Partida Rol por web

La llamada, si es que se podía considerar a ese violento tirón como una llamada, fue brusca y repentina, y mi primer impulso en aquel lugar de infinita oscuridad fue intensificar el brillo que emanaba de mí para iluminarlo. Y entonces vi a Meseth, sentado en un trono… aunque distinto al del salón de los tronos de Ruth-Adum. Desde luego, aquel lugar era un reflejo de su ser.

No es eso, hermano- le dije en tono seco, apoyando una mano en el trono que Meseth había hecho aparecer frente a mi… pero sin sentarme en él -Pues de habérmelo pedido, yo mismo te hubiese facilitado el fuego necesario para tu creación… pero en lugar de ello capturaste a una de mis criaturas- le dije -Y seguramente hubiese aceptado que la usases… pero tú no solo la usaste, sino que absorbiste su esencia, todo su ser al completo hasta dejar solo una cascara. Tal vez sea parte de la naturaleza que Padre te otorgó, y tal vez esa pequeña criatura no fuese más que una creación fortuita- continué diciendo mientras lo observaba, sentándome al fin en aquel trono de hueso antes de seguir hablando -Pero a pesar de ello seguía unida a mí, y sentí lo que le hiciste- le dije, aumentando peligrosamente la intensidad de mi tono de manera casi inconsciente -Acaso la ira que sentí por su cobarde captura y su innecesario sacrificio no fue justificada- de lije, mientras el hueso del trono se comenzaba a resquebrajar a causa del aumento de temperatura de mi cuerpo… que rápidamente suprimí -Pero, a pesar de ello, te perdono, hermano, pues sé que Padre así lo querría… pero no olvido. Que no vuelva a suceder- le dije en un tono mucho más calmado y frio… pero no por ello menos firme.

Su hermano pudo apreciar cómo, de una manera sutil, las sombras de aquel mundo paralelo se agitaban, nerviosas, cuando Urdamesh intensificó su calor e intensidad, como si respondieran a una amenaza. Sin embargo, cuando el Dios del Valor se tranquilizó, también lo hicieron aquellas criaturas que moraban más allá del horizonte.

- Tienes razón, no tenemos más que decirte - dijo, alzando las manos - Pensamos que, tal y como habías ignorado a esas criaturas, no significaban nada para ti. Precisábamos de tu poder para crear el Monte del Pesar, así como requeríamos el de Sargolax para nuestra Desolación pero, ¿quién da nada de forma altruista? Por eso cogemos lo que necesitamos, como nuestra hermana, y sin embargo, no vemos que a ella la reprendas. Nos resulta curiosa esa relación tan dispar. ¿Te desagradamos, Urdamesh?

Mirari sonrió de nuevo, se estaba acostumbrando al comportamiento de su hermano.

Ultra… lástima que no queden muchas…

Mientras pensaba eso, sabía que discutir con su hermano no sería sensato, ya que la discusión entre ambos no podría nunca tener fin.

Además, es sobre mi elemento que están posadas sus creaciones.

Cuando comparo incluso la altura de su volcán sonrió, pues le parecía divertido pensar que esa creación no media siquiera la mitad de sus cordilleras.

Muy bien hermano, entonces te parece que fue inútil, no sabría cómo cambiarte de idea, ya que simplemente no hay comparación.

¿Qué noto? Un potencial finitamente infinito. ¿Qué echo en falta? Desde lo que no se ha creado hasta la perdida de la luna dorada.

Aun así veo creaciones escondidas, sustratos, capas, ya que incluso los más de cien elementos creados, los cuerpos celestes, mis lágrimas que cubren tanto el vacío, como las nubes y mares… la atmosfera, la superficie terrestre, los sustratos bajo tierra… Si nada de eso te impresiona dudo poder hacerlo hermano. Incluso mis creaciones escondidas siento serian para ti nimiedades.

Déjame entonces disfrutar. Nombrar… Y ver que hacen los demás. 

Mirari medito, admiraba las creaciones, el núcleo helado, la estrella, las constelaciones, todo lo que creaban sus hermanos, pero había cosas que faltaban, a su visión. Entonces decidió nombrar primero los restos de su creación.

Fijo su vista en lo ocurrido con su debilitamiento, montañas tan altas que llegaban a rasgar Ultra.

Entonces con su uña comenzó a escribir en el respaldo de su asiento, ya que debía darle una utilidad.  

- Sea pues - concedió, magnánimo - Y si alguna de tus futuras creaciones, si llegan, nos sorprenden, seremos los primeros en felicitarte por ello. No olvides que prometiste alimentarnos por toda la Eternidad.

Volvió a meter las manos en las mangas de la túnica, recostándose en su trono. Los tentáculos de oscuridad se hincharon y ajustaron, como disfrutando de la cercanía de su amo y señor.

- Ahora pasemos a lo verdaderamente importante. Ya lo hemos mencionado. El Hambre. No hablamos sólo del nuestro, implacable, sino del que todos sentimos. Dedicamos todos nuestros esfuerzos en esta bola de barro, pero no ha conseguido más que agotarnos y poner límites a nuestros poderes. ¿De qué sirve entonces? - miró a Urdamesh - Recorriste cada rincón de Ruth-adum, ¿vieron tus ojos algo en las infinitas habitaciones de esta morada que resuelva esta duda?

¿Si me desagradas?- le pregunté a Meseth -No hermano, puede que nuestras naturalezas sean bastante diferentes, pero no me desagradas, sin que en realidad, te respeto, algo que ha sin duda influido en mi reacción ante tu actuación. Al fin y al cabo, puede que nuestra hermana haya cometido errores y haya intentado llegar demasiado lejos… pero aunque nuestra igual, también es como una niña a la que debemos guiar, no tendría sentido enfadarse con ella- le dije con unal ligera sonrisa -Y como ya te dije, mi enfado no fue por usar mi poder sin mi consentimiento, sino por la forma en que lo hiciste, acabando con la existencia de ese pequeño ser. Puede que mi interés por la esfera de Padre haya provocado que no les prestase atención… pero nada de lo que creo carece de valor. Nada es insignificante- le expliqué.

Los nombres son importantes- dije de pronto -Definen lo que se es, lo que se puede llegar a ser, lo que no se pudo ser, definen la esencia de lo que nombran… de una manera u otra. Así que nombra cuantas de tus creaciones consideres necesario hermana- les dije -Pero como dice nuestro hermano, algo que no sea fruto del fracaso, que no sea accidental, algo que puedas crear tal como imaginas que debe ser por pequeño que sea, algo de lo que enorgullecerte desde el fondo de tu ser, sin lamentar lo que pudo llegar a ser y no fue- le dije a Mirari, tras lo cual me quedé unos instantes en silencio.

Mientras meditaba la pregunta de Meseth, de mi cuerpo emanaron los pequeños seres que había creado al principio de los tiempos, que tras una eternidad explorando, volvieron a mí, una miríada de criaturas que tras eones volvían con quienes les había dado la vida, revoloteando a mi alrededor mientras parecían observar con desconfianza a Meseth, para tras unos momentos, unirse y deshacerse en llamas que de nuevo formaron la capa de fuego de la que habían surgido.

No hermano, pues a pesar del tiempo que llevaban con su tarea, apenas si han logrado explorar la infinita superficie de Ruth-Adum… aunque si han podido averiguar algunas cosas sobre ella- les empecé a explicar -Ruth-Adum no es solo nuestra morada, no es tan solo un lugar que Padre nos dejó para que habitásemos en él, sino que parece ser el centro de toda su Creación, pues toda existencia, habida o por haber, parece conectada a este lugar- les expliqué -Hay incontables salas, un sinnúmero de habitaciones, muchas de las cuales pueden contener otros lugares e incluso planos enteros, algunos de los cuales podríamos moldear como si fuesen nuestros dominios. Tal vez alguna de esas salas contenga respuestas, creaciones perdidas en el olvido, secretos que descubrir…. Pero de momento no he encontrado nada que nos sea de utilidad- les dije -Claro que apenas he logrado rascar la superficie, tal vez si colaborasemos todos podamos encontrar algo- añadí.

Zavara escuchó con atención la discusión entre Mirari y Meseth, aunque no opinó en voz alta, ya que el concepto de los Nombres no le parecía tan importante. Ella solo se consideraba indicada para dar nombre a los lugares que ella había transformado, así que no quería decidir cuáles tendrían otros lugares, y por eso podía decir que le daba igual qué nombres llevaran los océanos o las montañas. Sentada en su trono helado, mantuvo la compostura todo el rato, erguida de espalda y con una sonrisa dulce.

Sin embargo, cuando surgió el tema de Ruth-Adum, Zavara se interesó mucho por la aportación de Urdamesh, que parecía tener información valiosa sobre el palacio.

- Apasionante.- dijo en voz alta.- ¿Qué conocimiento oculto habrá en todas esas estancias desconocidas? Quizá Padre nos dejó algún mensaje allí. ¿Creéis que somos dignos de explorar Ruth-Adum, hermanos?- preguntó con sinceridad.- ¿Se nos abrirán las puertas o permanecerán cerradas? Y, ¿qué misterios desvelaremos? ¿O qué dudas? La idea de pasearme por sus infinitos pasillos es tan emocionante como temible.- miró a Sargolax.- Tengo entendido que el conocimiento puede ser tanto una bendición como una maldición.- le sonrió con complicidad, aunque esperaba un comentario por su parte para confirmar su creencia.

- Oh, por supuesto - dijo, reafirmando las últimas palabras de su hermano - Toda vida tiene un valor para nosotros, toda creación tendrá su lugar en nuestro pergamino. Sin embargo, nos fascina las palabras que le dedicas a Mirari. Estamos de acuerdo en que su comportamiento no es propio de un miembro del Panteón, ¿por qué Padre legaría a este mundo alguien como ella? ¿Cuál es su lugar, según tú?

- Opinamos que esta morada es una extensión de nosotros, un complemento a lo que ya sabemos o hemos averiguado - las piedras de su trono crujieron - mas no creemos que haya algo que Urdamesh no haya visto ya entre estas paredes. Si hay algo que esté por venir, no dudo que lo sabremos inmediatamente. ¿Por qué deberíamos perder tiempo investigando y elucubrando, cuando es evidente que nuestro principal objetivo, saciar nuestra Hambre, se alcanza a través de esta maldita esfera de tierra? La duda es el cómo, pues ni la noche, ni la luz, ni las rocas ni las aguas han significado nada para ninguno de nosotros más que un simple entretenimiento...

El tiempo pasaba en Ruth-adum, a pesar de que para los dioses tuviese más o menos importancia, no se detenía por nadie desde los segundos hasta los eones, la creación avanzaba, las discusiones entre los dioses nacían y morían. Y entre todo eso había momentos de calma, momentos en los que un dios podía contemplar sus creaciones plenamente, sin ninguna otra distracción.

Fue en uno de esos momentos en los que Urdamesh observaba su primera creación Ilkáne, el mayor y único lucero de esa esfera en la que los dioses daban rienda suelta a su poder. Pero de pronto, algo llamo la atención del dios la energía del astro comenzó a fluctuar de menos a más y de más a menos, al comienzo era apenas perceptible pero poco a poco los cambios eran cada vez más bruscos. Además extraños colores impropios de la estrella se manifestaban en la superficie. Ninguno de sus hermanos parecía percatarse un espectáculo que solo el propio dios del Valor era capaz de presenciar aparentemente.

Tras aquello, el brillo natural regreso como si nunca nada hubiese ocurrido, hasta que comenzó a extinguirse a gran velocidad perdiendo toda su fuerza, por un momento Urdamesh temió lo peor, pensó que su creación llegaba a su fin, que al igual que su hermana Mirari había pretendido más de lo que podía abarcar, y cuando ya estaba dispuesto a intervenir para dar remedio a aquello...

Un fuerte estallido ocurrió en la superficie del moribundo astro, y se desprendió de el un fragmento corrupto de cristal Il, corrupto no por que emanase maldad o bondad o nada en absoluto. Corrupto por el simple hecho que había salido de una creación de Urdamesh, y no poseia la esencia de Urdamesh, corrupto por que no poseía la esencia de ninguno de sus hermanos. Corrupto por que era igual que cualquier otro cristal Il en aparencía, pero era totalmente diferente.

El fragmento voló, no hacia la esfera de la creación, hacía el propio Ruth-adum, estrellándose en uno de sus jardines. Y mientras Ilkáne se recuperaba hasta volver, ahora si, hasta su esplendor habitual, Udamesh no pudo evitar mirar con sorpresa a sus hermanos, pues nadie más que el parecía haberse percatado de todo aquello.

Ante las palabras de Meseth, y las insinuaciones de algunos otros con anterioridad empezó la duda, como sustentarse? como reponer aquella energia perdida? Mirari habia sido la prueba feaciente de que si un dios desataba su energia divina sin desmedida podia quedar reducido a una mera sombra de lo que debia ser. Se necesitaba de algo que alimentase el hambre divina que crecia poco a poco en cada dios.

En el panteon ya habia surgido un concepto abstracto llamado vida. Alguna vez su insinuación habia llegado a vislumbrar lo que podria ser. zavara tenia un ser del que se supone debia vivir en un futuro y Sargolax habia extendido una parte de el independiente, aunque aquello no se podia considerar un ser con vida propia, si que se parecia a lo que debia ser aquello.

Poco a poco aquella teoria de la vida se instauraba con fuerza en las mentes de las divinidades. ¿habia llegado el momento de la vida en el planeta? ¿ como debia ser aquel concepto?¿que forma debia tener?

Tal vez lo hizo para aportar una visión diferente, o para que viésemos el peligro de dejarnos llevar- le dije a Meseth -O puede que su auténtico valor aun esté por descubrir… puede que incluso para ella misma- añadí con un encogimiento de hombros -Sea cual sea la razón que tuvo, su lugar está junto a todos nosotros como una igual, pues así lo dispuso Padre- sentencié, dejando clara mi postura en ese asunto.

Tras escuchar a Meseth me senté en mi trono, meditando sobre sus palabras durante unos momentos. Al fin y al cabo, tenía razón en lo que decía, puesto a pesar de haber moldeado y aportado creaciones a la esfera, aquella hambre que sentía, ese vacío que notaba en mi interior no había disminuido, sino más bien al contrario pues poco a poco iba creciendo… pero no estaba convencido de que Ruth-Adum hubiese mostrado todo lo que tenía. Tal vez la respuesta a eso estuviese entre sus paredes.

Puede que no haya encontrado nada en mi búsqueda, pero es posible que eso se deba a que tengamos que estar todos para hallar algo, como cuando…- empecé a decir, pero en lugar de continuar enmudecí de repente, centrando mi atención en otra parte -¿Pero qué…?- dije, levantándome del trono, emitiendo un aura de creciente preocupación que apartó de mi mente la cuestión de la que hablabamos… que de repente se transformó en perpleja incredulidad -¡Imposible!- dije, tan sorprendido por lo que había visto como por la nula reacción de mis hermanos ante ello, lo cual hizo que las dudas se agolpasen  sin cesar en mi mente. Pero no era el momento de dudar por miedo, sino de actuar con valor y eso hice, abandonando la sala de los tronos sin dar explicación alguna en una explosión de luz y calor, dejando tras de mi tan solo una ardiente estela de fuego.

El orbe de cristal que estaba unido al vacío trono de Gargoltar se orientó hacia Urdamesh cuando este de repente se alteró, centrando su atención en el dios (si es que tenía algo parecido), hasta que desapareció, para, después de unos segundos, "mirar" alrededor. Tras otros instantes más, la voz del ocupante del trono surgió de este, aunque con un tono aún más metálico y algo distorsionado.

-¿Qué ha ocurrido ahí arriba? ¿Qué ha visto Urdamesh? No he logrado captarlo desde aquí abajo...

Zavara tensó su cuerpo cuando Urdamesh se alteró, y se levantó cuando éste desapareció, mirando a su alrededor como si fuera a encontrarlo en una esquina. El trono de hielo pareció endurecerse y dejar pasar menos luz, y la diosa del hielo contempló a sus hermanos, como si esperara una explicación de alguien por lo que había ocurrido. El fuego que había dejado su hermano la obligó a levantar su mano y taparse los ojos, siendo como era un elemento tan contrario al de ella.

- ¿Urdamesh? ¿Qué ha ocurrido? ¿Has encontrado algo? ¡Guíanos, si así es!- exclamó hacia todos lados, buscando una señal del valeroso dios.

Mirari seguía observando la creación con tanta insistencia, que parecía ver más allá.

 …

Ni cuando Urdamesh desapareció pareció afectarla.

…

Cuando sus demás hermanos parecieron sobresaltarse, Mirari volteo, aun abstraía por la esfera. No pregunto, ni dijo nada.

…

Sin decir nada, salió a explorar, caminando, sin usar sus alas, por las salas de Ruth-Adum, dejando de que su chispa divina le guiase. 

No tenía ningún sentido para el Dios de la Muerte que se sobresaltara, y si algo debían de saber, estaba seguro de que Urdamesh les mantendría informados. Aprovechó aquel momento para desviar su atención a la esfera, que aún estaba por recibir un nombre. Algo se le había ocurrido, y sabía cómo conseguirlo.

Movió dos dedos y frente a él, sobre la mesa, se materializó un ozoeslim, que se retorcía, inquieto. Parecía sobresaltado por la situación a la que le habían llevado, y se lanzó violentamente contra el Dios de la Muerte buscando lastimarle. Lo único que consiguió fue una punzada semejante al dolor en sus primarios sentidos.

- Bien... ¿qué vamos a hacer contigo? - dijo, acercándose hacia la sencilla criatura como si fuera a devorarla.

El fragmento Il reposaba en uno de los jardines, no parecía haber provocado un impacto con su llegada, más bien lo contrario era como si siempre hubiese formado parte de la decoración de la morada, más era fácil de identificar al menos para los dioses, pues mirarlo era contemplar lo Neutro, no les pertenecía a ninguno de ellos, ni a Ruth-adum, ni a nada que conociesen.

El cristal contenía un mensaje, no de voz, ni escrito, ni una imagen. En sus transparencias, solo en la geometría que los cristales formaban en su interior se podía comprender, solo para los ojos de un dios:

"Tu que me lees, no tendrás excusa, pues esto es la advertencia de lo que viene. Quiera Padre que este sea el primer mensaje que veas, y no el de mi hermano. La guerra fraticida está por llegar, es el principio y por desgracia... necesaria. No son los aptos los que deben vivir, sino los justos. Elige en quién confías y susurra su nombre en la intimidad."

El tiempo pasaba en Ruth-adum, a pesar de que para los dioses tuviese más o menos importancia, no se detenía por nadie desde los segundos hasta los eones, la creación avanzaba, las discusiones entre los dioses nacían y morían. Y entre todo eso había momentos de calma, momentos en los que un dios podía contemplar sus creaciones plenamente, sin ninguna otra distracción.

Fue en uno de esos momentos en los que Meseth observaba su primera creación Garganta, la mayor y única amenaza de esa esfera en la que los dioses daban rienda suelta a su poder. Pero de pronto, algo llamo la atención del dios la gravedad de la singularidad disminuía lentamente pero de manera constante ¿Acaso Garganta estaba saciada? bien sabia el Dios que aquello era del todo imposible pero entonces ¿que otra explicación había?
Los sentidos del Escriba del Destino se focalizaron en ese suceso, deseando saber más. El propio Wyver comenzaba a desperdigarse al perder la atracción, no era algo que se pudiese permitir. Cuando Meseth estaba apunto de intervenir, algo lo detuvo.

Un suceso aun más chocante, pues de Garganta salió algo, algún tipo de polvo estelar que abandono el horizonte de sucesos. Y Garganta continuo consumiéndolo todo, como si nada nunca hubiese sucedido. Nunca nada que no fuese el propio Meseth había salido de Garganta, hasta ahora.

Mirari paseo por las salas de Ruth-Adum, buscando y explorando.

Pero… ¿Buscando qué?, Explorando ¿En busca de?

Sabía la diosa que, cuando tuviese la respuesta frente a ella, lo sabría. Aun así se tomaba con calma su búsqueda, explorando cada esquina de cada habitación.

En su mente aun surgían las vistas ocultas del mundo, sus hermanos creaban cosas físicas, pero por alguna razón ella no parecía ser suficiente, ¿Había algo malo en ella?

Escondió colores y sonido, incluso quería dar a la materia más propiedades, pero no… sus poderes le eran insuficientes.

Hola –cataba de vez en cuando por los pasillos y habitaciones del lugar, vagaba sin rumbo esperando poder sentir algo.

Y con cada paso trataba de absorber, pues era su naturaleza, ser tierra e inspiración.

Si tan solo Ruth-Adum... se abriera o me explicara algunas cosas… -entonces vacilo, si alguien había creado ese lugar, no fueron ellos. ¿Acaso podría ser que existiese otros seres aparte de Padre?

Siguió con su exploración, tenía dudas, dudas de ¿Por qué sus poderes le eran insuficientes? De muchas cosas, ¿Qué era la vida y el hambre que sentían? En alguna habitación, debía existir una pista. Tal vez un mensaje para sus hijos.