Partida Rol por web

Magicamente, Aleksis comenzaba a recuperar su color habitual. Como si el hecho de no estar siendo estrangulado ayudara a que este respirara mejor. ¡Quien lo hubiera dicho!. Sea como sea, Yusuki recibió una mordaza en la boca para que dejara de cantar mientras la noche caía sobre la aldea.

¿No puedes salir de la isla?

Por un lado no se que hacer, últimamente hay muchos peligros ahí fuera, e ir con nosotros no se si seria peor... pero tengo que ayudarlos.

Trato hecho. Entonces. ¿Que hacemos? Ah y quien es Maui.

Moana abrazó y levanto de alegría a Rayla, se le notaba las ansias por salir de la isla y explorar mundo, las ganas de la aventura desenfrenada y de abrir sus horizontes, poner a prueba sus límites, conocer mundo y... alguna que otra cosa más, probablemente; bajando a Rayla, la joven habló.

-Ve a la caverna, donde ocurrió la explosión, yo me encargo del resto. -Dijo mientras se iba corriendo, aunque se detuvo, se giró y habló nuevamente- No sé como te llamas, te llamaré... Alicia. ¡Adiós Alicia!.

Y con esto dicho, Moana se fue.

Jajajajajajajajajajajaajajajajajajaja

Pero que puñetas, que le pasa a la gente con la Alicia esa. Me llamo Rayla... En fin dejémoslo. Me dirijo a la caverna que dijo ella.

La noche cayó en la isla, y con ella las esperanzas de ver a Rayla aparecer triunfante en la tienda donde los tenían secuestrados, maniatados y amordazados, en especial la niña, para que no siguiera gritando de forma estridente, o como ella lo decía "cantando". - Los indígenas habían sido duros con la niña, pero muy benevolentes con los oídos de Aleksis... y del resto de la aldea.

Cuando todas las esperanzas ya habían sido perdidas, un cuchillo de piedra atravesó la pared de hojas de cocotero y una figura femenina se lazó ante los dos aventureros que habían sido apresados. Y, por si alguien se lo pregunta, no, no era Rayla, ella os había abandonado hace ya horas, sino una joven que Yusuki reconoció.

-Si os dijera "Llevadme con vosotros", supongo que tendríais que decir que sí, a fin de cuentas, estáis contra la espada y la pared... el cuchillo y la pared... el cuchillo y el poste...

Moana trataba de ser graciosa, Spoiler: No lo lograba.

-Bueno, tengo una idea: "El que no quiera llevarme con vosotros, que diga NO".

Ambos seguíais amordazados.

-¡Perfecto pues!. ¡Ahora os liberaré!. ¡Seguidme!.

Y sin dejar siquiera un segundo para que los dos presos recién liberados se levanten, recuperen el aliento, el susto, o siquiera puedan decir "¿¡Pero qué demonios?!" ya tenían a la joven corriendo en la oscuridad hacia la jungla.

¿Pero qué demonios? ​Espera chica. Joder que prisas.

Yousucki Vamos. Salgo en dirección a la libertad como un misil tierra-moana.

- Bbeeyy, booouuaah (Ey, hola) - la saludé con mi mordaza. La verdad es que habían sido muy crueles conmigo, además de no creerme y no devolverme a Momo, no me habían dejado cantar para animar a Momo estuviera donde estuviera. Mi encantadora voz siempre lo tranquilizaba - euuh ggntge ba fftaga yh ba bagef (es entre la espada y la pared) - la corregí todavía con la mordaza.

Cuando nos liberó, traté de despertar mis adoloridos y adormilados músculos, pero la chica no nos dejó tiempo. 

- Ey, espera, tengo que liberar a Momo. 

Momo está en una cesta dada la vuelta con una roca encima así que la saco y la llevo en brazos. 

¡Corre yousucki!

La primera en llegar a aquel lugar había sido Rayla, la cual, por motivos lógicos decidió no entrar sola y esperar al resto de los acompañantes, los cuales no tardarían en llegar; primero la indígena Moana, y tras ella Aleksis, Yusuki y la mascota de esta. En la entrada de la cueva se podía oler un distintivo aroma a aceite, a cenizas y a humo.

- Rayla - la saludé como si nada mientras apretaba muy fuerte a Momo entre mis brazos. Estaba muy contenta de tenerlo de nuevo conmigo, y Momo también, tanto que hasta se estaba poniendo azul de contento.

Suspiro de alivio al ver a mis compañeros llegar a la cueva, ilesos al parecer.

Gracias a la diosa Stacia, estáis bien. sonrió hasta que me doy cuenta de algo. ¿¡Pero vosotros sois idiotas o que!? ¿¡Que creáis que iban a hacer!? ¡Podían haberos matado!

No pude evitarlo, a pesar de conocernos de poco tiempo no podía evitar preocuparme por ellos.

Llego a la cueva después de correr por la jungla cansado, sudoroso y totalmente carente de toda percepción.

Me pongo a canturrear...

En la jungla, la negra jungla
Dormido está el león
En la jungla, calmada jungla
Dormido está el león
Dee heeheeheehee, weeoh bam-bam, bueh (A-wimoweh, a-wimoweh)
Oh heeheeheehee, weeoh bam-bam, bueh (A-wimoweh, a-wimoweh)
En la aldea, tranquila aldea
Dormido está el león
En la aldea, paciente aldea
Dormido está el león.
A-wimoweh, a-wimoweh, a-wimoweh, a-wimoweh

A-wimoweh, a-wimoweh, a-wimoweh, a-wimoweh
A-wimoweh, a-wimoweh, a-wimoweh, a-wimoweh
A-wimoweh
Weeheeheehee, dee heeheeheehee, weeoh bam-bam, bueh (A-wimoweh, a-wimoweh)
Weeheeheehee, dee heeheeheehee, weeoh bam-bam, bueh (A-wimoweh, a-wimoweh)

No parecía haber rastro alguno de nadie, o quizás porque no habían tenido el tino de encontrar dicho rastro; sea como fuera, los cuatro se adentraron en la cueva; en donde, no sin dificultad, pasaron por los restos de los barcos quemados, hasta que, más allá, pudieron ver una abertura en la roca, mostrando lo que parecía ser una segunda cueva, gracias a Rayla.

Una embarcación de tamaño mediano apareció ante ellos. Lo suficientemente grande como para transportar a los cuatro, y lo suficientemente grande como para que sea necesaria al menos tres manos para llevarla o simplemente sacarla del lugar hacia la cascada.

¡Tripulantes! ¡Vamos a sacar a esta preciosidad y navegar!

Dijo aquella mujer, tratando de empujar por sí sola, aquella embarcación, sin demasiado éxito.

Con un suspiro, me coloco a su lado y empiezo a empujar, la maldita barca pesaba un monton.

Venga chicos, echadme una mano.