Partida Rol por web

Sonrio ligeramente, busco en mi bolsillo, disimuladamente saco unos billetes y mirandolo afirmo mientras intento alejarlo un poco del gentio para que no se muestre más receptivo:- Sin duda que no habra pasado algo grave, pero seguro que habrás oido alguna cosa de aquella zona ¿Verdad? Me lo puedes decir camarada.- Ya descernire después si me miente o no, mientras me habla, parece ser un hombre bastante simple...

Triepinov y Vissarion se acercan algo más para hablar con el lugareño que se ha aproximado ya que no es cuestión de estar hablando a gritos. Ambos se alejan del grupo que mientras tanto no hace nada en especial, los soldados se han encendido unos cigarros o han sacado algo de beber mientras charlan discretamente entre ellos.

Trepinov:
- ¿Y cual suele ser la dotación del lugar? ¿Cuánta gente hay allí?

El lugareño se aproxima mientras por detrás suya se acercan algunos curiosos más. Podéis ver como varios de ellos se alejan rápidamente, tal vez vayan a buscar a alguien más.

- No se, no he estado allí, señor - os responde a la pregunta.

Vissarion:
- Sin duda que no habrá pasado algo grave, pero seguro que habrás oido alguna cosa de aquella zona ¿Verdad? Me lo puedes decir camarada. - dice mientras saca unos rublos rusos discretamente y se los enseña.

- Vino otro grupo antes que ustedes, iban al mismo sitio, la CM37. Pero eso fue antes del invierno... prefiero comida, el dinero aquí no vale nada - añade el lugareño a su respuesta mientras alarga un brazo escuálido y débil.

A mis respuestas no supo decirnos mucho el hombre y no es que estuviese muy bien provisto de comida como para ir repartiendo, pero me quedé con el dato de la CM37.

Esperé un poco más por si el hombre barbudo que venía con nosotros tenía algo de comida para el hombre o de lo contrario ya volvería al camión.

Me guardo el dinero y saco parte de mi ración, pero no antes de decirle:- Ves como todo el mundo se entiende, por cierto ¿Cuantos camiones fueron para allá? ¿Había más soldados en ellos?- Y cuando me conteste le doy la ración, si ese hombre me dice un solo camión, es que no había nada preocupante antes de ellos, si dice igual es que no se esperaban muchos problemas, si dice muchos más, es que lo dan por perdido y creo que nuestra misión va a ser un salvese quien pueda.

Lo mismo que ustedes - os dice mientras se guarda rápidamente lo que le has dado entre sus ropas.

-Ves al final todo se arregla hablando, ¡Que tengas una buena jornada camarada!- En tanto que espero a que se aleje el lugareño que bastante tiene con que no le arranquen la comida de un navajazo esta noche, pero la información que me ha dado no solo no me ha permitido acallar mis cuitas, sino que ahora he dado con otra posibilidad más siniestra, que la central sea valiosa, pero su indice de mortalidad sea tan grave como de necesitar raciones de hombres cada pocos meses...

Con estos oscuros pensamientos intento sonreir a Alexander mientras me despido con un gesto de mi cabeza y marcho hacía el camión rumiando mis pensamientos.

¿No necesitan a alguien más con ustedes? Puedo serles útil, ¡Conozco la zona! - farfullea desesperadamente.

Podéis ver alexander y vissarion están hablando con uno de los aldeanos y este se guarda algo en los bolsillos. Lleváis aquí algo más de seis minutos pero aún no ha venido ningún representante del partido comunista a hablar con vosotros.

Reconozco la desesperación en su voz y me vuelvo hacía él y le espeto:- Y todos los demás también conocen la zona, cuentame todo lo que sabes de la maldita central. Entonces y solo entonces me lo planteare hablar sobre ti, para que te lleven como guia oficial.-  Le hago un gesto a su bolsillo:- Ya has visto que cumplo mi palabra, pues bien, haz honor a la tuya... Camarada.- Observo seriamente dispuesto a descubrir una mentira que salga de sus labios, no quiero problemas con la misión y no estoy para bromas

Petr se acerca a Fyodorov y le murmura alguna cosa....

-Teniente, no es que quiera decirle cual es su trabajo, pero debería estar averiguando qué es lo que sucede aquí.... y mostrando alguna autoridad.- 

Me dio la impresión de que los hombres de aquí estaban tan desesperados que serían capaces de inventar cualquier cosa con tal de conseguir comida. Y por lo tanto costaría saber si la información era cierta o no.

Pero no quería desaprovechar una posibilidad y presioné un poco más al hombre por si tenía información relevante – Vamos, o algo sobre los que vinieron antes que nosotros ¿Cuántos y a quien pertenecían? ¿Ejercito regular, TASS?

Yuri parpadeó con dificultad y se encontró recostado en la cabina de uno de los camiones - Ahhhhhhh - bostezó con parsimonia mientras intentaba buscar los anteojos que parecía había perdido en medio de su "siesta". - Parece que nos hemos parado - averiguó certeramente pese a que el convoy llevaba ya casi 20 minutos detenido.

Con dificultad el comandante de la TASS se incorporó en la cabina y tras limpiar los anteojos, metió en su bolsillo las dos pequeñas bolas de seda que utilizaba siempre como tapones en sus viajes. - Brrrrrrrrr - tiritó al bajar del camión y notar el frío helador en sus huesos. A izquierda y derecha los soldados holgazaneaban pareciendo esperar una orden para continuar.

Yuri se remangó y hizo un gesto de mirar la hora de su reloj de muñeca (que no llevaba puesto) y dijo en voz alta - Se está haciendo tarde - y se acercó al grupo que parecía debatir algo.

- Buenas tardes, ¿ o debería decir noches ? - preguntó el Comandante de la Tass sin hacer mucho caso a la situación - ¿ Porqué estamos parados ?, ¿ Sucede algo ?

El hombre se arremanga un poco mientras farfulla algo ininteligible y dubitativo.
- Commiida, beeebbida, pooor faaavoor. No recuerdo bien... llevaban uniforme...

Se esta haciendo tarde, ya hay poca luz solar pero aún se puede continuar avanzando. Incluso el coronel kopolev se percata de la presencia de unos 50 aldeanos, todos con pinta de estar famélicos y/o enfermos que han aparecido alrededor del pueblo y os están observando cerca de la carretera que cruza su koljos.

Cuando veo el lastimoso espectáculo que da el hombre para mendigar más comida, enarco las cejas y le digo:- No se preocupe hablare con el capitán.- Una mentira piadosa para librarme del hombre, que no sabe que si estuviese con nosotros comería igual de mal y además tendría más oportunidades de morir, aunque no de inanición... 

Poco después hago un gesto hacia Alexander y me marcho hacía el camión, que ya es de noche y quiero estar debajo de la manta lo antes posible.

El hombre comenzó a pedirnos más comida y no me gustó nada que cada vez atraíamos la atención de más gente. Como si mi compañero de viaje lo intuyera decidió retirarse de en medio.

- Está bien – Le dije al famélico hombre – Gracias por la información – Que no me había dicho nada, pero de alguna forma había que despedirse.

Escuché al comandante farfullar y comenzar a hacer preguntas y decidí que lo mejor sería volver al camión. Y así lo hice esperando a ver si nos poníamos de nuevo en marcha.

Alexander y Vissarion vuelven al grupo tras despedirse del lugareño. Mientras tanto el teniente Fyodorov parece estar indispuesto por lo que se queda en el camión a descansar mientras el resto del grupo se miran los unos a los otros. O más bien hacía los dos que acaban de regresar esperando que cuenten algo al respecto de la conversación que acaban de tener con la población autóctona.

- ¿Y bien? ¿Han sacado algo en claro de esa escoria? - pregunta el sargento kovalevskii sin preocuparse en bajar la voz.

Me dirigía a la caja del camión cuando vi que el resto del grupo estaba ávido de respuestas.

Respondí un poco a desgana a la pregunta del sargento – Poca cosa, que no somos los primeros a los que mandan a la central – Pero no me detuve, subí a la caja y me acomodé a la espera de proseguir - ¡Cuando queráis!