Partida Rol por web

Despiertas anonanado tras la canalización de Paul, aún hendida en tu pecho yace la hacha del orco cubierta de sangre, ya que nadie te la ha extraído (aunque sea ilusoria). A pesar de la sanación del clérigo del grupo te sientes bastante herido del combate y tu alrededor es toda una carnicería.

El moribundo orco lanzó un postrero ataque que impactó de lleno en el vientre del joven Jalles. Tan brutal fue la herida que le causó que en un último pensamiento aceptó que estaba iniciando el viaje eterno, un camino nuevo que recorrer.... Jalles Oldshield cerró los ojos y se desmayó...

Se incorporó con un sobresalto y dando una sonora bocanada de aire... Sentía una leve sensación de bienestar pero al bajar la mirada vio como el hacha aún permanecía clavada en su cuerpo y la sangre manaba sin descanso...

Por favor.... Sacadme esto del cuerpo.... - dijo con un hilo de voz apenas perceptible. - Decidle a mi padre que caí como un héroe....

La vida se le escapaba por la herida abierta como un torrente desbocado. Se tumbó de nuevo a esperar su fin....

Cuando el druida semiorco explica que ha percibido que aquellos orcos eran ilusorios, el clérigo de Erastil trató de percibir aquello que decía Bronco antes de pensar que este había enloquecido a causa de sus heridas. Tras unos instantes concentrado en todo aquello se dió cuenta... no sabía explicarlo del todo, pero aunque veía que los orcos seguían allí caídos, a Bronco con graves heridas y sobretodo, a Jalles tendido en el suelo con el hacha incrustada en su abdomen, ahora ya podía percibir que todo aquello era una ilusión.

Paul observó de nuevo la escena, ante los comentarios de Bronco. Entonces lo comprendió todo. Bronco no se podría mover tan bien con esas heridas. Jalles todavía estaba en el suelo retorciéndose de dolor, ..., pero si había descargado la manifestación de su dios!, ..., debería de sentirse mejor.

Paul se acercó a Jalles con la intención de socorrerlo y comprender mejor la situación. Tenía el hacha clavada en el abdomen, ..., tan real, y a la vez tan carente de lógica. Pasó la mano por la herida, y su nuevo estado de conciencia de la situación, o mejor dicho, su escepticismo ante dicha situación, dio pie a que su mano atravesase el hacha, ..., una mezcla de sorpresa (ante la acción) y alivio (al saber que no era real) cruzó el semblante de Paul. Se volvió rápido a Bronco:
- Bronco. Asegura los alrededores. Las ilusiones acostumbran a tener un origen, ..., y de momento no sabemos cuál es. - Dijo Paul.

Paul no estaba versado en temas mágicos, aunque algo sabía, pero no sabía discernir si detrás de todo aquello estaba la mano de una persona, ente o cosa. De momento poco le importaba, tenía que concentrarse en convencer a Jalles que lo que veía no era real:
- Jalles, mírame a los ojos. Necesito que me creas. - Comenzó Paul lo más tranquilo que pudo intentando atraer su atención - Aunque te lo parezca, no te estás muriendo. Todo es fruto de la imaginación. Toda la escena no es real. Necesito que te levantes conmigo para poder demostrártelo. - Tendió una mano a Jalles para ayudarlo a levantarse, mientras con la otra cogía una piedra del suelo para llevar a cabo su intento de demostración.

Nada podía igualar el inmenso dolor que sentía en aquellos momentos. El orco le había herido de muerte y al parecer los esfuerzos de su compañero Smallholder fueron infructuosos... Seguía cayendo en la negrura del viaje final....

El semiorco hizo caso a pie juntillas del clérigo de Erastil. Aferró el hacha con fuerza y comenzó a mirar entre la espesura. No permitiría que nada los volviera a emboscar, aunque... en aquel bosque se enfrentaban a algo mucho más oscuro y primigenio de lo que podía llegar a escudriñar.

- ¡¡No dejéis que muera!!- Bramó con su recia voz a sus compañeros. Tenéis que hacerle ver que todo es una ilusión.- concluyó el chamán del oso mientras seguía con los ojos puestos en la meleza.

Haggar por su parte se acercó hasta el guerrero caído. Sentía pena por el muchacho, con lo que comenzó a lamerle la cara y a zarandearlo un poco co su poderosa cabeza. Intentaba que se despertara de su sueño confuso y letal.

Bronco y Paul sostenían con vehemencia que todo era fruto de una ilusión, y Boris centraba todos sus esfuerzos en creerles...¡Pero Jalles se moría! Su herida era REAL, la sangre manaba cálida y bañaba la hierba como el rocío baña las hojas al despuntar el día. Lo único que el joven Todhoff podía hacer ante aquello era presionar sobre el corte con sus temblorosas manos para evitar que se desangrara.
- ¡Paul, haz algo! ¡No permitas que muera!- Bramó un aterrado Boris.

Paul intentó volver a captar la atención de Jalles, pero también de Boris:
- Miradme bien las manos. Están limpias porque todavía no te he tocado, ¿verdad? - Dijo para atraer su atención sobre sus inmaculadas manos de curandero. Y esperó pacientemente el asentimiento de ambos - M Cómo pueden estar limpias si antes te he cogido el arma que sobresalía de tu estómago?

Nuevamente, Paul buscaba la contradicción entre los hechos ....

La situación era dramática para los jóvenes de Kassen, mientras que el clérigo del viejo tuerto y el tosco druida de sangre orca habían podido superar aquella especie de embrujo en la que se había quedado atrapado el grupo, Boris y Jalles seguian incapaces de distinguir realidad de ilusión. Los gritos y lamentos de dolor de Jalles rasgaban la tranquilidad de aquel claro como una hoja afilada corta la carne, y a pesar de los intentos de Paul, Jalles parecía a punto de sucumbir por completo a los efectos mentales de la ilusión.

Cuando el semiorco se acercó a la espesura que rodeaba aquel viejo camino de la Floresta Colmillo, hacha en mano, algo pareció moverse allí, algo que se percató de la cercanía del semiorco y que como si se tratara de un nuevo embrujo, pareció elevarse en el cielo a una gran velocidad, dejando tras de sí una lluvía de hojas y un extraño olor que en un primer momento, Bronco no supo identificar.

Tras este extraño suceso, en el que lo que fuera que se escondía allí ya había desaparecido sin que ninguno de los presentes pudiera hacer nada, tanto los orcos, como las heridas de Bronco desaparecieron sin más, incluyendo la hacha hendida encima del abdomen de Jalles, que de repente se vió tumbado con sus ropas intactas y sin rastro de sangre.

Todo cuanto quedaba en aquel claro del camino eran los restos de arena y hierba removida por las cargas, movimientos y caídas que los propios jovenes de Kassen habían realizado en su ficticia escaramuza contra los orcos ilusorios.La calma y los sonidos naturales del bosque volvieron a invadir aquel lugar, hace unos instantes escenario de una sangrienta masacre.

Tras un largo rato esperando el crudo final Jalles se atrevió a abrir los ojos de nuevo. Paul Smallholder llenaba toda la escena con un ceño de preocupación pintado en la cara...

Es muy grave, verdad? Ya no siento nada, debe ser el preludio del fin... Ha sido un placer conocerte, aunque hayamos tenido poco tiempo....

Se llevó una mano a la enorme herida y se sorprendió al no percibir el viscoso tacto de la sangre. Se incorporó para echar un vistazo y nada de lo que veía le encajaba... La estupefacción era palpable...

¿Dónde están los orcos? ¿Y mi herida?

Paul esperó pacientemente a que Jalles volviese, ..., no podía hacer nada más, y se sentía frustrado por ello, pero tenía que esperar que Jalles fuese fuerte mentalmente para superar él mismo la terrible ilusión. Entonces escuchó los ruidos de hojas en la cercanía. Pensó que era Bronco buscando el origen de tal mal, y este pensamiento se reforzó cuando las imágenes de los orcos desaparecieron. La escena volvió a la "normalidad", Jalles ya no "sangraba", y supo que Bronco había encontrado el origen de tal ilusión.
- Jalles, despierta. - afanó al guerrero para que volviese en sí.

Jalles se despertó, creyendo que su hora llegaba. Pero fue él mismo el que se percató, tocándose el abdomen y comprobando que ya no sangraba, de que todo había terminado. Se levantó e inquirió explicaciones:
- Todo era una ilusión, como te quería hacer ver, ..., por muy real que pareciese. - Comentó al guerrero ante la mirada de confusión de este - Bronco ha debido de encontrar el origen de tal ilusión, ya que esta hace un escaso momento que ha desaparecido. - Dijo Paul, apuntando con el dedo la dirección en la que se había ido Bronco.