Partida Rol por web

Tu padre te ha echo llamar. Y no a High Hermitage. El cuervo era expreso. Empaquetar tus mejores ropas, empaquetar todo lo que necesitases para un viaje largo y salir sin perder tiempo hacia Starfall. Es noche cerrada cuando llegas a las puertas de la fortaleza pero aún así los guardias te dejan pasar sin problemas.

¡Y vaya una cantidad de guardias! Deben haber doblado los turnos por lo minimo. Y cuando entras a la torre principal más sorpresas. Guardias con la lanza de los Martell bordada en el pecho guardan todas las puertas. Te hacen pasar a una habitación en la que ya humea una tina de agua muy caliente. Un sargento gruñe que te bañes, perfumes y vistas sin demora. Que se te espera. Cuando sale oyes como cierra la puerta con llave. Dos vueltas.

Te bañas y aún con el pelo mojado golpeas la puerta nervioso. ¿Que esta pasando aqui?

Entiendo que según llego a Starfall, la guardia me acompaña directamente a la habitación sin dejarme hablar con nadie. Aún así intento enterarme por el camino (preguntando en los establos, o a algún guardia un poco más amable que el sargento que me ha acompañado) qué novedades hay en el castillo. ¿Qué emblema lleva la armadura del sargento? Supongo que de la casa Dayne, pero por si acaso...

- ¿Por lo que puedo ver hay muchos más guardias Martell de lo normal? ¿Acaso están aquí los príncipes?

Cuando escucho que cierran la puerta con llave, miro rápidamente posibles salidas alternativas de la habitación. Ventanas, otras puertas, cualquier cosa que me llame la atención o sitio donde esconderme.

Me doy un baño rápido para limpiarme el polvo del viaje, manteniendo a mano un par de dagas y mi estilete y sin dar la espalda a la puerta. No es normal que encierren a un noble en sus aposentos, por muy bajo estatus que tenga dentro de la nobleza.

Me visto rápidamente, lamentando no haber cogido un justillo de cuero que se pueda esconder debajo de las ropas de gala. Aflojo los cuchillos en sus vainas para poder desenvainarlos rápidamente y llamo a la puerta exigiendo al sargento que me abra.

El sargento Martell abre la puerta y sin una palabra te señala el pasillo como indicandote que andes hasta la puerta al final de este. De haber estado en Starfall con anterioridad sabes que al otro lado de la puerta hay un salon abovedado con una amplia vista de las colinas y el mar. El lugar para mantener una reunión discreta ciertamente. Avanzas por el pasillo hasta la puerta cerrada. Delante de esta hay una armadura acolchada, una rodela de acero y una espada corta. Parecen materiales de buena calidad, fina artesania dorniense. El sargento al otro lado del pasillo parece cerrarte cualquier otro camino. Su cara es impertubable, pura roca, te fijas que lleva la armadura completa y apoya una mano en el pomo de la espada.

Miro al sargento que me acompaña con cara inquisitiva

- ¿Es en este salón dónde me están esperando?

Espero una respuesta afirmativa antes de llamar a la puerta.

El sargento contesta con un gruñido, o no quiere hablar contigo o a recibido ordenes expresas de no hacerlo. Cubre la retirada del pasillo por el que has llegado por lo que si no te decides a cruzar la puerta lo más seguro es que tengas que pasar por encima del sargento. Este tamborilea con los dedos en el pomo de la espada sin perder de vista tus movimientos.

¿Dónde habrán educado a estos guardias? ¿En una pocilga del Rejo? Pienso mientras llamo a la puerta.

Espero una respuesta desde el interior. Si nadie contesta (o si me dan paso desde dentro) abro la puerta y paso al salón.

Abres la puerta y das paso a la sala esperada. Esta es de forma rectangular y se alarga una quincena de metros hacia la dirección opuesta a la que estás. Amplios ventanales se abren en la pared sur y a través de ellos ves titilar la multitud de estrellas. La sala está debil pero suficientemente iluminada por una serie de antorchas colocadas a intervalos regulares en la pared opuesta a aquella en la que se encuentran las ventanas. El fondo de la sala está cubierto por una cortina y permanece en la sombras.

Parpadeas tratando que tus ojos se adapten a la penumbra reinante mientras oyes como la puerta por la que has entrado se cierra tras de ti.

Adviertes que tras la cortina hay algo de luz, como si hubiese alguien observando tras esta iluminado por una vela. Pero tu principal descubrimiento son dos hombres barbudos que portan corazas y alabardas y que se acercan a ti con las peores de las intenciones.

Están a 10 metros de ti viniendo hacia ti por tus diagonales.

EL sacerdote barbado así con fuerzas su alabarda dispuesto a cumplir con la ordenes recibidas. No iba a contenerse en lo más minimo con ese niño delgaducho. Ni tan siquiera llevaba armadura ni espada, así que este iba a ser un combate en extremo facil y rápido.

El segundo de los protectores de su Alteza se dispuso a unirse a su camarada en el ataque al joven Dayne. Sonrió al ver que no iba a ser un desafio a su altura. Habia esperado alguien del estilo de la espada del amanecer y este joven desmañado y sin hechuras de guerrero era una bendición.

- Pero, ¿qué...? - dice en un susurro mientras desenvaina su estilete con la derecha y una daga con la mano izquierda. Menos mal que estoy en la casa de mi familia... Seguro que en Tres Torres me hubiesen recibido algo mejor... Si ya sabía yo que tenía que haber entrado por las cocinas... 

Salta hacia Alzim Kherat (...son los dos igual de feos, pero ese tiene una cara más decidida, ya le borraré la sonrisa al otro después...) acercándose lo máximo posible para sacar ventaja de sus cuchillos y reducir el espacio para atacar la alabarda con efectividad. Intenta colocarse de forma que el tipo al que ataca le separe tanto de su otro compañero como de la puerta y la ventana, para poder tener visibilidad de ambas por si entra alguien o al observador le da por moverse.

Ataca con el estilete y usa la daga en su mano izquierda para defenderse lo mejor que pueda.

El joven Dayne se mueve con rapidez aprobechando que a diferencia de sus adversarios no lleva armadura alguna, tomando una posición ventajosa en la que trata de reducir la ventaja del numero. Al cambiar de posición obliga al primero de los barbudos a girarse para encararle. Ese movimiento resulta su perdición pues al hacerlo deja al descubierto la zona izquierda de su cuello, no cubierta por el frontal de la coraza. El estilete del dorniense encuentra esa rendija y se clava en la carne de su enemigo. El golpe encuentra una arteria y la sangre caliente y viscosa mana al instante.

El segundo barbudo trata de cargar contra el joven, pero debe dar un rodeo para esquivar el cuerpo de su compañero caido. Con un bramido levanta la alabarda y te golpea, sorprendido por el impetu de la carga apenas tienes tiempo más que de echarte a un lado, pero aun así notas un duro golpe en el hombro.

Nymor nota como el filo de la alabarda le corta el hombro izquierdo y ahoga un quejido de dolor. Maldita sea, voy a necesitar un maestre durante una semana para que me cure el brazo... si salgo de aquí. Echando hacia un lado la alabarda del segundo hombre lanza una estocada con el estilete mientras se acerca a él.

El joven Nymor se revuelve tras ser alcanzado por la albarda. Agarrando esta con una mano firme tira de ella haciendo que el barbudo trastabille y su cuello quede al alcance de su estilete. Un rapido corte en horizontal va acompañado de una salpicadura de sangre que traza un estilizado dibujo en la alfombra. El barbudo dobla las rodillas tratando de contener la hemorragia con una mano mientras se desploma boqueando en el suelo. En ese momento las cortinas del fondo de la sala se abren. Puedes ver que detras suyo esperaban tu padre, de pie, y sentada junto a el una mujer con un rico atavio en el que destaca un bordado de la lanza de los Martell en hilo de oro. La mujer habla con voz baja y autoritaria.

Suficiente joven Dayne, dudo que vuestros augustos primos quieran ver como manchais todas sus alfombras. Acercaos, pero dejad en el suelo vuestro juguetitos, las manchas de sangre son dificiles de lavar...

Hace un gesto con la mano indicando que te acerques.

Alza la mano de la daga en el momento en el que se descorren las cortinas, dispuesto a lanzarla en el caso de que otro enemigo salga de su escondite.

- ¡Padre! ¿Qué es todo esto? ¿Por qué me han atacado estos hombres? ¿Quienes eran?... ¿Y qué demonios estáis haciendo ahí? ¡Podía haberos atravesado con un cuchillo nada más entrar!

Envaina el estilete y deja en el suelo la daga con su mano herida, obedeciendo sólo en parte a la mujer. Sujetándose el hombro herido con su mano derecha, se acerca a la ventana mirando de reojo a la puerta de entrada, no vaya a ser que a los guardias de fuera les de por acabar el trabajo de los dos barbudos.

Digna y regia la mujer se levanta de la silla y con paso pausado se acerca hacia ti. Cuando pasa a estar iluminada por la luz ves que se trata de una mujer de entre treinta y treinta y cinco años obviamente dorniense con una fuerte carga de sangre Rhoynar, vestida regiamente transmite un aura de autoridad y mando. Rapidamente reconoces el rostro, se trata de la Princesa Nymeria Martell, madre de los principes Doran y Oberyn además de la joven princesa Elia.

¿Que ocurre joven Dayne? ¿Acaso teneis la educación de un Tarly? ¿No reconoceis a vuestra princesa y señora? Dejad las armas y arrodillaos inmediatamente. Hace un gesto cortando cualquier pregunta que pudieras plantear. Obviadnos las preguntas obvias, escuchad y prestad atención. Hemos decidido que , en beneficio del Dorne, nuestra hija su alteza la princesa Elia se despose con el principe heredero de los Targaryen. Para ello hemos resuelto enviarla a Desembarco del Rey para que se acuerden los terminos del enlace. Pero tan magna alianza no es del gusto de muchos, Lannisters, Tyrell y otras alimañas temen y con razón que tal boda pueda llegar a producirse. Trataran de frustrarla por cualquier medio sin importar lo ruin que sea y ahi es donde entrais vos joven Dayne. Hasta nuestros oidos ha llegado que sois experto en toda una serie de talentos que os hacen idoneo para la misión que os encomiendo, sereis la sombra de la princesa su protector invisible. Dedica unos segundo a estudiarte con mirada experta La Espada del Amanecer puede protegerla mucho mejor que vos de cualquier amenaza que venga revestida de acero y roble pero vos sereis quien la guarde de otros peligros de naturaleza más oculta. Acabad con asesinos, envenenadores y otras alimañas. Mantened los ojos abiertos, sed discreto y certero y no permitais que nuestra hija sufra mal alguno. Cumplid y se os recompensará con largueza. Fracasad y procurad que el fracasa acarree vuestra muerte pues esta es preferible a enfrentar nuestra ira. ¿Habeis comprendido joven Dayne?

- Mi señora - dice arrodillándose rápidamente -. Disculpad mis modales, pues son solamente fruto de la turbación al haber sido atacado en la casa de mis parientes. Me honráis con esta misión, puesto que seguramente su majestad cuente con muchos hombres de mayor valía que yo mismo para ella. Sin embargo, si ese es vuestro deseo haré todo lo que esté en mi mano para proteger a la princesa Elia hasta que su matrimonio se haya llevado a cabo o mientras mis servicios sean requeridos. Si me lo permite su majestad, me gustaría aclarar ciertos detalles sobre cómo y cuándo se deberá llevar a cabo esta misión. - mantiene la cabeza baja, esperando permiso para levantar la vista o incorporarse.