Partida Rol por web

"Exacto, justo lo que venía pensando. Este tipo ha visto nuestra clara superioridad y carisma natural y se ha percatado que le conviene que estemos de su parte."

- Estupendo.

Le sonrío a Radu

- Si hay algo que podamos hacer para vos, tened por seguro que lo consideraremos.

digo volviendo a erguirme con la espalda recta.

"Y si no hay nada más, nos iremos con tu bendición y tu oro"

Hago un gesto al resto para que salgan de la estáncia.

Por favor, esperad en la otra sala mientras discuto la propuesta que tiene Ramirez con nosotros. En cuanto quede hablado, procederé a enseñaros el castillo para que veais el buen trabajo del maestro Zelios.

- Muchas gracias, Príncipe. Siempre recordaremos su gentileza y generosidad - contesto educadamente Markus inclinando la cabeza.

.

Salio de la sala en cuanto Radu lo ordeno. Ahora que las aguas volvian a su cauce no queria tentar a la suerte, por mucho que le escamara la gentileza y generosidad del Principe, y por mucho que Ramirez fuera mas volatil y peligroso que un barril de fuego griego...

Ramírez espera a que todos se hayan marchado y finalmente procede.

--Majestad-- dice mucho mas serio, en un tono mucho mas bajo, y sin la absurda reverencia anterior que era todo actuación para con sus compañeros --¿Puedo seros franco?

Yago, de nuevo, inclinó la cabeza ante Radu. El Príncipe Tzimisce había tomado una decisión, supuso que influida en buena parte por el apoyo de su camarada Vykos a la cuadrilla, y ya no tenía sentido seguir argumentando en su Corte. En lo que respectaba a Radu, pensara él lo que pensara, aquel pintoresco grupo era la cuadrilla que él había ido a buscar, y hasta que se marchara de su mansión, no le quedaba sino acompañarles.

Ya habría tiempo de continuar aquella conversación en una situación más de igualdad.

- Por supuesto, mi Príncipe; seríamos pésimos huéspedes si contrajéramos una deuda con vos, y luego renegásemos de ella. - dijo, antes de hacerse a un lado para ir a la habitación que le habían indicado. Sentía curiosidad por aquello que el escurridizo Lasombra quisiera tratar con los Tzimisce, no lo iba a negar, pero nada podía hacer al respecto.

Tenía el presentimiento, y no era uno agradable, de que lo acabaría descubriendo de todos modos.

Cuando ya todos los vastagos han salido, Ramirez se dirije a mi, de una forma completamente diferente a como se había mostrado anteriormente, dejando claro que no era más que una máscara.

Asiento con la cabeza ante su pregunta.

--Debo confesarle que me ha sorprendido mucho su respuesta... me ha sorprendido que acceda a que unos desconocidos, entre ellos dos Tremere, que además trabajan para un desconocido, le pidan construir una fortaleza en un punto clave en sus dominios y vos no solo lo hayáis consentido, sino que además vais a sufragar la coatosa empresa, y eso me hace pensar... ¿Porque?-- dice mientras se atusa la barba pensativo.
--Se me ocurren varios motivos, pero dos que son los mas pausibles
--Uno--dice alzando un dedo --O vos conocéis a nuestro patrón y tenéis un trato con él, algo que hasta lo sucedido en la reunión me parecia algo completamente descabellado, y que a decir verdad aún me lo parece, o dos-- alza un segundo dedo.
--Planeais tomar la fortaleza nada mas esté construida.-- recogiendo los dedos vuelve a atusarse la barba.
--Con todo el respeto, ¿Puedo osar a preguntaros porque habéis accedido?

Asiento un poco con la cabeza ante las afirmaciones y preguntas de Ramirez, si bien tenía razón en el planteamiento, desconocía cuales eran mis motivos.

Ciertamente mi clan y el de los Usurpadores están en guerra, pero no es algo que ahora mismo sea un problema para los príncipes de Transilvania.

El paso de Tihuta, aun que en mi dominio, está en la frontera, la cual aveces es atacada por los barbaros del norte. Añadir una fortaleza y un grupo de vástagos que me deban un favor es bastante más ventajoso para mi que simplemente apartaos de mi camino. Los dos grupos salimos ganando.

Ramírez mira a Myka a fin de ver las reacciones de este y luego se vuelve al Príncipe mientras sigue atusandose la barba. --Permitidme la osadia de una última pregunta... Tengo entendido que entre los miembros del clan Tzimisce es costumbre usar el título de Voivoda en lugar de el de Príncipe, si enbargo vos usáis este último ¿a que se debe esta peculiaridad?

Política. Todo lo mueve la política.

Y ahora creo que ya ha podido llenar tu sed de conocimiento sobre mi, así que vayamos a observar las construcciones.

Hago un gesto para que tu y Myka me sigais.

Tras unos 10 minutos, salen de la sala Radu, Myka y Ramirez a vuestro encuentro.

Radu os invita a seguirle y empezais a dar una vuelta por el castillo. Solamente al empezar a caminar por el, os queda claro que es digno de un grandioso mandatario, estructuras fuertes y resistentes, todo de un color oscuro que da aún un toque más siniestro para los mortales.

Pero aún con lo poderoso que parece el castillo, también os fijais que es completamente bello, la arquitectura es una buena mezcla de funcionalidad y arte.

--Majestad, disculpad, dejad antes que os diga lo que venía a deciros. -- dice antes de que nadie se mueva.
--Creo que puedo lograr que vos seais el que saqueis mas ventaja de los dos bandos-- expone a fin de suscitar su curiosidad y ver su reacción

Radu estaba entestado en que fueramos a ver las interioridades de su castillo.

"Pff como si me importara un comino. Seguro que nuestra construcción triplicaría la elegancia de la suya, y para ello no necesitaba copiar ninguna de sus patrañas arquitectónicas, me sobraba gusto y creatividad a mi solo."

Camino al lado de nuestro anfitrión con las manos cogidas detrás de la espalda y contemplando todo con serenidad.

- ¿Cómo es el ganado en estas tierras? ¿Cuesta hacerlos colaborar?

Saco algo de conversación sin dejar de contemplar los recobecos del edificio.

- Magnífica construcción en verdad, excelencia. Se ve que no habría asedio capaz de atravesar estos muros, y sin embargo no pierde un ápice de belleza y esplendor - comentó Markus genuinamente impresionado mientras daban el tour.

Acompaño al grupo en el paseo, pero me mantengo en segundo plano, no hay necesidad de que todos adulemos al príncipe.
Y no porque el castillo no sea digno de elogio, si no porque estoy más ocupado intentado concebir un plano aproximado del mismo en mi cabeza.

Yago camina en el flanco izquierdo del grupo, observando el lugar según les es mostrado, sintiendo un poco de nostalgia de sus tiempos como mortal caminando por una fortaleza tan sólida como aquella, si bien quizás no tan hermosa per se. Y, sin embargo, la fortaleza de sus recuerdos había caído, superada por los musulmanes que la asediaron, tiempo después de que él dejara, contra su voluntad, de ser uno de sus juramentados defensores. Apretó y soltó repetidas veces sus enguantadas manos, buscando sentir las cicatrices que para siempre quedarían en sus palmas y dorsos...

Era el modo de recordarse que la fuerza de una fortificación no residía sólo en la solidez de sus muros, sino en el ánimo y moral de sus defensores...

Así y todo, la obra de aquel maestro arquitecto era, verdaderamente, admirable, y se encontró sintiendo ganas de conocerle. Cuando Radu miraba en su dirección, Yago mostraba su admiración con un asentamiento apreciativo, fijándose sobretodo en los aspectos más prácticos del lugar, más que en la decoración. A fin de cuentas, la torre que debía ayudar a levantar no era para ellos. Que estuviera decorada a su gusto o no, era irrelevante.

Iba a darle conversación a nuestro anfitrión, pero lo que aquel tipo nos enseña me parece fascinante. Tanto que no puedo evitar detenerme a apreciar con mayor detalle el uso de los arcos para sostener el peso de las pesadas coberturas de piedra sin perder gracia y elegancia.

"Una construcción magnífica. Este hijo de puta debió contratar a un auténtico maestro para hacer esto"

Mi ensimismamiento me hace perder de vista al resto del grupo mientras estos siguen su visita turística y yo me quedo plantado mirando hacia el techo y sus recovecos.