Partida Rol por web

El tal Bob ignoró olímpicamente mis preguntas para centrarse en lo que fuera que estaba haciendo. En otra situación, aquello le habría ganado que lo agarrara por las solapas y el interrogatorio pasara a ser algo más personal. Pero Bob parecía ser otro cervatillo desvalido como Patricia y después de la forma en que ella me había presentado, tampoco iba a ser yo el malo de aquella película. Después de todo, no era él. De vuelta a la casilla de salida.

-Sí, yo soy Élan Saiki, encantado, supongo. -dije, dejando algo de espacio al científico y su colega para que trabajasen. Me quedé apoyado en el marco de la puerta, con los brazos cruzados, en actitud relajada. La verdad es que verle trabajar empezaba a resultar hipnótico, aunque no tuviera ni idea de lo que hacía. -Y tú, ¿sabes de que va esto? -comenté al otro chico, el que había estado intentando animar a Bob antes de que irrumpiéramos ahí.

Me quedé mirando a Saiki pensando en su pregunta -Bueno la mochila que traías en la mano que sin dudar Bob te quito al parecer tenía toda la información de tu trabajo y lo asaltaron estábamos viendo alguna forma de recuperarlo cuando tu llegaste con la mochila- al escuchar la petición de Bob me acerque tomando la Dinamo y dejándola a una lado de su mesa caminando nuevamente donde Saiki -La verdad no entiendo bien lo que intenta hacer pero estoy bastante seguro que ha trabajado demasiado en esto pero ¿qué hay de ti? llegaste con la mochila pensando que Bob vendía drogas ¿y que es eso de ser un superhéroe?- preguntaba con una amable sonrisa.

El joven no dice nada cuando agarra la dinamo, ni gracias ni nada, tan solo se dedica a continuar trabajando en ello; una vez ensamblada y conectada, rueda hacia otra enorme máquina, la misma en la que había colocado el disco duro; pulsando un par de botones, girando unas cuantas palancas y calibrando con precisión milimétrica, el joven extiende su mano para recoger un chip negro.

Volviendo a la mesa principal conecta todo en orden, y sonríe a su creación.

¡Lo he logrado! ¡Al fin pude terminar mi Amplificador de Energía!

Este aparato; -explica al grupo girándose en su silla- multiplica exponencialmente la salida de cualquier fuente de poder. ¡Imaginad los avances tecnológicos y científicos que se pueden lograr ahora sin tanto gasto de energía!. ¡Las estrellas serán finalmente alcanzables! ¡La transmutación será viable! ¡La purificación del aire!

¡Tantos! ¡Tantos avances!

Bob se vuelve a girar hacia su creación, entonces, poco a poco esta comienza a brillar en un tono verde hasta que...

¿Hola? ¿Hay alguien ahí? ¿Bob?

¿¡BOB!?

¡Dios santo! ¡Aquí hay más niños!

. . .

¿Emergencias? Sí, es urgente, hubo una explosión en el SFIT

-Hmm, vaya, así que lo asaltaron. -Al parecer, había habido algún tipo de confusión, pero todo parecía haber acabado bien. -Sí, lo de los héroes, verás....... -Iba a explicarle el trágico relato de mi vida y mis andanzas cuando Bob se giró repentinamente y entre exclamaciones comenzó a explicarnos en que consistía su invento de peli de ciencia ficción. Una luz verde comenzó a inundar la habitación... Esto no puede ser bueno. -¡¡Patricia, al suelo, ya!! -intenté gritar, de forma instintiva mientras hacía lo propio. No sé siquiera si llegué a hacerlo, pues tras la luz llegó una fuerte explosión y luego oscuridad.

No sé cuanto tiempo pasó, pero acabé recobrando el conocimiento. Los oídos todavía me pitaban y me sentía tremendamente confuso y aturdido. Mi primera reacción fue comprobar si todas mis extremidades seguían en su sitio. Luego, traté de incorporarme o, por lo menos, mover la cabeza y tratar de averiguar a donde narices me había enviado la explosión. La explosión. Había habido una explosión que me había pillado de lleno. A mí y a los demás claro... el rubito, Bob... -Patricia. -murmuré, con la voz rasgada, una nube de polvo se formó al abrir la boca, como la condensación en un día frío.

Primero Patricia se sintió muy tonta muy tonta por no haber entendido bien lo que quería Bob. Por otro lado, también le dio algo de rabia que no dijera las cosas del todo... eso es lo que hacen... No tuvo mucho tiempo de acabar sus pensamientos, el chico inventor ya estaba emocionándose por su invento. Evidentemente, ella no entendía por qué era tan genial aquello, pero bueno, la alegría de Bob se contagiaba. Y supuso que ahora sí, la labor heroica estaba hecha, así que miró animada a Élan. Y a continuación al rubio, que claro, como no había compartido callejón con Élan, no sabía de sus virtudes. Sí, Élan es un héroe, ¿ves? Y señaló a la feliz escena de Bob entusiasmado con su cacharro, solo posible gracias a la tenacidad nocturna de él, y a la suerte ambigua de ella. 

Por supuesto, la luz verde no le pareció un mal presagio: el verde es el color bueno, el rojo el de las cosas malas. Eso lo sabe todo el mundo, Patricia incluida, y eso que ella no sabe la mayor parte de cosas. No como Bob - pensaba - , que parecía saber mucho de todo. ¿Al suelo? Eso sonrojó mucho a Patricia, y hasta la enfadó un poco. Cierto que se acababan de conocer y ya había visto que era un chico admirable y valiente, pero eso que le había gritado era grosero y machista, además de que estaban Bob y el rubio presentes. E-eso es grosero, Él...

No tuvo tiempo de pronunciar el nombre. De repente le dolían la cabeza y las articulaciones de alguna manera casi inaudita. Casi. Solo una vez le había dolido tanto todo. ...Haruko? Abrió los ojos. Identificó su cuerpo. Su alrededor. La situación. Casa, noche, callejón, robots, verde malo, Ahora. Se preocupó mucho. No quería ir al hospital, porque si iba al hospital quizás tendría que identificarse, quizás delante de Élan, y entonces... Estoy bien. Identificó más voces que la querían llevar a urgencias. Y-yo no... yo no tengo que ir al médico, estoy bien. No sabía si era verdad, pero daba igual. Y además se sintió culpable por ser lo primero que le preocupaba, y se preocupó por el resto. ¿Estáis todos bien?  Responded por favor...

¿Que había pasado? Recordaba que hablaba con Saiki el grito al suelo y fue tras la chica pero la luz,el impacto,la explosion había sido el trabajo de Bob fue inestable ahora todos lo culparía a él por un error.

Mis oídos pintaban todo estaba negro aunque no sabía si era que estaba oscuro o el impacto me tenía aturdido,en mi mente solo había una pregunta que no paraba de repetirme -¿Que sucedió?- no sentía el cuerpo pero estaba seguro que estaba tendido en el piso y muy desorientado para ponerme en pie eso o me rompí los huesos pero ¿Y los demás?-¿Chicos?- solté con las pocas fuerzas que tenía esperaba que todos estuvieran bien.

Entre los escombros, los jóvenes ajenos al laboratorio se encontraban, dentro de lo que cabría esperar, bien. Un poco aturdidos pero aún con todas sus extremidades pegadas al resto del cuerpo, algo magullados pero conscientes y muy sucios pero vivos. Al menos eso era algo más de lo que podría decirse de Bob, quien yacía en el suelo a unos pocos metros de su creación quemada y destrozada.

Otra cosa que pudieron ver antes de volver a quedarse dormidos placidamente, fue a una mujer de tez oscura acercarse a cada uno de ellos con un pañuelo, al cual había manchado de un líquido un tanto sospechoso. Por desgracia para ellos, no tuvieron tiempo ni las fuerzas para luchar.

Sentiste como alguien te estaba llevando en brazos a un ala distinta del SFIT, mientras pasabas por una pasarela de cristal pudiste reconocer a Bob, en una camilla siendo metido en una ambulancia, y aquella mujer que os hizo dormir, a su lado, con rostro compungido y preocupado. Cuando miraste hacia arriba no viste ningún rostro humano antes de volver a caer inconsciente.

Los 3 despertasteis en una misma habitación, parecía ser una enfermería abandonada, probablemente un viejo centro del SFIT, los tres estabais atados por las muñecas a los cabezales de hierro de la cama, la habitación era oscura y la única luz que entraba era a través de unos cristales cubiertos por papel de periódico.

En la habitación había un televisor encendido sobre una mesilla, frente a vosotros, así como un carrito repleto de medicamentos, vendas y otro tipo de medicinas y material auxiliar médico. Además de una silla. A parte de vosotros no había nadie más en aquella sala.

No, no, no tengo que ir al médic... 

Sus quejas sirvieron de poco. Recordaba que habían llamado a Bob por su nombre, así que tenían que ser conocidos suyos. Quizás sus padres. ¡Padres! Se despertó de golpe, sumando preocupación encima de preocupación, hasta formar una torre de babel que se caería en cualquier momento sobre su autoestima. ¿Cuanto tiempo? Imaginó que si era mucho, sus padres creerían montones de cosas que no eran así en absoluto, quizás quizás llaman a los padres de mis amigos y... y... ¿Se estarían preocupando en shooting star si eso pasaba? Pero no solo eso... 

¡Ah! Se desesperó al comprobar que tenía las manos inmovilizadas. No necesariamente por el hecho de estar inmovilizada, sino porque quería taparse, y con las manos atadas al cabezal no podía, y sentía que la presencia inminente en la silla vacía estaba invadiendo su intimidad. Se revolvió, intentando hacer la tontería de tocarse la frente para comprobar que el broche de calavera seguía ahí - cosa poco probable - hasta que se dio cuenta de que no era estrictamente necesario tocárselo con la mano. Solo tenía que revolverse hasta que la frente le tocara con el antebrazo, y si sentía el tacto frío metálico distintivo, era que el broche seguía en su sitio. O que le habían puesto una placa metálica muy chunga para compensar, pero eso no le preocupaba tanto como haber perdido el broche. 

Y todavía quedaban más vergüenzas a las que enfrentarse en esa situación... ¿como iba vestida? ¿los médicos habrían toqueteado su cuerpo sin permiso? ¿Alguno de sus compañeros habría ojeado a Patricia durante su lapso de inconsciencia? 

Solo después de comprobar ese tipo de chorradas, consideró la gravedad práctica y real de su situación, así como la clandestinidad de la sala en la que se despertó. Podríamos haber muerto... Pero eso no le preocupó tanto como que la vieran desnuda, así que se calmó. Y en esa calma, se dio cuenta de que probablemente no querían matarlos, porque si eso quisieran, ya estaban tardando. ¿Quizás no se atrevían a matar a los tres chicos, pero tampoco querían dejarlos libres...? Patricia no era tan lista como para hacerse muchas preguntas seguidas, y menos para responderlas. A Bob se lo llevaron en ambulancia... 

Fuera lo que fuera, no podía quedarse ahí metida mucho tiempo. Habló flojito, con finalidades tanto autoestímicas como prácticas. Chicos, despertad. No sé qué pasa... pero tenemos que salir de aquí. Sonaba a que tenía tanto miedo de todo como siempre. Mientras hablaba, intentó revolverse hasta llegar al nudo en sus muñecas con la boca. Recuerdo que a Bob se lo llevaron en ambulancia, en una camilla. Tengo miedo. Despertad. Intentó roer la cuerda que la apresaba, luego deshacerse los nudos con la parte todavía móvil de los dedos, tirar con fuerza... Y si todo eso no funcionaba, tenía el plan de balancearse en la cama en un vaivén agresivo hasta que esta cayera al suelo. Quizás de pie, aunque todavía con las manos apresadas, tenía más posibilidades.

Todos os encontrábais vestidos con las ropas que llevábais, no parece ser que os hayan trasladado muy lejos, el reloj de la pared indica que apenas pasó 1 hora desde la explosión, aproximadamente. Salvo por Zaki, que tenía una venda en el brazo y Elan que tenia vendada la cabeza; todos os encontrabais bien y sin signos de una exploración más profunda.

Mientras Patricia luchaba por salir de sus ataduras, una luz iluminó la estancia, lo extraño era que esa luz salía de la frente de la joven, como si de repente se hubiera convertido en una chica-bombilla, aunque, para hacerlo aún más extraño todo, lo que salió fue una pequeña espada, o quizás una llave demasiado grande, sea como fuera, esta cayó en su pecho y la frente de la joven dejó de brillar.

Eso sí, seguía atrapada, pero ahora con un arma, a la cual no alcanzaba...

Recordaba a una mujer, pero el recuerdo estaba envuelto en bruma. La cabeza me daba vueltas cuando escuché una voz familiar, el tenue hilo de voz de Patricia. -Cinco minutitos más, por favor... -murmuré, aún algo grogui.

Luego, en un momento de claridad repentina, recordé lo que había pasado y me sobresalté. No demasiado porque entonces me di cuenta de que tenía los brazos inmovilizados. Miré a mi alrededor y vi a los otros dos chicos a mi lado. -Patricia, ¿estás bien? El otro chico - creo que no ha dicho su nombre- parece que está herido. -dije observando su vendaje, sin percatarme del que yo llevaba en la cabeza. -Mierda, te he fallado. Te dije que no te iba a pasar nada malo... -mi momento de culpabilidad quedó algo desvirtuado cuando la muchacha comenzó a mordisquearse las ataduras como una posesa. Yo no iba a ser menos, lo había visto cientos de veces en las películas: si uno quería desatarse tenía que contorsionar las muñecas y luego relajarlas para deslizarlas... y voilá. Al menos en mi cabeza era bastante sencillo. En la realidad era otro tanto. El hecho de que Patricia comenzara a brillar como un árbol de Navidad y me distrajera por completo de lo que estaba haciendo tampoco ayudó.

-¡Decidme que no soy el único que acaba de ver como le acaba de salir una llave gigante de la frente! -exclamé, incapaz de mantener la calma.

Ahora teníamos alguna especie de arma mágica a nuestra disposición, pero sin poder alcanzarla. Genial. -Patricia, ¿crees que si le doy una patada al armatoste este hacia arriba la puedes agarrar? Con los dientes si hace falta. -El cachivache ese no tenía pinta alguna de cortar ni el aire, pero ahora mismo tampoco es que tuviéramos un plan mejor.

Al despertar y ver como todos estábamos en una clase de Hospital me di cuenta que la explosión si había causado más que solo empujarnos voltee a ver con mi cabeza los alrededores de la habitación en especial a los otros chico Patricia parecía que fue la que menos sufrió por la explosión en cambio Saiki y yo teníamos vendas antes de preguntarles a los chicos cómo se sentían me quede paralizado al notar que Bob no estaba con nosotros -¿Donde esta Bob?- quizás estaba en otra habitacion,quizas esta en cirugía o quizas estaria... -sacudí mi cabeza antes esa posibilidad esperando estar equivocado.

Después del brillo un tanto segador que provino frente a Patricia mientras ella luchaba por escapar quede en Shock y mi mente estaba intentando comprender que paso ya que por una vez no podía dar una Hipótesis de que paso -¿Qué es eso?.

Nonononononononono... Eso dijo Patricia mientras le brillaba la cabeza, como si esperara algo muy malo. También decía que no con la cabeza, y estaba a punto de llorar. No lo hizo porque no quería hacer ruido, pero se le arrugó la cara de una manera muy infantil, tanto que se le quedó cara de vieja. Ahora no por favor, ahora no...

Cuando por fin su frente escupió lo que había en su cerebro, se vio aliviada. Tuvo un momento de perfecta paz. Que duró poco. Porque tuvo mucha mucha mucha vergüenza de que sus actuales compañeros la hubieran visto sacar cosas de la cabeza, ¡como si la hubieran visto cagando! Pero su vergüenza le importaba poco, porque un alivio aún mayor que haber cagado una llave grandota por la frente le llenó el cuerpo de esperanza. Estáis vivos... Y entonces sí que notó gotas saladas resbalando por sus mejillas: no estoy sola. Estáis vivos. Quiso limpiarse las lágrimas, pero claro, no podía. A Bob se lo llevaron en ambulancia, me acuerdo.

Saber que no estaba sola le daba más fuerzas, y se iba dando cuenta de más cosas. Pero primero, estaban los cuidados emocionales. Ya os contaré... es que conocí a una... ¿Qué es Haruko? Amiga... rara... que sacaba... cosas... de mi cabeza... Pensarán que estoy loca... Estaba roja febril, roja tomate bañado con sangre de menstruación, roja tipo que habrían tenido que aumentar el presupuesto de esa escena para conseguir el pigmento que realmente representaba lo roja que estaba. Todavía no sé el nombre del rubio. Oye... rubio... soy muy maleducada... no sé tu nombre... Y eso le hizo mucha gracia, tanta que tuvo que contenerse tanto como cuando se contenía el llanto. hihihi... Sonaba como un duendecillo riendo de un chiste muy malo. ...Estaremos bien. Podemos salir de esta. 

Al volver a ver la silla vacía, se acabó de dar cuenta de que alguien debía estar ocupándola. A lo mejor era un descanso para fumar, o un cambio de turno. Probablemente tenían poco tiempo, y debían pensar qué harían después. Prosiguió a responder a Élan. Hay que probarlo... Intentaré levantarla un poco con un saltito, para que tengas más ángulo... Se volvió a quedar roja... A la de tres... uno... Flexionó las rodillas en sus aposentos de señorita. dos... Respiró hondo... tres.. Y su culo dio un salto.

-Claro que saldremos de esta. Si colaboramos entre todos, esto es pan comido. -afirmé, muy seguro de mí mismo. Del resto no estaba tan seguro. Patricia acababa de afirmar que lo de sacar cosas de la cabeza ya le había pasado antes como si tal cosa y yo no tenía muy claro que hacer con aquella información. Céntrate, céntrate. Aquel no era el momento ni el lugar para indagar en aquello. Ya habría tiempo para hablar cuando consiguiéramos salir de ahí. Para ello, comencé a estirar las piernas y a balancearlas para consguir el impulso necesario para darle a la dichosa llave. 

A la de tres...

-¡Espera! ¿A la de tres y le das o le das cuándo llegues a tre... ¡Bah! -Patricia pegó un ligero brinco y la espada saltó al aire. Yo rodé sobre mi mismo e impulsé mi pierna con todas mis fuerzas hacia el arma. -¡Patada especial de Saiki! -grité no sé muy bien por qué motivo, aunque parecía apropiado.

Por algún extraño motivo, Saiki no logró atinar en dar la patada a aquella llave, pese a ello, la llave chocó contra algo y salió despedida al otro lado de la estancia, pues el impacto fue demasiado fuerte, al menos fue mucho más poderoso que el que inicialmente Saiki tenía planeado; el motivo de todo esto era claro, de la propia pierna de Saiki emanando una brillante luz blanca, emergió otra llave que chocó con la de Patricia.

Así pues, la nueva llave también salió volando, aunque en este caso hacia Zaki Yanko, quien aún se encontraba postrado en la cama y que lo único que pudo hacer para evitar el golpe que iba a sufrir irremediablemente era cerrar los ojos. Pese a lo evidente de la situación, y el sonido metálico al chocar, Zaki resultó ileso, cuando este joven abrió lentamente los ojos vio que de su brazo atado emergía una tercera llave que bloqueó el ataque indirecto de Saiki.

Ahora con tres llaves por la estancia y ninguna mano para usarlas, los 3 niños no tenían nada más que hacer, pese a tratar de revolverse en sus ataduras, astillarse los dientes, y causarse moretones para tratar, futilmente, de liberarse de su encierro. O también podían fijarse en el televisor.

La televisión encendida mostraba las noticias locales, en estos momentos en particular estaban hablando de la explosión y el incendio que se originó en un ala del SFIT, las imágenes mostraban, efectivamente, la entrada del ala en el que os habíais encontrado una hora atrás, y enfrente de la cámara, se encontraba ella, la mujer que os vio.

La explosión ocurrida en mi laboratorio del SFIT fue a causa de un conductor eléctrico defectuoso que alcanzó muy altas temperaturas y prendió fuego a otros aparatos electrónicos, extendiendo el fuego a elementos volátiles del laboratorio.

Este accidente es entera y absolutamente responsabilidad mía. Tan solo hay un único herido colateral que pasaba cerca del laboratorio cuando ocurrió la explosión, fortuitamente no tiene graves daños, ya se ha puesto en contacto con sus padres.

Desde ya, me pongo a completa disposición del centro, asumo la culpa de lo ocurrido y las consecuencias de lo que esto pueda derivarse.

Tras este mensaje, saltaron a los deportes, donde la lucha entre robots había logrado hacerse un espacio entre el beisball y el sumo en la cultura de la sociedad en la que estos jóvenes ahora vivían.