Partida Rol por web

Khorvin miró al demonio que se encontraba enmarañado gracias a su magnifica red de pesca, sin duda tendría muchos problemas para salir de ahí por lo que no era un objetivo prioritario, no así como el ser que se encontraba apresado por su fiel corcel marino como un lenguado en los tentáculos de un pulpo, debía morir para poder ocuparse del resto, Crabtas lo exigía, por ello dio un paso lateral, colocándose justo entre ambas criaturas, seguro de sí mismo como el Pirata que toma un barco cargado de oro.

-Mi tridente es la furia marina!! Mi red es la inmensidad del azul del océano! Y YO SOY EL HERALDO DE CRABTAAAS!!! gritó justo antes de lanzar dos ataques a la bestia inmovilizada. 

El primero de los ataques fue excepcionalmente duro, atravesando totalmente el torso del demonio que no pudo mas que vomitar un liquido anaranjado que sin duda se trataba de sangre infernal. El segundo ataque vino de manera lateral, usando el tridente como si fuera una hacha. Del impacto la cabeza del demonio salió volando en dirección al muro invisible, haciéndola estallar en mil pedazos; el cuerpo, por su parte, sufriendo varias convulsiones, cayendo al suelo al agotar su sangre, la cual impregnaba a su ya de por si resbaladiza montura.

Pero la muerte del primer demonio no fue el final del ataque, el ataque lateral no se detuvo con la cercenación de la cabeza, pues fue a parar al otro infernal que se encontraba a su espalda, causándole lesiones en la cara, las cuales le hicieron parecer mas grotesco de lo que era de por si.

-Malditos engendros! Soy Khrovin! heraldo de Crabtas! y por donde yo paso la marea se lleva a mis enemigos! Temedme como el atún teme a la tintorera, puesto que ambos compartiréis el mismo destino!!!

El Kelpie al ver como su presa caía y puesto que lo que mas le gustaba era saborear los jugos de la cabeza cual gamba recién pescada, soltó el cuerpo sin vida del primer demonio, colocándose junto al que ya se encontraba apresado para darle con todos las armas naturales de las que disponía.

Una pata se incrustó en el vientre del demonio, otra le golpeó en la cara y por último la lengua se enroscó alrededor de la red haciendo prácticamente imposible soltarse. Sin duda no era el día de aquel ser.

La magia de Breko empezaba a agotarse, pero aún tenía  mucho que decir en aquel combate. Tres rayos de luz surgieron de sus manos  dirigiémndose directamente hacia tres de aquellos seres de oscuridad. Dos de ellos sufrieorn su azote mientras que el tercero eviito aquel daño divino. Por conta, la guadaña espiritual en esta ocasión no pudo acertar sobre su blanco.

Pero para eso estaba allí Khorvin. Con dos poderosos golpes acabó con el demonio que permanecía apresado por la poderosa lengua de su corcel maarino. Aquel ataque poderoso acabó con la existencia de aquel miserable ser de maldad extrema. Aprovechando la inercia de aquel úlltimo ataque hendió su espada en el cuerpo del demonio atrapado por la red de pesca regalada por el mismo dios Crabtas.

Fue entonces el kelpie, su fiel compañero quien acabó de humillar a aquel demonio atrapado por la red. Le golpeó con sus dos palmas y pese ano hacerle demasiado daño, su viscosa lengua acabó de reducirle con una presa que de ningua forma pudo superar quedadndo del todo inmovilizado.

Llegó entonces la oprtunidad que Edzard llevaba esperando desde hacía algún tiempo. Agarró su espada con fuerza y lanzó dos rápidos ataques contra su adversario.  El primero golpeó cerca del cuello de éste. Herido y descocnertado, aquel ser dudó un instante y ese istante fue aprovechado por Ed para sestarle un nuevo golpe a la altura dle cuello que acabó cercenando su cabeza y haciéndola volar por los aires.

Markku viendo al demonio que el kelpie había atrapado se acercó a este y le atacó hasta tres veces. La primera sintiió como su espada se introducía con su gélido abrazo en el cuerpo del demonio. La segunda fue un rotundo fallo que casi le hace perderel control de su arma. No obstante, volvió a sentir el sabor de la sangre anaranjada de aquellas bestias cuando su espada corta profundizó en su organismo haciendo que la sangre manchara el rosto del guardia.

El  demonio que se había visto rodeado por Serge, Loperick y Breko miróa ambos lados buscando una salida. Al no encontrar otrao opción decidió atacar luchando por su vida. El primer golpe se incrustó en el brazo de Serge de forma dolorosa. No obstante, un segundo ataque falló al ser intercetado por la espada del batidor a quien iba dirigido tal ataque.

Cleon no iba a dejar que el demonio se acercase a su amada. Había notado un gran incremento en sus habilidades de ataque al igual que su fiel Alsvid parecía igualmente haberse convertido en una bestia.

O es el plano que nos afecta o la proximidad de Helga me da fuerzas - pensó, pero no le dio más importancia, había que aprovechar cualquier ventaja.

Centró de nuevo sus ataques sobre el demonio más próximo impidiendo que se acercara a su mujer.

Mucha suerte que el master no te lance la espada a otro plano al sacar un 1 XD

Uno de aquellos malditos monstruos había conseguido darle en el brazo, haciendo que estuviera a punto de soltar su arma debido al dolor. ¡Maldita sea, ¿por qué a él?! Con la de jugosos objetivos que tenía a su alrededor…

Pues iba a pagarlo caro, eso seguro. Moviéndose con agilidad, el ladrón se colocó a la espalda del monstruo para asestarle dos certeros golpes con sus afiladas hojas. O al menos a él le parecieron certeros, ya que apenas sí que parecieron arañar el cuerpo de aquel monstruo.

 -Bon sang!

¿Tanto le había afectado el golpe en el brazo? Maldito monstruo… Ojalá tuviera una garganta más humana para poder rajársela a gusto.

Lope sonrió al comprobar como la defensa había sido un éxito, ya solo quedaban 3 demonios en pie, dos de ellos con heridas muy graves y uno enredado en una lengua y una red. Parecía que se encontraban en mitad del mar, usando aparejos de pesca, pero en realidad estaban en la última fortaleza de la diosa de la muerte en el plano de la locura, así era la vida,...

-Khorvin, Markku!! matad a ese demonio y retornad a vuestra posición defendiendo a las almas! en cualquier momento puede caer el escudo y debemos defenderlas hasta el último suspiro!!! gritó a sus compañeros de la izquierda.

-Breko! Serge!!! En cuanto matemos a este demonio paso atrás para matener la posición por si cargan los que están fuera! no creo que nos duren mas de un asalto estos 3 terneros.

Lope no hablaba como si se creyera el líder de su grupo, simplemente aplicaba a la lucha todo lo aprendido durante años de capitaneo de la milicia, por suerte sus amigos no se lo tomaban a mal y aceptaban de buen grado sus indicaciones.

El batidor de pronto volvió al combate, hizo uno de sus habituales giros torbellino rodando por el suelo y dio otro hachazo al demonio en su pierna, como intentando hacerle caer como si fuera un tronco; tras ello se colocó en su posición primigenia a la espera de mas ataques.

-Si mi lider! muerte y defensa!! así se hará!!! gritó al batidor mientras comenzaba agirar su guadaña con una sola mano como si hiciera un molinillo asesino.

-Ves a reunirte con tus ancestros demonio del averno! Soy siervo del fuego secreto! Administrador de la Llama de Annon! Tu fuego oscuro es en vano! llama de Udún!!!! Regresa a la sombra!! 

Tras este discurso desconcertante el demonio fue incapaz de defenderse del ataque remolino que se cernía sobre él, triturando por igual carne, huesos y alas, creando un espectáculo sangriento que hizo desaparecer al diablo y dejando en su lugar un montón de carne y sangre que bañaba por igual el suelo, a Breko, Serge y Lope.

Por ultimo Breko miró con condescendencia los restos mientras se desplazaba al lugar designado y mandaba con una señal a su guadaña mágica a atacar por la espalda al demonio que peleaba con Cleon, causándole un tajo inesperado en la espalda.

El filo de Serge hizo diana en su objetivo. Aquel corte furtivo fue muy doloroso para aquel demonio. No obstante, pudo reponerse y seguir luchando. El ladrón frunció el ceño. Había estado muy cerca de librarse de uno de aquellos monstruos, pero no iba a ser tan fácil. Tampoco importaba demasiado, pues una horda estaba aguardando su oportunidad para entrar en combate y acabar con todos ellos.

Cleon y Alsvid bajo las órdenes del primero. Trataron de acabar con el ser que trataba por todos los medios de penetrar tras su defensa y lanzarse contra Helga. Cleon lo veía en su mirada. Sabía que aquel demonio estaba decidido a rasgar el cuello de su amada. No iba a permitirlo.

Un primer golpe fue directo contra el suelo. Trataba el cazador de asestarle un golpe bajo para que perdiera el equilibrio, pero lo que estuvo a punto de perder fue su propia espada. Por su suerte se rehízo y lanzó un segundo ataque, que en esta ocasión, se incrustó en el pecho de aquel ser oscuro. Por su parte Alsvid intentó hincar sus colmillos en la pantorrilla de su enemigo, pero se zafó de una patada.

Loperick no se rendía. Lanzó un hachazo contra el mismo demonio que Serge había tratado de eliminar. El golpe fue directo a su hombro y el demonio aulló de dolor. Le costó esfuerzo recuperar su arma al batidor, pues se había quedado incrustada en la armadura del monstruo. Finalmente lo consiguió y se retrasó unos metros preparando un nuevo ataque.

Fue justo entonces cuando tres nuevos seres lograron penetrar en el área afectada por aquel conjuro de plegaria maximizado. El primero de ellos fue directo contra Markku desde su espalda. El guardia ni se percató de su presencia hasta que sintió el frio acero de la lanza de aquel ser penetrando en su costado.

Un segundo engendro demoníaco corrió flanqueando a Alsvid. Su ataque fue contra el lobo castigándolo duramente. Aquel cánido se dio media vuelta mientras aullaba dolorido. Su mirada llena de odio se centró entonces en el recién llegado. Hecho que aprovechó el demonio contra el que había estado peleando hasta ese instante. Dos rápidos lanzazos se clavaron en el lomo del animal dejándole al borde de la muerte.

El tercero de los demonios cargó contra Khorvin. Aquella carga superó con cierta facilidad la armadura donada por el dios Crabtas a su heraldo. Khorvin sorprendido, sintió un fuerte pinchazo en la espalda. Por suerte, la poción que Breko les entregara había hecho milagros en su organismo y todavía se sentía mejor que nunca.

-Si mi lider! muerte y defensa!! así se hará!!! gritó al batidor mientras comenzaba agirar su guadaña con una sola mano como si hiciera un molinillo asesino.

-Ves a reunirte con tus ancestros demonio del averno! Soy siervo del fuego secreto! Administrador de la Llama de Annon! Tu fuego oscuro es en vano! llama de Udún!!!! Regresa a la sombra!! 

Tras este discurso desconcertante el demonio fue incapaz de defenderse del ataque remolino que se cernía sobre él, triturando por igual carne, huesos y alas, creando un espectáculo sangriento que hizo desaparecer al diablo y dejando en su lugar un montón de carne y sangre que bañaba por igual el suelo, a Breko, Serge y Lope.

Por ultimo Breko miró con condescendencia los restos mientras se desplazaba al lugar designado y mandaba con una señal a su guadaña mágica a atacar por la espalda al demonio que peleaba con Cleon, causándole un tajo inesperado en la espalda.

Khorvin torció el gesto ante el ataque del demonio. Pero no por el dolor recibido, puesto que lo consideraba del todo insignificante, sino por el hecho de que aquella criatura impura hubiese osado el tocar al mismísimo enviado del dios de las mareas.

Para acentuar aquel desprecio prefirió ignorar por completo al atacante como si ni lo hubiese sentido,  ladeándose para ensartar al demonio apresado por la lengua de su compañero. Y lo cierto es que lo ensartó de forma espléndida, puesto que las tres puntas del tridente se hundieron en el pecho y asomaron por la musculada espalda. 

La  lengua retractil del Kelpie enseguida se retrajo hasta el interior de la boca en cuanto su amo ensartó a la bestia, para que Khorvin se pudiese recrear agusto con aquella muerte. Alzó el tridente hacia el techo, mostrando orgulloso su nueva presa, acompañando todo aquello de una demencial carcajada.

-¿Lo has visto, Crabtas? ¡Khorvin te envía más carnaza para tus huestes! ¡Más no temas, puesto que aún resta más por llegar!

Carcajeándose lanzó el cadaver desangrado del demonio hacia el enemigo que había osado atacar a Marku por la espalda, chocando con violencia con él.

-¡Tú!-gritó señalándolo con el tridente. -¡Tú pareces  suficientemente sabroso para alimetar a los centollos!- dijo dando un paso hacia él.

La bestia marina, actuando de forma perfectamente compenetrada con su dueño, apenas permitió que su lengua estuviese un instante en el interior de su boca. Al contrario, el apéndice bucal salió disparado como una saeta contra el demonio al que estaba hostigando su paladín a la vez que se situaba en una posición más ventajosa.

La lengua se enrolló con fuerza en el cuerpo de la criatura.

Aprovechando su confusión, el Kelpie se posó sobre sus patas traseras, propinando dos severos arañazos al desdichado demonio que había sido designado por Khorvin como carnaza para centollos.

Tras la poderosa acción en batalla de Breko, un demonio menos amenazaba sus vidas. La guadaña espiritual no hizo demasiado daño al demonio que peleaba con Cleon, pero muy posiblemente, un solo mordisco de Alsvid o una estocada de su amo acabarían con su existencia sin demasiados problemas.

El que tampoco falló fue el heraldo marino. Su tridente hizo justica y el otrora guardia de la Prisión de las Almas Perdidas, acabó con uno de aquellos demonios ofreciéndoselo como trofeo al dios Crabtas. Aprovechó la inercia del golpe para lanzar el cadáver del demonio ensartado contra otro de sus congéneres, quien recibió un severo golpetazo.

Era el momento del kelpie. Aquel ser salido de las remotas profundidades del mar lanzó un lengüetazo contra el demonio que se había atrevido a atentar contra su amo. La lengua le dio una soberana bofetada y le atrapó sin remedio. Fue entonces cuando las dos palmas del kelpie continuaron su labor dándole su merecido a aquel ser.

No obstante o todo eran buenas noticias. El área del conjuro que les mantenía alejados de la mayor parte de las babeantes y afiladas mandíbulas de los demonios, empezaba a retroceder. Lo supieron de inmediato cuando un nuevo demonio cargó contra Loperick. Suerte que éste pudo desviar en el último instante el ataque. No obstante, lo más aterrador era que las huestes del Gran Mago Rojo habían tomado por completo el interior del baluarte y ya no cabía ni un solo alma más en el interior del mismo.

Sólo la pequeña área del conjuro seguía siendo un lugar seguro para el grupo, a pesar de los seres oscuros que habían logrado quebrar el conjuro. Aunque lo que no sabían era por cuanto tiempo seguiría siendo así. Todo hacía indicar que no duraría ni un solo minuto más.

Llegó el momento de Edzard. El anciano estaba agotado, pero su fe férrea en el dios Gorant le invitaba a seguir combatiendo. Lo hacía por su honor y por las almas perdidas que intentaban devolver a su plano de existencia nativo. También lo hacía por sus compañeros, a los que les quedaban muchas experiencias por vivir, pues a diferencia de él, ellos eran jóvenes y con toda una vida por delante. Pero sobre todo lo hacía por odio. Odio a ese plano y a esos seres abominables que contaminaban el aire que respiraba.

- ¡Muere de una vez, bestia inmunda! - Gritó fuera de si el guardia. - ¡Muere, por Gorant, muere! - Aulló como un lobo.

Fue entonces cuando lanzó dos poderosos ataques contra el demonio que se había atrevido a cargar contra el lobo de Cleon. Aquellos seres no tenían respeto por nada y se lo iba a hacer pagar. Y lo hizo con creces, pues dos profundos tajos se dibujaron con una línea carmesí en la espalda del demonio.

Un dolorida Markku se giró contra el demonio que le acababa de atacar por la espalda. Tenía el convencimiento de que sus espadas le atravesarían hasta descuartizarlo. A Markku, a diferencia de a Edzard ya no le movía el odio, sino el instinto. No escuchaba a nadie, no veía el peligro que le rodeaba y casi no reconocía los rostros más que para diferenciar amigos de enemigos. Tan solo deseaba matar para vivir y eso hizo.

Desde luego no fueron los mejores ataques de aquel hombre. No obstante, inmovilizado por la presa del Kelpie como estaba, los ataques de Markku encontraron su objetivo hundiéndose en la carne del demonio hasta darle muerte. Aquel plano, como al resto de los supervivientes que allí se encontraban, le había convertido en una máquina de muerte. De otra forma ya hubiera abandonado el plano mucho tiempo atrás.

El demonio había caído, dándole una fugaz sensación de victoria al ladrón. Sensación que rápidamente desapareció al ser consciente de que cada vez había más demonios y que el área que les protegía era cada vez más pequeña.

 -¿Aún nada Helga?

¡Maldita fuera esa pelirroja! ¡Como no se diera prisa acabarían todos muertos! Y lo único que podía hacer él mientras tanto era intentar protegerla acabando con todas aquellas bestias que se colaran dentro del santuario. Serge avanzó hacia su siguiente objetivo para intentar acuchillarle por el costado, pero sin éxito, resbalando sus dos ataques por la dura piel de la aberración. Pero no había que desesperar, Helga aún seguía con el ritual. Todavía había esperanza. Aún podían salir vivos.