Partida Rol por web

Finalmente, había ocurrido. Gargoltar no diría que aquel era el primer paso, pues sería mentira, los primeros pasos ya se habían dado mucho antes... Pero sí fue el primer gran avance en la destrucción del panteón. Habían empezado a matarse unos a otros, y mucho se temía que esto no acabaría hasta que sólo quedara uno. Y éso, si llegaba a quedar alguien. 

Sin embargo, no dijo nada. Muchos sentimientos y muestras de cariño le resultaban extrañas y ajenas, y la tristeza era uno de ellos. Era un ente racional, y podía entender lo que había hecho Sevoriam. Le había guiado su naturaleza, había sido creado así por Padre. ¿Era una amenaza? Sí. Pero, probablemente, también cumplía su papel en la creación que todos estaban llevando a cabo. 

Zavara, en cambio, parecía ser mucho menos fría de lo que su dominio sugería, y sí cargó contra el dios de la naturaleza, indignada por lo ocurrido. Observó, otra vez en silencio, todo ello. Las divisiones internas cada vez se extendían más, cuando la que puede que fuera la verdadera amenaza permanecía ahí, sin que nadie aparte de él se interesara por ella. O puede que no...

-Es el momento de hablar, hermano-dijo Gargoltar, proyectando su metálica voz a la mente de Meseth-nosotros elegimos no confiar en los misteriosos regalos que la sombra traía, y ésta ha vuelto para someternos, a nosotros y a nuestros hijos. Creo que eres tan consciente como yo de la amenaza que esta supone, no solo para nosotros, si no para todo el panteón. Esta sombra está tratando de imponerse y dominar a todo y todos. Y no estoy dispuesto a ello. 

- Por un momento pensábamos que tenías algo que decir respecto a lo que había pasado con Mirari... estábamos sorprendidos de que te involucraras - una leve risa surgió del interior de la capucha - Pero sí que el problemas de las sombras es algo que no habíamos anticipado, y nos molesta sobremanera. Nuestros hijos pudieron deshacerse de las bestias legendarias que les atacaron, y sin embargo, eso significo ser marcados de alguna manera. Sí... hay que hacer algo. Pero... primero, ¿qué opinas de lo que acaba de suceder?

-Opino que era algo que iba a ocurrir. Quizás no de este modo, quizás no tan pronto... Pero la naturaleza de nuestro hermano Sevoriam, la naturaleza que nos ha mostrado al menos, implica destrucción. Luchará y luchará, hasta morir o ser el último en pie. Que Mirari fuera su primera presa no ha sido más que una coincidencia afortunada, además de dar excusas para la suspicacia del resto de nosotros. Pero si alguien no vio las intenciones de Sevoriam, es que estaba ciego. 

- Hace tiempo que sabíamos que Mirari sería la primera de nosotros en caer, y no nos hacía falta verlo en las brumas del futuro. Ella misma se granjeó la desconfianza y la enemistad del Panteón, y Sevoriam sólo ha hecho lo que debía hacer: limpiar las impurezas, lo que nos impedía al resto crecer y brillar - dijo, entrelazando los dedos.

-A eso me refiero con las suspicacias del resto, hermano. Los secretos se llaman así por que se mantienen en secreto. Si ocultas algo y el resto lo saben, es lógico que surjan las desconfianzas y la animadversión. Además de que fue particularmente... Impulsiva, podríamos decir, al hacer uso de sus poderes. 

- Entonces sólo nos queda determinar qué hacer con Zavara... la muerte de Mirari la ha trastornado, y probablemente atacará a nuestro hermano con todas sus fuerzas. ¿Qué crees que debemos hacer? ¿Qué dicta tu lógica?

-Dejarla hacer. No soy ningún protector, hermano. Intervendré y aportaré equilibrio de ser necesario. Sin embargo, ya que una de aquellas que decían portar los más nobles sentimientos y portar la capa del bien ha caído, no me parece ilógico que el siguiente sea uno de aquellos que podrían estar más opuestos. Además, como ya dije, está en la naturaleza de Sevoriam destruir. No puede evitarlo. Los próximos, o los últimos, podrían ser mis hijos o los tuyos. Si se evita ese enfrentamiento por la intermediación de otro de nuestros hermanos, aunque sea mediante las armas, no seré yo el que se oponga. De todos modos, tenemos otro problema entre manos.

- Sí - sentenció, aunque no dejó claro a qué hacía referencia - El asunto de estas Sombras... nos preocupa, y a los Grigori también. No temen, pero sí que ha aparecido algo que no conocen, y eso los ha revolucionado. No queremos unos hijos revolucionados. Sin embargo, no hemos obtenido ninguna respuesta hasta ahora. ¿Sabes algo que desconozcamos?

-No, aún no. Sigo barajando la posibilidad de que un ente ajeno a nosotros esté manejando estas sombras. Estoy intentando pensar algún modo de contrarrestarlas, sin embargo, por que no me gustaría que mis hijos fueran "esclavos" de esa darknita, mucho menos que se desviaran de la vía del progreso al adorar a alguna oscura deidad oculta. 

El trono que me pertenecía y representaba en Ruth-Adum empezó a brillar y emitir llamaradas cada vez más grandes cuando una de ellas creció por encima del resto mientras iba adoptando una forma cada vez más definida hasta el momento que surgí del interior de aquel fuego, portando conmigo lo que había encontrado en el núcleo de la esfera, un espejo similar al que había aparecido en la Sala de las Profecías, solo que este se encontraba roto, y no parecía contener nada, simplemente era un espejo con el cristal partido y solo la mitad del reflejaba, mientras que la otra era un montón de fragmentos. Pero en lugar de hablar de ello con mis hermanos, mi atención se centró en lo que Sevoriam había provocado en la esfera, y en la propia Ruth-Adum.

¡Hermana!- grité angustiado al ver como el trono de Mirari se quebraba poco a poco -¡¿Qué has hecho, hermano?!- le pregunté a Sevoriam, visiblemente alterado por lo sucedido -¿Acaso tus sospechas sobre nuestra pobre hermana te han llenado de miedo hasta tal punto que te has visto empujado a destruirla a ella destruyendo a sus hijos? ¿O es que ya ni siquiera puedes controlar tu propia naturaleza? Dices representar el conflicto y la guerra, pero tus actos no reflejan tales conceptos, solo destrucción sin sentido- le dije, aumentando mi ira y mi indignación con cada palabra, así como también cierta decepción, aunque controlando mis llamas para que no reflejasen mi estado y se liberasen en aquel lugar -Somos hermanos, todos somos hijos de Padre, al igual que Mirari con quien tan cruelmente has acabado, y por ello te respetaba y apreciaba… pero ya no más- le dije -Padre quiso que todos viviésemos juntos pero tú has acabado con tu propia hermana… antes dije que protegería a cualquiera de un ataque sin justificación, y puede que haya fallado a Mirari en ello, pero aunque no pueda protegerla, no pienses que tus actos quedarán sin castigo- sentencié, tras lo cual me retiré a mis dominios, dejando en el trono a varios de mis idhúns, algunos de los cuales, tomaron lo que había encontrado en la esfera y lo depositaron en la Sala de las Profecías.

- No entendemos vuestras reacciones - dijo Meseth, que tras escribir personalmente el nombre de su desaparecida hermana en el trono, se había aproximado al trono destruído y había tomado uno de sus fragmentos - Mirari era un peligro para el Panteón: actuaba a nuestras espaldas, escondía a sus hijos de nuestra vista, y había sido el origen de varias disputas. Vosotros sólo la disculpábais, diciendo que ella era así, su naturaleza era joven e inocente. ¿Y ahora culpáis a Sevoriam por seguir lo mismo? Nos no vemos daño alguno en lo que ha hecho. Más aún, ¿no os sentís ahora más fuertes, más plenos? Pensad en ello cuando enarboléis ese mismo poder para atentar contra otro de los miembros del Panteón.

Cuando Zavara se dirigió a Sevoriam de forma amenazante, el Dios de la Guerra ni se inmutó; pero mientras ella creaba esa tormenta de nieve y hielo, Sevoriam comenzaba a hacerse más grande y disperso, como una de las atroces tormentas que hacia que Ser'duk fuera tan destructivo, hasta que ella se calmó y el Dios de la Naturaleza volvió a su ser informe.

-Nunca he mostrado Piedad hermana, y yo soy lo que mi naturaleza dicta. No olvides, pues no quiero que esta lección se pierda en la memoria -segun terminaba esas palabras, su hermana ya no estaba, y fue sustituida por el dios del fuego increpándole tener miedo.

-¿En que momento he mostrado miedo? He mostrado mis dudas y nunca he ocultado la verdad, mis dudas sobre nuestra hermana, mis dudas sobre su fortaleza y, ella, las incrementaba ocultando sus acciones -negó con la cabeza- nuestra hermana fue siempre la más débil, y yo tengo que hacer mi labor, algo que os he dicho en todo momento y sin ocultarlo. Creo que soy de los pocos que controlan su propia naturaleza, pues vosotros os dejáis llevar por sentimientos que nublan vuestra razón -se alzó para encararse a su hermano- ¿que esperabais de un dios que reperesenta el conflicto y que ha dicho muchas veces que purgará a los débiles? Esa es mi labor y eso es lo que he hecho -un trueno reververó en su interior mientras su hermano se separaba de él.

-Vosotros estábais sobre aviso de lo que sucederia, no os hagais los sorprendidos, sabiais que yo acabaría con nuestra hermana, que dudaba de ella. ¿Se lo dijisteis? ¿La contásteis lo que hablamos aquí? Podíais haberlo hecho, podríais haberla protegido y evitado esto; pero no lo hicisteis. Me subestimásteis a mí y sobreestimásteis a ella, lo que ha hecho que de un soplido pueda destruirla. No es destrucción sin sentido, es una muestra de poder y una muestra de que por muy dioses que seamos no todo puede controlarse, hay cosas que escapan a nuestro control, como Ser'duk.

Se volvió a su asiento, mientras la tormenta interior se calmaba- Zavara y tú me declaráis la guerra; espero que comprendáis lo que implica y estéis preparados para las consecuencias.

- ... y ya ha llegado el momento - la frase llegó a Sargolax como si la conversación entre ambos nunca hubiera terminado. Era como si Meseth hubiera sabido desde hacía tiempo que mantendrían esta conversación, que como Señor del Destino, supiera de antemano qué hilos seguir y cuáles deshechar - Y te volvemos a preguntar: ¿qué hará Sargolax, Guardián de Secretos? ¿Se unirá al fuego y al hielo para usar la Guerra contra la Guerra? ¿Se mantendrá al margen? ¿Alzará su mano para proteger a su hermano, que sólo ha seguido sus instintos?

Una leve risa surgió de la máscara del guardián de los secretos.

-Que ironía hermano, que siendo el dios de la guerra hayas decidido aplastar tu mismo la creación de la que nuestra  se sentía tan orgullosa nuestra hermana, y con ello matarla. Una estrategia eficaz... pero inútil a la vez. Si querías seguir tu esencia ¿no deberías haber usado a tus primogénitos para honrar la guerra que representas en lugar de mover un dedo para desencadenar una matanza? Así al menos el conocimiento habría fluido, el conflicto habría afilado tus garras, yo incluso te habría aplaudido... pero ahora no queda nada que podamos aprovechar de los hijos de Miari, y con su desaparición se han perdido todas sus intrigas y secretos.

Sargolax se recostó en su trono frio y oscuro, entre excitado ante la situación aunque un tanto defraudado.

-Pero lo hecho, hecho esta, solo queda que cada uno siga lo que su naturaleza le dicte... El guerrero hace la guerra, el valor cumple con su promesa, la protectora protege, aunque ahora no hay nada que proteger a no ser que busque el conflicto. Por mi parte, la oscuridad y el saber no tiene lugar en esta trifulca, aparte de la mediación. -Sargolax miró a  los otros dioses que empezaban a implicarse en el conflicto -El conflicto no sirve de nada si usáis vuestro poder de forma directa para influir en el mundo y destruiros unos a otros... si hacéis tal cosa, lo único que puede pasar es que el lienzo que hemos creado acabe hecho pedazos. Por ello os pido que ninguno influyáis en el mundo como ha hecho nuestro hermano Sevoriam para destruir a los Fararis. Haced esto y mi oscuridad permanecerá en silencio, negaos a mi consejo y ateneos al fin de los tiempos.

Sargolax tardo un poco en responder, parecía que tenía dudas sobre que paso seguir, pues para él estaba tan razonado unirse a un bando como a otro, o no hacer absolutamente nada -Ha sido diferente a como lo esperaba... en otra situación habría ayudado a nuestro hermano, pero su acto precipitado me ha negado muchos secretos... por lo que me atendré a la neutralidad y mientras nadie destruya indiscriminadamente los posibles secretos que almacena nuestra creación, me mantendré bajo y haciéndome cada vez ms fuerte. ¿Qué hay de ti hermano? ¿mandaras a tus hijos a que encuentren el final que tan anisadamente desean?

- ¿Los Grigori? Son libres de hacer cuanto les plazca, por lo pronto, han considerado adecuado protegerse, pero no son guerreros por naturaleza. Si les atacan, se defenderá, pero Desolación es una fortaleza natural demasiado difícil de asediar como para que los hijos de los demás dioses se planteen atacar de frente - pareció encogerse de hombros - Así que, como siempre, te mantendrás neutral, a sabiendas de lo que sucederá. 

Parecía afirmar, como si las palabras de Sargolax fueran una condición para que algo más aconteciera.

- Te deseamos la mejor de las suertes.

Una Mirari cansada entro en Ruth, su esencia apenas era perceptible, su imagen ya no era divina, era una sombra de lo que alguna vez fue. Su rostro reflejaba un llanto previo, pero ella no lloraba, caminaba como un ser mortal a punto de morir.

Miro la sala, sus ojos apagados no dejaban sentir chispa divina alguna.

Estaba herida, no era una herida visible, pero lentamente a los ojos de todos los dioses se pudo ver que esa Mirari, desaparecería dentro de poco, luchaba por mantener su existencia.

…

No dijo nada, y sin aviso se arrojó sobre el mundo.

La Silla se desmorono como arena.

De nuevo la esencia de Mirari desapareció.

Una esencia conocida sondeo a Zavara con respeto.

Lo siento hermana, elegí esto, engañe a quien trato de engañarme…

Me ofrecieron la oportunidad de matar a un hermano por paz absoluta, una sombra del espejo en el centro de la esfera, y la oportunidad de morir y traer paz.

No confié en la sombra y la engañe. Elegí Matar a un hermano… o eso creyó la sombra, incluso decirlo y pensarlo me dolió… mucho. Pero mi verdadera elección fue el espejo roto, mi energía, la energía que representa a los 7 eligió morir. Pues nunca me sobrepuse a otros…

Su voz no cantaba, pero era diferente. Más madura, Mirari había cambiado su esencia.

La sombra, casi descubro… ahora no importa. Solo importa que tus hijas no sufran.

Me iré. Por cierto, a quien ves, no es mi verdadero cuerpo, es un doble.

Pero tratare de evitar que los demás se hagan daño a sí mismos o a otros… cuídate hermana, y cuida de mis hijos sobrevivientes si puedes. Disculpa lo que vas a ver… pero me queda poco tiempo y no puedo ser más sutil.

Te quiero hermana y adiós. Espero nos volvamos a encontrar. 

Una esencia conocida sondeo a Urdamesh con respeto.

Hermano, gracias por tus condolencias, pero así debía ser. Desde el principio.

No odies a Sevoriam por matarme, si quieres culparlo velo como un niño, pues solo un infante razona como él. Compréndelo.

 Me iré.

Pero antes te dejo a tu cuidado a mi hermana, Zavara debe sobrevivir, y cuídate a ti mismo.

Disculpa lo que veras a continuación, es una doble mía, espero que tengan una larga existencia.

Dile a Zavara que los quiero a todos, pero ustedes dos son mis favoritos.

Su esencia sonaba madura, diferente a la Mirari que todos conocían, pues no había dudas e incluso su chispa era invisible a otros dioses.