que no le importaba que le llamaran "Gin". Cuando era recién llegada, era la niña más tierna y alegre de todas, tratando de sacarle una sonrisa a todos, especialmente a Sloth. Se le podía ver buscándolo para contarle cualquier historia, incluso inventando anécdotas divertidas, y ayudarlo en sus labores.

Desde los diecisiete cambió mucho. Ahora, se le llamaba de "señora". Ahora mostraba autoridad, y daba incluso más trabajos y labores a todos de las que ya tenían...

- Voy a encargar un menú a las cocinas. Mientras lo elaboran necesito que te hagas cargo de contar las cantidades de las botellas y barriles en la bodega de vino, y puedes pedir ayuda a Sebastián para que te acompañe. - ella llevaba un registro de la contabilidad, y siempre revisaba todas las noches que la cantidad faltante de vino y alimentos coincidiera con lo gastado. - Después quiero que pasen a probar la comida. - ella misma bajaría a dar su aprobación, pero necesitaba ojos extras en como se iba a servir todo.

Daba más trabajo a todos, siendo tiránica en la perfección de las labores. Pero repartía la carga, y ella misma hacía más que nadie. Y cuidaba de su gente por encima de ella misma, aunque aun no se hubiera dado cuenta, e incluso hubiera preferido morir a admitirlo.

- Encargaré a Gwen la costura de un traje de bufón... para todos. Y máscaras. Necesito que la ayudes. Hablaré con Sebastián para ver si está dispuesto a disfrazarse, y mientras tanto quiero que prepares agua caliente para el baño de Sloth, y los de las señoritas después. Les daré a ambas la tela que sobró de mis vestidos y el de ellas para que puedan lucirla. - había ahorrado y regateado por aquellos metros de fina tela.

Si lord Rhys la incordiaba, adelante, pero no iba a humillar a Sloth. Ella tomaría el regaño, pero conservaría la dignidad de él.

Me quedé atentamente callada, escuchando las órdenes de Ginevra en cuanto acabó, hice un gesto de asentimiento con la cabeza y contesté:

- Me encargaré ahora mismo de ello señora... ¿Con qué desea que empiece? - pregunté cordialmente...

- Empieza por los vinos. - guardó una breve pausa, en la que pareció afinar el oído. Ningún sonido de pies ajenos que delatara un tercer oído. Habló de nuevo, con un tono más bajo. - Busca a cualquier guardia de tu elección y a Sebastian, para que no tengan duda de tus intenciones y que trabajas bajo instrucción mía. Serviremos vino del rejo, especiado, dulce y dorniense.

Volvió a guardar un breve silencio. Tras confirmar la soledad de ambas con sus oídos, volvió a hablar.

Vas a dar en cuencos a los cerdos de beber los vinos. Los vigilaras y luego los buscarás cada hora. Si ves algo extraño, me lo harás saber de inmediato. Después harás las demás labores. Si los señores requieren tu presencia, interrumpidas todo, excepto en el caso del vino. ¿Estå claro?

- Por supuesto, señora. Si no necesita nada más me pondré inmediatamente a hacer mis tareas.- dije inclinando la cabeza esperando a que me diera una señal para irme a buscar a Sebastian y después al guardia.

- Puedes marchar. Y recuerda ir sin una palabra a nadie más. - esperaba entendiera la importancia de ello.

Con un gesto en la mano le señaló el camino, guiándola antes de partir ella misma.

- Por supuesto, señora... con permiso.- dije poniendo rápidamente a mis tareas, primero fui a buscar a Sebastian, así que fui a buscarlo lo antes posible ya que iba a necesitar su ayuda... 

John se arreglo y tras aquella corta charla con su compañero se apresuro en dirección a las mazmorras. Quería saber como había trascurrido la noche y estar presente en el desayuno. Tenia que cambiar a la guardia para que los soldados estuvieran siempre alerta y frescos.
Dejo que sus pasos resonaran por las escaleras, anunciando su llegada.

Viserys contempló al tullido justo en el momento en que hizo ruido para llegar hasta allí. El ayudante del mayordomo o incluso el maestro de armas debía ser discreto en sus movimientos y Jhon parecía un dothraki en un templo. Sus pasos se oían a kilómetros, lo que ayudó a que el joven Targaryen se pusiera en pie y lo contemplara directamente a los ojos. ¿Ya está? ¿Ya ha pasado el peligro? ¿Ya puedo salir de aquí? Dijo mirando también al guardia que lo custodiaba.

- Nada me gustaría más, créame.- dijo John con toda la educación que le era posible, guardandose sus pensamientos para si mismo.- He venido para informarle de que, desgraciadamente, la amenaza no se a disipado y a asegurarme de que no le falte nada en estos momentos tan desagradables. Entienda que su seguridad es de suma importancia para mi Lord y nos estamos tomando muy enserio este asunto. De todas formas le ofrezco mis mas humildes disculpas.

Me parece perfecto. Dijo irónicamente Viserys. Pero un hombre como yo no puede estar en una mazmorra como ésta. Creo que podré ir a mi habitación y cerrarla con llave. Le diré al lord que ponga soldados en mi puerta y que la custodie, pero no se puede tener a alguien como yo en una pocilga como ésta. ¡Déjame salir! Dijo en tono muy nervioso. O llama a Lord Rhys y dile que venga. ¡Quiero salir de aquí ahora mismo!

John suspiro. Valoro la posibilidad de soltarle un puñetazo en mitad de la cara y mandarle a dormir el resto del maldito día pero se contuvo.
- Señor, tranquilícese por favor. Este lugar puede ser incomodo y oler mal pero es mejor que una tumba.- se atrevió a recordarle.- Deme al menos unos minutos, iré a hablar con Lord Rhys para que autorice el traslado y si lo considera razonablemente seguro para usted le aseguro que estaré encantado en acompañarle y poner a buenos guardias en su puerta.

Se vio obligado a recordarse su posición varias veces para no perder la calma. Espero algun gesto de conformidad para ir en busca de Lord Rhys. Tal vez no fuera tan mala idea llevarle a su cuarto, poner unos guardias en su puerta, tampoco era tan mala opción. Lo que fuera para que la maldita serpiente cerrar su boca de niñato mal criado.

Viserys asintió con la cabeza y le mostró una pícara sonrisa. Excelente. Ya estás tardando. Dijo terminando con una expresión algo altiva y digna de un rey que no apreciaba en nada a sus sirvientes.

Jhon se despidió con una inclinación de cabeza sólo porque le faltaba un brazo para dedicarle un amable corte de mangas... Se dio vuelta y encaro el mismo pasillo por el que había llegado perdiéndose de nuevo con su paso pasado.

- Tengo que hablar con Lord Rhys, sólo para informarle de la situación de su ilustre invitado.- pensó mientras se alejaba. - Si por mi fuera tapiaría la entrada a los calabozos y me olvidaría de su existencia hasta que no fuera más que un puñado de huesos blancos raídos por las ratas, pero no creo que esa opción sea tan interesante para mi Lord, afortunadamente para esa serpiente.

John subió las escaleras y se encogió de hombros, no tenia ni remota idea de donde podría estar Lord Rhys, tal vez en la sala de reuniones. Encamino sus pasos a ese lugar, si no estaba allí preguntaría a algún criado sobre su señor.