Allí estaban sus compañeros. John Kalhan, Kalhan John, John, era un poco como él, tenía un muñón, su aspecto era fiero, no inspiraba lástima. Un soldado metido al servicio.
—Siempre son buenos tiempos en la Fortaleza de Sangre—estaba empapado, había olvidado su capa y su cojera no le había ayudado a evitar la mayor parte de la tormenta. Estaba empapando el suelo. Guiñó un ojo a Sebatían, de forma divertida, una mueca que podía indicar una burkla. Solo era una broma.
—El ciela está llorando—observó. Miraba sus botas, las de todo. No mantenía contacto visual. Los pies decían más que los ojos, donde habías estados, donde pretendías ir. Echó una mirada a Fiona, sonrió, carraspeó. Luego se mostró serio, cuando encaró las botas de aspecto severo de Kalhan.
¿Cual era el motivo de la reunión? Aún debía alimentar a las palomas mensajeras de su señor, tocar la capana a la hora marcada y hacer una rutinaria ronda por los pasillos más lóbregos de la fortaleza.
—Sloth sabe muy bien cual es su lugar—dijo, soltando aire por la nariz. Miró a Sebastian, divertido, y señaló el suelo. Ese, ese es lugar. Una sonrisa torcida, inocente —.Le llamaré mayordomo, señor —se apresuró a decir, aún no había mantenido contacto visual con el nuevo mayordomo —. El burdeles y tabernas se llama a la servidumbre por su nombre, esta es la casa Vanelys. Así se lo enseñaron a Sloth, señor mayordomo.

John dio un paso lateral, dejando sitio frente al fuego y con un gesto de su única mano invito al jorobado al calor de las llamas.
-Kalhan es mi apellido y mi orgullo, pueden usarlo para tratar conmigo. Ayudante de mayordomo era largo y degradante para su orgullo. No aceptaba que su cuerpo mutilado ya no sirviera para la labor para la cual fue criado, de alguna manera esperaba que aquello fuera temporal. Había empezado a practicar con la izquierda pero la espada no le seguía como a el gustaba. Era como aprender todo de cero, no solo el arte de la esgrima, también comer, vestirse, cosas simples para cualquier mortal se complicaban un mundo en su nueva situación.
Posiblemente por eso John comenzara a ver a Sloth con un nuevo valor, ya que el había hecho frente a tales dificultades desde la cuna y aunque nunca podía decirse que le hubiera tratado mal, desde su regreso del frente le mostraba mayor respeto.
-Bien, señor mayordomo. ¿Puedo preguntar a quien más se espera?

Evan asintió con la mirada a John, él le conocía lo suficiente como para comprender qué significaba. Confiaba plenamente en él, y si le decía que podía ir tranquilo realmente se sentía tranquilizado, pues John haría lo que estuviese en su mano, y eso siempre era más de lo que podían creer los demás.

Entre Sebastián y John tendrían controlada la situación. Si no lograban calmar las aguas es que no había nada que hacer yendo por las buenas.

Evan calzaba unas botas de montar. Estaban bastante usadas y cubiertas de polvo, polvo seco.

-En ese caso usted diríjase a mi como mayordomo sí, pues le queda prohibido llamarme por mi nombre. No quisiese tener que preocuparme cuando estéis a mis espaldas- le dijo a Sloth.

Observó a todos los presentes

- creo que hemos esperado suficiente - dijo en respuesta a Kalhan. Pues no estaba seguro de si faltaba alguien más por llegar, pero si era así llegaba tarde.

Respiró una vez profundamente y observó a todos sus nuevos subordinados.

- como ya sabéis el antiguo mayordomo falleció y ahora ocupó yo su puesto. No se cómo hacía él su trabajo, no tuve el honor de tratar demasiado con él. De todos modos yo soy una persona distinta, y por tanto no coincidiré en muchas cosas con su forma de hacer o dirigir. Lo que debéis tener claro es que ahora las cosas se harán a mi manera. Si me equivoco será mi error. Si acierto será mi acierto. Vosotros tan solo debéis preocuparos de realizar vuestro trabajo correctamente.- hablaba tranquilo pero serio.
-Ahora me gustaría conocer vuestros nombres, o el modo como queráis que se os llame- esto último lo añadió por el comentario de Sloth, lo dijo medio sonriendo. No se le veía enfadado. - también quisiese saber que tareas son las que mejor domináis o cuáles son las que preferís, así como aquello de lo que os habéis estado encargando hasta el día de hoy -
Dicho esto esperó a que los sirvientes respondiesen.

Lord Rhys vio acercarse al maestre y a su antiguo maestro de armas, no obstante pudieron ver que una parte final de la conversación se pronunció entre susurros.

La intervención de sus dos consejeros dejó a Lord Rhys como siempre a la espera ante las nuevas noticias que le traían y escuchó con detenimiento a ambas partes.

Veo que es un asunto que crea controversia entre mis consejeros entonces lo discutiremos en otro momento. No obstante, maestre le encomiendo esta tarea de buscar una solución a la situación planteada. Para que se pueda solucionar de una forma en que el muchacho pueda conversar con mis hijas en la fiesta y a la vez no crear un conflicto con los señores y caballeros venidos de otras tierras. Que pueden sentirse ofendidos con un muchacho que no es de origen noble y que tiene trato con mis hijas. No quiero la solución ahora maestre, es más quiero que sea vos el que se encargue de aconsejar al nuevo mayordomo sobre las dudas que le puedan surgir en su nuevo empleo.

Con respecto a su táctica antiguo maestro de armas, he tomado medidas, la torre del Fénix tiene a dos soldados que se alternan durante todo el día y tienen la orden de prohibir la entrada a los que no sean de la familia o al maestre.

La torre de las vistas va a tener dos guardias en el caso de que los invitados se tengan que hospedar y tendrán órdenes de prohibir las salidas nocturnas.

Por lo demás me parecen buenas ideas y ordenaré una mayor presencia de mis soldados en las murallas y en el exterior. 

Convocaré al Consejo para que se presenten los problemas y busquemos las soluciones...

El señor miraba sin observar, pues pensaba en los asuntos planteados por si se había dejado algo sin decir.

- Evan Ross

Al escuchar las palabras del maestre Evan se volvió molesto.

Viejo cotilla, ¿espiando tras las puertas?

Sin embargo al ver a su amigo John, y escuchar sus palabras y las de lord Rhys se le pasó el pequeño enfado.

Mi Lord, siempre tan acertado. Ahora será el maestre quien deba dar con la solución al asunto. 

No pudo evitar una leve sonrisa por la comisura del labio. Siempre esperaba soluciones creativas y geniales por parte de su señor, pues ya le había visto hacerlo en más de una ocasión. No en vano le admiraba y apreciaba tanto. 

Cuando Lord Rhys terminó de hablar creyó que estaba dando el tema por zanjado por el momento, todo sería tratado y solucionado definitivamente en el consejo. Asintió e hizo una reverencia a su señor, sin embargo permaneció en su sitio, esperando a que fuese Lord Rhys quien retomase su camino y les dejase atrás.

- John Kalhan

John estaba en desacuerdo con los efectivos, siempre le parecían pocos pero jamas llevaría la contraria a su señor.- Se hará como ordenáis, mi Lord.- aseguro con una suave reverencia.
- Si me dispensáis, debo proseguir con las tareas.
Miro de reojo al mayordomo. Que su señor le diera la oportunidad de asistir a la fiesta como invitado le había dado una gran idea. Por lo pronto, buscar la forma de meter a Evan en una tina de agua caliente hasta quitarle el olor a cuadra, asi tuviera que restregarle el mismo detrás de las orejas. Si iba a codearse con la nobleza tenia que oler como si el sudor le fuera algo completamente ajeno y si quería tener oportunidad de contraer matrimonio, habria que buscarle una ropa mejor.
Tal vez su madre guardara algo de ropa de su difunto padre en algún arcón. La idea de que Evan terminara convertido en el futuro señor de la casa le agradaba ya que era de los pocos hombres que consideraba nobles y merecedores de tal honor.

Continuación...

Sloth no entendió lo de las espaldas. Había tantas cosas que no comprendía. Escuchó al señor mayordomo. Él mandaba ahora, eso quedaba claro. No lo olvidaría. O esperaba no hacerlo. Habló sobre el futuro. Si el señor mayordomo acertaba, suyo sería el honor. Si erraba, suya sería la desgracia. Sloth recordó vivencias de su pasado. Había tenido varios jefes, algunos dignos, otros peor perros. "Haz esto, Sloth", y Sloth obedecía, y cuando el señor del castillo veía que "esto" no era de su agrado el jefe directo decía "Otra vez ese estúpido jorobado, hizo lo contrario de lo que le pedí". Y Sloth callaba como callaría ahora. El trabajo era duro, ya lo sabía, y eso implicaba algún castigo físico de vez en cuando, se lo mereciera o no, escarnio y humillación, de igual modo, merecida o no. Pero todas aquellas penurias merecían la pena por seguir en la Fortaleza de Sangre. Era su hogar, y lo seguiría siendo mucho después de que cambiasen de mayordomo.
—Sloth sabe hacer muchas cosas. Sloth toca la campana de forma regular, Sloth es buen copero, puede jurarlo, señor. Sloth sabe como sacar brillo a las botas de su señor, y conoce como preparar un baño relajado. Sloth sabe colocar los libros en sus estantes, las cucharas en sus cajones. Sloth sabe usar escobas, y jarcias, y dar de comer a los animales. Sloth enciende antorchas cuando cae el sol y las apaga cuando corresponde. Sloth sabe afilar espadas, cuchillos y tijeras, Sloth sale por la mañana para traer pan y leche fresca, cuando el frío es intenso y aún con nieve. Sloth sabe ir al mercado y cambiar la rueda a una carreta. Sloth obedece toda orden. Sloth "trae aquello", Sloth "Hazme esto". Sloth siempre cumple. Puede llamarme Sloth, señor mayordomo. Otros me llaman "Etú". "Eh tú, traeme una botella de vino", dicen, así que también hago caso a ese nombre, señor mayordomo.
Soltó aquella parrafaba sin alzar la vista, aquello le costaba horrores y le causaba dolor de cuello. Miró a su alrededor, una media sonrisa, entre nervioso y cohibido.
—Sloth sabe hacer más cosas. ¿Debe Sloth seguir hablando? Sloth es también locuaz —aunque no estaba seguro de lo que significaba eso, pero una vez un trovador había usado esa palabra y a él le gustaba. Locuaz, eso era. Sloth el locuaz—. Sloth sabe colocar la cristaleria en la vitrina, Sloth sabe donde va cada plato de la vajilla familiar, Sloth saca brillo a las armaduras de palacio, quita el polvo de los muebles y sacude las alfombra de arena, Sloth recibe invitados, da avisos y mensajes. Uff, creo que Sloth hace demasiadas cosas para lo viejo que es, pero sino Sloth se aburre. Sloth aún es fuerte. ¿Algo más puede hacer Sloth?.

Evan le escuchó sin interrumpirle. Finalmente se quedó un segundo pensativo.

- veo que dominas muchísimas cosas Sloth. He oído que llevas muchos años en el castillo. Imagino que en parte se deberá a eso el que sepas y hagas tantas tareas. Sin embargo, ya que somos un equipo me gustaría trabajar como tal. Por mi experiencia lo que cada uno hace mejor y en lo que es más efectivo suele ser precisamente en aquello que le gusta. Así que, ¿Qué tareas son las que más te gustan Sloth?-
Evan era consciente de que muy posiblemente muchos de los sirvientes prefiriese las mismas tareas. Algunas eran bastante desagradables o duras, otras más relajadas, amenas o agradecidas. Trataría de repartir las cosas de forma que que quedase compensado. No quería marginados, no quería al típico considerado inferior ocupándose de las letrinas y cargar como un mulo.

Y yo procedo a avisar. Bien claro. Y para que no haya dudas. Que en esta escena se marque a aquellos que consideréis que participa en ella. TODOS LOS PJS NO PUEDEN ESTAR PRESENTES AL MISMO TIEMPO

Evan estaba mirando los cascos de Pimienta, a las mulas les tocaba trabajar y parecía que Pimienta hacía de las suyas. Las mulas son muy listas, y estas dos traviesas solían alborotar a los caballos cuando los soltaban en el prado haciendo muy difícil recuperarlos rápidamente. 

No era la primera vez que Pimienta usaba el truquito de fingir una cojera a fin de librarse de hacer las tareas, pero Evan siempre prefería mirar. Temía que el día que no lo hiciese la cojera fuese cierta y la mula pudiese sufrir daños por no prestarle atención. 

Evan observaba a los hermanos Risefeller, paseando al magnifico caballo de Tyler. Le gustaba ver que para el caballero no era un simple animal, algo que usar y fácilmente reemplazable, creía ver el afecto por su corcel de guerra en los ojos del hombre. 

Pimienta jugueteaba cogiendo el cuello de la camisa de Evan con los lábios mientras este le miraba la mano. Evan parecía no darle importancia a este juego, conocía a la mula y sabía que no terminaría en un mordisco, sin embargo sentía la humedad en la nuca, estaba seguro de que le había empapado la tela.

Cuando Kyle encontró a Evan, este se encontraba atendiendo a una de las mulas. Aunque el jefe de cazadores ya había visto otras veces el afecto que mostraban los animales hacia Evan, siempre le hacia gracia encontrarle en esas situaciones.

- Si molesto a los enamorados, puedo regresar más tarde

A Evan se le escapó una pequeña carcajada.

-Tiene una gemela, si te interesa.- 

Terminó de revisar los cascos de Pimienta, así que volvió a dejarle apoyar la mano.

-La mula está bien- Dijo al sirviente que precisaba de ella para ir a comprar -seguramente aún cojeará un rato, para ver si cuela. Pero a los pocos metros de salir por la puerta del castillo dejará de hacerlo. ¿Verdad picaruela? - Esta pregunta se la dirigió a la mula mientras le daba unas palmaditas cariñosas en el cuello. 

Después miró a Kyle -me has pillado justo rematando la faena... siempre tan oportuno - Le dijo siguiéndole la broma.

Lord Rhys se acercó a Evan mientras mis dos Jefes hablaban entre ellos... su tono sonaba bajo Ser Mordred Rowain es un aliado no un vasallo de nuestras tierras, ¿sabéis la diferencia? Aunque debo de decir que ha comandado nuestro ejército para la batalla por orden de la casa Lannister. 

No me encuentro bien podría decir que estoy enfermo pero tampoco sé qué tipo de enfermedad es esta espero que el maestre pueda buscar una solución por el bien de la casa.

Así que le debemos nuestra gratitud aunque no haya sido por mi orden sino por la casa regente, podríais entonces establecer la diferencia entre vasallos y aliados...

Casas vasallas son los Risefeller pero decidme mis vasallos qué diferencia hay... Miraba con profundidad a aquellos dos hombres que sin duda habían sido leales a su causa y habían adquirido puestos de importancia dentro del Consejo.

Evan se quedó serio al escuchar a su señor. Miró a Kyle, claramente con preocupación. Si bien últimamente veía cansado a su señor no creyó que fuese tan grave. Últimamente todo en el castillo estaba muy ajetreado y la vida de un dirigente nunca es grata del todo. 

-No soy un experto, pero yo lo veo del siguiente modo mi señor. Los caballeros Risefeller os sirven a vos, como vasallos, así que luchan por vos, os obedecen a vos. - Hizo una breve pausa -Ser Mordred en cambio... podría ser un lobo con piel de cordero. No os contempla como su señor, está bajo las ordenes de los Lannister. Quizás nos ve, en cierto modo, como sus protegidos. -

Miró a Lordh Rhys, serio, 

-¿porqué nos preguntáis a cerca de la diferencia? ¿Acaso habéis visto o intuis algo en su comportamiento que os inquiete?-

Evan no quería preguntarle a cerca de su enfermedad abiertamente, si bien la noticia le había alertado.

Lord Rhys se acercó a sus Jefes de las distintas disciplinas que desempeñaban, y empezó a hablar en un tono de voz bastante bajo de hecho si no se acercaban no podían escuchar lo que el señor de la casa hablaba con el jefe cazador y el jefe de caballos.

El jefe de caballos le respondía pero hablaba en el mismo tono que el señor de la casa, así que también pasaba imperceptible su conversación a no ser que algunos de los que veían la conversación hicieran el acto de acercarse.

El señor le miró con una sonrisa que dejaba escapar la admiración que sentía por Evan. Que un jefe de caballos tuviese tanta sagacidad para los asuntos no se le había pasado por alto. Y estaba seguro que otro señor no se hubiera fijado en las capacidades de sus vasallos que desempañaban las tareas menores de la casa. Al decir menores eran aquellas que se veían con escasa reputación debido a que no tenían que ver con las armas. Aunque el jefe cazador bien podría pasar por un arquero o un alto rango en la milicia debido a su destreza con el arco.

- Así es muchacho veo demasiada coincidencia de que mi ejército lo haya liderado él. Aunque él es el que está más cerca de nuestras tierras y sería algo normal. Pero, ¿por qué él?,  ¿por qué nuestra casa regente no puso al mando alguna de mis casas vasallas? Quizás todo esto no tendría importancia sino es porque cada vez que visita nuestras tierras conserva una actitud altiva, prepotente incluso debería de decir desafiante hacia mi persona. Lo que me lleva a pensar que haya podido entablar algún tipo de negociación con la casa regente para que mi autoridad en esta casa se vea diezmada. El hecho de ser aliado y dirigir mi ejército le da una cierta categoría o rango en mi fortaleza, y puede que desvalorando mi autoridad consiga que se intrigue hacia mi persona. Y más ahora que no soy apto para el combate sino hubiera ido con orgullo a la guerra, ahora que me encuentro desposeído del talento marcial para poder desafiar a aquellos que desafian mis normas.

Muchacho ser Mordred no quiere que vosotros ocupéis cargos de relevancia en la casa para él vos seréis un simple mozo de cuadras y Kyle un cazador. No dispondréis de vuestros méritos que habéis conseguido con los años de ocupar puestos de gran influencia.

También temo por mis hijas porque ser Mordred carece de las virtudes de un caballero aunque posea talento para ello. No posee la humildad, el honor ni los valores de un caballero y siempre he querido que ellas tuviesen a un caballero que supiera tener valores y no solo talento marcial. Este es mi dilema pero es tan difícil demostrarlo, ¿cómo se puede demostrar una mirada desafiante, un gesto prepotente, un hablar autoritario? Ahí está el dilema muchacho...

Y lo que más temo es que no enseñe sus dientes ante mis hijas sino que esconda sus faltas para conquistar, y siendo mis hijas tan nobles no intuyan lo que se esconde detrás de ello.