Partida Rol por web

[D&D 3.5] El Festival.

Acto II. La Propuesta.

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16/03/2021, 21:17
Akta

- No Tilla, tranquila. Solo que... cometí un error... no debí salir de aquí con la armadura... Debo quitármela deprisa y vestirme de nuevo con mis ropajes... pero necesitaré una capa con capucha. ¿Tenéis alguna que podáis prestarme? Además, me gustaría comentarle algo a Mitil antes de marcharme de nuevo. - Le dije apurada a la joven, caminando directa hacia la habitación donde estaban mis cosas.

- Necesitaré ayuda para quitármela cuanto antes... vamos a comer en esa posada de mala muerte y con la armadura llamaré demasiado la atención. - Dije cruzando la sala donde cogí las uvas la primera vez sin fijarme quienes estaban en ella, mientras me iba retirando los guanteletes para luego quitarme el casco.- Me urge porque me esperan, debemos entablar el plan... conocer el lugar... - Y mi mirada por fin buscó a Mitil. Dijo que estaría allí... - Y no debo mostrar quien soy... lo que soy... o todo se irá al garete si se habla de que una sacerdotisa de Seyran estuvo comiendo allí... debo ocultarme hasta que llegue el momento...

No verle en aquel momento me ponía más nerviosa que si le tuviese delante.

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16/03/2021, 23:32
Crodos Mornward

Crodos se quedó allí clavado como un pasmarote, envuelto en la capa como una vieja reumática. ¿Pero qué pasaba por la cabeza de la sacerdotisa? ¿Sería el amor del que hablaban sus compañeros? Bendito fuera Seyran, que el amor carnal debía meterse en la mente hasta del más noble y la llenaba de idiocia.

Soltó un larguísimo suspiro observando cómo Akta giró la esquina y se decidió a entrar, siguiendo a los otros dos. Seguro que llamaría menos la atención si no se quedaba esperando como un menguado en la calle.

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17/03/2021, 04:28
Mitil Ironsar

Tilla asintió y se marchó en busca de una capa para Akta. Momentos después Mitil apareció en el vestíbulo con rostro de incomprensión.

Me ha dicho Tilla que tenéis que hablar conmigo. - Comentó. - Cualquiera juraría que no nos acabábamos de despedir. - Bromeó. - ¿Y bien?

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17/03/2021, 07:52
Akta

Miré como Tilla salía corriendo. Tenía intención de que fuese ella quien me ayudase con la armadura, más aún después de cómo lo pasé con la ayuda de Mitil. Alguien que no tardó en asomar. Mi corazón latió con fuerza al verle y no pude evitar sonreírle al verle mientras me ponía colorada al tenerlo delante de nuevo.

- Se que dije que no volvería. Pero cometí un error. No puedo pasear y pasar inadvertida por las calles de esta ciudad con mi armadura puesta. Y menos aún comer en la posada dónde está noche ocurrirá todo junto con mi grupo. - Expliqué a aquel hombre que me hacía sentir tan bien con solo su presencia.

Le tomé de la mano y tiré de él. - No puedo esperar a que Tilla vuelva con la capa. Tendréis que ser vos quién me ayude con la armadura. La dejaré aquí y... No volveré a por ella. - Le dije mientras le llevaba a la habitación del fondo. - No hasta que no termine todo.

Una vez en la habitación, lejos de oídos curiosos, dejé los guanteletes y el casco sobre la cama y cerré la puerta. - Vamos a comer en la posada dónde ocurrirá todo está noche y no puedo entrar así. - Dije mientras me soltaba el brazal que podía por mi misma. -  Será lo mejor para que ese canalla cobarde no huya, que solo vea a una mujer con un espadón, no a una sacerdotisa de Seyran. Soltadme el otro lado, pues yo no llego. - Dije de manera apresurada y nerviosa. Si cuando me ayudó a vestirme me sentí de aquella manera, quitarme la armadura sería una prueba de fuego.

Y tengo dos opciones, usar oscuridad para cubrir mi salida de la posada o usarla para enfrentarme a ese asesino y ganar tiempo. Os puedo conceder visión en la oscuridad con mis artes divinas, más no sé si él podrá ver en ellas... Y sólo portaré de mi Dios el colgante que nos dan cuando superamos las pruebas y demostramos la fuerza de nuestra fe. Es algo simbólico y solo sirve para poder rezar a Seyran cuando no estamos en un Templo y aferrarnos a nuestra Fe. Quiero decir que no es un objeto mágico... Pero si demostrará que soy una sacerdotisa de Seyran cuando todo acabe.

Miré a Mitil a los ojos. - Espero que entendáis que sin mi armadura me siento desnuda y desprotegida y que tal es mi confianza en vos qué espero que lleguéis a tiempo para salvarme. Pues ahora sí vais a salvar mi vida, Mitil.

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17/03/2021, 09:36
Lasar Etreri III

Parecía que Akta volvía a dejarnos... Esa mujer tenia el culo inquieto y las hormonas disparadas. Quizá algo le picaba y había vuelto a ver al calvo de antes para que la ayudara con los picores.

Cuando entré al cochambroso salón, que tenía el suelo pegajoso de las bebidas que se caían al suelo, miré alrededor para hacerme una idea de los rufianes o cagalindes que había alrededor. Como buen bardo que era, sabía qué tipo de local era este con solo una mirada. Al ver una mesa libre, a un lado del comedor, les hice una señal a mis compañeros para ir hacia allí. También levanté el brazo hacia el posadero para que se acercara a tomarnos nota.

-"Allí hay una mesa, seguidme." Dije sonriendo y moviendo mi bigotillo graciosamente de un lado a otro.

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17/03/2021, 14:54
Mitil Ironsar

Mitil no dudó en ayudar a aquella mujer con su armadura. A decir verdad, su presencia empezaba a ponerle nervioso, aunque no incómodo, sino todo lo contrario. Estar tan cerca de alguien tan atractivo y que además, le veía de aquella manera a él, era cuando menos provocador. El contacto con su piel al ser agarrado del brazo hizo que algo se despertara en él y ese algo siguió en aumento cuando de nuevo, aunque sin intencionalidad, tuvo que tocar su cuerpo para ir retirando las piezas de la armadura. 

Si... - Dijo con ansiedad. - Entiendo... - Suspiró. 

Y es que, aunque trataba de escuchar a Akta y ser racional, había perdido ya toda capacidad de raciocinio, pues la insistencia de aquella mujer en ir a verle una y otra vez y la devoción que parecía sentir por él, habían empezado a hacer que la atracción fuera mutua. ¿Cómo podía ser que después de tanto tiempo Mitil Ironsar volviera a ver a una mujer de aquella manera? Casi ni podía creerlo...

Nada te pasará Akta. - Se permitió el lujo de tutearla. - Yo me encargaré de ello. - Asintió. 

Entonces cogió a la aasimar por la cadera y la empujó hacia él. Sus cuerpos quedaron a escasa distancia y finalmente encajaron a la perfección, como si fueran un molde perfecto el uno del otro. Mientras eso pasaba, Mitil miraba a los ojos dorados de la sacerdotisa con deseo y abrazó entonces por la cintura con ambos brazos a aquella mujer que había acudido a él para romper todas las reglas autoimpuestas y cambiar su mundo. 

Akta sentía la respiración entrecortada de aquel hombre y notaba que se estaba conteniendo. Lo que no pudo contener más aquel hombre fueron sus más instintivos deseos, los cuales se vieron reflejados en la redistribución de la sangre de su cuerpo a un punto muy concreto, el cual estaba en esos momentos llamando a la puerta de la mujer a la que estaba pegado. No lo resistió ni un solo instante más y los labios de ambos se fundieron en un cálido, agradable y sensual beso con notas de impaciencia por que no acabara allí y desembocara en un acto de pasión desenfrenada.

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17/03/2021, 15:30
Narrador

La sala de aquella posada, si es que podía denominarse así, era un lugar oscuro y cargado, donde el humo del tabaco y las otras sustancias que allí se consumían llenaba el ambiente. Las paredes estaban ennegrecidas por aquella razón y también probablemente porque aquel lugar ya tenía casi medio siglo desde su construcción y nunca se había pintado. Pero no acababa allí el deplorable aspecto del local. El suelo no era mucho mejor que un estercolero. Estaba repleto de cáscaras de frutos secos, mondaduras de fruta, huesos, trozos de cerámica y vidrio de la vajilla rota y un sinfín más de inmundicias.

Los clientes no eran mucho mejores. Tres de las mesas estaban ocupadas por rufianes de poca monta y sólo una al fondo estaba libre, la que Lasar había señalado. Una zona de sofás y la barra también estaban abarrotados por hombres envejecidos de forma prematura por los bajos vicios. Hombres desdentados, con cicatrices producto se sus delictivas vidas e incluso algún amputado y tuertos. Gente que a simple vista se veía peligrosa y por la cual uno cambiaría de acera al cruzarse con ellos. Todos ellos eran hombres. Hombres babeantes que al ver a Lerissa, empezaron a mirarla de forma insistente y lasciva. La suerte que tuvo la tiefling es que era con mucha diferencia la mujer más vestida de aquel local de pesadilla.

Una serie de camareras que tan solo llevaban un collar negro o incluso una argolla metálica rodeando el cuello y ropa interior en el mejor de los casos, eran las que servían los pedidos a las mesas. Pero no todas servían pedidos. Algunas de ellas bailaban de forma sensual sobre la barra del bar, las mesas de los clientes o incluso sobre ellos mismos haciendo que se calentaran de forma automática. Los vítores y jaleos se sucedían sin cesar, además del intercambio de las escasas monedas de las cuales disponían aquellos maleantes a cambio de los servicios de las señoritas. Incluso, en las zonas más apartadas del local clientes y "camareras" hacían algo más que simplemente bailar.

 

Notas de juego

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17/03/2021, 15:30
Camarera

Entonces una mujer de rostro fino, con una argolla en el cuello y unos enormes pechos al descubierto se acercó a ellos, a la mesa donde habían elegido sentarse, la única libre de hecho y les miró de arriba abajo. Fue entonces cuando detectó a Lerissa. Le extrañó ver una mujer como clienta en aquel lugar, pero finalmente sonrió y se encogió de hombros.

Porqué no... - Se dijo a si misma más que a los clientes. - ¿Qué van a tomar? - Les preguntó. ¿Algún servicio... extra? - Miró como cautivada en dirección a la entrepierna de aquellos dos nuevos clientes y se mordió el labio, para acto seguido mirar a los ojos de Lasar y enseguida volver a centrarse en su entrepierna.

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17/03/2021, 17:53
Lerissa

Akta se había vuelto a ir, dejándonos otra vez como si nunca hubiera estado, o nosotros solo viviésemos para esperar su llegada. De no haber tenido ya un trabajo que hacer, sin lugar a dudas estaría ya bastante lejos, pero no era ese el caso y la posada o lo que fuera, sin duda debía servirnos como la parada que necesitábamos.

El lugar era una auténtica basura, pero sin duda acorde a la gente que había en su interior. Los tíos estaban tan salidos que estaba bastante segura de que no necesitaban demasiado para descargarse y que más de uno y de dos, nada más verme, no tardarían en empezar a moverse bajo las mesas.

Sin duda alguna, otra razón para procurar no tocar demasiado el suelo ni tampoco las mesas.

La camarera era otra cosa. No sabía exactamente si formaba parte del menú o se trataba solo de alguien que estaba dispuesta a ofrecer lo que fuera, porque tanto su aspecto como la mirada que había echado a Crodos y Lasar, parecía darles su visto bueno.

-Ahora que lo dice, mi amigo aquí presente -dije, señalando a Lasar -tiene una buena herramienta que aún no ha tenido oportunidad de afilar en esta hermosa ciudad. Creo que quizás con alguien como tú, podría conseguir lo que necesita. Pero antes de hacerlo, me invitará a una pinta de cerveza. ¿Verdad, Lasar "el hombre de las tres piernas"?

Cerveza gratis y silencio durante un buen rato. La verdad es que no era muy mal plan al final.

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17/03/2021, 21:22
Akta

No entendía porque, pero me daba la sensación de que Mitil no estaba escuchando lo que le estaba diciendo. Era como si... no estaba segura de lo que le pasaba por su cabeza, pero era como si la tuviese en otro lado. Supuse que tendría alguna reacción por su parte negativa al respecto de enfrentarme a Von Kammerstein sin mi armadura. Crodos hubiese puesto el grito en el cielo negándose a ello, pero él solo pudo asegurarme que no me pasaría nada. 

Había algo raro en la mirada de Mitil, incluso en su voz.

Mi armadura descansaba en el suelo y solo me quedaban aquellas gruesas telas que no solo me protegían de las rozaduras de la armadura, sino que ayudaban a que las heridas no fuesen mayores. Dos piezas muy sencillas de quitar. En ese momento sentí como las manos de Mitil se aferraban a mi cintura y atraía mi cuerpo hacia el suyo. Simplemente me dejé llevar hipnotizada por su mirada y el deseo que sentía por aquel hombre.

Sentía mi corazón latir desbocado mientras nos mirábamos a los ojos. Yo peleaba conmigo misma, evitando hacer una tontería de la que pudiese arrepentirme después y sentí como me abrazaba. Pero los nervios entraron justo cuando sentí la presión de su miembro en mi cuerpo. Me puse colorada y no sabía ni que hacer con mis brazos en aquel momento y cuando fui a retirar mi rostro por vergüenza, sentí sus labios sobre los míos y luego su lengua entrar en mi boca.

Jamás me habían besado de aquella manera y mucho menos aún, sentí lo que aquel hombre me hizo vivir en aquel momento. Cerré los ojos y me entregué a aquel juego donde mi experiencia era nula, pasando mis brazos por su cuerpo y abrazándome a él, sin querer que aquello terminase nunca. Me fui llevando poco a poco por él. Se notaba a la legua quien tenía experiencia y quien no de los dos y yo solo podía dejarme hacer y llevar.

Mi respiración se agitaba a cada segundo que pasaba besándole y mis nervios se acumulaban. Si él besaba así, ¿qué más sería capaz de hacer? Sabía que no iba a estar a la altura y había quedado para comer... pero no podía separarme de sus labios. ¿Y si esa noche no sobrevivíamos uno de los dos? ¿Y si aquello no era algo más que pasajero para él? Quizás me estuviese utilizando, pero deseaba que así lo fuese. Me retiré levemente de sus labios y le besé el mentón, buscando su oído. - Espero que esto compense mi clara falta de experiencia y mis nervios. - Le susurré excitada, rozando con mis labios su oreja, para quitarme ante él la prenda superior de aquella gruesa tela, la cual cayó al suelo.

Quedé completamente desnuda de cintura para arriba, con un musculado cuerpo y unos pechos generosos, que no desentonaban para nada con mi cuerpo. Le miré a los ojos y acaricié su rostro con mi mano antes de volver a besarle con la pasión que había despertado en mí. Estaba claro que quería llegar hasta el final. La pregunta era si él estaba dispuesto a hacerlo también o si aún quería centrarse primero en aquel hombre, el cual podría arrebatarnos aquel momento sin estar si quiera presente en la habitación, ni en la guarida de Mitil.

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17/03/2021, 23:06
Crodos Mornward

El lugar era mucho más repugnante de lo que parecía desde el exterior. Una aberración, digna de ser purificada con sangre y fuego. La peor calaña de la ciudad se reunía allí, a la vista estaba Y las mujeres, aparentemente esclavas... El paladín tomó nota mental de que ese tugurio debía ser limpiado tarde o temprano, las mujeres liberadas y la mayoría de los rufos presentes pasados a la Justicia o por la espada, lo que se terciara. Se movió hasta la mesa, rígido, embozado en su capa, y muy arrepentido de dar la idea de comer allí.

— Comida, yo sólo comida. — se apresuró a decir Crodos. Lo último que deseaba era que le refregaran las tetas por la armadura. Blasfemia. Seguro que a Lasar le gustaba, pero él debía dejar clara su postura desde el minuto uno. Aunque tampoco es que tuviera mucha hambre después de ver la cantidad de mugre que era capaz de acumular una taberna.

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18/03/2021, 13:23
Lasar Etreri III

Pues el sitio no estaba tan mal, después de todo. Muy sucio, pero tenía su encanto. Nos sentamos alrededor de la mesa y una camarera con unos melones gigantescos apareció para apuntar nuestras consumiciones. No dejaba de mirarme, como no podía ser de otra manera, dado que era un Adonis, un Hércules, un Rocco Siffredi...

-"Claro, ¿por qué no? Invita a mi preciosa amiga y luego te pagaré con mi herramienta, pero tendrás que traerte a un par de amigas, para no quedarme insatisfecho." Dije mirando a Lerissa y guiñándola un ojo.

-"Y eso es cierto. En algunos sitios me llaman así, pero en otros me llaman 'el hombre que nunca se cae hacia adelante', 'el trípode', 'el elefante', 'el hombre manguera', 'el ariete humano', 'el revienta agujeros', y un sin fin de apodos benevolentes, que ni siquiera llegan a representar fielmente lo que de verdad soy: un dios del sexo."

Con cada apodo iba acompañándolo con un punteo de mi laúd. Estaba claro que no me gustaba fanfarronear, por eso solo dije unos pocos epítetos. Al volver la vista a Crodos, vi que estaba algo tenso.

-"Tranquilo mi buen Crodos, solo hemos venido a tomar algo. Por cierto, yo tomaré una cervecita, guapa." Le dije a la camarera pechugona.

Cuando se fue, estuve observando a las buenas gentes del local. Viendo qué hacían, lo que hablaban y si alguien nos miraba directamente.

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18/03/2021, 15:22
Camarera

Pareció algo extrañada cuando la el paladín pidió comida. Sin embargo, apuntó mentalmente aquella petición y acto seguido le río la gracia a la tiefling. Justo después centró su mirada en Lasar y le guiñó un ojo mientras mantenía una sonrisa pícarona.

Miraré si tenemos algo de "comida", en la "cocina". - Por como dijo las palabras "comida" y "cocina", no se auguraba que le fueran a traer a Crodos nada demasiado deseable para saciar el apetito. - Apunto esas cervezas y luego... - Hizo una pausa dramática centrando toda su atención en Lasar. - Comprobamos lo de esa herramienta tuya, encanto...

Dicho aquello se marchó a buscar la comanda y no tardó demasiado en regresar con las cervezas solicitadas, una copa de vino para Crodos, que aunque o había pedido nada de beber, venía incluido en el "menu" y un plato humeante. Al depositar la comida sobre la mesa, el paladín pudo observar que se trataba de algún tipo de estofado. Contaba con más hueso que carne y patatas al estilo desintegrado mezclado con algo de ¿zanahoria? No podría saberlo nunca antes de probarlo y puede que tampoco después.

Disfruten de lo servido. - Dijo la muchacha.

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18/03/2021, 15:33
Mitil Ironsar

Mitil se quedó unos instantes hipnotizado y mirando los senos desnudos de aquella mujer que había aparecido en su vida, justamente el día en que tenía que consumar su venganza sobre Von Kammerstein. Un bendito contratiempo del todo imprevisto, que no obstante era imposible de sortear sin ensuciarse las manos. 

Brrrruff... - Resopló de forma ruda y ansiosa. 

Agarrado como estaba a la cadera de Akta, bajó un poco sus manos y entonces con gran fuerza y sin demasiado esfuerzo levantó a aquella mujer y ella ensortijó sus piernas alrededor del cuerpo de Mitil de forma instintiva. Mitil estaba realmente ansioso y ella notaba como no era el único que lo estaba. Su miembro viril había crecido de forma exponencial a medida que iban besándose y aquel hombre, totalmente poseído por el deseo sexual, trataba de forma infructuosa de penetrarle a través de la ropa que todavía llevaba puesta de cintura para abajo.

Se dio cuenta de que no podría iniciar el acto sexual de aquella manera, por lo que sin dejar de besarla con pasión la llevó junto a la cama y la depositó sobre la misma sin demasiado cuidado, aunque por suerte no se hizo daño. Entonces se incorporó levemente y agarró de forma delicada sus senos y los besó jugando con su lengua y acariciando con ella sus pezones. Mientras tanto, sus manos trataban de bajar el pantalón de la sacerdotisa, aunque de forma algo torpe.

Akta notaba que aquel hombre estaba fuera de si. Era como si llevase largo tiempo conteniendo su deseo y era ahora, después de tanto tiempo y con la llegada de la aasimar a aquella ciudad de vicio y depravación, cuando aquel hombre había perdido la cabeza por el deseo que aquellos ojos dorados provocaban en él. Y es que los mensajes que le había estado lanzando uno detrás de otro desde que se conocieran hacía escasas horas, eran inequívocos y viniendo de parte de un ser tan hermoso y bien hecho, mucho había aguantado ya aquel hombre.

No... - Sonrió. - No puedo... - Dijo agachándose junto a Akta y retirando su boca de sus pechos. Ahora si pudo quitarle los pantalones, casi arrancándolos y si no lo hizo, fue ya que Akta, liberada de su abrazo, pudo levantar su trasero de la cama y ayudar a aquel pasional, hombre con su tarea.

Y fue cuando la aasimar iba a decir algo, cuando se quedó del todo muda. La boca de Mitil estaba ahora en su sexo caliente y húmedo. Jugueteando con su lengua y deshojando su flor buscando llegar a los más profundo de ésta. Lo hacía bien, con intensidad pero con cariño, con devoción y la pausa debida en el momento adecuado y lo hacía además con ganas, con verdaderas ganas de que aquella mujer experimentase un placer casi místico y todo aquello únicamente tras unos pocos segundos de esforzados esfuerzos de su caliente y juguetona lengua y también de aquellos cálidos labios que instantes atrás le besaron en la boca.

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18/03/2021, 16:39
Akta

Estaba claro que Mitil no creía que fuese a ocurrir aquello. Ni yo misma me lo esperaba. Debía reconocer que no era de piedra y que todo lo que vi al entrar en la ciudad me afectó, pero la visión de aquel hombre me perturbaba más. Sus besos eran gloriosos y yo solo podía ofrecerme a él. Deseaba hacerlo. Temblaba por los nervios y la poca experiencia que tenía a su lado. Temía que se riese de mí por ser tan... torpe, pero al menos cuando me descubrí el pecho le vi reaccionar como un hombre más y eso me hizo sonreírle, puesto que estaba segura de que él también estaba nervioso, aunque yo no llegase a apreciarlo.

Cuando me alzó con aquella facilidad, no pude más que aferrarme a él con brazos y piernas y sentí la fuerza de su virilidad y la presión de la misma sobre mi ropa. Yo iba cogiéndole el punto a los besos, imitando sus gestos y eso me encendía cada vez más y más. Jamás me había hecho sentir un hombre nada semejante como lo que había logrado él en aquellos pocos minutos. Le deseaba y con la pasión con la que nos besábamos, aquello era mutuo.

El viaje hasta la cama fue cómodo, pero el aterrizaje un tanto brusco. Miré a Mitil a los ojos y vi las ganas en él. Por un instante pensé que el espíritu de la diosa del placer y el dolor le había poseído, pero me trataba con delicadeza y sus manos y su lengua se esmeraron con mi pecho. Eso hizo que me excitase aún más y acaricié su cabeza mientras sacaba pecho, para luego sentir como sus manos querían quitarme las gruesas telas que componían esos horribles pero efectivos pantalones.

De hecho hubo un momento en el cual creí que acabaría arrancándome los pantalones, pero no fue así y estos salieron de una pieza. Sonreí a Mitil. Ya sabía lo que venía ahora. Se colocaría sobre mi cuerpo y me introduciría su miembro. Siempre era lo mismo, pero a veces lo necesitaba, el cuerpo me lo pedía. Solo que esta vez deseaba que ocurriese. Iba a decirle "ven a mí" cuando vi al hombre meter su cabeza entre mis piernas y sentí el tacto de su lengua en mi sexo. Era la primera vez que alguien me hacía eso. Mi agitada respiración, se vio alterada de pronto a causa del juego y los movimientos de su lengua.

Mis manos se aferraron con fuerza a las sábanas de la cama, mientras que yo gemía de placer, sintiendo como aquel hombre me encendía cada vez más y más. Mi cuerpo flaqueaba ante él, me hacía retorcerme de placer con aquello, al igual que tensarme con fuerza. Mis pechos reclamaron  mi atención y fueron mis manos quienes se encargaron de dárselas mientras que Mitil seguía con su placentero juego. Le sentía tratarme con delicadeza y con gusto, mientras que mi sexo me pedía más. Le quería tener dentro de mí, pero me avergonzaba decírselo. Además, estaba llevándome a cotas de placer que no había conocido antes.

No se cuanto tiempo pasó desde que metió su cabeza entre mis piernas, hasta que mi respiración comenzó a verse entrecortada cada vez con más fuerza. Mi cuerpo se tensaba y sentía un palpitar y una sensibilidad que no  había tenido nunca. No sabía que me estaba pasando, pero si tenía una cosa clara. No quería que parase y así se lo hice saber. - No pares, Mitil... sigue... mi cuerpo pide más... - Le susurré en un ruego completamente excitada y casi fuera de mí, tuteándole por fin.

Y entonces ocurrió lo que jamás me pude imaginar. Una explosión de placer desbordó mi sexo, haciéndolo palpitar con fuerza, al tiempo que me hacía gritar en la cama de gusto a cada presión que sentía en mi cuerpo, el cual se había tensado por completo en ese momento y ahora comenzaba a relajarse poco a poco, pero aquellas palpitaciones seguían, cada vez menos intensas, espaciándose unas de otras... Miré al hombre que no solo deseaba, sino que estaba segura de que amaba. - ¿Qué ha... sido eso? ¿Qué me... has hecho? - Le pregunté con la voz entrecortada por la respiración, mientras trataba de recuperar el aliento.

Y es que nunca antes, nadie, en toda mi vida, había logrado hacerme sentir así ni tener esa sensación tan fuerte y excitante, cargada de placer y de tantos sentimientos, que me era imposible reconocerlos. Me senté en la cama, para poder alcanzar su rostro y le besé sin saber que me había pasado, pero feliz de que hubiese ocurrido. - Jamás sentí nada igual... ni de cerca. - Le confesé aún nerviosa y claramente sorprendida. Y le volví a besar, porque estaba claro que después de sentir aquello, quería más... y ansiaba tenerle dentro de mí.

Tragué saliva nerviosa. Quería devolverle el mismo placer que me había dado, pero no sabía ni como hacerlo. Mis manos buscaron retirarle la parte superior de la ropa. - Te quiero dentro de mí. - Le dije reuniendo todo el valor que pude. - Quiero aprender a hacerte disfrutar como tu me has hecho a mí... - Le indiqué dejándole claro que realmente no sabía demasiado sobre el sexo. - ... quiero aprender y estar a tu altura... te lo mereces. - Le besé de nuevo, despertándose la pasión de nuevo en mi cuerpo.

Aún me parecía increíble que aquel hombre hubiese logrado sacar aquello de mí. Pero era su turno y yo no sabía ni que hacer para complacerle, ni que decirle más... solo podía dejarme llevar por quien sin duda alguna, era el mejor amante que había conocido en toda mi vida y ahora más que nunca, temía hacer el ridículo ante él.

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19/03/2021, 14:43
Crodos Mornward

Crodos miró de reojo a la muchacha marcharse, y luego el estofado. Si es que ese plato era digno de tal nombre. Le dio varias vueltas con la cuchara de madera a ver si mejoraba su aspecto y lo olisqueó. Casi esperaba ver un dedo o un ojo flotando entre aquellos trozos misteriosos de lo que fuera.

Mientras daba vueltas al estofado, aún sin probarlo, aprovechó para estudiar con disimulo al establecimiento, a los desagradables parroquianos que allí se congregaban y al posadero que regentaba tan nefasto establecimiento, con mujeres esclavizadas para atender los deseos alcohólicos y carnales de los clientes.

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19/03/2021, 16:47
Mitil Ironsar

Mitil sonrió levemente ante la reacción y las preguntas de Akta. ¿Es que a caso no había tenido nunca un orgasmo? No parecía que fuera virgen aunque... ¿Y si lo era? Pronto lo descubriría, pues aquello que habían empezado junto, lo acabarían juntos. Estaba tan excitado que por mucho que quisiera parar, no iba a poder. 

Ya estás a la altura... - Le dijo de forma sugerente. 

Agarró de las caderas a la sacerdotisa y se acercó. Rozó con su miembro erecto la entrepierna de su compañera y luego se acercó aún más aguardando unos instantes rozando su vulva. Ella sintió el calor de su pene y él la humedad de ella. No tuvo que hacer nada, pues ambos sexos se atrajeron el uno al otro fundiéndose en uno solo. Simplemente la penetró poco a poco y a cada centímetro que avanzaba rozaba las paredes de su vagina, sintiendo un placer extremo y casi pensó que se iba a derretir.

¡Dios! - Exclamó con los ojos cerrados y alzando la cabeza hacia el techo. Estaba tenso, muy tenso. Akta notaba toda su musculatura rígida y tirante. 

Besó a la aasimar mientras acariciaba sus caderas y entonces empezó a mover la cadera adelante y hacia atrás. Primero despacio, notando sensaciones que no había sentido hacía mucho tiempo y además, algo nuevo estaba sucediendo en ese momento. Era una sensación extraña, pero placentera, notaba como que Akta y él... encajaban a la perfección. Era como si aquel acto les estuviera uniendo no solo de forma carnal, sino también de una manera mística y espiritual. 

Pronto, aquel bombeo lento y pausado dio paso a uno más enérgico. Mitil agarró con fuerza as caderas de aquella mujer y levantó un poco el trasero de Akta curvando su espalda. Mitil se tumbó un poco sobre ella y besó sus senos un instante, para acto seguido erguirse de nuevo y apretando los dientes, empezó a moverse más rápido, mucho más rápido. Entraba dentro de ella y salía con facilidad, gracias a la lubricación natural de Akta, era increíble lo que estaba sucediendo entre ambos.

Me encanta... - Le susurró. - Haces que me olvide de todo. - Le miró a los ojos. - ¿De dónde has salido? - Le preguntó apretando la mandíbula y sin dejar de penetrarla, cada vez más rápido y con más ganas, manteniendo su pena erecto y duro como nunca. Aquello era espectacular, inolvidable, mágico...

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19/03/2021, 17:21
Narrador

Todo era extraño en aquel local que más parecía un burdel que una tasca o una posada. Cualquiera de aquellos rufianes podía ser una amenaza futura, pero no podía saberlo y en cuento a las mujeres, aparentemente esclavizadas, parecían demasiado alegres. ¿Podía ser que no se estuvieran viendo forzadas a trabajar allí por el dueño del establecimiento?

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19/03/2021, 17:23
Narrador

Habían pasado ya algunos minutos. Tantos que las pintas de cerveza se habían acabado y el estofado de Crodos se había enfriado sin que el paladín hubiera tenido el valor necesario como para siquiera probarlo. No parecía haber amenaza alguna para aquel extraño trío, salvo quizás para sus sentidos del olfato, la vista y la estética, pero lo que si podía preocuparles era que Akta todavía no había regresado...

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19/03/2021, 19:10
Lerissa

La cerveza tampoco es que fuese demasiado buena. Espumosa, con demasiada agua para mi gusto y en un vaso que no debía haberse lavado en años. No le hice ascos pero sin duda, aquel no era un lugar en el que decidiese repetir.  Cuando acabé con todo el líquido lancé un poderoso eructo y me puse en pie.

-Estamos perdiendo el tiempo en este lugar. Lasar, si quieres algo con esa, no te entretengas demasiado. Yo no voy a esperar mucho. Te doy de tiempo lo que tarde en regresar.

Al menos, estaba segura de que resultaría más cómoda mear en una pocilga como aquella que en mitad de la calle. Eso era todo lo que me quedaba por hacer allí, porque ni la compañía que nos rodeaba ni las razones para permanecer allí invitaban a quedarse más tiempo.

Estaba segura de que la camarera no tardaría mucho en saciar su particular hambre... o sed, según se mirara, y si lo hacía, a lo mejor hasta nos librábamos durante un tiempo de los cánticos del bardo.

Una vez me hube levantado, me volví y me dirigí hacia la parte trasera del local. Eso sí: me preparé para una suciedad todavía mayor.

Notas de juego

No sé si hay aseos, pero supondré que al menos un agujero habrá. XD