Partida Rol por web

Sin duda aquellas seis personas allí reunidas y de tanto poder resultaban sospechosas a esas horas de la noche. Losse no se lo pudo hacer ver a sus compañeros, pero encontró como opción más prudente esperar a ver como se sucedían los acontecimientos antes de llevar a cabo alguna acción. De esta forma, el ahora lobo abandonó su postura a cuatro patas y recostó las dos posteriores para hacer que su trasero contactara con el suelo. - Veamos qué sucede -

La expansión divina del poder de su dios se propagó por la zona atravesando puertas y paredes en busca de almas malignas que pudiesen estar ocultas en los alrededores. El paladín realizó un primer barrido para comprobar si aquel que había llamado a la puerta de Morwing era alguien con malas intenciones cosa que tras unos instantes descartó, al menos en principio. No había rastro de maldad en el lugar donde supuestamente se encontraba el individuo pero cuando se concentró para extender un poco más el cono de poder se vio obligado a detenerse. 

Allen no tenía muy clara la disposición del edificio pero imaginó. que al encontrarse sus habitaciones en la punta del ala oeste al menos una de las paredes de cada habitación darían al exterior. Fue así como imaginó que el pequeño punto de maldad que localizó no muy lejos de allí se encontraría o anclado a la pared o suspendido en el aire frente a la habitación de Morwing.

Definitivamente, la voz que respondió al otro lado dejó claro que no era ninguna amenaza - Apenas un crío, pero... "¿excelente?" eso era lo que dijo y repitió de forma tan misteriosa el pomposo de Hembelan... - Pensaba Davros mientras ya se dirigía a apartar el baúl que había interpuesto para entorpecer la apertura de la puerta. - Sí, siiií, exceleente es la palaaaabra. - Acabó diciendo de mala gana mientras echaba a un lado dicho baúl. Giró la llave y abrió la puerta con la daga oculta en la espalda.

¡Lo sabía!

Ogna se jactaba de haber sido, de nuevo, más lista que Morwing y cía. El "excelente" era un santo y seña. Ahora bien, había un problema. Findoren había tenido que dejar las sutilezas a un lado con el grupo de aventureros por lo que había riesgo de que alguien que no fuera de confianza les hubiera tendido una trampa. ¿Qué podían hacer para saberlo? A Ogna sólo se le ocurría despertar a Allen, si es que no lo estaba ya, y que él se ocupara de todo mientras ella quedaba en una cómoda posición a la sombra.

Con cierta torpeza, a causa de la premura, se puso la armadura encima mientras trataba de seguir escuchando. Una de las botas se le resistía y tuvo que tirar con fuerza mientras daba saltitos a la pata coja sin perder el equilibrio.

No me dejarán dormir tranquila.

Remató su vestimenta con su adorado chaleco de ribetes rojos y se recogió el pelo en una funcional cola de caballo. Se miró en el tocador y vio en su reflejo que estaba horrible.

¿Qué esperan en mitad de la noche? A un hombre nunca se le pide que esté presentable...

Metió a Vishna con mimo en la funda, recogió sus cosas y se guardó una daga oculta en la manga. Se acercó a la cama y con el petate hizo como si estuviera dormida en la cama, tapándolo con las mantas. Sonrió al fantasear con que Losse llegara y no la encontrara allí. Se lo tenía merecido por no contar con ella como era debido. Después retiró la silla de la puerta con mucho cuidado y abrió la cerradura, guardando la llave en el inexistente escote.

El grupo de aventureros detuvo sus pasos cuando a pocos metros encontraron una escena muy fuera de lo normal. Un pintoresco grupo de ricachones, pensaron al ver los atuendos que vestían, se encontraban reunidos en plena calle acompañados de su guardia personal y conversando sobre precios de mercado… - Que extraño… y a estas horas…, comentó Morwing a sus compañeros.

Algo no terminaba de convencer al hechicero, que mediante un conjuro trató de detectar auras mágicas cerca de esa improvisada reunión. Además, decidió protegerse mediante el cuerno de bondad antes de continuar… las palabras de Losse le habían vuelto algo paranoico.

-Continuaré como si nada, pero estad atentos por si acaso, sugirió, - Zanc, tu quizá quieras avanzar sin ser visto... puede que estén ocultando o tramando algo…

De este modo, Morwing avanzó a la cabeza. Al llegar a la altura del grupo de nobles, carraspeó para aclararse la garganta y que así notasen su presencia, para luego interrumpir la conversación… - Ejem, ejem, no discutiría que hace una noche esplendida a pesar de la estación del año en la que nos encontramos, pero...¿no son unas horas y un lugar un tanto inoportunos para que un grupo de gente tan acaudalada lleve a cabo una reunión?, comentó con una sonrisa bromista en la cara… - Disculpen mi interrupción señores, dijo acompañando con una leve reverencia, - Buenas noches, mi nombre es Morwing y aunque me temo que mi intromisión habrá interrumpido algún debate importante dadas las horas que son, no pude evitar sentir curiosidad al verlos… les pido disculpas de antemano si así fue…

Las seis personas que participaban en la conversación, pues aquel que parecía leer un libro ya se había unido a ellos, se giraron hacia el recién llegado examinándolo con detenimiento. El aroma de sus caros perfumes llegó hasta Morwing al instante incluso antes de poder distinguir claramente sus facciones. La reacción inicial fue unánime, caras recelosas, brazos cruzados y el típico gesto de rechazo hacia alguien peormente vestido. Sin embargo, y por alguna extraña razón, la que después se presentaría a sí misma como Lady Ophal Krimmevol, hermana del antiguo gobernador y una de las mujeres con más poder a esta parte de Amn, dedicó una dulce sonrisa al recién llegado.

Los negocios no entienden de horas querido. - Contestó la mujer con una pronunciación y una cadencia perfecta en cada palabra, como si disfrutase de ello.

Es un placer Morwing...- Hizo una leve pausa por si había olvidado su apellido, algo sumamente importante en aquel mundo nobiliario. - No interrumpe nada, no se disculpe. Sólo los mismos manidos y aburridos debates con los que el señor Hebrafina nos entretiene cada noche. - Señaló al mediano vestido con un escandaloso conjunto violeta. 

Podríamos decir lo mismo de usted, ¿verdad? ¿No es muy tarde para que un viajero fatigado ande por esas oscuras calles? - Preguntó ciñéndose un poco más su pesado abrigo de pieles. 

EL enano miraba los edificios hasta que uno le llamó la atención. Hmmm... granito. Dijo palpando el edifico. Parece que el "granito" era el material rico para estos pobres humanos. Ja! - Dijo como respuesta a sus pensamientos. El lobo se sentó en sus cuartos traseros y Kormack se puso a acariciar la cabezota del animal, estaba suave. Luego miró a los seis personajes que se aglomeraban como vándalos bajo la luna, contando sus fechorías, sólo que parecían de alta alcurnias. Y muy feos. Decía el enano al lobo. Mirrra un calvo! - Dijo a modo de gracieta, por suerte el lobo no podía contestar ni reírse. Un medio metrrrro que se escapó del cirrrco. Una vieja. Un tipo que parrrece que huele un pedo. Otrrrrro que viene de un funerrral. Y un gorrrrdo  - Decía como si fuese a contar un chiste, pero sólo narraba lo que veía. Es rrrrarrrro que se reúnan a hablarrrr de nutrrrrias, estos son rrrarrritos. ¡Ia verrrás! - Decía a su nuevo amigo.

Las vagas sospechas de Morwing se vieron aclaradas cuando la única señora del grupo se presentó como Lady Ophal Krimmervol. - …así que este vejestorio es la hermana de Mikaal, interesante…

- Es todo un placer señora Krimmervol y perdone el atrevimiento, ¿es usted familiar del señor Mikaal Krimmervol?,  respondió con otra pregunta esquivando así la que le habían formulado. – ¿Qué tal está su hermano?, se escuchan rumores que se encuentra en las enigmáticas tierras de Máztica, si tiene un contacto regular con él, debe de contarle historias fascinantes de aquellas tierras… y de las que gustosamente oiría. Soy un viajero innato y todo lo que son nuevas tierras por conocer y descubrir me provoca gran fascinación, comentaba haciendo mostrar gran interés.

- ¿Y se reúnen todas las noches, señores?, preguntó de forma desinteresada al grupo en general… - Resulta muy llamativo dadas las horas que son, ¿es porque disfrutan con la tranquilidad de la noche en estas bellas calles, quizá?, preguntó dejando una pequeña pausa, -¿o quizá para tratar temas algo menos formales como para abordarlos en un consejo?, quizá les pueda ser de ayuda en algo…, concluyó con un tímido guiño

Cuando Davros abrió la puerta quedó un tanto sorprendido al ver quien era el que llamaba a la puerta de Morwing. Se trataba de tan sólo un niño que apenas le llegaba por la cintura. EL pequeño no parecía tener más de diez o doce años pero no se alarmó lo más mínimo al ver al imponente bárbaro frente a él. Asintió con satisfacción y entró en la habitación de Davros justo en el momento en que dos puertas más se abrían en ese pasillo. 

Allen y Ogna se miraron el uno a otro al asomar sus cabezas por el hueco de la puerta. No fue difícil suponer que la llegada de aquel mensajero había pillado a ambos en la cama. El paladín tenía el pelo revuelto y sólo se encontraba equipado con sus mudas y el espadón. Ogna por su parte no tampoco mostraba sus mejores galas ya que su armadura bailaba de lado a lado al no haber sido atada correctamente. Al menos, y por ahora, no había por qué preocuparse de eso. ¿O puede que sí?

Allen levantó las cejas un par de veces para llamar la atención de la joven bardo. Su expresión no dejaba lugar a dudas, algo raro sucedía.

Zanc obvió la recomendación de Morwing y se acercó junto con el hechicero. Observaba a aquellos nobles de arriba a abajo y respondió a su presentación con una leve reverencia, aparentando cortesía. -

Vaya horas que eligen para hacer negocios! - Bromeó antes de continuar - Venimos en busca de Lord Hembelan para un asunto personal... ¿Ustedes también vienen en busca de él?, ¡Vamos!, lo digo porque están reunidos en frente de su casa, jajajajaja - El Gnomo hablaba divertido y con aquella enorme sonrisa plasmada en su rostro, sin embargo observaba fijamente a sus interlocutores buscando interpretar sus reacciones.

La anciana mujer no alteró lo más mínimo su arrugado y pálido al escuchar la mención de su hermano. Así es querido, Lord Mikaal es mi hermano y, en efecto, se encuentra en Nueva Amn velando por los intereses de la nación y, por qué no decirlo, de nuestra familia también. - Un coro de comedidas risas acompañó al comentario de la mujer. 

No me ha contestado usted señor Morwing... pero entiendo el porqué. - Dijo sonriendo tras la intervención del gnomo. Por lo que veo todos hemos sidos invitados para el mismo asunto, si no me equivoco. ¿Saben ustedes de qué se trata? - Preguntó de modo gentil.

No, no nos reunimos todas las noches. Normalmente sólo lo hacemos un par de veces por dekhana y cuando el sol aún se encuentra en lo alto. Pero por favor, no conversemos aquí, nos vamos a quedar fríos, pasemos al interior y esperemos. Lord Hembelan no debe tardar mucho... - Dijo con cierto tono recriminatorio por la tardanza de su anfitrión.

El enano miraba sorprendido como sus amigos le bailaban el agua a aquellos ricachones. Prefirió quedarse junto a la figura del lobo y, aburrido, se puso a mirar la arquitectura de la casa. Casi que parecía pobre y de muy mala calidad. Aquellos humanos tan altivos y viviendo en una forma miserable con materiales pobres y de deficiente manufactura. Al enano le hubiese gustado saber qué respondería aquella vieja decrépita de haber compartido sus pensamientos, pero casi no merecía la pena una mujer que tenía un pie en la tumba y el otro muerto. Además de que claramente no estaban haciendo negocios, esos escondían algo. Pero ¿qué importaba al enano? ¡Nada! De haber sido un ser más sociable...

Con la intervención del gnomo, se pusieron todas las cartas sobre la mesa. El grupo sin haberlo planeado participarían en una reunión convocada por el mismo Filgoren, el motivo de ésta, estaría aún por verse.

- Tenemos ligeras sospechas aunque toda información es bien recibida, respondió el hechicero esperando alguna aportación más. - Deje que avise a mis compañeros y les seguiremos al interior del edificio.

Con un gesto, Morwing avisó a Kormack y Losse para que se aproximasen. Tras reagruparse, siguieron los pasos del grupo de nobles hasta el hall de la casa de Filgoren. – Si antes estaba cohibido para hablar…¿por qué motivo ahora podría hacerlo?, ¿seremos bien recibidos después de insistir tanto en que nos fueramos?, reflexionaba el hechicero.

¿Un niño?

Ogna devolvió la mirada a Allen y se encogió de hombros. Se esperaba que Findoren les mandar a alguien, ¿pero a un niño? Cuando éste cerró la puerta de la habitación de Davros, Ogna se acercó a Allen mientras se ajustaba las correas de la armadura.

- Era un santo y seña.- Ogna elevó los ojos a un supuesto cielo al ver que Allen no se coscaba. - Lo que Findoren nos insinuaba todo el rato antes es que mandaría a alguien de confianza con un santo y seña. El niño ha dicho "excelente" al llamar a la puerta de Allen.

¡Hombres!¡Qué zoquetes!

- Anda tira pa´lante y ve a ayudar a Davros. Tú eres bueno pillando mentirijillas. Yo si quieres me quedaré vigilando por aquí. Si crees que necesitáis mi ayuda házmelo saber.- La bardo miró de arriba a abajo al paladín no sin sorpresa. Muy pocas veces el paladín se dejaba ver en paños menores. Le lanzó una mirada cargada de lascivia tan solo por diversión.- Madre mía, Allen, lo que mejoras sin esa armadura hortera.- Le digo con una sonrisa picarona adornando su cansado rostro.