Partida Rol por web

Bolg miró a Nauj. Notó el calor de aquel ser humano que parecía confiar en él. Aunque su naturaleza le gritaba que se alejara del peligro, su corazón sabía que era lo correcto. La idea de clan, de camada, de familia, era con lo que había crecido. Si bien sus costumbres no fueran entendidas por los humanos. Sin el grupo, no había ventaja. Y eso lo sabía cualquier goblin. Aunque el grupo de Bolg, en estos momentos, fuera tan peculiar.  - Bueno... Zi... te acompañaré a ver... Pero eze mago prezuntuozo, ezpero que noz explique algunaz cozaz... El goblin se hizo el ofendido, pero empezaba a olvidar por que lo estaba.

- Zerá mejor que noz aprezuremoz, o loz encontraremoz muertoz y dezangradoz. No sabía porque, pero aquella imagen, arrancó una débil sonrisa a Bolg.

Finalmente los tres se decidieron a buscar seguir a Seryu a pesar de su extraña conducta. El ya se había perdido de vista, pero la ruya que tomó fue en linea recta por lo cual, tras luego de 20 minutos de andar le encontraron: Estaba en el suelo, con parte de su bastón clavado en la tierra. Su expresión era abatida, y una lágrima solitaria bajaba por la mejilla. Muy cerca, se escuchaban ruidos típicos de batalla, y extrañamente se percibía una oleada de aire caliente, totalmente fuera de lugar en esa región.

En cuanto los vió, sencillamente se levantó y se limpió la lágrima. Los miiró a todos y luego se quedó nuevamente observando a la muchacha.

-Sed conscientes del peligro que correis... por favor, volved por donde habeis venido. No quiero que nadie resulte herido por mi culpa

Comentó, infiriendo signos tribales dentro de aquel círculo e iluminándolo tenuemente con magia..

Algo en su espalda se iluminó. Dos trazos de luz que parecían querer atravesar los ropajes, y que adquirían forma poco a poco. Forma de...Alas.

Alas de mariposa. Alas extrañamente azules, pero transparentes a su vez. Eran extrañas, y mágicas. El muchacho entonaba una canción élfica, o eso parecía, aunque el conjuro parecía responder a sus danzarinas sílabas..

Vio la lagrima de Seryu y se sintio conmovida, realmente el no queria que ellos sufrieran ningun daño. La conmoción fue doble pues a pesar de que habia sabido de su existencia, pues Seryu se las habia mostrado en parte. Sintio una enorme emoción al observar sus alas en todo su esplendor.

- No pienso dejarte solo.

Nauj y Bolg se dieron la vuelta rápidamente, como si hiciese rato que quisiesen hacerlo. A pesar de sus esfuerzos, llevaban algo de retraso desde que se fue Syara y Nauj dudaba que llegasen a tiempo para el comienzo del enfrentamiento, fuera cual fuese.

De hecho, Nauj anhelaba llegar con la pelea iniciada y observar cómo se desenvolvían aquellos dos sin su ayuda.

Sin aguardar demasiado, se interpone en el camino de ella, agarrándola de la manoy deteniéndola, mirandola seriamente en los ojos.

-Por favor, no te metas en problemas. Distráelo, y sal de ahi.

Miró a los demás.

-Os explicaré los designios de mi naturaleza una vez estemos lejos de aquí. Ahora necesito que os mantengais aquí... por favor.

Comentó, mirándola dulcemente.

-Si os he tenido sin saber nada es para protegeros...ahora no eches mi plan por la borda, al menos dejame solucionar esto.

Luego de aquello volvió a hacer el mismo proceso, iluminando mas el portal, un portal que ahora era algo mas amplio. Poco a poco algo lo rodeó como un escudo. Una especie de esfera de un azul claro. Sonrió a la muchacha y la atrajo hacia el área.

-Dame un segundo..No te separes de mi.

Luego se dispuso a teleportarse. Si nadie se lo impedía, iría inmediatamente hacia allí, teleportándola a ella también hacia el lugar de batalla, no sin antes colocarse delante de esta, para evitar problemas, y tratar de colocarle otro escudo a ella

Syara se detuvo, realmente no sabia si hacer caso de su instinto o hacerle caso a el, asi que cerro los ojos y se dejo llevar.

-Esta bien le distraere. -Se agarro de su brazo y se dejo arrastrar por la corriente de magia.

Desde luego haria caso de lo que el le decia, pero estaria atenta, por si acaso las cosas se ponian feas para Seryu.

Todos los sentidos de Bolg zumbaban desesperadamente. En aquel lugar había un extraño olor, un olor fuerte y sobrecogedor. Con los músculos en tensión, resoplaba entre dientes, como una serpiente atrapada.

El mago estaba haciendo y diciendo cosas muy extrañas. Cuando de repente agarró a la mujer, pero Bolg ya había perdido el interés en las acciones del humano. Algo en su interior le obligaba a estar alerta.

- Tenemoz que ezcondernoz, Nauj. Ezto ez demaziado peligrozo. Los movimientos nerviosos del goblin parecían acentuados. - Zi quierez ir hacia el olor, vayamoz ezcondidoz, zi, zerá, máz zeguro.

Te sigo Bolg, vayamos con mucho cuidado. A Nauj tampoco le gustaba nada cómo sonaban aquellos rugidos que no conseguía identificar con los de ninguna criatura que él conociese. Y aquél extraño calor ambiental, tan impropio, le resultaba también alarmante.

El goblin pasó delante, mucho más inquieto que de costumbre, agudizando el olfato. Caminaron despacio, bien ocultos entre los arbustos, dirigiéndose hacia donde se escuchaba el fragor de la batalla.

Finalmente llegaron y la extraña pareja se quedó, escondida, mirando fijamente la escena que se desarrollaba ante sus ojos.

Blog y Nauj se acercaron cautos y escondidos en el linde del bosque, asomandose lo suficiente para ver aquello, mientras que Syara y Seryu habían optado por usar magia para salir de su escondite. El conjuro se complicó en parte para el mago, ya que ahora intentaba realizarlo con una persona a cuestas. Sin embargo logró completarlo con éxito dejando entrever su experiencia en esa índole de conjuros.

Había un humano joven y de aspecto descarado sobre la nieve, que reajustaba apuradamente parte de unos protectores bastante poco ortodoxa hechos con lo que se veía de lejos ser hueso. Sus ropas tenían por regla el verse descuidadas y harapientas casi. Traía una holgadisima camiseta verdosa que de no ser por los brazales serían un estorbo insufrible, botas hechas en placas de hierro y un pantalón de cuero sucio. Junto a sí traía un espadon bastante irregular con bordes poco definidos y cuidados y por lo general toscos, pero eso si, muy afilados.

Fue entonces cuando comenzó a nevar. El sujeto se vió sorprendido por la aparición de aquella gente en ese sitio, pero solo tuvo tiempo de dirigir una mirada de increduidad antes de empezar a hacerles señas de desespero indicandoles que se alejen. Aquel recogió entonces su espadón se lanzó a un lado. El motivo era esa llamarada de fuego que descendía desde arriba con bastante mala fé.

Por fortuna para Syara y su acompañante la llamarada no iba dirigida a ellos, y por ende no les dió de lleno. Seryu fue el único afectado por el fuego ya que se había colocado a modo de proteger a la mujer, recibió el toque de una lengua de fuego a la altura del hombro (y que de milagro no fue directo al rostro). Nada serio, aunque era fastidioso el ardor.

Y entonces lo vieron aterrizar. Colosal, imponente, rojo. Un auténtico dragón carmesí era el dueño de aquella agresión. Sus imponentes alas era las responsables de esparcir el aire caliente que producía su fuego alrededor, y por lo que parecía no estaba nada contento. Apenas tenía algunos rasguños en las alas, el lado derecho del rostro y el flanco.

Para Blog sin embargo aquello no fue tan solo lo que se vió a simple vista. Aquel rostro del humano...sintió que las venas de le hinchaban de rabia. Si, era él, aquel que le había marcado hace tanto tiempo. Ese era Inzar, el cazador de monstruos.

El guerrero que había evadido el fuego no tardó en lanzarse contra la bestia, manejaba bastante bien aquella pesada arma a pesar de parecer algo enclenque a primera vista.

-¡Largaos de aqui dementes, es un dragón! -escucharon la fuerte y autoritaria voz de aquel.

El dragón rojo en ese momento se preparaba para echar una nueva llamarada. Derrapó por la nieve hábilmente pasando por entre las patas del mismo y levantó el espadón, buscando herir las escamas del estómago, presumiblemente las mas delicadas.

Los ojos del goblin se clavaron en aquel guerrero. Todo su cuerpo se puso en tensión, y su rostro se convirtió en una máscara de odio. Bolg sonreía, una sonrisa casi malvada, casi triunfal. Tras la rabia del primer momento, Bolg se relajó. Al fin su larga búsqueda daba su fruto. Por fin lo había encontrado. No había pasado tanto tiempo buscando para precipitarse ahora. No, dejaría que el dragón hiciera su trabajo, al menos un rato más. Si vencía el guerrero, ya débil por la batalla, sería presa fácil. Bolg se regodeaba, en estos pensamientos.

- Nauj... Susurro a su amigo. - No me odiez por lo que haré... ez mi deber... Y no dijo más. Observó la lucha contra el dragón, a la espera de su oportunidad.

Nauj observó a Bolg tratando de entender más allá de sus palabras.

¿Qué quieres decir con eso Bolg? hizo una pausa para mirarle a los ojos y luego giró su cabeza para contemplar al extraño guerrero de la espada deforme. ¿Es él, el que andabas buscando?

Nauj no tenía prisa por intervenir en la pelea. No conocía a aquel humano pero sí sabía que su rival era un dragón y eso no era moco de pavo.

¿Quién es él, Bolg? ¿Por qué arrasó tu campamento? Me gustaría saber lo que sepas de él.

Un tumulto de sensaciones contradictorias le embargaban; sabía que tarde o temprano tendría que tomar partido en aquella pelea, aunque fuera por omisión, y quería saber qué papel jugaba cada uno en esa partida.

- Él marcó a Bolg... él acabó con mi partida de exploración... Loz mataron a todoz... Antez del anochecer, cayeron zobre nozotroz. Juré venganza, y ahora, ahora tengo la oportunidad... Zi. Bolg murmuraba las respuestas a las preguntas de Nauj, pero su vista estaba clavada en aquel guerreo. - Aventureroz loz llaman... Y escupió al suelo con total desprecio. - Mercenarioz y azezinos...ezo zon... ziempre cazando goblins... ziempre arrazando nuestraz guaridaz... Zolo por dinero... zolo por diversión... Zi, azezinos, ezo zon máz bien.

- Cuando tenga mi oportunidad, lo mataré. Bolg parecía guiado por una determinación casi obsesiva.

¿Qué estábais haciendo Bolg? Quiero decir: ¿para qué vuestra partida de exploración? Nauj desconocía casi todo de las costumbres de los goblins y de sus relaciones con los humanos.

¿Por qué querían mataros? ¿Solamente por dinero y diversión, o había algún tipo de venganza de por medio? Nauj miraba con confianza a aquél que poco a poco se estaba convirtiendo en su amigo, pero sospechaba que había algo más, oculto en su relato.

¿No hay nada más Bolg? ¿Ningún pequeño detalle que sea importante en la historia?

El humano encapuchado de extraños poderes decidió que, de momento, disfrutaría un poco más del espectáculo que se le brindaba.

- Loz humanoz ze azientan en territorio goblin... arrazan loz bozquez, ezpantan la caza y están por todaz partez. Loz goblinz hemoz aprendido a zobrevivir, zi, zobrevivir. Invaden nueztraz tierraz, y hacen zucioz pobladoz. Nueztraz partidaz de exploración ze encargan de buscar comida. Hay muchaz bocaz que alimentar. Bolg desvió unos segundos la vista de la batalla, para observar a Nauj. - Loz graneros y granjaz humanoz están llenaz de comida, que acumulan zin razón. Zuz campoz de cultivo se expanden por todaz partez, zolo cogemoz lo que necezitamoz, lo que ez nueztro. Zi. Volviendo a prestar atención a la escena del dragón, escupió. - Muchoz goblins jóvenez murieron eza tarde. Pero muchoz más pazaron hambre... por que no pudimoz traer zuficiente alimento. Aquel tipo... Y señaló al guerrero que luchaba contra el dragón. - Aquel tipo, marcó a Bolg, me humilló, humilló al mejor guerrero de loz Patasangre...