Partida Rol por web

Lope se negaba a dejar a nadie atrás, ya que si uno solo de ellos quedaba en aquel desolado y absurdo lugar sin duda sería su fin, volvió a girar, disparando varias flechas a 2 zombies que se encontraban a unos pasos del pobre Edzard, tumbandolos ipso facto de un certero golpe en la frente, acercó su arco mágico a su compañero y le espetó: -agarrate amigo! yo tiraré de ti y llegaremos antes! con ello consiguió que el jadeante soldado acelerara el paso lo justo para poder subir todos a la vez al ingenio demoníaco manejado por una momia y sus 2 secuaces muertos vivientes.

De un salto se encarama al carro de hierro que ningún buey tira de él, y se afana en ofrecer su mano para que el resto la use de ayuda

Cuando su segunda flecha tuvo el mismo nulo efecto que la primera, el ladrón se puso nervioso. Los zombis le habían alcanzado y aunque aún no le habían agarrado, ¿cuánto tiempo más tendría? Pero lo peor no era eso, era que sus compañeros corrían el riesgo de perder el viaje hacia la salvación, aunque estaban acercándose para subir al carro de hierro en marcha. Khorvin fue el primero que lo consiguió, pero se centró en ayudar al resto, dejando al pícaro lidiar con los dos zombis.

Serge dejó car su arco al suelo del carro y desenvainó rápidamente sus armas para atacar a los dos zombis que tenía delante, un ataque a cada uno. Tenía que empujarlos, alejarlos de él y tirarlos fuera del carromato de metal. Por él y por el resto del grupo.

Tal y como iba corriendo, agarró a Alsvid por el pescuezo y de un salto se encaramó junto a su compañero al extraño vehículo, no sin un poco de aprensión... quizás habían huido de los no-muertos para meterse en algo peor.

En su carrera por no perder aquel transporte todos salvo uno lograron ascender al carro de hierro. Aunque todo parecía indicar que el que más difícil lo tenía por el peso de su armadura y por su edad y que quizás el que lo tenía que conseguir con mayor facilidad por la agilidad que había demostrado hasta el momento, fue Markku y Edzard no el que se quedó en tierra.

Todos pensaron automáticamente en ayudar a su compañero, pero lo cierto era que no estaban solos en el interior de aquellos vagones, pues más muertos vivientes poblaban aquella extraña maquinaria que ganaba velocidad a pasos agigantados dejando muy retrasado a Markku y casi sin posibilidades de acceder a ésta. Ahora todo dependía de él y de su habilidad para no quedar condenado a una muerte horrible a manos de la horda.

Lope hizo un rápido calculo mental, sin duda en esa sección del carro metálico había una proporción de efectivos muy favorable hacía ellos, no era así en el carro siguiente, donde se escuchaba al pobre Khorvin rodeado por varios de esos seres, sin contar a la momia que comandaba al resto y que había encendido el extraño artilugio, sin duda Khorvin se encontraba en una situación fatal.

Ademas, el pobre Markku aun estaba en el exterior, era posible que quedara rezagado a su suerte, por ello y de manera automática, tal y como le pasaba como lider de la milicia de su Villa, comenzó a organizar el combate, esperando que le hicieran caso y no se tomaran a mal su experiencia en defensa.

-Edzard, corre hacia el carro trasero y con esta cuerda intenta ayudar a Markku, corre cubriendote de los zombies con los asientos. Cleon, ataca y recula junto a Edzard y Markku, son lentos y torpes, dispondreis de tiempo para recoger al compañero y hacer una linea efectiva de defensa.

-Yo los atraeré delante y ayudaré a Khorvin!!! dijo el batidor justo antes de darle un hachazo a un zombie y desaparecer de su vista en dirección al siguiente carro aprovechando su destreza y movilidad entre los enemigos para evitar ataques en su movimiento espectacular que combinaba la destreza de un gato, la agilidad de un ratón y la fuerza de un oso.

-Khorvin, matemos a este pútrido ser antes de avanzar!!

Cleon miró a Alsvid y el animal comprendió en el acto lo que se esperaba de él. Con el tiempo que llevaban bastaba un pequeño gesto para entenderse. Alsvid atacó al zombie más cercano ^E22, pero lo único que quería era distraerlo para que su amo pudiera avanzar al siguiente vagón para seguirle después.

Con el arma desenvainada entró en el vagón siguiente para intentar llegar a Markku y ayudarle a subir al tren, mientras esperaba que Erzard, que tenía la cuerda, le siguiera.

Le empezaban a llegar voces y ruidos que le indicaban que sus compañeros estaban subiendo al carromato. Bien, una cosa buena al menos. Ahora sólo tenía que terminar de deshacerse de aquellos dos zombis y disfrutar del relajante viaje a destino desconocido, bien lejos de aquel pueblo fantasma.

Los torpes muertos vivientes se le acercaban, estando uno al lado del otro. Eran objetivos fáciles para ser golpeados a la vez. Usando su agilidad, Serge lanzó un golpe al primero con su espada para luego golpear al otro con la daga. Si conseguía hacer que se tambalearan o que retrocedieran, una buena patada les mandaría de vuelta con sus repugnantes amigos del pueblo.

El primer golpe impactó de pleno, pero el segundo falló por completo, dejando al ladrón en una posición demasiado vulnerable. Serge Leblanc se maldijo interiormente mientras esperaba a que el dolor de su fallo llegara.

¡Reputas consagradas! ¡Muerte al muerto y el vivo al huerto!gritó antes de empezar a girar su espada por encima de su cabeza cual molino de viento a una velocidad vertiginosa, dejando un mortífero tajo a escasos centímetros del gaznate de Lope. En cambio empezó a avanzar contra el no muerto, el cual empezó a ser rebanado por cada giro de espada, llegando a resultar loncheado en gasta 5 trozos, antes de caer despedazado fuera del vagón.
¡¡Al lobo daré carroña!! gritó con furia.

El golpe que Serge le propinó al zombie en la cabeza, la abrió en dos como si se tratara de una sandía. Eso le facilitó bastante el trabajo, pues la mitad de éste había concluido. No obstante, todavía una de aquellas bestias sin cerebro intentaba todavía devorarlo en vida. Por suerte pudo esquivar las dentelladas y manotazos que el muerto viviente trataba de asestarle.

Mientras tanto, Lope y Edzard dieron buena cuenta de los dos muertos vivientes que se encontraban en el primer vagón tras la máquina tractora de aquel extraño carro de hierro humeante. Por suerte no parecía haber ningún otro peligro en aquella zona.

Sin embargo, lo que Cleon, Alsvid y Edzard hallaron al abrir la puerta del tercer vagón les heló la sangre. No fue tanto por los tres muertos vivientes que moraban en su interior. Al fin y al cabo se habían deshecho ya de muchos similares a aquellos. Eran fáciles de enviar al lugar del que nunca debieron salir. Sin embargo, ante ellos se erigía aquella bestia de fuego con la que inició todo aquel esperpéntico espectáculo. Los ojos en llamas de aquel ser salido del infierno les miró con rabia justo antes de comenzar a avanzar hacia ellos.

Por suerte y aunque Cleon no pudo llegar en ayuda de Markku, éste logró asirse a la barandilla del último de los vagones justo antes de quedar demasiado atrasado como para lograr la hazaña de subir al carro de hierro. Subió sin más dificultad encontrándose solo en el cuarto vagón y en compañía de tres retornados. Markku estaba furioso y no iba a necesitar demasiada ayuda para destruir a esos ineficaces enemigos.

El inigualable relincho del caballo de fuego alertó al batidor, sin duda sonaba como el gong del mejor restaurante de Vilerres, era la hora de la cena y el plato estrella eran chuletas de potro.

-el corcel asesino ha vuelto, la batalla está ahí atrás! Acaba con el zombie y su momia comandante y vuelve tras de mí.

Tras esto, el capitán Loperick volvió al carrusel del que provenía, golpeando a uno de esos seres y continuando su marcha en dirección al caballo con el que tenía bastantes cuentas pendientes

Khorvin no sabía que demonios era una "momia" pero supuso que se refería a algún tipo de ser maligno de ultratumba y, si había entendido bien, estaba en la primera estancia de aquella sierpe de metal y madera, donde se había refugiado el bueno de Serge.
Y por si fuera poco, parecía que la bestia de pesadilla había vuelto a comparecer en el lugar. Parecía que no iban a poder librarse de ella si no era dándole acero suficiente.

Pero lo primero era lo primero y en aquel momento su prioridad era la de ayudar a aquel peculiar extranjero que tanto le había ayudado.
-¡Tranquilo, buen Serge! ¡Khorvin parte en tu ayuda! gritó tan alto como pudo, soltando esputos por doquier.
Y sin más dió una patada a la puerta que lo separaba de la siguiente sección

Sorprendentemente, el cráneo del primer zombi había cedido como la mantequilla ante un cuchillo caliente. ¿Qué diantres? Él recordaba haber visto muertos vivientes mucho más terroríficos y fuertes. ¡Aquellas criaturas eran sólo una burla patética comparadas con los parientes que tenían en su mundo!

Por supuesto que el ladrón ahora se las veía mucho mejor para acabar con el otro zombi que aún quedaba junto a él. Su compañero Khorvin estaba acudiendo en su rescate, pero con un poco de suerte no haría falta alguna.

Serge lanzó dos rápidos ataques hacia el muerto viviente, y aunque el primero no hizo demasiado efecto, el segundo sí que consiguió hendir la muerta carne de aquel zombi.

 -¡Si no te das prisa habré acabado con él antes de que llegues, mon ami!

Que igual el que se había cargado era el más débil de la horda, pero un poco de confianza nunca hacía daño a nadie. Excepto a los zombis.

La visión del extraño ser era lo último que Cleon esperaba encontrar en el vagón, pero aprovechó la sorpresa para lanzarse hacia delante y golpear al extraño ser con su espada, pero en el estrecho vagón no consiguió hacerle nada.

- ¡¡¡ Makku, tienes que avanzar adelante... tira por el techo si puedes y soltamos los dos últimos vagones... !!! - gritó con fuerza a su compañero mientras intentaba esquivar el segura ataque de la bestia.

Alsvid que estaba bastante herido salió en defensa de su amo, mordiendo un pata del extraño ser, intentando impedir su movimiento.

Lope corrió en dirección al lugar donde se encontraban sus compañeros. Pese a que no había visto con claridad lo que estaba sucediendo en su interior, el relincho de un caballo y la luminosidad de fuego que se filtraba a través de las ventanas del vagón contiguo no podían hacer otra cosa que indicar que aquel monstruoso caballo de pesadilla había regresado para acabar lo que empezó.

El batidor corrió a través de los muertos vivientes que se le tiraron encima y por más que trataron de morder, golpear y echarse encima de él con tal de apresarlo, su agilidad casi innata logró evadir cualquiera de sus burdos intentos. No obstante, eso le retrasó un poco en su carrera hacia sus compañeros, aunque su espada dio buena cuenta de uno de los zombies al que partió el torso por la mitad pese a que siguió arrastrándose hacia él ayudado por sus brazos.

Mientras tanto, la espada corta de manufactura feérica que portaba Serge se hundió en el cuerpo sin vida del no-muerto que trataba de arrebatarle la vida. El daño no fue de consideración pero consiguió mantenerlo a raya hasta que pudo ver como espectador de lujo como un filo de hoja larga se incrustaba desde atrás en la cabeza del ser destruyéndolo para siempre y desvelando al autor e tal hazaña como a su amigo Khorvin.

Edzard y Cleon no dudaron en embestir contra el caballo de fuego. El veterano guardia volvió a hacer gala de su destreza con la espada propinando un golpetazo considerable en el lomo del animal monstruoso. El anciano ignoró a los muertos que se abalanzaron sobre él de manera inefectiva, pues su armadura parecía ser demasiado para sus armas naturales bastadas en uñas, dientes y mamporros.

El ataque de Cleon fracasó, pues pese a su tamaño aquel ser era rápido y ágil y pudo esquivar todo intento del explorador por atravesarlo con su espada. No obstante, por su parte el can logró morder en la pierna del caballo. Por un momento atrapó sus cascos, pero el pulso duró poco cuando el caballo se deshizo con facilidad de la presa y embistió con sus cascos delanteros contra el pecho de Cleon golpeándole con fuerza.

Una dentellada agarró por un momento el brazo del arma de Edzard, que a punto estuvo de soltar su espada, aunque finalmente se rehízo del ataque del corcel y pudo conservar su arma. En ese momento apareció Markku corriendo desde el último de los vagones y situándose a la espalda del caballo flanqueando con sus compañeros.

Aprovechó entonces la bestia de fuego para escupir un humo negro y ardiente como el azufre que afectó a los tres combatientes que tenía justo enfrente. Edzard tosió, Cleon cerró los ojos por un instante y Alsvid meneó la cabeza tratando de disipar aquel humo tóxico.

Para entonces los zombies ya habían llegado a la altura de todos los combatientes y aunque trataron de acabar con ellos, las armaduras de todos y su destreza para evitar los ataques, dejaron a aquellos seres sin cerebro a la altura de lindos corderitos.

Lope estaba rodeado por esas torpes criaturas a las que su estilo de combate no era del todo efectivo. El batidor tenia una presa, su cena y ningun muerto viviente ni momia iba a impedir un banquete nocturno o diurno en ese mundo de locura en el que se habia convertido su vida.

El gran Loperick miro a derecha, miró a izquierda, pero centró su vista en el frente, allí se encontraba su presa. Obvió a los zombies de esa sección del macabro medio de transporte y se plantó detras de sus compañeros, los cuales rodeaban a la bestia mientras aguantaban los golpes de los pocos zombies que quedaban en esa estancia, golpeando a uno de ellos que trataba de abrazar romanticamente al bueno de Edzard.

-Edzard echa un paso atrás que soy mas efectivo contra este ser que contra los muertos! cubre la entrada que vienen 3 mas en mi busca!

El ladrón esbozó una gran sonrisa al ver de nuevo a su compañero Khorvin.

 -Justo a tiempo, mon ami.

Después de su oportuna intervención, podía perdonarle la algarabía que habían montado él y los demás justo antes de enfrentarse al caballo monstruoso.

 -¿Hay más zombis dentro del carro? Si es así deberíamos ir a echar una main.

Pero antes de echar a andar, Serge señaló la maquinaria que había en el vagón frontal del carromato de hierro.

 -Averigüé cómo poner esto en marcha. Il fonctionne a base de fuego. Cuando hayamos sacado a los morts de aquí, habrá que volver para alimentar la hoguera.

Mientras explicaba el funcionamiento de la maquinaria a Khorvin, Serge fue a por su arco para luego ir hacia el resto de vagones.

 -Allez, puede que nos necesiten.

Aunque con total sinceridad, Serge Leblanc esperaba que hubieran acabado ya con todos los muertos vivientes.

Achinó su ojo izquierdo a la vez que abría el derecho como un plato, alzando su respectiva ceja.
-Los pútridos villanos moran el lugar por doquier...-escupió al suelo como gesto de disgusto.
Más yo me preocuparía más por la bestia infernal de antes, puesto que parece que acaba de volver a manifestarse... ¡brujería, mi buen Serge!-dijo señalando con el pulgar hacia atrás.
-Supongo que no dejará de perseguirnos hasta que no lo mandemos de vuelta al hades... ¡Que me muera si flaqueo! gritó dándose media vuelta y emprendiendo la carrera hacia el vagón del que había escuchado el infernal relicnho

Alsvid fue rechazado por la poderosa bestia que, con la misma facilidad, esquivó el ataque de Cleon. El explorador recibió un fuerte impacto en el pecho cuando la bestia lanzó sus casco adelante.

Aturdido por el impacto, inhaló una gran cantidad de humo a la vez que éste se le metía en los ojos. Tosiendo y sin poder centrar su ataque no tuvo más remedio que retroceder, al igual que su fiel perro que se había situado detrás de él.

Khorvin salió corriendo en busca del resto de sus compañeros. Por lo que había escuchado estaban en aprietos. Serge le imitó siguiendo sus pasos. Dejaron atrás el vagón de la caldera y atravesaron por completo el siguiente hasta llegar a las puertas del tercero. De no ser por el espacio entre los vagones hubieran podido llegar más lejos. No obstante habían avanzado bastante y la única pega era que no estaban solos, pues dos muertos vivientes gruñeron y se giraron hacia ellos nada más penetrar en el interior de aquel vagón.

Lope había abandonado aquel vagón momentos atrás, no sin antes decapitar a uno de aquellos seres, poniéndole las cosas algo más fáciles a los recién llegados. Una vez accedió al cuarto vagón confirmó lo que ya creía seguro. Aquella bestia infernal se había manifestado en el interior de aquella portentosa máquina, peros su compañeros no se lo pondrían fácil para que se quedase.

Mientras tanto, el combate no se detenía. Edzard golpeó con su espada contra el corcel de fuego incrustando su filo en su gruesa y ardiente piel. Markku no se quedó atrás y aprovechando la posición en retaguardia golpeó de nuevo sobre la bestia abriendo un profundo corte cerca de la cola que por un momento hizo flaquear a la bestia.

Cleon cegado por el humo trató de retroceder, pero entre Alsvid, el cual se interpuso entre medias y las llamas que comenzaban a prender su vestimenta y no pudo hacer otra cosa que tratar de apagarlas, aun restándole tiempo para librar de un espadazo a sus compañeros de la molestia presencia del no muerto que trataba de morderles y golpearles con insistencia.

Fue entonces cuando el corcel se centró en acabar con el veterano guardia. Lanzó una dentellada hacia Edzard que éste pudo evitar interponiendo su escudo entre él y las fauces de la bestia. No así pudo con las coces que lanzó con sus patas delanteras, las cuales abrieron u profundo corte en la cara y por unos instantes dejaron conmocionado al guardia.

Por su parte, los zombies no se quedaron parados y continuaron en su incesante lucha por llevarse a alguno de aquellos mortales a la tumba con ellos. Mordían golpeaban y trataban de apresar y tirar al suelo a todos los miembros del grupo. Tanto Markku como Cleon recibieron sendos manotazos de cierta consideración.