Partida Rol por web

El batidor fue consciente de la encarnizada batalla que se estaba llevando a cabo en aquel carruaje demoníaco, zombies y un caballo diabólico humeante se enfrentaban a sus exhaustos compañeros, pero con Lope ya eran muchos los soldados de dios que devolverían la dignidad a ese plano de la locura, empezando por ese fogoso corcel.

Loperick hizo una sucesión de giros, quiebros y movimientos hasta colocarse detrás del caballo y golpearle con su hacha de mano mágica, tratando de herir de gravedad los cuartos traseros de ese extraño ser, con la esperanza de llevarse un equino bocado a su paciente estómago.

MASTER RECUERDA QUE ME HE CURADO 21PG, estoy a 43 (que sino voy a caer rápido) XD

Cleon empezaba a notar ya los efectos de la batalla, si no se deshacían pronto de la bestia de fuego, ésta acabaría con ellos.

Una vez más golpeó al demonio con la espada, pero en el estrecho vagón no conseguía un golpe limpio.

Mientras el fiel Alsvid intentaba proteger a su amo de los no-muertos 

Al entrar en el siguiente vagón, Serge se encontró de bruces con dos zombis más. Bueno, en realidad tres, pero uno de ellos ya no parecía tener ganas de volver a levantarse de nuevo. Y siendo dos contra dos, teniendo en cuenta la escasa fortaleza de aquellas cosas, el ladrón se las veía bastante bien para acabar con ellos con facilidad junto a su amigo Khorvin.

 -Yo me encargo del de la droite, tú si quieres del de la izquierda.

Con sus armas en la mano, el ladrón avanzó hacia el zombi de la derecha, dispuesto a darle a probar un poco del acero de Serge Leblanc.

Cuando estaba a punto de seguir su recorrido, algo llamó su atención en el espacio que separaba ambas estancias.

Al parecer todos aquellos pasillos separados por puertas estaban separados en secciones unidas unas con otras, las cuales eran arrastradas de algún modo por la máquina metálica infernal.

Mesándose la barba e ignorando por completo los enemigos se acuclilló justo en la serparación de ambos vagones, inspeccionando con atención aquello que los mantenía unidos.

-Buen Serge, en verdad creo que podríamos símplemente desembarazarnos de los pasillos posteriores llenos de monstruos... creo que sería capaz de hacerlo... dijo con algo de duda en sus palabras

Los ataques de Edzard fueron del todo infructuosos, parecía que el corcel de fuego comenzaba a sentirse cómodo en el combate a medida que avanzaba. El anciano se sentía fatigado y el peso de su armadura no ayudaba a que sus ataques fueran todo lo rápidos y fluidos que requería la situación.

Algo similar le pasó a Cleon, pues todo intento de acabar con la amenaza que suponía aquel corcel infernal, fue en vano. La carrera por llegar hasta el carro de hierro sobre el que ahora viajaban, habría tenido mucho que ver, pues lo mismo le sucedió a Loperick cuando trató de clavar su hacha en la zona trasera del caballo. Éste de forma sutil desvió el ataque golpeando con sus cascos sobre la hoja del arma del batidor.

Tan solo Markku parecía poder seguir el ritmo, pues logró herir de nuevo a la bestia que trataba de deshacerse de ellos. Sin embargo, era evidente que aquella estocada no la debilitó lo suficiente. Por contra recibió una severa coz en la cara que provocó que por un momento perdiera la prespectiva y casi es sobrepasado por los zombies que tenia en retaguardia. El combate comenzaba a hacerse pesado, más teniendo en cuenta las continuas molestias que ocasionaban los innumerables zombies que todavía se agolpaban alrededor del grupo.

Mientras tanto, Serge se encaró con los dos zombies que bloqueaban la salida del vagón que ocupaban. Sus golpes fueron certeros, pero las heridas causadas sobre sus oponentes no fueron suficientes como para destruirlos. Por su parte Khorvin dedujo tras un meticuloso estudio, que accionando una simple palanca podría separar cada uno de los vagones. Una acción que no entrañaba ningún tipo de complicación.

El batidor se frustró al no golpear al corcel, su cena evitaba el plato pensó. Volvió a moverse alrededor de la bestia, esquivando zombies y cozes por doquier tratando de golpear a la bestia para liberar de complicaciones a sus compañeros.

-Muere cena nuestra!!!

-¡Buen Serge!Sería menester que los otros vengan aquí, ¡pues creo que podríamos desembarazarnos de las bestias pútridas de una tacada!
Corriendo con todas sus ganas, cargó con el hombro sobre el no muerto de la izquierda, con la intención de derribarlo, para luego asomar la cabeza por la puerta que unía los vagones.
-Recojones, ¡dejad estar al corcel infernal y replegaos hacia aquí y en un momento habremos acabado! -gritó hacia sus compañeros

Cleon silbó una orden ante la cual Alsvid corrió de inmediato a buscar a Khorvin, el can estaba demasiado herido y así lo sacaba de la batalla principal.

- ¡ Atrás ! Creo que Khorvin tiene alguna idea de terminar esto... hay que retroceder.

El explorador dejó de atacar activamente y usaba la espada para protegerse de los ataques de los seres que les rodeaban.

Se había lanzado demasiado deprisa a atacar a aquellos dos muertos vivientes. Khorvin había dado con el plan perfecto, librarse del resto del carruaje para deshacerse de muertos y demás criaturas indeseables sin arriesgar un pelo.

 -¡Excelente idea mon ami!

No obstante, ya que estaba ahí, acabaría con aquellos zombis para despejar el camino al resto de sus compañeros.

 -¡Venid todos hacia aquí tout de suite! ¡Vamos a deshacernos del lastre inútil!

Con la rapidez que le caracterizaba, Serge volvió a atacar al mismo zombi, asestándole dos veloces golpes. El primero no terminó de hendir la carne del muerto, pero el segundo sí. No estaba haciendo demasiado daño a aquellas criaturas, la verdad fuera dicha. Empezaba a plantearse si no sería mejor ir pensando en retroceder y dejar que el plan de Khorvin siguiera su curso…

Serge calvó sus armas en el cuerpo de uno de los zombies. Los impactos fueron directos a su objetivo y así como las hojas entraban en el cuerpo del muerto viviente, volvían a salir sin aparentemente causar ningún dolor o reacción alguna en éste.

Por suerte, la reacción de los ocupantes del tercer vagón no tardó en llegar. El primero en salir en dirección al vagón donde se encontraban Serge y Khorvin fue Edzard. Llegaban los refuerzos y con éstos, Serge empezaba a sentirse más seguro y con posibilidades de victoria.

Pese a lo pesado de su armadura, el anciano hizo valer sus poderosas piernas para poner pies en polvorosa. No obstante, nada más llegar al lugar donde se encontraba el extraño ladrón que se había unido a ellos se encontró con otros dos de aquellos seres salidos del Gran Abismo.

- ¡Vuelve al lugar de donde nunca debiste salir! – Gritó colérico el guardia de la prisión.

Un espadazo partió por la mitad a aquel ser y de un pisotón le reventó la cabeza. Edzard miró atrás y vio como hacia él corrían Cleon y su perro. No obstante, Markku y Loperick todavía permanecían en el vagón posterior bloqueando la salida del resto de muertos vivientes y del cordel de fuego.

- ¡Dejadlos allí! – Les espetó el guardia. - ¡Rápido! – Añadió.

Markku alzó la cabeza cuando escuchó las indicaciones de su compañero Edzard, un padre casi para él. El guardia salió corriendo sorteando los mordiscos, manotazos y coces del caballo para situarse justo delante de éste. Daba tiempo así al resto para que abandonases aquel peligroso vagón.

- ¡Corre, Cleon! – Advirtió el soldado de Gorant el Gris. – ¡Loperick, hay que replegarse!

Cleon y Alsvid fueron los siguientes en abandonar el vagón ocupado por los zombies y el corcel de fuego. El can saltó al cuello del zombie que todavía quedaba en pie y lo hizo caer al suelo. Suis colmillos desgarraron la piel del cuello de aquella bestia acabando con su antinatural existencia y liberando la parte delantera del carro de fuego de todo mal y todo enemigo.

Todavía quedaban atrás Lope y Markku. El primero recibió un mordisco por parte del corcel. Sus heridas comenzaban a revestir cierta gravedad y lo cierto era que la idea de correr a refugiarse junto a sus compañeros, comenzaba a ganar enteros. Markku por su parte recibió una coz con las patas delanteras del corcel de fuego. El golpe en la cara casi lo dejó inconsciente, pero finalmente se repuso para seguir luchando.

Lope (PG: 33 de 54) -10 pv en este asalto

Serge (PG: 32 de 32)

Edzard (35 de 64) 

Markku (8 de 54) - 14 pv en este asalto

Cleon (23 de 46) 

Alsvid (3 de 13)

Caballo de fuego (PG ¿?) - 17 pv en este asalto

Khorvin (14 de 58) 

Zombies (mueren los dos del segundo vagon, los otros cinco atacan y fallan)

-MALDICIÓN!!!! PORQUE HAY QUE DEJAR LA BUENA PITANZA AQUÍ QUE SE PIERDA??? Dijo frustrado el batidor mientras daba tiempo a Markku a huir

-Ve tú delante, a mi no me atraparan estos malnacidos hijos del averno.

Tras la huida a la carrera de su compañero el batidor propinó el último golpe a la bestia justo antes de huir hacia la salvación.

 -¡Lope, si salimos de esta te invitaré a una maldita vache entera, pero haz el faveur de venir hacia aquí!

Con los dos zombis neutralizados y sus compañeros empezando a llegar al vagón seguro, Serge retrocedió unos pasos para dejar pasar al resto del grupo con comodidad.

 -En cuanto estén ici, quita ese seguro lo más rápido que puedas Khorvin.

Que seguramente no hacía falta que se lo dijera, pero escuchar de nuevo el plan le tranquilizaba. Mientras los dos compañeros que quedaban por cruzar llegaban, el ladrón pensó en ir a recoger su arco, el cual se había dejado en el primer segmento del carro, para disparar al caballo y así distraerlo. Pero muy probablemente no le haría nada, aparte de que para cuando quisiera regresar, seguramente sus camaradas ya estarían todos en el lado seguro del carro.

 -Allons-y! ¡Sólo un salto y estaréis ya a salvo!

Cleon había conseguido salir del vagón donde estaba la bestia y su fiel Arvak había despejado el camino de retirada.

Inmediatamente estuvo a salvo, Cleon guardó su espada y volvió a colocarse el arco preparando una flecha por si tenía que cubrir la retirada del resto de sus amigos.

Markku no lo dudó y tras mirar fijamente a Lope por unos momentos partió a la carrera en busca de su salvación. De un saltó pasó de vagón en vagón siendo recogido por Edzard y Cleon, quienes le ayudaron a acceder al vagón.

Loperick fue el siguiente. Tras golpear una última vez sin demasiado éxito a la bestia de fuego, salió corriendo siguiendo los pasos de sus compañeros. Muy atento Khorvin a los movimientos de su viejo amigo, espero a que sus pies dejaran el vagón posterior y entonces accionó la palanca.

Los vagones se separaron de inmediato y el corcel de fuego, furioso cabalgó hasta ellos saltando del vagón y al posar sus cascos sobre la parte posterior del vagón, acabó por resbalar y caer rodando sobre a vía. El resto de zombies, no se movió de su posición y poco a poco el carro de hierro los fue alejando del peligro.

Habían estado muy cerca de perder la vida. Los numerosos enemigos habían sido un grave contratiempo, pero finalmente todos estaban a salvo. Todos excepto Gwindra y Lyris. Las dos féminas que viajaban con Serge desde hacía tantos tiempo y que también lo hicieron junto a Khorvin habían desaparecido por completo.

Fuera como fuera, muy posiblemente a esas alturas ya se habrían unido al grupo de muertos vivientes, a no ser que la habilidosa y fastidiosa arcana, hubiera realizado alguno de sus múltiples trucos para salvar la situación.

Edzard recordó que había adquirido unos brazales con propiedades mágicas, aunque después de tanto viaje, no sabía muy bien de donde los había sacado. Khorvin había luchado con honor pese a no portar armadura y blandir una simple espada larga. Arma cedida también por él, pero con la que el guardia no estaba demasiado familiarizado. 

- Khorvin, ponte estos brazales. - Dijo el anciano. - Creo que son mágicos y aunque no se muy bien para que sirven, intuyo que te harán más bien a ti, que a mi miso. Usa también mi escudo, pues tienes que poder defenderte de alguna forma. 

- Podría cederte mi espada corta. - Dijo Markku conmovido por la generosidad de Edzard. - Sé que luchas bien con dos espadas cortas, sin embargo, sólo tengo una. Creo recordar que Loperick siempre portaba una en su equipo. No obstante, para mi es importante blandir una espada corta en la zurda. ¿Alguno tiene otra espada corta? - Preguntó Markku al resto de sus compañeros - Sé que Khorvin lucha bien con armas ligeras, quizás también pudiera serle útil una daga...