Partida Rol por web

HAN TRANSCURRIDO OTROS QUINCE MINUTOS:

AÑO: 783 D.

MES 2: METAGITNIÓN.

MENÓS PHTHINONTOS: LA DÉCADA DEL MES QUE SE ACABA.

DÍA: 29 ENÉ KAI NÉA.

HORA LOCAL: 04:30.

Una vez los heridos han sido atendidos en el avanzada Área Médica de la "Iculisma" y todos han atendido en mayor o menor medida sus tareas y obligaciones, todos se reúnen en la Sala de Actos de la cubierta inferior de la Estación Espacial Marqueña.

Allí acude el Glauco Perfecto, una vez reformado de nuevo.

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MENÓS PHTHINONTOS: LA DÉCADA DEL MES QUE SE ACABA.

DÍA: 29 ENÉ KAI NÉA.

HORA LOCAL: 04:30.

Laertes aún no había pasado por la sala médica o las manos de la Marquesa, no viendo necesidad de tal cosa por algo que era poco más que un rasguño glorificado. Había acudido, como el resto, a la sala de reuniones. Seguía llevando la servoarmadura, y el rifle, aunque desde luego no en las manos, y aguardó pacientemente a que todos estuvieran presentes. Iba a empezar a hablar cuando observó como aquella cosa plateada caminaba hacia aquella sala, entrando con ellos.

-Desde luego, su persistencia es digna de elogio-comentó, con una ceja enarcada, aunque por el momento sin darle mucha más importancia. Se les había advertido de que no tenía intenciones hostiles, así que si no se volvía loco, saldría de allí sin un rasguño. O quizás no, pero eso ya se vería.

-Veamos... Creo que tenemos varios asuntos encima de la mesa. En primer lugar, ya que se preguntó antes: No. No me he reunido con los persas. Como ya he dicho en alguna ocasión, la única reunión que estoy dispuesto a tener con ellos es la de su capitulación. Ninguna más-afirmó con rotundidad-pero por lo que parece, otros si lo han hecho. Arcadia cuenta con mis simpatías y condolencias por el indigno uso de sus muertos. Pero esto-dijo, con especial énfasis-y no otra cosa, es Persia. ¿Poderosos? Puede. Pero también dementes, megalómanos, déspotas. Si alguien no ha aprendido la lección a estas alturas, le insto a que se marche de aquí, pues la guerra es lo que nos queda contra ellos. 

-Otro tema-dijo, con una leve sonrisa irónica-es el "juicio" que ha reclamado Ritea por la "agresión" a Praxímedes, algo que me genera curiosidad por mucho que sea un mal chiste, así que les pregunto, ¿cómo pretenden hacerlo?

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HORA LOCAL: 04:30.

Escuchó al resto de dignatarios que expresaban sus opiniones acerca de las posibilidades que tenían además de lo sucedido. No habló de forma abrupta pues nunca lo hacía, sabía que ciertas ideas debían prepararse a fuego lento. Tras un tiempo que a él le pareció suficiente, se pronunció de nuevo.

—La única opción posible es la guerra. No hay vuelta atrás y si no nos unimos moriremos. Jerjes es cada vez más fuerte y nosotros hoy hemos perdido a todos los representantes de Vesperia sin ir más lejos. Necesitamos empezar a trabajar ya en un plan de respuesta y no limitarnos a defendernos. La inacción e inoperancia de nuestras fuerzas ya nos ha retrasado en el pasado, no podemos permitir que vuelva a ocurrir. 

Una de sus cejas se levantó al escuchar las palabras de Laertes acerca del juicio, un juicio que en un principio habían comentado que el participaría como acusado. El suprahumano miró a los representantes de la delegación de Ritea pues ellos eran los que debían decir si realmente deseaban llevar a cabo el proceso judicial.

Enfrascado como estaba en la reunión, tardó más de lo esperado en darse cuenta de que uno de sus glaucos había llegado hasta la sala. Aquello extrañó a Helicaón que se puso en movimiento de forma inmediata acercándose a su antiguo mayordomo. Mientras se acercaba, el suprahumano dijo.

—Tened cuidado.

Desconocía como podía reaccionar y si era el mismo glauco que le había servido en el pasado, por motivos que hasta él desconocía, o si era una nueva entidad surgida de la destrucción de los otros.

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En esta ocasión, soy yo mismo quien lleva el monitor de Gestor Omnios a la reunión. Escucho a los dignatarios de otros planetas, y pienso la respuesta. Luego tomo la palabra, aunque mirando a la pantalla.

Sin lugar a dudas, lo sucedido ha sido una declaración de guerra a todo el racimo. Independientemente de quien se haya reunido, motivos y demás, todo eso se puede dar por aparcado, ya que está claro que ningún acuerdo sería aceptable o confiable tras lo sucedido hoy. Por si no es evidente, dado el enfrentamiento que ha habido entre las IAs persas y las IARs riteanas, Ritea, hasta donde sé, no se ha reunido con ellos tampoco.

Todos somos diferentes, tenemos nuestros intereses, nuestras rivalidades, nuestros conflictos. Pero, como bien dicen, debemos unirnos si queremos derrotar a este enemigo. No existe otra posibilidad. No puedo hablar por Ritea, no asuman que yo digo que nos unimos a esa causa, solo hablo por mi mismo y por mis opiniones. Ahora que Gestor Omnios está con nosotros, él debe encargarse de estos asuntos.

Respecto al tema de los juicios, Laertes digo, claramente prescindiendo del calificativo de Rey, parece que Gestor Omnios quiere dejar pasar este asunto y considerar que las acciones que han acaecido y las graves acusaciones vertidas contra él mismo y contra toda Ritea quedan solventadas con los sucesos que tuvieron lugar a continuación, o quizá lo deja para centrarse en la guerra. Bien, él es el máximo dirigente de Ritea, así que si considera esto así, no puedo negarme.

Por si le interesa, mi intención era ir en orden cronológico, comenzando por determinar finalmente si las acusaciones contra Gestor Omnios sobre que era una IA verdadera y la Aniquiladora de Mundo son ciertas, luego en caso de resultar falsas sobre las consecuencias que un insulto como ese contra el dirigente de un planeta del racimo tendría contra Ladi Mayers, luego tratar el asunto del disparo de Praxímedes y las consecuencias que este tuvieran y, por último, determinar si el ataque contra el ciborg Praxímedes debe ser considerado un acto de guerra o solo un intento de proteger una vida humana.

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Leónidas escuchó en silencio a los presentes, sin variar un ápice el gesto sardónico que le había acompañado desde las primeras palabras, mientras con la uña de su índice se quitaba la sangre seca del antebrazo izquierdo. Reprimió a duras penas un bostezo, así como las ganas de coger al riteano por el cuello y rompérselo.

-Rey Laertes para ti, riteano. Teniendo en cuenta la importancia que das a las formas no deberías olvidarlo. Y no lo tomes como una amenaza. No quisiera una nueva acusación que sumar a mi juicio. Es solo una... advertencia. Amenaza sería... mmm... te arrancaré la columna con mis propias manos como no recuperes la sensatez -dijo con una amplia sonrisa-. ¿Aprecias la diferencia, verdad? No, no respondas. Gracias.

Tras la intervención, que posiblemente su mentat no consideraría la más oportuna de las posibles, se volvió hacia el resto.

-Claro, pelillos a la mar. Olvidemos todo y hagamos tabla rasa. Empecemos de cero. ¿Por qué no? Más de uno, con independencia de lo que arguya, se reunió con el embajador persa. ¿Para sonsacarle información? -se echó a reír-. Un tanto ingenuo, ¿no? Pretender que un no invitado Ziro os expusiera sus planes tan solo por vuestra cara bonita. Así nos va. Helicaón, no solo es que la guerra sea la única opción, es que Persia nos ha declarado la guerra. Vedlo como queráis, hilad tan fino como gustéis para amoldar la realidad a vuestros gustos, pero esa es la verdad. Atenas ha perdido dos naves, invertidas en proteger esta estación y a quienes se encuentran en ella. Y aquí dentro hemos hecho lo posible para sofocar el ataque de lo que restaba de los persas y asirios y la revuelta de ciertas tropas traidoras. Marqueñas, creo.

Tomó aire antes de expulsarlo nuevamente.

-Estamos en plena cuenta atrás y se nos agota el tiempo. Hay una guerra de por medio y aunque ahora vivimos un pequeño respiro, Jerjes volverá a sangre y fuego. Le hemos herido donde más le duele. En su orgullo. Y dudo que con lo que aquí disponemos podamos hacerle frente, amén de que la estación es un objetivo demasiado expuesto y difícil de defender. Por otra parte, regresar a nuestros respectivos planetas... Juntos podemos hacer algo. Separados, solo nos resta huir o escondernos. Con la Alianza en marcha, nos queda una remota esperanza. Sin ella, podemos ir poniendo nuestros nombres en una lápida. Pero esta Alianza solo podrá funcionar bajo el mando de una única persona. Sí, los conceptos democráticos están muy bien pero solo sirven para dilatar en el tiempo las decisiones y cuando estas son perentorias, hay lujos que no pueden permitirse. Y eso implicará aparcar egos y aceptar delegar poder. ¿Estáis dispuestos a ello? Si uno solo dice que no, esta reunión se habrá acabado y será tiempo rezar.

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Meyers llegó caminando despacio, moderadamente dolorido, desde la enfermería. La Marquesa le había suministrado unos fármacos, un gel muy efectivo y una inyección. En suma lograron que el inaguantable dolor de su abdomen se aminorara considerablemente. Tras agradecer a la anfitriona se dirigió a su habitación y se puso una camiseta nueva y el chaleco de protección. No fuera que otro supuesto miembro de la Alianza comenzara a disparar. Quizás por sofismas, tan habituales y abundantes en Ritea.

Entró en el nuevo salón y llegó a tiempo del comienzo de las intervenciones. Divisó a su rey y se sentó junto a él. A quien no divisó fue a Praxímedes. Al parecer los riteanos habían tenido cierto buen juicio haciendo un "mutis en el foro" y sacándolo entre bastidores, ocultándolo en alguna parte. Quizás en su nave. Ahora Winston hacía de portavoz y portador de la consola. En esta última función no tenía tanto estilo como el cyborg asesino, pero daba el pego.

Escuchó las diversas exposiciones de los mandatarios y tuvo ganas de desmenuzar la intervención del soldado, no obstante se sentía cansado. Tremendamente agotado. No solo por los narcóticos marqueños. Era, a su ver, la pérdida de perspectiva de todo lo que les había llevado a ese lugar hace unos días lo que le desanimaba. De todo lo que había acontecido, donde la gente discutía sobre los hechos pero ignoraba o no ahondaba en las causas. Y finalmente estaba en su lamentable suceso que, si bien él mismo había malgastado saliva e inquina en él, en el fondo sabía que no conducía a nada. Él había hecho dos acusaciones al riteano, al parecer una de ellas muy equivocada y otra, estaba convencido, absolutamente certera. Había recibido un disparo por ello y creía que se debía más no por lo que había errado, sino por lo que había acertado.

Laertes expuso un axioma que el resto de mandatarios no pudieron más que apoyarla: la guerra contra Persia. Era una cuestión de tiempo, la verdad. Los sucesos acontecidos solo lo habían acelerado. Lo que la gente se olvidaba era quién los había desencadenado. No pudo evitar girar la cabeza y mirar la consola apagada de Ritea. Suspiró, sacó su tablet y se puso a escribir en ella. Poco después se la mostraba al monarca ateniense mientras oía lo que decía Leónidas y asentía con la cabeza al ver cómo el rey de Esparta retomaba la idea que él y algunos otros plantearan días atrás sobre crear un órgano o cabeza visible que representara, y en este caso imperara, sobre los planetas dentro de la Alianza. Era el fin último por el cual estaban sentados en aquella sala.

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Justo antes que llegue el Glauco convertido, el holograma del Rey Hades vuelve a formarse en la sala en donde todos os encontráis.

- Saludos nuevamente a todos. El ser que se acerca no es humano. Y no es nada parecido a lo que yo he visto. Sin embargo estoy casi convencido que no viene a luchar, ni tiene intenciones hostiles. Deseo oir lo que tenga que decir. Se trata de una presencia que ha observado el combate tanto desde la puerta de Damocles, como desde esta misma estación. Esa "presencia" se ha apoderado de los glaucos muertos. Sigue produciendo una enorme cantidad de energía. Se bien que los glaucos no pueden comunicarse pero si mis datos son correctos, la presencia se podrá comunicar en breves instantes.- el soberano de Cripta hace una pausa- Vuelvo a insistir en la necesidad de no actuar de forma hostil si no somos atacados primero. Tenemos ya suficientes enemigos.- miro entonces al Gestor Omnios- Gestor, como bien ha indicado mi ministra de exteriores, me reuní con los persas, tal como informé previamente tanto al Rey de Atenas como al Rey de Esparta. Ellos son la base de Damocles y la única forma que todos tenemos de conservar la independencia. En cuanto a vuestra última tesis, toda vez que el momento en que el embajador persa dijo esas palabras que habéis citado fue, justo, cuando iba a morir, las interpreto de forma contraria. El embajador había puesto esos seres por si precisaba escapar del lugar. Luego, cuando fue golpeado su artefacto y este iba a implosionar, supo que iba a morir, y por eso les dijo que la misión era ahora de venganza. Buscar enemigos donde no los hay es un error.

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>>Os pido disculpas por mi actuación durante la reunión con Zirus que os puso en situación complicada. Mi acusación fue errónea. En parte. Si bien Omnios no estaba controlado por la Aniquiladora sigo creyendo que sí fue él quien inició los actos que desencadenaron la contienda y el conflicto con los persas en esta estación, con la consiguiente pérdida de nuestras naves y hombres.

>>Si los persas hubieran querido destruirnos podrían haberlo hecho sin bajarse de las naves, solo con la flotilla de que disponían y en especial con ese Acorazado. Vinieron para exigir nuestra inaceptable sumisión y sacar rédito de nosotros, pero no para atacarnos. Creo que Omnios desencadenó esa máxima. A espaldas del resto.

>>Mi error de juicio en la acusación se debió a que consideré un dato que dio Omnios a todos como válido: que la Aniquiladora tenía la capacidad de abrir y cerrar el Laberinto, el artefacto alienígena, desviando mi atención a mi idea inicial de que, quizás, fueran los creadores del portal quienes lo cerraron. Si lo hubiera hecho la Aniquiladora hubiera supuesto coordinación absoluta con Ritea y que estaban aliados o el Gestor controlado.

>>U Omnios es un mentiroso compulsivo o es, sencillamente, horrendo a la hora de evaluar los numerosos datos que obtiene, llegando a conclusiones muy erróneas y contradictorias en el tiempo. Resulta pasmoso la facilidad con que nos tragamos o consideramos sus afirmaciones. Con un poco de memoria veríamos como el día anterior mantuvo absolutamente la opinión contraria sobre un mismo hecho. O es malintencionadamente embustero y manipulador o tiene un grave defecto de fábrica que lo hace nulo en el análisis de información que le hacen desdecirse con una gran frecuencia. Quizás un poco de ambas.

>>A mi juicio personal, como consejero y analista, Omnios ha estado usando a la Alianza, a todos nosotros, para su propia conveniencia. Ha provocado una guerra, inevitable a corto plazo, pero no creo que por el bien del Racimo ni por el de la Alianza.

>>No obstante, como dijísteis el día anterior y ahora Leónidas secunda, es necesario prepararse para la guerra. Se ha de formar un órgano permanente que no solo represente sino que tenga mando efectivo en la Alianza. De lo contrario los sistemas del Racimo, como tal, están abocados a desaparecer. A no ser que alguno tenga planes personales alternativos...

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- "Creo que tu interpretación de las palabras finales del Embajador Persa es la correcta. Omnios tan sólo quiere manipularos en pos de sus propios intereses ocultos. Forma parte de su juego." -

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¿Os ofende mi forma de hablar, Rey Leónidas? Creí que era lo correcto, faltar al respeto a los dirigentes de los planetas sin que haya consecuencias por ello, como hizo EL CONSEJERO DIPLOMÁTICO Ladi Meyers. Porque no olvidemos que esto eran cohortes diplomáticas.

En cualquier caso, yo no tengo potestad para hablar por Ritea, como dije, y Gestor Omnios parece estar de acuerdo en entrar en la guerra junto al resto de planetas del racimo. Como dije, es decisión suya, no mía.

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Melpurgis estaba agradecido por los cuidados médicos que había recibido en las avanzadas instalaciones médicas, pero no pensaba pasar ni un minuto más de lo absolutamente necesario en aquel lugar. Su nave le esperaba, pero primero estaba el tema de la reunión que ya había comenzado y que podía escuchar a través de una de las pantallas.

-No debe haber duda de que la IA es aliada de los persas o sirve sus intereses de algún modo. Es más, su origen está en la nave de Jerjes. La IA me intentó obligar a realizar un ataque contra las naves espartanas, sin duda para crear una mayor división entre nosotros y para darle a la flota persa una ventaja en la batalla. Un movimiento muy calculado pero que no salió bien para ellos. El coste para mi flota ha sido terrible, pero es solo una primera batalla. Ya volveré a encontrarme con los persas, y entonces estaré preparado.

A pesar de las heridas sufridas, y de la máscara inexpresiva que ocupaba la pantalla, la voz del capitán Melpurgis no dejaba lugar a dudas. Seguía enfadado por el ataque de los persas.

-Estamos en guerra, de eso no me cabe ya ninguna duda. Si alguno de los presentes no lo ve así, creo que debería pronunciarse y tal vez echarse a un lado. Porque la guerra ha sido declarada, y debemos responder. Apoyo lo que ha dicho el Rey Leónidas. Basta de conferencias y de charlas. No sirven en una guerra. Los mercs contamos con naves, y sobre todo con tecnología que podría resultarle muy útil a la Alianza y para poder derrotar a Jerjes. Necesitaría ciertas materias primas y energía para que mis naves estén con todo su potencial para atacar al enemigo. Creo que sería del interés de todos que nos preparemos para la guerra, y la flota merc se ofrece para luchar bajo un mando único sí así se decide. Siempre y cuando se compartan con nosotros esos recursos que he mencionado.

Expurgare no podía esperar más, y prácticamente se arrancaba las vías para acudir a la reunión en persona. Necesitaba estar cara a cara con el resto de mandatarios. Los malditos persas se van a enterar...

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- Las probabilidades son las mismas que si Sargento: Winston os dijera que recapacitarais sobre un error.

Respondo al emisario con un símil para que entendiera que eran muy pocas, aunque le serviría para no pillarle de sorpresa e incluso actuar cuando se dieran, convirtiéndola en un posible aliado, luego las palabras de la ministra se muestran realmente interesantes y no tardo en unirlas a la solicitud de Hades para hablar, aunque resultó en un momento delicado. Sin embargo las palabras de Laertes si merecían intervenir, especialmente tras ver cómo se iban desarrollando los acontecimientos.

- Planeta: Ritea II no exige ningún juicio - resumo - Todos los acontecimientos se han dado por la llegada de Imperio: Persa a una reunión a la que no estaba invitado y con claras intenciones bélicas. Nada habría ocurrido si ese hecho no se hubiera producido. - eso estaba claro para todos, pero era más importante atender a las palabras de Hades - IAV: Hades, estaremos encantados de recibir a esa presencia. Y en deferencia a su persona, propongo posponer los asuntos militares para no contrariarla. Seguro que es ella quién cerró el portal.

Su existencia era la confirmación de muchas teorías, por lo que conocerla era lo mínimo que podíamos hacer y a juzgar por la información obtenida de la fragata, era quien más opciones tenía de haber cerrado la puerta del Laberinto.

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De nuevo había regresado Perséfone de la zona médica, y se había acercado al holograma de su Señor, quedándose un paso por detrás, discretamente. Vio al Glauco Perfecto, y comprendió que ese era el medio que la entidad de la que Hades hablaba había elegido para comunicarse.

Asistió a las declaraciones de los Monarcas y dignatarios, sin inmutarse. Lo que decían no distaba tanto en contenido, quizá sí en la forma, porque cada uno se expresaba según su idiosincrasia, y la de su planeta de origen. No dejaba de ser curioso para alguien como ella, estudiosa de la política y la sociología, pero en realidad era lógico.

Persia les había traído la guerra. Y la Aniquiladora. Y ahora ellos estaban creando la verdadera Alianza de Damocles. No la que había sido durante milenios, voluble e inestable. Ahora nacía una unión real, fuerte. Y necesaria. Sobrevivir...

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No había necesidad de llamar la atención sobre la falta del sargento, no después de que Leónidas le dejara claro a Winston que hablaba con un rey, no con un compañero de correrías. Aprovechó para leer lo que su consejero le mostraba y teclear algunas impresiones al respecto, mientras los acontecimientos se desarrollaban. Sin embargo, ante el comentario del soldado, no pudo más que reír. Una larga carcajada, clara y sincera. 

-¿Creísteis que era lo correcto, ante la "falta" de mi subordinado?-preguntó, aún riendo. Y antes de que se pudiera parpadear, tenía el rifle en las manos. Aquel rifle con el que había disparado al blindado tecnomuerto Exedor y, aún sin ser una reliquia como otras grandes armas, había traspasado su coraza. Sin embargo, una vez lo sacó, lo dejó con calma y cuidado en la mesa ante él... Aunque sin soltar la empuñadura-la lógica indica, dada vuestra defensa de la actuación de Praxímedes, que también creéis correcta su reacción. ¿Estáis totalmente seguro de que sigue siendo lo correcto, sargento Winston?-preguntó con calma y un tono frío, dejando que la amenaza flotara un par de segundos en el aire, para finalmente soltar otra carcajada. 

-No, yo creo que no. Pero os aseguro que tengo mucha mejor puntería que vuestro... Ejem filósofo. Sin embargo, en aras de que yo sí entiendo de diplomacia, y de los usos y respuestas correctos a la palabrería, elucubraciones, chantajes o amenazas, y como muestra de respeto a nuestra anfitriona, me ahorraré pintar la pared con vuestros sesos, cosa que haría sin mucho esfuerzo. Que ya he hecho en innumerables ocasiones sin mucho esfuerzo-remarcó, con naturalidad-en cuanto al juicio, me parece correcto que Ritea no desee llevar a juicio a ninguno de los presentes... Pero no he dicho aún que Atenas no desee que se procese a Praxímedes por intento de asesinato a un componente de la delegación ateniense-añadió, siendo plenamente consciente del peso de lo que estaba diciendo-pero habrá tiempo para eso, más adelante. Ahora tenemos asuntos más importantes que atender. 

-Porque, y debo volver a insistir en ello, por si a alguien no le hubiera quedado claro: estamos en guerra. No es negociable. No es opcional. Todos y cada uno de los que nos hemos reunido en esta estación somos enemigos de Persia, y lo seremos hasta la victoria o la muerte. Pues Jerjes es un monstruo. No entiende de piedad. No entiende de otro modo de gobierno que no sea el sometimiento... Y no consentirá que ninguno de los aquí presentes conserve su cabeza sobre los hombros después de lo ocurrido aquí-dijo, con todo el peso de la certeza, y soltando por fin la empuñadura del rifle para pasar su mirada, una mirada clara y sincera, por todos y cada uno de los presentes-permitid que insista: ninguno. Hoy, Gólgota, la Marca y los Mercs se han unido a la Alianza, les guste o no. Las noticias de lo ocurrido hoy llegarán a los oídos del mal llamado "dios". Y no os voy a decir que vaya a ser fácil. Porque no, no lo será. Persia es poderosa. Rica, próspera y numerosa. Ya infligió una derrota a la mayor fuerza de combate que había visto el Racimo desde no me atrevo a elucubrar cuando, hace no tantos años-dijo el soberano ateniense. Y no mintió: los 300 fueron de victoria en victoria, allá donde fueron, hasta acabar destruidos a las puertas de la misma Persia.

-¿Quiere decir esto que no hay posibilidad alguna? ¿Que más nos valdría saltar sobre nuestras espadas, o beber nuestros cálices envenenados y ahorrarnos una amarga derrota y una muerte dolorosa? Quizás-dijo, con una fría sonrisa-pero yo nunca he sido del tipo que se rinde. Yo estoy dispuesto a luchar. Atenas hoy ha sangrado, amplia y dolorosamente, para intentar comprar un tiempo con el que ya no contamos. Un tiempo necesario, pero del que tendremos que prescindir. Aún así, os aseguro que Atenas luchará. Los héroes-dijo, remarcando esa palabra y señalando al techo, en clara alusión a los cielos-que lo han dado todo hoy, aquí, no serán olvidados. Y antes me pudriré en una fosa sin nombre que jurar fidelidad a Jerjes, me de esa oportunidad una o mil veces-añadió, casi escupiendo esas palabras como el que escupe un trozo de fruta podrida-desde hoy y hasta el día de mi muerte, y más allá de la misma si en algo me he hecho valer ante mis súbditos, Atenas está en guerra contra el sátrapa de Persia. E iremos a la misma solos, o mejor dicho acompañados de nuestros hermanos de Esparta, de ser necesario-sentenció con convicción, mirando con desafío a todos los presentes, menos a Leónidas. El único del que sabía que no se echaría atrás en aquello, pasara lo que pasase. 

-Pero no tiene por qué ser así. Podemos elegir luchar y caer por separado... O luchar juntos. Incluso vencer juntos. Hoy, amigos, hermanos, os tiendo mi mano. Y os pido que me acompañéis en este esfuerzo. Que luchéis y sangréis con nosotros, y que traspaséis las puertas del palacio del tirano persa llegado el momento, cuando por fin separemos su cabeza de sus indignos hombros. En resumen, os pido ser una Alianza. 

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Omnios tiene su propio juego, pero eso ya poco importa. Las cartas están sobre la mesa, y mientras esté dispuesto a combatir a los persas y no actúe en contra de Atenas o Esparta, no dedicaré mayores esfuerzos a pararle los pies. Ahora solo nos queda combatir a Jerjes y buscar la victoria contra él. 

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La Marquesa había llegado a la reunión precedida de Trescaras. Parecía cansada, con sus ojeras más marcadas y el pelo algo alborotado. Aún así mantenía aquella orgullosa pose, gélida, que sólo relajó un segundo, cuando su mirada se cruzó con la de Perséfone y le guiñó un ojo, veloz.

Se sentó en un lugar en el que no llamara demasiado la atención, pero tampoco donde pareciera ausente. Como planeta neutral no le correspondía a ella participar más que de anfitriona en la Reunión de la Alianza. No había sido el papel estelar que se había planteando en la cabeza cuando la Alianza propuso celebrar aquel cónclave en sus dominios. Tampoco hubiera podido imaginar que la Alianza, la que tenía idealizada en su cabeza, se había convertido en poco más que un teatro de guiñol, de esos que en el Castillo los bufones montaban para entretenimiento de su Corte. Al igual que aquellos divertidos espectáculos podía apreciar cláramente los hilos que movían las marionetas y hacia dónde se dirigían estos.

El marionetista.- Sonrió de medio lado. Ahora le tocaba hacer lo que siempre había hecho. jugar con las cartas de las que disponía.

No tomó la palabra para decir que ella también se había reunid con los persas. Ya lo había declarado delante de todos y cada uno de los presentes. Era divertido ver que no había sido la única, sí en decirlo previamente, sino que iban saliendo con cuenta gotas los demás, para decepciones y sorpresas de otros.

Mais c'est fini le temps des rêves
Les souvenirs se fanent aussi
Quand on les oublie

La melodía de una de sus canciones favoritas resonaban en su cabeza, abstrayéndole de la Iculisma, llevándola a la comodidad de su Castillo, a la belleza de la superficie de la Marca. El tema del juicio a Ladi Meyers, Helicaón y Praxímedes, volvió a centrar su atención en el debate. El Gestor Omnios era generoso, olvidando la afrenta tan enconadamente defendida por el Sargento Winston. Era todo un detalle.

Caramels, bonbons et chocolats
Merci, pas pour moi
Mais tu peux bien les offrir à une autre
Qui aime le vent et le parfum des roses
Moi, les mots tendres enrobés de douceur
Se posent sur ma bouche mais jamais sur mon coeur

Luego estaba Leónidas. La Marquesa hizo un gesto casual para taparse la boca y que no se viera la sonrisa en sus labios. Le hubiera gustado ser un tipo maleducado y obsceno como él para estallar en una carcajada y golpear la mesa con estruendo y no una delicada mujer y abnegada anfitriona. La pareja espartana-ateniense se le antojaba un dúo cómico ahora. Necesarios, desde luego. Les agradecía su presencia para haber acabado con los atacantes persas y traidores marqueños en la Iculisma, pero no veían más allá de sus narices. Tenían los hilos que manejaba el marionetista saliéndoles de sus extremidades y eran incapaces de verlos. ¡Qué bien entretenidos iban a estar con la Guerra! Hasta Laertes se erigía como el posible dirigente de esta "nueva Alianza", unida ante un enemigo común, cuando hacía unas horas, ante la amenaza del mismo enemigo, sólo había mostrado su ya manido sarcasmo.

Encore des mots toujours des mots
Les mêmes mots

Rien que des mots

Des mots faciles des mots fragiles
C'était trop beau

Cuando consideró que había pasado suficiente tiempo, se removió inquieta en su lugar para luego carraspear, llamando así la atención de los presentes.

- Pueden permanecer aquí, en la Iculisma el tiempo que deseen.- Informó, pues parecía que algunos no deseaban volver a sus planetas con presteza. Otros ya habían declarado con anterioridad las ganas de marchar, como el bueno de Melpurgis, el de la sangre blanca. El tratamiento de sus heridas le había traído recuerdos de su Terra natal. Cuando uno vivía tantos años el sentimiento de permanencia al lugar donde uno había nacido se difuminaba.- Si me lo permiten me gustaría realizar la autopsia de los esbirros persas, en presencia de los representantes de Arcadia, si lo desean.- Cualquier cosa que pudieran averiguar de las técnicas usadas por los  persas podrían venirles bien.- Mientras Trescaras se ocupará de interrogar a los prisioneros persas y los traidores marqueños capturados que han sido enviados a las celdas del castillo. Les mantendremos informados de todo, por supuesto.

Ahora sí. El asunto más importante, la comunicación con aquella presencia misteriosa, iba allegar. La Marquesa sentía una tremenda curiosidad de saber si su teoría era cierta.

HAN TRANSCURRIDO OTROS QUINCE MINUTOS:

AÑO: 783 D.

MES 2: METAGITNIÓN.

MENÓS PHTHINONTOS: LA DÉCADA DEL MES QUE SE ACABA.

DÍA: 29 ENÉ KAI NÉA.

HORA LOCAL: 04:30.

La seriedad era el puro reflejo del rostro del Emisario de Urban, sus ojos iban hacia todos los mandatarios de las diferentes delegaciones que formaban la Alianza de Damocles. Notaba algo de mal estar ante los comentarios de los juicios, poco le falto para saltar. Los pensamientos del Emisario eran muy sencillos, estaban en guerra y esos asuntos mundanos de los juicios carecían de sentido, los dos fueron heridos, los dos están vivos por lo que no hay ningún problema que resolver ni tratar, solo sería una pérdida de tiempo y una distracción. Decidió no intervenir ya que la atención se centró en el ser de color plateado, el glauco. Al escuchar las palabras del suprahumano Helicaón el Dorado, la figura del mandatario de Gólgota se giró para observar mejor al nuevo integrante del grupo.

Las palabras de Gestor y Hades hicieron que Urban se interesara más en el glauco que había llegado, parecía ser que aquella extraña y desconocía energía logró apoderarse de ese ser y tal vez quiera comunicarse con ellos.

Ante las palabras del Rey Leónidas y el Rey Laertes, el emisario de Gólgota solo dijo una frase – “Gólgota se unirá a la Alianza de Damocles para ir a la guerra contra los persas, contad con nosotros.” – allí mostró su deseo de pertenecer a la Alianza, posicionándose a ser partícipe de la épica batalla.

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DÍA: 29 ENÉ KAI NÉA.

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Al parecer, ha quedado claro en los presentes que la guerra ya no puede ser denominada opción, pues ya ha empezado, queramos o no. Ahora, lo único que se debate es si lucharemos solos o unidos. Arcadia es uno de los planetas más poderosos del Racimo pero de nada servirá si debe enfrentar a los persas en solitario.

Me pongo de pie después de las palabras de Laertes y proclamo en voz alta, para que sea oído por todos:

 - "Las naciones de Atenas y Esparta no marcharán a la guerra solas. Arcadia irá con ellas."

Sé que tampoco tengo otra opción y digo lo que todos ya saben:

 - "Aunque jamás fue intención de Arcadia el unirse a los persas, firmé mi declaración cuando acabé con el Inmortal Darío y el Embajador Ziro. No hay vuelta atrás para nuestra nación y nuestro destino será enfrentar a Jerjes y sus huestes hasta la victoria o la muerte."

Digo citando las palabras del Rey Laertes mientras le miro a los ojos y asiento con mi cabeza, en señal de que tiene nuestro completo apoyo. La Alianza de Damocles acaba de sumar a Gólgota y estoy seguro de que no serán los únicos.

Respondo a la Marquesa su intención de realizar autopsias:

 - "Helicaón irá para presenciar el procedimiento. Su palabra será completa representación de los intereses Arcadianos durante el procedimiento."

Omito el asunto con el encargado de seguridad de Ritea pues no es algo de mi interés. Que el tipo no sepa con quienes habla ni cual es su posición no es un problema que importe a mi mundo. Solamente en caso de que exija algo de Helicaón, será de nuestro interés pero, por su bien, espero que eso no suceda.

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HORA LOCAL: 04:30.

El monarca de Cripta guarda silencio durante largos instantes para, finalmente, hacer que su imagen vibre, y se ponga en pie, para mirar al rey Laertes. 

- Rey Laertes, como ya indiqué, apoyaremos a la Alianza de Damocles. Quiero señalar que entiendo que los planetas de la Alianza de Damocles nos enfrentamos a enormes peligros. Por un lado está Persia, por otro, con toda probabilidad, Terra. Creo que solo una unión militar y táctica de nuestros planetas puede ayudarnos. También creo que nuestra obligación es centrarnos en la defensa, salvo que, bien del lado persa, bien del lado de Terra, se nos garantice y de suficientes pruebas para la independencia del Racimo. No estoy dispuesto a ser súbdito ni de Persia, ni de Terra. Y confío la dirección militar de la Aliaza a los reyes Leónidas y Laertes. Sin embargo, y como igualmente ha dicho el Gestor Omnios, solicito que la discusión militar quede aplazada hasta que oigamos lo que nuestro nuevo invitado debe decirnos.

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El capitán merc golpeó la mesa con el puño, y se levantó de la silla donde se había sentado. -Mi flota se unirá a la Alianza contra los persas, bajo el mando de los reyes Laertes y Leónidas.

En un primer momento, cuando Expurgare había llegado a la reunión, había tenido prejuicios hacia aquellos dos hombres. Pero la situación había cambiado radicalmente, y eran sin duda los mejores para liderar la Alianza en tiempos de guerra. -Confío en que más naves de los mercs se nos unirán para luchar contra los persas. La Cuna de Perros es capaz de resistir la IA Aniquiladora de Mundos, y nos puede dar una ventaja importante en la guerra. Pero ya hablaremos de detalles. De momento..., e hizo una pausa para darle formalidad al anuncio antes de terminar diciendo: -¡el capitán Expurgare Melpurgis de los mercs se une a la alianza!