Partida Rol por web

- Gracias, Eon, hablaré entonces, pues pienso que esto es tal vez la representación de nuestro propósito, o de nuestras ideas que se unen para formar un todo. Más esto es tan solo una visión de nuestras ideas, pues estos seres aún no han sido creados. El lienzo aún está en blanco, debemos formar a esta roca y dar origen a los que en ella habitarán. Necesitaremos colaborar entre nosotros para ello, pues cada uno tiene una cualidad de la creación, pero ninguno las posee todas. - Así hablé a mis hermanos. Todos habíamos tenido las mismas visiones, esos seres que se movían, que crecían y se desarrollaban, y sentí la necesidad de crearlos, de compartir mi energía para darles la vida, de que mi soplo les alcanzara y pudieran desarrollarse. 

- Mi don es la vida, y eso será lo que siembre en esta roca. Así mi hálito traerá vida a este yermo. - Así soplé sobre la esfera rocosa, y mi boca exhaló fuego. El fuego lamió la roca, caldeando su superficie, penetrando por sus poros y llegando a su interior, penetrando hasta lo más profundo y llenándola del calor necesario para generar aquellos seres que habíamos visto, aquel primer paso para el camino de la vida. - Pero la vida deberá abrirse camino, acechada de múltiples peligros. Deberán escapar de un destino terrible para mantener la vida, y he aquí mi primer mandato para la vida ¡Vive! Aborrece la muerte y escapa de ella hasta que sea inevitable. - Así lo dije, y mi pensamiento surcó el vacío y alcanzó la roca, las llamas se avivaron y danzaron. - Más esto no será sencillo, el mundo cambiará, y los cambios traerán nuevas amenazas, y eso retará a la vida. Así formulo mi segundo mandato ¡Adáptate! Crece con la adversidad y demuestra tu fuerza. - De nuevo hablé, las llamas seguían titilando, y terminando de penetrar en el planeta, abriéndose camino hacia el interior. - Pero finalmente, la muerte sucederá a la vida, como parte de un cambio inevitable, pero esto no puede detenerla. Así formulo mi tercer mandato ¡Reprodúcete! Genera nueva vida, más fuerte que la anterior, que triunfe en los errores de su antecesor. - Así fue mi tercer y último mandato a la vida, grabado a fuego en la tierra que debía de darle origen. Quedé exhausto, el fuego que sembraba desaparecía, dejando un mundo caldeado y más habitable. 

- Pero el calor interior no bastará, la vida necesitará una fuente de energía constante. Así depositaré mi fuego en el cielo, donde depositaré mi esperanza.  - Así comencé a soplar sobre mis manos, y creé un orbe de fuego que creció en tamaño e intensidad, y después lo lancé al cielo sobre aquella roca, a suficiente distancia para que no la abrasara, si no que le proporcionara el cálido aliento que necesitaría de forma constante. - Más esto no será todo lo que necesiten, así pido a nuestro hermano Nith-Rah el don de la luz, para que esta fuente de esperanza que les entregamos les proporcione una luz de esperanza que guíe sus vidas. Otorgales el concierto y el orden necesario para que el caos de los constantes cambios no los lleve a la destrucción. El caos y el orden deben complementarse. La vida también necesitará de la muerte, Kotk-am-Toatl como final y nuevo principio, como enemigo y estímulo. Así como de tiempo para florecer, Sharashiel, tiempo para el cambio y tiempo para madurar y crecer. Este mundo necesitará de nuestros dones si queremos hacer de estas visiones una realidad. - Finalmente, totalmente extenuado, me dejé caer sobre mi trono y esperé a ver el desarrollo de la semilla que allí había sembrado y permanecí atento al trabajo de mis hermanos, para deleitarme con sus ideas sobre la creación.

La roca se convulsionaba con la temperatura, y el yermo empezaba a cambiar y a cobrar forma, así se daban los primeros pasos, que no eran más que el inicio del movimiento, el despertar de la vida que saca al universo de su existencia estática y de su quietud. El lienzo tenía sus primeros trazos, a penas la base de la composición, pero era un lienzo aún abierto para que otras diestras manos lo tomaran y le dieran forma, a la vez que un lienzo que, con el tiempo, terminaría por pintarse a si mismo. Un lienzo cambiante por toda la eternidad.

Nith-Rah observó los cambios de Atharon asintiendo ante el enorme esfuerzo.

-Así sea, hare que tu fuego sea un foco de luz eterno, y me asegurare de que este mundo se ordene en el cosmos.

Extendiendo sus manos al infinito, el señor del orden arrastro enormes cantidades de hidrogeno desde los confines del universo cercano, que hizo colisionar dentro de la esfera de fuego de  Atharon, la cual comenzó a brillar con una intensísima luz azul. Mas pronto los átomos de hidrogeno se unieron en formas más pesadas de helio, hasta que la nueva estrella solo estaba compuesta de esta materia, y perdió su brillo hasta un nivel más bajo, pero constante, lanzando su luz, ahora dorada, sobre el nuevo mundo de los dioses.

Los matices se empezaron a dibujar en la superficie del mundo, lo que antes era oscuro estaba iluminado por todos los colores del espectro.

-Y ahora, me asegurare de que toda esta creación mantenga un orden en el cosmos, y unas leyes en las que manejarse la realidad sin nuestra acción directa.

Tomando parte de su energía, creo campos de gravedad entorno  a la estrella y capto con ella al mundo, que ahora giraba en torno a su nuevo sol, en una ruta fija, ni muy lejos ni muy cerca de la luz y la energía que emanaba.

También destino parte de su fuerza a modificar las leyes de aquella roca, haciendo que los materiales más densos se hundieran en las profundidades, y aquellos más ligeros como los gases, salieran expulsados a una primitiva superficie.

De forma casi imperceptible, los metales más pesados formaron un solido núcleo, rodeado de otro más viscoso, creado por el calor que Atharon había insuflado en el lienzo. Por las leyes creadas por Nith-Rah, aquel núcleo metálico empezó a girar, creando un campo electromagnético entorno al lienzo, que lo protegería de los cambios más duros que pudieran llegar de la brillante esfera a la que rotaba.

Y así, el nuevo mundo amaneció en su primer día, en torno a su nuevo sol. Las leyes de la física impulsadas por el poder de Nith-Rah, mantuvieron el mundo en un patrón constante, que se repetía una y otra vez, llenando el mundo con luz, energía, y protegiéndolo de las amenazas que esta misma luz y energía pudiera traer, si llegara en demasía.

La roca ya no era plana, estaba insuflada de movimiento, por ciclos geológicos, impulsados por la densidad de sus materiales, y a si vez, su exterior no era puro vacio, si no que una capa de gases ligeros formaba la primitiva atmosfera. Pero el Lienzo aun necesitaba más para ser habitable por formas de vida compleja.

Nith-Rah descanso, para recuperar un poco las fuerzas, mientras sus hermanos aun trabajaban en el lienzo.

Oh... vaya! el señor del orden a creado caos! ... pensó la diosa del tiempo Observando al planeta girar sobre si mismo frente al sol, no tenia un patrón definido de giro, no habia nada que midiera cuanto debia tardar en hacerlo. En un destello apareció frente a la esfera junto al tiempo, su fuel mascota y observo las creaciones de sus hermanos. Era bonito ver aquella esfera de fuego frente a el lienzo en blanco... habria que darle su nombre, pero eso ya lo decidirian sus hermanos.

- Veamos...- Tan solo con pensarlo el tiempo se ensancho y engulló las dos esferas, la rocosa y la de fuego, y ambas entraron en sintonia dentro de este. Al escupirlas,la esfera llameante emita pulsos luminosos, mientras que la esfera rocosa giraba exactamente a una velocidad constante. tardando 30 pulsos "solares" en dar una vuelta sobre si misma.

Pero todo aquello no salio exactamente como tenia que salir, Sharashiel esperaba que ambas esferas quedaran tambien en sintonia al ser expusadas, pero la esfera de fuego poco a poco se iba alejando de la esfera rocosa. la diosa tomó su baston y trazó una circunferencia alrededor de las dos esferas. Cuando la "solar" choco contra el trazó magico, empezo a seguirlo girando alrededor de la esfera rocosa. Aquella circunferencia no habia quedado perfecta asi que habia dos tramos de recorrido mas cercanos a la esfera rocosa y dos tramos de recorrido mas alejados. Siendo la circunferencia ovalada. EL "sol" tardaba 434 ciclos de pulsos en dar la vuelta a la "tierra"

Como podia haber fallado calcuando aquelló?... el poder de la diosa estaba en pleno apogeo, era dificil controlarlo y hacerlo estable, no era igual que la diosa que veia en sus visiones. Ella tenia ahora mismo todo el poder en bruto del tiempo y debia aprender a controlarlo con exactitud.

Si Eon estaba satisfecho con el trabajo de sus hermanos, no lo expresó, si bien no había expresado ninguna emoción desde el comienzo de su existencia, y probablemente no lo haría hasta el final de la misma. Porque las emociones descontrolaban la mente, y el Señor de todo Conocimiento debía administrarlo sabiamente.

El mundo empezaba a tomar forma ante ellos. Ya poseía un núcleo de metal y un compañero ardiente con el que bailar en el vacío del Infinito. Atharon había creado unas normas para la vida, pero aún quedaba mucho para que la Vida decidiera implantarse en aquella roca. Nith-Rah había protegido el planeta con calor y un manto invisible que impidiera que muriera abrasado por aquella esfera de fuego. Habían actuado sabiamente, a ojos del Padre de la Sinergia. 

Sin embargo había algo que hacer aún, antes siquiera de centrar su atención en el planeta. Pues Eon se debía a todo Conocimiento, y no sólo el que albergara el mundo, sino también el de Ruth-adum, y necesitaría tener un ojo siempre puesto sobre la vida que allí se desarrollara. Así que salió a uno de los grandes ventanales de la ciudadela, y observó el vacío de la nada. A su voluntad, miles de cometas nacieron de decenas de estrellas moribundas, y atravesaron el infinito hasta él. Allí, en vez de colisionar violentamente, se congregaron en un punto, creando una esfera de metales distintos, una aleación imposible, que brillaba al ser iluminada por la esfera de fuego de su hermano.

Y allí la expuso, para que bailase en torno al planeta, en una danza propia y personal, uniéndose al designio de la Diosa del Tiempo y girando al ritmo que ella encomendase. Y sería su ojo siempre vigilante, y la vida de aquel mundo que todavía no había nacido llevaría en sus corazones el Conocimiento de que había un dios que siempre lo veía todo. Y esta cambiaría de color, y según su color, sabrían sólo los sabios interpretar los designios.

- Candrana - dijo, reconociendo su existencia, y la esfera refulgió con mil colores, aceptando su nombre - Tú serás mi ojo vigilante.

Candrana... Justo cuando la regente de la magia estaba a punto de volver a los salones de Ruth-adum, aparecio aquel satelite. Aquel ojo de Eon. La orbita de Candrana habia sido designada por el propio dios, asi que Sharashiel no interfirió en esta, simplemente la ajustó para que tubiera una velocidad constante. Cada 62 dias. Asi se podrian llamar los ciclos de 30 pulsos solares. Candrana daria una vuelta completa. dando asi 7 vueltas al cabo de un ciclo entero de la esfera llameante.

La creación del universo avanazaba poco a poco, las bases ya estaban asentadas y solo era cuestión de algunos retoques el que la vida pudiera florecer, sin embargo Ziltath no estaba contenta con cada una de las aportaciones de sus hermanos, su generosidad podría causar su perdición, ya que los mortales resultan en esencia desagradecidos y tanta prosperidad podría inducirles a pensar que no necesitaban a sus padres.

Tampoco le gustó la acción tomada por Eon, ya que si bien el conocimiento es parte de la verdad, éste no debía pertenecer a nadie por completo, así pues decidió tomar partido y obstaculizar los esfuerzos de sus hermanos, con el mero pensamiento de la diosa una gran esfera de negrura infinita se formó para oponerse tanto al ojo de Eon como a la luz de Nith-Rah, poco a poco la esfera se condensó hasta formar una masa de obsidiana lisa y perfecta. Este es mi legado y mi advertencia para los mortales, Zenitar, el guardián de los secretos, el cual será opuesto a la creación de Nith-Rah y Atharon, y el que se encargará de atemorizar a los mortales para que recuerden que igual que les otorgamos la vida les dispensamos la muerte.

Nith-Rah observo complacido la restructuración del ciclo que había creado entre la estrella y el mundo. Aunque ya tenía un patrón de giro definido, la forma de ordenar en ciclos más concretos de Sharashiel le resulto placentera, mas incluso cuando observo como añadía la nueva variante que era Candrana. Después de todo, el orden precisaba de la ordenación de sus ciclos en el tiempo tanto como en el espacio.

Después contemplo extrañado a Ziltath, preguntándose porqué crearía algo tan cruel como para tapar la misma luz que sus hermanos habían creado como regalo al mundo. Resignado ante la creación, se aseguro de que las leyes que creó anteriormente se aferraran tanto a Candrana como a Zenitar, manteniendo siempre el deseo de sus creadores de cómo habría de mostrarse.

Después se dirigió a Atharon.

-Dado que nuestros hermanos han decidido poner nombre a sus creaciones, tal vez habríamos de hacer lo propio con la nuestra… ¿qué te parece si llamamos la luz que hemos creado como "Athra", en honor a nuestro nombre?

Mientras hacia esta pregunta a su hermano, empezó a manipular la materia que formaba la atmosfera del mundo, creando enlaces, o abandonándolos cuando no le interesaban, hasta que compuso una sustancia que esperaba que sirviera para cultivar la vida en el mundo. La sustancia recalentada se mantenía en la atmosfera como un gas, pero al abandonar la misma energía que Atharon había dado al mundo, se enfriaba, formaba vapor y precipitaba en grandes cantidades, llenando poco a poco el mundo de charcos, lagos y mares, que a su vez formaban nuevos ciclos de evaporación y precipitación.

- Con gusto acepto tal nombre, hermano. - Contesté a Nith-Rah, mientras observaba como se desarrollaban las creaciones de mis hermanos. Veía cómo el mundo se desarrollaba y crecía, cómo su cosmos se ordenaba y formaba sus ciclos, incluso la oscura creación de Zilath causó en mi regocijo, pues los seres vivos deben recordar que están bajo amenaza para poder crecer. El estancamiento no era una opción, debían continuar floreciendo y evolucionando, y no podían hacerlo si no sentían la necesidad de ello.

Observé entonces los cielos llorar, como aquel material gaseoso se condensaba al enfriarse y se volvía líquido. Parecía rehuir mi energía, y sin embargo parecía tener una estructura tan propicia para la vida, que incluso podría volverse indispensable. Parecía cubrir gran parte del lienzo ahora, casi en tantas proporciones como hacía ahora la propia tierra, el fuego escondía. - Es asombroso como ese material rehuye mi fuego, y sin embargo es tan peculiar que podría ser una de las bases de la vida. La tierra ha sido sembrada con fuego, cubierta con aire, y regada con... agua. Así como el aire se ha opuesto a la tierra, este nuevo agua se opone a mi fuego, y sin embargo, los cuatro serán necesarios para el florecimiento de la vida. Así debe ser. Estos nuevos seres requerirán de las cuatro materias primigenias que componen este mundo. De los cuatro surgirá la vida, y así todos los seres con tal don compartirán su origen. - Así hablé, y las materiales danzaron, y entre los cuatro darían origen a la vida. Primero en sus formas más básicas, y poco a poco avanzaría, y se volvería más compleja, pero sería, en esencia, lo mismo.

Me alcé una vez más del trono, y me acerqué a contemplar aquel nuevo sistema que se desarrollaba, las condiciones que reunía eran optimas ahora, lo que marcaba el momento idóneo para marcar el inicio del desarrollo de los seres que la visión nos había mostrado. Alcé mi mano sobre aquel lienzo que dibujábamos, y apreté la garra de mi pulgar sobre la punta de mi índice, y una gota de sangre centelleante como el fuego cayó sobre aquel mundo siguiendo mi voluntad y mis designios. - Ahora, que mi sangre se una a los cuatro elementos, otorgándoles la capacidad de vivir. Este mundo al fin reúne las condiciones necesarias, es el momento de que la semilla crezca, pues ahora es fuerte. - Y de mi sangre nació el primero de los seres que viven, un ser simple y minúsculo, a penas una mota de polvo en aquel mar caótico que empezaba a cobrar forma. Pequeño y primigenio, pero vivo. - Diminuto y sencillo es ahora. Pero es tan solo el principio. De esta minúscula esencia de vida surgirán todas las criaturas de la creación. Al igual que de los materiales del cosmos hemos creado este mundo y las cosas que le rodean, esta será la materia prima para la vida. Pues es ley que en adelante sólo lo vivo podrá engendrar vida. - Así hablé, iniciando al fin el ciclo de la vida, poniendo el punto de comienzo para los seres que estaban por venir, y que deberían hallar la manera de llegar a formarse y convertirse en lo que habíamos vislumbrado.

Kotk-am-Toatl observó como sus hermanos se ponían manos a la obra, como si fueran plenamente conscientes de lo que podían hacer y de lo que querían hacer. La capacidad de crear vida de Atharon le sorprendió ligeramente, pues parecía saber qué era lo que necesitaba ese mundo, o quizás puede que solo se dejara llevar por unos impulsos o instintos propios de él. Cuando mencionó el ciclo de vida y muerte, que sería un círculo continua, el Juez Supremo simplemente hizo un gesto con la mano, invitando a su hermano a continuar y mostrándose conforme con lo que había hecho. Ese ciclo de vida y muerte sería bueno para el mundo, como ellos mismos eran conscientes de que habían aparecido y que en un futuro desaparecerían, ¿o quizás solo era consciente él?

Observó la creación de las pequeñas esferas alrededor del mundo al que estaban dando forma, como Nith-Rah creaba unas leyes para poner un orden que le complaciera a él, Eon creó otra pequeña esfera para contraponerse a la creada por Atharon, para que fuera capaz de observar por él, Sharashiel dio un ligero sentido a todo al marcar unas rutas y unos tiempos establecidos, creando otro orden diferente que intentaba acompasarse al que había puesto Nith-Rah. 

Zilath optó por crear algo para los llamados "mortales", para que fueran temerosos de la muerte y creó otro satélite más- Hermana -dijo al fin Kotk-am-Toatl sin moverse de su trono, solo irguiéndose- la muerte no debe ser temida, es algo necesario y que llegará a todos y a todo. Yo soy el Señor de los Muertos y no quiero que me teman, quiero que teman las consecuencias de sus actos, las consecuencias de sus decisiones, pues todos y cada uno de ellos será juzgado con respecto a lo que hayan hecho. Los únicos que deberán temer a la muerte serán los que fueron injustos en vida.

Y en ese momento, algo dentro de Kotk-am-Toatl apareció, era algo que había estado allí, pero tan en el límite de sus ámbitos y conocimientos que no se había percatado de ello hasta ese momento. Reflexionó un momento más mientras Nith-Rah y Atharon remodelaban de nuevo el mundo para una mejor función para sus futuros hijos. 

El Señor de los Muertos se levantó y bajó del pequeño pedestal que tenía su trono para dirigirse hacia ese lienzo ya modificado- Hermanos, como podéis ver todos y cada uno de nosotros tenemos una mentalidad diferente y no todo puede funcionar como nos gustaría. Todo lo que exista, todo lo que creemos, absolutamente todo, tendrá que tener las mismas posibilidades de existir como de desaparecer -esbozó una ligera sonrisa y miró a Sharashiel- como las ebras del tiempo, ¿verdad, hermana? -tras ese comentario caminó y extendió ambas manos hacia el lienzo, clavó la mirada en éste y un destello dorado lo iluminó durante un instante tan fugaz que ni los dioses estaban seguros de que hubiera ocurrido- la justicia es equilibrio, y es lo que voy a dar a nuestra creación, un equilibrio por lo que tanto el orden, como el caos, como nuestros diferentes puntos de vista puedan mantenerse y coexistir, pues como he dicho, todos tenemos que tener las mismas posibilidades.

No era un cambio drástico, pero entonces trazó un círculo alrededor de todos los pequeños satélites, plagando el cielo de unas luces estroboscópicas y brillantes que solo se podrían distinguir durante el periodo de oscuridad de ese mundo. Estas luces parecían tocar un punto en concreto, en el que Kork-am-Toatl hundió la mano y arrancó un pedazo de ese mundo que habían creado sus hermanos, pequeño, diminuto en comparación con lo que era todo ese lienzo, en proporción sería como una pequeña estructura de Ruth-adum- Ésto será Sabal-adum -dijo- la Puerta de los Muertos. A través de ella todas las almas de los muertos de toda esta creación podrán acudir al Juicio Final, donde decidiré si son dignos de una existencia superior a la que habían tenido hasta ese momento o su destino es desaparecer para siempre de esta existencia -alzó la mirada de nuevo a sus hermanos- el juicio será para todo lo que creemos con vida cualquiera de nosotros, si queréis que estén fuera de este ciclo, es cosa vuestra, pero la justicia llegará a todas partes. No obstante -alzó un dedo- Sabal-adum es una tierra fuera del ámbito de los mortales, por lo que solo los elegidos podrán acceder a ella.

El tiempo podía desdoblarse, la magia podía copiar. Y la divinidad permitía a un dios hacer cuanto quisiese. Así pues. Sharashiel mantenía una conversación en Ruth-Adum y Paseaba por la superficie del mundo, era extraño ver el "agua" sobre la tierra, sin ningún relieve o hueco que la mantuviera. El mundo aun era liso... y a pesar de tener un núcleo, no habían nacido accidentes geográficos de ningún tipo.

Elevó la mirada al cielo y busco a Candrana. Su nacimiento se había dado de la unión de varios cometas y cuerpos sólidos provenientes de todos los rincones del cosmos... así pues disponía en su composición de un sinfín de metales. Con tan solo desearlo los restos que no se unieron a el ojo de Eon y que aun flotaban cerca de el mundo, se precipitaron contra este con violencia, estrellándose en un sinfín de lugares, creando cuencas, cráteres, deformando la superficie de ¿heris? tal y como se conocía hasta ahora. Aquel suceso no dio lugar a grandes montañas, pero dejó la superficie de el planeta mas irregular. 10 fueron los grandes pilares o piedras que se estrellaron contra el mundo. Y en ellos se gravó la esencia de la diosa, los 10 símbolos de la magia.

Para ello Sharashiel viajo a cada una de las 10 piedras. En el fondo había llorado por tener que hacer aquello al planeta. Pero era necesario. Y con cada una de las 10 lagrimas que derramó escribió un símbolo diferente en cada una de ellas. Cada piedra era de un elemento. Cada una esparció por la superficie un mineral y cada una de ellas emitía un pulso mágico diferente.

Observando la creación de Sharashiel, Eon pareció complacido, pues quitando los restos de materia en torno a Candrana, su visión era mucho más limpia de lo que sucedía en el planeta. Sin embargo, aún parecía meditabundo por los niveles de energía que se les escapaban cuando hacían uso de su poder para la creación, y como Dios del Conocimiento, sólo tuvo que pensar en la solución para que apareciese ante él. Primero parecía una distorsión de la propia realidad, aunque luego adquirió varias tonalidades, cambiantes, pues no pertenecía a ningún elemento creado por sus hermanos.

Su aspecto recordaba al del humo, pero brillante y maleable, y si le apretaba con fuerza, se volvía duro y cristalino.

- Verás, Atharon - dijo a su hermano - Aunque reconozco que tu interés en llevar Vida al planeta es encomiable, estoy en desacuerdo con tus normas y tus principios. En mis planes no se contempla que una criatura viva tenga que reproducirse y luego desaparecer, no le veo sentido práctico a eso. Tampoco considero que limitar mis creaciones a cuatro elementos, como has promulgado, sea adecuado, pues mi Saber contempla más que esas posibilidades.

Y diciendo esto, una incorpórea mano tomó esa nueva sustancia y la agitó suavemente, haciendo que se extendiese, casi transparente, y lloviera sobre el planeta.

- Éter - dijo, solemne, dando un nombre a aquella materia, y por tanto, creándola - Mi elemento particular.

Aunque en un principio las 10 piedras de Sharashiel solo deformaron ligeramente la corteza del mundo, su llegada fue el inicio de la formación de las grandes montañas, pues tras el impacto, las leyes de densidad creadas por Nith-Rah se alteraron, y los flujos de materia dentro del mundo afloraron a la superficie en terribles y brillantes erupciones volcánicas.

No obstante y a pesar del aparente caos, el orden encontró una forma de compensarse. La corteza superficial del mundo ya resquebrajada por el impacto, se dividió en placas, y mientras en algunas placas floraban nuevas rocas de las profundidades del planeta, otras se subducían, internándose de nuevo en el mundo y fundiéndose en su núcleo viscoso.

Las placas divididas cambiaron de altura. Allí donde una placa se internaba en el mundo, la contigua se alzaba un poco más, creando altas cordilleras, ricas en los metales y minerales escondidos en las entrañas del lienzo.

Ahora el mundo contaba con continentes definidos que ascendían de los mares de agua, así como cordilleras y depresiones, que se empezaban a cincelar por los ciclos de agua. La nueva dinámica del mundo creaba también volcanes y terremotos que se daban cada vez que el ciclo adquiría demasiada tensión en su dinámica.

L O V O contempló la creación que los otros dioses llevaban a cabo: movían y daban forma a las más grandes masas de existencia imaginables para construir la estructura del mundo, y también a las más pequeñas para crear algo totalmente nuevo desde su misma esencia.

L O V O quiso tomar parte de aquella creación, pero él no sabía nada... mientras que los demás parecían capaces de dar sentido a cualquier cosa, L O V O desconocía incluso su propio sentido.

El joven dios roto tuvo entonces un deseo: quería vivir a través de todas aquellas formas recién nacidas tan llenas de color y tan hambrientas de vida... su capricho era poderoso, aunque él no supiera realmente qué es lo que pretendía conseguir. Tal vez nada, tal vez todo, o tal vez algo que dejaría a la suerte en la que confiaba, iluso, como en su propia madre.

Y de pronto se encontró en el centro de todo ello, y comprendió a medias la gravedad de lo que había hecho...

En aquel mundo dominado por la existencia, su mera presencia creaba un vacío desgarrador que había de ser rellenado, y así lo entendían el éter de Eon, el líquido de Nith-Rah y la materia sólida que basaba el mundo, en continua transformación por acción de los poderes divinos.

Dominado por el miedo, L O V O dejó de ser L O V O para volver a su forma original: la del dios incompleto, desnudo en su imperfección, que niega el mundo con su aullido existencial.

Nadie, ni siquiera L O V O, entendería lo que pasó entonces... L O V O era solo una máscara con la que el dios sin nombre se protegía de sí mismo, y cuando este renunció a ella perdió todo lo que le separaba de su estado más primitivo.

Inconsciente de todo y de todos, el dios sin nombre definió la fórmula del vacío y la escribió en cada fracción aún intocada del universo en forma del que él conocía como el primero de todos los números:

El cero.

Así surgió el NO como el enemigo de todo lo que existe, circundándolo en su silencio, amenazándolo con su presencia imposible.

Cuando el dios sin nombre encontró su máscara perdida en la calma absoluta de NO, entendió que nunca podría salir de ahí. Desesperado, llamó a todo aquello que hace un instante, o tal vez una eternidad, había odiado y temido como a su enemigo...

Fue en vano.

Aunque las creaciones de sus hermanos tenían un propósito y pretendían mantener un orden establecido por las divinidades, el caos desbocado de las obras de los dioses tornaron el planeta un lugar inhóspito en el que la vida dificilmente podría prosperar, de nuevo buscando el equilibrio, Ziltath agitó su delicada mano para realizar una nueva pincelada en aquél lienzo divino.

La tierra elegida por la diosa era una gran cordillera rodeada de vastas llanuras, en cuanto el hálito de la misma penetró en la tierra la vida comenzó a florecer, cubriéndolo todo con un verdor sin igual, la humedad que desprendía esta nueva vida comenzó a formar una neblina constante alrededor de los picos de la cordillera, apagando la ira que provenía del interior del planeta y negando la visión de ojos no divinos, así creó Niraven, el hogar de los secretos. Esta pequeña porción del lienzo será el refugio de toda criatura que no halle su lugar en ningún otro sitio, esta tierra les porporcionara seguridad y privacidad para que puedan vivir y morir en paz.

El mundo empezaba a estabilizarse. Ahora las erupciones y los terremotos remitían y daban lugar a una aparente calma, que solo se interrumpía en por contados eventos. Los mares florecían con la forma de vida creada por Atharon. En tierra, observo las curiosas formas de vida de color verde que había creado Ziltath y tuvo una idea.

-Para que la vida prospere necesita una base capaz de obtener alimento del mismo mundo. Ordenare a algunas de estas criaturas, para que puedan tomar la materia del mundo, y la luz de Athra como fuente de energía.

En el mar, tomo unas pocas células de Albus primigenis y ordeno en su interior una estructura que les permitirá capturar la luz del sol, así como un ciclo para convertir la luz y las sustancias que captaran en alimento para ellas mismas y otros organismos.

En tierra, realizo el mismo proceso con algunas de las criaturas que Ziltath había creado y aun no tenían nombre. Entrego algunas de estas a su hermana como regalo, para que su creación fuera capaz de tomar la luz de Athra y vivir de esta.

-Estos seres crearan alimento para otros, a partir de lo que otros no pueden consumir… luz, y materia inorgánica. Con ello y junto a las creaciones ya existentes, serán la base de la vida.

Proclamo, mientras soltaba su nueva creación por los mares y las tierras, que empezaron a cambiar la composición de la atmosfera y mares del mundo, emitiendo oxigeno, respirable y útil para los otros seres, y aquellos mas complejos que les seguirían.

Cuando el dios sin nombre encontró su máscara perdida en la calma absoluta de NO, entendió que nunca podría salir de ahí. Desesperado, llamó a todo aquello que hace un instante, o tal vez una eternidad, había odiado y temido como a su enemigo...

Fue en vano.

Poco a poco se acostumbró a aquel lugar vacío de todo, en el que ningún otro dios podía encontrarle... ni siquiera el tiempo de Sharashiel estaba presente en el corazón del NO, por lo que él nunca sabría cuánto tiempo le llevó abrir las puertas.

Dos verdades eternas serían conocidas sobre las puertas del NO:

La primera: una de las puertas permitía la entrada al NO, y otra la salida de él.

La segunda: las puertas no estaban situadas en ningún lugar fijo.

Entre las dos producían un puente inconstante entre distintos puntos del planeta, por el que el flujo de materia que el vacío absorbía tenía una forma de escapar de él... así escapó L O V O también.

Las puertas suponían un gran desequilibrio que había de regularse, y eso fue lo que originó el Viento Rey.

Kotk-am-Toatl observó la creación de sus hermanos mientras pensaba aún en los elementos que estaban creando sus hermanos y, sobre todo, en las excepciones que estaba realizando su hermano silencioso, LOVO, que parecía crear, o más bien deshacer, algunas de las cosas que hacían sus hermanos.

Con un gesto de las manos, el Juez Supremo modificó la zona de la que había surgido Sabal-adum, apoyándose en las montañas creadas por Nith-Rah y los mares de Atharon. Creó un anillo en el que había una pequeña zona acuática, rodeada de montañas, aislando esa zona un poco del mundo, no tanto como su anterior creación, pero sin ser tan separatista.

No dijo nada, simplemente creó esa nueva zona, con la esperanza de que sus futuros hijos la habitaran, pero antes de saber que haría, tenía que observar algo más como evolucionaba ese mundo que, por el momento, seguía sin nombre definitivo.

Ocurrió que L O V O se sentía solo en el panteón, solo y desprotegido contra los dioses de verdad.

Necesitaba un amigo, y lo buscó en el mundo.

L O V O viajó al continente del norte y, al oeste de la cordillera más grande, construyó a su amigo. Sería un amigo tan grande y poderoso que L O V O nunca más sería dañado, ni siquiera por sí mismo... sobre todo por sí mismo. Un amigo tan grande, un amigo tan poderoso, que le daría a él un nombre... uno de verdad, no como aquel que robó a una máscara que nunca había vivido.

Trazó una línea, y luego otra, y otra más, y pronto pudo ver las piernas que pisarían a sus enemigos y los brazos que le abrazarían mientras dormía.

Aun así, faltaba algo. Arriba de su cuerpo empleó largo tiempo en producir la parte fundamental que daría sentido a toda su existencia: su máscara.

Cuando hubo terminado su creación, L O V O se dedicó a contarle sus secretos, uno a uno. Era importante que él supiera; muy importante. Le contó el secreto del vacío y el secreto de la suerte -el primero era una historia de miedo, el segundo un chiste- y eran dos secretos de entre los más poderosos que nunca habían sido contados... L O V O supo que solo ellos dos podían asustarse y reírse con solo pensar en ellos. Le contó de las increíbles proezas que los dioses habían hecho en su planeta, y sus dudas sobre en cuál de ellos debería creer... llegó incluso a confesarle que Sharashiel le gustaba, aunque no habían hablado nunca. Y le habló de cosas que -justo como él- no eran verdad pero lo parecían. Cuando quiso decirle el nombre del mundo no supo inventarse uno.

Hasta el momento había pensado en el mundo como en un juego muy nuevo que podía utilizar para distraerse de su agonía, pero al probarse incapaz de darle un nombre entendió que era algo verdadero: algo como él mismo.

H E R I S

.

Q U I E R E N L L A M A R L O H E R I S

Aquel nombre no significaba nada para él -ningún nombre lo hacía- pero él envidiaba a aquella esfera que, para los otros, era merecedora de un nombre.

F A

.

Y O Q U I E R O L L A M A R L O F A

Era mentira, por supuesto. Pero era una mentira importante para él.

T U M E L L A M A R A S

A M I G O

La diosa se perdió en las conversaciones que acontecían en Ruth-Adum. Cada uno discutía de sus dominios, sus esferas... Sus competencias y que no cederían terreno ante sus hermanos. Todos hablaban de las futuras creaciones que debían llegar. Seres con chispa divina. Con alma. O con lo que fuera que pensasen darles... Todo aquello ya había sido visto por Sharashiel, sabia que debía ocurrir. Pero a diferencia de los que solo lo intuían. Ella calló.

Descendió a Heris. Así debía llamarse, porque así había sido llamado antes, aunque esa parte se la guardo. Sabía que en muchos de los futuros, los dioses habían aprobado aquel nombre... en otros no. Pero eso ya no importaba, todas aquellas líneas temporales se habían cerrado de golpe.

La vida simple en el planeta había empezado. Y aunque ella no había aportado gran cosa al mundo, disfrutaba de cada una de las creaciones de sus hermanos. El viento Rey era una de las mas curiosas, y a pesar de la indiferencia que causaba L O V O en ella. Debía reconocer aquel trabajo tan curioso. Otro de los trabajos que llamo su atención fue el éter de Eon. SU propio elemento que compartiría con sus hermanos, y con el cual. Muchos de ellos empezaron a especular, casi intentando darle un uso antes que el propio creador de este... No... aquello no le gusto. Eon debía ser quien decidiera para que se usaría tan preciado elemento divino.

Todas aquellas andadas y pensamientos la llevaron hasta un lago, Producto del deshielo de las montañas cercanas. Hielo ocasionado por la climatología que habían dado al planeta. Lo curioso de aquel lago y aquel hielo... era que tenían una de sus piedras runicas, situada en lo alto de la montaña. La ultima de las piedras que cayó, El agua se había cargado de resonancia magia y ahora presentaba un color mas azulado, con un brillo diferente - Maná- lo dijo sin pensar. Sabiendo lo que era, pues provenía de la piedra cardinal y su runa simbolizaba el principio de toda magia.

Aquella agua era potable. No dejaba de ser mas que agua. En un principio básico claro. Aunque en un futuro podría ser usada para ayudar a mejorar las propiedades mágicas de algún ser.

Se dejo llevar un rato por el tiempo. El cual había descendido junto a ella para pasear. Montada en su lomo rodeo todo el lago y se acerco a las montañas por el riachuelo del maná. Aquel lugar... si, la visión le llego de golpe. "la caída de Aruthzan" era aquel lugar. No en todos los futuros Aruthzan caía ahí, ni saltaba de línea en línea. Pero en muchos si.

El tiempo se detuvo entre el lago y las montañas. Sharashiel no hizo nada mas en aquel lugar. Tan solo suspiró pensando en todo lo que allí iba a pasar y bautizó el lugar como- la caída de Aruthzan- cayera o no en aquella línea temporal así se llamaría el lago del maná.

Del suspiro de la diosa nacieron los " ism " pequeños seres emplumados. con dos alas y una cola que parece desvanecerse. Luminosos hasta tal punto que tenerlos delante de los ojos puede cegar. Nacieron miles y se desperdigaron rápidamente por todo el continente. Los Ism, o suspiros de Sharashiel pueden salir y entrar en la línea del tiempo. Recorriendo grandes distancias en un parpadeo.