Partida Rol por web

Se notaba que el animal sabía con quién se la estaba jugando, pues ni siquiera hizo mención de alejarse o tirarme en ningún momento. Aunque no era así en todos casos, lo cual me llevó a prepararme por si alguna montura se encabritaba y debía recordarle cuál era su lugar.

           - Tal vez tenga usted razón señor Roderigo, si es así le pide una disculpa ...  pero debe reconocer que después de como nos ha engañado y no ha sido muy sensible en decirnos a donde nos metíamos debe reconocer que lo más lógico es que dudemos de sus palabras! -    Le sonríe por un momento María al cochero mientras que le mira atenta y un tanto intimidante para reconocer la duda o inseguridad en sus palabras antes de entrar al carro con los otros y reconocer como Enzo fallaba intimidando al tipo que intentaba interrogar, quien parecía ser un tipo duro en un principio, pero tendrían tiempo para hacerlo cambiar de parecer, por lo que tan solo le miró con curiosidad por un momento antes de decir para colaborar con el guapo cainita:

           - ¡Buenas noches ... señor!     Parece ser usted un personaje un poco mas interesante de lo que parecía, primero le causo cierta dificultad a mi amiga cazarle y por otro ha resistido el miedo que seguramente le provoca el caballero que trata de interrogarle, tal vez sea esa la razón por la que le eligieron como líder de esa banda de cazadores!    ¿Acaso era usted el más experimentado de ellos también? Si es así sabra distinguir que posiblemente yo pueda ser su única esperanza de sobrevivir de aquí con vida, pero para ello deberá darme información valiosa para que pueda convencer al resto de que nos sirve mas vivo que muerto! -      Mientras susurraba las palabras anteriores la duquesa Borgia consiguió entre las cosas que trajo de la fortaleza Hardestat una copa con alguna bebida que le ofreció al hombre herido para que tomara un sorbo antes de verter el reto en las heridas, mientras que por la ventanilla aun descubierta del carro escucha y observa de reojo la conversación animada entre los que montan los caballos, a quienes responde tras sentirse por un momento aludida por una  de ellos:

           - ¡Jajaja!  Me agrada su ingenioso juego de palabras lady Katarzyna ... hermanos de sangre, si no hubiese vivido muchas experiencias con los villanos disfrazado como hombre seguramente no hubiese entendido su doble sentido, pero ya que lo hice debo expresar que por el momento prefiero aprender a montar y domar a esos animales para transportarme, que a otro tipo de animales aún más dóciles

Me acerco al caballo que parece extrañamente nervioso. Lo más probable es que tenga que ver con nuestra nueva condición, pero no deja de ser una molestia. Siempre me ha gustado combatir montada y si ahora los caballos nos temen...

Puedo ver como el caballo recula unos pasos pero al final consigo tranquilizarle lo suficiente como para que me deje montarle. Probablemente se pase gran parte del camino piafando y moviendo la cabeza, pero mientras no nos encontremos con otra de estas no creo que intente tirarme.

Sigamos pues digo encarando el caballo en la dirección a la que íbamos, pero esperando por Roderigo y el carro.

Observé que Enzo intentaba intimidar al atacante superviviente con intención de sonsacarle quién era y por qué nos habían atacado, aunque no sirvió de mucho. Si después del enfrentamiento y de haber visto morir a sus compañeros aún continuaba tan envalentonado, algo me decía que aquellos hombres sabían bien sobre nuestra naturaleza.

-Quizá deba intentarlo uno de los guerreros -sugerí, pensando en que Etienne, Bilyana o Nicolae tendrían más posibilidades de hacer hablar al prisionero-. Y si sigue sin hablar, pues habrá librarnos de él.

Etienne iba a retornar a su sitio junto a Roderigo, en el pescante, cuando la dama Zaleski se le acercó.

- Excelso caballero, permitidme agradeceros vuestra noble defensa. Gracias a ella únicamente sufrimos un ataque dentro del carruaje.

El borgoñón sonrió, y las líneas de su rostro se marcaron con la sangre que todavía lo manchaba; al fin y al cabo, estaba contento: había peleado, había vencido, había matado, y volvía a tener un argumento de acero al alcance de la mano.

Definitivamente, se encontraba bien, y los halagos de una dama ayudaban a que esa sensación mejorase.

—Para mí es un deber, mi señora — respondió con una humildad que, a fuerza de ejercitarla, había terminado por parecer sincera — Y hubiera cumplido con él mejor, de haber tenido mis armas.

Sin duda, Etienne se veía capaz de haber despachado a media docena de aquellos villanos; por suerte, en su próximo combate sí tendría una espada; mientras hablaba con Zaleski, se ciñó el filo en su tahalí.

—¿Qué ha ocurrido dentro del carruaje?

Allan vió los últimos compases del combate desde el carruaje, no fue hasta que todos los bandidos fueron muertos y uno capturado cuando bajo del mismo acercandose cuidadosamente sin llamar la atención.

Aquellos hombres les habían atacado sin mediar palabra, eran malechores sin escrúpulos que no hubieran tenido miramiento en matarlos a todos si hubieran tenido la oportunidad.

Allan no dijo nada, permaneció detrás del grupo que se arremolinaba ante el prisionero, mirando la escena y al bandido fijamente evaluando la situación de lo que estaba pasando.

Aunque no soy tan brusco ahora al acercarme al caballo, el animal aún desconfía de mi. Lo comprendo, es normal; huelen en lo que nos hemos convertido.

Tomo las riendas suavemente pero con  firmeza. El caballo trata de retroceder pero mantengo mi mano fija, sin dar tirones. No lucho, sólo evito que se mueva. Mis manos aún son garras. Es posible que pueda devolverlas a su estado habitual, pero no pienso en eso ahora. Mientras con una mano sujeto la rienda con la otra acaricio el cuello del animal. Está asustado pero poco a poco va cogiendo confianza y, cuando veo el momento, acomodo la espada y monto sobre el caballo.

Espero un segundo, atento, pero mi montura se mantiene en su lugar.

- Si estamos dispuestos - digo situándome junto al carruaje -, reanudemos a marcha.

Será mejor mantenernos alerta al camino. Si hubo una emboscada, puede haber otra. Pienso para mí.

- Mctagger. 

Respondo como si fuera todo lo que necesitara saber, aunque tras la pausa dramática prosigo para asegurarme de que no se confunda con prejuicios.

- Supongo que os fijastéis que volvió a entrar al poco de salir. Debió creer que seríamos una presa fácil y estuvo a punto de acabar con el señor Mantegna. Únicamente la fuerza de los números pudo con él. - hasta ahí habían sido los hechos puros y duros, solo que aderezados con un ligero temblor por mi parte para desempeñar mejor mi papel - Seguramente aludirá locura, pero rezo para que a usted ya no le engañe y pueda defendernos cuando vuelva a intentarlo.

Obviamente de haber estado sola en el carruaje habría venido a por mi y entonces ya no quedarían dudas de su auténtica naturaleza, aunque por ahora simplemente podía sembrar las semillas de mi verdad y ver si prosperaban.

- Tal vez tenga usted razón señor Roderigo, si es así le pide una disculpa ...  pero debe reconocer que después de como nos ha engañado y no ha sido muy sensible en decirnos a donde nos metíamos debe reconocer que lo más lógico es que dudemos de sus palabras!

-Me habían mandado trabajar como espía en casa de Giovanni, recuerde mi señora, que si siguen vivo es porque yo intercedí por vosotros

Bilyana, Nicolae, Anton, Allan, Basilio y Anna montaron en sus caballos sin ningún problema, pero el caballo de Pietro se negaba a que lo montase, temía doblemente, por su aspecto y por su condición, por lo que Pietro terminó teniendo que ir en el carruaje junto a Piero, Albert, Constanza y María. Etienne volvió a subirse al pescante junto a Roderigo.

Ahora podían continuar con el viaje, aunque dentro del carruaje seguía el interrogatorio

 - ¡Buenas noches ... señor!     Parece ser usted un personaje un poco mas interesante de lo que parecía, primero le causo cierta dificultad a mi amiga cazarle y por otro ha resistido el miedo que seguramente le provoca el caballero que trata de interrogarle, tal vez sea esa la razón por la que le eligieron como líder de esa banda de cazadores!    ¿Acaso era usted el más experimentado de ellos también? Si es así sabra distinguir que posiblemente yo pueda ser su única esperanza de sobrevivir de aquí con vida, pero para ello deberá darme información valiosa para que pueda convencer al resto de que nos sirve mas vivo que muerto! 

-No había ningún líder, nos contrataron para acabar con escoria -dijo el hombre sin dejarse intimidar por Enzo

Cuando Enzo le agarró la nariz tapándosela para obligarle a beber, el hombre que estaba atado y sin poderse defender no tuvo más remedio que tragar la sangre que metían en su boca

La comitiva volvió a ponerse en marcha, no hubo más sucesos durante el viaje y dentro del carruaje se escuchaban los sonidos del interrogatorio.

Lo primero que veis es una gran estructura de piedra más parecida a una pequeña mansión que a una posada. Sin embargo, un gran cartel que dice "Posada del León. Fundada en 1378" demuestra que habéis llegado a vuestro destino.

Hay un establo de madera de aspecto vagamente inestable junto a la pared oeste de la taberna, y algunos mozos de cuadras se pasean entre la estructura y un pozo cercano. Roderigo decide parar el carruaje en ese lugar.

-Es un buen sitio para dejar los caballos -os comenta

Habían llegado al lugar, a la posada, o al menos es lo que dice en el cartel, el animal se mostraba aún inquieto por su presencia, pero poco podía hacer para cambiar su estado de no muerto, quería vengarse a toda costa de esa arpía chupasangre que lo convirtió en esta... Abominación, una felonia contra la naturaleza y contra Dios.

Se perdía en sus propios pensamientos mientras, para el que era un hombre del Señor y ahora es un renegado, odiado por este ultimo, sentía una carga pesada, sabía bien que este camino no terminaría bien, pero si su propio fin es una recompensa, entonces recorreria este camino con gusto.

¿Es en cerio? No me da buena espina ese establo-

Se veía algo inestable, pero eso era mejor a nada. 

De acuerdo... ¿Y ahora que? ¿Nos presentamos con cortesía cómo caballeros en la entrada a un castillo? 

Se podía sentir que aún negaba su estado de "muerto viviente" odiandose a sí mismo a cada instanteque pasaba. 

Levanto una ceja mirando el establo. Todo el camino me ha costado un poco soportar al caballo, pero finalmente hemos llegado a nuestro destino. Sin embargo esa estructura que quiere llamarse establo pero que no llega ni a casucha de caballos no me ofrece precisamente la tranquilidad como para meter un caballo seguro. Al menos si fuera mio, claro.

Me bajo del caballo y lo agarro de las riendas para conducirlo hacia el establo. Lo primero es dejar los caballos y luego adentrarnos en la posada. Recordad que estamos siendo perseguidos, así que deberemos estar nerviosos y mirando a todos lados. Por lo demás confiemos en que confíen en nosotros. Aunque yo no soy buena hablando, así que espero que alguno de los... nobles me callo el pijos que iba a decir sea quién hable.

Tenía que admitirlo. A pesar de todo había disfrutado con la cabalgata, seguramente por los recuerdos de tiempos mejores, pero tampoco importaba en demasía. Ahora había llegado la hora de volver a reunirnos con nuestros "sires", la cual era una palabra muy curiosa para definir nuestra relación con ellos dada su amplitud de significados.

En cualquier caso, si ellos estaban aquí, era fácil presuponer que los mozos estarían a su servicio, por lo que podría esperar a ser atendida y que alguno recogiera las riendas de mi montura antes de bajar. Aunque había aprendido la lección.

- La verdad es que habláis muy bien Strakovski.

Respondo como un vago intento de consolarla que casi parecía una mofa, luego bajo del caballo y, sin hacer mención de acercarme al establo, me dirijo hacia la puerta. Obviamente quedando a la espera de que alguno la abriera por mi y dando por sentado que tendría que hablar yo mientras el resto se vestían de corderitos asustados.

El asaltante finalmente se estaba tragando la sangre que le estaban introduciendo por la boca. No sabía qué trataba de lograr Enzo, aunque si la sangre había funcionado para formar un vínculo con Giovanni y sus seguidores, tal vez también sirviera para formarlo entre Enzo y nuestro atacante.

-Has dicho que no había ningún líder. Eso significa que eran varios quienes os contrataron, ¿no? -pregunté a nuestro rehén, intrigado. Después miré a Enzo y Constanza-. Lo que pasó antes con Mctagger, ¿qué creéis que sucedió exactamente? Es extraño que perdiera el control de esa forma tan repentina. ¿Alguien vio desde fuera lo que le sucedía? -miró a Pietro, sin saber si este había presenciado el cambio de Albert. Miró finalmente a Mctagger-. ¿Qué sentiste?

Cuando finalmente el rehén empezó a beber de mi sangre sonreí ligeramente compresivo, para luego soltarlo y lamer el poco rastro de sangre que quedaba en mi palma mientras la herida mágicamente se curaba ante mis ojos. Luego de verme la mano por unos segundos negué con la cabeza al tiempo que Piero hablaba. Alcé la cabeza cuando este dirigió tanto a mí como a Constanza, pero cuando volvió el tema de Mctagger por la ueca y expresión de mi rostro se notaba que seguía algo molesto por lo sucedido.

-Sigo diciendo que Mctagger debería ir en un caballo con los de afuera en lugar de aquí, si acaso le llega a dar otro ataque de esos...- Guardé silencio antes de terminar la frase, negué con la cabeza y decidí sentarme junto al rehén, aún con la espada en mano para así tratar de mirar hacia afuera por una de las ventanas.

             - O sea que tu ni nadie era líder de su grupo ... interesante ...  ¡Tal vez por eso tan pobre resultado!  -   Entonces la mujer cuidó de limpiar el rostro del tipo y sonreír le mientras cruzaban sus miradas por tan solo un momento antes de usar sin intención el primer nivel de la disciplina de su clan

           - Por favor dinos primero tu nombre y apellido, así como las respuestas a las siguientes preguntas ... ¿Quién o quienes, cuando y donde les contrataron para acabar con esta escoria? ¿Por que usaron para hacerlo espadas y estacas, en lugar de dagas y flechas?  ¿Qué tanto sabían acerca de nosotros y nuestra naturaleza antes de tratar de emboscarnos?  ¿Alguien mas sabe al respecto de nosotros? -    Interroga la duquesa Borgia al infeliz mortal sobreviviente sin darse cuenta de que cuando los ojos de ambos se han cruzado sus ojos se volvieron dorados con grandes iris negros y el mortal se sentirá atraída por ella, el humano al encontrar se con esta misteriosa mirada queda inmovilizado.  Hasta que María no deje de observar a su víctima ésta no podrá moverse y solo hasta que escuche sus respuestas la vampiresa sonríe y cesa en su mirada para girarse al doctor Mcttager para decir le frente al resto:

            - Antes de que continuemos acuchillándonos entre nosotros como lo hacían nuestros creadores necesita usted doctor Mcttager convencernos a todos de porque debemos de darle un voto de confianza para que nos acompañe en la ya tan compleja misión encomendada, sin temer que a cualquiera de nosotros le ataque a traición confundido como hace apenas unos minutos en un arrebato!    Si lo requiere medítelo por favor mientras viajamos, que nosotros le apoyaremos, pero si no puede hacer lo tal vez debamos pedirle entonces que siga por su cuenta sin nosotros!    ¿El resto esta de acuerdo? -    Tras mirar atenta y empática a Albert, giró para mirar al resto y terminar mirando atenta a Anna, sabedora como el resto de los presentes que desde un principio ambos se la han pasado con incómodas pullas para la mayoría de los presentes
 

Mctagger preferia ignorar todo lo que ocurria en el carruaje y mantenia los ojos cerrados mientras su mente se debatia entre si acabar con esa "vida" maldita que lo convertia mas en un animal que en un hombre o si sumergirse en las profundidades de aquellos dones oscuros con los sacrilegios y adicción a la sangre que conllevaba, por momentos desaba arrancarse el corazon pero sabia que el suicidio ennegreceria mas su alma maldita si eso era posible o quizas deberia buscar la redención en aquella nueva forma de vida, quizas pudiera buscar una cura ...

-Sigo diciendo que Mctagger debería ir en un caballo con los de afuera en lugar de aquí, si acaso le llega a dar otro ataque de esos...-

Lo que usted  y el resto opine señor Bonacelli, me trae sin cuidado y mas despues de ver los actos salvajes carentes de humanidad que cometemos bajo nuestras maldiciones- dijo abriendo los ojos un momento ante el comentario de desconfianza hacia su persona -No tengo que justificarme en nada, si quieren ejecutarme y manchar mas sus manos de sangre en esta voragine que nos vemos en vuelta adelante me ahorraran a mi la decisión de abandonar la vida por mi propio pie cuando no vea un camino de salvación en esta forma, solo  les dire que yo sali del carruaje con la intención de ayudar a Enrico pese a tener que rebajarme a tener que utilizar las habilidades recien adquiridas si fuera necesario para ayudarlo  y despues cuando tome consciencia de mi de nuevo varios de ustedes me estaban atacando.

Despues volvio a cerrar los ojos decidido a ignorarlos, dandole la posibilidad de tomar las medidas que quisiera pero por un momento abrio los ojos para añadir una ultima frase- Somos todos unos monstruos, por mucho fachada que alguno de ustedes ponga no tenemos control sobre nuestra naturaleza ,esto se repetira  y no creo que sea el unico  dado que nos han creado como eso, armas malditas para servir en una guerra como carnaza descontrolada

Antón bajó del caballó y aseguró las riendas a donde tocaba. Fue a palmear al animal, pero recelaba de él, así que no lo hizo.

- Nos han visto, nos esperaban. - Dijo Antón - Veamos si nuestras cosas siguen aquí y si alguien aparece para preguntarnos por el milagro de nuestra re-aparición. - Explicó - Por que vendrán preguntando se como ha sido posible. - "Y cuando vengan mas nos vale convencer les." Pensó antón

Carraspeó

- Por lo demás no se me ocurre ningún compañero de aventuras mejor que usted, Strakosvi - Le palmeó un brazo. Luego se detuvo de mal humor y al recordar a su compañero habitual de fechorías todo el asunto le vino encima de golpe. - Luigi... maldito granuja... mira que dejarme tirado en este sitio... - Rezongó por lo bajo inspirando y mirando al resto a ver si se ponían en marcha de una puta vez.

- Entonces deberemos ser convincentes - digo mientras ato al caballo -, porque no disponemos de dinero alguno.

Aunque poco necesitaremos, me digo, ya no precisamos de alimento humano.