Partida Rol por web

El chico se termina la copa y se levanta apoyando todo su flaco peso sobre la mesa para ponerse en pié, luego se asegura bien sendas pistolas en el cinturón desperezándose y los tres salís de la taberna "Los tres leones"

En la calle el aire sigue húmedo y fresco. El Trastévere se abre camino hacia el amanecer como todas las noches.

A estas horas la mayoría de tascas de buena reputación ya han cerrado sus puertas, pero en éste barrio varios tugurios todavía siguen sedando a los incansables borrachos.

Al salir de la taberna escojo un callejón cuando no haya gente por la calle y girándome clavo la mirada en Toby .Mis ojos pierden su forma humana para adoptar la pupila rasgada de la serpiente al tiempo que su voluntad se pliega a la mía .Ahora Milos, no se puede mover

Me encojo de hombros ante la primera de las afirmaciones de mi interlocutor.

- Ni teatros ni falsas apariencias son de mi agrado. - le digo. Siempre voy de frente.
 

Después de asentir protocolariamente, el chico te indica que aguardes

- Le voy a tener que pedir que me espere un instante

Folieri saca una larga llave y la introduce en el cerrojo de la puerta de hierro, esta se abre con un chirrido metálico, y se cierra frente a tus narices, desapareciendo el duque detrás de ella.

Tras un par de minutos la puerta vuelve a abrirse y tu interlocutor te hace un gesto para que te acerques.

La estancia es lúgubre y fría, pero tras recorrer unos metros, el espacio se agranda detrás de unas estanterías cargadas de libros y otros utensilios. Solo la luz de una lámpara de aceite proyecta sombras que bailan sobre las paredes sin ventanas.

Al fondo de la sala ves un gran escritorio señorial y a su lado unas magníficas escaleras de caracol de hierro forjado parecen subir a una especie de alcoba.

Entonces detrás de la mesa ves un destello rojizo, uno de los ojos de la criatura se clava en los tuyos

 - Tu nombre, y el de tu sire. Preséntate.

Folieri se ha quedado cerca de la entrada sin decir palabra.

Observo al ser que tengo delante mía.

- Sav y Erik respectivamente. - respondo sin más. Ya me estaba cansando de toda esta maldita parafernalia.

El religioso no hace ningún gesto de satisfacción ante tu aceptación del trato, en lugar de ello desvía su mirada y luego busca con su mano un pequeño saquito oculto debajo del hábito.

Por su consistencia podrías pensar que se trata del habitual saco de monedas, pero cuando el hombre vacía su contenido sobre la otra mano ves una especie de pequeñas piedras blancas en su lugar.

el hombre entonces cierra el saco y lo deja a un lado para sostener su preciado contenido con ambas manos antes de arrojarlo con cuidado sobre la superficie del banco en el que está sentado. Es entonces cuando te das cuenta que no son piedras sino diminutos huesos, varios pequeños nudillos algunos de ellos amarillentos por el paso del tiempo.

 - Vamos.

dice el viejo tras guardar los huesecillos en el saco y poniéndose en pié.

- No me dicen nada esos nombres.

Sentencia el nosferatu rasgando una pluma en el papel

 - ¿Cuál es tu clan y qué te trae a mis dominios?

El chico no parecía preocupado de que pudiera ocurrirle nada malo al salir con dos extranjeros desarmados a la calle, pero estaba muy equivocado. Los ojos de User le sumen en un trance hipnótico y éste no puede dejar de mirarlos, incluso Milos se siente tentado a mirar fijamente la mirada de la serpiente.

- Y yo que pensaba que los Nosferatu tenían ojos en la cara y sabían interpretar lo que veían. - pienso con cierta desilusión sarcástica.

- Gangrel. - respondo igual de secamente. También son mis dominios pues llevo más de cuatro siglos viviendo en el bosque, salvo el último siglo que estuve viajando. También vivía aquí cuando podía caminar bajo la luz del sol.

- Sin embargo te has venido a presentar: a mí, justo ahora.

Si le ha sorprendido o molestado la revelación de tu edad o las formas que utilizaste no sabrías decirlo... su deformidad y la oscuridad no ayudan a leer su expresión facial y su tono es seco.

- Solo quiero saber si has venido para quedarte y qué problemas me puedes ocasionar

- He venido a presentarme cuando ha sido menester. - le contesto. Gilipollas engreido. ¿Te has creido más importante que yo sólo por el hecho de ser un "Príncipe"? Si no llega a ser por el petimetre del "Duque" ni siquiera estaría aquí en estos momentos. - pienso.

- ¿Problemas? - pregunto. Ninguno siempre y cuando no me molesten. - respondo. Así que ya sabes, déjame tranquilo o atente a las consecuencias.

- Con respecto a mi periodo de estancia ... - prosigo. En principio si, he venido a quedarme. Y si no es así tampoco te importa. IMBÉCIL.

El hombre sigue escribiendo sin dejar de hablar

- Entonces debes saber que es obligatorio cumplir con nuestras nuevas tradiciones, si no estás familiarizado con ellas o con los territorios de caza y elíseos, es tu responsabilidad informarte de ello.

hace una pequeña inflexión para agarrar otro papel de la mesa y escribir algo en él

- El miembro de la primogenitura de tu clan responde al nombre de Aurio, y será puesto al corriente de tu presencia en Roma.

Finalmente el nosferatu levanta la pluma

- No formaras parte de la estirpe de la ciudad hasta pasado un año y un día de tu llegada, hasta entonces serás un miembro a prueba de la misma no exento de nuestras reglas, empezando por la obligatoriedad de acudir a los concilios cada medio año coincidiendo con los solsticios de invierno y verano respectivamente.

El príncipe saca un sello del cajón y vertiendo cera sobre el documento que tiene en frente, estampa su marca.

- Esto es todo cuanto debes saber por el momento. ¿Has comprendido todo lo que te he dicho? ¿tienes alguna pregunta?

- Me importa una mierda lo que digas. - pienso. Seguiré haciendo lo que me venga en gana y ni tú ni ninguno de tus lamebotas va a hacer nada para impedirlo.

- En ese caso dado que llevo más de cuatro siglos en el bosque me considero estirpe de la ciudad. - digo tajante.

Realmente me importaba una mierda lo que opinase o dejase de opinar ese malnacido.

- Podeis avisar a Aurio si así lo deseais. - comento. Si por el siguiente solsticio estoy en la ciudad iré al Concilio.

- Y como no sabrás si estoy o no te joderás y no me verás aparecer.

Con este pensamiento doy media vuelta y me dispongo a salir por la puerta. Ya he perdido demasiado tiempo con estos petimetres.

Pongo las manos en jarra, y miro al cielo.

Vayamonos pues. - digo, incentivando a la ida. - Todavía nos quedan un par de horas útiles. Vámos a que me confundan con una ramera barata y ver si puedo sacar algo bueno con ello. Los rumores son los rumores. - digo, con una sonrisa y ofreciendo mi brazo para que me acompañara Giani.

A pesar de estar ya bien entrada la madrugada, no os resulta difícil seguir la procedencia del ruido de diversión procedente del Trastevere así como el ocasional sonido del choque de un cacharro de barro cocido contra un cráneo tenaz.

Hay varios tugurios abiertos todavía, la mayoría antros de mala muerte con a penas gente dentro, sin embargo una de las posadas desde fuera parece un lugar de cierta categoría: la fachada es de piedra gris, y un cartel en letras de oro que muestra a un trío de leones heráldicos que se tambalean jugando, cuelga sobra las pesadas puertas. Un balcón se proyecta al exterior por encima del cartel, y a través de sus cortinas blancas puede verse a alguna bella mujer flirteando con los rudos viajeros.

Retazos de conversación en idiomas extranjeros llegan a la calle.

El cainita agarró del brazo al extranjero beodo y lo arrastró a un callejón lo suficientemente pequeño como para gozar de cierta privacidad. Gracias al alcohol y a los poderosos ojos de User la voluntad del tipo parecía ciertamente anulada con lo que, si sabía algo, sería sencillo sonsacárselo y, si sabía nada, sería una cena frugal. De cualquier modo, el fin de aquel pobre diablo se acercaba.

- Bien, amigo Toby... - comentó Milos sin deje de la falsa borrachera en su voz. El objetivo era intimidarle... que entendiese que todo aquello tenía un cariz no apto para bromas. - Es hora de que nos digas a mi socio y a mí qué sabes de "un encargo que acaba por hacer desaparecer a alguien". Y no escatimes en detalles, Toby... no con nosotros. Pero date prisa Toby... Toby, Toby... ¿no eres de aquí, verdad? 

Del brazo de Aricia, lo cual no deja de ser chocante debido a mi hábito, entramos finalmente en una taberna, una en que un siervo de la iglesia no se avergonzaría demasiado de visitar

-necesitamos encontrar a alguien que viva o trabaje en el colegio de San Nicolas. Si hay aquí alguien así deberiamos ser capaces de encontrarlo, con tus dotes de sugestión y las mias de observación- es un plan tosco, y que depende en buena parte de la providencia, tal vez requiera de varios días de investigación, que no se si tenemos. Pero por el momento es un comienzo

Al llegar a la puerta la abro y ofrezco a Aricia entrar primero

¿Tabas? ¿Tabijarros de hueso?

...Capadocios.

-Vamos.

En el momento que te dispones a salir con el padre Tadeo ves aparecer a Sav sólo a través de la puerta que conduce a las estancias superiores del castillo. ¿Le esperas o haces algún gesto para que se una a tu camino?