Partida Rol por web

-¡Maldición! -exclamó Errol desde lo "alto" del tejado. Una saeta de ballesta había zumbado cerca de su cabeza y eso le había obligado a retroceder, lo que en combinación con la humedad sobre la construcción y la poca amplitud para realizar maniobras podría desembocar en toda una tragedia. Afortunadamente Errol debía tener algo de gato en sus venas, porque aunque se tuvo que dejar caer de vuelta al suelo, cayó más o menos bien, con todas las partes de su cuerpo dispuestas para no abrirse la crisma y morir de forma bastante tonta- Esa pareja de malandrines tiene ballestas y casi me atrevería a decir que saben cómo usarlas. Sólo mis reflejos felinos han evitado que acabara con un tercer ojo... Y prometo que yo no empuñaba arma alguna, vamos, que ni le he saludado... Se han atrincherado detrás de una mesa de madera, tienen una maza y un mandoble.

—¿Y os extraña?—Niren, cruzada de brazos y apoyada contra un árbol frunció el ceño, mirando a Errol y a Redwin alternativamente—. ¿Vosotros no harías lo mismo si un tipo con complejo de araña al que no has visto en tu vida se te cuela por el techo después de que su amigo te haya ladrado "cortesmente" que le abras la puerta a base de aporrearla? Supongo que eso os convertiría en criaturas malvadas y viles también.

La tiefling resopló haciendo rotar los ojos en redondo.

—Esto es una estupidez del tamaño de Aguas Profundas, no voy a pelearme con dos desconocidos sólo porque han llegado a un refugio antes que yo. Por una vez creo que prefiero dejar hacer a la guardia—miró a Valeria—. Pero que no sirva de precedente.

—¡Habéis sido advertidos! ¡Tengo una descripción completa de vosotros! —no mentía, Valeria los había visto gracias a su ojo mágico—. Seréis reportados a la guardia de Nevesmortas y se os considerará en busca y captura por obstrucción a la justicia, agresión y presunto bandidaje.

La capa revoloteó cuando su dueña se giró para dirigirse a grandes zancadas a su caballo. Se subió a Oscuridad con más rapidez que dignidad.

—Voy a reportar esto a Mannock. Os alcanzaré más tarde.

-Eso solo es perder el tiempo -dijo Redwim a la par que cerraba el pequeño visor de su yelmo -Nosotros somos ahora la guardia que debe traer la tranquilidad a estas tierra.

El caballero se alejó un par de pasos de la puerta dispuesto a embestirla.  

-¡NOSOTROS MARCAREMOS LA DIFERENCIA ENTRE UNAS TIERRAS ASOLADAS POR LOS MALEANTES Y UNAS TIERRAS SEGURAS DONDE TODOS PUEDAN VIVIR EN PAZ!

Para Redwim las cosas estaban claras y lucharía por su creencia del bien aunque tuviera que luchar solo hasta morir.

Niren lo intentó, pero no pudo evitar estallar en carcajadas. Enseguida se tapó la boca con las dos manos para intentar que no se notase tanto.

—¡Por las seiscientas sesenta y seis capas del abismo! ¡No puedes estar hablando en serio! ¿Quién nos ha nombrado guardias? Juro que me lo he perdido—miró a Valeria—. ¿En serio piensas dejar que vayan por ahí soltando semejantes mamarracha.... ¡ey!

Al darse cuenta de que la maga se iba a ir (la pilló subiendo al caballo) echó a correr detrás de ella.

—¡Espera un momento que voy contigo a dar un paseo! Capaz es alguien de echarme a mí la culpa de este disparate. No sé quién, pero alguien. Fijo.

Niren se detuvo al lado del caballo y miró a Valeria.

—¿Puedo subir detrás?—dijo sonriendo con socarronería de oreja a oreja—. Prometo llevar las manos en alto para que no temas por tu bolsa de monedas si así te quedas más tranquila...

-Bueeeeno. Pues esto puede ser de lo más interesante -comentó Errol en voz alta, pero más para si que para nadie más, especialmente teniendo en cuenta los gritos que se estaban dando a su alrededor. Y mientras lo decía observaba el caos de actividad a su alrededor:

La cuenta estaba en un minotauro que se alejaba a zancadas (¿es aplicable "zancada" a alguien con pezuñas en los "pies"?), la "guardia" que montaba y se disponía a salir de allí, la "simpática" tifling tras la "guardia", Redwim el "llanero solitario", tal vez la persona con las ideas más claras del "grupo", a punto de embestir la puerta y entrar en la pequeña cabaña a fuego y sangre, y Errol, ¿qué haría Errol?

Errol sonrió y se puso a un lado de la puerta, dejando que Redwim hiciera su trabajo, parapetándose para no ser el primero en recibir un disparo de ballesta. Con la de armadura que llevaba el veterano guerrero seguro que rebotaría antes de hacerle nada... La cosa se había transformado en un dos a dos, estando los defensores parapetados en un lugar estrecho, así que ahora comenzaban a estar las cosas igualadas. La diversión estaba a punto de comenzar. Lo curioso es que la disposición de Errol era más para una pelea de bar que para una batalla, ni se había molestado en sacar su espada.

-Tengo un frasco de fuego alquímico, pero sería una lástima desperdiciarlo en esto -comentó como si tal cosa.

Un silencio fue la única respuesta que recibió la Guardiana Sortilega ante sus amenazas.
Montados en el imponente semental sombra, Valeria y Niren se alejaron rápidamente sin mirar atrás!

-Aquí te esperamos, señor , llevas hablando mucho y nada de nada -Recibió de respuesta Redwin ante sus gritos que él creía, honorables. -Y dile a tu amigo malnacido que la próxima no fallo!. De nuevo, la persuación no parecía funcionar con las personas que se encontraban adentro, estaban definitivamente decididos a no dejar entrar a nadie a las buenas.

- Prefiero no atacar sin provocación previa ni prueba alguna de que sean bandidos. Busquemos otro refugio, una piedra que resguarde del aire será suficiente para plantar una tienda. -Dijo el minotauro, mientras empezaba a alejarse unos pasos del grupo.

Por su lado, el inquieto hombre delgado y rubio, empezó a escalar las paredes de la casa para observar desde arriba, mientras la maga de pelo negro pronunciaba unas palabras raras y su ropa empezaba a irradiar una tenue luz brillante. -¡Abran en nombre de la Guardia Sortílega de la Marca Argéntea! Si se resisten a la autoridad se les tratará como a forajidos.- Dijo tan pronto terminó su encantamiento.

- Peleareis sin mí, aviso de nuevo, yo no me peleo sin motivo... -Volvió a enfatizar el minotauro, envainó su arma y se alejó un poco- No curaré a los heridos. Estáis preocupándoos por si son bandidos, pero sois vosotros los que queréis asaltar a dos personas que no han hecho nada y matarlas a golpes solo porque prudentemente no se fían de las intenciones de un grupo de aventureros armados más numeroso que ellos. Os las apañaréis sin mí. Si sois un grupo de ladrones, como estáis demostrando, tampoco continuaré con vosotros.

-Si ellos no tienen ninguna maldad en sus intenciones, no deben temer de nosotros- Le respondió el enorme guerrero que portaba varias armas encima, parecía que una discusión empezaba a armarse dentro del grupo.

-¡Maldición! -exclamó Errol desde lo alto del tejado. Una saeta de ballesta había zumbado cerca de su cabeza y eso le había obligado a retroceder, lo que en combinación con la humedad sobre la construcción y la poca amplitud para realizar maniobras podría desembocar en toda una tragedia. él debía tener algo de gato en sus venas, porque aunque se tuvo que dejar caer de vuelta al suelo, cayó más o menos bien, con todas las partes de su cuerpo dispuestas para no abrirse la crisma y morir de forma bastante tonta- Esa pareja de malandrines tiene ballestas y casi me atrevería a decir que saben cómo usarlas. Sólo mis reflejos felinos han evitado que acabara con un tercer ojo... Y prometo que yo no empuñaba arma alguna, vamos, que ni le he saludado... Se han atrincherado detrás de una mesa de madera, tienen una maza y un mandoble. - Al menos sabían a lo que se enfrentaban allá adentro.

—¿Y os extraña?— Dijo la Tiefling cruzada de brazos—. ¿Vosotros no harías lo mismo si un tipo con complejo de araña al que no has visto en tu vida se te cuela por el techo después de que su amigo te haya ladrado "cortesmente" que le abras la puerta a base de aporrearla? Supongo que eso os convertiría en criaturas malvadas y viles también. Esto es una estupidez del tamaño de Aguas Profundas, no voy a pelearme con dos desconocidos sólo porque han llegado a un refugio antes que yo. Por una vez creo que prefiero dejar hacer a la guardia—miró a la Maga—. Pero que no sirva de precedente.

—¡Habéis sido advertidos! ¡Tengo una descripción completa de vosotros! —Dijo la maga, convencida completamente de sus palabras—. Seréis reportados a la guardia de Nevesmortas y se os considerará en busca y captura por obstrucción a la justicia, agresión y presunto bandidaje. -La capa revoloteó cuando su dueña se giró para dirigirse a grandes zancadas a su caballo. —Voy a reportar esto a Mannock*. Os alcanzaré más tarde.

-Eso solo es perder el tiempo -dijo el guerrero armado a la par que cerraba el pequeño visor de su yelmo -Nosotros somos ahora la guardia que debe traer la tranquilidad a estas tierra. El caballero se alejó un par de pasos de la puerta dispuesto a embestirla. -¡NOSOTROS MARCAREMOS LA DIFERENCIA ENTRE UNAS TIERRAS ASOLADAS POR LOS MALEANTES Y UNAS TIERRAS SEGURAS DONDE TODOS PUEDAN VIVIR EN PAZ!

—¡Por las seiscientas sesenta y seis capas del abismo! ¡No puedes estar hablando en serio! ¿Quién nos ha nombrado guardias? Juro que me lo he perdido—miró a la maga de nuevo, al parecer, aqeulla mujer mágica era algun tipo de guardiana, quizá guardiana sortilega, aquellos magos entrenados en Argluna para servir la ciudad y la marca.—. ¿En serio piensas dejar que vayan por ahí soltando semejantes mamarracha.... ¡ey! Al darse cuenta de que la maga se iba a ir (la pilló subiendo al caballo) echó a correr detrás de ella. —¡Espera un momento que voy contigo a dar un paseo! Capaz es alguien de echarme a mí la culpa de este disparate. No sé quién, pero alguien. Fijo. -Y Así, ambas mujeres, una humana y una tiefling, se alejaron montadas en el imponente semental negro.

Guardias mágicos, trepaparedes, minotauros que no deseaban combatir pero, aparentemente podían curar.

Curiosamente los más "malvados" de los presentes eran quienes se comportaban en forma más honorable. Pero no todos se iban. El aasimar tomó su arco y empulgó una flecha sin saber todavia a quien debería defender... sin tener claro quienes eran los agresores y quienes los agredidos.

Las acciones lo confundían. Lo cierto es que el único disparo había salido desde dentro de la cabaña, pero las actitudes de los que la rodeaban lo habían provocado "Lis sabría que hacer en un caso así" se planteo inmerso en sus propias dudas

-Deja el fuego para otra ocasión Errol-dijo Redwim mientras inspiraba profundamente.

Una zancada y un pequeño salto hicieron que las docenas de libras de musculo hueso y metal del caballero chocaran contra la puerta, pero por desgracia era más recia de lo que parecía, así que el hombretón rebotó contra las laminas de madera y trastabilló levemente.

-Maldita...-dijo a la par que pensaba en cargar nuevamente contra la puerta.

-Espera un momento -se dijo a si mismo mientras se acercaba a Errol.

-¿Es complicado subir al tejado?, tal vez podamos ser más efectivos si yo entro desde el agujero desde el tejado y les sorprendo. Te están esperando a ti y no a un tipo como yo y mientras vosotros podéis... no no no -dijo mientras movía la cabeza emocionado por su idea - aún mejor, subiremos los dos mientras él -señaló a Bourdain -golpea la puerta con mi escudo con todas sus fuerzas, no tiene que abrir la puerta, solo hacer que piensen que aún estoy aporreandola y mientras, nosotros subimos al tejado y de un salto nos plantamos dentro.

Sus gestos eran de una satisfacción plena. En su cabeza, el descabellado plan debía sonar lógico, pero entraba dentro de sus ideas de un asalto y probablemente lo que más le entusiasmaba era la idea de saltar al interior desde el tejado, cosa que nunca había hecho antes

-Si todo va bien, se sorprenderán tanto, que nos dará tiempo a desarmarlos y ver claramente sus intenciones...

-Un caballero debe saber aprovechar todas las posibilidades...

Está claro... pero veamos si realmente intentan entrar y, como dije, la idea no es dispararles a ellos sino a la puerta, por lo menos para que lo piensen.

Si me ven (casi seguro) ya hablaré... (y con suerte el satiro me reconoce) y si es necesario me convertiré en lobo para irme y/o atacarlos, según como reaccionen

-Redwim, ese techo tiene un agujero, pesas mucho, cederá... No creo que sea el tipo de entrada triunfal que estuvieras pensando. ¿Y si te echo una mano con esa puerta? A ver, déjame probar a mi... -y sin más, Errol actuó, que era lo que se le daba bien. Bueno, normalmente, porque la puerta demostró ser más fuerte de lo que parecía- Maldición -dijo mientras se frotaba el hombro dolorido- Esto se tiene que poder arreglar de otra manera. Ummm. Vale, las bisagras están aquí y el travesaño aquí. Unos buenos golpes y se acabó...

Errol "preparó el terreno" empleando unas piedras con algo de "filo", dió unos golpes aquí y allá y, cuando lo consideró apropiado, se puso junto a Redwim (que seguramente asistía anonadado a la actividad del otro aventurero) y finalmente le dijo:

-A la una, a las dos y a las...

El caballero observaba el trabajo de Errol. La idea de subir la tejado aún estaba revoloteando por su cabeza, cuando su compañero cogió algo de impulso y...

El golpe fue tremendo y aunque Redwim esperaba ver un Errol rebotando nuevamente contra la puerta, no fue así. En su lugar, un estruendo y el crujir de la madera, dio paso a que la figura del hombre desapareciera en el interior de la casa, así que Redwim no perdió ni un instante. Su amigo podía verse en un serio aprieto si le pillaban desprevenido, así que corrió hacia el interior de la casa y con un poderoso salto entró por el hueco de la puerta dispuesto para el combate.

Solo esperaba que aquello que había notado algo blando bajo su bota, no fuera ninguna parte del pobre Errol y que este se encontrara ahora a cubierto.

-¿Estas bien Errol?-dijo a sus espaldas-y vosotros...RENDIROS! 

Pashma se sentó a esperar, estaba a menos de 30 pies pero no intervenía en la escena. Sin embargo no pudo evitar levantar de nuevo la voz en una última petición.

- Dejadlo, estáis dos contra dos, ellos están dentro y os esperan con lo que tienen toda su ventaja, y yo no voy a curar a los heridos. Si os matan no tendré el más mínimo remordimiento, y si matáis vosotros a alguien sí lo tendré por no haberlo impedido... 

La puerta se abrió de un solo golpe, activando una trampa puesta rápidamente. Una cuerda haló el gatillo de una ballesta colocada cerca al techo, una trampa rústica que para fortuna de Errol, apuntaba mal.

Los dos hombres, claramente reflejaban miedo en sus ojos, el primero disparó contra Errol, pero la saeta se clavó en la madera, a tan solo unos centímetros de la cabeza del rubio.

El rostro de los hombres pasó a ser de pánico, tras ver pasar por la puerta, con un poderoso salto, a un tanque humano, Redwin con cara sadica entró en escena con toda la potencia. El segundo hombre disparó su ballesta a el hombretón, y logró impactar en una de las placas de su armadura, penetrandola lo suficiente para rasguñarlo.

Ambos hombres arrojaron sus ballestas al suelo, y pretendían coger sus armas en el suelo.

El Hombretón y el flaco discutían la mejor forma de entrar. El caballero preguntó si era muy difícil entrar por el techo, si era muy dificil escalar y atacarlos desde arriba, pero El hombre rubio respondió con una negativa.

El Minotauro seguía protestando y amenazando con no curar a los heridos. Mientras escuchabas atento a lo que decía, El hombre delgado hizo un rápido movimiento y se abalanzó con todo el impulso y el peso de su cuerpo contra la puerta. Esta se abrió de un sopetón, activando una trampa de ballesta que falló por poco.

Otra saeta proveniente del interior, se clavó en la puerta, apenas a unos centímetros de distancia del intruso [Errol]. El caballero con un grito que pareció más un rugido, entró a toda prisa y realizó un poderoso salto que cubrió varios metros, hasta la entrada. Otra saeta proveniente del interior lo recibió con el impacto en una de las placas de su armadura, una herida apenas superficial.

-¡Rendíos, malandrines! ¡Ya hemos superado todo lo que os daba ventaja y ahora quedará patente vuestra inferioridad ante la ley! -dijo Errol sacando su arma con un solo movimiento fluido, acompañado de un teatral saltito, rápidamente seguido de una estocada baja y bien apuntada al hombro de uno de los hombres.