¿Necesitas una vela que detecta fantasmas? ¿Un gorro para olvidar secretos comprometidos? ¿Un pez que apunta hacia la muerte?
Entonces enhorabuena, has llegado al sitio adecuado (o al menos, al que más teatro le pone).
Soy Trébano Ojomanteca, buhonero de caminos, tratante de lo extraordinario, vendedor de niebla embotellada y mercader de oportunidades.
Mi carreta está abierta a héroes, forasteros y contrabandistas arrepentidos... mientras lleven la bolsa de monedas al cinto.
Catálogo de Trastos y Tesoros
1. Vela de Almas – 15 mo
"Solo arde en presencia de espíritus. O cuando la miras con verdadero miedo."
Una vela negra con vetas de plata. Ideal para detectar fantasmas (si tienes fe… y una cerilla bendita).
Nota de Trébano: “No me hago responsable si se enciende en casa de tu suegra.”
2. Hueso de Cocatriz – 20 mo (o 10 ahora y 10 luego... con intereses)
"Abre puertas imposibles. O al menos lo intenta con mucha dignidad."
Llave mágica de dimensiones sospechosas. Perfecta para rituales de apertura... o para usar de palanca.
¡Incluye tarrito de Manteca del Silencio GRATIS con la compra!
3. Casquete de Olvido Inmediato – 10 mo
"Lo que no sabes, no puede hacerte daño. Ni chantaje."
Gorro ridículo que ayuda a olvidar… o al menos a parecer tan tonto que nadie te pregunte nada.
4. Besugo de Detección – 5 mo
"El mejor detector de muertos vivientes desde los tiempos del pez oráculo de Ossgrom."
Pececillo disecado con ojo místico (o vago). En presencia del mal desprende un olor execrable. (Y cuando no, también).
5. Manteca del Silencio – 3 mo
"Ni un chirrido. Ni un crujido. Ni un eructo en una cripta."
Tarrito de grasa hechizada para moverse con discreción suprema.
Trébano dice que la usan los ladrones, los monjes y los suegros traicioneros.
6. Aguja de la Adivinanza Difusa – 12 mo
"Nunca falla. Solo apunta cosas que podrían ser verdad."
Una aguja en una peana de madera. Cuando se deja en una intersección, apunta... hacia algo importante.
O a veces hacia el almuerzo más cercano.
7. Trampa para Almas Curiosas – 8 mo
"Si se acerca algo invisible, hace clic. Luego puf. Luego nada. Pero tú lo habrás visto."
Pequeño muelle encantado. Si algo invisible pasa por encima, salta y lanza purpurina arcana.
Muy popular entre médiums y prestidigitadores de feria.
8. Jabón de Camuflaje Urbano– 6 mo
"Hueles… a nada. Como una sombra. Como una disculpa mal hecha."
Pastilla de jabón con una textura cerosa y un color gris tristón. Al frotarse con él, elimina por completo el olor corporal del usuario durante 1 hora o hasta sudar a lo bruto.
Trébano jura que fue formulado por un ladrón tan sigiloso que olvidaron enterrarlo cuando murió.
Ideal para colarse en casas vigiladas por sabuesos, esquivar a muertos vivientes con buen olfato, o simplemente para pasar desapercibido entre multitudes… olfativas.
9. Champiñón del Equilibrio Inestable – 10 mo
"Cómetelo. No pasa nada. Salvo que estés en alto. O te miren muy fijo."
Seta seca que provoca que tus pasos suenen como si estuvieras más lejos.
Ideal para confundir enemigos, guardias o narradores distraídos.
10. Elixir del “Eso no fui yo” – 7 mo
"¿Flatulencias? ¿Hechizos fallidos? ¿Confesiones incómodas? ¡No eras tú!"
Pócima ligera con aroma de menta y culpabilidad. Inhibe ligeramente las sospechas ajenas durante 1d4 minutos.
¿Te atreves con un Paquete Misterioso Trébano™?
Por solo 10 mo, te llevas una bolsa con contenido aleatorio, garantizado 50% útil, 50%.
Perfecto para los indecisos, los valientes… o los que aún no han aprendido.
Formas de pago: Oro, trueque, promesas solemnes, amenazas mágicas o bendiciones de Waukeen. Pero solo el oro vale realmente.
Encuentra la carreta de Trébano allá donde el camino huela a incienso barato, cuero viejo y vino peleón.
-Trébano, amigo... Me interesan algunos de tus productos, pero no tengo oro suficiente. Ya sabes que soy un monje y que el oro no es de mi interés. Sin embargo, si pudieras venderme el pack del hueso de cocatriz más la manteca, el pack 2. Y, además, el paquete misterioso de Trébano, podríamos llegar a un acuerdo.
- Serán objetos útiles y de uso exclusivo para nuestra aventura en el interior del fuerte. Estarías colaborando a su éxito. Además, ahí dentro deben de haber riquezas y objetos que te interesen. Te las traeré como pago. Mientras tanto, puedo ofrecerte 10 monedas como muestra de buena voluntad. Otra opción es ofrecerme un alquiler. Si los objetos llegan en buen estado, solo te pagaría por su uso ¿Qué eliges?
Maese Trebano, ese jabón de camuflaje urbano que decís que evita que hasta los muertos te huelan, os doy 5mo ahora, y 3mo más si a funcionado, cuando regrese.
Si no funciona me deberéis dar 10mo siempre que salga vivo del lance en el que me veré metido si el artilugio falla.
Es un buen trato, que os parece?
Trébano frunce un momento el ceño, como si sopesara el peso de cada moneda en el fondo de su alma. Cuenta con los dedos, se rasca el cogote con gesto distraído, y finalmente muestra su ancha sonrisa de zorro viejo desdentado.
-Vaaale, escuchemos lo que tiene que decir a vuestra oferta la amiga del mercader y diosa de la fortuna, Waukeen... -el viejo chista entre dientes y se acerca una mano a la oreja, como para oír mejor unos susurros inaudibles mientras asiente en el aire-. Oh, sí, alto y claro, ramera dorada…
-El hueso de cocatriz... ese no puede entrar en la jugada, muchachos. Eso vale más que veinte míseras monedas y la bendición de dos clérigas turgentes selunitas. Por todo lo demás, parece un trato justo…
El mediano, animado, da una palmada seca, y con un salto enérgico se zambulle en el montón de cachivaches de la parte trasera de la caravana. Por aquí y por allá aparecen algunos artilugios, como si hiciera aparecer conejos de su chistera o separara ropa sucia de la cesta.
-¡Por veinte monedas, os puedo hacer la siguiente oferta! ¡La manteca del silencio, el jabón de camuflaje urbano y el Pack Misterioso de Trébano™, edición “Caza fantasmas”!
Se inclina hacia vosotros, la sonrisa afable de mercader benevolente.
-¡Qué digo veinte! ¡Solamente por quince monedas! ¡Y me estáis robando a mano armada! Cierre limpio. Sin devoluciones, sin lloriqueos. Y ya hablaremos del hueso de cocatriz... cuando volváis a verme para darme las gracias. -Os guiña un ojo-. Quizá os lo guarde a un precio “amistoso”, sin incluir vuestros intereses de supervivencia.
Con una sonrisa pícara y los ojos chispeando como si se hubiera guardado media docena de secretos, saca de su zurrón un pequeño paquete envuelto en un trapo de color indefinido, que en algún momento pudo haber sido verde.
-Porque, ¡amigos míos!, ¡hoy estáis de suerte! No sois simples clientes: ¡sois los elegidos! Elegidos para portar el legendario, el irrepetible, el altamente improvisado... Pack Misterioso de Trébano, edición “Caza fantasmas”.
Con un tironcillo teatral libera el nudo del paquete, mostrando las maravillas contenidas en el interior. A continuación, continúa su discurso, bajando la voz, como si compartiera un secreto de vital importancia:
-Dentro encontraréis no uno, ni dos, ¡sino tres tesoros perdidos en el vasto abismo de la utilidad incierta!
Haciendo énfasis con las manos, os enseña primero un pequeño tubito, del tamaño de un estuche de pergamino, que tintinea de forma extraña cuando lo agita suavemente en el aire:
-¡Oooh, mirad aquí...! ¡Un auténtico tubo del asombro! -os muestra un cilindro ornamentado semirrígido, decorado con algunas runas élficas (que, en élfico, no hacen sino elogiar al dios juerguista, Erevan Ilesere) y alguna que otra mancha que recuerda vagamente a moho-. Elevadlo al viento, apretad la base, ¡y veréis como incluso el más temido oponente se pregunta por qué lleva los pantalones puestos!
Lo deja en las manos de Tom, con dos amistosas palmaditas, y saca a continuación un frasquito de cristal opaco, donde reposa un polvillo blancuzco:
-Y esto, nobles y valientes aventureros, son polvos de amanecer... recolectados según... ejem... los ritos más tradicionales de la iglesia de Lathander. No sé qué tendrá esa iglesia, que cuenta entre sus filas con los mancebos más apretados de Abeir-Toril. Se dice que la sola existencia de estas sales, sospechosamente parecidas a la caspa, es capaz de mantener alejados hasta a los espíritus más malignos...
Hace una pausa teatral, llevándose la mano al corazón.
-O darles un poco de picorcillo entre las nalgas, tampoco estoy muy seguro... ¡Como sea!
Finalmente, con un dramatismo casi exagerado, saca un gorrillo de lana grisáceo, con un inexplicable aroma a cebolla vieja y biblioteca abandonada:
-Y para cerrar este festival de maravillas... ¡el Gorro del Pensador Estancado! Un prodigio textil cuyas instrucciones de uso se perdieron en el amanecer de los tiempos... ¡Úsadlo bien! O no. ¡Quién sabe! -Se encoge de hombros, sonriendo-. Pero apuesto a que, a partir de ahora, no se os escapará de la calvorota ninguna de vuestras valiosísimas ideas...
Trébano entrega el paquete con una reverencia ampulosa, y una última advertencia con un guiño:
-Recordad: no hay devoluciones. Solo historias memorables... o trágicamente confusas.
-Suerte ahí dentro, almas valientes...
¡Última oferta! El hueso de cocatriz se sale de precio, pero confío en que cerraremos el trato. Una vez se desvela el contenido del Pack mágico no queda más alternativa que amar lo que contiene :D
Mi jabón son 6 mo. aquí están, pero no puedo ni quiero hacerme cargo del resto de cosas. No habrá devoluciones o sea que si me has timado, todas las tierras de este a oeste y de norte a sur sabrán por mis labios de las tretas del viejo truhan Trebano, y arruinaré tu reputación por allí por donde pase... y sabes que podré hacerlo, ya que viviré mucho más que tu, viejo bribón. Y yo no miento y lo sabes.
El Elfo Gris cogió el jabón y depositó las 6 monedas en la mano del mediano. y se dispuso a entrar en la fortaleza por la torre recién abierta.