Partida Rol por web

- ¿Cómo? - Saltó de pronto Jacrow. - ¡Oh, esto es muy irregular! - Exclamó. - Muy, muy irregular... - Murmuró.

Jackrow miraba con cierto desprecio a Eliferum. Desde su primer encontronazo no habían vuelto a sucederse insultos ni malas caras, pero ahora parecía que todo volvía a estar fresco como el primer día. Era conocido por todos que Jacrow era una persona muy desconfiada y a la que no le gustaba la gente entrometida. Había conformado un grupo pequeño y no quería añadir ni a un solo miembro más. Menos si ese miembro era un manco.

- No creo... - Miró a Valyëvan, iba a medir sus palabras, pues no quería que aquella ruda mujer la tomara con el. - ...el grupo está cerrado. Tenemos provisiones para cuatro y... - Gruñó. - No creo que...

- ¿Tú qué opinas, Aeny? - Saltó Alex interrumpiendo a Jacrow y dándole la palabra a su antigua novia. -¿Le damos una oportunidad? ¿Qué opinas tú Valyëvan?

Aenifer y Valyëvan sin duda podrían haberse sorprendido por el cambio de actitud de Ryder. No había empycon muy bien pie con Eliferum, pero podía ser que al conocerle más durante la travesía, hubiera descubierto en él a una persona valiosa. O podía ser que simplemente les preguntara si opinión para ganarse su favor.

Miré a Eli... y después a Alex.

-Yo solo conozco a Aenifer. Ninguno de vosotros dos me inspira confianza -les dije a él y a Jacrow -. En cuanto a Eli, he luchado con él y es honorable. Alguien dispuesto a morir antes que a seguir viviendo con una derrota, es un hombre con honor, y aquellos que tienen honor no conocen la palabra traición. Creo que además cuantos más seamos, mejor para todos. Yo voto porque se una a nosotros.

A continuación miré a Aenifer. La decisión debía ser suya y lo sabía.

Pero esta expedición no es mía, así que no me corresponde a mí decidirlo, aunque os lo recordaré cuando nos haga falta y no esté a nuestro lado.

Yo también estaba de acuerdo y así se lo hice saber al grupo, apoyada en que desconocía el terreno y los peligros tanto como lo que íbamos a buscar y a ambos financiadores de la expedición, Jacrow y Alex. Así que si no confiaban en nosotros tampoco podrían esperar que confiaramos en ellos y Anjo había demostrado su honor.

Solo faltaba zanjar una cuestión. 

- Anjo. No sabemos que vamos encontrar, ni peligros ni botines y aunque estoy dispuesta a apoyar tus servicios estoy segura que no se repartirá el botin con tu persona más sin embargo siento que no es el dinero lo que te motiva, si estas de acuerdo a enfrentar lo desconocido sin mayor paga que nuestro reconocimiento y amistad eres bienvenido.

Sabía que Valy compartiria su botín como yo, pero no podía hablar por los demás. 

Me alegraba de haberme curado de la gripe aunque la voz aun me sonaba ronca.

- No son riquezas lo que busco... - Dijo aquel anciano. - Como ya le dije a tu amiga... - Miró con tristeza hacia el el cielo y las lágrimas colmaron sus ojos sin llegar a derramarse por sus mejillas. - ...me estoy muriendo. Pero no quiero morir postrado en una cama. Soy un guerrero... - Resopló. - Debí haber muerto durante el Oiahg Lehnar. Si no no estoy muerto es porqué los dioses me reservaban algo importante que hacer todavía en vida. - Apretó el puño con fuerza y una vena se marcó en su cuello. - ¡Y por Ygg e Yrg que haré lo que esté en mis manos por tener una muerte digna! - Tras decir aquello su tensa expresión se relajó y miró a Aenifer. - Que os encontrara a vosotras en esta nave, sin duda alguna es una señal de la providencia. Creo que mi sitio está junto a Valyëvan, hasta que los dioses quieran.

- Está bien... - Dijo entonces Alex. - Parece que sus propósitos son nobles. Hay riquezas para todos al final del camino, eso no me preocupa. - Habló el joven norteño. - Sólo necesito saber que sus intenciones son buenas y que no nos traicionará. Si tú confías en el Aeny... - Le tomó una de las manos, ella le miró con severidad. Creía que había quedado bastante clara la noche anterior que no quería que se tomase ningún tipo de licencia con ella. Alex la soltó por puro instinto. - Lo dicho, por mí puedes venir con nosotros.

- ¡Está bien, diablos! - Exclamó algo molesto el líder de la expedición. - Nunca viene mal una mano amiga... - Dijo con evidente sorna ante la minusvalía de Eliferum. Aunque acto seguido esbozó una sonrisa amistosa en su rostro y el propio Anjo soltó una carcajada. - Puede venir con nosotros y recibirá un quinto de todo lo que saqueemos. Es lo justo. Si luego no lo quiere, que lo legue a un heredero o en caso de que no nombre heredero repartiremos su botín en cuatro partes iguales. - Una vez dicho aquello se introdujo dentro del bote que les iba a conducir a tierra firme.

Tras Jacrow el resto de aventureros se introdujo en el bote. Varios tripulantes lo hicieron decender y una vez tocó con su casco en el agua, dos marineros empezaron a remar en dirección a tierra firme. Desde lo alto de la nave Lay Baton se despedía de ellos con la mano, mientras el resto de la tripulación le imitaba. Había sido una semana tranquila y quizás por eso habían hecho buenas migas. ¿Quién sabía si volverían a encontrarse alguna vez? Sólo el futuro lo diría.

En menos de diez minutos llegaron a la costa. Los dos marineros se lanzaron al agua, les llegaba hasta las rodillas y entonces acercaron la embarcación hasta la playa. Ayudaron a los cinco exploradores a bajar el equipo y una vez hecho, se volvieron a meter en el bote y se internaron en el mar remando hacia el Vértigo de nuevo. Los cinco valientes buscadores se pusieron su equipaje a la espalda y miraron hacia el continente que se abría paso entre ellos. 

Les esperaba un gran viaje y muchas eran las penurias que sin duda deberían pasar hasta el día en que concluyeran su misión. Portaban un equipaje ligero, pero con todo lo necesario para la expedición. Provisiones, agua, mantas, tiendas de campaña, útiles de cocina y para hacer fuego, cuerda, garfios de escalada, palas, picos y en resumen todo lo que un saqueador podía necesitar durante una de sus expediciones.

Ante ellos se abría paso un mundo nuevo. No era muy diferente a su hogar, aunque notaban que el aura que lo envolvía era del todo diferente. Sabían que en Harvaka vivían humanos. Habían colonizado ciertas zonas y se habían instalado siglos atrás, pero nunca hasta la fecha se había conocido un reino humano en el nuevo continente que pudiera rivalizar con las razas que llevaban instaladas en aquella zona desde tiempos inmemoriales. Trasgos, enanos y elfos dominaban Harvaka a base de fuerza y costumbre y eso iba a ser muy difícil que cambiara en los siglos venideros.

Se encontraban en una zona donde la tierra era totalmente llana y tenía un aspecto muy peculiar. Se encontraban en el delta del río Tragues, pues era en esa misma playa donde desembocaba. Se trataba de una zona en la que fácilmente podría ser tierra de cultivos gracias a las temperadas temperaturas gracias a la acción del mar.  En la parte litoral se presentaba un paisaje lacustre, grandes estanques bordeados por carrizales y juncales. En la parte periférica, grandes extensiones de suelos salinos con vegetación y una larga y desiertas playas arenosas que circundaba la bahía, con dunas coronadas de vegetación.

Jacrow sacó un portamapas de su mochila, desenroscó el tapón y sacó varios pergaminos. Extendió uno sobre el suelo y con una puma de grafito marcó una zona con un círculo. Dio varios toquecitos con la pluma sobre la zona marcada, una bahía en la que desembocaba un río. Sin duda alguna allí se encontraban.

- Aquí estamos... - Remarcó lo evidente. - Debemos viajar hacia el sureste. - Dijo entonces. - Esta zona de aquí es un buen paso... - Dijo sin marcar ningún punto concreto en el mapa. - Al sur del Tragues, entre esas dos montañas solitarias y la cordillera... - Gruñó. - Éstos valles están llenos de clanes trasgos... - Miró a sus compañeros. - Debemos pasar desapercibidos...

Lo que teníamos entre nuestras manos, no era un mapa. Era una aventura. Y ni tan siquiera eso. Significaba una cosa distinta para cada uno de nosotros.

Para Jacrow y Alex era riqueza, una nueva vida y mejorar considerablemente la opinión que ellos mismos tenían sobre sus vidas, las cuales podían mejorar ostensiblemente si salían con vida de aquello.

Para Eli, era una nueva forma de acrecentar su honor; no, era la oportunidad de sentirse como un guerrero otra vez, algo que no tenía precio, aunque los jóvenes no supiéramos apreciarlo todavía.

Para Aenifer era un poco de todo. Podía regresar a su tierra como una heroína y encontrar a su familia, y a partir de entonces sentirse valorada entre todos los que la rodeaban. Era una manera de conseguir respeto.

Pero para mí solo era... servir. El honor de un guerrero y una amiga, me obligaban a acompañarla y luchar todo cuanto hiciese falta. Solo así podía sentirme yo misma. Así que era una oportunidad única de crearme un nombre y una reputación que difícilmente nadie podría igualar. Valyëvan, la que nunca se rinde; la que lucha por sus compañeros hasta la muerte; la que continúa hasta el final.

Mientras caminábamos, me retrasé para hablar con Aenifer. Al final no lo habíamos hecho en el barco, así que todavía deseaba aclarar algo con ella.

-Lo siento -le dije antes de empezar -, pero necesito saberlo. ¿Estás enamorada de Alex? Es evidente que ambos significáis mucho el uno para el otro. Explícamelo porque aún sigo teniendo tendencias asesinas con él.

Aenifer evitó aquella pregunta, al menos por el momento. Suponía que finalmente y en algún momento tendría que sincerarse con su amiga. Al fin y al cabo eran como hermanas y confiaban la una en la otra como tales. No estaba siendo justa con ella si algo que podía influenciar en el peligroso viaje que tenían por delante seguía siendo un secreto entre las dos.

El paisaje era monótono y bastante tedioso. Se encontraban en una tundra helada en la que los pocos árboles que se divisaban estaban cubiertos de nieve. De no ser por el río que corría en contra dirección a ellos y que parecía marcar su camino no hubieran visto ni un solo animal, pues los pocos conejos y cabras que divisaron se encontraban cerca de su orilla. A parte de aquello, tan solo la silueta de las montañas muy al sur todavía rompía un poco con aquel paisaje de llanura.

Ya llegada la media tarde de aquel primer día y tras haber almorzado, el grupo avanzaba entre charlas y buen ambiente hasta que en un momento dado Alex detuvo de forma abrupta. Se quedó callado y mandó hacer lo mismo al grupo y guardar silencio.

Parecía haber visto algo a lo lejos. Entonces lo vio el resto del grupo. Quizás a un kilómetro de distancia o quizás menos se veía una leve columna de humo. No parecía haber ningún campamento, ni nadie por los alrededores, por lo que el avistamiento de una hoguera era todavía más sospechoso.

- Seguidme sin hacer ningún ruido. - Dijo Alex aparentemente preocupado.

El explorador comenzó a caminar de forma sigilosa. El resto siguió su estela. Una vez llegaron al lugar del qu procedía aquella columna de humo, ésta estaba ya caso extinguida del todo. La hoguera era bastante grande. De unos veinte por veinte pies. Se apreciaba a simple vista que entre las ascuas de la hoguera había restos de tela, cuero y también orgánicos, concretamente de algún tipo de humanoide.

- ¿Qué es esto? - Preguntó Alex. - Sea quien sea que ha iniciado está pira, no puede andar muy lejos... - Afirmó.

Habiamos llegado, desembarcado y recogido el equipo. Si bien el terreno era agrestre teniamos buen animo y aquel sentimiento de aventura y excitacion era general en el grupo.

Jacrow habia mostrado la ruta que mas que un camino era una ilusion hacia un objetivo porque no habia nada seguro ni trazado, pero no importaba.

Finalmente Valy me enfrento durante el camino para averiguar sobre aquello que mi corazon luchaba por ocultar pero mi cuerpo se resistia enviando cumulos de emociones que no podia asimilar.

- Enamorada... yo????? .... seras cabeza dura!!!! Dije abochornada y de seguro que mi rostro se habia colorado porque me me sentia en evidencia y nadie me conocia mejor que mi amiga.

Lo cierto es que si lo estaba, pero no queria, porque sabia que no debia, no podia confiar en el, no podria aceptar otra traicion y aun asi mi cuerpo se estremecia cuando estaba cerca. Eso me molestaba pero tambien suspiraba en secreto, aunque fuese un secreto a voces para mi amiga.

Al menos de momento Valy debia conformarse con que aunque sabia que no era sincera con ella era porque simplemente no era sincera conmigo misma para no tener que enfrentar a Alex porque tenia miedo perder y terminar en sus brazos otra vez o en sus labios.

Me enfoque en el viaje para no tener que pensar mas en ello y tener la mente clara.

Finalmente Alex diviso algo mucho mas adelante que termino siendo una fogata perdida en la nada.

- Quemaron a alguien!!!!

Solo esperaba que no estuviese vivo antes de ello.

Por precacucion comence a revisar el perimetro con mi arco montado por si encontraba indicios de quien habia encendido aquella hoguera.

Por supuesto, Aen no reconoció nada ni me explicó nada. Me ponía furiosa aquella actitud suya de no reconocer las cosas, pero al menos saqué dos cosas en claro. La primera, que sí que lo estaba. La segunda, que la parte más lógica de su cerebro lo detestaba.

Eran dos personas en una, pero aquello no era lo peor. Lo peor era que Alex nos había arrastrado a aquella aventura y mucho me temía que había sido precisamente por su parte más emocional, y eso era peligroso... para las dos. Seguía pensando que su "amigo" podía traicionarnos en cualquier momento y lugar, no ahora, pero sí cuando hubiéramos logrado nuestro objetivo, por lo que me obligaba a estar doblemente pendiente.

De repente, todos nos detuvimos. Alex, que iba el primero del grupo, había visto algo, que finalmente resultó ser los restos de una pira... que podía haber servido para quemar a alguien.

- Quemaron a alguien!!!!

Rápidamente, agarré mi hacha y me puse en posición defensiva. El fuego no hacía mucho tiempo que se había extinguido, por lo que bien podía ser que tuviéramos a alguien demasiado cerca para mi gusto.

Demasiado cerca.

Con el arma entre mis manos, me acerqué lentamente al fuego para ver si encontraba algo más, aparte de lo que podía verse a simple vista, aunque algo en mi interior me decía que no era una buena señal. 

Ver aquello los puso a todos en alerta. Alex desenfundó su espada, Jackrow se escondió tras él y Eliferum frunció el ceño. Aquella hoguera no era una buena señal y desde luego lo que encontraron entre los restos calcinados tampoco lo era. Para cuando llegaron allí el humo ya empezaba a disiparse entre la brisa. Posiblemente hubieran apagado la hoguera un par de horas atrás, pero lo que estaba claro era que quien fuera que había quemado esos restos no podía andar demasiado lejos.

Aenifer examinó los alrededores. No es que fuera una exploradora experta, pero las huellas eran muy evidentes. Se trataba de cascos de caballo y pisadas de botas. Algunas de aquellas pisadas eran de un pie de tamaño normal, posiblemente de un humanoide de tamaño mediano, y las más pequeñas parecían ser del tamaño de un niño o una criatura humanoide de tamaño pequeño.

Por otro lado Valyëvan rebuscó entre los restos de la hoguera. Además de los huesos ya descritos, las ropas y el cuero calcinado, la mujer del norte localizó lo que debían ser sin duda alguna un par de cráneos. No eran cráneos humanos, sino de una criatura más pequeña. ¿Trasgos? Por la forma de las cuencas oculares y la nariz, muy posiblemente pertenecieran a una de aquellos despreciables seres.

Alex también se interesó por explorar los alrededores. Caminaba entorno a la hoguera, lo hacía en círculos y de forma meticulosa. Por otra parte Aenifer se percató de que, aunque se le veía concentrado en el rastreo, permanecía sorprendentemente cerca de ella y de tanto en cuanto le lanzaba una furtiva mirada, para acto seguido esquivar la suya en el momento en que se cruzaban.

- Ha habido una batalla... - Le dijo casi en secreto a Aenifer cuando pasó por su lado. - ¿Ves estas marcas de aquí? - Le señaló con el dedo a unas huellas un tanto borrosas que se hallaban sobre la tierra removida de aquella llanura. - Parece como sí un grupo de personas a caballo hubieran cargado contra alguien. Alguien muy pequeño por lo que veo...

- En esta zona viven muchos trasgos. - Intervino de pronto Jacrow rompiendo aquel secretismo con el que Alex parecía que trataba de nuevo de acercarse a Aenifer. - Se que en la costa viven humanos, pero a medida que nos internamos hacia en continente, enanos y trasgos. Pocos seres más viven en estas tierras baldías. - Se agachó donde Alex Ryder había estado husmeando. - ¿Una carga dices? Puede que los humanos del norte les hubieran estado persiguiendo y les hubieran dado caza aquí. ¿Lo crees posible?

- ¿Trasgos? - Eliferum apretó su puño mientras sus dientes casi rechinaban. - ¡Odio a esa escoria! Recuerdo que durante casi dos décadas asaltaron mi hogar verano si y verano no. Dinstrac nunca olvidará esas naves con velas negras tripuladas por esas malditas ratas de piel verde y orejas picudas. - Desenfundó su espada dispuesto a acabar con cualquier piel verde que se cruzara en su camino. - ¡Nada me gustaría más que enfrentarme a esa basura y rebanar unas cuantas cabezas! ¡Aaaaaah! - Gritó con fuerza al aire.

Miré a Eli enfadada. Gritar era lo último que debíamos hacer en un lugar así. Nuestra mejor arma en aquellos parajes no era la valentía, sino el sigilo. Los hombres que habían acabado con aquellas criaturas, si es que al final eran trasgos, debían estar cerca y no sabíamos cómo reaccionarían ante nuestra presencia.

Por otro lado, había trasgos, y podíamos cruzarnos por ellos.

-Silencio -dije, mirando a Eli y después a los demás -. Debemos ser inteligentes. Encontrarnos con cualquiera de los dos grupos, humanos o trasgos, puede ser negativo para nosotros. Sugiero darnos prisa en alejarnos de aquí y avanzar en silencio. No podemos correr el riesgo de atraer a nadie. Ya habrá tiempo para combatir y romper cráneos.

Me levanté y me dirigí hacia donde estaba Alex.

-Debemos evitar las montañas a toda costa. Sin duda estará llena de trasgos.