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PARTE II: Atravesando la Floresta Colmillo

Tras reconstruir tan bien como pudieron los cuatro trozos de mapa, que a modo de puzzle, les habían entregado los mentores a los cuatro elegidos, estos iniciaron su viaje con la ilusión y la valentía que todo aventurero/a siente el primer día que parte de su hogar en busca de emocionantes experiencias. Tras abandonar la aldea iniciaron la ruta hacia el sur, adentrandose entre los altos árboles y la salvaje maleza que caracterizaba todo el entorno forestal de Nirmathas.

A medida que pasaron las primeras horas del viaje una cantidad innumerable de animales parecían observarles desde la distancia, atentos a sus movimientos, como si temieran que los cuatro jovenes fueran a ser cazadores en busca de la cena de esa noche. Una senda ya antigua formada con piedras y tierra guiaba por ahora los pasos del grupo bajo la sombra de altos árboles que ocultaban los rayos de sol y creaban una atmosfera cada vez más oscura, aunque no tenebrosa. En cuanto al clima, el viento invernal que empezaba a azotar estas tierras agitaba las copas de los árboles provocando ocasionales lluvías de hojas que planeaban sobre las cabezas de los cuatro aventureros, que ya empezaban a notar el frío calando entre sus ropas.

Tras haber pasado ya cuatro horas de viaje, un ruido de carcajada y unas enormes sombras se interpusieron en su camino. Detrás de árboles y de una gran roca al borde de la senda cuatro criaturas humanoides de piel verdosa armadas con grandes hachas se plantaron orgullosas y con rostros desagradables frente al grupo.

- ¡¡¡¡ VUELVE A HABER CARNE EN EL MENÚ, MUCHACHOS! - gritó uno de ellos alzando una gran hacha por encima de su cabeza asiendola con las dos manos mientras que los otros tres rugieron en idioma orco gesticulando con sus enormes mandibulas.

Bronco caminaba feliz por aquel vergel de naturaleza primigenia. Poder pasear por aquella frondosa espesura, era un regalo para el chamán del oso. El semiorco, no dejaba de observar las diferentes variantes de animalillos que se escondían entre los arbustos y las ramas de los árboles. El druida sabía que aunque temerosos, la curiosidad de tales criaturas les impelía a acercarse y expiar a la comparsa de extraños que transitaba por el bosque que era su hogar.

De repente, un grupo de bandidos orcos barró el paso a la compañía. Sus palabras malsonantes intentaban amilanar al grupo, pero ese efecto no lo conseguirían en Bronco. El semiorco, aferró su enorme hacha y apretó sus nudillos tan fuerte, que la sangre dejó de circular por los capilares de sus manos.

- Brrrrr... - Rugió mostrando sus colmillos inferiores -Wenn Sie wissen, was gut ist, werden wir verlassen weiter. Wir wollen nicht Ärger.- dijo en orco mientras cruzaba el hacha ante él y mostraba su robusta complexión.

El joven Todhoff caminaba junto a sus compañeros. Siempre le había gustado caminar por el bosque, pues en raras ocasiones encontaba en estos parajes a alguien que le molestase.
Se sentía verdaderamente a gusto. No sabría cómo explicarlo, pero tenía la sensación de que se estaban tendiendo ciertos lazos de camaradería entre los muchachos. Además, todo lo concerniente a su expedición era ciertamente excitante.

De repente surgieron unas figuras de entre la espesura. Eran grandes y amenazantes.
No pudo reprimir una exclamación de sorpresa y miedo; se descubrió a sí mismo temblando.
Escuchó que Bronco decía algo incomprensible pero que también contenía cierto grado de amenaza velada. Vió que éste aprestaba su enorme hacha y decidió que el miedo que sentía no iba a dominarle.
Respìró hondo y acarició la suave madera de su arco, sintiéndose más tranquilo. Si sus compañeros iban a luchar, él no se quedaría atrás.

Paul caminaba en medio del grupo, ..., era como si fueran su escolta, ..., no en vano, portaba el objeto primordial de la misión, con lo que era lógico que estuviese en una zona protegida. Marchaba al lado del gran osezno, al que le estaba cogiendo afecto a marchas forzadas. En cuanto Bronco pareció despistarse, cogió un pastel de su mochila y se lo dio al osezno, que no tardó en devorarlo con denodado afán.

Cuando incluso estaba empezando a disfrutar del paseo, ..., ocurrió el fatídico encuentro ...

Los orcos parecieron hacer caso omiso a las palabras de Bronco, sus ojos parecian irradiar una rabia y odio más propio de una bestia que de un humanoide... afianzaron bien sus armas y se dispusieron a atacar al grupo con ferocidad en cuanto tuvieran la oportunidad.

Nada más salir de Kassen, Jalles sintió la emoción del viaje. Durante el último año había rondado los caminos en la lejana Xian y siempre era un placer adentrarse en lo desconocido... Su andar resuelto y decidido animaba al resto a compartir ese entusiasmo. Y le dio la impresión que todos estaban disfrutando de la experiencia..

En un recodo del camino escucharon unas voces guturales que les amenazaron, Bronco intentó intimidarlos pero hicieron caso omiso... Jalles salió como una exhalación hacia un flanco de la formación enemiga dándole vueltas a la cadena... Cuando llegó a la altura del orco le lanzó un extremo hacia las piernas intentando derribarlo...

La cadena del guerrero rasgó el aire hasta enrollarse en la pierna de uno de los bravucones orcos que habían aparecido entre la maleza, cuando Jalles tiró de ella, el orco se tambaleó y cayó de bruces al suelo exclamando una maldición entre palabras malsonantes y guturales.

Viendo que habían empezado las hostilidades, Boris se dispuso a entrar también en la lid.

El disparo certero de Boris hacia el orco derribado por la cadena de Jalles impactó de lleno en el pecho del mismo, quien se retorció sobre sí arrancandose la flecha del torso pero sin poder levantarse. Aún y el golpe letal inflingido, el orco permaneció muy malherido en el suelo, e incapaz de moverse, aferrado a su hacha con una mirada y rostro feroz que anhelaba venganza contra sus atacantes.

Haggar se puso nervioso caundo los orcos aparecieron de entre la espesura para cortarles el paso. podía notar como bronco se ponía tenso, con lo que no tardó en rugir en actitud intimidatoria -Brrrrrrrrrrr...- aunque su rugido era bajo y sólo una advertencia.

De repente todo se desencadenó. El chico de las cadenas, se lanzó al ataque al mismo tiempo que el chico del arco lanzaba una flecha con precisión sobre un orco caído. 

- ¡¡¡¡¡BRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!!!!!- Haggar salió corriendo con ferocidad dispuesto a combatir. Bronco le había enseñado a defenderse, y el garra de runas no temía a los orcos. Cuando estuvo lo suficientemente cerca del orco, saltó y le lanzó una poderosa dentellada que se hundió en el cuello del enemigo.

Únicamente era un cachorro... pero pesaba más de cien kilos.

Haggar cargó e hincó sus afilados colmillos en otro de los asaltantes orcos, quien emitió un grito desgarrado de dolor a causa de semejante ataque bestial, no obstante, aguantó todo lo que pudo el tipo cayendo de rodillas al suelo, envuelto en un charco de sangre que emanaba de su cuello, mientras trataba de sobrevivir a aquella bestia haciendo retroceder a Haggar con el mango de su hacha.

El semiorco siguió los pasos de su fiero compañero. También optó por lanzarse como un poseso sobre llos malvados orcos, pero mientras realizaba corría, notó como su bota tropezaba con una roca, haciéndole perder el equilibrio. Consiguió descargar su enorme hacha, pero éste paso bastante desviado del orco que ahora se relamía por el infortunio del chamán.

Tras el fallido ataque del druida "Hacha de Piedra", el orco que había recibido el letal mordisco de Haggar, que se encontraba de rodillas y complentamente ensangrentado, trató de golpear al oso con su gran hacha pero este consiguió esquivar la ofensiva.

Justo al lado de ambos,el orco al que había intentado golpear Bronco sonrió de forma siniestra tras su tropiezo y alzó con sus dos manos la gran hacha que descargó contra el corpulento druida e incrustrando su filo en su brazo, produciendo un doloroso y sangrante corte en él.

A Paul le pilló por sorpresa la irrupción de los orcos. Sus compañeros actuaron rápido, pero él tardó en moverse y actuar. Avanzó mínimamente para tener una posición un poco más cercana, sin estar cerca del combate, ya que sus habilidades para este distaban mucho de ser las mejores, y aparte, el hecho de tener el candil invitaba a ser cauto de enzarzarse ante el peligro de que sufriera daño.

Se concentró en una pequeña oración para atraer el favor de su deidad:

 - Mi señor del bosque, guía nuestras mentes y manos ante estos siervos del mal, con claras, caníbales y malévolas intenciones de dañar a tus fieles siervos. - Dijo, mientras de él se propagaba un aura de resolución en su fe.

La escaramuza contra los orcos estaba siendo dura y difícil, el orco que Jalles había derribado hábilmente con su cadena trató de asestar un golpe de hacha hacia la pierna del guerrero desde el suelo, que el hijo del herrero consiguió esquivar por los pelos no pudiendo evitar que la tela de sus pantalones quedará rasgada por el filo del hacha.

El orco que aún quedaba por atacar contempló a su compañero derribado y acosado por Jalles y aprovechando que este trataba de golpearle con el hacha desde el suelo, se unió al ataque contra el guerrero de la cadena de forma fallida, ya que el portador de la cadena esquivó habilmente la segunda ofensiva que recibia del acoso de ambos orcos.