Partida Rol por web

Lo primero que hago al despertar es ir en busca de Erika, quiero hablar con ella. Llamo a su puerta -Toc, toc, buenos días mi señora Erika, ¿está despierta?-

Oigo la voz de Randall al otro lado de la puerta. ¡Qué nervios!

- Sí.

Abro la puerta y le veo ahí delante, tan cerca, tan guapo. Toda mi concentración para el día de hoy se tambalea. Le miro y tengo que bajar la mirada. Puedo olerle, espero que él también pueda olerme. Me siento pequeña, y no me gusta esta sensación:

- Ve a buscar a Haakon, por favor. Os espero en cubierta.

El corazón me late muy rápido, espero que no haya notado que me he sonrojado. Tengo que mandarle lejos de aquí. Cuando se va cojo mis cosas y subo a cubierta.

Voy en buscar de Haakon siguiendo las órdenes de nuestra señora. - Toc, toc, Haakon soy Randall. Erika nos espera en cubierta. ¿Estás despierto?-

Desde la cama me pongo de pie como un resorte. Randall llamando a mi puerta, no puedo creerlo!

Corriendo me aseguro de estar presentable mientras le digo -¡Buenos días! ¡Sí, estoy despierto! Estaba ya saliendo... - y mientras termino la frase abro la puerta -  ¡Hola! - intento parecer despreocupado y adulto pero lo cierto es que estoy nervioso, muy nervioso. ¿Quizá este momento sea el principio de nuestra gran amistad? Hoy salimos en la mayor aventura de nuestras vidas, ¿Qué nos deparará el destino?

Detrás de ti - le digo amablemente mientras le hago un gesto para que avance a la cubierta. Le sigo.

¿Qué querrá Erika? ¿Tendrá un plan? ¿Cuándo partimos? ... Mi cabeza estaba en ebullición.

Aquella noche apenas pude dormir. Si bien era cierto que me encontraba cómodamente acogida en la casa de los Solberg, el nerviosismo por la misión hizo que no pudiera dejar de pensar en dragones. A pesar de los años, aún tenía reciente la cacería del dragón. Perdí a mi padre, pero aquello no me apenaba. Había muerto luchando contra un dragón. Daría todo lo que tenía por tener su mismo destino.

Pero no en esta misión. En esta misión capturaríamos a un dragón, y tenía que vivir para ello. Quería saber más de los dragones. Quería volar sobre uno de ellos...

La noche pasó rápido. A la mañana siguiente, ayudé tanto a Petrina como a Brandr a ordenar su equipaje y a preparar todos los utensilios que usarían en la ceremonia de la noche. A pesar de ello, estaba deseosa de conocer más sobre mis compañeros de aventura. En cuanto pudiera, iría a verles.

La mañana es fresca aunque aún queda una luna para que termine el verano. El cielo está despejado. La última en llegar a cubierta es Erika. Sus hombres de confianza la esperan, Haakon se ve un poco ansioso. Será un día de planificación. Solberg ha dispuesto una sala para preparar la aventura.

Para media mañana Sigrid y Nilsa son convocadas a uno de las salas internas de la casa de Solberg. Allí han dispuesto una mesa con varias sillas, en la cabeza de la misma ya se encuentra sentado Ari Solberg, junto a él su madre espera de pie. Conforme llegan las jóvenes son  recibidas por el chico e invitadas a sentarse. La intención es comenzar cuanto antes con la planificación de la aventura.

Buenos días Erika, buenos días a todos - digo educadamente al llegar y ver a todos en cubierta. 
Si queréis puedo ir al mercado para conseguir a buen precio lo que necesitemos para nuestra aventura - me ofrezco para algo para lo que sé que puedo ser muy útil. Si hay algo que se me dé bien es el comercio y el regateo.

- Buenos días Haakon, ¿has descansado? Agradezco tu ofrecimiento, aunque creo que tenemos todo lo que necesitamos aquí en el Wink. Ve si quieres al mercado y diviértete, pero te quiero puntual en la reunión, y fresco y despierto para las negociaciones que tendrán lugar hoy. No serán mercancías lo que se trate, intuyo que será algo más interesante, y espero que estés a la altura.

-¿Necesitáis algo de mí, mi señora?- dije a Erika porque sabía que hoy sería un día importante y lo principal es la disposición.

Tenía tantas ganas de conseguir ser una verdadera aventurera y ser recordada en las canciones del pueblo, y sobre todo de dejar de contar y escribir manifiestos de entrada y salida del puerto, que aquella mañana tras la asamblea, me dispuse a terminar todo lo que eran mis deberes, y, aunque había contado todo a mi madre, aquella mañana casi ni me dio tiempo a despedirla, de la prisa que tenía. ¡Al fin iba a poder hacer cosas interesantes! Mi madre no estaba de acuerdo, pero, yo cogí la espada que mi padre me había regalado, y salí corriendo. 

Es que, ¡Había sido convocada por la señora Solberg! Eso era que querría planear conmigo y decirme la confianza que me tenía, y probablemente algo sobre Ari Solberg. Esperaba, de todas maneras, que no me diera ningún tipo de regañina por ser tan deslenguada en la noche anterior. De todos modos, estaba segura de haber defendido a la casa Solberg lo mejor posible. 

Cuando llego, está allí Ari, y me recibe con afabilidad, pero su madre está de pie, esperando. Casi da susto, y me impone mucho la situación. Por lo visto, esperamos a Nilsa, con quien he hablado la noche anterior. 

-Señor, señora, a vuestro servicio. Espero ser de ayuda

Los Solberg no sólo me ofrecieron su hogar para pasar la noche, sino que también concertaron una reunión conmigo a la mañana siguiente. Una reunión en la que también había sido invitada la chica pelirroja de ayer. Cuando llegué, tras despedirme de Petrina y Brandr, ella ya estaba allí.

—Buenos días —saludé, a todos los presentes.

Cuando me hicieron el gesto para que me sentara, tomé asiento y aguardé pacientemente a que comenzara la reunión. Tenía curiosidad por saber qué querían contarnos...

- Igual que a Haakon, te necesito despierto en la reunión. Y también que tengas el Wink listo para zarpar. Por lo demás puedes hacer lo que quieras. -me cuesta centrarme delante de Randall.

La mañana había pasado en preparativos. Una nueva reunión está por comenzar. A algunos les es tedioso, pero al menos el camino ya está marcado. Restan dos asuntos antes de partir a intentar cambiar el destino de Isla Colmillos. Esta noche se hará la ceremonia a los dioses con sus sacrificios, para algunos, determinante para el éxito de la misión, para otros, circo. El otro asunto es más directo hacia la misión. Pergeñar un plan.

Erika Pam Rudi es, nuevamente, la última en llegar, junto a su comitiva. Karen se muestra molesta con sus gestos, por la espera. – A ver, los aventureros. ¿Cuál es el plan? – Pregunta con ironía.

Ari carraspea un poco y comienza. – Bueno, he estado pensando. Los dragones que están cerca no nos sirven. Doscolas es demasiado peligroso y los dragones de hielo, más al oeste y norte dependen demasiado del clima. Nuestra mejor oportunidad está en viajar a alguna de las islas del este y buscar allí.

Cuando me vi en aquella tesitura de tener que decir qué podría aportar yo a la expedición, aparte de mi arrojo y voluntariosidad, me quedé un poco callada, lo que era extraño en mi. Pero de todos modos, si sabía y era buena en algo que los demás quizás no se esperaban. Era capaz de leer, de interpretar las letras y runas, de nuestro pueblo y quizás de otros, así que pedí un momento de pausa para mi diciendo: 

- Voy, si me permitís, a revisar algunas cosas. 

Aunque por lo general su pueblo no es demasiado amigo de escribir y si de transmitir todo oralmente, algunas Sagas si estaban anotadas brevemente, y algunos tapices o inscripciones sobre roca también, sobre todo en el lugar en el que estaban, la residencia de la familia más importante de la isla, en la ciudad y puerto más importante de la isla. De ese modo, salí corriendo hacia dónde recordaba que estaban las runas que me podían servir, o eso creía. 

Allí rápidamente leí, comparé, busqué, de un tapiz mandaba a otro, hacía referencia a una tumba con su texto... fui anotando todo lo más presurosamente que podía, para volver y demostrar mis conocimientos, y sobre todo, para ser parte de aquella expedición. La rapidez de anotar las cosas aprendida en el puerto servía para algo... por fin. 

Invertí la mañana por el puerto y el mercado, conversando con lobos de mar y compañeros de profesión. Ya que no necesitábamos comprar nada, me propuse conseguir algo valioso para la aventura: toda la información posible. Utilicé mis increíbles dotes de persuasión en las tabernas y puestos para conseguir todo lo que pude acerca de los dragones y la manera de cazarlos. 

Una vez en la reunión, estaba preparado para compartir todo lo que había aprendido y lo que ya sabía, aunque respetuosamente esperaría a que al menos Erika hablase primero.

La propuesta que hizo el pequeño Solberg, me pareció bastante acertada y en ese momento, se lo hice saber -Señor Ari, estoy de acuerdo con su idea de partir rumbo a las islas del este.  Por lo que conozco de esas aguas, podemos llegar sin problema y rápido, porque tenemos la fortuna de que normalmente el viento sopla a nuestro favor y si el camino es sencillo, podremos tener más fuerzas para emplearlas en encontrar los dragones-  dicho esto miré a Erika, no sé qué habrá pensado de que hablase antes. 

Menos mal que fue Ari quien respondió, y así pude hacer caso omiso a las palabras más que irónicas de la señora Karen. Parecía que la mujer veía poco probable que la misión funcionase. Aun así, ¿por qué dejaba que Ari viniera con nosotros si con tan pocas posibilidades nos veía?

En cuanto a las palabras de Ari, me resultaron interesantes. Yo sabía rastrear, buscar, y cazar dragones. Pero, sinceramente, tenía poca idea, si no contábamos las formas que tenían de matar que en eso era una experta, de los tipos de dragones que existían y sus hábitats. Eso sí, había escuchado muchas historias... la mayoría eran cuentos, pero otras parecían tratar de asuntos reales. Tenía buen oído, y no se me escapaba nunca ninguna conversación interesante, ya fuera en el mercado, en las tabernas o en mitad de la calle.

—¿Las islas del este? —pregunté, más para mí misma que para los demás, mientras trataba de hacer memoria sobre cualquier información útil que pudiera aportar a la reunión relacionada con esas islas.

Tengo que apretar los puños para no decapitar a Karen Solberg en el acto. Sujeto mi hacha bajada, podría hacerlo antes de que se diese cuenta... pero me reprimo, por el bien de la convivencia de las aldeas de Isla Colmillos. Ari Solberg parece saber algo más que los demás, y está decidido a acompañarnos. Al verle vienen a mí las palabras que Sigrid pronunció ayer sobre el joven y su relevancia, y suspiro. Luego sale corriendo sin dar explicación, y miro a Karen, sonriendo viendo cómo la Señora de Solberg queda en evidencia por la falta de modales de una de sus aldeanas. Luego tengo que borrar esa sonrisa de mi cara, pues para mi sorpresa Randall parece apoyar a su hijo, el marinero es muy entusiasta, y no puede evitar hablar sobre las islas al este y sus aguas... le imagino sin camisa, ajustando las velas en alta mar... tengo que centrarme. Intento recordar todas las lecciones de mis maestros, las palabras de mi padre, los mapas, incluso las leyendas de lugares lejanos.