Partida Rol por web

CIVTAT STORYLINES

Ghela de Scofferi + Letta de Vail

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16/09/2008, 00:54
Meeus Ladriene

Meeus vuelve a ponerse rojo y esta vez mira mal a la muchacha. Bah!, me voy a pasear, no tengo por que aguantar los chismes de una cría consentida. intenta abrir la puerta pero está cerrada por fuera ¿porqué me habéis encerrado? ¡quiero irme de aquí!

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16/09/2008, 00:57
Gertrudis

Gertrudis abre la puerta de la habitación con la llave, y el chico, que trata de salir aprovechando la apertura de la puerta se golpea con ella.¿que está pasando aquí? aparta al chico y cierra la puerta. mi señora Ghela, Letta. Vuestro tutor Dewekinus les espera fuera. Quiere saber que asunto es tan importante como para perderse la lección de hoy.

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17/09/2008, 01:00
Ghela de Scofferi

Tratad bien a Letta, tan sólo está preocupada por vos… no le habían gustado nada los modales del muchacho, no sabía comportarse y eso era, sobre todo, peligroso en los tiempos que corrían, aunque la reprimenda de Letta, por otra parte, había rozado la indignación, ya que en el fondo parecía que de veras le importaba aquel muchacho, o de otra forma no se hubiera enojado tanto. Este hecho francamente la preocupó, pero guardó silencio al respecto. Debierais estar agradecido de que a la gente le importéis y le preocupéis… le reprendió.

Veréis, ya que no tenéis muy definido vuestro futuro, pero parece ser que os gustaría ser libre pensador u obrador a vuestro antojo, creo que no estaría de más daros armas para que efectivamente lo podáis ser… se giró hacia Gertrudis y añadió, preparad el barreño con agua y jabón, lo vamos a frotar bien frotado y a vestir, sencillamente, pero limpio y sin roturas, iba hecho una piltrafa, a pesar seguramente de los esfuerzos de su maestro.

Clavó sus ojos en él, hoy comenzaréis vuestros estudios de la mano del que ha hecho la función de vuestro padre hasta ahora y lo haréis en los ratos en que se halla a solas junto a nosotras dos, se había dado cuenta de que hasta la fecha poco había conseguido inculcarle el anciano a aquel muchacho, y hasta que no sepamos que labor futura os ronda por la cabeza, no se os permitirá abandonarlas, así que ya podéis ir pensando qué os interesa más, ¿quizás ser mercader? ¿Escudero? ¿Cocinero? ¿Armero?... Sonrió, cuando lo hayáis pensado y decidido, os ayudaré en vuestro propósito, hasta entonces aprenderéis al menos a saber estar, cosa que os servirá en esta vida para un buen número de cosas, como, por ejemplo, para mantener la cabeza sobre vuestros hombros… Aquel tipo de descaro ante los nobles, no era bien recibido en aquellos tiempos. Era imposible obligar a alguien a aprender de verdad si no lo quería, pero los modales los tendría que observar. Había que hacer aquello, a pesar de que no resultara ser aquel a quien buscaba, simplemente aunque fuera por apoyo al tutor que tanto se molestaba por el grupo de cortesanas.

Hasta ahora mismo, Meeus… ya verás que pronto se os antoja un quehacer en esta vida... No se le veía muy predispuesto al estudio, de manera que supuso que prefiriría un oficio que captara algo más su interés. Por último, le hizo una observación en privado a su doncella, que tan sólo ella escuchó y abandonó la habitación junto a Letta, penetrando posteriormente en la sala en la que se hallaba Dewekinus, esperándolas, lo suficientemente alejado para no oír todo aquel barullo. Le saludó apropiadamente y se sentó a comenzar con la lección de aquel día.

Notas de juego

Bueno, pues, por supuesto, lo que le he pedido a Gertrudis es que se fije en si tiene alguna marca de nacimiento, o posibles cicatrices, que puedan decirme algo de él. A ver, a ver… ¡qué vida más complicada esta de atisbar culos ajenos, jajajajaja!

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17/09/2008, 21:11
Director

Mientras Ghela y Letta se dirigían hacia aquella sala donde estudiaban a diario pudieron oír los alaridos de aquel chico ¡NO!¡No me lavarás! ¡Suelta mi brazo vacaburra! tratando de zafarse de Gertrudis, tratando de escapar a lo inevitable. Gertrudis le daría aquel baño y le vestiría, tardase una mañana, un día, o un mes. Entraron juntas a la sala. Ghela permitió que la pequeña entrara primero. Dewekinus miraba a los picos de Cavestone por el ventanal. Se giró para recibirlas, pero parecía aún más serio de lo que acostumbraba. Parecía preocupado.

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17/09/2008, 21:22
Dewekinus

ah, ya estáis aquí. Bien... ¿como están hoy mis dondellas?

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17/09/2008, 21:23
Letta De Vail

muy bien Dewekinus, jijiji sonrió y miró a Ghela.

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19/09/2008, 22:57
Ghela de Scofferi

Francamente bien... Ghela miraba de frente al anciano, sentimos el retraso, pero nos hemos entretenido conversando con Meeus, parece ser que todavía no tiene muy claro su futuro, sonrió a aquel hombre al que había empezado a apreciar y recordó la primera impresión que tuvo de él, todo vestido de negro cual cuervo, allí plantado en uno de los festejos del castillo. La verdad era que Ghela entonces no había sido muy agradable con él, ahora se arrepentía. De manera que le he pedido que nos acompañe de momento en la instrucción, regresó al tema del muchacho, al fin y al cabo es para vos como un hijo, no está de más que aprenda algo de provecho hasta que encuentre su faceta en la vida... observó el gesto de su mentor con detenimiento. Algo le nubla la mente... se aproximó despacio, colocándose delante de él.

Su rostro estaba serio, sus ojos denotaban cierta incertidumbre y, a pesar de sus amables palabras, faltaba un toque de alegría en sus rasgos. Dewekinus disfrutaba con las clases que impartía a las muchachas y, aunque su porte siempre estaba dotado de seriedad, en el brillo de sus ojos se podía percibir que estaba a gusto. Sin embargo, aquel día pasaba algo, así que sin más preámbulos y sin ningún tipo de adorno verbal, se decidió a preguntarle por la razón, bajando el tono de voz para que quedara entre él y ella, mientras observaba como Letta iba ocupando su lugar en la mesa de estudio, ¿qué os sucede, maestro?... Puso una mano en su hombro y clavó su vista en él. ¿Qué es lo que os preocupa?...

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21/10/2008, 21:17
Dewekinus

¿Preocupado yo? no, no, no... estoy un poco nervioso por la llegada de una visita que está al caer uno de estos días, un viejo amigo. Por otra parte Meeus es un lechuzo y un cabeza de chorlito, sin interés por nada y nadie, ¡pronto deberá encontrar trabajo! para no morirse de hambre. En un par de años ¡tendrá! la fuerza suficiente para ir a picar piedra a alguna de las canteras del país, eso es para lo único que valdría, ¡para picar piedra! El muchacho sólo estorbaría vuestro aprendizaje ¡y lo retrasaría!... algo que como comprenderán no me podría permitir. Así, no se hable más del tema y empecemos que ya vamos tarde. acabó dejando caer un grueso libro sobre la mesa. Un golpe sordo se oyó cuando impactó contra la madera... ¡La Paideia! miró a ambas muchachas. ¡La Paideia! fue aquel razonamiento sobre las bases de la cultura y aprendizaje que impulsó ¡Isócrates! pero díganme... Tuvieron toda la tarde de ayer para leer en la biblioteca y conocer más sobre aquel comentario que les hice.

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21/10/2008, 21:29
Director

Justo cuando Dewekinus acaba el sermón, para dar paso a las cortesanas para poder hablar, las campanas de la iglesia comienzan a repicar formando una melodía alegre.

Notas de juego

Bueno tu próximo posteo será el último de verano. Estoy poniendo a todos los turnos a 0 para poder empezar en ordena ya todo. :) A ver si te leo pronto.

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22/10/2008, 22:31
Ghela de Scofferi

A pesar del aparente enfado del anciano, Ghela sabía que apreciaba a Meeus, no en vano, el muchacho vivía bajo su techo, no os preocupéis creo que la obligación impuesta de estudiar le habrá asustado lo bastante como para decidirse cuanto antes en escoger un oficio… sonrió interiormente, ya que eso precisamente era lo que la cortesana pretendía, que se decantara por algo. Quizás ahora mismo Gertrude le estuviera viendo el trasero y en breve tuviera noticias al respecto, sobre él y sobre la antigua servidumbre del castillo. En realidad esperaba no tener mucho que ver con aquel cabezota, aunque de cualquier forma tendría que conseguir que aquel chico fuera un hombre de provecho, independientemente de qué provecho escogiese, por prestarle un servicio a Dewekinus, así que estáis a punto de recibir una visita, murmuró mientras observaba entrar a las otras cortesanas envueltas en un murmullo de telas y tejidos primorosos, de risas y afectos, un amigo siempre es bien recibido… las saludo y se sentó junto a ellas, charlando por lo bajo y luego guardando silencio de cara al maestro que esperaba pacientemente.

Caminaba despacio hacia el conocimiento en muchas más vertientes de las que se esperaba, pero el estudio la iba haciendo más prudente y el paso del tiempo la forjaba en un aprendizaje lento sobre los complicados recovecos de la palabra paciencia. Avanzaba, se afianzaba y aprendía, sobre la vida y sobre los libros. Oh, sí, la Paideia, dijisteis que se trataba de la base educativa necesaria que dota a los hombres de humanidad, conocimiento y control sobre sí mismos y sobre sus expresiones, algo sobre lo que Ghela tenía mucho que aprender, en la biblioteca encontré que se orientaba a formar a los individuos para que ejercieran sus deberes cívicos, de manera que lo que él esperaba era generar hombres políticos, guías y educadores del resto de la ciudadanía, Isócrates había dirigido una escuela de oratoria, en la cual mantenía una relación estrecha y afectuosa con sus estudiantes y así ejercía una influencia directa sobre ellos y su formación integral. Allí en aquel pequeño feudo tenían también a su propio Isócrates, aquel cuervo paciente de oscuras vestimentas, me llamó la atención una de las frases escritas por él… “Reflexiona con lentitud, pero ejecuta rápidamente tus decisiones”, esta afirmación sí que le encajaba a la cortesana como anillo al dedo.

Al escuchar el alegre repique de campanas, se sintió renacer y miró hacia la ventana abierta, a través de la cual una brisa refrescante penetraba, renovando el aire e invadiendo sus pulmones, habré de enterarme de qué se está cociendo… sonrió mientras achicaba un poco los ojos, según terminase la lección investigaría los últimos acontecimientos, las últimas nuevas.

Notas de juego

Bienvenido de nuevo, Hielo.

Pues, habrá que irse preparando si llega el otoño, por eso de no dejarnos el paraguas fuera de la maleta, o como bien diría cualquier escocés que se precie de serlo, "no permitas que tus pies, vayan delante de tus zapatos", jajajajaja...

Hermosas Highlands... ;)

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25/10/2008, 15:09
Director

Notas de juego

Hermoso himno!

Sip las highlands son hermosas, pero de visita, no para vivir hace fríiiiiiiooooo y llueeeeeeeeeve xD

Me ha encantado el final de turno, a ver si este finde acabo de escribir la introducción al otoño y así os dejo hacer mientras me ocupo un poco de los que están de camino a jerusalen :P

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28/11/2008, 10:17
Ghela de Scofferi

El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.

Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.

Y lo perdimos para siempre.
(Ángel González)

Campos amarillos, rojos, color tierra en las copas de los árboles, tonos embriagadores y contundentes.
Perderse y fundirse con el crepúsculo en sus ensangrentados anocheceres. Vejez, fin de la fecundidad del estío, sentir tristeza por alguna razón desconocida y reconocida a la vez.

Emigración, abandono, silencio, quietud.

Otoño, la búsqueda de la madurez interior.

En aquella época del año la naturaleza comenzaba a revestirse de trazos ocres y de una calidez visual contradictoria por los que Ghela sentía especial predilección en sus paseos, pero que simultáneamente generaban en ella una sensación de pérdida y añoranza que la volvía melancólica inevitablemente. Quizás fuera en previsión de lo que estaba por llegar, el largo y crudo invierno, en el que las cosas se ralentizaban y en cierta medida uno se veía obligado a hibernar como algunos animales, medio encerrado, implorando las horas de luz, agazapado entre gruesas ropas tras las que no sentirse indefenso, despojado de la libertad que la primavera y el verano profesaban.

Se la podía ver tomando largos paseos a orillas del río, portando siempre entre sus manos versos en los que demorarse, poemas cuya lectura la obligaban a perderse en sentimientos y quehaceres desconcertantes, que removían términos en su interior, o ensayos del pensamiento sobre temas que la obligaban a interiorizar. A veces perdía absurdamente el tiempo con piedras lanzadas al lago, comportamiento poco habitual en aquella muchacha resoluta y decidida, con el libro abierto sobre el regazo mientras el atardecer le ponía fin al día.

A pesar de todo su esfuerzo por ser emprendedora, por sacar el máximo provecho de sí misma, albergaba la sensación en su interior de que por mucho que avanzara, en realidad siempre se quedaba atrás y eso arrastraba sus pensamientos a lugares que francamente minaban su ánimo. Aún así se negaba a admitir que por mucho que consiguiera, siempre sería considerada incapaz, desvinculándose de una sociedad en sí misma que la minusvaloraba, no solo jurídicamente, sino ideológicamente.

Siguió en pie en aquella estación tranquila, nostálgica y sosegada, que a ratos le pesaba en el alma, peleándose con el ocaso, añorando a los seres perdidos, recordando a los que habían partido, sintiéndose invadida por un olor a tierra mojada, a humedad, de cariz totalmente distinto al primaveral. Silencio, rojo crepuscular y sensaciones múltiples, pero nunca doblegarse, a pesar del invierno que esperaba para asaltarla en el momento más inesperado.

Continuó compartiendo su espacio vital con aquellos de su entorno destinados a ello, de buena gana y sin poner límites al tiempo, porque ellos formaban parte de su feudo personal, atesorado en su interior. Departía con su padre, estudiaba junto a las cortesanas, disfrutaba del ocio en su compañía, acompasaba su paso al de Letta, que caminaba junto a ella de una manera especial, prestaba atención a Dewekinus con todos sus sentidos, dejándole liderar aquella su escuela de fundamentos, aquella paideia, y de vez en cuando notaba como sus pensamientos se perdían en los que habían partido, en su hermano, en Yda que había marchado a entregar un anillo, en aquel sello con el blasón familiar o en el correo que algún día habría de llegar.

Le ofreció a Meeus cambiar su asistencia a las clases por el oficio de alfarero, proposición que supuso el muchacho agradecería, habían llegado hasta ella noticias acerca de la búsqueda de obreros por parte de Obe Olbtrait para desempeñar su tarea y le pareció un buen intento, trataba de encontrarle un hueco en un futuro que parecía importarle en primera instancia bien poco, un comportamiento que en sí mismo podría admitirse como propio de su edad. Pensar que el camino nunca tenía fin, que se vivía eternamente, sin ser consciente de las carencias que podía haber en él, y todo ello, porque independientemente de que tuviera un colibrí en el trasero o no, era el muchacho de Dewekinus. Esperó la lista de nombres referentes a la servidumbre del castillo que le había pedido a Gertrude y en la medida que ésta le fue informando, obró con paciencia y comenzó una complicada tarea de investigación.

A parte de todo aquello, había un asunto que la hacía meditar seriamente sobre la capacidad de respuesta y de aguante del propio feudo en sí mismo, el hecho de que existieran ladrones y asesinos campando a sus anchas dentro de sus límites y no tuvieran el potencial de hacerles frente, ¿qué podría llegar a suceder si se envalentonaban? No en vano, habían conseguido cambiarle el nombre en boca de todos nada más y nada menos que a un bosque, pero cuanto más le insistía a su padre sobre ese aspecto, más se cercioraba de la fragilidad que les había brindado la partida a las Cruzadas.

Peter Springle y su socio de Ferro habían regresado de su expedición, sanos y salvos, acompañados de la escolta que ella les había proporcionado. Sintió satisfacción al ver que algo en lo que había invertido esfuerzo y dinero, salía a flote positivamente, y siguió tratando con aquel par de comerciantes que habían traído no sólo artículos básicos al feudo, sino todos los encargos que las gentes les habían solicitado, reinstaurando de nuevo el comercio en aquellas tierras azotadas por la intemperie y ayudándolas indudablemente a resurgir. Pensaba obstinadamente que no estaría de más continuar negociando con los productos y manufacturas del feudo en el exterior, creando una cadena de enriquecimiento interno que mantuviera a flote a los artesanos y generadores de materia prima. Supuso que quizás esto pudiera ampliarse en próximas expediciones una vez pasado el otoño y el invierno.

Por último le quedaba una cosa en el tintero, ponerse en contacto con el padre Wybert y hacerle una propuesta, él seguro que estaría encantado de que todo el mundo conociera la Biblia o las escrituras piadosas, y ella de que los niños cuyos padres lo permitiesen, apenas sin quehacer en los fríos días de invierno en que las tareas a realizar se reducían notablemente, aprendieran a leer y a escribir, de manera que se brindó voluntaria de cara a esa fría estación en ciernes, en la cual las tardes resultaban aburridas y tediosas. A aquella mujer enclaustrada en una sociedad encorsetada e inamovible, que amenazaba con tragársela, le interesaba la amplitud de miras que puede llegar a otorgar la alfabetización a aquellos que saben aprovecharla.

Notas de juego

¡¡¡Por fin!!! Aquí te entrego su otoño. "Espero" que no te hayas "desesperado", que ya era hora (de entregártelo, no de que te desesperases, jajajaja...).

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06/12/2008, 22:37
Director

Notas de juego

uyuyuyuyyyyyyyyyy cada vez me lo pones más dificil xD una narración exquisita :D me ha gustado mucho leer el turno. A ver lo que pasará a ver lo que pasará xD

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07/12/2008, 15:36
Ghela de Scofferi

Notas de juego

Mmmmmmmmm... miedo me da leer lo que pasará, jajajajaja...

Por cierto, menuda faena lo del curro, ya lo siento.
¡Vaya "regalito" de fin de año que te ha caido encima! Esto de la crisis nos está dejando a todos temblando.
Ánimo, Hielo.

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09/12/2008, 21:27
Gertrudis

Gertrudis entró en la habitación de la muchacha. Aún dormía. En su mirada hacia la joven, se hacía eco de todas aquellas vivencias a su lado, como su cuidadora, había pasado con ella más tiempo que su madre, quien murió aún joven. Se acercó a la cama y posó su mano sobre el hombro Ghela. Despierte mi señora ya hace un buen rato que el gallo cantó y Dewekinus pronto estará aquí. Tras ver que la muchacha despertar dirigió a abrir las ventanas y preparar todo lo necesario para su aseo.

Durante su aseo, se dispuso a hablar. Hice lo que me dijo señora. Ese niño es demonio, me costó lo suyo meterlo en el agua. Pero le metí y le di ropas nuevas, aunque ya las habrá ajado. Respecto a aquella mancha... la tiene igual que vos, e igual que la tiene Sighard. Lo que no se quien podrá ser la madre... sobre su escritorio le he dejado la lista que me pidió con los nombres, he ido tachando yo misma todos aquellos que se de seguro que es imposible que sean la madre, pero aún hay varias chicas que pudieran serlo.

Su explicación tuvo callada y entrnida a Ghela durante todo el acicalado. Finalmente abrochó su vestido y repeino los pelos que hubieran quedado mal. ahh... es usted una joven tan, tan hermosa... pronto empezará a recibir pretendientes, esto todo segura de ello... le guiñó un ojo.

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11/12/2008, 23:23
Ghela de Scofferi

Cuando escuchó las nuevas, tardó un buen rato en reaccionar, nadie hubiera podido afirmar si porque aún estaba medio dormida o por el impacto ambiental que le había producido el resultado de las pesquisas sobre el trasero de Meeus. Se sirvió agua de la jarra, por eso de ver si así al menos se le aclaraban las ideas, y aún se sintió más confusa. Recordó las palabras exactas de Leradine y luego su pensamiento regresó de nuevo a aquel muchacho, su hermanastro, porque en realidad eso era exactamente lo que era, fuese bastardo o no, un zagal que lamentablemente estaba totalmente asilvestrado con todo lo que ello conllevaba.

No en vano, Letta que acostumbraba a jugar con él lo había descrito como un maleducado, que se hurgaba las narices, contestaba mal y hacía crujir las muelas mientras comía, sin contar con la opinión de Dewekinus que lo había calificado de lechuzo y cabeza de chorlito, a todo lo cual había que añadir el bonito apelativo de demonio con el que Gertrudis le había catalogado. La cortesana en realidad no sabía si la situación, tal y como estaba, la beneficiaba o empeoraba su voluntad de no perder el rastro del mozalbete. De hecho, Ghela le acababa de pedir a Obe Obltrait, el alfarero, que le enseñara el oficio y en aquellos instantes no tenía muy claro si era mejor rectificarse y rogarle que lo metiera directamente de cabeza en el horno. Todo un mar de sensaciones encrespadas animaba un oleaje de sentimientos contrariados en la entrañas de aquella muchacha que últimamente parecía pensativa. Tendré que preguntarle a Dewekinus su edad exacta y las circunstancias en que lo tomó bajo su custodia…

Realmente se engañaba a sí misma, diciéndose que lo que quería era tenerlo controlado por lo que pudiera pasar, pero, pese a ser un bastardo, lo que la movía en su interior era bien distinto, una especie de sentimiento de protección, como si su deber fuera salvaguardarlo, que había impactado contra su corazón de golpe al conocer la noticia, como lo haría un árbol abatido sobre la cálida tierra que le vio crecer. Un golpe duro de admitir y aún más difícil de digerir, pero que había horadado en ella inevitablemente. Cuando por fin consiguió articular dos palabras seguidas, añadió, buen trabajo…

Tomó la lista que su doncella le había redactado y le echó un vistazo, Gertrudis, le preguntó, de estas muchachas que restan… ¿Cuáles han fallecido?... ¿Quizás fuera en el parto y entonces separaron a los niños? ¿Serían mellizos o gemelos? ¿Quién habría separado a los muchachos? Le resultaban extrañas dos cosas en el comportamiento de su padre, la primera que hubiera dejado partir a la muchacha así sin más si estaba interesado en ella, como le había relatado Leradine, y otra que, sabiendo que tenía dos hijos, aunque fueran bastardos, no los hubiera tenido de una forma u otra a mano (¿no sabría que estaba embaraza cuando dejo de servir? ¿O bien les habría dado por muertos a todos?). No le encajaba en modo alguno ese tipo de proceder con la persona de Sir Robert de Scofferi, un hombre que, a pesar de ser poderoso, nadie podría tachar de desentendido, ni de falto de escrúpulos. ¿Alguna dejó el servicio en circunstancias extrañas?...

Al llegar al tema de los pretendientes, Ghela no pudo por menos de sonreír a su doncella, Gertrude, lamentablemente a la mayoría de los hombres que conozco no les interesan las mujeres que van con libros en el regazo y tienen lengua rápida, sino las que permanecen al cargo de su casa y saben quedarse en su lugar... es decir, calladitas y atendiendo a lo que ellos les consienten… su risa resonó alegremente en la habitación.

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14/12/2008, 22:54
Gertrudis

Gertrudis agradeció las palabras de Ghela y escuchó atentamente a las que prosiguieron. Una de estas chicas Margerite Sundeval. Esa chica estaba prometida a uno de los mozos de cuadra, pero desapareció de la noche a la mañana. Nadie la vio partir, aunque no recuerdo que estuviera embarazada, pero bien pensado, en nuestras ropas, podría no ser difícil de ocultarlo.

Acabó de peinarla y se puso frente a ella, con ojos vidriosos y una sonrisa de suma felicidad en su boca. Querida hija, he oído que en la corte real, se habla de vos maravillas, y he oído también, que la próxima semana Lord Cedric de Lionhart, sobrino del rey, llegará a castillo para conocer a vuestro padre y ver como progresa el poblado, aunque, déjeme decirle por toda mi experiencia, que eso debe ser sólo a vana escusa que guarda la verdadera razón de su viaje... conocerla a vos. cogió a Ghela de las manos y comprobó sus uñas. Mañana deberemos repasar esas uñas, ya las tiene demasiado largas...

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15/12/2008, 21:30
Ghela de Scofferi

Margerite Sundeval... murmuró algo pensativa. Todo un asunto extraño la verdad, que poseía un tinte que encajaba a la perfección con la sociedad de la época, el hecho de que si llevaba dentro uno o dos bastardos, la intentaran casar con quien menos guerra diese. Unida a uno de los mozos de cuadra, ella y su descendencia seguirían a mano en el castillo. Aún así no podía estar segura de que aquella fuera la muchacha en cuestión, de manera que remarcó, ¿quieres decir que se sabe que ha sido de todas las demás, menos de ésta?... Quería asegurarse, ya que aquel dato era francamente importante, puesto que reducía ampliamente la lista de candidatas.

Volvió al tema de la doncella en cuestión, sobre Margerite, ¿de cuánto tiempo estamos hablando? ¿Hace cuánto dices que se produjo su desaparición?... Un dato contrastable con Dewekinus que le podría decir con bastante aproximación la edad de Meeus, que llevaba con él, según el mismo muchacho le había confirmado, desde siempre. Una cosa más, ¿sigue a nuestro servicio ese mozo de cuadras?... Ghela empezó a darle vueltas a aquel tema en su cabeza, de ser esa la muchacha, aquel matrimonio lo más probable era que hubiese sido concertado o acordado por personas allegadas a su padre, dudaba que por él mismo, pero lo de la desaparición, eso era harina de otro costal, implicaba que alguien había tenido muy malas intenciones con idea de salvaguardar al feudo y eso no le encajaba en absoluto con su padre, sino más bien con posibles terceros. Quizás aquel mozo de cuadras siguiera trabajando en el castillo, incluso puede que hubiera ascendido de cargo, ya que en definitiva aquel tipo o era un infeliz o era muy listo, pero ambas cosas le llevaban a lo mismo, si no había desaparecido también, como se deducía del hecho de que Gertrudis no lo hubiera mencionado, se habría beneficiado de algún modo, o al menos seguramente no andaría muy lejos.

Al oír el último párrafo, plagado de confidencias de su doncella, Ghela dio un respingo, ¿y no será que en la corte han hablado del feudo y no de mí?... Sonrió, más me creería que intentasen cortejar estas tierras y a mi padre a través de mí, que a mí misma, como siempre, Ghela demostraba su grado de confianza en el prójimo, al fin y al cabo, ¿quién diantres iba a hablar de ella en una corte? A aquella muchacha que a ratos se sentía enjaulada, no le cabía ni por asomo en la cabeza. De todas formas, ya que nos va a visitar un león, quizás no sea tan malo dejarme las uñas largas y de esa forma favorecer el hecho de que lo reciba otro felino, ¿no so parece? ¿Qué tal una gata?... Al ver el gesto de susto de su doncella, concluyó con rapidez, ¡por dios, Gertrudis, que estoy bromeando, mujer!... ¿O a lo mejor no? Frunció el ceño, divertida.

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24/12/2008, 17:31
Gertrudis

La verdad es que no recuerdo, hará unos doce... o quizá más... pero si son más no muchos más, pero doce años seguro... ¡Ya recuerdo a aquel mozo! el mozo, el mozo mi señora! Aquel mozo se llamaba Herwicus, y ¡Sí! dijo enérgica, todavía debería estar vivo, aunque... claro, desde el diluvio quien sabe... ahora su rostro se hunde en la mayor de las tristezas casi no lo recordaba... negó lentamente con la cabeza en signo de desaprobación ante ese recuerdo y luego añadió dejó de trabajar para su padre en cuanto Margerite desapareció, no el mismo día, pero si pocos más tarde. Partió hacia el condado de Kinkerly, luego años más tarde volvió pero ya no solicitó su puesto de mozo, sinó que volvió para hacerse el veterinario y herrador del feudo, sustituyendo al viejo Fredrick. Aconsejaba al mozo de cuadra en sus visitas a castillo, pero vivía en Drillstoke. La mayor parte de la gente de Drillstoke estuvo a tiempo de llegar antes que nadie a la iglesia, puede que estuviera vivo, Oelric tiene que saberlo.

No rechiste tanto señorita... dicen de ese muchacho que es la belleza personificada, y que es un chico de buen talante y gran educación... y seguro que en cuanto vea su sonrisa no querrá recordar otra. ahora si, esto ya está, la más bonita de la corte Bien mi señora, ya está preparada para asistir a su clase matinal, les serviré el desayuno en un rato, cuando Dewekinus les atorgue un descanso.

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27/12/2008, 00:00
Ghela de Scofferi

La madeja se iba deshilvanando y Ghela iba recogiendo los retazos de lana en un intento concienzudo de generar con ellos un tejido uniforme, con el que poder dar forma en su entendimiento a un retazo de pasado que la asaltaba y la obligaba a preguntarse sobre personas desconocidas, que se habían transformado inevitablemente en cercanas y que la confundían emocionalmente.

Primero le preguntaré a Dewekinus por la edad de Meeus… pensó y si esa pesquisa le encajaba con la época de la desaparición de la muchacha, si ese peldaño le llevaba a pensar que quizás estuviera en la escalera correcta, le preguntaría a Oelric por aquel mozo de cuadras transformado en veterinario, convirtiendo quizás aquel segundo tramo en una ascensión segura hacia su meta.

¿Herwikus? Bien... Espero que no se lo hayan tragado las aguas... recordaba a los cadáveres del lecho del río y el lago. No quiso insitir más, notaba a su doncella atribulada, como si aquellos pensamientos que la devolvían al pasado, la entristecieran y la obligaran a regresar a realidades incómodas, a certezas borrosas, te lo agradezco… en verdad sorprendentemente lo hacía. Alzó su mano, posándola sobre la de aquella mujer que se preocupaba día a día por su bienestar y, en lo que duró aquel contacto, se dio cuenta de lo inútil que era el orgullo en ocasiones, ese muro de altivez que te impedía sentir un roce como aquel en su justa medida, como algo afectivo de una persona a otra, sin apellidos, ni clase social que lo distinguiese. Sonrió abiertamente, se levantó despacio, asintiendo tras el relato de aquella mujer tan cercana a su vez, y se aproximó a la puerta.

Antes de que su mano la abriera con firmeza, respiró hondo y añadió, como quién piensa en voz alta, respondiendo a las últimas palabras de su doncella: hay algunas cuestiones que hasta hace bien poco ni siquiera me hubiera planteado acerca de un hombre y menos aún de uno que aglutinase bajo su persona tamaños calificativos, belleza personificada, buen talante y gran educación, pero ahora sí… tragó saliva: veréis, en este momento de mi vida me hago dos preguntas: ¿qué pensamientos albergará dentro de tan llamativa testa? Y lo que era más importante aún, ¿es de los que tan sólo buscan una hermosa sonrisa?... Se giró antes de abandonar la estancia, manteniendo la mirada de Gertrudis, aunque contrariamente a vos, yo sí que creo que a lo que realmente viene ese Lord es a conocer a mi padre y a ver como progresa el poblado. Dudo sinceramente que eso sea una excusa y que haya otra razón que le motive… Se rió alegremente, despidiéndose de ella con un gesto de la mano, y se encaminó hacia su quehacer matinal. Una cosa sí que tenía buena la visita de Cedric de Lionhart, que indudablemente se animaría el quehacer del castillo y que les daría a las cortesanas entretenimiento para rato.