Partida Rol por web

Sebastian sonrió cuando vio a Fiona. Habría hecho una broma si hubieran estado solos o con Sloth, pero frente a Evan y John solo conseguiría ponerla más nerviosa. Su sonrisa desapareció cuando Evan empezó a hablar con tono serio. No hay necesidad de ponerse así pensó.

- Es normal que el suelo acabe sucio cuando hay tormenta. Yo me ocupo de limpiarlo. Probablemente coincidiremos luego en las cocinas. Si me disculpáis, mi señora - Sebastian sonrió e hizo una leve reverencia hacia Fiona - Señores - hizo el mismo gesto hacia el resto y guiñó un ojo a Sloth.

Evan no sonrió en ningún momento.  No se molestó en responder a Sebastián, simplemente asintió al decir que se ocuparía de limpiarlo. 

Después se dirigió a las cocinas. 

Espero que Sebastián no se presente allí demasiado pronto. 

Pensó para sus adentros mientras caminaba decidido a las cocinas. Podría decirse que posiblemente estaba enfadado de un modo desproporcionado.

La cocina estaba limpia y recogida. En esos momentos no había nadie más allí, tan solo Evan. Estaba satisfecho así, a fin de cuentas era lo que quería, un lugar donde tener privacidad e intimidad para tratar con Fiona.

Dispuso dos vasos y una botella de whisky sobre una de las mesas para comer. Esperó a Fiona de pie, caminando por la estancia nervioso.

Sebastian se marchó en busca de otros sirvientes para que le ayudasen a limpiarlo todo.

Mi señora. - sonrió al escuchar a Sebastian y le dedicó una mirada fugaz antes de irse. La cortesía del sirviente y sus exquisitos detalles.

Evan había dado una orden clara y a Fiona no le parecía del todo justo que no fuera ella la que ayudara a limpiar, después de todo tenía su parte de culpa en que el suelo se hubiera ensuciado. Pero por supuesto iba a obedecer a Evan. Si la conversación con él terminaba antes de lo esperado volvería para ayudar a limpiar.

Tras unos veinte minutos de espera, Fiona salió perfecta de su habitación, limpia y seca, sin ninguna mancha de barro en su rostro o zapatos. La joven se cambió de ropa y se presentó impecable frente a Evan quien la esperaba nervioso dando vueltas en la cocina. Su pelo estaba todavía húmedo por el baño, por ello ató alrededor de su cabeza un pañuelo de color azul, de esa forma se hizo un moño alto ya para el dia siguiente tener el cabello liso.

Al entrar se paró un momento en la puerta y observó extrañada los dos vasos y el alcohol dispuestos sobre la mesa. Miró a Evan con timidez, con esa falta de seguridad que tenía a su lado cuando él estaba cerca y antes de que pudiera decir nada, Fiona se apresuró a  disculparse. - Lamento mi traspiés. - dijo primeramente, avanzando con lentitud hasta la mesa para sentarse. Estaba nerviosa y él ya la conocía. Tiene que saberlo, tiene que darse cuenta de que no soy capaz de mirarlo sin que haya de apartar la mirada. - se relajó como pudo y volvió a hablar. - ¿Y bien? ¿Sobre qué quieres que hablemos? - intentó disimular su timidez.

Evan se giró al oír la voz de Fiona. Seguía tan serio como antes. Cuando iba a indicarle que tomase asiento ella se adelantó haciéndolo por iniciativa propia. Evan cerró la puerta y se sentó frente a ella.

Fiona le preguntó sobre que quería hablar. Evan se tomó un momento para llenar un poco ambos vasos y ofrecerle uno a ella.

- Toma, te ayudará a entrar en calor. El agua de la tormenta debe haberte helado hasta los huesos.-
Por supuesto Evan le acompañaría en el trago.

-¿traspies?- dijo mientras le dirigía una mirada más seria de lo que habría deseado. Sabía que Fiona era de una timidez extrema. Siendo una muchacha atractiva los hombres se percataban de aquello y a algunos les parecía divertido incomodarle o hacer que el rubor subiese a sus mejillas. Su actitud esquiva había despertado el instinto cazador de algunos que deseaban obtener su trofeo, pues Fiona era bonita y difícil de alcanzar por resultar huidiza. A Evan estos juegos se le antojaban peligrosos y no confiaba en que todos supiesen donde estaba el límite.

- ¿Que ha ocurrido ahí afuera? No te imagino revolcándote en el barro por gusto -

La expresión de Evan seguía siendo dura. Era fácil confundirlo con enfado, aunque en realidad era preocupación.

Observó cómo el líquido salía de la botella que Evan sostenia y rellenaba los dos vasos de alcohol. Mientras su mirada descansaba fija en las manos de él, observando aquella acción sencilla, evitando así mirarlo por unos segundos. Hasta que nuevamente él habló y Fiona deslizó su mano para tomar el trago que él le ofrecía.

- Gracias. - lo miró brevemente escondiéndose como no otra vez de sus ojos azules. Dio un sorbo a la bebida y pronto notó como sus labios se encendían por la bebida, así como su garganta a medida que el líquido se deslizaba por su interior. - Cof, cof. - tosió por lo fuerte que estaba. - Creo que esta no es la mejor manera de que entre en calor. - dijo juntando sus manos y negando sutilmente con la cabeza para después dejar el vaso sobre la mesa. - Prefiero la chimenea. - volvió a mirar a Evan y sonrió.

Él estaba muy serio, como enfadado y no entendía porque. Cuando le preguntó sobre lo que había pasado afuera Fiona tomó aire y suspiró. - Estaba recogiendo la ropa limpia de los señores cuando se puso a llover. Quise recogerla toda, meterla en un cesto y llevarla adentro para que no se mojara, pero… - paró su explicación un momento. Evan ya la había visto embarrada hasta las cejas, pero igualmente decirle que se había caído corriendo hacia el castillo le resultaba embarazoso. - Me caí con todo el cesto, eso es lo que ha pasado.

Kyle, que había intentado controlar sus emociones al regresar a casa, no pudo aguantar más y comenzó a llorar al ver las lágrimas de su hermana - Querida hermanita, he regresado. No te imaginas lo que he anhelado volver a verte. Por fin estamos juntos, y esta vez nada nos separará. 

Después del abrazo inicial, Kyle se secó sus lágrimas y comenzó a andar hacia el castillo junto con su hermana - Hay tantas cosas que me tienes que contar que no sé si tendremos tiempo. ¿Qué tal está la abuela? Quería preguntar si seguía con vida, pero no fue capaz de ser tan directo Y lo más importante, ¿Qué tal estás tú?

Kyle, que se sentía muy orgulloso de la pieza y de haberla cazado con su amigo, escuchó atentamente las reacciones de los presentes y sonrió con los chistes No sabía que Sloth tuviera tanto sentido del humor. Cuando su hermana preguntó si en verdad lo habían cazado con piedras, no pudo reprimir una sonrisa ante su ingenuidad ​- Fiona, me temo que ha sido una pequeña broma de Evan. Con una piedra lo máximo que podría haberle hecho, serian cosquillas. Sin apenas hacer una pausa para que nadie se burlara de ella, respondió a la cuestión sobre Gwen - Gwen puede acompañarme a cazar cuando quiera. Es más, cualquiera puede venir. Estaré encantado de enseñar cómo se hace a cualquiera que desee aprender.

Evan buscó en la mirada de Fiona indicios de si podía haber algo más. Ella solía evitar el contacto visual, por lo que eso no era tan sencillo. También era cierto que ella no acostumbraba a mentir, pero nunca se sabe hasta que límites puede arrastrar incluso al corazón más puro una situación complicada, por miedo al ridículo, a los juicios o por las posibles consecuencias de una extorsión.

- Sabes que puedes confiar en mí ¿verdad?- le preguntó sincero y algo más relajado. - si algún día necesitas algo tu hermano y yo haremos lo que sea. Debes estar segura de eso. Para lo que puedas necesitar.-

Miró el vaso de Fiona, a penas se había mojado los lábios, en cambio Evan casi lo había vaciado.

-Venga, solo un sorbito más y te dejo tranquila. Es un poco fuerte, pero te calienta desde dentro. Además, no quiero quedar como un borracho.-

Dijo mientras mostraba su vaso a Fiona y la sonrisa volvía a su boca justo antes de acabarse el whisky.

Se sentía aliviado de que Fiona tan solo hubiese tenido un tropiezo, un momento de torpeza.

Fiona y la abuela Freya habían sufrido mucho mientras Kyle luchaba en la Rebelión. El dichoso honor y el juramento de fidelidad de la casa Ironsmith a Lord Stark había matado a su padre y a su tio en combate. Y por eso los odiaba a todos, Baratheon, Targaryen... - No me dejes sola nunca más Kyle - dijo a su hermano con un pronfundo sentimiento de tristeza en su voz. - Ha sido terrible, todos los días sufría por ti, pensaba como estarías. Si te habrían matado o torturado y si no podías volver a nuestro hogar… - empezó a caminar con él hacia el interior del castillo. Al preguntar por su abuela las lágrimas volvieron a aparecer en sus ojos. - No lo ha superado, estaba muy mal... - no quería decírselo claramente pero ya debía de deducirlo, la abuela había muerto de pena. - Ahora eres la única familia que tengo. - otro de sus tios estaba alistado en la guardia de la noche y el señor de la casa no queria saber nada de ellos*.

La personalidad de Evan confundía a Fiona. Por un lado estaba el hecho de que la joven lo había visto reprendiendo en más de una ocasión a los mozos de cuadras que se acercaban a ella para molestarla con sus impertinencias y divertirse a costa de su ingenuidad. Por otro… estaba el Evan que se mostraba duro e implacable en las situaciones que su cargo como jefe de caballos lo requería, y que tras su ascenso a mayordomo Fiona daba por hecho evolucionaría para mostrar un comportamiento más estricto con sus empleados.

Dependiendo de la situación y personas que estuvieran delante, Evan cambiaba su forma de ser. Estando solo con Fiona se volvía protector e incluso tierno como su hermano. Por aquella dualidad, Evan despertaba en Fiona sentimientos encontrados...

Tomó la palabra después de escucharlo. - Lo sé. - dijo en un tono de voz bajito, alzando la vista y mirándolo a los ojos sin aquel característico temor que la hacía única. - Solo confio en vosotros, en Anna y Sebastian… - la ama de llaves era una segunda madre para ella y su hijo por supuesto no le deseaba ningún mal. Se sentía extraña hablándole confiada a Evan, pero en el fondo experimentaba una sensación de calidez en su interior. Sabía que a su lado estaría siempre protegida.

Finalmente levantó la copa y sonrió con familiaridad por su broma. - Está bien, no dejaré que bebas solo. - y tomó otro pequeño sorbo sin apartar la sonrisa de su rostro. - Evan... no te he felicitado por tu ascenso. - alcanzó a decir. - Enhorabuena, te mereces ese lugar.

Evan asintió a Fiona aprobando que diese ese traguito.
Cuando le felicitó por su nuevo cargo sonrió levemente. Ahora estaba relajado y hablaba con familiaridad.

- Empezaba a creer que no te alegrabas por mí- bromeó.

- La verdad es que siento una sensación de vértigo. Con los caballos tengo todo controlado, es un terreno que conozco muy bien. Pero, entre tú y yo, jamás creí que sería mayordomo y tengo la sensación de que en cualquier momento puedo pisar en falso.-
Hizo una mueca apretando los lábios y enarcando las cejas.
-Confio en que todos conocen bien las tareas, aunque sé qué haré las cosas de un modo distinto al anterior mayordomo. No quiero hacerlo igual porque simplemente tengo mi manera de ver las cosas. Además cuento con mi ayudante, sin él el trabajo me desbordaría, entre las cuadras y el castillo... Pero...¿lo has visto? Voy a tener que darle un baño antipulgas-
Rió un poco, bromeando.
- Pero realmente me alegro de estar aquí. Significa mucho para mí que Lord Rhys confíe en mí. Y que tú te alegres, gracias Fiona-

Le sonrió sinceramente, su rostro y mirada habían recuperado ese brillo que solía tener, ese aire de chico travieso y divertido que siempre estaba de buen humor.

Kyle se sentía fatal por lo mal que lo había pasado su hermana en su ausencia Ha debido ser horrible estar esperando cada día noticias. Pensar que en cualquier momento podía llegar un cuervo anunciando mi muerte. Pobre, no se merece todo lo que ha sufrido. 

La noticia del fallecimiento de su abuela no sorprendió mucho a Kyle, ya que era bastante mayor y sufrir la muerte de dos hijos nunca es fácil para una madre. Aun así sintió mucho que ya no estuviera entre ellos, fue una gran mujer y un gran apoyo para su hermana. 

Entendía las últimas palabras de su hermana No creo que Thorgen esté muy contento de tenernos aquí, podría vernos cómo una amenaza. - Tranquila Fiona, te doy mi palabra de que nunca más te abandonaré. Tenemos que pensar que hacer a continuación; si seguir aquí o intentar buscarnos la vida en otro lugar. Pero tenemos que pensarlo bien, sin apresurarnos.

*Tutururu* iba tarareando una cancion Merol.

https://youtu.be/XarLYOHruEw

-eh, eh, que? Que no eh notado su presencia Sr. Disculpe.-

Dijo algo sorprendido Merol.

- ¿En que le puedo ayudar? -

Ensimismado en su pensamiento no habia oido la pregunta de Ross.

Sonrió.

-Curiosa canción -

La canción que tarareaba Merol le pareció un poco extraña, como de otro tiempo, pero a la vez divertida.

Este chico tiene golpes escondidos

Pensó.

- Bonita canción.- Dijo con una sonrisa - Preguntaba cuáles son tus labores exactamente, como ayudante del septón. Siento bastante curiosidad. -

Evan miraba a Merol con desenfado.

- ¿Cómo no iba a alegrarme por ti? - respondió sorprendida en un principio. Pero el gesto de su cara cambió de inmediato y le ofreció una sonrisa. Todo lo bueno que le pasara a Evan alegraba a Fiona. Era una realidad.

- Entiendo... - dijo ella pensativa cuando escuchó como se sentía respecto a su nuevo cargo. Tomó otro sorbo de alcohol y entreabrió los labios. - Confía en ti porque tienes grandes posibilidades, es cierto que ahora muchos ojos estarán fijos sobre tu persona valorando tu trabajo y… - hizo una pausa para aclarar un poco sus pensamientos, no quería sonar precipitada en sus conclusiones. - Habrán otros que intenten dejarte mal. He visto la codicia en los ojos de muchos hombres, y no solo es una cuestión de honor y ansia por conseguir reconocimiento, soldados de esta fortaleza tienen un rango inferior al tuyo y exponen su vida día a día. A partir de ahora otros te verán como alguien a quien respetar pero también detestar, te codearás con los señores, sus hijas y sus invitados, te tendrán en mayor estima y consideración, e inevitablemente también te envidiarán. - sin duda aquello preocupaba a Fiona y así se lo expresaba. En muchos aspectos se guardaba sus pensamientos pero con Evan tenía suficiente confianza para hacerle saber lo que pensaba. 

Cuando Evan intervino otra vez bromeando sobre Kalhan ella rió abiertamente. - Ese hombre me da miedo. Es como un animal, tiene una mirada fría y nunca sabes como va a reaccionar... Volvió tullido de la guerra y entiendo que se sienta horrible al no poder desempeñar su trabajo como maestro de armas pero… - volvió a dar un traguito al vaso. - Me causa escalofrios. - finalmente lo dejó sobre la mesa, había bebido dos dedos y consideraba que ya era suficiente. El calor subía a sus mejillas y se sentía sofocada. - Prométeme Evan que tendrás cuidado. - dijo seria. -Haz lo que tengas que hacer y del modo que creas oportuno, pero sé siempre justo.

Suspiró aliviada al escuchar a Kyle. - Allá donde estés hermano, te seguiré. Te hubiera seguido a la guerra si hubiese nacido hombre. - a pesar de las duras vivencias que había soportado todos estos años, hablaba con valentía.

Por otro lado entendía la gravedad de su situación. Asintió a las palabras de su hermano todavía emocionada por el hecho de verlo sano y salvo de regreso a casa. Cierto era que aquel castillo no era ahora el mejor lugar para vivir, la abuela había fallecido y los señores de la casa, incluido su primo enfermo, detestaban a los mellizos. La presencia de Kyle suponía una amenaza para el primogénito que debía heredar el patrimonio. Allí no eran bienvenidos. - Vamos adentro, debes de estar cansado. ¿Has comido, tienes hambre? - lo acompañó hasta el comedor. Era complicado hablar de sus seres queridos sin que la tristeza empañase el momento de reencuentro, hablar de la guerra tampoco iba a ayudar. Pero había otro asunto que preocupaba a Fiona y debía preguntar. - ¿Has sabido algo de Einar? ¿Te cruzaste con él en algún momento de la contienda?* - preguntó angustiada.

- Eh, bueno. La respuesta es muy simple. Los septones me criaron de chico porque mis padres me dejaron abandonado en un septo. Mis tareas es servirles en lo que necesiten y aprender lo necesario para ayudarlos en los rituales y ceremonias. Y servir a Lord Rhys tambien, el Señor de la fortaleza.-

Hizo una pausa pensando.

- ¿Y sus tareas cuales son Sr. Ross? Debe ser interesante ser el Jefe de Caballos. ¿No? -