Partida Rol por web

Un sendero pavimentado asciende gradualmente por una colina baja hacia un risco de paredes escarpadas, tras el cual discurre la corriente del Draco. La senda conduce hasta el relieve horizontal de la blanqueada muralla del templo, construida directamente sobre el risco. A la izquierda de las puertas hay una gran estatua de una mujer, fabricada con un estilo sencillo. Un edificio de piedra más pequeño e independiente se alza al sur del templo. 

Prang, mientras seguí a Blaze unos pocos pasos por detrás, admiró el trabajo de cantería que habían hecho en pocos días...."Vaya.....es cierto que la magia todo lo puede......pero....siento decir que no hay nada como una buena construcción enana...se mire como se mire." 

Mientras seguía a su "señor", contempló la construcción secundaria, intentando adivinar para qué serviría....

Desde aquella distancia no podías distinguir con claridad el papel del edificio mas pequeño.

Rakka observa con cierta sensación de empequeñecimiento las grandes estructuras. El edificio al sur, por sí solo, ya es más grande que cualquier tienda de los orcos. Incluso que el pequeño templo del pueblo en que aprendió del clérigo humano. Así que mirar la gran mole que suponen las dependencias principales del supuesto templo de Mystra es casi intimidatorio.

Aún así, no dejan de ser piedras. No hay que temerlas. Con un cabeceo señala el templo. Es hora de entrar.

-Dos instantes.-Dijo el mago mirando alrededor para examinar el templo en su conjunto.-Voy a ver un par de cosas aquí fuera antes de entrar. 

Sin dar más explicaciones, se acercó al lugar donde se alzaba la estatua y la examinó detenidamente. 

Tras esto, su mirada se fijó en el edificio menor de piedra. Se moría por examinarlo, pero sabía que sería complicado. 

Tu búsqueda en la estatua en busca de algo fuera de lo común no muestra nada extraño. Es una estatua que representa a la diosa Mystra.

-Vámonos.-Dijo finalmente andando hacia el templo.-Creo que aquí no hay nada raro... 

Leokas se quedó impresionado por el imponente templo que se alzaba ante sus ojos. Las proporciones del edificio lo hacían parecer realmente pequeño en comparación, como si aquella construcción estuviese habitada por gigantes. "Realmente impresionante." Pensó asombrado el joven semielfo. Para vivir esta clase de experiencias era por lo que se había encaminado en un viaje sin destino fijado.

Vio como Blaze examinaba con detenimiento la estatua que representaba a la deidad a la que estaba dedicada el templo. "Debe de gustarle mucho..." Pensó extrañado, pero pronto el mago desistió en su escrutinio y animó al resto a entrar al edificio. -Como usted ordene, gran mago.- Respondió Leokas con la intención de parodiar el papel que debían representar una vez dentro.

Tras traspasar las puertas entráis en el templo, adentrándoos en un amplio espacio amurallado que a todas luces es la cara pública del lugar. Es un espacio a cielo abierto, donde su suelo está cubierto de baldosas de obsidiana, entre las cuales se han incrustado azulejos de piedra blanca con forma de estrella, imitando en cierto modo el cielo nocturno. Dos grandes estatuas de piedra dominan la zona, ambas representando aparentemente a la misma mujer. Las estatuas se alzan separadas entre sí, pero mirándose mutuamente con las mano alzadas hacia la otra, casi como si formasen arco sobre el centro del templo. Además, hay cuatro altares a Mystra mas pequeños en las cuatro esquinas del patio del templo. 

Un pequeño grupo de curiosos merodean por la zona. Custodiando el lugar hay un soldado vigilando que todo esté en orden en el patio. Al lado de una de las estatuas se encuentra un hombre que identificáis como seguidor de Mystra, habida cuenta del ropaje que lleva propia de los clérigos de la orden. 

Al fondo del patio hay dos puertas que permanecen cerradas.

Fionn observa sin inmutarse el exterior del templo, y no hace ningún comentario. No consigue apreciar nada que revele problemas, encerronas o situaciones extrañas de ninguna clase, y eso en parte le molesta. Por lo demás, la arquitectura no le interesa demasiado, más allá de las oportunidades que presente en un eventual enfrentamiento, así que el monje se limita a seguir a sus compañeros: el grupo cruza las puertas y entra en el patio.

Esto ya es diferente. Fionn mira a su alrededor -curiosos, guardias... y un objetivo: las puertas cerradas- y adelantándose a cualquier cosa que puedan decir sus compañeros, comenta en tono bajo - Bien... si vamos a actuar según lo que comentamos es mejor hacerlo desde ya: que cada uno escoja su rol y lo tenga claro. Éste parece el patio de un templo normal... pero nosotros sabemos que no es un templo normal. Así que lo ideal sería que nadie, ni siquiera los curiosos que merodean por aquí, sepa quiénes somos en realidad, y mucho menos a qué venimos. Por si acaso. Así pues, ¿reparto de papeles?

Prang oteó a ambos lados al entrar al patio, algo más rezagado que el resto. Su mirada se había posado instantes antes en la estatua de la mujer y en las paredes...una ráfaga de polvo le golpeó en plena cara al observar con curiosidad hacia las puertas..."ouch!ouch! Mis ojos! Dita arrrena...porrr mi barrrba que como ginde al inútil que ha levantao polvo....le voy a hacerrr tragarr los dientes!" el acento y la tonalidad habían cambiado...ahora sonaba más profundo....más chabacano... Desde luego..ya no tenía ése hablar tan culto y educado de antes...

Restregándose los ojos y con andar bamboleante, siguió a los demás hacia dentro, mirando con fiereza a todo aquel que lo miraba más de dos segundos....

No ves nada extraño o inusual por la zona. Te parece un templo normal y corriente. Por otro lado, tu detectar el mal no encuentra nada maligno por la zona.

El mago miraba a todas partes y a ninguna a la vez fijándose en detalles nímios y en cosas relevantes todo mezclado. Algo raro había, pero a la vez era bonito. No podía describirlo, pero le gustaba aquello aunque le produjera mala espina.

-¿Compramos ya mis pergaminos?-Dijo saliendo de su ensimismamiento y en un tono más o menos audible. No había escuchado al monje, no estaba atento, pero parecía haber pensado lo mismo.

Leokas caminaba un poco tenso, pues nunca antes se había hecho pasar por otra persona. Intentar pasar desapercibido o tratar de no ser reconocido, si; pero no actuar como alguien diferente. Así que no supo muy bien qué contestar a Fionn cuando preguntó por la asignación de papeles. -No sé...- Dijo con voz baja inclinándose un poco hacia el monje. -Quizás estar quietos sin decir palabra y dejar que el mago y el paladín hagan sus cosas mientras los 'escoltamos'- El semielfo no pretendía parecer gracioso, tan solo no sabía muy bien que modus operandi seguir. Así que optó por simplemente intentar no meter la pata. Y nada mejor que no decir ni una palabra para no equivocarse.

Asumido esto, Leokas se dispuso a hacer lo que sí sabía y no necesitaba materializar en palabras. Trató de no perder detalle del lugar en el que se encontraban, si había algo raro haría todo lo posible por que no se le pasase por algo. 

Las palabras de Leokas sirven a Rakka para decidirse también. Sí, buena idea, somos los guardaespaldas, los soldados. Esto se le da bien. Su rostro cambia ligeramente, ceño fruncido, mueca torcida. Como un orco.

El que a todas luces es el clérigo de Mystra del templo se os queda mirando con curiosidad. Ver a un grupo tan variopinto, frente a los lugareños que suelen venir por allí, le ha llamado la atención. Claro que tampoco hace amago de acercarse.

Perfecto - responde el monje ya casi susurrando - Somos sus guardaespaldas. Pero Blaze, por favor... céntrate. Que somos tus guardaespaldas. Mercenarios contratados. No nos preguntas si vamos a comprar pergaminos... nos ordenas que te acompañemos. No tenemos ni voz ni voto.

El monje no dice nada más y recobra su expresión inmutable, como se supone que corresponde a una espada de alquiler. Al estar cada vez más cerca del guardia sin duda no conviene continuar con el festival de susurros. Bastante poco discretos estaban siendo por ahora...

Al observar el lugar te percatas que hay dos guardias que caminan por la parte superior que rodea el patio exterior. Es un añadido mas en la seguridad del templo.