Partida Rol por web

Belbara abrió los ojos con gesto preocupado. 

-Valyevan no vendrá- dijo mirando a Tarkhan, Draxler y finalmente a Aenifer y Alex. -el hombre ha muerto, ella está atrapada en lo alto de una torre, pero creo que está herida- sus creencias le impedían dejar atrás a alguien con vida si había esperanza. Pero sabia que ir a por la estúpida semielfa supondría que sus enanos deberían aguantar más solos y eso le revolvía el estómago. 

¿Por qué tenía que irse como una loca por ahí? ¿Por qué son incapaces de pararse a pensar? 

​​​​Volvió a mirar a Tarkhan, aquel lugar tenía muchas cosas que explicar. Belbara no olvidaba las estatuas de aquella sala, y ahora... -Ha hablado de una anzana que le ayudó a escapar, pero se ha cortado la comunicación- Belbara suponía que el mensaje era demasiado largo y llegado un punto las palabras de Valyevan dejaron de transmitirse. La otra opción no era tan optimista. 

Alex meneó la cabeza ante la noticia de la muerte de su compañero, Valy en su testarudez les había costado otra vida. - Si está atrapada en una torre está más segura que nosotros. Sugiero que ejecutemos el plan de Tarkhan y Draxler, si pueden garantizarme una carga puedo hacer mucho daño en un primer ataque, además de desorganizar sus filas.

Draxler chocó su enorme puño con la manita de Perry y lo retiró emulando una explosión de vapor.

-¡Pssssssssssssssssssssssss!-.

Maldito mustélido. Le caía demasiado bien. Esa niña, Yoon Shun, hija de Tarkhan, era una suertuda. Ojalá Draxler hubiese tenido una mascota parlante de niño. Se habría hecho druida, claro, algo a todas luces inaceptable para el Viejo Drexler, tan amante de la tradición bélica. Aaaah... Otros tiempos. Otras preocupaciones.

-Así que Alex, hijo de Ryder, quiere cargar de frente, ¿eh?-, Draxler sonrió ampliamente. -¡Veremos cómo te desenvuelves en el frente, pataslargas!-, rio el enano devolviendo el apelativo recibido por el humano justo al poco de conocerse.

Belbara volvió a mencionar a esa mujer, la tal Valyevan -con notable parecido con Vaervhan, el gran guerrero calvo, un sádico enano de hachas letales y generador de muñones a raudales-. Draxler empezó a atusarse su mostacho y entornó los ojos.

-No recuerdo ninguna torre de camino aquí... ¿Qué alcance efectivo tiene tu mensaje, hermana?-, inquirió el guerrero frunciendo los labios en un gesto que solo podía catalogarse como... detectivesco.

Las palabras de Belbara realmente me tranquilizaron. 

Valy estaba viva, y tambian sabia que ibamos por ella. 

.. te encontrare amiga... 

De momento cualquier plan me servia. Ibamos a matar trasgos. Que mas podia importar.

- Gracias Belbara.... Le susurre cuando paso cerca de mi demostrandole mi agradecimiento.

Solo esperaba que comenzara la fiesta y no perder mas tiempo y si encontrabamos a los enanos primero no quedaria nadie en pie, estaba segura de ello.

Realmente le sorprendió que Alex se decantase por los enanos, pero todavía le sorprendió más que Aenifer no patalease e hiciese pucheros. Tal vez no sintieses tanta confianza como para volver a escaparse por su cuenta a por Valyëvan  pero la verdad es que ambos vovits parecían tranquilos.

Belbara se limitó a encogerse levemente de hombros y comenzó a recoger sus cosas. 

Cuando todos los enanos volvamos a estar juntos, bueno, podríamos ser imparables. ¡Un ejército!

Trataba de contener sus sueños, pues si Freyrya estaba atrapada era porque los trasgos habían logrado diezmarles y hacerles retroceder. Pero claro, ¿cinco guerreros podían trazar la diferencia? Siempre cabe la posibilidad de que sí. Al menos por ahora seguían vivos. 

-Mientras sepa a quien va dirigido o a dónde, puedo enviar el mensaje, no importa el lugar- respondió a Draxler, no podía darle pistas de si andaban cerca o lejos, pero dudaba que la guerrera pelirroja hubiese salido de aquella ciudadela. 

-Entonces ¿rescatamos primero Freyrya y sus hombres?- asió su hacha y apretó los labios mientras arrugaba el ceño. Parecía lista para luchar en cualquier caso.

—Rayo de Luna, no tenemos aquí las tintas especiales para que puedas inscribir conjuros nuevos en tu grimorio —le dijo Tarkhan a Yhoon—. Ven. Repasemos ese repertorio tuyo.

Tarkhan había caído dormido poco después de ayudar a Yoon con su repertorio y haberse hecho un ovillo junto a ella. Había sido un día agotador, con muchas peleas, trampas, peligros, nervios y relevaciones. Durmió tan profundamente que se despertó amodorrado. Se mantuvo en silencio mientras sus compañeros de aventura hacían conjeturas y planes.

—Que haya respondido al mensaje es sin duda una magnífica noticia —le dijo a la vovit, depositando una mano sobre su hombro  para tratar de confortarla—. Está viva. Hay esperanza. Iremos a buscarla tan pronto como hayamos allanado el camino de trasgos y contemos con la ayuda de Feyrya. Te doy mi palabra.

El anzano le regaló una sonrisa mientras meditaba quién podía ser esa anzana de la que había hablado Belbara. ¿Qué interés podría tener su compatriota en las ruinas? ¿Formaría parte del misterio de las estatuas de los anzanos con kimono y haori que habían visto en la estancia anterior?

El Gato Sonriente de Anza volvió al aquí y al ahora después de su breve ataque de introspección.

—Sí, vamos a matar trasgos —dijo con sombría determinación—. Belbara, prepara tus conjuros de larga duración.

Dicho y hecho Tarkhan extrajo un cuadrillo de cuero de su bolsita de componentes y lo frotó entre las manos mientras recitaba una letanía en dracónico.

Tarkhan lanza Armadura de Mago (como Embaucador). Duración: 7 horas. Cuando estemos cerca de la sala en la que esperamos pelea, pero antes de entrar, Tarkhan lanzará Agrandar Persona (como Embaucador) sobre Draxler y Belbara. Duración: 7 minutos cada uno.

Conjuros de Mago Memorizados (NL 7; 4+T/5+T/4+T/3+T)

Nivel 3: acelerar^T, invocar monstruo III, invocar monstruo III, partículas rutilantes esculpidas
Nivel 2: Imagen múltiple, partículas rutilantes, partículas rutilantes, telaraña, truco de la cuerda^T
Nivel 1: Grasa, grasa, rayo de debilitamiento, retirada expeditiva rápida^T, transposición benigna, transposición benigna
Nivel 0: mano de mago^T, mano de mago, prestidigitación, prestidigitación, remendar

La niña rezongó por lo bajo, no había traído las tintas a este lugar y no podía aprender cosas nuevas que fueran de utilidad. Tendría que usar lo que ya sabía, que no era mucho.

-Está bien, voy a repasar estos conjuros de aquí. Perry, ayúdame, porfi.

La comadreja dejó de hacer saludos al enano y se subió al hombro de la niña, para señalarle la página por la que debía empezar. Yoon se dedicó a estudiar sus hechizos mientras los demás trazaban planes.

Belbara volvió a concentrarse y a murmurar en el idioma común. Ya le habían visto hacer lo mismo un par de veces, así que no era descabellado pensar que enviaba de nuevo un mensaje*. Después se puso en pie, se atusó las ropas y sacó brillo al símbolo de Brook con la manga.

Se acercó a Draxler y comenzó a murmurar unas palabras y después le lanzó la mirada más penetrante que jamás había recibido el enano, casi como si alguien le retase a un duelo a muerte, pero no podía ser eso ¿verdad?** Draxler se veía igual después de eso, pero se sentía distinto, todos se sentían algo distintos cerca de aquel rudo enano.

No sabía por qué, pero después de la intensa y ¿sugerente? mirada de la sacerdotisa guerrera de Brook, Draxler empezó a reírse de una forma gutural para sus adentros.

-Jo, jo, jo, jooooo... ¡Por la corrosiva micción matutina de Vaervhaaaan...! ¡Estoy hecho un torooo...! ¡Uuuuaaaah!-. 

El guerrero enano giró el cuello hacia izquierda y derecha, siendo recompensado por sendos crujidos. Se escupió en las palmas de las manos, dio varias palmadas para calentarse los dedos de sus gruesas manos y se golpeó las mejillas un par de veces. No lo reconocería, pero se hizo yesca con su nueva y prodigiosa fuerza. ¡Diablos! ¡Estaba más fuerte que en sus años mozos cuando le apodaban Losco Zhalander! Por último, se atusó su mostacho a dos manos antes de coger su aterradora hacha.

-Solo lo diré una vez... Ese ogro de pelo puntiagudo es mío...-, dijo antes de ponerse en marcha con una mueca peligrosa. -Si caigo aquí, diré a Vaervhan que morí entre amigos-. Los ojos del enano destilaron un fulgor incandescente. -Y sabrá bien que no miento-.

Draxler apretó los dientes y notó el mango de su arma fundirse con su carne. Echó una última mirada indescifrable a Belbara y una miradita de refilón a Perry, con media sonrisa oculta por su tupida barba. Luego asintió solemne a Tarkhan y dio un golpe en la cadera a Alex, hijo de Ryder.

Hora eviscerar pielesverdes. No había mejor forma de afrontar la muerte.

Qué gran día.

¡QUÉ GRAN DÍA!

De pronto, Belbara escuchó la voz de Valyëvan en su cabeza.

Hacia el sur desde la sala de las columnas. Después, la puerta que está en el oeste. En esa sala hay unas escaleras que llevan...

El mensaje se interrumpió de nuevo antes de que concluyera y por desgracia ya no le quedaban más mensajes de recado a Belbara.

- También yo os ayudaré a que el combate os sea más favorable. - Dijo el viejo desfigurado. - Sin duda, será más difícil que os alcancen con mis protecciones divinas y sagradas.  Comentó.

Acto seguido comenzó a orar y sus aliados empezaron verse más valientes, más diestros, más fuertes o más resistentes. Sin duda, se estaban preparando para un combate épico. Iban a limpiar esas sucias mazmorras.

El grupo avanzó sin más dilación, armados hasta los dientes de conjuros tanto divinos como arcanos. Estaban convencidos de su victoria. Nada podía fallar, estaban tocados por los dioses. Ese era su destino, el momento culmen de sus vidas. Estaban allí para matar a esa carroña, para arrebatar las vidas  a esas viles criaturas que habían profanado aquel ancestral lugar a los antepasados de Belbara y Draxler. Estaban allí para unirse a otros valerosos enanos y sacar de ahí para siempre a esas retorcidas criaturas. Era el momento de machacar a esas bestias y darles por el jodido culo.

Draxler marchaba en primera posición junto con Belbara. Los dos eran enormes, fuertes, con una fe ciega en sus posibilidades. Esgrimían sus hachas, armas que su pueblo había forjado desde tiempos inmemoriales y con las que habían derramado durante milenos la sangre de las criaturas que les esperaban al otro lado de la puerta a la que se dirigían. Si tenían que morir, morirían como sus antepasados, partiendo cráneos de pieles verdes.

Tres anzanos estaban con ellos. Dos arcanos y un divino, pero ninguno de ellos se iba a achantar. Tarkhan tenía el ceño fruncido y movió la cabeza hacia un lado haciéndola crujir. No era un gran combatiente, pero llegado el caso golpearía hasta a esas criaturas con un metafórico puño arcano hasta que dejasen de respirar. Yoon era pequeña, pero su corazón era grande y o tenía miedo. Mientras avanzaba golpeaba la palma desnuda de su mano con el puño de la otra. No iba a esconderse, ella también iba a machcar a esos trasgos. Xhu hizo crujir sus nudillos y escupió a un lateral. Su mirada estaba  fija en el frente, tampoco daría un solo paso atrás.

Y dos norteños, dos vovits también formaban parte de aquel septeto de determinados guerreros listos para aplastar cabezas. Aenifer había perdido mucho tras esos muros. Había perdido su dignidad y casi había perdido la vida de una de las formas más terribles que se le  podían ocurrir, pero su determinación por vivir le había salvado y ahora, obtendría su merecida venganza a flecha a flecha, estocada a estocada. Y Álex... Álex no podía sino hundir sus filos en todo aquel que se interpusiera en su camino, ogro, trasgo, varag o lo que fuera, acabaría con aquellas condenadas bestias y limpiaría el honor de la mujer a la que amaba.

Aquellos bastardos verdes no sabían con quien diantre se habían metido, pero pronto, muy pronto lo sabrían...

Y así fue como llegaron hasta una enorme puerta doble de metal engastada en oro. La montaña y un escudo enano estaban representados en el centro y el vorde de las puertas mostraba una filigrana geométrica. Sin dud estaban ante una zona que otrora fue la joya de la ciudadela. Una zona a la que debían devolver su esplendor. Belbara miró a Draxler y éste le confirmó con la cabeza. Al otro lado estaba la horda. Era el momento decisivo, el momento en que debían darlo todo y demostrar de lo que estaban hechos.

Para sorpresa de algunos, Alex dedicó parte de su noche a comulgar con la naturaleza y rezarle a su Diosa, de la cual solicitó dos favores.

El resto del tiempo lo dedicó a Aenifer, y a conseguir que entendiera que aún la amaba y que nada lo cambiaría, nisiquiera el haber sido atacada por los trasgos.

Por la mañana, cuando todos se preparaban, Alex activó el primero de los dones de su diosa, adquiriendo así una velocidad que le permitiría cargar a más distancia, y se preparó para activar su cinturón si el espacio le permitía cargar siendo el doble de grande.

- Recuerden dejarme espacio para cargar contra el enemigo más grande, si puedo hacerlo por sorpresa mejor aún.