Partida Rol por web

Zavara asintió en silencio escuchando las palabras de sus hermanos.

- Dejemos, pues, esta discusión, pues verdaderamente no hallaremos respuestas sobre lo que aún no ha sido revelado, y tampoco sobre lo que ya sabíamos.- dijo mirando a Urdamesh.- Entiendo vuestros puntos de vista, y agradezco que queráis mantener la paz entre nosotros, hermanos. Si nuestras diferencias son el precio a pagar por tener la oportunidad de crear belleza en el regalo de Padre, las aceptaré.

Dicho eso, y animada por su hermana, observó la esfera y todo lo que la rodeaba. Se preguntó qué podría hacer ella en ese momento, y se trasladó, desapareciendo físicamente de Ruth-Adum, para poder ver la creación más de cerca.

La armonía se había roto. Las desconfianzas empezaban a surgir, y los sentimientos fraternales se diluían como papel mojado. Sevoriam, Dios de la Guerra, sentía todo aquello, y de repente notó un tirón, una violenta agresión a su psique que le llevó a otro plano de conciencia. Aquel lugar, sumido en una absoluta oscuridad, era un plano infinito cuyo suelo estaba formado por millones de huesos. Si se concentraba, podía escuchar gemidos y lamentos a lo lejos, pero cuando se giraba a observar con mayor detenimiento, se perdían en el horizonte.

Cuando volvió a buscar el origen de aquel sonido, se encontró con su hermano Meseth, sentado en un trono muy distinto del que ostentaba en Ruth-adum.

- Lamentamos haberte traído hasta aquí sin previo aviso, hermano Sevoriam, pero preferimos mantener este tipo de conversaciones al amparo de la oscuridad. Ya hemos comprobado que la mayoría de habitantes de Ruth-adum son babosas sin iniciativa propia... no como tú - hizo un ademán con su huesuda mano, haciendo aparecer un trono de hueso junto a Sevoriam - Por favor, toma asiento, debemos hablar.

Sevoriam se dejó arrastrar sin resistencia alguna y no pudo evitar asombrarse ligeramente por ese mundo personal que Meseth, que era muy pero que muy parecido a ese lugar que había creado en el mundo que estaban haciendo en otro astro.

Escuchó las palabras de su hermano y el ofrecimiento de asiento y, en ese momento adoptó la forma humanoide para imitar a su hermano, extendiendo unos brazos y piernas y se sentó en el trono que le ofrecía- Son débiles y aun esperan mantener una máscara ante nosotros, cuando tú y yo sabemos que el conflicto y el fin de la existencia es lo unico que dominará este mundo -la voz como un trueno salía de Sevoriam mientras seguía observando ese lugar- Habla hermano, te escucho.

El Dios de la Muerte no era ajeno a los sentimientos, y percibió la mirada que dedicó su hermano a aquel reino personal.

- Estamos de acuerdo pues, en que hay que educar al resto del Panteón, si bien hay algunos de nuestros hermanos que son más prescindibles que otros. Mirari, por ejemplo, no es más que una niña malcriada cuyo papel en este juego terminará cuando la Creación finalice - hizo un ademán, y de fondo se mostraron imágenes del planeta aún joven - Ha convertido el planeta en un patio de juegos cargado de frivolidades: discos de luz, cuevas y lagos donde acaba la existencia, islas flotantes... nos repugna. Le hemos dado un toque de atención pero no ha sentido el miedo suficiente... y ya sabes por qué.

Al escuchar hablar de su hermana, Sevoriam no pudo evitar soltar una risa que era, en realidad, una cadena de truenos- No debiste avisarla, tendrías que haberla devorado en un instante; pero no te preocupes, ella sola se destruirá, y cuando vuelva a estar débil, su esencia será consumida, por ti, por mí o por otro. Es algo que no se puede evitar.

En ese momento volvió a clavar la vista en Meseth- El problema es Zavara, creo que ella no solo tiene potencial, sino que puede hacer frente los posibles intentos por devorar a Mirari cuando estuviera débil -mostró su ligera frustración aunque no era algo que le importara- ese campo de juego, esa tierra de felicidad, será un campo de batalla en el que los huesos cubrirán el suelo.

- Tu naciste con dones para la Guerra de los que nosotros carecemos - el tenebroso dios parecía complacido con su hermano - Pero somos más visibles para ellas... y será lo que utilizaremos. Fortalécete, crece en poder y gloria y observa cómo esas dos insensatas pican el anzuelo que les pondremos. Cuando se descuiden, primero devoraremos a Zavara, y luego a Mirari. No esperan que golpeemos rápido y en conjunto. Porque confían en que el Panteón viva en armonía... y eso no entra en nuestros planes.

Mirari contemplaba la creación maravillada, pues si bien tenía aprecio por crear, también se ilusionaba ante las creaciones de sus hermanos.

Las constelaciones de Zavara la maravillaron, ella quería formar tributos a sus hermanos, pero solo su hermana había podido llevar la idea a tal clímax.

Sintió envidia de que no fuese idea suya, más en vez de consumirse por ese sentimiento deseo poder realizar algo de igual esplendor.

Sargolax igual la había sorprendido, pues su creación le había ayudado en sus deberes. Cosa que tampoco había pensado.  Y que podría usar a futuro.

Urdamesh llevo a sus cristales un paso más allá, pues al crear Ilkarka había hecho algo que nunca  pensó, ella creaba a todos lados, nadie le dijo de zonas específicas, y así como Meseth, oscuridad y luz tenían ahora su reino.

Lo que le dio pie a pensar dos cosas, crear una locación igual de magnifica y el atributo que Meseth y Urdamesh habían regalado a la Tierra.

Al final se acercó a sus dos hermanos.

Urdamesh, Gargoltar, quiero crear algo, pero para ello necesito su ayuda, hasta ahora todos hemos creado algo individualmente, quiero experimentar lo que sería crear algo juntos.

¿Qué dicen? 

El dios seguía meditando sobre qué crear, y observando lo que hacían el resto de sus hermanos, cuando Mirari hizo aquella petición. 

-¿Qué deseas crear, hermana? Me gustaría saberlo antes de darte una respuesta. 

Mientras asentía satisfecho por lo logrado con los cristales por la parte de mí que había permanecido en la esfera, escuché las palabras de Mirari.

¿Qué tienes en mente, hermana?- le pregunté, curioso sobre lo que se le había ocurrido, pues a pesar de sus equivocaciones… o mejor dicho, gracias a ellas, sin duda alguna había sido la más audaz de todos a la hora de crear.

Señala las agujas de Zavara.

Nuestra hermana ha realizado cosas hermosas, a su vez marcan un arriba y un abajo en la esfera. Pues antes de ella, todo era parejo, poner la esfera en cualquier orden daba lo mismo, incluso con lo que cree.

Ahora sus agujas dan pauta al orden.

Medita sus palabras un poco para plantear sus ideas, ya que le costaba expresar algo que solo existía en el mundo de lo onírico.

Podríamos coronar sus agujas con algo que guie, una luz o un latido que marque el ritmo del planeta.

*Mirari no conoce bien el concepto del tiempo y no sabe que el día  con la noche lo pueden marcar.

Extendió su mano y una maqueta en miniatura del planea se moldeo, un pálido reflejo de la original, más de las agujas de Savara brotaban luces danzantes que recorrían la esfera a intervalos regulares, a su vez generaban una música similar a un latido por todo el planeta.

Incluso algunas piedras se alineaban con este fenómeno.

Pero se veía algo más, un abrazo, el abrazo que le había dedicado Mirari a sus planetas, pues algo invisible debía cuidar la superficie de las inclemencias creadas más allá de su superficie.

Urdamesh, has podido imbuir luz en piedras, por eso pido tu conocimiento para este proyecto.

Gargoltar, tu creaste metales diversos y pienso que necesitaríamos crear un nuevo elemento para que cumpla todas estas funciones.

Esta creación podría medir el tiempo con ese palpitar de luz, podríamos crear algo y si gustáis aportar algo, podríamos darle vida a la esfera. 

Tras unos segundos, el dios metálico respondió.

-Lo siento, pero no veo la utilidad, en estos momentos, de medir el tiempo. Lo comprendo como concepto, pero... ¿De qué nos vale a nosotros para nuestro propósito? El mundo es aún un lugar demasiado simple, podríamos decir. Hay algo de agua, y algunas peculiaridades, pero por el resto parece no haber cambiado mucho. Deberíamos centrarnos en eso. 

El Dios de la Muerte parecía haber recuperado la compostura y se mantenía tan impasible como al comienzo de los tiempos.

- Estamos de acuerdo con el hermano Gargoltar. ¿Qué necesidad tienes, hermana de medir el tiempo? ¿Qué nos importan el paso de edades en un lugar como éste? - señaló con desgana la esfera - Miradlo, es frío y aburrido... no implica ningún reto, ningún obstáculo.

Tras escucharla con atención, quedó claro que el pensamiento de Mirari era bastante distinto al mío, pues su era algo que yo no me hubiese planteado… lo cual no era malo, pues aportaba un valioso punto de vista a las cosas. Lo cual no implicaba ni mucho menos ni que estuviese de acuerdo con ella ni que no lo estuviese.

Es una idea interesante, sin duda…- empecé a decir -Pero soy de la misma opinión que Gargoltar y Meseth, hermana- le dije a Mirari -¿Para qué medir el tiempo si para nosotros es algo irrelevante?- le pregunté, extrañado por su propuesta -Y en cuanto a lo de darle vida a la esfera… ¿acaso eso no lo hizo ya Padre? Nuestro deber es estimular esa vida, hacerla brotar, moldearla- le dije, tras lo cual, volví mi atención a la esfera y a la parte de mi ser que permanecía en ella, como si algo en ella hubiese llamado mi atención.

Mirari entendió que sus hermanos parecían ocupados en otra cosa.

Entonces se giró a la esfera.

¿Podría ser cierto? ¿No se necesitaba eso?

Siendo ese el caso, observo con atención la esfera, pues sus hermanos aun creaban, y de nuevo un pico de orgullo le salto, pues lo que ella había realizado, rivalizaba con muchas de sus creaciones y se pensó que tal vez el cansancio le había venido bien, pues aun cuando casi todo ultra se derrumbó, esto había creado cosas interesantes.

Está bien hermanos, pensare mejor su consejo. Aun que si esa esfera tiene vida, ustedes mismos han dicho que esta vacía de esa misma, pues siendo hermana nuestra solo en energía, no habla, ni se defiende de nuestros actos.

Así como Sevorian tiene su forma ¿Por qué no darle voluntad a esta que bien podría ser nuestra hermana?

O ¿Cómo imaginan la vida?

Mirari cuestionaba eso, mientras observaba, pues pensaba en nombrar sus Ultras, Mids e Infras, ya que si Sargolax, Messeth y Urdamesh, consideraban propio darle nombre a extensiones tan pequeñas, bien entonces los lugares que ella había moldeado necesitaban nombre. Pues su acción que le valió el cansancio, había transformado gran parte de la esfera. Entonces preguntó.

¿Hermanos? Incluso mis lágrimas, esas extensiones de agua, ¿Necesitan nombre? 

Urdamesh, tras aquella explosión de ira, de repente notó un tirón, una violenta agresión a su psique que le llevó a otro plano de conciencia. Aquel lugar, sumido en una absoluta oscuridad, era un plano infinito cuyo suelo estaba formado por millones de huesos. Si se concentraba, podía escuchar gemidos y lamentos a lo lejos, pero cuando se giraba a observar con mayor detenimiento, se perdían en el horizonte.

Cuando volvió a buscar el origen de aquel sonido, se encontró con su hermano Meseth, sentado en un trono muy distinto del que ostentaba en Ruth-adum.

- Lamentamos haberte traído hasta aquí sin previo aviso, hermano Urdamesh, pero preferimos mantener este tipo de conversaciones al amparo de la oscuridad. Parece que algo que hemos hecho te ha enojado, y no es nuestra intención ofender al gran Señor de la Luz. ¿Nos ofendimos nosotros al llevar tu brillo a nuestra Desolación? - hizo un ademán con su huesuda mano, haciendo aparecer un trono de hueso junto a Sevoriam - Por favor, toma asiento, hablemos.

-La vida... Es algo complejo, hermana. No creo que haya una sola concepción de qué es "vida". En cuanto a los nombres, sí, todo necesita uno, pues forma parte de él tanto como su imagen o su composición.

Tras esas palabras, Gargoltar devolvió su atención a la esfera que representaba el mundo. Lo cierto es que había intervenido poco en ella, y aún había mucho por hacer. Sobre todo por su parte, si quería que aquel mundo también tuviera la marca de su divina mano. Así que volvió a sentarse en su trono, y pulsó una serie de botones en uno de los reposabrazos. La silueta del dios se desvaneció de aquel lugar, y un brazo articulado surgió del trono, un brazo que tenía en su extremo una esfera cristalina, y que pareció quedarse observando la casa del cosmos mientras el dueño de aquel trono no estaba presente. 

Los dragoncillos habian recorrido Ruth-adum durante mucho tiempo, tanto, que de no ser por Meseth, quiza su propio padre los habria olvidado ya. Recorrer cada rincon de la morada infinita podia ser una tarea imposible e interminable, pero aquellas extensiones del propio señor del fuego habian conseguido sondear, al menos, las zonas mas superficiales.

Ruth-Adum no era solo la morada del cosmos. Era mucho mas, era el eje que sostenia la realidad. El lugar del que partia toda cosa que tuviese existencia en la realidad. Si los dioses lo percivian como una morada era por su necesidad de tener un lugar en el que permanecer, y su existencia con cuerpos y patrones definidos. Ruth-adum se extenida en mas planos de los que se podia imaginar. Podia contener "salas" con diferentes planos o lugares. Sin duda, como ya habia podido ver dios del valor. Meseth habia tomado parte de esa habilidad para crear su propio reino de sombras, su "sala" privada. Quiza otros dioses tambien habian creado otros planos dentro de Ruth-Adum, o incluso, podria haber otros planos ya creados y olvidados dentro de la propia morada, pero, los dragoncillos solo habian desentrañado la superficie del misterio de la morada de los dioses.

- No le vemos sentido a que quieras bautizar cada rincón del planeta, cada gota de líquido elemento, cada roca que flota en los cielos, pero hay poco de sentido en lo que vemos que haces, querida hermana - dijo, abriendo las manos - Pero si eso te entretiene mientras recuperas tus fuerzas, bautiza, bautiza... así sabremos qué nombre poner en nuestro pergamino cuando se consuman y desaparezcan...

Mirari pensó lo que le decía Gargoltar, ese consejo le era muy valioso, ya que le permitía experimentar en ámbitos tan diversos a la hora de crear.

Mientras pensaba nombres, rio ante lo dicho por Messeth, y es que para ella esa era una broma, mas viendo que su hermano no reía, tal vez incluso tomándoselo en serio, se sereno y hablo, pero sin poder ocultar su diversión ante aquello.

¿De donde habia sacado esa idea? 

¿Pequeños hermano? Tan pequeños que me interrumpiste por abarcar en demasía y al debilitarme cayeron 3 continentes del cielo, el Infra no se terminó de formar, y aun así, todo lo que vez, islas, continentes, mares, Ultras, Infras, Mids, no los nombre en su momento, ya que no considere eso, estaba dedicada a crear.

Miro la esfera de nuevo y su expresión alegre se volvió una sonrisa cándida. Esta vez parecia hablar consigo misma.

¿Nombrar nuestras creaciones? Solo pensaba nombrar los mares, los continentes e islas… pero nombrar los rincones de la esfera… no suena tan mal.

Su mirada paso a las creaciones de sus hermanos, entonces eligió.

Nombrare entonces solo aquello que merezca la pena, continentes de Mid, Infras, mares, aunque empezare por los pequeños, pues… nombrar todo sería… -Seria como traicionar a Savara.

Creo que para los grandes realizare una votación… pero…

Su vista divina miro incluso el polvo. Luego se giró hacia Messeth.

Hermano, si Sargolax y Urdamesh nombraron cosas tan pequeñas como dices, sus piedras, entonces los cientos de elementos que forme ¿También necesitan nombre verdad?

Meseth ladeó la cabeza en una suerte de expresión de perplejidad cuando su hermana soltó su primera respuesta, quizás sin saber a qué se refería, pero luego siguió escuchando en absoluto silencio.

- Creaste sin mesura, creaste sin preocuparte por tus hermanos, y te quedaste sin fuerzas. Todavía no comprendes que, pese a que somos seres de poderes cuasi infinitos, incluso nosotros tenemos un límite. Tú mejor que nadie deberías de haberlo aprendido, y sin embargo, sigues pensando como si nada hubiera pasado - hizo un gesto con su negra mano señalando a Mirari con el dorso de la mano - Sigues queriendo bautizar los Continentes y los Océanos como si fueran tuyos, aunque nos pertenecen a todos; te atreves a comparar tus inconscientes creaciones con las delicadas y cuidadosas obras que hemos hecho el resto, cuando no son sino fracasos. Te lanzas contra esa esfera ciega de poder, como si temieras ser menos que los demás, cuando lo primero que te dijimos es que todos somos iguales.

Entrelazó sus dedos, que resonaron con un desagradable sonido de huesos rotos.

- Mira el planeta, observa cada rincón. ¿Qué notas? ¿Qué echas en falta? Estás tan obsesionada con ponerle nombre a todo que no has caído en la cuenta de que eres la única que no ha creado algo que resuene en la Historia - le gustaba ese concepto - y recuerde tu paso por la Creación. Tu ambición ha sido tu peor enemiga.